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lunes, 24 de enero de 2022

CONOCE LA HISTORIA DE ESTAS PERSONAS NEGRAS QUE LLEGARON A LOS ALTARES



Conoce la historia de estas personas negras que llegaron a los altares

Redacción ACI Prensa




Cada 24 de enero, el mundo celebra el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, que fue adoptada por la UNESCO en 2019 y recuerda la importancia de la cultura negra para la humanidad.

En la Iglesia destacan algunas personas de procedencia afrodescendiente que, en su lucha por alcanzar la vocación a la santidad, llegaron a los altares. Te presentamos la historia de algunos santos y beatos que muestran que la santidad no tiene color de piel ni nacionalidad.


1. San Martín de Porres

San Martín de Porres nació en Lima (Perú) en 1579, fue hijo de un noble español de origen burgalés, Juan de Porres, y una negra liberta, Ana Velázquez, natural de Panamá. Desde niño, se preocupaba por el sufrimiento de la gente, especialmente por los enfermos y los pobres.

Aprendió el oficio de barbero y adquirió algunos conocimientos de medicina. A los quince años pidió ser admitido como “donado”, es decir, como terciario, en el convento de los Dominicos de la Ciudad de Lima.

Ya en el convento, trabajó como enfermero, donde atendía a cualquiera que se presentase a la enfermería, e intercedió ante Dios para que se realizaran numerosos milagros, especialmente curaciones.

San Martín de Porres murió en 1639, fue canonizado por San Juan XXIII en 1962 y ha sido siempre representado con la escoba en la mano, símbolo de su humilde servicio. Fue nombrado “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” y su fiesta se celebra cada 3 de noviembre.


2. Santa Josefina Bakhita

Santa Josefina Bakhita nació en Sudán (África), de muy pequeña fue capturada en el bosque y vendida como esclava, donde pasó por la propiedad de cinco amos, siendo el cuarto con el que más sufrió de humillaciones y torturas.

Josefina ingresó al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, junto con Minnina, su amiga e hija de su nuevo amo, Augusto Michieli. Es ahí que conoce a Dios, quién siempre “había permanecido en su corazón” y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, “pero recién en ese momento sabía quién era”.

El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación. Desde ese momento tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada, y el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad, se convirtió en una de las hermanas de la orden.

Bakhita falleció en 1947 en Schio (Italia), San Juan Pablo II la beatificó en 1992 y declaró su día de culto el 8 de febrero. Finalmente, el mismo pontífice la canonizó en el año 2000.

“Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”, son las recordadas palabras de la santa que se convirtió en un ícono de la historia de África.


3. San Benito de Palermo

San Benito Manassari nació en San Fratello en Messina (Italia) en 1526, fue hijo de descendientes de esclavos africanos y por su color de piel es conocido como el Moro.

A los 21 años ingresó en una comunidad de ermitaños y vivió en el Monte Pellegrino en Palermo. Sin embargo, cuando el Papa Pío IV disolvió la comunidad pasó a ser parte de los Frailes Menores.

Por 24 años su hogar fue el convento de Santa Maria di Gesù, donde ejerció la labor de cocinero, superior y maestro de novicios, fue conocido por su humildad y por vivir lleno de fe en la divina providencia,

Murió en 1589, fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1743 y el Papa Pío VII lo canonizó el 24 de mayo de 1807. Su festividad se celebra el 4 de abril y es copatrón de Palermo junto con Santa Rosalía.


4. San Carlos Lwanga y compañeros mártires de Uganda

Carlos Lwanga, José Mkasa, junto a 20 compañeros, fueron martirizados entre 1885 y 1887 en Uganda por haber formado parte de la sociedad de los Misioneros de África, conocida como los Padres Blancos, que se encargó de la evangelización de ese continente durante el siglo XIX.

El líder de la comunidad católica, que para entonces tenía unos 200 miembros, era un joven de 25 años llamado José Mkasa (Mukasa) que trabajaba como mayordomo de la corte del rey Muanga.

José fue quemado el 15 de noviembre de 1885 por confrontar una decisión del soberano. Antes de fallecer, el joven dijo a sus verdugos: “un cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir”.

En mayo del año siguiente, los cristianos, ahora a cargo de Carlos Lwanga fueron capturados y llevados ante el rey, que les preguntó si tenían la intención de seguir profesando su fe, a lo que respondieron “¡Hasta la muerte!”.

El 3 de junio de 1886 doce de ellos fueron quemados vivos y otros 10 cristianos fueron descuartizados. Los 22 mártires fueron beatificados el 6 de junio de 1920 por el Papa Benito XV. Posteriormente fueron canonizados por Pablo VI el 18 de octubre de 1964.


5. Beato Cyprian Michael Iwene Tansi

Cyprian Michael Iwene Tansi nació en 1903 en Igboezunu al sur de Nigeria. A pesar de la desaprobación de sus padres, ingresó al seminario de Igbarian en 1925 y se consagró sacerdote en 1956.

El P. Tansi fue una persona cercana al pueblo, estuvo principalmente atento a la pastoral de la familia, donde trabajó para asegurarse que las parejas llegaran bien preparadas al Matrimonio y promovió la castidad.

El sacerdote también luchó por el acceso a la educación de las mujeres jóvenes, animó a las personas a recibir el Sacramento de la Reconciliación y nutrir sus vidas por la Palabra de Dios y la Sagrada Comunión.

Fue enviado a la abadía cisterciense de Mount Saint Bernard (Inglaterra) para seguir la vocación monástica y así devolver la vida contemplativa a África. En 1964, cerca de regresar a Camerún para formar la nueva comunidad, falleció de un aneurisma aórtico.

Fue beatificado por San Juan Pablo II el 22 de marzo de 1998 y es el primer beato de Nigeria.


6. Beato Tshimangadzo Samuel Benedict Daswa

Tshimangadzo Samuel Daswa nació el 16 de junio de 1946 en la tribu Lemba en la diócesis de Tzaneen, fue bautizado el 21 de abril de 1963, a los 16 años de edad con el nombre de Benedict.

Daswa fue director de la escuela primaria del pueblo de Nweli, catequista, promotor de obras de caridad y reconocido por su vida de oración, su generosidad y bondad; rasgos que también demostró con su esposa, Shadi Eveline Monyai, una luterana que se convirtió al catolicismo, y sus ocho hijos.

El 2 de febrero de 1990, fue emboscado cuando viajaba en su automóvil, como represalia por negarse a pagar dinero al consejo de ancianos que pensaba acudir a un brujo por una serie de fuertes temporales en la aldea.

Daswa escapó, pero ante la amenaza de matar a la mujer que lo escondía, se entregó a sus asesinos diciendo: “Padre recibe mi espíritu”. Fue asesinado cruelmente, momento en que él oró de rodillas.

Daswa fue beatificado por el Papa Francisco el 13 de septiembre de 2015 y es el primer beato de Sudáfrica.  

jueves, 4 de febrero de 2021

ME HAN DIAGNOSTICADO CÁNCER - TESTIMONIO



Me han diagnosticado cáncer

Postrada en la cama he pensado mucho en ti. No te entiendo. Pero voy entendiendo que lo que vale realmente es la vida, y ésta no termina con mi enfermedad y muerte física.


Por: P. Felipe Santos 



Hola Jesús,

Señor, buenas noches. No sé si son buenas. Me han diagnosticado esta mañana un cáncer. Mi familia está hundida. No se lo quiere creer. Esta noche, sin poder conciliar el sueño, me dirijo a ti como el salmista: "Estoy agotada de gemir, de noche lloro sobre el lecho, riego mi cama con lágrimas".

Me rebelo contra ti. ¿Por qué has permitido que me entre esta enfermedad tan temible? ¿No eres tú el Dios de la vida y del amor? ¿Cómo es posible que me toque a mí, tan joven y con el mundo abierto a la ilusión? ¿Por qué mis padres lloran tanto y no encuentran consuelo? Esta vez, Señor, me la has jugado bien.

Mi conciencia se ha oscurecido ante la sombra maldita de este mal que corroe mi salud poco a poco. Me cuesta mucho salir de esta situación. Me abruma la pena, el desconcierto. Ni siquiera mis padres aceptan las palabras del doctor.

¿Qué hacer?, me pregunto en estas duras horas de soledad. Tan sólo me han dado unos meses de vida. No me lo puedo creer. Y así me tienes, postrada en la cama. He pensado mucho en ti. Demasiado. No te entiendo. Pero al dirigirme a ti con las palabras de tu salmo, voy entendiendo y aceptando que lo que vale realmente es la vida. Y ésta no termina con mi enfermedad y muerte física.

Ahora más que nunca, Señor, entiendo tu muerte en la cruz. Desde ella contemplo mi cuerpo agotado y unido al tuyo en la cruz. Desde ella percibo en mi cuerpo débil que estoy llamada a estar contigo, tras mis pocos años pasados aquí con mis padres, mi familia y mis muchas amistades. Ahora, cuando la luz del sol ha abierto sus puertas a la naturaleza, me doy cuenta de que si no acepto esta realidad de mi futura muerte, todo será inútil. Y, sin embargo, sé que mis sufrimientos unidos a los tuyos, servirán para la purificación de otros seres humanos que, con el mismo mal, se debaten y se quedan obnubilados ante la desgracia que azota sus propias carnes.

Yo, no obstante, Señor, tras esta noche pasada en blanco, me siento, en este bello amanecer, más tranquila. Me he preguntado durante estas horas el camino que debía elegir. ¿Desesperarme? ¿Caer en depresión?... He leído despacio algunos salmos. El 7 me ha impactado de tal manera que he encontrado en él un consuelo y una paz que no esperaba. “Señor, mi refugio y mi escudo”.

En tus palabras he visto, no su significado externo, sino el interno. Ahora que me encuentro sumida en una dificultad real y grave, anhelo con toda mi alma que me des fuerzas para afrontarla. No quiero otra cosa que ponerme en tus manos. Mi idea sería que me curaras, pero en tus manos anhelo que sea tu voluntad la que se cumpla y no la mía. Ya sabes que me gustaría ver mis cosas a mi modo. Sin embargo, deseo aprender en este tiempo a verlas como tú las ves.

Pero ten en cuenta, Señor, que voy a luchar con todas mis fuerzas y la ayuda de la ciencia para que mi mal, si es tu voluntad, desaparezca de mi cuerpo joven, atenazado por el aguijón de la muerte futura próxima.

Quiero agradecerte los años que me has concedido de vida en este mundo. A ti, el primero, y después a todos cuantos han hecho de mí una persona creyente. Esta fe me lanza a ver en mi cáncer una manifestación del dolor que sufre el mundo. Un dolor que, unido al tuyo y al de la toda la humanidad, hará que mi alma y mi persona entera se purifiquen como el oro en el crisol.

No permitas, Señor, que mis seres queridos se entristezcan. Mi vida , como la de todos los seres humanos, es un lento morir a las realidades de este mundo físico para entrar en el celestial. Ahora me doy cuenta de que todo afán y todo cuanto hacemos en esta vida material debe tener como norte y fin el encuentro contigo, cuando tú lo digas, cuando llegue tu hora.

Quisiera que mi último suspiro fuera decirte “qué admirable es tu nombre en toda la tierra”.

Con esta fe, esperanza y amor, manténme alegre, incluso en el dolor y con mi “hermano el cáncer.”

Gracias, Señor por leer esta carta desde mi cruz del sufrimiento que me une a ti y a todos los sufrientes de esta humanidad.


Te quiere mucho, María del Mar, 20 años 

lunes, 6 de julio de 2020

SACERDOTE RELATA SU EXPERIENCIA SIRVIENDO A ENFERMOS POR COVID 19


Sacerdote relata su experiencia sirviendo a enfermos por COVID-19
Redacción ACI Prensa
 Crédito: ACN.




Un sacerdote polaco, admirador de Santa Teresa de Calcuta, relata su experiencia llevando salud corporal y espiritual a los pacientes con COVID-19 en un hospital de Ucrania.

El P. Grzegorz Draus es un sacerdote católico de Lublin (Polonia), que desde hace nueve años ejerce su ministerio en la ciudad de Lviv o Leópolis (Ucrania), y que hoy tiene la especial misión de cuidar el cuerpo y el alma de los pacientes con COVID-19 de un hospital local.

A la fecha, la ciudad de Leópolis, uno de los centros culturales, científicos e industriales más importantes del país, registra más de tres mil fallecidos, 700 internados y casi 100 fallecidos por el nuevo coronavirus.

“Desafortunadamente debido a otros trabajos parroquiales, me es imposible visitarlos con más frecuencia”, dijo el P. Draus a la fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y explicó que por la necesidad de realizar otras labores en la parroquia, visita el hospital solo dos días a la semana.

En cada visita, el P. Draus ingresa vestido con 14 elementos de protección como los médicos, enfermeras y personal sanitario, pero se distingue de ellos por la estola que porta en el cuello, que si bien antes pasaba inadvertida por lo habitual, hoy simboliza, con toda su fuerza, la vocación del sacerdote.


“Estoy ocho horas dentro de este ‘uniforme’ que se compone de 14 partes diferentes. Cuando voy de una unidad del hospital a otra, debo cambiar parte del equipamiento y desinfectarme con un líquido especial”, dijo el sacerdote a ACN.

Debido al alto riesgo de contagio, el sacerdote toma con responsabilidad su propio cuidado en cada visita y felizmente hasta la fecha no ha contraído el virus. “En otros hospitales, hay muchos contagios también entre los médicos porque no tienen tantas medidas. Pero no se puede bajar la guardia, la enfermedad está en todas partes. Me hice la prueba dos veces y gracias a Dios: estoy sano”.

El P. Draus también señaló su admiración por el trabajo de las enfermeras, pues ha podido experimentar la gran dificultad de realizar su servicio cuando utiliza el traje de protección del virus.

“Para mí, lo más difícil es trabajar a pesar de la humedad y el sudor porque se empaña todo y casi no se ve nada. No puedo imaginar cómo trabajan las enfermeras en tales condiciones, no es fácil. Sin embargo, tienen que hacer su trabajo, como por ejemplo, poner inyecciones”, dijo.

El sacerdote dijo que en cada servicio, visita a los enfermos en sus habitaciones, les da la bendición, conversa con ellos, les habla sobre el amor de Dios y trata de darles buenas noticias; pero también confiesa lo complicado que sería para él padecer la enfermedad.

“Yo no estoy enfermo de COVID, Dios sabe que sería demasiado difícil para mí. Los enfermos tienen una fe fuerte”, dijo. Además del sufrimiento físico, “lo más difícil son las consecuencias y los problemas que conlleva y afectan a los demás: hospitalización, aislamiento. Algunos pueden sentirse culpables”, añadió.

Algo que el P. Draus le recuerda a los pacientes que visita es que Cristo sufrió los mismos síntomas que ellos sufren: “Dificultades para respirar” y que “Jesucristo está muy unido a ellos en la cruz”. Además, para fortalecer su alma, los confiesa y les distribuye la sagrada Comunión.

Debido a las regulaciones sanitarias en el hospital, no es posible consumir las hostias consagradas que no se lleguen a brindar, ni tampoco es posible guardarlas o conservarlas en ningún sitio; sin embargo, el sacerdote no ha tenido que afrontar esta situación.


“Todos los días vivo un pequeño milagro, la cantidad de personas que participan en la comunión es igual a la cantidad de hostias que traigo conmigo”, dijo el P. Draus.

Para el P. Draus, llevar su ministerio de esta forma antes habría sido impensable, pero siempre tuvo claro que seguir su vocación sacerdotal sería una “actividad fascinante”.

El sacerdote contó que cuando era un joven adolescente le dijo a su amigo “que quería sacrificarse para servir a los pobres”, pero él le respondió que Dios no necesita su sacrificio, sino su amor. Ahora, en sus casi 25 años como sacerdote, no lamenta “ni un solo día” su ordenación y afirma que su único deseo es seguir el ejemplo de Santa Teresa de Calcuta.

La santa servía a los pobres y a los necesitados y “solo dormía 4 o 5 horas porque estaba llena de ardor en su actividad: ella amaba lo que hacía. Yo también quiero amar lo que hago de esa manera, hasta el final”, afirmó el sacerdote polaco.

ACN apoya la misión de sacerdotes que cuidan de los más necesitados de la pandemia. Por ello, enviará equipos de protección personal como máscaras, guantes, antisépticos y otros, a 3.478 sacerdotes, 92 seminaristas y mil miembros de comunidades religiosas para que puedan protegerse en su servicio y evitar la expansión del coronavirus.

lunes, 18 de junio de 2018

DEJÓ LA BRUJERÍA, VOLVIÓ A LA FE Y CON ORACIÓN AYUDÓ A LA CONVERSIÓN DE SU HIJA DROGADICTA


Dejó la brujería, volvió a la fe y con oración ayudó a la conversión de su hija drogadicta
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa
Foto: Facebook Patricia Sandoval




Patricia Sandoval, una activista provida mexicana que abortó tres veces y trabajó para la multinacional del aborto Planned Parenthood, contó cómo su madre dejó la brujería, volvió a la fe católica y rezó durante años por su conversión.

Sandoval brindó este testimonio durante el II Congreso Internacional “Hacia el amor verdadero” realizado en Lima (Perú) en junio de 2017.

La activista recordó que cuando era niña, su casa era “una feria de brujas” y que su madre la motivaba a realizar prácticas esotéricas, como alinear los chakras.

“Nosotros íbamos a congresos de brujos”, relató.

Sandoval, cuyos padres emigraron de México a Estados Unidos, afirmó que “en mi casa no reinaba Jesucristo, reinaba el demonio. Mi mamá llegó a creer que Jesucristo era un extraterrestre”.

Su madre, prosiguió, también era una mujer vanidosa y le repetía constantemente que “si no eres joven ni bella no vales nada en la vida”.

Ella nunca le habló sobre la importancia de la castidad ni de hacer respetar su cuerpo. Más bien le decía “el día que tú decidas tener relaciones sexuales, ponte un condón. Se responsable, no seas tonta”.

Cuando la activista tenía 12 años, sus padres se divorciaron porque “desafortunadamente como en mi casa jugábamos la ouija todos los días, habían brujas cada fin de semana, obviamente la familia no duró”.

Todo empeoró porque a raíz del divorcio, su madre dejó el hogar de la familia.

“Recuerdo que yo le tenía odio a mi mamá. Pensaba cómo era posible que una madre deje a sus hijos. No quería hablar con ella”, narró Patricia Sandoval.

A raíz de esta crisis familiar, la joven empezó a llevar un estilo de vida libertino, practicando el “sexo seguro” que le aconsejó su madre lo que la llevó a quedar embarazada tres veces y a abortar a todos sus bebés.

Tiempo después, se mudó y entró a trabajar como enfermera en una clínica de la trasnacional del aborto Planned Parenthood en el estado de California. Allí fue testigo del sufrimiento de las mujeres que abortan y del mutilamiento de los niños en el vientre de sus madres.

Dejó de laborar en ese lugar porque no podía soportarlo. Se refugió en la droga, perdió todo y “quedé tirada en la calle por tres años con mi novio viviendo como vagabundos”.

“Mi familia no sabía nada de mi porque ¿cómo iba a llegar donde ellos si yo no tenía éxito, ni belleza? Era totalmente un fracaso. Me daba pena llegar con mi familia”, afirmó.

Tras ser abandonada por su pareja y sentirse totalmente sola, Sandoval tuvo una experiencia de fe que le permitió acercarse a Dios y regresar a la casa de su familia.

Al retornar se dio con la sorpresa de que su mamá también había vuelto y se había convertido a la fe católica. Además, mientras vivió en la calle por tres años, ella había rezado para que Patricia volviera a casa.

Esa fue la primera vez que su madre le dijo que ella no valía por las cosas materiales ni por su apariencia física sino que “la única razón por la cual tú vales es porque Jesús derramó la última gota de sangre por ti en la cruz. Tú vales la sangre de Cristo, es tu identidad. Tú eres princesa del Rey de Reyes y eres hija del altísimo”.

Luego, continuó la activista provida mexicana, la mamá tomó una biblia y pronunció estas palabras: “no importa o que el mundo diga de ti. Me importa lo que Dios dice de ti. Los pasajes de la Biblia son cartas de amor que te ha escrito tu Padre”.

Tras el reencuentro, su madre comenzó a llevarla a Misa diariamente, rezaba el rosario y la acercó al sacramento de la reconciliación. Gracias a su apoyo pudo sanar y volver a la fe.

“Yo creo que por la misericordia de Dios y por las oraciones de mi madre mi novio nunca regresó por mí. Las oraciones de una madre vienen desde lo más profundo de su ser y son las más escuchadas por Dios”, aseguró Patricia Sandoval.   

En mayo de este año, la activista provida se comprometió. Además, ha publicado su autobiografía bajo el título “Transfigurada”.


lunes, 12 de marzo de 2018

TESTIMONIO: EN MEDIO DE LA NOCHE, COMPRENDÍ, QUE EXISTE DIOS Y EL DEMONIO


En medio de la noche comprendí, sin dudas, que existe Dios, y también el demonio: algo salió de mí


Un testimonio real de liberación de lo demoníaco en: Desde el Infierno de Ulises al Cielo de Pablo


Por: P.J.G. | Fuente: Religión en Libertad 




Un empresario chileno que usa el pseudónimo "Pablo de Torreones" ha escrito con detalle un proceso peculiar: su toma de conciencia de que necesitaba a Dios para sanar su matrimonio... y su descubrimiento de que lo demoníaco tenía un papel importante en su vida de adulterio, tristeza y depresión. 

Publicó su testimonio en una editorial chilena en 2011 con el título "Desde el Infierno de Ulises al Cielo de Pablo", y en 2017 ha publicado una reedición en la editorial española VozDePapel.

Cinco años con una amante... dejó su casa
Durante las primeras 40 páginas, describe los días en que, tras cinco años manteniendo una amante en secreto, su mujer lo descubre y él decide irse de casa. Su esposa le pidió hablar antes con un sacerdote y con un psicólogo, y él accedió, por contentarla.

Ella quería sanar la relación y salvar el matrimonio. Pero él solo pensaba en disfrutar de su amante, Valentina, una mujer separada, con hijos, antigua compañera de la universidad.

Dejar su gran casa por un diminuto y feo pisito, dejar de comer bien por hacer vida de soltero, dedicarse a llevar la ropa a la lavandería él, que nunca hizo ninguna tarea del hogar... todas las incomodidades le parecían hasta interesantes, teñido todo de la emoción de "tomar las riendas de mi vida". Al principio intentó ocultar a sus hijos, de 27 y 29 años, colaboradores en su empresa, la causa de la ruptura: que tenía una amante. Pero ellos lo descubrieron. La decepción que causó a sus hijos, a otros parientes... todo le daba igual.


Una amante no siempre cerca...
Sin embargo, su amante, Valentina, no estaba siempre disponible. Viajaba mucho, tenía cosas que hacer con sus propios hijos, a veces se enfadaba con Pablo. Y en esos momentos, él retomaba el contacto con su esposa. Mientras tanto, su mujer rezaba, incansable.

En Semana Santa de 2008, Valentina se fue a un viaje al Caribe, mientras que Pablo aceptaba pasar unos días de pesca con su esposa e hijos. Él había tenido fe en su pasado, pero en esta época se había convencido de que Dios no existía. Le parecía bien que fuese un consuelo para su mujer. De hecho, él intentaba que ella se "volcase en Jesús" para dejarlo marchar. Pero ella le dijo en varias ocasiones que lo amaba a él, a su esposo, y que su relación con Cristo no era una sustitución, sino una fuerza para amar. También le decía ella que no tenía rencores, que valía la pena recuperar la relación.

La noche en que todo cambió de golpe
En la madrugada del domingo 23 de marzo, Domingo de Resurrección, en su alojamiento de vacaciones, en esa expedición de pesca en familia, Pablo despertó en medio de la noche, ansioso, inquieto, como tantas otras noches. Pero sintió algo especial.

"Repentinamente percibí una sensación diferente, indefinible, casi ajena, diría, que me puso en alerta. Se lo hice notar a mi señora, quien ya también se había despertado. Mientras me escuchaba, ella comenzó a orar el rosario en voz baja. De improviso, la sensación se volvió casi corpórea y en la inquietud que me provocaba le dije a mi esposa: 'Siento como si algo estuviera saliendo, desprendiéndose de mi cuerpo'. Sí, pude captar el instante preciso en que aquello salió por completo de mí. Como si mirase por el espejo retrovisor de un vehículo en marca, constaté que la angustia padecida unos minutos antes, iniciada por primera vez en enero, quedaba en el pasado."


Aún sintió más cosas en ese momento.
"Me sentí pleno de una paz infinita que se apoderaba de todo mi ser. Al instante mi entendimiento se abrió. Comprendí, sin dejar espacio a la duda, que existe Dios, pero también el demonio. Sin poder explicarlo racionalmente, experimenté y supe que Dios, siendo más poderoso, me había regalado su gracia, arrancando un demonio de mi cuerpo".

"¿Era esto que vivía lo que los libros de espiritualidad llaman una experiencia mística? Al poco rato percibí algo semejante a una tenue corriente eléctrica, muy agradable, recorriendo mi cuerpo de abajo hacia arriba y viceversa. Confirmó mi creencia en Dios".

En misa de Resurrección, llorando
"Al despertar en la mañana, la paz me habitaba y no tenía angustia. Mi primer pensamiento fue querer ir a misa. Después del desayuno, fui con mi señora. Lloré durante toda la eucaristía, pidiendo perdón a Dios y agradeciéndole este encuentro con Él. También mi esposa lloraba agradeciendo a Dios mi conversión". Era el Domingo de Resurrección y también él se sentía resucitado. De vuelta a Santiago de Chile, se quedó a dormir en su casa, la de su familia. Era su retorno tras 7 meses fuera.

Al día siguiente, lunes, ambos acudieron a un nuevo terapeuta de pareja, cristiano, que le regaló una estampa de San José, patrono de la familia, invitándole a rezarle. Era el momento de superar las tentaciones de pensar en la amante. Cambió de número de teléfono móvil.

Primera confesión en décadas
Y se confesó con el director espiritual de su mujer. En ese momento Pablo solo creía en Dios y el demonio. Era el momento de conocer a Jesucristo. El sacerdote le animó a rezar el rosario y ler la Biblia cada día. En el momento de la absolución "sentí claramente que algo entraba en mi pecho dejándome una paz absoluta que jamás había experimentado". Fue a su piso de "separado" y lo cerró, repartiendo sus cosas entre los conserjes y la señora de la limpieza.

"En menos de 48 horas había pasado de ser un hombre no creyente a otro que creía en Dios Padre, en el Espíritu Santo, en la vida eterna, en el perdón de los pecados, en el poder de la oración y también en el demonio", escribe.

Las tentaciones de los demonios: fantasías para distraer
El resto del libro "Desde el Infierno de Ulises al Cielo de Pablo" son reflexiones y enseñanzas sobre temas de demonología y cómo la acción del demonio puede suscitar fantasías, miedos, distraciones, angustias, etc... para distraer a la persona de lo bueno y verdadero que hay en su vida y orientarle hacia la ruptura.

Se dio cuenta, por ejemplo, que tras su experiencia mística, ya no sentía ninguna de las dolencias que había estado experimentando durante años, al menos desde 1997. Cree que la acción demoníaca entró en su vida a partir de 1992, cuando dejó de confesarse, se alejó de Dios y empezó a aceptar el pecado en su vida.

En su periodo de adulterio, por ejemplo, una y otra vez olvidaba todas las cosas buenas de su relación de décadas con su esposa, que le parecía "aburrida", aunque objetivamente había en ella muchas cosas interesantes y agradables, mientras que fantaseaba una y otra vez con actividades y encuentros con su amante. Obsesiones, enfermedades, malestares, jaquecas, sueños y engaños... De todo eso se liberó por la oración insistente de su esposa y la gracia curadora de Dios.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

5 LAICOS, PADRES DE FAMILIA TRABAJADORES, ENTRE LOS FUTUROS BEATOS VICENCIANOS


5 laicos, padres de familia trabajadores, entre los futuros beatos vicencianos
Mártires de la Virgen de la Medalla Milagrosa de Madrid


La ceremonia se llevará a cabo el sábado 11 de noviembre en Madrid


Por: P.J. Ginés´ | Fuente: Religión en Libertad 



El 11 de noviembre de 2017, serán beatificados en Madrid 60 mártires de la familia vicenciana, asesinados durante la persecución religiosa en la Guerra Civil española. Es la feliz unión de dos causas independientes: la de Vicente Queralt Lloret y 20 compañeros y la de José Maria Fernández Sánchez y 38 compañeros. De ellos la mayoría eran clérigos paúles, pero algunos de ellos eran laicos y padres de familia.

Este es el caso de los 5 miembros de la Asociación de la Medalla Milagrosa, detenidos por los milicianos del Círculo Socialista del Norte, que tenían su base, desde el 22 de julio de 1936, en el convento de las Esclavas del Sagrado Corazón en la actual calle de Martínez Campos, número 8 (entonces se llamaba Calle de Francisco Giner).

Estos milicianos eran conocidos como "los Leones Abisinios". En el diario ABC del 28 de agosto de 1937, escrito desde el entusiasmo republicano, se explica que "el batallón Leones Abisinios está constituido en su mayor parte por militantes socialistas; de Madrid, unos; otros de Fuencarral; de Villacarrillo (Jaén), no pocos. Curtidas todas las caras por el sol y por el viento. Los espíritus curtidos por la lucha proletaria".

La "lucha proletaria" les había "curtido" en tareas como detener y matar a personas de clase trabajadora simplemente porque pertenecían a asociaciones devocionales y religiosas. En el caso de los 5 mártires de la Medalla Milagrosa se ve con claridad.

Un portero sindicalista, un cartero, un camarero, un vendedor...
Justo Ramón Piedrafita, de 40 años, casado, con 6 hijos, era portero, el clásico conserje, vestido de librea, siempre presente en la puerta de la casa y dispuesto al servicio de todos los vecinos. Era además miembro de un sindicato católico de porteros.

Agustín Fernández Vázquez era cartero, tenía 41 años y estaba casado, sin hijos.

Felipe Basauri tenía 55 años, era camarero, viudo, con dos hijas ya adultas.

José Garvi Calvente tenía 55 años, era dependiente en la tienda de ropa "Casa Baranda", estaba casado y tenía una hija adulta y casada.

Eduardo Campos Vasallo tenía 50 años y era ayudante de obras públicas; estaba casado y tenía 6 hijos, de entre 20 y 10 años.

En apenas dos semanas, entre el 8 y el 23 de agosto de 1936, los cinco fueron detenidos y asesinados.

La UGT y los comunistas lo soltaron; los socialistas, no
Justo, el portero, fue denunciado por un compañero, un portero del número 39 de su calle. Primero le detuvieron milicianos de los "Leones Rojos", del sindicato pro-socialista UGT. Lo interrogaron y lo dejaron marchar. Siete días después le detuvieron otros milicianos, esta vez comunistas. También lo dejaron marchar.

En cada detención había registros en su piso, y veían que no ocultaba sino que mantenía a la vista el crucifijo de su cuarto y la medalla de la Milagrosa. Los milicianos no sabían que en un piso del mismo edificio, con la familia Sarria Carvajal, se escondía una monja reparadora, con objetos de culto camuflados en la leñera.

Al cabo de siete días más, el sábado 22, fue detenido una tercera vez, esta vez por los "Abisinios" del Círculo Socialista. Su esposa acudió a Castejón, jefe de los Abisinios, explicándole que tenía 6 hijos y pidiendo compasión. Le dieron largas y luego le dijeron que estaba en el Cuartel de la Montaña. Efectivamente, allí pasó su última noche, acompañado por dos sacerdotes y el médico y periodista Manuel Pombo Angulo.

Pombo se salvaría de ser fusilado por un miliciano que había sido empleado de su padre: dijo a sus compañeros que se "encargaría" de él... y lo llevó a casa y le ayudó a huir. La familia del portero Justo no supo qué había pasado con él hasta que después de la Guerra Pombo acudió a explicarles cómo habían sacado primero a los sacerdotes y luego a Justo para matarlos.

El que entregaba en persona las ayudas a los pobres
Agustín Fernández Vázquez, el cartero, era también el tesorero de las obras de caridad de los Caballeros de la Milagrosa y era el encargado de entregar a los pobres esas ayudas personalmente. Aunque estaba afiliado al partido conservador Acción Popular no tenía en él ningún cargo y parece claro que se le buscó por aparecer en las listas de los Caballeros de la Milagrosa, o bien denunciado por alguno de los que ayudaba, o ambas cosas.

Lo vinieron a buscar a casa el 17 de octubre los Abisinios y su esposa vio como lo llevaban al Círculo Socialista, muy cerca de su casa. Después ya no lo volvió a ver. Se considera que fue asesinado en el Cuartel de la Montaña al día siguiente, 18 de agosto.

Un panadero le avisó, pero no quiso huir
A Felipe Basauri, camarero viudo, de 55 años, le avisó el panadero de enfrente de su casa: había oído a unos individuos decir por teléfono que "iban a buscar a un carca de mucho cuidado en el número 31", su casa. Basauri no se escondió, pensando que no tenía nada que ocultar.

Ese mismo lunes 10 de agosto le vinieron a buscar los Abisinios del Círculo Socialistas. Su portero vio como se lo llevaban. Solo tres meses después supieron sus hijas, por varios testigos, que fue después llevado al Cuartel de la Montaña, donde fue ejecutado, probablemente el 12 de agosto.

A la Puerta del Sol, y casi atrapan a su hija
A José Garvi Calvente, otro miembro de la asociación vicenciana, lo fueron a buscar a las 9 de la mañana del 19 de agosto a la tienda de ropa donde trabajaba de dependiente, Casa Baranda, en la misma Puerta del Sol, número 2. Allí mismo intentaron detener también a su hija Elvira, de 27 años, pero la joven, casada un año antes y embarazada, escapó usando la escalera interior del edificio.

Unos milicianos dijeron luego al marido de Elvira que lo habían llevado a la checa comunista de Santa Engracia, 46, pero esta checa comunicaba por un pasillo con la checa socialista del Círculo, en Martínez Campos, 8. Estuvo preso allí los dos días habituales y llevado el 21 de agosto al Cuartel de la Montaña donde fue fusilado.

Se llevaron a su hijo para que él se entregara
A la misma hora y el mismo día que detenían al vendedor José Garvi, milicianos de las Juventudes Socialistas Unificadas de Centro llegaban a la casa de Eduardo Campos, que trabajaba para el Ministerio de Obras Públicas. Al frente del grupo esta el llamado "Capitán Centellas", un ex-maestro de unos 30 años, y el conductor del coche, apodado el Sargento Veneno, de unos 50 años.

Como Eduardo Campos no estaba en casa, se llevaron a su hijo mayor, que tenía 20 años y estudiaba telegrafía. Lo encerraron en el Círculo Socialista, donde pudo ver a otros congregantes de la Milagrosa, entre ellos José Garvi, el vendedor de ropa.

Cuando Eduardo Campos se enteró, acudió en persona a entregarse a cambio de su hijo. En la puerta encontró al yerno de José Garvi, que buscaba a su suegro. Los milicianos no liberaron al joven hasta que firmó un documento comprometiéndose a no irse de su domicilio y a estar displonible, e hicieron venir a su hermano de 15 años para que firmara lo mismo.

El tintorero de la calle Santa Engracia, 60, que estaba preso ese día, explica que a Campos le dieron de comer pero "insultándolo extraordinariamente". Un miliciano que habló con el yerno de Garvi le enseñó una lista de los que "pasaban al Cuartel de la Montaña" y allí figuraban su suegro y Campos. Parece casi seguro que Campos fue asesinado en el cementerio nuevo de Aravaca el 21 de agosto, a un día de cumplir 52 años.

Listas confiscadas al asaltar la Milagrosa
Ya en julio de 1939 los Padres Paúles calculaban que "son cerca de 80 los caballeros de la basílica de la Medalla Milagrosa fusilados durante la revolución". En el caso de los 5 que comentamos, se trataba de unos laicos que eran bien conocidos en el barrio de Chamberí. El tintorero que coincidió con Garvi, Campos y otros miembros de la asociación estaba convencido: iban a por los caballeros de la Milagrosa, con listas.

Las listas las podían haber obtenido al ocupar (y luego saquear y quemar) la Basílica de la Milagrosa, epicentro de la actividad paúl en la zona. Fernando López Miraved, otro miembro de la asociación que se salvó por poco de ser atrapado, declaraba al acabar la Guerra que la checa del Círculo Socialista "se dedicó con especial interés" a esta asociación. Los llamados "Leones Abisinios" afilaron sus garras deteniendo trabajadores desarmados, no políticos ni combatientes, incluso a sus hijos, por figurar en una asociación devocional.

jueves, 21 de septiembre de 2017

LA HERMOSA REFLEXIÓN DE ANDREA BOCELLI TRAS VISITAR EL LUGAR DONDE JESÚS FUE BAUTIZADO


La hermosa reflexión de Andrea Bocelli tras visitar el lugar donde Jesús fue bautizado
 Crédito: Facebook de Andrea Bocelli




ROMA, 20 Sep. 17 / 05:14 pm (ACI).- A través de su cuenta de Facebook el famoso tenor italiano Andrea Bocelli escribió una reflexión sobre lo importante que fue rezar, como católico, en la peregrinación que realizó este 18 de septiembre a Al-Maghtas, lugar en el río Jordán donde según la tradición se bautizó Jesús.

“El milagro se encuentra en cada expresión de vida (y la naturaleza es eso); el prodigio que nos hace regresar a Aquel quien lo creó está en cada gota de agua”.

“Pero como cristiano, católico practicante, cuando estaba en Jordania sentí la necesidad de expresar mi devoción, orando en el lugar donde nuestro Señor Jesús fue bautizado: en Betania, donde el aire está lleno de santidad y el agua fluye con espiritualidad y oración, preservando el recuerdo de un encuentro antiguo pero relevante que ha cambiado la historia de la humanidad y del mundo”, escribió el tenor este miércoles 20 de septiembre.

Durante su visita, el encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en Jordania, P. Mauro Lalli, condujo al artista ciego hasta la orilla del río.

Luego tomó un poco de agua y la derramó en las manos de Bocelli.

Después ambos hicieron la señal de la cruz y rezaron un Avemaría. Cuando terminaron, el P. Lalli bendijo al cantante de 58 años y a todos los que lo acompañaban.

domingo, 6 de agosto de 2017

LOS ADVENTISTAS LE ENSEÑARON A ODIAR A LA IGLESIA, PERO ELLA SE ENAMORÓ DEL SANTÍSIMO Y HOY ES MONJA

Los adventistas le enseñaron a odiar a la Iglesia pero ella se enamoró del Santísimo y hoy es monja
Sor María Faustina tuvo que vencer la influencia que los adventistas habían dejado en ella


Por: J. Lozano | Fuente: Religión en Libertad 



Mireily Rodríguez Vargas es una joven puertorriqueña que cambió su nombre por el de sor María Faustina cuando profesó sus votos como dominica en el convento de Nuestra Señora del Rosario de Fátima en Texas (EEUU). Pero su vocación llegó tras una conversión dura, después de haber estado bajo la influencia de las enseñanzas de los adventistas. Cuando descubrió la verdad sobre la Iglesia Católica se le abrió un mundo que le fascinó hasta tal punto que decidió entregar su vida por completo.

Fue criada en una familia católica pero no demasiado practicante y eran sus compañeros de colegio los que le decían que la Virgen María había tenido más hijos, hasta llegarse a convencer de ello. A los 16 años tras un duro acontecimiento familiar aparecieron en su vida los adventistas. “Por insistencia de un familiar, comencé a ir a clase con ellos. Al principio consistía en contestar las preguntas de unos folletos, luego el pastor vino a darnos la clase personalmente, creo que era una vez por semana”, recuerda.

El odio a la Iglesia y al Papa
Después de esto, fue invitada a un taller denominado “Descubriendo la verdad” y que tenía como objetivo realizar en ella un lavado de cerebro. Cuenta la hermana María Faustina que “trataba de cómo la Iglesia Católica era la ‘gran ramera del Apocalipsis’ y el Santo Padre, ‘la bestia del profeta Daniel”.

Una vez que concluyó este taller tocaba ser “bautizada” como adventista. La joven estaba muy confundida pero “no creía eso sobre la Iglesia Católica”. Finalmente, una amiga suya decidió no bautizarse por lo que ella tomó la misma decisión.

La importante labor de su abuela
Fue su abuela la que finalmente tomó cartas en el asunto y alejó a los adventistas de su nieta y acudió a una Iglesia Católica para que pudiera apuntarse a catecismo. Sin embargo, el tiempo que había pasado en contacto con los adventistas había hecho mella en ella. “Ya no amaba a la Virgen María, a la cual tenía devoción de pequeña”, cuenta en su testimonio. Además, añade que en ese momento “pensaba que no necesitaba ir a la iglesia, porque un lugar de cuatro paredes con Biblia y Agua Bendita podía ser mi cuarto”. Incluso, creía que “los cuadros, aun los no religiosos, eran idolatría por lo que había aprendido con los Adventistas sobre los 10 mandamientos.

Todo cambió con la catequesis de adultos
Sin embargo, en 2007 logró iniciar las catequesis de adultos. “Mi vida cambió. A través de las catequesis del sacerdote encargado, de una religiosa y todo el equipo de catequistas que acompañaban al programa, empecé a aprender mucho, a cuestionarme cosas sobre la fe”, relata la propia María Faustina.

Mientras tanto, su abuela seguía perseverando y acompañaba a su nieta a misa todos los domingos, sin excepción. “Empecé a ver a Dios como un padre amoroso” y su vida empezó a cambiar, motivo por el cual “se alejaron muchos amigos y empecé a tener problemas con un novio que en aquel entonces tenía”.

El bello recuerdo de su primera comunión
Así llegó su primera confesión durante un Domingo de Ramos, que según define ella misma, fue “como sacer muchos clavos de mi corazón” por lo que “me sentí otra persona”. Y en la Vigilia Pascual llegó por fin su primera comunión, que “fue un momento tan bello, único de sentir a mi Dios por primera vez en mí. Desde ese día me sentí más unida a Dios, de una forma diferente. Mi forma de ver la vida cambió, para verla un poco más sobrenatural”.

Todo lo que guardaba en su interior que aprendió con los adventistas iba desapareciendo.

Y más tarde el descubrimiento de la Adoración
Mientras tanto, ella seguía descubriendo fascinada la belleza de la Iglesia Católica: “En mi vida espiritual, empezaba por aquel entonces a descubrir a Jesús en el Sagrario y en la Exposición. Me llamaba tanto la atención ver a tanta gente arrodillada allí que me propuse ir un día. Cuál fue mi sorpresa que al llegar, sentí algo que me puso de rodillas y comencé a llorar porque sentí una presencia tan grande, tan santa y superior a mí que llenaba todo mi ser. Desde ese día, Jesús Eucaristía fue el amor de mi vida”.

Poco después se produjo otro acontecimiento clave en la vida de esta joven pues fue la que empezó a abrir en ella la vocación. Y es que buscando libros católicos, se topó un día con el diario de Santa Faustina. “Me entró la curiosidad de ver qué escribiría una monja. Cuando comencé a leerla, me enamoró su espiritualidad, su forma de tratar al Esposo de su alma. Me llenó el corazón cuando leí su historia vocacional y me pregunté qué haría si Jesús me llamara a mí también”.

"Jamás seré monja"
Esta fue la primera vez que rondó por su cabeza la idea de la vocación a la vida religiosa. Pero el miedo podía más por lo que intentó enterrar esos sentimientos. Pronto también empezaron a preguntarla por si se había planteado irse a un convento por lo que se cerró en banda y ella una y otra vez respondía que “jamás seré monja”.

Pero la vida que llevaba no le llenaba. Ni su trabajo, ni sus amigos conseguían llenar lo que sólo Dios podía hacer. Y de nuevo pasó por su cabeza la idea de la vocación hasta que por fin aceptó ir a una de las charlas vocacionales a las que antes había rechazado acudir en numerosas ocasiones.

Las palabras del profeta Jeremías
Lo que escuchó en aquella charla hizo mucha mella en esta joven puertorriqueña. La misma cita de Jeremías que dice “antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado…” la perseguía por todos lados y aparecía en todo momento, en su música, en la iglesia, en las lecturas que abría al azar…

Ahí se convenció de que Dios la llamaba para la vida consagrada pese a que seguía resistiéndose. Tenía dos sueños sobre la vocación y con la ayuda de su director espiritual pudo interpretarlos. “Soñaba que pedía entrar en una congregación y me decían que allí no era y me daban un velo negro. El sacerdote me decía que era la Orden Dominica, pero yo me resistía”, cuenta sor María Faustina.

El claro mensaje de la Virgen
Al final se encomendó a Santa Faustina y Santa Teresita para que le ayudaran a discernir su vocación además de realizar la Consagración a la Virgen durante 33 días.“Mamá María no se hizo esperar y una mañana amanecí con la certeza de que Dios me llamaba y que iba a entrar con las Hermanas Dominicas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima”.

Dios se lo puso todo muy fácil desde aquel momento y ahora ella, Sor María Faustina, es feliz en este convento texano. “Dios ha hecho maravillas en mi vida, me ha hecho una nueva creatura y a pesar de mis pecados y defectos hace su obra en mí para hacerme una esposa santa para su Gloria”, concluye esta religiosa.

jueves, 27 de julio de 2017

LA HISTORIA DEL CATÓLICO DE EL SALVADOR QUE SALVÓ 40 MIL JUDÍOS DEL HOLOCAUSTO


La historia del católico de El Salvador que salvó 40 mil judíos del holocausto






SAN SALVADOR, 27 Jul. 17 / 04:23 pm (ACI).- José Arturo Castellanos fue un católico de El Salvador que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como diplomático en la ciudad de Ginebra (Suiza) y allí logró salvar a 40 mil judíos del exterminio de los nazis.

Este gesto hizo que en julio del año 2010 se le concediera póstumamente el título de “Justo entre las naciones” otorgado a los no judíos por Yad Vashem, una institución del gobierno de Israel constituida para honrar la memoria de los mártires y héroes del Holocausto. Este título también ha sido otorgado a sacerdotes, religiosas y otros laicos que salvaron a los judíos en esa época.

En julio de 2016, el Papa Francisco tuvo un encuentro en el campo de concentración de Auschwitz (Birkenau), ubicado en Polonia, con los representantes de algunos “justos entre las naciones” que ya habían fallecido.

José Arturo Castellanos nació en 1893 en El Salvador en el seno de una familia católica y de militares. En su juventud decidió ingresar al ejército al igual que su padre y comenzó a desarrollar una brillante carrera. En 1930 viajó a Europa para completar su educación.

Una biografía suya publicada en el sitio web de Yad Vashem indica que a los 44 años el coronel Castellanos fue enviado como diplomático a Inglaterra y en 1938 fue designado a Alemania.

Allí fue testigo de la persecución a los judíos por el régimen nazi. Ante esto preguntó a sus superiores si podía concederles visas para que estos pudieran escapar del país, pero su petición fue negada.


Sin embargo, Castellanos no se rindió y en 1939 envió una carta al Ministro de Relaciones de El Salvador donde describió la situación de los judíos y le pedía ayuda. Este requerimiento también le fue negado.

El sitio web del documental “Castellanos Movie” elaborado por sus nietos Álvaro y Boris Castellanos, señala que el coronel desobedeció las órdenes recibidas del gobierno de su país y comenzó a extender visas y nacionalidades salvadoreñas a los judíos para evitar que fueran enviados por los nazis a los campos de concentración, donde eran obligados a realizar trabajos forzados en condiciones inhumanas o asesinados.

En 1942 Castellanos asumió el cargo de cónsul de El Salvador en Ginebra. Allí nombró a George Mandel-Mantello, un refugiado judío de origen rumano que era amigo suyo, como primer secretario del consulado para llevar a cabo la “acción salvadoreña”.

El coronel autorizó a Mandel-Mantello a entregar de forma clandestina pasaportes y certificados de ciudadanía salvadoreña a los judíos. La institución Yad Vashem explicó que quienes obtuvieran estos beneficios estaban a salvo debido a que El Salvador era considerado un país neutral, al no ser partidario de ninguno de los bandos que combatieron durante la Segunda Guerra Mundial.

Castellanos hizo que la expedición de más de 13 mil documentos salvadoreños no tuviera ningún costo. Estos papeles fueron enviados a través de sus contactos a los judíos que residían en Francia, Hungría, Alemania, Holanda, Eslovaquia y Rumania.

Según indica el sitio web de “Castellanos Movie”, bastaba con la emisión de un solo documento para salvar a una familia completa.

A través de esta labor desarrollada entre los años 1942 y 1945, Castellanos logró salvar a unos 40 mil judíos. La institución Yad Vashem señaló que tras las elecciones de 1944, el nuevo presidente de El Salvador, Salvador Castaneda Castro, hizo que, a diferencia de su predecesor, su país se involucrara en la protección de los judíos en lugares como Hungría y brindó apoyo a Castellanos en su misión de rescate.

Actualmente miles de estos certificados que otorgan la nacionalidad salvadoreña a los judíos en Europa se encuentran exhibidos en el Museo del Holocausto en Washington (Estados Unidos).

Castellanos se casó con María Schürmann, originaria de Suiza, y la pareja tuvo tres hijos. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial en 1945 fue enviado a Londres y se jubiló en 1972 a los 79 años de edad.

Regresó a El Salvador donde llevó una vida tranquila hasta que falleció en 1977, sin que se le otorgara ningún reconocimiento por su labor de rescate a los judíos.

Después de su muerte, diversas instituciones comenzaron a realizar homenajes en memoria del coronel Castellanos.

En el año 2010, cuando se anunció que se le otorgaría el título de “Justo entre las naciones”, el Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, dijo que el diplomático salvadoreño se “destacó por su humanismo y por su trabajo en beneficio de una población que en su momento era perseguida y que estaba amenazada existencialmente".

Por su parte, el embajador de Israel en el país centroamericano, Mattanya Cohen, indicó que Castellanos es el cuarto latinoamericano en recibir este homenaje.

A fines de junio de 2017 las embajadas de Israel y El Salvador ante la Santa Sede realizaron un evento en Roma (Italia) para honrar la memoria y el trabajo de  José Arturo Castellanos. Allí también se transmitió un video del testimonio de un judío que consiguió la ciudadanía salvadoreña y pudo escapar con su familia.

Un comunicado de prensa donde se anuncia este evento, publicado en el sitio web de las Misiones Diplomáticas de Israel en el Mundo, describió que Castellanos “en una época donde muchos permanecieron indiferentes antes los sufrimientos del ser humano, él fue uno de los pocos héroes que enfrentaron un mal absoluto para salvar la vida de miles de judíos”.

viernes, 21 de julio de 2017

EL CAMINO DE UNA FAMILIA ENTERA AL CATOLICISMO

El camino de una familia entera al catolicismo
La autenticidad de la Iglesia, respuesta a una vida alejada y de enfado hacia Dios


Por: J.L. | Fuente: Religion en Libertad 



Durante muchos años se cerró a la vida premeditadamente debido a la vasectomía que se hizo su marido. Esta cerrazón también se lo dio a Dios, al que achacaba sus sufrimientos de la infancia y los males que azotaban el mundo. Pero poco a poco su corazón se fue abriendo y toda la familia entró a la vez a formar parte de la Iglesia Católica. Ellos mismos hablan de una nueva creación.

Vijaya Bodach, madre de dos hijos, nació en India y era la pequeña de cuatro hermanos. Y de niña iba a una iglesia metodista donde ya desde pequeña se enamoró de Cristo. “No tengo memoria de no estar en conversación con Él. Siempre estaba presente en mi mente y recuerdo haberme caído de sillas y mesas porque le estaba haciendo un hueco”, cuenta.

Esta relación con Dios tan pura se alimentaba con las historias bíblicas que su madre le contaba. Siempre tenía presente a su ángel de la guarda. “Vivía sin ningún tipo de miedo”.

La ruptura familiar le arrebató la fe de su infancia
Pero una serie de acontecimientos hicieron tambalear su infancia y su amor a Jesús.Los relata en su blog. Primero su padre se fue a Alemania a estudiar y después se fue a Estados Unidos. Un año después, toda la familia se reunió en aquel país. Pero no duró demasiado su estancia allí puesto que el matrimonio de sus padres se rompió y la familia se dividió. Ella volvió con su madre y dos hermanos a India mientras que su padre se quedó en Estados Unidos con uno de ellos.

“Sólo sabía que después de regresar a la India, no sólo había perdido a la mitad de mi familia sino que también había perdido a mi mejor amigo, Jesús”, cuenta.

A los 10 años leyó el Diario de Ana Frank y siguió sin entender por qué tanto sufrimiento. “¡No podía creer que Dios permitiera semejante carnicería, y encima a su pueblo elegido! Este problema de sufrimiento era algo que mi madre no podía responder. Ella me dijo que tuviera fe, pero yo la estaba perdiendo”.

Lujuria y lejanía hacia Dios
Ya en la adolescencia se dijo que quería aliviar el sufrimiento de la gente cuando fuera mayor ya que Dios no lo hacía y dejó de orar porque era “inútil”. Ese día lloró por su amigo perdido pero poco dejó de pensar en Dios hasta olvidarse completamente de Él.

Iba a la iglesia para no entristecer aún más a su madre y en ese tiempo conoció al que hoy es su marido, pero entonces era una relación basada, tal y como ella define, en la “lujuria”.

“Cuando mi madre murió ya no había razón para ir a la iglesia después del funeral”, recuerda Vijaya. En ese momento, empezó una década de “decadencia” centrada en vivir única y exclusivamente para sí misma. “Agradezco a mi ángel de la guarda por protegerme porque seguramente si hubiera muerto a los 20 años estaría en el infierno. Habría rechazado la misericordia de Dios porque francamente, no creía que la necesitara. Había perdido todo sentido del pecado”.

Cerrados a la vida
Tras diez años de noviazgo con Michael, en el que cada uno se ponía por delante del otro, finalmente decidieron casarse aunque sólo después de cinco años decidieron ampliar la familia. Nacieron Max y Dagny y rápidamente se cerraron a la vida tras realizarse su marido la vasectomía.

En un curso de lectura y escritura, Vijaya conoció a personas creyentes de las que se hizo amiga. “Molly y yo nos quedábamos hasta tarde hablando de libros y fe y ella fue quien me dijo que yo era la peor atea del mundo. Podía ver la pequeña llama de Dios dentro de mí aunque yo no fuera consciente”, recuerda en su testimonio.


El 11-S sacudió la conciencia de su marido
Pero al igual que una serie de acontecimientos le alejaron de Dios, otros sucesos de la vida les fueron llevando de nuevo hacia Él. Esta mujer confiesa que “mi camino de fe está ligado a Michael. Había crecido sin fe y a veces pienso que mi pérdida de la fe era necesaria para que estuviéramos juntos. La tragedia sacudió suelo americano el 11-S y a Michal le llegó hasta el tuétano”.

En ese momento él también empezó a replantearse su vida y sus principios. A la vez los niños comenzaban la escuela y ambos sufrían por la respuesta que debían dar ante la cultura permisiva y contra la ley natural que enseñaban a sus hijos. Por primera vez en muchos años ella empezó a pensar Jesús y en su infancia feliz junto a Él.

El sorprendente regalo de una Biblia
Por su cuenta, Michael compró una biblia para toda la familia y como si volviera a su niñez, Vijaya vio como en familia leían las historias que aparecían en el libro sagrado. Así fue como se convencieron de que debían acudir a la iglesia pero no sabían a cuál.

De hecho, se percataron de que muchas de estas iglesias habían hecho propia la ideología de la que ellos huían hasta que un día vieron una iglesia en la que se anunciaba: “ninguna doctrina extraña”. Era la Iglesia Católica.

Lloraba por estara de vuelta en casa
El domingo fueron a misa todos juntos y ella se derrumbó. “Lloré y lloré porque estaba en casa. Mis hijos nunca me habían visto llorar así, así que tuve que insistirles en que era porque estaba feliz. Michael me dijo que para él todo aquello era muy extraño porque lo único que sabía de la misa católica era de películas como El Padrino”.

Se encontró con una Iglesia abierta pero firme, lo cual le gustó a este matrimonio. Y pronto les invitaron a un catecumenado de adultos antes de ser todos bautizados. Aunque antes Vijaya tuvo que ir derribando, a veces con dolor, prejuicios y muros que le alejaban de Dios desde la infancia.

"No somos los mismos"
“Oigo que es muy raro que familias enteras entren en la Iglesia Católica pero Dios no ha concedido todas las gracias. Nuestros domingos se reservaron automáticamente para ir a la Iglesia”, afirma ella.

Y es que su vida es otra: “No somos los mismos. Somos nuevas creaciones de Cristo. Podríamos tener el mismo aspecto, mantener el mismo trabajo, tener las mismas aficiones, pero ya no somos las mismas personas y ya no podemos seguir viviendo de la forma en que solíamos hacerlo. Michael y yo abrimos de nuevo nuestro matrimonio a la vida”.
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