lunes, 6 de febrero de 2017

JESÚS ES LUZ PARA NOSOTROS



JESÚS ES LUZ PARA NOSOTROS



Jesús es luz para nosotros, ilumina nuestra vida porque su manera de vivir es luminosa, convincente.

La luz de Jesús, no simplemente sus palabras, su mensaje, sino todo Jesús, su manera de actuar, su entrega, su coherencia, todo Jesús es Luz.

Se ha iluminado nuestra vida porque vemos vivir a Jesús: ésa es la primera y mejor revelación de Dios. Y por tanto, la luz que ofrecemos no es ante todo un mensaje de palabras sino una manera de vivir que convence, que salva, que es capaz de mostrar a todos el sabor de la vida.

Jesús sí que es para nosotros cirio encendido que se quema para iluminar.

Jesús sí que es para nosotros la sal que da sabor a todo, a vivir, a trabajar, descansar, triunfar, fracasar, estar sano y enfermo, morir… a todo: toda nuestra vida tiene sabor a Jesús, nuestra sal.



José Enrique Ruiz de Galarreta

SÉ LUZ EN EL MUNDO


Sé luz en el mundo



El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y con la palabra. Jesús te anima a hacer brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ti (Mateo 5,13-15). Cada uno tiene posibilidades distintas, pero no menos importantes. Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas.

Si puedes ser una estrella en el cielo,
sé una estrella en el cielo.
Si no puedes ser una estrella en el cielo,
sé una hoguera en la montaña.
Si no puedes ser una hoguera en la montaña,
sé una lámpara en tu casa.

Esto me hace recordar un aviso para cierta celebración, cuya ambigüedad hizo sonreír a todos los presentes: “El párroco encenderá su vela en la del altar. El diácono encenderá la suya en la del párroco, y luego encenderá uno por uno a todos los fieles de la primera fila”. Ojalá que todos fuéramos antorchas vivientes de Cristo Jesús “luz del mundo”, para iluminar a tantos que todavía “yacen en tinieblas y sombras de muerte”. Que Dios, que “es luz y en quien no hay tiniebla alguna”, te bendiga e impulse a tu misión


* Enviado por el P. Natalio

QUÉ HACER ANTE UN HIJO CAPRICHOSO?



¿Qué hacer ante un hijo caprichoso?
Autoridad y Disciplina



La importancia vivir la autoridad familiar en forma de normas, límites, valores


Fuente: LaFamilia.info 



El objetivo del ejercicio de la autoridad, es formar el carácter y la voluntad de los hijos, de modo que cuando crezcan puedan afrontar de la mejor manera los desafíos de la vida. Por eso hay que prestarle atención cuando un niño presenta actitudes caprichosas con frecuencia, pues quiere decir que hay fallas en la autoridad paterna y es necesario hacer correctivos.
¿Qué hace a los hijos caprichosos?
En realidad nadie nace caprichoso, es la educación recibida la que permite o motiva de algún modo, a que los hijos desarrollen este tipo de comportamientos. Concretamente las siguientes actitudes de los padres conducen a que los hijos se vuelvan caprichosos: la sobreprotección, impedir o resolverles la mayoría de los problemas, evitarles cualquier esfuerzo o responsabilidad y ser demasiado complaciente con sus deseos.
De igual manera, Francisco Gras desde su blog Escuela de Padres agrega lo siguiente: “Las actitudes egoístas, perezosas, pasivas y poco colaboradoras de algunos hijos, que solamente hacen lo que les gusta o les apetece, pueden ser la consecuencia de tener o haber tenido todo y más que lo necesario, sin haber hecho nada para conseguirlo. No han debido entender, que quien quiere algo debe esforzarse para conseguirlo, para no crecer como personas infantiles, egocéntricas y caprichosas.”
Señales de un niño caprichoso


Los autores Ma Ángeles Pérez y Francisco Javier Rodríguez, describen a continuación algunas de las conductas caprichosas y perezosas que deben atenderse a tiempo:
  • - El niño o joven intenta salirse con la suya y se queja con frecuencia. Usa expresiones como: es una injusticia, no hay derecho, no es culpa mía...
  • - Sólo come algunas cosas que le gustan, y en ocasiones abusa de ellas.
  • - No tiene en cuenta las normas de convivencia y de educación.
  • - No obedece si no es en última instancia, y con frecuencia por temor a consecuencias mayores.
  • - No hace sus tareas escolares con esmero, incluso procura eludirlas.
  • - Ante sus pertenencias y las de los demás, muestra descuido y desorden.
  • - Suele ser impuntual tanto para empezar como para finalizar. Al hacerlo así actúa de forma desconsiderada con los que le esperan.
  • - No tiene en cuenta a los demás, sino que su conducta se rige por la atracción que supone lo que esté haciendo o la repulsa que le suponga lo que va a hacer.
¿Qué hacer ante un hijo caprichoso?
Lo primero y más importante: darse cuenta de que el hijo es caprichoso, y que algunas actitudes propias han incitado a que esto ocurra. Reconocer que ha fallado, no lo convierte en un mal padre, todo lo contrario, de los errores salen grandes aprendizajes y versiones mejoradas.
El paso a seguir sería preguntarse y analizar: “cuándo, dónde, cómo, cuánto, por qué y para qué los hijos son caprichosos. Sus respuestas les servirán para encontrar soluciones que ayuden a modificar el comportamiento caprichoso de los hijos” recomienda Francisco Gras.
Un niño caprichoso será un adulto con muchas dificultades. Es importante atender estas señales y tomar correctivos. Una intervención a tiempo puede cambiar el rumbo de todo. En los siguientes artículos brindamos pautas concretas a realizar dependiendo de la causa del capricho:
Los padres con niños consentidos, producen adolescentes agresivos.Ambos se convierten en víctimas: Como formar a los hijos sin tener que consentirlos de una manera que los lleve a ser agresivos teniendo una educación contraproducente.
Claves para corregir a un niño desobediente: Aunque el aprender a obedecer parece un valor a inculcar solamente en los niños, toda persona puede, y debe, procurar su desarrollo.
10 Ocasiones para inculcar, fomentar y practicar el “minuto heroico”. Sus valores y virtudes: El minuto heroico es una forma de fomentar las virtudes humanas y controlar la personalidad de cada uno, normalmente en beneficio propio o de terceras personas.
La templanza y la fortaleza: La fortaleza nace en la cabeza y vive a partir de un centro medular de ideas y convicciones sostenidas por la fe.

CINCO MINUTOS DE MARÍA, 6 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 6



Una de las bellísimas invocaciones de las letanías con la que invocamos a la dulce Virgen María es “Reina de la paz”.

No solamente porque la paz social nos va a venir por la intercesión de la Virgen María, según ella misma nos prometió en sus apariciones de Fátima, sino porque la Virgen nos da la paz del alma. Ella gozó de una auténtica y profunda paz en su alma, porque siempre estuvo habitada por el amor de Dios: la intimidad del alma de María fue tranquila y serena, mansa y pacífica, su Corazón no conoció turbulencia ni agitación.

¿Quién no quiere gozar de paz? ¿Quién no busca la paz exterior e interior? Pero no podremos gozar de paz exterior si no la conquistamos primero interiormente. Si no vivimos en paz con nosotros mismos mal podemos vivir en paz con los demás.

Que como la Sagrada Familia de Nazaret, sepamos crecer en unión, trabajo y amor al servicio del Reino.


* P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO: QUIERES SER LIBRE? SÉ ENTONCES ESCLAVO DEL AMOR


Papa Francisco: ¿Quieres ser libre? 
Sé entonces esclavo del amor
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 06 Feb. 17 / 05:27 am (ACI).- El Salmo 103 fue en esta ocasión protagonista de la homilía del Papa Francisco en la Misa que ofició, como cada mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Allí el Pontífice invitó a ser esclavo del amor pues de esta manera uno es totalmente libre.

“Qué grande eres Señor”, es “un canto de alabanza”, dijo el Papa. “El Padre trabaja para hacer esta maravilla de la creación y para hacer con el Hijo esta maravilla de la recreación”, explicó.


Francisco se preguntó por qué Dios ha creado el mundo y señaló que “simplemente para compartir su plenitud, para tener alguno al que dar y con el que compartir su plenitud”. Y en la recreación hace “de lo feo algo bonito, del error algo cierto, de lo malo algo bueno”.

“Cuando Jesús dice: ‘El Padre siempre obra, también yo obro siempre’, los doctores de la ley se escandalizaron y querían matarlo por esto. ¿Por qué? Porque no sabían recibir las cosas de Dios como un don. Solo como justicia: ‘Estos son los mandamientos. Pero son pocos, nosotros hacemos más’. Y en lugar de abrir el corazón al don, se han escondido, han buscado refugio en la rigidez de los mandamientos, que ellos habían multiplicado hasta 500 o más. No sabían recibir el don. Y el don solo se recibe con libertad. Y estos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da; tenían miedo del amor”.

Francisco continuó: “por esto hoy hemos dicho ‘Señor eres grande’. ‘Te quiero mucho, porque me has dado este don. Me has salvado, me has creado’”.

“Esta es la oración de alabanza, la oración de alegría, la oración que nos da alegría en la vida cristiana. Y no esa oración cerrada, triste de la persona que nunca sabe recibir un don porque tiene miedo de la libertad que siempre lleva consigo un don. Solo sabe hacer el ‘deber’, pero el deber cerrado. Esclavos del deber, pero no del amor. ¡Cuando uno es esclavo del amor es libre! Es una bella esclavitud esta, pero ellos no lo entendían”.

Para el Papa hay 2 “maravillas del Señor”: “la maravilla de la creación y la maravilla de la redención, de la recreación”. “¿Cómo recibo yo esto que Dios me ha dado –la creación– como un don? Y si lo recibo como un don, ¿amo la creación, la cuido?”.

“¿Cómo recibo la redención, el perdón que Dios me ha dado, el hacerme hijo con su Hijo, con amor, con ternura, con libertad o me escondo en la rigidez de los mandamientos cerrados, que siempre son más ‘seguros’ pero no te dan alegría, porque no te hacen libre?”, se preguntó.

“Cada uno de nosotros puede preguntarse cómo vive estas dos maravillas, la maravilla de la creación y más todavía la maravilla de la recreación. Y que el Señor nos haga entender esto que es tan grande, y nos haga entender lo que Él hacía antes de crear el mundo: ¡amaba! Que nos haga entender este amor hacia nosotros y que podamos decir –como hemos dicho hoy– ‘¡Eres tan grande Señor!, ¡Gracias, gracias!'”.


Salmo responsorial comentado por el Papa:

Salmo 104:1-2, 5-6, 10, 12, 24, 35

1 ¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad,
2 arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
5 Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.
6 Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas;
10 Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan;
12 sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda.
24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.
35 ¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!

FELIZ SEMANA!!!


domingo, 5 de febrero de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 5 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 5



Momento a momento la Virgen María se fue dando a Dios y se nos fue dando a nosotros, pues la razón de ser de María, el porqué de su existencia, fue el ser Madre de Dios, pero precisamente Madre de un Dios Redentor.

Ella pensaba a cada momento en la donación de sí misma para nuestra salvación, porque ella con su Hijo Jesús se entregó por nosotros y cooperó con nuestra salvación.

Señor, que llamaste a María desde toda la eternidad para ser tu Madre, alienta la gracia de nuestro bautismo que nos hace hijos de Dios.


* P. Alfonso Milagro

sábado, 4 de febrero de 2017

ORACIÓN DE LA EMBARAZADA


Oración de la embarazada



Oh Dios eterno, Padre de bondad infinita que instituiste el matrimonio para propagar el género humano y poblar el cielo y destinaste principalmente nuestro sexo para esa tarea, queriendo que nuestra fecundidad fuese una de las marcas de vuestra bendición sobre nosotros, yo me postro suplicante, frente a Vuestra Majestad, que yo adoro.

Yo te doy gracias por el niño que traigo, a quien le diste el ser. Señor, extiende Vuestra mano y completa la obra que tú comenzaste.

Que Vuestra Providencia traiga conmigo, por medio de una continua asistencia, la frágil criatura que Tú me confiaste, hasta la hora de su llegada al mundo. En este momento, oh Dios de mi vida, asísteme y sustenta mi debilidad con vuestra mano poderosa. Recibe entonces, Tú mismo a mi hijo y guárdalo hasta que él haya entrado por el bautizo en el seno de la Iglesia, vuestra Esposa, a fin de que él te pertenezca por el doble título de la creación y de la redención.

Oh, Salvador de mi alma, que durante vuestra vida mortal tanto amaste a los niños y tantas veces las tomaste en los brazos, tomad también al mío, a fin de que teniéndote a ti como Padre y habiéndote llamado Padre, santifique vuestro nombre y participe de vuestro Reino. Yo lo consagro con todo mi corazón, oh mi Salvador, y lo entrego a vuestro amor.

Vuestra justicia sometió a Eva y a todas las mujeres que nacen de ella con grandes dolores, yo acepto Señor, todos los sufrimientos que me destinas en esta ocasión y te suplico humildemente, por la santa y feliz concepción de Vuestra Madre Inmaculada, que me seas benigno en el momento de dar a luz a mi hijo, bendiciéndome a mí y a ese niño que me darás, así como concediéndome Vuestro amor y una confianza entera en Vuestra Bondad.

Y vos, bienaventurada Virgen, Santísima Madre de Nuestro Salvador, honra y gloria de nuestro sexo, interceded junto a Vuestro Divino Hijo a fin de que atienda, en su misericordia, mi humilde oración.

Te lo pido, oh criatura más amable, por el amor virginal que tuviste por José, vuestro santo esposo y por los méritos infinitos del nacimiento de vuestro Divino Hijo.

Oh santos ángeles encargados de velar por mí y por mi hijo, protéjannos y condúzcannos a fin de que por su asistencia podamos un día llegar a la gloria de la cual ustedes ya gozan y alabar junto con ustedes a nuestro Señor común, que vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén

(Oración atribuida a San Francisco de Sales)

SI ME AMAS, DEMUÉSTRAMELO, CÁSATE CONMIGO


Si me amas, ¡demuéstramelo: cásate conmigo!
compromiso del matrimonio trasciende a una ceremonia, es cierto. Pero también es verdad que la decisión de tomar este compromiso, visible y palpablemente, frente a la sociedad, es muestra de la importancia que le damos.


Por: Adolfo Güémez | Fuente: Analisis y Actualidad 




¿Vale la pena seguir casándose por la Iglesia? En pocas palabras: ¡Sí, pero sólo si tienen fe y se casan por amor!

Casarse por la Iglesia no es un rito formal, puramente cultural, sino una manera excelente de encauzar la estabilidad y el crecimiento del amor de pareja.

El compromiso del matrimonio trasciende a una ceremonia, es cierto. Pero también es verdad que la decisión de tomar este compromiso, visible y palpablemente, frente a la sociedad, es muestra de la importancia que le damos.

A través del matrimonio, los novios le dicen a Dios y al mundo que su amor va en serio. Que desean superar el egoísmo, y que están dispuestos a pertenecerse el uno al otro por el resto de sus vidas. ¿Hay algo más romántico que esto?

En las uniones libres, los individuos quedan desprotegidos y el compromiso se diluye, corriendo el riesgo de no luchar lo suficiente para sacar adelante la relación.

En el matrimonio, en cambio, el compromiso es total, y conlleva la maduración del cariño, optando siempre por el otro, por defender el amor. En él se dan las condiciones para que el amor crezca en solidez y profundidad, haciéndolo realidad en la vida diaria.

Elegir casarse es la expresión del deseo de convertir dos caminos en uno solo. ¡Y de jamás separarlos, pase lo que pase!

Dice el papa Francisco que «el rechazo de asumir este compromiso es egoísta, interesado, mezquino, no acaba de reconocer los derechos del otro y no termina de presentarlo a la sociedad como digno de ser amado incondicionalmente».

Por eso no se trata de modas. ¡El matrimonio está inscrito en la naturaleza misma del amor!

Es verdad que casarse se ha convertido en un deporte de alto riesgo. No soy ciego ante la cantidad de divorcios que se están dando en los primerísimos años de casados. Pero, ¿podemos aceptar conformarnos con menos? ¿Puede el amor verdadero no buscar un compromiso para toda la vida? ¿Puede haber amores momentáneos?

La única manera de no divorciarse es no teniendo al divorcio como opción. Darle al otro un sí en el que siempre podrá confiar, sin restricciones ni letras chicas. Comprometerse a estar siempre a su lado, a que nunca será abandonado, aun cuando pierda su atractivo, haya problemas o se presenten nuevas opciones de placer.

La frase de todo hombre y mujer enamorados debería de ser: «Si me amas, ¡demuéstramelo: cásate conmigo!».

EL AMOR DE CRISTO NO TIENE LÍMITES


El amor de Cristo no tiene límites
El amor está en las cosas pequeñas. Soñamos con lo imposible y no hacemos lo que está a nuestro alcance.


Por: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net 




Jesús nos amó hasta el final, dio la vida por nosotros. “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Jn 13,2).

Una de las características del amor de Cristo es que no tiene límites. Él se rompió amando, con sus palabras, con sus manos, con sus gestos, con sus actitudes. En aquella tarde, Jesús amó a los suyos como nadie los había amado hasta entonces, los amó, hasta el límite, hasta el fin, hasta el extremo, hasta dar la vida. Jesús demostró este amor al otro en el servicio y en el estar atento en las cosas pequeñas. “Se levantó de la mesa, se quitó los vestidos y, tomando una toalla se la ciñó luego echó agua en la jofaina, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugárselos con la toalla que tenía ceñida” (Jn 13.5). Echar agua, lavar, secar los pies, era un oficio de esclavos. Y Jesús se convierte en esclavo, en servidor; se empobrece, se rebaja poniéndose a sus pies. Este servicio humilde y callado lo hizo Jesús con sus discípulos; quien no se deje lavar los pies por él, no tendrá parte en su reino.

Jesús fue un hombre especial, extraordinario en generosidad, bueno de verdad, que pasó haciendo el bien sobre la tierra y curando a los oprimidos por el mal, porque Dios estaba con él (Hch 10,38). Por eso Pablo aconsejaba a los cristianos como norma de vida: "Mantengamos fijos los ojos en Jesús" (Hb 12,2), para tener sus mismos sentimientos, para obrar como él. Fue enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19). Él vino para los casos difíciles, para "salvar lo que estaba perdido" (Lc 19,10).

Jesús fue un hombre bueno, con una bondad de calado profundo, de inversión de valores, de búsqueda de lo esencial. Lo radical de su bondad estaba en el hecho de su estar "a la escucha" de las necesidades de los otros. Él dio su vida por todos, su entrega fue total, él no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos (Mc 10,45). Nunca condenó a nadie, trató de salvar a todos, de dar vida y de ser vida y fuente de agua viva. Toda la vida de Jesús fue una donación al Padre y se entregó como precio de nuestra liberación. El “amarás a Dios con todo tu corazón y toda tu alma”, encuentra su nueva plenitud en la palabra y en vida de Jesús. Dios, para él, es el único bueno (Mc 10,18), el Padre amoroso (Mt 5, 45) que busca la oveja perdida (Lc 15,4-7), porque es un Dios que busca y acoge lo que se había perdido (Lc 15,2).

En sus enseñanzas repetía que lo más importante era buscar a Dios, su Reino, que no se preocuparan de lo demás. Mil veces invitaba a sus oyentes a no tener miedo, a no dudar, a creer de verdad (Jn 8,46). A todos les dio ejemplo de amor y el amor fue su único mandato. El amor se concretiza en las cosas pequeñas. Soñamos con lo imposible y no hacemos lo que está a nuestro alcance. “Atender a cosas aún menudas, y no hacer caso de unas muy grandes”, porque “quedamos contentas con haber deseado las cosas imposibles y no echamos mano de las sencillas” (7M 4,14).

San Jerónimo escribió un comentario a las cartas de Juan, donde dice que cuando a Juan le preguntaban sus discípulos cristianos, constantemente respondía: “Hijos míos, amaos los unos a los otros”. Cansados los discípulos de esa machacona insistencia, le preguntaron que por qué repetía tanto lo de “amaos”. Su respuesta fue bien sencilla: “porque éste es el mandamiento del Señor, y si lo cumplimos es suficiente”.

Efectivamente, quien comprende y experimenta lo que es el amor, no puede por menos de gritar como Francisco de Asís: Dios es amor, amor, amor. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (Jn 4,16) El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor (1Jn 4,8). Por eso insistía Juan: “Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1Jn. 4, 7). Esto mismo había encomendado Jesús a sus discípulos y les pide que se ayuden, se apoyen, se consuelen. Por eso Jesús insistirá: “Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros; igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros” (Jn 13,34-35).

Juan era un experto en la ciencia del amor, había comido junto a Jesús y había sentido el latir del corazón del Amado. En esto se ha manifestado el amor de Dios por nosotros, en que ha mandado a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros vivamos por él (1Jn 4,9). Para Juan el amor es la piedra angular del reino de Cristo (Jn 3,16) y exhorta siempre a los hermanos al amor recíproco (2Jn 5,6). El amor de Dios se ha revelado en un acontecimiento histórico: el hecho de Jesucristo, que inaugura el tiempo de la misericordia divina. Este acontecimiento histórico, revelación única y suficiente de Dios manifiesta también que Dios no sólo ha amado y ama, sino que “es amor” (1Jn 4,8).

Juan aprendió muy bien la lección del amor, como lo más importante y como lo único que merecía enseñarse e insistir. La primera carta de Juan es una joya. De ella entresaco algunos pensamientos.
- El que ama a su hermano, ése es hijo de Dios (3,10).
- Quien ama a su hermano ha pasado de la muerte a la vida (3,14).
- Amar de verdad es dar su vida por el hermano (4,10).
- El que ama comparte sus bienes con el hermano necesitado (4,17).
- Amarnos es cumplir lo que Jesús nos mandó (3,23).
- El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios (4,7).
- Nuestro deber de amar se funda en que Él nos amó (4,11)
- Si amamos al hermano, Dios permanece en nosotros (4,12).
- Amemos, ya que Él nos amó primero (4,19).
- Quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (4, 20).
- Si alguien ama a Dios, ame también a su hermano (4, 21).

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 4 DE FEBRERO



Los cinco minutos de María
Febrero 4



Cuando el ángel anunció a María que sería la Madre de Dios, la saludó llamándola “llena de gracia”.

Ella cooperó con la salvación de los hombres por su consagración a la persona y a la obra de su Hijo. La Iglesia la llama “Madre de la divina gracia” y “Mediadora de las gracias”, por su unión a Jesucristo, el único mediador entre Dios y los hombres.

María es la fuente generosa de la que todos podemos beber el agua de la gracia de Dios. Acudamos a Ella y saciaremos nuestra sed de gracia y de vida verdadera.

María, intercede por nosotros para que alcancemos la gracia de tu Hijo que transforma nuestra vida.


* P. Alfonso Milagro

BUENAS NOCHES!!!


viernes, 3 de febrero de 2017

AGRANDA LA PUERTA, PADRE


Agranda la puerta, Padre



Jesús en cierta oportunidad dijo que al Cielo entrarán los que son como niños. ¿Cómo son los niños? Sencillos, sinceros, humildes, confiados, puros, inocentes… Pareciera que la puerta del Paraíso es tan baja y estrecha que, si no nos empequeñecemos, no podremos entrar. El famoso escritor y poeta Unamuno lo expresó en un breve poema:

Agranda la puerta, Padre, porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta, achícame por piedad.
Vuélveme a la edad aquella en que vivir es soñar.

Para lograr esta ansiada metamorfosis, medita con frecuencia en las actitudes del mismo Cristo, manso, humilde y puro de corazón, de quien escribió G. Papini: “La limpidez de su mirada era  la de quien sólo una vez ha nacido y ha permanecido niño aún en la madurez. Infancia intacta que nunca se empañó”. San Pablo nos exhorta, “Revístanse de Cristo”.


* Enviado por el P. Natalio

SE ACERCA SAN VALENTÍN

Se acerca San Valentín
Autor: Edward Alberto Grullón Pimentel



Si amas solamente a quienes te aman, ¿Qué mérito tiene? Y 

si saludas sólo a tus amigos, ¿Qué tiene de especial?




Ya estando muy cercanos a la celebración del día de San Valentín, “el día de la amistad y del amor”, es posible que muchos se estén cuestionando ante el hecho: ¿Qué le regalaré a "x"? ¿Qué le podrá gustar a "x"? Otros, los comerciantes, están preparando sus ofertas, estratégicas, propagandas y demás movimientos para acaparar la atención de quienes en esos días se lanzan en busca de adquirir aquel objeto que sirva para hacer sentir bien a la persona que le despierta sentimientos de amor, aprecio o cariño, ya sea su pareja o un amigo (a) cercano (a).

Ciertamente el acontecimiento es una costumbre que ha traspasado la barrera de los años logrando así configurar cierta esfera de afecto y cercanía entre las personas que practican dicha costumbre; intercambio de regalos, declaraciones de amor (tanto anónimas como públicas), declaraciones de perdón, disposición de reconciliación, entre otros son algunas de las características que rocían este tiempo, el cual gira en torno a un sólo día: el día de San Valentín.

Es precioso ver el ambiente que se forma en los centros de estudios, lugares de trabajo, núcleos familiares o cualquier otro grupo que congregue personas con la llegada de esta fecha. Es precioso el rostro de los amigos que, luego de varias semanas de intercambio secreto logran descubrirse el uno al otro y darse de mano a mano aquel obsequio tan esperado; es precioso el sentimiento que acompaña en el interior de la persona que de su pareja recibe un especial "cariñito" que de seguro otorgará una bella velada a ambos.

Encontramos, sin lugar a dudas, personas que nos alegran y que se entristecen con nosotros, que nos comprenden, que nos apoyan, que nos corrigen; que nos aman; encontramos amigos. Tanto es el amor que nos demuestran que quisiéramos expresarle nuestro afecto recíproco con un detalle, que en la mayoría de los casos es material, pero que definitivamente significa y dice mucho.

No muy distante ni distinto es nuestro San Valentín. Hacemos un bello obsequio a esa persona que tanto queremos en honor al cariño que le tenemos y esa persona que tanto nos quiere nos favorece con igual expresión de estima.

Este esquema es el que ha permanecido interno dentro de la celebración del día de San Valentín. Podemos decir que el mismo es el regente de tal acontecimiento.

Hoy día, mirando lo delicado de la realidad de las relaciones interpersonales, es necesario trascender tal esbozo; es necesario romper con lo plástico de algunos parámetros que nos rigen: “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿Qué mérito tiene? Y si saludan sólo a sus amigos, ¿Qué tiene de especial? (Mt. 5, 46a.47a)

La contradicción y la duda puede acercarse a nuestra mente: “¿Cómo no premiar con un detalle especial para el día de San Valentín a aquella persona que tanto hace por mí, que tanto me comprende.....?”

Es normal que a algunos les choque y les contradiga la propuesta, y de ello no son totalmente culpables, porque es lo que la sociedad nos ha enseñado, es el molde con el que nos han venido encauzado durante nuestra vida, al menos desde que tenemos uso de razón. Entonces, ¿Es una mala práctica obsequiar un presente a alguien que queremos mucho en el día de San Valentín? Claro que no, por supuesto que no.

No estamos en contra de tan sublime práctica
!Jamás!, pero lo que sí buscamos es aquel "trascender" (al que anteriormente hicimos alusión) la mera ejecución de la misma: Dar y recibir, recibir y dar, dar a quien da; doy ya que me dan.

La invitación es a la reflexión para tan especial y esperada fecha:

¿Quién se sentirá mejor con recibir un regalo mío (sea una llamada, una visita, especialmente si esta persona está enferma, etc.) aquel a quien a menudo le sonrío, le manifiesto mi cariño, acompaño..., o aquel que necesita de mi perdón, de mi comprensión, de mi atención, de mi cercanía, de mi mano, de mi voz...?

La respuesta real, más que por pura lógica, sin lugar a dudas, está basada en el ejemplo de aquel que supo amar de verdad, que supo, con la donación de su vida al servicio de los menos atendidos, de los olvidados, "vivir un san Valentín en cada día": "No es la gente sana la que necesita médicos, sino los enfermos" (Mt. 9, 12)

Ciertamente la decisión es arriesgada, incluso, para muchos podría ser un escándalo. No es sencillo lidiar con nuestros hermanos; personas de carácter fuerte, de personalidad inestable, de sonrisa engañosa, de blanda fe, en fin, personas que tienen tanto valiosas virtudes como marcados defectos. La verdad que para muchos no lo es.

Pero, "nuestro sumo sacerdote no se queda indiferente ante nuestras debilidades, pues ha sido probado en todo igual que nosotros, a excepción del pecado." (Heb. 4, 15) Confiemos en él, en Jesús, quien llevando el peso de su propia debilidad supo comprender a los impacientes, a los gruñones, a los mal hablados, en fin a todos (cfr. Heb. 5, 2b), para que nos ayude, nos conceda y renueve cada día el don del amor en nuestra vida.

En este próximo San Valentín, y más aún todos los días, fijémonos un poco más en aquellos a quienes menos prestamos atención, a quienes necesitan de nuestra compañía, de nuestra comprensión, de nuestro apoyo, y también fijémonos y celebremos (porque no es un error hacerlo) con nuestros más cercanos allegados, con nuestros amigos.

Queridos, si Dios nos amó aún siendo nosotros unos ingratos, unos mal geniosos, unos inmisericordes, unos egoístas, también nosotros debemos amarnos mutuamente. (cfr. 1 Jn. 4, 11)

"Pero Yo les digo, amen a aquellos con quienes es difícil la convivencia, traten de hacerlo, para que así sean hijos de su Padre que está en el Cielo. (cfr. Mt. 5, 44-45)

COHERENCIA



Coherencia



El semáforo se puso amarillo justo cuando él iba a cruzar en su automóvil y, como era de esperar, hizo lo correcto, se detuvo en la línea de paso para los peatones, a pesar de que podría haber rebasado la luz roja, acelerando a través de la intersección.

La mujer que estaba en el automóvil detrás de él estaba furiosa.  Le tocó la bocina por un largo rato e hizo comentarios negativos y vulgares en alta voz, ya que por culpa suya no pudo avanzar a través de la intersección... y para colmo, se le cayó el celular y se le corrió el maquillaje. En medio de su pataleta, oyó que alguien le tocaba el cristal de su lado.

Allí, parado junto a ella, estaba un policía mirándola muy seriamente.

El oficial le ordenó salir de su coche con las manos arriba, y la llevó a la comisaría donde la revisaron de arriba abajo, le tomaron fotos, las huellas dactilares y la pusieron en una celda.

Después de un par de horas, un policía se acercó a la celda y abrió la puerta.

La señora fue escoltada hasta el mostrador, donde el agente que la detuvo estaba esperando con sus efectos personales.
- Señora, lamento mucho este error le explicó el policía. Le mandé bajar mientras usted se encontraba tocando la bocina fuertemente, queriendo pasarle por encima al automóvil del frente, maldiciendo, gritando improperios y diciendo palabras soeces.  Mientras la observaba, me percaté que:
- De su retrovisor cuelga un rosario.
- Su auto tiene una calcomanía que dice: "Sonríe, Jesús te ama",
- Su patente tiene un borde que dice "Amor y paz",
- En la parte de atrás hay una oblea que dice" La paciencia es la madre de las virtudes”
- Otra calcomanía que dice: "Practica la meditación"
- Y, finalmente, el emblema cristiano del pez.
¡Como es de imaginarse... supuse que el auto era robado!

Esta historia muestra la importancia de ser coherentes entre lo que creemos, lo que decimos, y lo que hacemos.

5 MANERAS PARA SANTIFICAR TU DÍA


5 maneras para santificar tu día
Recordarnos, a nosotros mismos la presencia de Dios en nuestras vidas, requiere buenos hábitos diarios


Por: Sam Guzman | Fuente: CatholicGentleman.net // PildorasDeFe.net 




Todos nosotros vivimos vidas muy ocupadas, corriendo al trabajo, apresurando a traer mandados y manejando en tráfico intenso. Con todas estas ocupaciones tan agitadas, es difícil llevar una vida de oración y darse cuenta de la plena presencia de Dios, aun cuando lo deseemos. Pero, en última instancia, la quietud viene desde dentro, e incorporar hábitos santos en nuestras vidas nos puede ayudar a mantenernos recogidos en medio de todo el ruido y caos del mundo moderno.

A continuación presento cinco maneras para bajar el ritmo y vivir una vida más pacífica y llena de oración.


1.- Dedica un tiempo para orar en las mañanas.

Créeme, sé lo difícil que es el escaparse de la cama en la mañana. El sentimiento de debilidad matutina es tan difícil de sacudirse. Pero es importante iniciar el día con la oración. Por experiencia les digo que mi día es tan productivo y pacífico en la misma proporción que mi disposición para levantarme de la cama y dedicar un tiempo en oración y lectura espiritual. Cuando hago esto, me encuentro a mí mismo más tranquilo, más paciente hacia los demás, y en estado de recogimiento hacia la presencia de Dios. Pero cuando presiono el botón del despertador para quedarme un rato más, entonces el resto del día, incluyendo el trato con los demás, parece venirse en contra.

Sé lo difícil que es realizar un tiempo de oración al levantarse, así que compartiré en otro artículo mi propia rutina matutina.


2.- Pronuncia un Ave María antes de iniciar el trabajo.

Cuando me siento a trabajar en la computadora, mi primer impulso es empezar ansiosamente a checar los correos y leer mis noticieros favoritos online. Pero en lugar de darle rienda suelta a mis impulsos, he tomado el hábito de rezar un Ave María antes de realizar cualquier otra cosa, y muchas de las veces incluso antes de encender la computadora. Pido a Nuestra Señora que bendiga mi día y guíe mis prioridades. Mi jornada laboral es inevitablemente menos estresante o correteada cuando la inicio de esta manera.


3.- Reza el Ángelus.

El Ángelus es una oración hermosa y honorable que nos recuerda el milagro de la Encarnación y la importancia de alinearse a la voluntad de Dios. Es también una manera grandiosa de ponerle pausa al día, elevar nuestros corazones a la voluntad de Dios y tomar un respiro profundo, y así podremos hablar en medio de un día frenético. Tradicionalmente es rezado al medio día, pero quizás podrías empezar tu receso para la comida rezándolo.

Ángelus

V. El Ángel del Señor anunció a María,
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría.

V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Avemaría.

V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que con los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

No todos tenemos un trabajo que permita rezar el Ángelus, pero si tú tienes la fortuna de tenerlo, te reto a que en este momento pongas una alarma en tu celular o reloj y empieces a rezarlo.


4.- Reza el Rosario.

El rosario es una de las más populares y conocidas oraciones católicas, y por una muy buena razón. Cuando lo rezamos con concentración y devoción, se convierte en una de las mejores oraciones que podemos realizar. Nuestra Señora de Fátima pidió a todos los creyentes que se rezara el rosario a diario, así que debería ser La Oración que nosotros  prioricemos, aun cuando no nos quede tiempo para cualquier otra cosa.

Considera rezar el rosario después de la cena. Es una manera hermosa de dedicarles tiempo a Jesús y a María al final del día. Si tienes una familia, récenlo juntos. Si de plano no encuentras tiempo para rezarlo, puedes hacerlo en el automóvil camino al trabajo. Cualquiera que sea tu ocupación, REZA EL ROSARIO.


5.- Examina tu conciencia antes de ir a la cama.

El pecado es una realidad en nuestras vidas, y se nos escapa a lo largo del día cuando hablamos, pensamos y hacemos cosas que desagradan a Dios. Si tú no crees esto, entonces te estás auto engañando. Ve a la cama, pero con conciencia limpia, examinándote diariamente. Haz una pausa, revisa tus pensamientos e interacciones con otros y pregúntate si has hecho algo que desagrade a Nuestro Señor. Luego piensa en Jesús Crucificado y lleno de amor hacia ti. Dile lo mucho que te apenan tus faltas y realiza un acto de contrición para determinarte en hacerlo bien de aquí en adelante.

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén


Conclusión

Es muy fácil distraerse y olvidar la presencia de Dios a lo largo del día. Recordarnos a nosotros mismos la presencia de Dios, a menudo requiere santificar nuestro día con buenos hábitos diarios.



Artículo publicado originalmente en Catholic Gentleman
Adaptado y traducido al español por Rafael Ruiz, para PildorasdeFe.net

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 3 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 3



Toda comunidad debe tener una cabeza y un corazón; la comunidad cristiana tiene a Jesucristo como Cabeza y a María como Corazón.
El corazón es el motor que impulsa y da fuerza. María Santísima fue la que en los primeros días de la Iglesia dirigió a los Apóstoles, los animó, los orientó y les dio las fuerzas que necesitaban para ir por el mundo y evangelizarlo.

Si quieres que tu apostolado sea fecundo y que el cansancio no mine tu acción apostólica, ponte bajo la protección de la Reina de los Apóstoles.

María, alma de la primitiva comunidad, acompaña nuestros pasos y ayúdanos a formar la comunidad cristiana.



* P. Alfonso Milagro

BIENVENIDO FEBRERO


jueves, 2 de febrero de 2017

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR, 2 DE FEBRERO


Fiesta de la Presentación del Señor
2 de Febrero

Aunque esta fiesta del 2 de febrero cae fuera del tiempo de navidad, es una parte integrante del relato de navidad. Es una chispa de fuego de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía, presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.


Es una fiesta antiquísima de origen oriental. La Iglesia de Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV. Se celebraba allí a los cuarenta días de la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero. La peregrina Eteria, que cuenta esto en su famoso diario, añade el interesante comentario de que se "celebraba con el mayor gozo, como si fuera la pascua misma"'. Desde Jerusalén, la fiesta se propagó a otras iglesias de Oriente y de Occidente. En el siglo VII, si no antes, había sido introducida en Roma. Se asoció con esta fiesta una procesión de las candelas. La Iglesia romana celebraba la fiesta cuarenta días después de navidad.

Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como "La fiesta del Encuentro" (en griego, Hypapante), nombre muy significativo y expresivo, que destaca un aspecto fundamental de la fiesta: el encuentro del Ungido de Dios con su pueblo. San Lucas narra el hecho en el capítulo 2 de su evangelio. Obedeciendo a la ley mosaica, los padres de Jesús llevaron a su hijo al templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo al Señor y hacer una ofrenda por él.

Esta fiesta comenzó a ser conocida en Occidente, desde el siglo X, con el nombre de Purificación de la bienaventurada virgen María. Fue incluida entre las fiestas de Nuestra Señora. Pero esto no era del todo correcto, ya que la Iglesia celebra en este día, esencialmente, un misterio de nuestro Señor. En el calendario romano, revisado en 1969, se cambió el nombre por el de "La Presentación del Señor". Esta es una indicación más verdadera de la naturaleza y del objeto de la fiesta. Sin embargo, ello no quiere decir que infravaloremos el papel importantísimo de María en los acontecimientos que celebramos. Los misterios de Cristo y de su madre están estrechamente ligados, de manera que nos encontramos aquí con una especie de celebración dual, una fiesta de Cristo y de María.



La bendición de las candelas antes de la misa y la procesión con las velas encendidas son rasgos chocantes de la celebración actual. El misal romano ha mantenido estas costumbres, ofreciendo dos formas alternativas de procesión. Es adecuado que, en este día, al escuchar el cántico de Simeón en el evangelio (Lc 2,22-40), aclamemos a Cristo como "luz para iluminar a las naciones y para dar gloria a tu pueblo, Israel".
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