martes, 14 de julio de 2020

LA VIRGEN INTERCEDIÓ POR SU SANACIÓN Y AHORA SERÁ SACERDOTE EN CAMERÚN


La Virgen intercedió por su sanación y ahora será sacerdote en Camerún
Redacción ACI Prensa





Sylvestre Marcel Ndongo es seminarista de Camerún, tiene 31 años y los últimos cuatro años ha estudiado en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra (España). Ahora vuelve a su país natal, donde será ordenado diácono, y posteriormente sacerdote, para el servicio de su Iglesia local.

Creció en una familia católica de seis hermanos, él es el tercero. Estudió en el colegio que los Hermanos Maristas tienen en su ciudad, y entonces sintió una primera llamada. “Celebrábamos la Misa todos los días y yo quería ser como los hermanos maristas, rezar como ellos. Después de varios años comencé a distraerme con las chicas y dejé de lado aquella llamada. Quería jugar al voleibol, ser deportista, porque jugaba en las categorías superiores, y entré en la universidad pública para estudiar Ciencias Políticas”, explicó Ndongo a ACI Prensa.

Sin embargo, en el segundo curso de universidad cayó gravemente enfermo y así estuvo durante años. “Los médicos no sabían qué tenía, decían que era una malaria muy extrema, pero todavía hoy no sabemos qué fue”, aseguró.


Después de recorrer con su madre todo tipo de médicos y gastar mucho dinero, decidieron pedir a la Virgen que intecediera por su curación. “Fuimos al santuario de la Virgen de Nsimalen y allí se dio mi curación”.

Fue entonces cuando decidió entregar su vida a Dios para agradecerle todo lo que había hecho por él. “Mi padre no entendió mi vocación al sacerdocio, porque él tenía otra cosa pensada para mí y pasó mucho tiempo sin hablarme”.

Después de entrar en el seminario en el 2011 y pasar varios años allí, su Obispo le envió para realizar la especialización en la Universidad de Navarra, donde ha estado cuatro años. “Ha sido una experiencia muy bonita, encontrarme con otra gente, otra cultura. Cuando llegué los primeros seis meses fueron muy duros. No tuve dificultad con los estudios, pero sí con el idioma, porque no entendía nada y también tuve que aprender nuevas costumbres. Mientras que el resto dormía, yo estudiaba”.

Ahora regresará a Camerún para ser ordenado diácono y posteriormente sacerdote. “Es algo que afronto con paz y serenidad en Jesucristo” y subraya que querría ser enviado a un “lugar donde se rechaza a Dios” para hablarles de “su experiencia personal”.


“Los sacerdotes no somos super-hombres, sino que he aprendido que somos instrumentos de los instrumentos. No hay diferencia entre el sacerdocio real y el sacerdocio ministerial, sólo las funciones”, aseguró.

Y aseguró también que “Jesucristo no era políticamente correcto, su palabra nos saca de los lugares donde estamos cómodos. Y nos hace descubrir la verdad. El Evangelio toca el corazón de cada uno, dónde más lo necesita”.

Sylvestre Ndongo pudo estudiar en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra (España) gracias a una beca del Centro Académico Romano Fundación (CARF). Más información sobre el CARF y cómo colaborar a que otros seminaristas puedan formarse en el extranjero AQUÍ

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 14 DE JULIO DE 2020


Decimoquinta semana del Tiempo Ordinario - Año Par
14 de julio de 2020

“ ¿Piensas escalar el cielo? ”


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 7, 1-9
Cuando reinaba en Judá Ajaz, hijo de Jotán, hijo de Ozías, subieron a atacar Jerusalén Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo de Romelías, rey de Israel, pero no lograron conquistarla. Se lo comunicaron a la casa de David:
«Los arameos han acampado en Efraín», y se agitó su corazón y el corazón del pueblo como se agitan los árboles del bosque con el viento».
Entonces el Señor dijo a Isaías:
«Ve al encuentro de Ajaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la alberca de arriba, junto a la calzada del campo del batanero y dile: “Conserva la calma, no temas y que tu corazón no desfallezca ante esos dos restos de tizones humeantes: la ira ardiente de Rasín y Siria, y del hijo de Romelías. Porque, aunque Siria y Efraín y el hijo de Romelías tramen tu ruina, diciendo: ‘Marchemos contra Judá, aterroricémosla, entremos en ella y pongamos como rey al hijo de Tabee!’, así ha dicho el Señor:
‘Ni ocurrirá ni se cumplirá:
Damasco es capital de Siria, y a la cabeza de Damasco está Rasín. (Dentro de sesenta y cinco años, Efraín, destruido, dejará de ser un pueblo). Samaría es capital de Efraín, y a la cabeza de Samaría está el hijo de Romelías. Si no creéis no subsistiréis’”».


Salmo
Sal 47, 2. 3-4. 5-6. 7-8 R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.


Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra. R/.

El monte Sión, confín del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar. R/.

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos. R/.

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis. R/.


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».




Reflexión del Evangelio de hoy

"Conserva la calma y no temas"
En la oración colecta del domingo que inicia esta decimoquinta semana del tiempo ordinario, pedimos que la luz de la verdad sea la que ilumine nuestro sendero, reconociendo que a veces andamos extraviados. Al mismo tiempo pedimos se nos conceda rechazar lo que es indigno del nombre de cristianos y vivir de acuerdo con la vocación que hemos recibido.

La Palabra proclamada en esta celebración es para nosotros la luz de la verdad que pedíamos iluminara nuestro sendero. En medio de las dificultades que se nos presentan, sea en el fuero interno o donde nos desenvolvemos cada día, la palabras que Isaías dirige a Ajaz y en él a toda Jerusalén: “Conserva la calma, no temas y que tu corazón no desfallezca...” Esas mismas palabras las pronuncia Jesús en el marco de la última Cena, cuando está a las puertas de su Pasión: “No se turbe vuestro corazón.” Esta tranquilidad interior procede de la confianza depositada en él. Eso mismo se nos dice a cada uno y cada día.

La reflexión de Isaías conduce a considerar la situación que se presenta. Una historia de división y enfrentamiento entre los dos reinos que surgen en tiempos de Roboán, hijo de Salomón. El reino del norte, identificado como Israel y el del sur, como Judá (las tribus de Judá y Benjamín). Siria e Israel unidos para aniquilar a Judá. ¿Qué resalta el profeta? “Conserva la calma, no temas y que tu corazón no desfallezca ante esos dos restos de tizones humeantes: la ira ardiente de Rasín y Siria, y del hijo de Romelías.” La determinación de Dios es otra. Por boca del profeta se comunica a Ajaz: “Ni ocurrirá ni se cumplirá.” Pero el final del texto es determinante: “Si no creéis no subsistiréis.”

El tema que está en el fondo de la cuestión no es otro que el de la fe. No una fe teórica, sino vivida y expresada en todos los ámbitos de la vida del Pueblo de Dios. No se trata solo de un asentimiento intelectual a una verdad, ni siquiera a la Voluntad de Dios. No se trata de tenerlo en los labios, porque no basta decir Señor, Señor, para ser tenido como creyente, ni como discípulo. La subsistencia de la que trata Isaías se fundamenta en una realidad creyente. Si no se da crédito a la palabra del profeta, que está hablando en nombre de Dios y comunicando lo que él mismo le ha mandado: “Ve al encuentro de Ajaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la alberca de arriba, junto a la calzada del campo del batanero...” Si no se le escucha, no hay salida.

En nuestros días ocurre igual. Cada bautizado es enviado con un mensaje bien definido que debe comunicar a sus contenporáneos. No lo inventa él, sino que lo ha recibido y debe entregarlo como lo ha recibido. Pero este mensaje recibido ha calado primero en el portador y resuena en su vida primeramente para que pueda ser acogido. Esto no siempre es fácil para el creyente. Por eso siempre está en proceso de conversión. Siempre está en camino.

"El día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti"
Jesús reclama la respuesta al anuncio del Reino mediante la adhesión por la fe. Los signos realizados por él, manifiestan la presencia del Reino. A Corozaín, Betsaida y Cafarnaún, se les echa en cara la indiferencia ante los signos que en medio de ellas se han realizado. No hay disposición para dejarse cuestionar por ellos; están cómodamente instaladas y no van a cuestionar dicha posición. El mensaje, ni el mensajero son acogidos. Y esa es la denuncia. Se declaran hijos de Abraham, pero se distancian de su actitud y de la respuesta dada por él. Si fueran hijos de Abraham, harían lo que Abraham.

Jesús les señala la respuesta que hubieran dado las paganas ciudades de Tiro y Sidón, que si hubieran sido testigos de los signos realizados en Corozaín y Betsaida, se habrían convertido. Ciegos y sordos. Ni ven ni escuchan y por lo mismo se auto incapacitan para responder a la invitación que se les hace. Por lo mismo no hay conversión.

A Cafarnaún se le reprocha su desarrollo soberbio que deshumaniza. Pretendes escalar el cielo, se le dice pero bajarás al abismo. Un sistema de vida que resulta vacío y que, al mismo tiempo, ciega de tal manera que hace incapaces para la acogida.

Y en ese contexto de acogida, de hospitalidad, se debe situar la referencia a Sodoma. No respetaron la sagrada ley de la hospitalidad y pretendieron atropellar a los huéspedes de Lot. Porque vino Jesús a los suyos y los suyos no lo recibieron. Esa es la queja y el reclamo. De ahí la sentencia: el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a Cafarnaún.

Lo que es indigno del nombre de cristianos es no ser acogedores. No acoger la Palabra que ha venido para alumbrar a todo hombre; que procura vida en abundancia a quien la recibe y que sostiene en la misión de transformar nuestro mundo, haciéndolo verdaderamente humano. Porque los signos que se realizaron en tiempos de Jesús, se siguen realizando por los seguidores de Jesús y tienen como consecuencia que el mundo sea más humano según el querer de Dios.

¿Cómo acogemos la Palabra cada día? ¿Cómo acogemos a los demás que también son palabra que Dios pronuncia?


Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)

BUENAS TARDES!!!





lunes, 13 de julio de 2020

IMÁGENES DE ESTAMPAS CON SALUTACIONES Y ORACIONES A LA VIRGEN DEL CARMEN













EL EVANGELIO DE HOY LUNES 13 DE JULIO DE 2020


Evangelio del día
Decimoquinta semana del Tiempo Ordinario - Año Par


“ El que pierda su vida por mí, la encontrará ”

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 1, 10-17

Oíd la palabra del Señor,
príncipes de Sodoma,
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
«¿Qué me importa la abundancia de vuestros sacrificios?
—dice el Señor—.
Estoy harto de holocaustos de carneros,
de grasa de cebones;
la sangre de toros, de corderos y chivos
no me agrada.
Cuando venís a visitarme,
¿quién pide algo de vuestras manos
para que vengáis a pisar mis atrios?
No me traigáis más inútiles ofrendas,
son para mí como incienso execrable.
Novilunios, sábados y reuniones sagradas:
no soporto iniquidad y solemne asamblea.
Vuestros novilunios y solemnidades
los detesto;
se me han vuelto una carga
que no soporto más.
Cuando extendéis las manos
me cubro los ojos;
aunque multipliquéis las plegarias,
no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal,
aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda».


Salmo
Sal 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23 R/.
 Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.


V/. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R/.

V/. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R/.

V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 34 – 11, 1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz:
no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.




Reflexión del Evangelio de hoy

"¿Qué me importa la abundancia de vuestros sacrificios?"
El profeta denuncia sin ambages la hipocresía de un culto religioso que se cree capaz de comprar a Dios y sus favores o, incluso, de engañarle, como si Dios no conociera los corazones. Pero, «¿quién pide algo de vuestras manos para que vengáis a pisar mis atrios?». En realidad, con esta actitud, el hombre religioso se está olvidando que Dios no necesita nada de él, al contrario, que si Dios le da la posibilidad de un trato con él, a través del culto, de la liturgia, de los sacramentos, es para bien de la criatura, sedienta de Dios. Somos nosotros los primeros y únicos que nos engañamos cuando vivimos todo ello desde la mentira y la falsedad.

Que nuestro culto alimenta nuestra vida es fácil de ver. A veces es más difícil reconocer que nuestra liturgia ha de ser también expresión de lo que vivimos. Y que precisamente se dé esta doblez en algo tan “sagrado” hace de ello algo especialmente doloroso para Dios: «Vuestros novilunios y solemnidades los detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más».

Es la continua tentación del pueblo judío, del hombre religioso por naturaleza, también de cada uno de nosotros. Tranquilizar nuestras conciencias y disimular la exigencia de la vida cristiana detrás de un culto vacío, en unos ritos impuestos e hipócritas mientras el corazón está encerrado en sí mismo, el egoísmo nos absorbe y la justicia o el bien ocupan el último lugar en nuestras preocupaciones.

Celebración y vida han de ir de la mano. El trato con Dios debe iluminar y convertir nuestros corazones. Y nuestra culto a Dios será expresión de lo que vivimos de manera que nuestra vida será una liturgia toda ella y nuestras liturgias estarán llenas de vida.

¿Qué sintonía se da entre tus celebraciones y tu vida? ¿Es el culto y los sacramentos espacios donde se alimenta tu fe y, al mismo tiempo, donde se expresa lo que vives?

"No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz"
En la última cena, Jesús les dice a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo». Quizá sea esto lo que esté tratando de decir cuando ahora asegura que no ha venido a sembrar paz. Desde luego no ha venido a adormecer conciencias, como hace la paz que nos ofrece el mundo; una paz que no se cimenta en la Verdad y la Justicia, sino en la evasión, en el egoísmo tranquilo que no se complica. No. Desde luego, Jesús no ha venido a traer esa paz. Todo lo contrario. Aquel que se hace discípulo suyo, aquel que se encuentra verdadera y existencialmente con él se siente irremediablemente urgido a hacer de él el centro, medida y razón de todo lo demás, también de sus relaciones, complicándose muchas veces la existencia, al menos a los ojos del mundo.

Cuando dejamos que sea la fe y la búsqueda de la voluntad de Dios las que marquen nuestro camino, muchas veces experimentamos la guerra, incluso en nuestro interior. Una batalla entre nuestra mundanidad práctica, tranquila y egoísta, y la fidelidad a una llamada interior que no se conforma, que anhela la Verdad y la coherencia.  Es esa la guerra que provoca Jesús. Una guerra donde los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El encuentro con Jesús, con su Palabra, cada día, pone patas arriba nuestra comodidad, nuestro letargo y nos hace enfrentar batalla con nuestras propias mundanidades asumidas.

Y, también, este primer lugar que reclama Jesús nos puede enfrentar en nuestras relaciones. No porque él desprecie la unidad familiar o los lazos humanos. No se trata aquí de un descartar entre lo que amamos y lo que odiamos, no está pidiendo ser el único en nuestras vidas, sino el primero. Es un poner de manifiesto lo que en nuestra vida ocupa el primer puesto, y resituar desde ahí lo que es secundario o, mejor dicho, lo que está en función de esa prioridad. Se trata de un orden distinto y más profundo de enfocar los vínculos humanos.

En su propio recorrido biográfico Jesús vivió esta pertenencia a Dios sin despreciar a quienes eran sus padres. Al ser hallado en el templo, siendo un adolescente, ya les recuerda: «¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» y, aun más, a la mujer espontánea que bendice a María por su maternidad biológica, Jesús especifica: «Dichosos más bien lo que oyen la Palabra de Dios y la guardan».

Los lazos de la carne son muchas veces débiles e insuficientes. Lo hemos comprobado con frecuencia. Compartir genes o caracteres no basta para conservar la paz y la unidad entre los miembros de una familia o sociedad. Lo que san Agustín refirió a María en su relación con Jesús, su hijo, se puede aplicar a cada uno de nosotros en nuestras relaciones humanas: Más dicha le aporta el haber sido discípula de Cristo que el haber sido su madre.Los lazos de la fe sostienen nuestras relaciones con mucha más fuerza, profundidad y solidez que cualquier vínculo meramente humano. Y así como es particularmente dolorosa la soledad de quien se siente incomprendido por sus familiares en la vivencia de su fe, así es especialmente fuerte y poderosa la comunión que se da cuando compartimos la fe y la misma búsqueda de la voluntad de Dios, la misma condición de discípulos, con  quienes ya compartíamos el ADN, el carácter, las aficiones, preocupaciones o gustos.

En este hacer de Jesús el centro de nuestra vida no desaparecen el resto de realidades de las que él supo disfrutar y de las que nosotros también estamos llamados a gozar, sino que se resitúan correctamente en función de este orden de prioridades. Esta es la cruz que nos invita a cargar: la soledad e incomprensión que se derivan de la opción por la coherencia y radicalidad. En esto consiste el hacerse digno de Él: en la audacia que rompe con las medias tintas y se atreve a optar por él. Porque la tentación es no llegar a elegir nunca nada ni a nadie para mantener abiertas todas las posibilidades indefinidamente. Ese es el querer “guardar la vida”, sin arriesgar, sin optar, ni decidir. Peroquien la pierda por él, quien no le anteponga nada a Cristo, aun a riesgo de complicarse la existencia, la encontrará.

¿Cuál es el orden de tus prioridades? ¿En función de qué se ordenan tus decisiones y tus relaciones? ¿Quién o qué ocupa el primer lugar?


Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.

FELIZ SEMANA!!!




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