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martes, 12 de mayo de 2020
FRENTE A LA ESTÉRIL PAZ DEL MUNDO, EL PAPA FRANCISCO CELEBRA LA PLENITUD DE LA PAZ DEL SEÑOR
Frente a la estéril paz del mundo, el Papa celebra la plenitud de la paz del Señor
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco contrapuso, durante la Misa celebrada en Casa Santa Marta este martes 12 de mayo, la paz del mundo a la paz del Señor. Mientras que la paz del mundo es una paz narcisista, que mira a uno mismo y que es provisional y estéril, la paz del Señor es gratuita que te permite comenzar a vivir el cielo.
En su homilía el Santo Padre explicó que “el Señor, antes de marcharse, saluda a los suyos y les entrega el don de la paz, la paz del Señor. ‘Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo’. No se trata de la paz universal, esa paz sin guerra que todos nosotros gozamos, que siempre hubo, sino la paz del corazón, la paz del alma, la paz que cada uno de nosotros tiene dentro de nosotros”.
En el Evangelio, el Señor subraya que no da la paz como la da el mundo. Entonces, se preguntó el Papa, “¿cómo da el mundo la paz y cómo la da el Señor? ¿Son paces diferentes? Sí. El mundo te da la paz interior, la paz de tu vida, el vivir con el corazón en paz. Te da la paz interior como una posesión tuya. Como una cosa tuya que te aísla de los demás, que te mantiene en ti. Es una adquisición tuya: ‘Tengo la paz’. Y tú, sin darte cuenta, te cierras en esa paz”.
“Es una paz un poco para ti, para cada uno. Es una paz sola. Es una paz que te hace tranquilo, también feliz. Y en esa tranquilidad, en esa felicidad, te adormeces un poco, te anestesia, y te hace quedarte contigo mismo en una cierta tranquilidad. Es un poco egoísta. La paz para mí, cerrada en mí. Así la da el mundo. Es una paz costosa porque tú debes cambiar continuamente los instrumentos de paz. Primero te entusiasma una cosa, te da paz una cosa. Luego se termina y debes encontrar otra… Es costosa, porque es provisional y estéril”.
En cambio, “la paz que da Jesús es otra cosa. Es una paz que te pone en movimiento, no te aísla, te hace ir donde los demás, crea comunidad, crea comunicación. La del mundo es costosa, la de Jesús es gratuita, es gratis, es un don del Señor. La paz del Señor. Es fecunda, te lleva siempre adelante”.
“La paz del Señor es abierta adonde Él ha ido, abierta al cielo, abierta al paraíso. Es una paz fecunda que se abre y que trae a otros contigo al paraíso”, insistió Francisco.
Por ello, el Papa invitó “a pensar un poco en cuál es mi paz: ¿Dónde encuentro yo paz? ¿En las cosas, en el bienestar, en los viajes (aunque hoy no se puede viajar), en las posesiones, en tantas cosas…? ¿O encuentro la paz como don del Señor? ¿Debo pagar por la paz o la recibo gratis del Señor? ¿Cómo es mi paz?”.
“Cuando me falta algo, ¿me enfado? Esa no es la paz del Señor. Esa es una de las pruebas. ¿Estoy tranquilo en mi paz, me adormezco? Esa no es la paz del Señor. ¿Soy feliz y quiero comunicarla a los demás y llevar adelante algo? Esa es la paz del Señor”.
“Incluso en los malos momentos en las dificultades, ¿permanece en mí esa paz? Esa es la paz del Señor. Y la paz del Señor es fecunda también para mí, porque está llena de esperanza, es decir, mira al cielo”.
“La paz que nos da Jesús es una paz para ahora, y para el futuro. Es el comenzar a vivir el cielo, con la fecundidad del cielo. No es anestesia. La otra sí: te anestesias con las cosas del mundo, y cuando la dosis de esta anestesia se termina, tomas otra y otro. Esta es una paz definitiva, fecunda y contagiosa, no es narcisista porque siempre mira al Señor. La otra mira a ti y es un poco narcisista”.
El Papa Francisco finalizó su homilía pidiendo “que el Señor nos de esta paz llena de esperanza, que nos hace fecundos, que nos hace comunicativos con los demás, que crea comunidad y que siempre mira la definitiva paz del paraíso”.
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Juan 14:27-31
27 Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
28 Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros." Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
29 Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
30 Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder;
31 pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado. Levantaos. Vámonos de aquí.»
7 CLAVES PARA REZAR EL ROSARIO Y FORTALECER EL MATRIMONIO
7 claves para rezar el rosario y fortalecer el matrimonio
Todas estas claves han demostrado ser útiles consejos para dar al Rosario un lugar regular en la vida matrimonial
Por: Katie Warner | Fuente: CatholicKatie.com // Pildoras de fe
Las primeras 3 claves son tomadas de los consejos del Padre Cole, seguidas por algunas que he adquirido a través del ensayo y error personal y escuchando lo que hacen otras familias.
Todas estas claves han demostrado ser útiles consejos para dar al Rosario un lugar regular en la vida familiar.
1.- Haz una pausa y reflexiona después de cada misterio.
En cada decena menciona el misterio y luego haz una pausa para reflexionar sobre ese misterio, recordando meditar en ese momento de la vida de Cristo (tal vez incluso desde la perspectiva de María), luego de esto continúa con el Padre Nuestro y Ave María.
2.- Ofrece cada decena por una intención específica.
Que uno de los miembros de la familia mencione una intención por la cual le gustaría ofrecer esa decena. Puede hacerlo una sola persona en todo el rosario o pueden turnarse para que participen todos.
3.- Divide el Rosario.
El sacerdote dominico, el Padre Cole, recomienda que la gente considere rezar una decena del Rosario en diferentes momentos a lo largo del día, lo que permite más tiempo para centrarse en cada uno de los misterios.
Se recomienda esto como una alternativa mucho mejor que hacer apurado todo el rosario sin meditarlo por el simple hecho de orar todo de una vez.
En familia pueden aplicar esto en distintos momentos del día y concluir juntos en la noche rezando el último misterio.
4.- Escoge un tiempo establecido.
En nuestra familia, por lo general rezamos una decena del Rosario después de la cena, ya que en ese momento estamos todos reunidos.
Advertencia: Si están demasiado cerca de la hora de acostarse, te encontrarás con que todos estarán somnolientos, es importante también establecer un lugar y una rutina que evite las distracciones o quedarse dormidos durante la oración.
5.- Intercambien los roles.
Tal vez papá dirige el primer misterio y reza la primera parte de las oraciones y el resto de la familia las completa, luego lo puede hacer mamá y también se les puede dar a los niños la oportunidad de dirigir los misterios para que vayan aprendiendo y sintiéndose familiarizados y cómodos con el Rosario.
6.- Pidan la intercesión de los santos.
Cada miembro de la familia puede pedir la intercesión de su santo favorito antes o después del rosario o en cada decena.
7.- Establezcan un clima de oración.
Creen una atmósfera sagrada alrededor del lugar en donde ustedes oran en familia. Tal vez pueden tener cercana una imagen o ícono de Jesús y de la Santísima Virgen y también encender velas. Es un lindo detalle colocar flores en el lugar de oración.
"Muchos en el mundo han perdido el sentido de la contemplación, pero si se recupera, la oración podría reforzar considerablemente los individuos y las familias... Si el rosario se hace correctamente, realmente puede fortalecer un matrimonio. Debido a que en el matrimonio [y en la familia], tendrás que enfrentar pruebas y dificultades, necesitas paciencia y amabilidad, y éstas son gracias que el Rosario nos ofrece cuando lo rezamos "- Padre Basil Cole, O.P.
Este artículo fue publicado originalmente en Catholic Katie
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA,12 DE MAYO
Los cinco minutos de María
Mayo 12
María aparece pocas veces a lo largo de todo el Evangelio. Sin embargo, la descubrimos entrelíneas siempre acompañando a su Hijo; en su “ausencia”, descubrimos su presencia.
Es imposible no descubrir a María detrás de Jesús, en la penumbra pero influenciando; callada pero orientando; no dándose a conocer, pero colaborando siempre en la acción.
Madre de Cristo, el Hijo de Dios, que siempre colaboremos en la obra redentora del Señor.
* P. Alfonso Milagro
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES12 DE MAYO DE 2020
Lecturas de hoy Martes de la 5ª semana de Pascua
Hoy, martes, 12 de mayo de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,19-28):
EN aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 144,10-11.12-13ab.21
R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,27-31a):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy martes, 12 de mayo de 2020
Juan Carlos Martos, cmf
En el clima de despedida de Jesús, los discípulos muestran su preocupación lógica por el futuro, cuando les falte el Maestro. Y Jesús les tranquiliza con un doble mensaje:
En primer lugar, les comunica su paz: «La paz os dejo, mi paz os doy». No les llama a luchar por la paz, sino a recibir su paz. La suya no es una paz barata, sino una paz que viene de lo alto: «no os la doy yo como la da el mundo». Recordamos estas palabras cada día en la misa, antes de comulgar: «Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: la paz os dejo, mi paz os doy...». El mito de Caín y Abel, situado en los orígenes, presenta la historia humana como un relato de permanente agresión y conflicto entre hermanos. Por eso, necesitamos una paz especial y urgente. No es la de los estoicos -que promueven apatía e insensibilidad-; ni la de los maestros de yoga, que pueden reducirla a imperturbabilidad y tranquilidad; ni la de este mundo que es mera ausencia de conflictos. La paz que enseña Jesús nace de la cruz. Su cruz es el signo del amor que vence al odio. Porque al odio sólo puede vencerle el amor. Y el amor vence al odio soportándolo, siendo quizás destrozado y aparentemente vencido por él. Este es el camino de Jesús "pobre y humilde", rechazado y crucificado, pero al final triunfante y resucitado.
En segundo lugar, les exhorta a que no se angustien ni tengan miedo ante el anuncio de su ausencia. Les aterra perder a Jesús. Su miedo remite a esa angustiosa impotencia que experimentamos los humanos ante la amenaza real o inventada de una pérdida importante. El miedo básico es el miedo a la muerte, eco de los demás miedos. El miedo a la enfermedad es miedo a la muerte; el miedo a una tormenta es miedo a la muerte; el miedo a la soledad es miedo a la muerte... Tememos todo cuanto pone en riesgo la vida y anuncia la muerte. El miedo paraliza, bloquea, angustia, desespera … Perder a Jesús es, también, un pavoroso infierno. ¿Cómo quitarse de encima el yugo del miedo? Debemos hacernos esta pregunta. ¿Bastaría con pensamientos positivos? Parece que no. ¿Y con ejercicios de voluntad? Con apretar los puños y dientes tampoco se evapora el miedo. Perdemos nuestro miedo en el momento en que haya una mano -amiga y poderosa-que nos tome y nos conduzca. Cuando Jesús nos pide superar el miedo, nos está diciendo también: “No temáis. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
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