sábado, 15 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO REZA VÍA CRUCIS EN EL COLISEO, LUGAR DE MARTIRIO DE PRIMEROS CRISTIANOS


Papa Francisco reza Via Crucis en el Coliseo, lugar de martirio de primeros cristianos
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)




ROMA, 14 Abr. 17 / 03:55 pm (ACI).- El Coliseo de Roma, lugar de martirio para los primeros cristianos, fue el escenario del Via Crucis de Viernes Santo presidido por el Papa Francisco.

El Cardenal Agostino Vallini, Vicario del Papa para la diócesis de Roma, portó la cruz al inicio. Después, fieles de distintas nacionalidades se fueron turnando en cada estación.

La biblista francesa Anne-Marie Pelletier fue la encargada de la preparación de las meditaciones de este año, quien ha introducido algunas novedades.

Por ejemplo, la segunda estación fue “Jesús es negado por Pedro”, la tercera “Jesús y Pilato”, la séptima “Jesús y las Hijas de Jerusalén”, y la decimocuarta “Jesús en el sepulcro y las mujeres”.

“La hora ha llegado. El caminar de Jesús por los caminos polvorientos de Galilea y Judea al encuentro de los que sufren en su cuerpo y en su corazón, empujado por la urgencia de anunciar el Reino, ese caminar suyo termina hoy, aquí. En la colina del Gólgota. Hoy la cruz cierra el camino. Jesús no irá más allá. Imposible andar más allá”, se indicó en la introducción.

Las meditaciones elaboradas por la biblista francesa siguieron el camino de Jesús hacia el calvario. En ellas se reflexionó sobre el significado de las caídas, de las humillaciones, del abandono sufrido por Jesús.

“Sin refugiarse en su propia condición divina, Jesús se incluye en el terrible cortejo de los sufrimientos que el hombre inflige al hombre. Conoce el abandono de los humillados y de los más marginados”, se indica en la cuarta estación.

“Y, de repente, todos los signos se invierten. Las palabras y los gestos de burla de sus torturadores nos desvelan –oh absoluta paradoja– una insondable verdad, la de la auténtica y única realeza, que se ha manifestado como un amor que no quiere conocer nada más que la voluntad del Padre y su deseo de que todos los hombres se salven”.

Las meditaciones subrayan el carácter salvífico del sacrificio de Cristo. En concreto, en la octava estación reflexiona sobre el significado de la humillación del cuerpo plagado de heridas de Jesús, que queda desnudo, “expuesto a las miradas de burla y desprecio”.

“Adentrándonos en este misterio de gracia, podemos volver a mirar el cuerpo martirizado de Jesús. Entonces comenzamos a descubrir aquello que nuestros ojos no pueden ver: su desnudez resplandece con aquella misma luz que irradiaba su túnica en el momento de la Transfiguración”.

En la meditación de la duodécima estación, “Jesús muere en la cruz”, la biblista francesa profundiza en el significado de la muerte de Cristo.

“Aparentemente todo parece hundirse en el silencio de la muerte que desciende sobre el Gólgota y las tres cruces levantadas. En este día de la Pasión, que llega a su fin, quien pasa por ese camino sólo puede ver la derrota de Jesús, el fracaso de una esperanza que había alentado a muchos, consolado a los pobres, levantado a los humillados, que hizo vislumbrar a los discípulos que había llegado el tiempo en que Dios cumpliría las promesas anunciadas por los profetas. Todo eso parecía perdido, destruido, derrumbado”.

Pero la esperanza, en medio de la desolación, surge de un detalle: “Agua y sangre brotan del costado del crucificado. ¡Oh maravilla! La herida abierta por la lanza del soldado hace que salga el agua y la sangre que nos hablan de vida y de nacimiento”.

En la última estación, el Cardenal Vallini tomó nuevamente la cruz. Tras el rezo del Via Crucis, el Papa rezó una oración de desagravio al corazón ofendido de Cristo por los pecados de la humanidad e impartió la bendición.

SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO PASCUAL: SÁBADO SANTO


Segundo día del Triduo Pascual: Sábado Santo


1.«Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en la oración y el ayuno su resurrección» .

2. La Cruz debe seguir entronizada desde ayer, iluminada, y con un laurel de victoria.

3. Se recomienda en este día la celebración del Oficio de Lectura y de los Laudes. Al final de dicha oración se puede hacer la recepción de los óleos que se han consagrados en la Misa Crismal.

4. Cuando no sea posible la celebración del Oficio de Lectura y de los Laudes, hay que preparar una celebración de la Palabra o un ejercicio de piedad que corresponda al misterio de este día, como pueden ser: la veneración a la imagen del Señor Crucificado, o a la Imagen del Señor en el sepulcro, así como a la imagen de la Santísima Virgen de los Dolores.

5. En este día sería oportuno que se organizara, alguna oración de tono mariano, acompañando a María, la Madre que vela junto a la tumba de su Hijo. Si en el Adviento y la Navidad, mirábamos a Santa María tan frecuentemente como modelo de espera y acogida del Mesías, es lógico que la que estuvo al pie de la Cruz, y luego en la alegría de la Pascua y en la espera del Espíritu Santo en Pentecostés, sea recordada en días como éste del Sábado Santo. Así podemos hacer memoria de María con el rezo del "Stabat Mater" y del Santo Rosario (los misterios dolorosos). Pero caben otras oraciones, lecturas y cantos sobre su presencia junto al sepulcro de su Hijo, sobre su fe y esperanza invictas.

6. Hoy la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La sagrada comunión puede darse sólo como viático. No se concede celebrar el matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción del Sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos.

7. En la mañana del Sábado Santo, se pueden realizar algunos de los ritos preparatorios de los bautizos que se habrán de tener en la Vigilia Pascual o en la mañana de Pascua en una celebración sencilla que introduzca más conscientemente en el misterio que se va a celebrar. Se pueden adelantar en esta celebración, por ejemplo, algunos aspectos del bautismo, como la entrega del Símbolo o Credo, el rito del "effetá", la elección del nombre cristiano y la unción con el óleo de los catecúmenos, como sugiere el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, N. 26.

8. Es bueno en este día instruir a la comunidad sobre la naturaleza del Sábado Santo. Es un día de meditación y silencio: el Señor Jesús está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, está la Iglesia, nutriendo su fe y esperanza en la victoria pascual, del corazón creyente de la Santísima Virgen.

9. Este día es ideal para desarrollar una catequesis sobre el artículo de fe que rezamos en el Credo: "descendió a los infiernos". Para ello se recomienda desarrollar los números 631-637 del Catecismo de la Iglesia Católica.

IMÁGENES DE SÁBADO SANTO


















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