jueves, 24 de abril de 2014

ANÉCDOTAS DEL MES DE LA VIRGEN MARÍA


Anécdotas del mes de María
Autor: Claudio De Castro




En mi familia, la Virgen siempre ha estado presente. Nunca nos han faltado su consuelo y Auxilio.

¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?

En mi país, mayo es el mes María.

El 1ro de mayo, día de San José obrero, se inicia este mes maravilloso que tenemos para honrar a nuestra bella Madre del cielo, como ella se merece. Hay tantos hijos suyos que no se acercan confiados, no saben los grandes favores que podemos obtener de su corazón de Madre.

Me levanté temprano con gran alegría, para saludarla y honrarla. Hice algunas oraciones marianas, le dije que la quería, me encomendé a su corazón misericordioso, y como San Alfonso con esta oración, le dije que deseaba ser suyo: “Tú eres Reina del universo y yo quiero ser tu súbdito”.

¿Qué puedes hacer para tener contenta a nuestra Madre Celestial? Haz una buena confesión, arrepentido y con deseos de enmendarte; participa con fervor de la Santa Misa, pide la gracia de no caer en pecado mortal, anhela la santidad y vívela en lo cotidiano de cada día. Que al final de mayo puedas ofrecer a la Virgen Santísima un alma pura y limpia, como la de un niño pequeño, para que ella se la muestre ilusionada a su hijo Jesús.

En mi familia, la Virgen siempre ha estado presente. Nunca nos han faltado su consuelo y Auxilio. Te contaré dos anécdotas simpáticas que me ha contado mi mamá, sobre lo detallista que es María con nosotros, sus hijos amadísimos:

“En el año 1980 viajaba con mi esposo en un avión hacia Panamá, con escala en Guatemala. Llegando a Guatemala, nos cogió la cola de una tormenta y no pudimos aterrizar. Desviaron el avión hacia Nicaragua, para cargar combustible y alimentos. En Nicaragua era la primera vez que un avión tan grande aterrizaba en su aeropuerto y tuvimos la presencia de la Prensa y televisión.
Al rato dieron la orden de sentarse todos en sus puestos porque el avión despegaría nuevamente, para ir a Guatemala.
Me volví hacia mi esposo preocupada y le dije en voz alta:
“Yo no voy a Guatemala, ni nadie de los que están sentados en este avión. Todos vamos rumbo a Panamá”.
Entonces tomé mi Rosario en las manos y exclamé:
¡María Auxilio de los cristianos, nunca me has fallado... corre, yo no sé a quién, pero tú sí... da la contraorden y nos llevas a Panamá!”.
Cogieron el micrófono y el Capitán anunció:
-Ha habido un cambio de rumbo. No salimos hacia Guatemala, sino hacia Panamá.
Mi esposo me miró y movió la cabeza como diciendo: “es increíble”.
Una guatemalteca que iba sentada al lado mío me miró disgustada y exclamó:
-¡Se salió con la suya!

Nunca he viajado con tanta tranquilidad, sabiendo que estábamos bajo el amparo y protección de la Virgen".

***

“Hace algunos años viajamos a Europa con una pareja de amigos. En París resolvimos ir un lunes por nuestra cuenta a visitar el Palacio de Versalles, sin saber que estaba cerrado. El taxi que tomamos, nos dejó y no nos dijo nada. Entonces cayó un gran aguacero. Nos refugiamos en el techito de una puerta del Palacio. Y allí estábamos, solos, con esa lluvia que no nos permitía regresar al hotel. Cuando empezó a obscurecer yo me angustié y como siempre confío en la Virgen le dije:
-María Auxilio de los Cristianos, ponnos un paraguas y sácanos de aquí.
¿Qué iba a hacer ella? No lo sabía. Pero sí estaba segura que nos sacaría de ese aprieto.
Al momento cesó la tormenta, el agua desapareció y se atravesó un arco iris en el cielo.
Todos quedamos admirados, sobre todo la pareja de amigos que no eran católicos.
Teníamos que recorrer un trayecto largo, porque el Palacio queda muy adentro. Cuando llegamos afuera, el esposo de mi amiga, me miró sonriendo, y me dijo jocosamente:
-Bueno... y ahora pide el taxi”. 

MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA



Autor: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 
Mayo mes de María

La devoción a la Virgen María en el alma del cristiano va unida a nuestra fe ya que María es la Madre de Dios y Madre nuestra.


En el mes de mayo, es el mes que la tradición católica consagra a la Virgen María. 

La devoción a la Virgen María en el alma del cristiano va unida a nuestra fe ya que María no solamente es la Madre de Dios sino también Madre nuestra.

La Virgen María ocupa un lugar intermedio entre Dios y los Santos, que da origen a un culto del todo propio y especial, muy inferior al de Dios pero superior al de los Santos. 

Como nos explica Royo Marín O. P..- A Dios se le venera con culto de adoración o de Latría, en virtud de su excelencia infinita. Este culto de Latría es de tal manera propio y exclusivo de Dios que, tributado a cualquier criatura, constituye, cuando se comete conscientemente uno de los más graves pecados que se pueden cometer: la idolatría.

A los Santos les corresponde el culto de dulía o de simple veneración (sin adoración) por lo que tienen de Dios. En este sentido no solo es lícito invocarlos y reverenciarlos, sino que es muy útil y conveniente.

A la Virgen María por su singular dignidad de Madre Dios, se le da el culto de hiperdulía o de veneración muy superior a la de los Santos, pero muy inferior al culto de latría, que se le debe exclusivamente Dios.

Hay un abismo infinito entre ambas especies de cultos.

María tiene el motivo de su singular dignidad de madre de Dios y esta dignidad la coloca en un orden aparte- el orden hipostático relativo - que está mil veces por encima y es específicamente distinto del orden de la gracia y de la gloria en el que se encuentran todos los Santos. De manera que al hablar de la devoción a la Virgen María, hay que entenderla siempre en el orden del culto de hiperdulía, que es el que corresponde a Ella sola específicamente.

En ese sentido caen por su base toda las objeciones de los protestantes y muchas "sectas" contra el culto a María que profesamos los católicos.

La fórmula ideal que resume y condensa el pensamiento católico sobre la devoción mariana es esta : A JESÚS POR MARÍA. 

Y que reconfortante es, en este mundo en que poco a poco las tradiciones se van perdiendo, se van quedando atrás como perdidas en la niebla del pasado, como algo que ya " no toca", que "no va"... ver como las mamás jóvenes, especialmente en la Provincia, llevan a sus pequeños vestidos de blanco y con una flor en la mano a la Iglesia 

Para cantarle a la Virgen, a rezarle y poner a sus pies esa sencilla flor que tiene todo el inmenso valor del candor de un alma infantil.

Esas tardes ante la Virgen, esas canciones van a echar raíces que permanecerán ya por siempre en el alma de esos niños y cuando llegue la adolescencia, la juventud arreciando contra ellos vientos de tormenta, sabrán volver sus ojos y su corazón a esa Madre que aprendieron a amar siendo niños y encontrarán en Ella el faro bendito que los llevará a puerto seguro y no les permitirá perder el camino que va hacia Dios.


LA MÁS BELLA ORACIÓN FRENTE A JESÚS EUCARISTÍA


LA MÁS BELLA ORACIÓN FRENTE
 A JESÚS EUCARISTÍA


- Dios, dame el día de hoy fe para seguir adelante.
- Dame grandeza de espíritu para perdonar.
- Dame paciencia para comprender y esperar.
- Dame voluntad para no caer.
- Dame fuerza para levantarme si caído estoy.
- Dame amor para dar.
- Dame lo que necesito y no lo que quiero.
- Dame elocuencia para decir lo que debo decir.
- Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos.
- Haz que yo sea el mejor amigo de mis amigos.
- Haz de mi un instrumento de tu voluntad.
- Hazme fuerte para recibir los golpes que me da la vida.
- Déjame saber que es lo que tu quieres de mí.
- Déjame tu paz para que la comparta con quien no la tenga.
- Por último, anda conmigo y déjame saber que así es.

Amén.

¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO! - PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: vativan.va
¡Verdaderamente ha resucitado!
Dejemos que el estupor gozoso de la Resurrección,se irradie en los pensamientos, las miradas, las actitudes, los gestos y en las palabras.
 
¡Verdaderamente ha resucitado!

Palabras previas del Papa Francisco al rezo del Regina Coeli en el Lunes del Ángel, 21 de Abril 2014

Queridos hermanos y hermanas,

¡Felices Pascuas! Cristòs anèsti! – Alethòs anèsti!, ¡Cristo ha resucitado! –

¡Verdaderamente ha resucitado!

¡Está entre nosotros aquí!

En esta semana podemos seguir intercambiándonos la felicitación pascual, como si fuera un único día. Es el gran día que hizo el Señor.

El sentimiento dominante que transluce de los relatos evangélicos de la Resurrección es la alegría llena de estupor; pero un estupor grande, pero la alegría que viene desde adentro; y en la Liturgia nosotros revivimos el estado de ánimo de los discípulos por la noticia que las mujeres habían dado: ¡Jesús ha resucitado! Nosotros lo hemos visto.

Dejemos que esta experiencia, impresa en el Evangelio, se imprima también en nuestros corazones y se vea en nuestra vida. Dejemos que el estupor gozoso del Domingo de Pascua se irradie en los pensamientos, en las miradas, en las actitudes, en los gestos y en las palabras... ojalá seamos así luminosos.

¡Pero esto no es un maquillaje! Viene desde dentro, de un corazón inmerso en la fuente de esta alegría, como el de María Magdalena, que lloró por la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos viéndolo resucitado.

Quien hace esta experiencia se convierte en testigo de la Resurrección, porque en cierto sentido ha resucitado él mismo, ha resucitado ella misma. Entonces es capaz de llevar un "rayo" de la luz del Resucitado en las diversas situaciones: en las felices, haciéndolas más bellas y preservándolas del egoísmo; y en las dolorosas, llevando serenidad y esperanza.

En esta semana, nos hará bien tomar el libro del Evangelio y leer aquellos capítulos que hablan de la resurrección de Jesús; nos hará tanto bien tomar el libro y buscar los capítulos y leer aquello.

También nos hará bien, esta semana, pensar en la alegría de María, la Madre de Jesús. Así como su dolor fue tan íntimo, tanto que le traspasó su alma, del mismo modo su alegría fue íntima y profunda, y de ella los discípulos podían tomar. Habiendo pasado, a través de la experiencia de la muerte y de la resurrección de su Hijo, viste, en la fe, como la expresión suprema del amor de Dios, y el corazón de María se ha convertido en una fuente de paz, de consuelo, de esperanza y de misericordia.

Todas las prerrogativas de nuestra Madre derivan de aquí, de su participación en la Pascua de Jesús. Desde la mañana del viernes hasta la mañana del domingo, Ella no perdió la esperanza: la hemos contemplado como Madre de los dolores, pero, al mismo tiempo, como Madre llena de esperanza. Ella, la Madre de todos los discípulos, la Madre de la Iglesia y Madre de esperanza.

A Ella, testigo silencioso de la muerte y de la resurrección de Jesús, le pedimos que nos introduzca en la alegría pascual. Lo haremos con el rezo del Regina Coeli, que en el tiempo pascual sustituye la oración del Ángelus. 

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 24 DE ABRIL DEL 2014

Autor: H. Jesús Aguilera | Fuente: Catholic.net
Lo reconocieron al partir el pan
Lucas 24, 35-48. Jueves de Pascua. Los discípulos lo reconocieron en la fracción del Pan. En cada Eucarístía me encuentro realmente con Dios.
 
Lo reconocieron al partir el pan
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48 

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: «¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo». Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?». Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: «Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos». Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: Así está escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.

Oración introductoria

Señor, en esto días hemos meditado profundamente en tu vida, tu muerte, tu resurrección. Dame la gracia de vivir con mayor conciencia mis compromisos cristianos, pues no quiero pasar indiferente ante tu amor. Ilumina mi mente y mi corazón con un rayo de tu luz para que te busque en todo momento y te dé el primer lugar en mi vida.

Petición

Señor, dame una fe sencilla que me lleve a encontrarte personalmente en la Eucaristía. Aumenta mi confianza para acercarme, como un niño, a tu Sagrario. Concédeme un amor vigoroso a la Sagrada Eucarística.

Meditación de SS Francisco

¿Cuál es la paz que Francisco acogió y vivió y nos transmite? La de Cristo, que pasa a través del amor más grande, el de la Cruz. Es la paz que Jesús resucitado dio a los discípulos cuando se apareció en medio de ellos.
La paz franciscana no es un sentimiento almibarado. Por favor: ¡ese san Francisco no existe! Y ni siquiera es una especie de armonía panteísta con las energías del cosmos… Tampoco esto es franciscano, tampoco esto es franciscano, sino una idea que algunos han construido. La paz de san Francisco es la de Cristo, y la encuentra el que "carga" con su "yugo", es decir su mandamiento: Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Y este yugo no se puede llevar con arrogancia, con presunción, con soberbia, sino sólo se puede llevar con mansedumbre y humildad de corazón.
Nos dirigimos a ti, Francisco, y te pedimos: enséñanos a ser "instrumentos de la paz", de la paz que tiene su fuente en Dios, la paz que nos ha traído el Señor Jesús. (S.S. Francisco, 4 de octubre de 2013).

Reflexión 

¿Qué sería de nuestra vida de cristianos sin la Eucaristía? La Eucaristía es la herencia perpetua y viva que nos dejó el Señor en el sacramento de su Cuerpo y su Sangre, en el que debemos reflexionar y profundizar constantemente. Los discípulos reconocieron al Señor en la fracción del Pan. En cada celebración Eucarística me acerco con el deseo de encontrarme, realmente, con Dios.

Propósito

Me esforzaré por vivir cada Eucaristía con fe y con el deseo sincero de acercarme más a Dios.

Diálogo

Jesucristo, gracias por el don de tu Eucaristía. Te has quedado conmigo en el Sagrario para ser mi refugio, mi consuelo, mi fortaleza y mi alegría. Regálame una fe viva en la Eucaristía que me lleve a valorar con profundidad tu amor y tu amistad.

Que también nuestra existencia se convierta en un canto de alabanza a Dios, a ejemplo de Jesús, adorado con fe en el misterio eucarístico y servido con generosidad en nuestro prójimo.
(Benedicto XVI, Homilía, 26 de abril de 2009).


  • Preguntas o comentarios al autor
  • Jesús Aguilera 

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