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domingo, 27 de octubre de 2019

LA INTERCESIÓN DE LOS SANTOS

La intercesión de los santos
¿Por qué los católicos rezamos a los Santos? Analicemos un argumento comúnmente usado contra la intercesión de los Santos:


Por: ApologeticaCatolica.org | Fuente: ApologeticaCatolica.org



¿Por qué los católicos rezamos a los Santos? Los católicos no creemos que los santos tengan ´poderes especiales´ que compitan con Dios. Simplemente creemos que al morir están con Cristo, y siguen siendo parte de la Iglesia: Siguen rezando a Cristo por nosotros, porque siguen estando vivos.

Cristo. El Único Mediador entre los Hombres y Dios Padre.

Bien, analicemos un argumento comúnmente usado contra la intercesión de los Santos: "Jesucristo es el único mediador". Analicemos más a fondo la lógica de nuestros hermanos evangélicos:

1. Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres.
2. Los católicos dicen que María es intercesora ante Jesús.
3. ¡Pero Jesús es Dios!
4. Entonces María es otro mediador entre Dios y los hombres.
5. Así que "según los católicos", Jesús NO es el único mediador entre Dios y los hombres. (De hecho es según el malentendido protestante del catolicismo)
6. Por lo tanto, lo que dicen los católicos de la intercesión, es herético y antibíblico.

Bueno... analicemos esto más de cerca:

1. Jesús es Dios.
2. Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres.
3. ¿Pero para qué mediaría Jesús ante sí mismo? ¡Eso no es mediación!
4. Por lo tanto, la mediación entre Dios y los hombres, perteneciente a Jesús, tiene que ser entre Dios Padre, y los hombres.

Si Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres, es porque es Dios y hombre. En cualquier caso, la intercesión de los santos no interfiere con la única mediación, porque los santos no dejan de ser hombres (humanos).

Ahora regresemos al contexto. Jesús es el único mediador entre Dios Padre y los hombres. Cuando Pablo habla de Jesús como mediador, muy pocos sabían que Jesús es Dios. Antes de mostrar que Jesús es Dios (y eso lo hizo san Juan, no san Pablo), uno tenía que probar que Jesús es el Mesías esperado del pueblo hebreo. El Cristo. En otras palabras, cuando san Pablo habla de Dios, se refiere al Padre. Incluso Jesús había dicho que su Padre era a quien los judíos llamaban "su Dios".

¿Es esto una herejía? Lo dudo. ¿Puede aplicarse la intercesión de los santos aquí? Obvio que sí, otro argumento menos contra "rezar" a los santos.

Ahora, ¿qué tipo de exclusividad tiene esta mediación? Obviamente no es una mediación de conseguir milagros de Dios, o la ayuda de Dios, porque también los ángeles nos ayudan, como ayudaron a Lot en Sodoma, o cuando un ángel rescató a san Pedro de la cárcel, o, si incluimos otros relatos, cuando el arcángel Rafael ayuda a Tobías. Si hablamos de una mediación exclusiva, esto no puede aplicar. Es decir: Una mediación exclusiva en cuanto a pedir milagros, va contra la misma Biblia (como cuando el profeta Elías resucita al hijo de la extranjera). Por lo tanto tenemos que distinguir sobre el verdadero significado de la mediación única de Cristo (lo cual veremos más adelante). El único modo de asociar los milagros con la mediación de Cristo, que no contradiga la Biblia, es que dicha mediación sea difusiva, siendo Cristo el último eslabón.

Nunca dice la Biblia que Cristo sea el único mediador entre alguien y Dios, sino el único mediador entre LOS hombres (en total) y Dios. Es decir: Es Jesús quien envía a los ángeles (o a los Santos). Incluso si Jesús quisiera que María reinara sobre los ángeles, esto no influiría en su mediación, porque ella actuaría en el nombre de Jesús.

Ahora veamos qué pasa con la intercesión. Supongamos que quiero dar a Dios un regalo (una oración). Primero se lo tengo que dar a Jesús, luego Jesús se lo da a Dios. Ahora, supongamos que se lo quiero dar primero a María (humana). Ella se lo da a Jesús (hombre y Dios), y Jesús se lo da al Padre (Dios). Jesús no deja de ser el único mediador entre Dios y los hombres. Entonces la única Mediación es difusiva (no hay de otra). Veamos el siguiente diagrama:
 


Analicemos primero la figura B de la intercesión. Quizás esta sea tu idea de la intercesión católica. Otras personas reemplazando a Jesús en la intercesión. Bueno, entendiste mal.

Ahora veamos la figura A. Aquí, aunque María y los santos participan en la intercesión, Jesús es un eslabón. Sin este eslabón, no habría Mediación entre Dios y los hombres. Puedes rezarle directamente a Jesús si quieres. Pero, ¿no sería mejor si María, los ángeles y los santos lo hicieran, para que la oración sea más efectiva? (La Biblia dice que la oración del Justo es poderosa. ¿Y quién más justo que los santos para que le recen a Jesús?)

Aquí puedes ver cómo los católicos entendemos la intercesión. Todas las oraciones son dirigidas a María, los ángeles y los santos, y son redirigidas a Dios Padre gracias a la mediación de Jesús.

El verdadero significado de la mediación única de Jesús.

Hasta ahora he rebatido el argumento que cita fuera de contexto, que "Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres". Ahora, para terminar esto, veamos a qué tipo de mediación se refería san Pablo. No señor, no era pedir milagros.
 

Amonesto pues, ante todas cosas, que se hagan rogativas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por todos los hombres; Por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador; El cual quiere que todos los hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; El cual se dio á sí mismo en precio del rescate por todos, para testimonio en sus tiempos." (1 Tim 2:1-6)

Porque los otros cierto sin juramento fueron hechos sacerdotes; mas éste, con juramento por el que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote eternamente Según el orden de Melchîsedec: Tanto de mejor testamento es hecho fiador Jesús. Y los otros cierto fueron muchos sacerdotes, en cuanto por la muerte no podían permanecer. Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable: Por lo cual puede también salvar eternamente á los que por Él se allegan á Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Heb 7:21-25


Otra vez, Pablo habla de Jesús como mediador de la salvación de los hombres. También habla de la Nueva Alianza. Por eso en la última cena, habla de la sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por nosotros (en la cruz).
 
Mas ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, el cual ha sido formado sobre mejores promesas (Heb 8:6)

Así que, por eso es mediador del nuevo testamento, para que interviniendo muerte para la remisión de las rebeliones que había bajo del primer testamento, los que son llamados reciban la promesa de la herencia eterna (Heb 9:15)


Una Nueva Alianza. Jesús es el Nuevo y Eterno Sacerdote, que se sacrificó a Sí mismo para nuestra salvación. Esta es la mediación de la que Pablo habla. A través de Jesús, llegamos al Padre: "Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida. Nadie llegará al Padre si no es por mí" (Juan 14:6)

Esta es la mediación de Jesús. La mediación de la salvación. Ni los ángeles ni los hombres podían reconciliarnos con el Padre. Por eso Pablo dice que Jesús era el único que se podría sacrificar por nuestros pecados. ¿Tiene sentido, no?

Regresemos al concepto de la intercesión (incluso rezar para la salvación de alguien) al diagrama anterior. De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica dice:
 

´Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad... no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad´ (LG 49) (CCC 956).


Notemos que aunque los santos interceden por nosotros, no toman el rol de Jesús como mediador... así como Dios gobierna al mundo a través de los ángeles, Jesús nos ayuda a través de los santos. No es difícil de entender.

Si la gente va a Jesús (p.ej. son ´salvados´, como dicen los evangélicos) por las oraciones de alguien, es porque Jesús escuchó esas oraciones. Las personas también llegan a Jesús por medio de la Iglesia. ¿Quién dice que esta mediación no empezó por el amor del Padre, en el Espíritu Santo?

"¡Pero el Espíritu Santo intercede por nosotros!" Cuando le pides a alguien que rece por tí, (de acuerdo con esta lógica), estás violando esta regla, al "reemplazar al Espíritu Santo" en la oración (¡idolatría!). Todos sabemos que esto es ridículo. Cuando pides por alguien, sabes que es el Espíritu Santo quien pide por él, usándote como un instrumento. ¿Quién dice que el Espíritu Santo deja de actuar en los que ya están en el cielo?

Es ilógico pensar que aquellos que murieron en santidad (que ya tenían el Espíritu Santo), dejaron de tenerlo a la hora de la muerte. Sus cuerpos se separaron de sus almas, de acuerdo, pero esto no afecta al Espíritu Santo en nada.
 

Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Rom 8:38-39) (NIV)


En este pasaje de la carta a los Romanos, san Pablo nos dice que la muerte NO nos separará del amor de Jesús (notemos que no incluye el pecado, pero eso es otro asunto). Aquellos que tenían el Espíritu Santo (y no lo perdieron), todavía lo tienen después de la muerte. Así, que cuando los Santos rezan por nosotros, es también el Espíritu Santo quien reza por ellos (y en consecuencia, también por nosotros).

Terminemos con el más claro pasaje de intercesión: La sanación del siervo del centurión.
 

Y el siervo de un centurión, al cual tenía Él en estima, estaba enfermo y á punto de morir. Y como oyó hablar de Jesús, envió a Él los ancianos de los Judíos, rogándole que viniese y librase a su siervo. Y viniendo ellos a Jesús, rogáronle con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto; Que ama nuestra nación, y Él nos edificó una sinagoga. Y Jesús fué con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos á Él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado; Por lo cual ni aun me tuve por digno de venir a ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace. Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de Él, y vuelto, dijo á las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y vueltos á casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo. (Lucas 7:2-10)


Bien, veamos lo que pasó:

1. El centurión envió algunos ancianos a pedirle a Jesús que sanara al siervo.
2. Los ancianos hablaron en favor del centurión (dudo que un siervo edificara una sinagoga).
3. Algunos amigos del centurión dijeron a Jesús lo que el centurión les dijo. Repitieron el mensaje.
4. Luego Jesús dijo: "Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe".
5. Y luego sanó al siervo del centurión.

¿El centurión, EN ALGÚN MOMENTO habló directamente a Jesús? No, y ¡oh sorpresa! Jesús dijo que no había hallado una fe tan grande en Israel! ¡La intercesión sirve! El centurión ha de haber agradecido a sus amigos que enviaron el mensaje. Pero ¿quién hizo el trabajo duro? ¡Jesús! Todo mundo lo sabía. No fueron los amigos los que sanaron al sirviente. Pero cooperaron en su sanación.

Del mismo modo, nuestros hermanos mayores en el cielo, interceden por nosotros ante Jesús, así que Jesús nos salva de peligros para nuestros cuerpos e incluso almas. Recordemos que Jesús salvó la vida del siervo. ¿No es la vida espiritual más importante que la material?

"Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe"

Si los santos están VIVOS, rezando y cuidando de nosotros, ¿por qué no pedirles ayuda? ¿Es acaso la cooperación entre cristianos idolatría? ¿Acaso los santos le roban el crédito a Jesús, sólo porque le piden al mismo Jesús que nos ayude?.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 1 NOVIEMBRE 2017, DÍA DE TODOS LOS SANTOS


Lecturas de hoy Todos los Santos
 Hoy, miércoles, 1 de noviembre de 2017




Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (7,2-4.9-14):

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.» 
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. 
Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»
Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.»
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.»
Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

Quién puede subir al monte del Señor?
Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-3):

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro. 

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» 

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 
1 de noviembre de 2017
Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Hoy celebramos la gran fiesta de la comunidad cristiana y, por extensión, de la humanidad entera. En la Iglesia hemos hablado mucho de los santos en sentido canónico. Son aquellas personas que han sido declaradas tales una vez que se ha probado a lo largo de un complicado proceso que han vivido una vida realmente santa. Tanto hemos hablado de esos santos que se nos ha olvidado que santos lo somos todos por la gracia de Dios, que “santo” era una forma común de denominarse los creyentes unos a otros en los primeros años de la Iglesia.

Santos son los 144.000 marcados de todas las tribus de Israel, pero santos son también todos los que forman esa muchedumbre inmensa, que nadie puede contar, venidos de todas partes, de toda clase y condición. Santos son todos los que reconocen en su corazón que Dios es el que nos da la vida y le alaban y le dan gracias. Santos son los que han pasado por las tribulaciones de la vida, han puesto su esperanza más allá de sus propias fuerzas y han dejado que sea el amor de Dios el que les salve. Santos somos los que vamos caminando en la esperanza de que Dios nos dará la vida en plenitud. Y, viviendo en esa esperanza, como dice la primera carta de Juan, nos hacemos ya puros como él, como Dios.

Santos son todos los que se alegran en su corazón con el mensaje de las bienaventuranzas, las palabras más revolucionarias de Jesús. Porque sólo los sencillos de corazón, los humildes y los pequeños entienden de verdad ese mensaje que dice que son dichosos (no dice que “serán” sino que “son”) los pobres, los sufridos, los que lloran, los hambrientos, los que trabajan por la justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz... Porque sienten en su corazón que esos son de verdad los preferidos de Dios y que él no los va a dejar de su mano. Porque saben que esos son santos de verdad.

Hoy celebramos nuestra fiesta. La fiesta de los sencillos y los humildes. La fiesta del pueblo, de la comunidad, de la humanidad. Sentimos el amor de Dios que se ha derramado sobre nosotros y nos llena de esperanza y de gozo. Porque somos “santos” y es nuestra fiesta.  ¡Feliz día a todos!

FELIZ DÍA DE TODOS LOS SANTOS, 1 NOVIEMBRE



sábado, 5 de noviembre de 2016

BIENAVENTURANZAS PARA SER SANTOS


Bienaventuranzas para ser Santos


Bienaventurado si, en aquello que haces, no eres negativo: verás que hay muchas cosas positivas en ti.

Bienaventurado si, en lo que realizas, eres inconformista: porque experimentarás que la mano de Dios te empuja a superarte a ti mismo.

Bienaventurado si, en tu camino, no vives de espaldas a los demás: comprobarás que Dios te rodea con gente que te quiere.

Bienaventurado si, en lo que piensas, no buscas solamente tu beneficio personal: alcanzarás felicidad promoviendo el bienestar de los demás.

Bienaventurado si, allá donde trabajas, vas al fondo de las cosas: porque contribuirás a perfeccionar la creación del mismo Dios.

Bienaventurado si, en las pequeñas cosas de cada día, te mejoras y potencias a los demás: descubrirás que la santidad se talla con pequeños golpes.

Bienaventurado si, aún mirando al cielo, eres consciente de que tú puedes hacer algo por la tierra: te dará satisfacción el sembrar el amor de Dios en medio de los hombres.

Bienaventurado si, observando el mundo que te rodea, no te conformas con ser un mero autómata y pides ayuda de las alturas: tus fuerzas lejos de disminuir, serán inagotables por la presencia divina.

Bienaventurado si, ante tantas situaciones de miseria, tu corazón no se endurece: Dios recordará las veces en que fuiste sensible.

Bienaventurado si, en la soledad que te acecha, descubres la comunión con Dios y con tantos hombres y mujeres que te han precedido, sentirás en propia carne el secreto de aquellos que murieron con esperanza: Jesucristo.

Bienaventurado si, a pesar de los tropiezos, te mantienes en pie: te darás cuenta que la fidelidad es más auténtica cuando se prueba con las dificultades.

Bienaventurado si, contemplando los santos de madera, no te confundes con lo auténticamente importante: hay que tener buena madera para ser un buen santo.

Bienaventurado si, contemplando a los santos, no te desanimas: ellos también –en muchos sentidos- fueron como tú, de carne y hueso.

Bienaventurado si, rezando ante los santos, no miras demasiado arriba: ellos vivieron comprometidos en la cruda realidad de aquí abajo.

Bienaventurado si, pensando en los santos, no los ves demasiado lejos: porque forman parte de nuestra gran familia. La familia de los hijos de Dios.

Bienaventurado si, les das movimiento a los santos: porque lejos de estar muertos son motor para nuestra vida, ejemplo para nuestras obras, aliento para nuestras palabras.

Bienaventurado si, lejos de parecerte un imposible, descubres que la santidad puede cambiar tu vida: el Espíritu encontrará contigo un aliado perfecto para construir el reino de Dios en la tierra.

Bienaventurado si, lejos de sentirte un bicho raro, te ves original: Dios te hará ser luz en la oscuridad y punto de referencia en una sociedad donde se confunde todo.

Bienaventurado si, en la Eucaristía, encuentras una fuente para tu sed y alimento para tu hambre, porque edificarás tu vida en los mismos cimientos que los santos levantaron su propia existencia: el amor de Cristo.



Javier Leoz

martes, 1 de noviembre de 2016

DÍA DE TODOS LOS SANTOS, 1 DE NOVIEMBRE


¡Feliz Solemnidad de Todos los Santos!
1 de Noviembre 


 (ACI).- El 1 de noviembre la Iglesia Católica se llena de alegría al celebrar la Solemnidad de Todos los Santos, tanto aquellos conocidos como los desconocidos, que con su vida son ejemplo de que sí es posible llegar al cielo.

“Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan, y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”, decía San Juan Pablo II un primero de noviembre de 1980.


Esta celebración tuvo sus orígenes por el siglo IV debido a la gran cantidad de mártires en la Iglesia. Más adelante el 13 de mayo del 610 el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón romano al culto cristiano, colocando de titulares a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. Es así que se les empieza a festejar en esta fecha.

Posteriormente el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la fiesta al 1 de noviembre, muy probablemente para contrarrestar la celebración pagana del “Samhain” o año nuevo celta (en la actualidad Halloween) que se celebra la noche del 31 de octubre.

En el 2013 el Papa Francisco, ante una gran multitud de gente, exhortó: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.

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¿Qué se celebra en la fiesta de Todos los Santos?
1 de Noviembre


Para contrarrestar el efecto negativo de halloween, proponemos en estas fechas instruir a los niños con contenido educativo y cristiano. Aquí les proponemos este material cortesía del Secretariado Diocesano de Evangelización y Catequesis - México


EXPERIENCIA DEL NIÑO

Ir acomodando a la vista de los niños dibujos o fotos de los superhéroes que más conocen por la televisión, y también algunos anti-superhéroes, que ellos los vayan reconociendo por sus nombres, preguntarles cuáles más conocen ellos, ir apuntando en un lugar visible los nombres que vayan dando y entrar en un diálogo:

¿Cuál es tu superhéroe favorito?
¿Qué es lo que más te gusta de él?
¿Te gustaría tener sus súper poderes?
¿Qué harías tú si fueras superhéroe?
¿Por qué algunos son buenos y otros son malos?
¿Por qué tienen poderes?
¿Te has topado con alguno de ellos por la calle?
¿Existen de verdad estos superhéroes?


EXPERIENCIA DE LOS SANTOS

Los católicos estamos de fiesta porque el 1º de noviembre se celebra a todos los santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días, celebrar a los monstruos y a las brujas no es de cristianos. Celebrar el día de muertos es una tradición de nuestra patria, y es bueno que como cristianos hagamos oración por nuestros difuntos. Pero ¿por qué celebrar la fiesta de todos los santos? ¿Quiénes son los santos?

Los santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros jóvenes, adultos, viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros gorditos, unos muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy ricos otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a Dios, y se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y decidieron ser felices siguiéndolo.

Todos, pero todos, estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. El Don de la Fe es más grande que todos los súper poderes de tus héroes favoritos y además es de verdad. Pero la fe no es para tener unos músculos muy fuertes, o para poder volar, o ver a través de las paredes, ni para golpear a nadie.

Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.

¿A qué Santo o santa conoces?, ¿por qué es santo? Hacer una pequeña lista como la de los superhéroes pero de los santos que los niños vayan nombrando. ¿En tu casa hay imágenes de algún santo o santa? ¿Sabes cómo vivió, qué hizo para ser santo? ¿En la tele has visto que pongan a los santos?


Vamos ahora a conocer algunos de ellos.

Hace un tiempo hubo un niño llamado Domingo Savio, que desde muy chiquito entendió que ser amigo de Jesús era lo más importante en la vida. El día que hizo su primera comunión, escribió en un papelito: "Mis amigos serán Jesús y María, me confesaré y comulgaré los domingos y días de fiesta, prefiero morir antes que pecar". Quería hacer la voluntad de Dios en todo. Un día un maestro preguntó en el recreo a todos los niños: "Si supieran que hoy iban a morir ¿qué harían?, uno contestó "correría con mi mamá", otro dijo: "yo iría a la Iglesia a rezar y a confesarme", y Domingo dijo: "seguiría jugando porque en este momento esa es la voluntad de Dios". Era un niño alegre, feliz, porque amaba a Jesús.

Santa Teresita, también amaba mucho a Jesús y a María Santísima, tenía muchas hermanas y todas ellas quisieron consagrarse al Señor. Ella siempre supo que todas las cosas pequeñas, oraciones, trabajos, servicios hechos con amor eran lo que agradaba a Dios, un día le dijo a Jesús que ella quería ser su "pelotita" para que el niño Jesús jugara con ella. Cuando recibía la Sagrada Comunión era la más feliz del mundo. Era buena con todos y buscaba hacer favores a las personas que no sabían dar las gracias y eso le costaba trabajo pero se lo ofrecía a nuestro Señor. Rezaba como quien platica con el mejor de los amigos porque conocía muy bien quien era Jesús.

San Agustín fue un gran santo, pero él no siempre se portó bien, hacía sufrir a su mamá con su mal comportamiento, pero su mamá que era muy santa, se llamaba Mónica, rezaba mucho para que su hijo conociera a Jesús, y el día que Agustín encontró a Jesús en su vida se llenó de tanta alegría que ya no quiso nunca más pecar, fue con su mamá y juntos rezaron y dieron gracias a Dios. San Agustín llegó a ser Obispo y tenía tanta confianza en el amor de Dios que le decía: "Señor, nos creaste para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti". Pensaba y meditaba en las cosas de Dios, escribió muchos libros que ahora en la Iglesia sirven de guía para todos los cristianos. Decía también: "Ama y haz lo que quieras", porque sabía muy bien, que cuando se ama a Dios sólo harás lo que le agrada.

La Madre Teresa de Calcuta, quiso agradar a Jesús sirviendo a los más pobres, a los que nada tenían, a los que no podían pagar con nada, cuidaba con mucho amor a los enfermos porque decía que en los enfermos más pobres encontraba a Jesucristo. Todas las mañanas asistía a Misa, y comulgaba, para que todo lo que hiciera en el día fuera obra de Jesús. Cuando ya estaba muy viejita, seguía trabajando, hablaba a mucha gente, a los presidentes de los países, a los sacerdotes a personas de todo el mundo y los invitaba a que cuidaran la vida de todas las personas, sobre todo la de los niños. Ella rezaba siempre el Santo Rosario porque así siempre tenía la ayuda de la Virgen María.

Otros santos, han ido a lugares muy lejanos donde no se conoce a Jesús y les enseñan a amar a nuestro Señor, a ellos se les llaman Misioneros, algunos han muerto dando su vida por la fe, estos son los Mártires. Otros se han dedicado a cuidar a los enfermos, a los pobres, algunos fundaron colegios para que los niños se educaran y conocieran a Jesús.  Otros se han quedado en su ciudad y en su casa pero han hecho la voluntad de Dios y se han mantenido en su amistad. Algunos santos son muy conocidos por todos, pero hay otros que nadie conoce, más que Dios. Otros que han estado enfermos le entregan a Jesús todos sus sufrimientos, y así, nos encontramos que aunque los santos no salen mucho en la televisión ni los periódicos nos platican de ellos, están haciendo que en el mundo brille la gloria de Dios.

Los nombres que tenemos muchas veces son los nombres de algún santo o santa, son nuestros patronos, por ejemplo San Carlos, Santa Teresa, Santa Cecilia, San Pedro, San Juan, San Alberto etc.

Los santos, o sea los que ya están en el cielo porque vivieron su bautismo, a ellos se les veneran porque son:

Modelo: Porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los podemos imitar.

Estímulo: Porque ellos, lucharon como ahora nosotros y ya gozan de la herencia a la que también nosotros estamos llamados.

Intercesores: Son amigos y hermanos nuestros y grandes bienhechores a quienes podemos recurrir suplicándoles que hagan valer su influencia ante Dios en ayuda de nuestras necesidades.


EXPERIENCIA CRISTIANA

Ya nos dimos cuenta que los superhéroes son algunos personajes de la televisión, que nos divertimos y jugamos a que somos ellos, pero que en realidad no podemos tener súper poderes porque ellos sólo existen en las caricaturas y las películas, en cambio los santos son aquellos que han sido fieles a su bautismo, que el don de la fe que recibieron lo usaron muy bien.  El Papa Juan Pablo II nos ha invitado a vivir la santidad muchas veces, él ha llevado una vida de santidad y ha llevado al altar a muchos santos, y nos dice que para ser santos hay que:

Orar: Hacer oración, no sólo rezar oraciones de memoria sino poner en ellas el corazón, orar es platicar con Dios.

Ir a Misa y comulgar. La Misa (La Eucaristía), es el lugar más hermoso del mundo, es como estar en el cielo porque ahí está presente Jesús que se nos da en la comunión.

La Confesión. Acercaros seguido al perdón que Dios siempre nos da cuando hemos pecado. Así recuperamos su amistad y volvemos a ser felices.

La Gracia. Confiar en Dios, saber que sólo porque Jesús nos acompaña siempre, podemos ser buenos.

Escuchar la Palabra de Dios. Conocer lo que Dios nos dice en la Biblia, aprender el catecismo, para hacer lo que le agrada a Dios.

Anunciar la Palabra de Dios. Ser misioneros, llevar a otros la alegría de encontrarse con Jesús, lo podemos hacer con palabras, con nuestro comportamiento, con nuestra compañía, ayudando a los demás con amor.

La Santísima Virgen, san José, los apóstoles, mártires y santos todos esperan nuestro triunfo, están atentos a nuestra lucha, no nos olvidan.

¿Qué crees que puedes hacer tú para ser santo?

De los santos que platicamos hoy ¿a quién te gustaría parecerte?


Fuente: ACIPRENSA

ORACIÓN POR LA SANTIDAD DE LA VIDA

Oración por la Santidad de la vida



Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza;
espero en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza;
te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero;
estoy arrepentido, pero ayúdame a no volver a ofenderte.

Te adoro, Señor, porque eres mi creador
y te anhelo porque eres mi fin:
te alabo, porque no te cansas de hacerme el bien
y me refugio en ti, porque eres mi protector.

Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima;
que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda.

Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti;
te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti;
te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad;
te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti.

Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo,
precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras
y durante todo el tiempo que lo quieras.

Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento,
que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón
y santifiques mi espíritu.

Hazme llorar, Señor, mis pecados, rechazar las tentaciones,
vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes.

Dame tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mí,
para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo.

Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores,
comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos
y generoso con mis enemigos.

Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer,
con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira,
con fervor la tibieza.

Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar,
valor en los peligros, paciencia en las dificultades,
sencillez en los éxitos.

Concédeme, Señor, atención al orar,
sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo
y firmeza en mis propósitos.

Ayúdame a conservar la pureza del alma,
a ser modesto en mis actitudes,
ejemplar en mi trato con el prójimo
y verdaderamente cristiano en mi conducta.

Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos,
para fomentar en mí, tu vida de gracia,
para cumplir tus mandamientos y obtener mi salvación.

Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno,
la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida
y la eternidad de la futura.

Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte
 y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener tu gloria.

Por Cristo nuestro Señor. Amén.



Clemente XI
(Papa 1700-1721)

QUÉ SIGNIFICA LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS? 1 DE NOVIEMBRE

¿Qué significa la solemnidad de Todos los Santos?
Diez ideas breves, sencillas y claves sobre el sentido y necesidad de la solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre)


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: revistaecclesia.com 




El 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos, que prevalece sobre el domingo. Se trata de una popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos.

1.- El día de Todos los Santos cuenta un milenio de popular y sentida historia y tradición en la vida de la Iglesia. Fueron los monjes benedictinos de Cluny quienes expandieron esta festividad.

2.- En este día celebramos a todos aquellos cristianos que ya gozan de la visión de Dios, que ya están en el cielo, hayan sido o no declarados santos o beatos por la Iglesia. De ahí, su nombre: el día de Todos los Santos.

3.- Santo es aquel cristiano que, concluida su existencia terrena, está ya en la presencia de Dios, ha recibido –con palabras de San Pablo- “la corona de la gloria que no se marchita”.

4.- El santo, los santos son siempre reflejos de la gloria y de la santidad de Dios. Son modelos para la vida de los cristianos e intercesores de modo que a los santos se pide su ayuda y su intercesión. Son así dignos y merecedores de culto de veneración.

5.- El día de Todos los Santos incluye en su celebración y contenido a los santos populares y conocidos, extraordinarios cristianos a quienes la Iglesia dedica en especial un día al año.

6.- Pero el día de Todos los Santos es, sobre todo, el día de los santos anónimos, tantos de ellos miembros de nuestras familias, lugares y comunidades.

7.- El día de Todos los Santos es igualmente una oportunidad para recordar la llamada a la santidad presente en todos los cristianos desde el bautismo. Es ocasión para hacer realidad en nosotros la llamada del Señor a que seamos perfectos- santos- como Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto, es santo.

Se trata de una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su Constitución dogmática "Lumen Gentium" lleva por título "Universal vocación a la santidad en la Iglesia".

Y es que la santidad no es patrimonio de algunos pocos privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos.

8.- La santidad cristiana consiste en vivir y cumplir los mandamientos. “El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar”. (Canción de Cesáreo Gabaraín).

"El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo". (Benedicto XVI)

9.- La santidad se gana, se logra, se consigue, con la ayuda de la gracia, en tierra, en el quehacer y el compromiso de cada día, en el amor, en el servicio y en el perdón cotidianos. “El afán de cada día labra y vislumbra el rostro de la eternidad”, escribió certera y hermosamente Karl Rhaner. El cielo, sí, no puede esperar. Pero el cielo –la santidad- solo se gana en la tierra.

10.- Por fin, el día de Todos los Santos nos habla de que la vida humana no termina con la muerte sino que abre a la luminosa vida de eternidad con Dios. El día de Todos los Santos es la catequesis y celebración de los misterios de nuestra fe relativos al final de la vida, los llamados “novísimos”: muerte, juicio, eternidad.

Y por ello, al día siguiente a la fiesta de Todos los Santos, el 2 de noviembre, celebramos, conmemoramos a los difuntos. Es día de oración y de recuerdo hacia ellos. Es día para saber vivir la vida según el plan de Dios. Es día, como el día, en el que la piedad de nuestro pueblo fiel visita los cementerios. Todo el mes de noviembre está dedicado especialmente a los difuntos y a las ánimas del Purgatorio.

SER SANTO ES UN DON Y REGALO DE DIOS


Ser santo es un don y regalo de Dios
Todos los cristianos estamos llamados a la santidad......si ¡todos!


Por: P. Juan Carlos Ortega Rodríguez | Fuente: Catholic.net 






"Todas tenemos ya una aureola sobre nuestra cabeza", me comentó, con cierta ironía, una señora después de un retiro espiritual en el que invité a un grupo de madres de familia a ser santas. Con sus esposos me fue más o menos igual: "¿No cree usted, padre, que eso de la santidad es una palabra demasiada pía?", me dijo uno de ellos. ¿Qué opina usted, querido lector?

¿Quieres ser santo? Veamos qué nos dice el Papa:

La Iglesia vive "un confiado optimismo, aunque sin minusvalorar los problemas. No nos satisface ciertamente -afirma el Papa - la ingenua convicción de que haya un fórmula mágica para los grandes desafíos de nuestro tiempo. No, no será un fórmula lo que nos salve, pero sí una Persona y la certeza que ella nos infunde: ¡Yo estoy con vosotros!".


"¿Qué hemos de hacer?", nos pregunta el Papa al mismo tiempo que ofrece la respuesta: "En primer lugar, no dudo en decir que la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad" . Sus palabras son claras y lo afirma sin dudar: todo trabajo pastoral debe buscar la santidad. Ya sé lo que usted está pensando. También el Santo Padre lo sabe. Por ello, te dice: "Es un compromiso que no afecta sólo a algunos cristianos: Todos los cristianos, de cualquier clase o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor". ¿Te convences? El Papa no se refiere solamente al sacerdote de tu parroquia o a la monjita del colegio de tu hija. Se refiere a ti. Sí, a ti, no dudes: tú debes ser santo.

"Nosotros también somos Iglesia" es una frase que muchos repiten, por desgracia, para opinar en contra del Vicario de Cristo y de los obispos.

De acuerdo, somos Iglesia. Por ella, Cristo "se entregó, precisamente para santificarla. Este don de santidad, por así decir, objetiva, se da a cada bautizado". El gran privilegio de ser Iglesia no es el poder opinar sino el poder llegar a ser santo como la Iglesia es santa.

Quizás conoces una película muy famosa hace unos años: "El soldado Ryan". Un grupo de militares recibieron la misión de sacar de la línea de fuego de una batalla a un soldado llamado Ryan. Después de muchas peripecias que costó la muerte a algunos de los militares, lo encontraron pero el bueno de Ryan no quería dejar la batalla. Entonces el jefe de la expedición le incriminó: "¿eres consciente de lo que ha costado encontrarte y salvarte la vida?" Jesucristo nos podría interpelar del mismo modo: "¿eres consciente que lo que me ha costado darte la posibilidad de ser santo y salvarte como para que ahora no quieras aceptarlo?"

En realidad ser santo es, primero de todo, un don y regalo de Dios.

Pero también es "un compromiso que ha de dirigir toda la vida cristiana". En efecto, al momento de bautizar la pregunta "¿quieres recibir el Bautismo?, significa al mismo tiempo preguntarle, ¿quieres ser santo? Significa ponerle en el camino del Sermón de la Montaña: sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial". Desde ese momento, si queremos ser coherentes, en todas las acciones de la vida diaria debemos buscar ser santos, pues "sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial".

Y el Papa vuelve a recalcar: "este ideal de perfección no ha de ser malentendido, como si implicase una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos genios de la santidad. Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este alto grado de la vida cristiana ordinaria".

Después de leer las palabras del Santo Padre, te propongo nuevamente la pregunta del inicio: ¿quieres ser santo?

sábado, 29 de octubre de 2016

LA VÍSPERA DE TODOS LOS SANTOS



La víspera de Todos los Santos



En estos días he visto muchos comentarios sobre el Halloween. Yo les propongo una forma nueva de vivir la Víspera de todos los Santos, es decir el próximo 31 de Octubre:

1.- Ve a Misa, aprovecha para confesarte. El 1 de Noviembre es dedicado a la Divina Providencia y puede ser un excelente inicio de mes.

2.- Dedícale una hora a Jesús Eucaristía. Reza por tu familia, reza por quien tu desees. Y dile que deseas ser santo.

3.-Prepárate para recibir a los niños que toquen a tu puerta y ábreles cómo lo haría Jesús.

4.-La preparación consiste en tener dulces en cantidad, porque por eso van, en segundo lugar sería bueno que tengas una imagen de la Virgen y preparado un altar a ella o a Jesús en la entrada de tu casa.

5.-Imprime estampas de santos con alguna oración, que sean suficientes para los niños y sus acompañantes.

6.- Trata de estar preparado cuando toquen el timbre, invoca al Espíritu Santo con la siguiente oración: “Espíritu Santo, inspirarme lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, cómo debo obrar para procurar el bien de los hombres, el cumplimiento de mi misión y el triunfo del reino de Cristo, Amén”.

7.- Abre la puerta con una sonrisa en tu cara y en tu corazón.

8.- Diles la alegría que significa que hayan tocado tu puerta y que con gusto les darás algunos dulces, pero que se los tienen que ganar.

8.- Invítalos a rezar un Padre Nuestro, una Ave María y  Gloria.

9.- Reparte a cada uno una estampa de un Santo.

10.-Dales un dulce y despídelos con mucha alegría.

Espero que tengan una fabulosa víspera de todos los santos. Si te gusta la iniciativa compártela con todos tus contactos.

No solo nos dediquemos a decir lo que está mal… sino propongamos algo nuevo para evitarlo.


Fuente: Pequeñas Semillitas
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