sábado, 26 de diciembre de 2020

IMÁGENES Y GIFS DE FELIZ NAVIDAD

 




























 

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA POR LA SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR - 24 DIC. 2020

 



 Homilía del Papa Francisco en la Misa por la Solemnidad de la Natividad del Señor

Redacción ACI Prensa

 Captura de video (Vatican News)



Este 24 de diciembre de 2020 el Papa Francisco presidió la Misa de la Solemnidad de la Natividad del Señor en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro con la presencia de cien personas, debido a las medidas sanitarias para evitar contagios del nuevo coronavirus COVID-19.

A continuación la homilía completa del Santo Padre:

En esta noche se cumple la gran profecía de Isaías: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5).

Un hijo se nos ha dado. A menudo se oye decir que la mayor alegría de la vida es el nacimiento de un hijo. Es algo extraordinario, que lo cambia todo, que pone en movimiento energías impensables y nos hace superar la fatiga, la incomodidad y las noches de insomnio, porque trae una felicidad indescriptible, ante la cual ya nada pesa. La Navidad es así: el nacimiento de Jesús es la novedad que cada año nos permite nacer interiormente de nuevo y encontrar en Él la fuerza para afrontar cada prueba. Sí, porque su nacimiento es para nosotros: para mí, para ti, para todos. Para es la palabra que se repite en esta noche santa: “Un hijo se nos ha dado para nosotros”, ha profetizado Isaías; “hoy ha nacido para nosotros el Salvador”, hemos repetido en el Salmo; Jesús “se entregó por y para nosotros” (cf. Tt 2,14), ha proclamado san Pablo; y el ángel en el Evangelio ha anunciado: “Ha nacido para vosotros un Salvador” (cf. Lc 2,11).

¿Pero qué significa este para nosotros? Que el Hijo de Dios, el bendito por naturaleza, viene a hacernos hijos bendecidos por gracia. Sí, Dios viene al mundo como hijo para hacernos hijos de Dios. ¡Qué regalo tan maravilloso! Hoy Dios nos asombra y nos dice a cada uno: “Tú eres una maravilla”. Hermana, hermano, no te desanimes. ¿Estás tentado de sentirte fuera de lugar? Dios te dice: “No, ¡tú eres mi hijo!”. ¿Tienes la sensación de no lograrlo, miedo de no estar a la altura, temor de no salir del túnel de la prueba? Dios te dice: “Ten valor, yo estoy contigo”. No te lo dice con palabras, sino haciéndote hijo como tú y por ti, para recordarte cuál es el punto de partida para que empieces de nuevo: reconocerte como hijo de Dios, como hija de Dios. Este es el corazón indestructible de nuestra esperanza, el núcleo candente que sostiene la existencia: más allá de nuestras cualidades y de nuestros defectos, más fuerte que las heridas y los fracasos del pasado, que los miedos y la preocupación por el futuro, se encuentra esta verdad: somos hijos amados. Y el amor de Dios por nosotros no depende y no dependerá nunca de nosotros: es amor gratuito, pura gracia. Esta noche, san Pablo nos ha dicho: «Ha aparecido la gracia de Dios» (Tt 2,11). Nada es más valioso.

Un hijo se nos ha dado. El Padre no nos ha dado algo, sino a su mismo Hijo unigénito, que es toda su alegría. Y, sin embargo, si miramos la ingratitud del hombre hacia Dios y la injusticia hacia tantos de nuestros hermanos, surge una duda: ¿Ha hecho bien el Señor en darnos tanto, hace bien en seguir confiando en nosotros? ¿No nos sobrevalora? Sí, nos sobrevalora, y lo hace porque nos ama hasta el extremo. No es capaz de dejarnos de amar. Él es así, tan diferente a nosotros. Siempre nos ama, más de lo que nosotros mismos seríamos capaces de amarnos. Ese es su secreto para entrar en nuestros corazones. Dios sabe que la única manera de salvarnos, de sanarnos interiormente, es amarnos. Sabe que nosotros mejoramos sólo aceptando su amor incansable, que no cambia, sino que nos cambia. Sólo el amor de Jesús transforma la vida, sana las heridas más profundas y nos libera de los círculos viciosos de la insatisfacción, de la ira y de la lamentación.

Un hijo se nos ha dado. En el pobre pesebre de un oscuro establo está, en efecto, el Hijo de Dios. Surge otra pregunta: ¿Por qué nació en la noche, sin alojamiento digno, en la pobreza y el rechazo, cuando merecía nacer como el rey más grande en el más hermoso de los palacios? ¿Por qué? Para hacernos entender hasta qué punto ama nuestra condición humana: hasta el punto de tocar con su amor concreto nuestra peor miseria. El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura. Y para descubrir algo importante: como en Belén, también con nosotros Dios quiere hacer grandes cosas a través de nuestra pobreza. Puso toda nuestra salvación en el pesebre de un establo y no tiene miedo a nuestra pobreza. ¡Dejemos que su misericordia transforme nuestras miserias!

Esto es lo que significa que un hijo ha nacido para nosotros. Pero queda todavía otro para, el que el ángel indica a los pastores: «Esta será la señal para vosotros: encontréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Este signo, el Niño en el pesebre, es también para nosotros, para guiarnos en la vida. En Belén, que significa “Casa del Pan”, Dios está en un pesebre, recordándonos que lo necesitamos para vivir, como el pan para comer. Necesitamos dejarnos atravesar por su amor gratuito, incansable, concreto. Cuántas veces en cambio, hambrientos de entretenimiento, éxito y mundanidad, alimentamos nuestras vidas con comidas que no sacian y dejan un vacío dentro. El Señor, por boca del profeta Isaías, se lamenta de que mientras el buey y el asno conocen su pesebre, nosotros, su pueblo, no lo conocemos a Él, fuente de nuestra vida (cf. Is 1,2-3).

Es verdad: insaciables de poseer, nos lanzamos a tantos pesebres de vanidad, olvidando el pesebre de Belén. Ese pesebre, pobre en todo y rico de amor, nos enseña que el alimento de la vida es dejarse amar por Dios y amar a los demás. Jesús nos da el ejemplo: Él, el Verbo de Dios, es un infante; no habla, pero da la vida. Nosotros, en cambio, hablamos mucho, pero a menudo somos analfabetos de bondad.

Un hijo se nos ha dado. Quien tiene un niño pequeño sabe cuánto amor y paciencia se necesitan. Es necesario alimentarlo, atenderlo, limpiarlo, cuidar su fragilidad y sus necesidades, que con frecuencia son difíciles de comprender. Un niño nos hace sentir amados, pero también nos enseña a amar. Dios nació niño para alentarnos a cuidar de los demás. Su llanto tierno nos hace comprender lo inútiles que son nuestros muchos caprichos. Su amor indefenso, que nos desarma, nos recuerda que el tiempo que tenemos no es para autocompadecernos, sino para consolar las lágrimas de los que sufren. Dios viene a habitar entre nosotros, pobre y necesitado, para decirnos que sirviendo a los pobres lo amaremos. Desde esta noche, como escribió una poetisa, «la residencia de Dios está junto a mí. La decoración es el amor» (E. DICKINSON, Poems, XVII).

Un hijo se nos ha dado. Eres tú, Jesús, el Hijo que me hace hijo. Me amas como soy, no como yo me sueño. Al abrazarte, Niño del pesebre, abrazo de nuevo mi vida. Acogiéndote, Pan de vida, también yo quiero entregar mi vida. Tú que me salvas, enséñame a servir. Tú que no me dejas solo, ayúdame a consolar a tus hermanos, porque desde esta noche todos son mis hermanos.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 26 DE DICIEMBRE DEL 2020 - SAN ESTEBAN MÁRTIR

 



 Lecturas de hoy San Esteban

Hoy, sábado, 26 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-10;7,54-60):

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»

Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»

Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.»

Y, con estas palabras, expiró.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 30,3cd-4.6 y Sab 16bc-17


R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu


Sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirigeme y guíame. R/.


A tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás.

Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.

Te has fijado en mi aflicción. R/.


Líbrame de los enemigos que me persiguen;

haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

sálvame por tu misericordia. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,17-22):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»


Palabra del Señor




«Os entregarán a los tribunales y os azotarán»


Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy, recién saboreada la profunda experiencia del Nacimiento del Niño Jesús, cambia el panorama litúrgico. Podríamos pensar que celebrar un mártir no encaja con el encanto navideño… El martirio de san Esteban, a quien veneramos como protomártir del cristianismo, entra de lleno en la teología de la Encarnación del Hijo de Dios. Jesús vino al mundo para derramar su Sangre por nosotros. Esteban fue el primero que derramó su sangre por Jesús. Leemos en este Evangelio como Jesús mismo lo anuncia: «Os entregarán a los tribunales y (…) seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio» (Mt 10,17.18). Precisamente “mártir” significa exactamente esto: testigo.

Este testimonio de palabra y de obra se da gracias a la fuerza del Espíritu Santo: «El Espíritu de vuestro Padre (…) hablará en vosotros » (Mt 10,19). Tal como leemos en los “Hechos de los Apóstoles”, capítulo 7, Esteban, llevado a los tribunales, dio una lección magistral, haciendo un recorrido por el Antiguo Testamento, demostrando que todo él converge en el Nuevo, en la Persona de Jesús. En Él se cumple todo lo que ha sido anunciado por los profetas y enseñado por los patriarcas.

En la narración de su martirio encontramos una bellísima alusión trinitaria: «Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios» (Hch 7,55). Su experiencia fue como una degustación de la Gloria del Cielo. Y Esteban murió como Jesús, perdonando a los que lo inmolaban: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado» (Hch 7,60); rezó las palabras del Maestro: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc, 23, 34).

Pidamos a este mártir que sepamos vivir como él, llenos del Espíritu Santo, a fin de que, fijando la mirada en el cielo, veamos a Jesús a la diestra de Dios. Esta experiencia nos hará gozar ya del cielo, mientras estamos en la tierra.


«Os entregarán a los tribunales y os azotarán»


+ Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana

(Sabadell, Barcelona, España)

Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de su primer mártir, el diácono san Esteban. El Evangelio, a veces, parece desconcertante. Ayer nos transmitía sentimientos de gozo y de alegría por el nacimiento del Niño Jesús: «Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). Hoy parece como si nos quisiera poner sobre aviso ante los peligros: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán» (Mt 10,17). Es que aquellos que quieran ser testimonios, como los pastores en la alegría del nacimiento, han de ser también valientes como Esteban en el momento de proclamar la Muerte y Resurrección de aquel Niño que tenía en Él la Vida.

El mismo Espíritu que cubrió con su sombra a María, la Madre virgen, para que fuera posible la realización del plan de Dios de salvar a los hombres; el mismo Espíritu que se posó sobre los Apóstoles para que salieran de su escondrijo y difundieran la Buena Nueva —el Evangelio— por todo el mundo, es el que da fuerzas a aquel chico que discutía con los de la sinagoga y ante el que «no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba» (Hch 6,10).

Era un mártir en vida. Mártir significa “testimonio”. Y fue también mártir por su muerte. En vida hizo caso de las palabras del Maestro: «No os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento» (Mt 10,19). Esteban, «mirando al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios» (Hch 7,55). Esteban lo vio y lo dijo. Si el cristiano hoy es un testigo de Jesucristo, lo que ha visto con los ojos de la fe lo ha de decir sin miedo con las palabras más comprensibles, es decir, con los hechos, con las obras.

 






 

jueves, 24 de diciembre de 2020

LA NOCHE QUE EL MUNDO ENTERO SE ILUMINÓ, CON LA TERNURA DE DIOS HECHO NIÑO - FELIZ NAVIDAD!!!

 








 🌠La noche más oscura, se iluminó con la luz de Dios hecho carne, como niño pequeño, indefenso y tierno. Un mensaje que nos confronta ante tanta violencia, odio y miedo.  Dios se revela en nuestra historia.

LECTURAS BÍBLICAS DE MISA NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020 - LECTURAS DE VIGILIA - LECTURAS DE MEDIANOCHE DE NAVIDAD - MISA DE AURORA DE NAVIDAD

 



 MISA NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020

La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2020-12-25 lo siguiente:


NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020:

Tiempo de Navidad.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 52, 7-10.

¡Qué hermosos son sobre los montes

los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae la buena nueva,

que pregona la victoria,

que dice a Sión: «Tu Dios es Rey» !

Escucha: tus vigías gritan,

cantan a coro,

porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,

que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén:

el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones,

y verán los confines de la tierra

la victoria de nuestro Dios.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6


V/. Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo;

el Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Tocad la citara para el Señor, suenen los instrumentos:

con clarines y al son de trompetas aclamad al Rey y Señor.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.


SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos 1, 1-6.


En distintas ocasiones y de muchas maneras

habló Dios antiguamente a nuestros padres por los Profetas.

Ahora, en esta etapa final,

nos ha hablado por el Hijo,

al que ha nombrado heredero de todo,

y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser.

Él sostiene el universo con su palabra poderosa.

Y, habiendo realizado la purificación de los pecados,

está sentado a la derecha de Su Majestad en las alturas;

tanto más encumbrado sobre los ángeles,

cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tu, hoy te he engendrado»?

O: ¿«Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo»?

Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice:

«Adórenlo todos los ángeles de Dios.»


Aclamación del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Nos ha amanecido un día sagrado: venid, naciones, adorad al Señor, porque hoy

una gran luz ha bajado a la tierra.

Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 1-18.

En el principio ya existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: —Este es de quien dije: «el que viene detrás de mi pasa delante de mi, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.





MISA DE LA VIGILIA DE NAVIDAD 2020:

Tiempo de Navidad.

PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 62, 1-5.

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «abandonada», ni a tu tierra «devastada"; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada"; porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 88, 4-5. 16-17. 27 y 29


V/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

V/. Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo:

«Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.»

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

V/. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo.

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

V/. Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.»

Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable.

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 13, 16-17. 22-25.


Al llegar a Antioquía de Pisidia, Pablo se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña de que se callaran, dijo: -Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto, y con brazo poderoso los sacó de allí. Y después suscitó a David por rey; de quien hizo esta alabanza: «Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.» De su descendencia, según lo prometido, sacó Dios un Salvador para Israel: Jesús. Juan, antes de que él llegara, predicó a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión; y cuando estaba para acabar su vida, decía: —Yo no soy quien pensáis, sino que viene detrás de mi uno a quien no merezco desatarle las sandalias.


Aclamación del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Mañana quedará borrada la maldad de la tierra,

y será nuestro rey el Salvador del mundo.

Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 1, 1-25.

[Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz;Booz engendró, de Rut, a Obed;Obed a Jesé, Jesé engendró a David el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abias, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozias, Ozias a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías;Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;y Jacob engendró a José, el esposo de Maria, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce, desde David hasta la deportación catorce y desde la deportación hasta el Mesías catorce.] El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: —José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel (que significa «Dios con nosotros»). Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor, y se llevó a casa a su mujer. Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.



MISA DE MEDIANOCHE DE NAVIDAD 2020:

Tiempo de Navidad.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 9, 2-7.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre serán combustible, pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz. Para dilatar el principado con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor lo realizará.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3, 11-12. 13

V/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;cantad al Señor, bendecid su nombre.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.


SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Tito 2, 11-14. Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda impiedad, y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.


Aclamación del Evangelio

Aleluya Lc 2, 10-11

Aleluya, aleluya.

Os traigo la buena noticia: nos ha nacido un Salvador; el Mesías, el Señor. Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 1-14


En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.

El ángel les dijo: —No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.



MISA DE LA AURORA DE NAVIDAD 2020:

Tiempo de Navidad.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 62, 11-12.


Así dice el Señor:

Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador que llega, el premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede. Los llamarán «Pueblo santo», «redimidos del Señor»; y a ti te llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 96, 1 y 6. 11-12

V/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

R/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

V/. El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables.

Los cielos pregonan su justicia y todos los pueblos pregonan su gloria.

R/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

V/. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón.

Alegraos, justos, con el Señor, celebrad su santo nombre.

R/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.


SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Tito 3, 4-7.

Ha aparecido la Bondad de Dios y su Amor al hombre. No por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento, y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna: en Cristo Jesús, Señor nuestro.


Aclamación del Evangelio

Aleluya Lc 2, 14


Aleluya, aleluya.

Gloria a Dios en el cielo,

y en la tierra paz a los hombres que el Señor ama.

Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 15b-20.

Cuando los ángeles los dejaron, los pastores se decían unos a otros: —Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor. Fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.


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