jueves, 10 de julio de 2014

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A LA SAGRADA FAMILIA



Oración del Papa Francisco a la Sagrada Familia



Jesús, María y José
a ustedes, Santa Familia de Nazaret
hoy les dirigimos la mirada
con admiración y confianza,
en ustedes contemplamos
la belleza de la comunión en el verdadero amor;
a ustedes le encomendamos todas nuestras familias,
para que se renueven en ellas las maravillas de la gracia.

Santa Familia de Nazaret,
escuela atrayente del santo evangelio:
enséñanos a imitar tus virtudes
con una sabia disciplina espiritual,
dónanos la mirada límpida
en la que se reconoce la obra de la Providencia
en las realidades cotidianas de la vida

Santa Familia de Nazaret,
custodios fieles del misterio de la salvación:
hagan renacer en nosotros la estima por el silencio,
convierte a nuestras familias en cenáculos de oración
y transfórmalas en pequeñas Iglesias domésticas,
renueva el deseo de la santidad,
apoya la noble fatiga del trabajo, de la educación,
de la escucha, de la comprensión recíproca y del perdón.

Santa Familia de Nazaret,
devuelve a nuestra sociedad la consciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
bien inestimable e insustituible.

Cada familia sea habitación acogedora de bondad y de paz
para los niños y para los ancianos,
para quien está enfermo y solo,
para quien es pobre y necesitado.
Jesús, María y José
les rezamos con confianza, y nos ponemos con alegría
bajo vuestra protección.

MEDITACIONES SOBRE EL ESCAPULARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN



MEDITACIONES  SOBRE EL ESCAPULARIO
DE LA VIRGEN DEL CARMEN


I. Un buen servidor tiene a honra vestir la librea de su señor: debemos tener como un honor el llevar la librea de la Reina del Cielo. ¿Qué gloria, después de aquella de servir a Dios, puede compararse a la de ser servidores e hijos de María? ¡Y cuán generosa es esta buena Madre para con los cristianos que la honran! Aun por los menores homenajes, Ella concede los favores más grandes. (San Andrés de Creta)


II. Pero, para gozar de las gracias anexas al escapulario, hay que llevarlo piadosamente. Y la primera condición para ello, es estar en gracia de Dios. ¿Cómo gozar de los favores de María, si se es enemigo de Jesús? ¿No sucederá que, a veces, nos prevalemos del escapulario para pecar más libremente, so pretexto de que los que lo llevan no podrían condenarse? ¡Qué indignidad prevalerse de la protección de la Madre para ofender al Hijo! ¡Ah! si estamos en pecado mortal, gimamos al menos por nuestro estado, aspiremos a salir de él, imploremos la ayuda de Aquélla a quien la Iglesia llama refugio de los pecadores. Ella rogará por nosotros y nos devolverá a la amistad con Dios: porque su poder y clemencia sobrepujan incomparablemente la multitud de nuestros pecados. (San Jorge de Nicomedia).


III. Es preciso también, si se quiere participar de todas las ventajas del escapulario, recitar las oraciones y cumplir las buenas obras que se te han asignado cuando fuiste recibido en la Cofradía. ¡Nos imponemos mil sacrificios cuando se trata de preservarnos contra la miseria; y, para escapar de las llamas del purgatorio, retrocedemos ante algunas oraciones que debemos rezar, ante algunas mortificaciones que debemos hacer! ¡Cuánto arrepentimiento deben experimentar, tardío e inútil, en el purgatorio, las almas que no han sido suficientemente fieles a estas prácticas! Prevengamos esos arrepentimientos tardíos e inútiles, y sintámonos dichosos de poder abreviar a tan poco costo, un suplicio tan horrible.

CONFIANZA EN SU AMOR



CONFIANZA EN SU AMOR



Me tocó luchar muchísimo para lograr que Dios me diera al primero de mis dos hijos, y después de 4 años pude lograrlo sintiéndome la mujer más feliz del mundo. Cuando mi hijo tenía 2 años recién cumplidos, decidí realizarme una cirugía oftálmica para dejar de usar lentes de contacto; nunca imaginé que el corte que realizó la cirujana ocasionaría una hemorragia expulsiva que terminó con mi ojo y casi con mi vida. Me hundí en una depresión por meses; casi me cuesta mi familia; mi ojo quedó impresionantemente destruido, sentía vergüenza ver a mi hijo, esposo y a los padres de familia de la Estancia Infantil donde laboro, ellos no me habían conocido así, ¡qué vergüenza! ¡Tal vez podría asustar a los bebés!

Me volví contra Dios; le pregunté miles de veces el porqué, para qué me había dado un hijo que jamás estaría orgulloso de su mamá. En el Kinder se burlarían de él, pues su mamá tenía un ojo azul y otro negro. Cambié mucho, sentía rencor con la vida, con todo y con todos; me costó muchísimo luchar para sobrevivir y salir adelante.

Una noche, a los 2 meses de lo sucedido, mi hijo tuvo un grave accidente en su ojo derecho (el mismo ojo en el que yo sufrí el accidente); se encajó un palo para piñata, brincó de la cama y cayó con toda su fuerza sobre el palo y en su ojito; esa noche fue un caos total, localicé a mi actual médico tratante (excelente médico) a las 10:00 p.m. y después de un minucioso chequeo, me dio la triste noticia de que tenía que operarlo ya que su cornea había sufrido un grave daño.

Me citó una semana después mientras le recetó medicamento para el dolor. 
Durante la semana sentí que definitivamente Dios se había olvidado de mí, pero un día me armé de valor y con el corazón en la mano le pedí que me escuchara, que era importante lo que le diría; cerré mis ojos y le dije: "Señor mío, te pido, te suplico, te imploro que tomes el ojo que me queda, te lo ofrezco Señor, cerraré mis ojos y al abrirlos déjame ciega, toma el único ojo que me queda, pero sana a mi hijo. Contaré hasta 3 y Tú que todo lo puedes, ¡hazlo!" Y así lo hice; 1, 2, 3 ¡y nada! Yo seguía viendo.

Mi fe se fue al suelo nuevamente; al pasar la semana acudimos a la cita con el médico y al revisar él a mi niño de nuevo, no sabía cuál ojo había sido el dañado, ya que ninguno tenía rastro de nada... ¡Ese fue mi Padre Celestial! 
Comprendí que Dios sí me había tomado la palabra pero anticipadamente y este ojo que me dejó fue para poder ver a mis hijos crecer. 

Sé que Dios Nuestro Señor es incondicional y no necesita intercambiar algo para darnos otro algo, pero comprenderlo de esta manera me ayudó a sanar mi corazón.

Más tarde sin esperarlo, nació mi hija Estefanía. ¿Qué más le puedo pedir a la vida? Recientemente he pasado por otro momento muy duro de mi vida, me he sometido a una nueva cirugía oftálmica (con duración de 3 horas y media), para extraer mi órgano ocular e implantar una prótesis; no es fácil hacerse a la idea de traer un "plástico" con un ojo dibujado. He estado preparándome psicológicamente para esto, es muy difícil aceptar estas cosas de la vida, pero en fin, Dios sabe el porqué de ellas; deseo expresar que me siento plenamente agradecida con Él por darme toda la Fe y Confianza en su amor que es eterno y de su piedad y misericordia divina e infinita.

Historia real de Nancy D. Sánchez

ADORACIÓN EUCARÍSTICA DE JUAN PABLO II


ADORACIÓN EUCARÍSTICA
DE JUAN PABLO II

Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.

«Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios» (Jn. 6,69).

Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.

Aumenta nuestra FE.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.

Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.

Siguiéndote a ti, «camino, verdad y vida», queremos penetrar en el aparente «silencio» y «ausencia» de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo» (Mt. 17,5).

Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social.

Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.

Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives «siempre intercediendo por nosotros» (Heb. 7,25).

Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre.

Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.

Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.

Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.

Quisiéramos decir como San Pablo: «Mi vida es Cristo» (Flp. 1,21).

Nuestra vida no tiene sentido sin ti.

Queremos aprender a «estar con quien sabemos nos ama», porque «con tan buen amigo presente todo se puede sufrir». En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración «el amor es el que habla» (Sta. Teresa).

Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana.

CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: «Quedaos aquí y velad conmigo» (Mt. 26,38).

Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.

El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos «gemidos inenarrables» (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.

En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o «misterio». Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el «misterio» de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.

Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.

Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.

Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos. Amén.

ORACIONES ANTE JESÚS EUCARÍSTICO


ORACIONES ANTE JESÚS EUCARÍSTICO.

Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdaderamente, real y substancialmente con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (1). Después de comulgar, procura tomar unos minutos, para dar gracias. Es un acto de fe hacia Jesús continuar un rato después de Misa dándole gracias por la Comunión recibida. Estas oraciones le ayudarán:

Acto de fe
¡Señor mío Jesucristo!, creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.

Acto de adoración
¡Oh, Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Ángeles y a los Santos para adorarte como te mereces.

Acto de acción de gracias
Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Ángel de mi guarda, Ángeles y Santos del Cielo, dad por mí gracias a Dios.
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