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jueves, 10 de febrero de 2022

HOY ES LA FIESTA DE SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA

 





José Sánchez del Río, Santo
Mártir, 10 de febrero
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa




Niño Mártir
Martirologio Romano: En Guadalajara, México, San José Sánchez del Río, de catorce años, mártir, que murió apuñalado dando vivas a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe, durante la Guerra Cristera († 1928).

Fecha de beatificación: 20 de noviembre de 2005, por el Papa Benedicto XVI, como parte de un grupo formado por él y otros 8 mártires mexicanos.
Fecha de canonización: 16 de octubre de 2016, por S.S. Francisco

Breve Biografía
Mártir con catorce años. Así se resume la vida de José Luis Sánchez del Río, quien fue beatificado junto a otros doce mártires por disposición del Papa Benedicto XVI.

Nacido en Sahuayo, Michoacán, el 28 de marzo de 1913, hijo de Macario Sánchez y de María del Río, José Luis fue asesinado el 10 de febrero de 1928, durante la persecución religiosa de México por pertenecer a «los cristeros», grupo numeroso de católicos mexicanos levantados en contra la opresión del régimen de Plutarco Elías Calles.

Un año antes de su martirio, José Luis se había unido a las fuerzas «cristeras» del general Prudencio Mendoza, enclavadas en el pueblo de Cotija, Michoacán.

El martirio fue presenciado por dos niños, uno de siete años y el otro de nueve años, que después se convertirían en fundadores de congregaciones religiosas. Uno de ellos revela el papel decisivo que tendría para su vocación el testimonio de José Luis, de quien era amigo.

«Fue capturado por las fuerzas del gobierno, que quisieron dar a la población civil que apoyaba a los cristeros un castigo ejemplar», recuerda el testigo que entonces tenía siete años. «Le pidieron que renegara de su fe en Cristo, so pena de muerte. José no aceptó la apostasía. Su madre estaba traspasada por la pena y la angustia, pero animaba a su hijo», añade.

«Entonces le cortaron la piel de las plantas de los pies y le obligaron a caminar por el pueblo, rumbo al cementerio --recuerda--. Él lloraba y gemía de dolor, pero no cedía. De vez en cuando se detenían y decían: "Si gritas ´Muera Cristo Rey´" te perdonamos la vida. "Di ´Muera Cristo Rey´". Pero él respondía: "Viva Cristo Rey"».

«Ya en el cementerio, antes de disparar sobre él, le pidieron por última vez si quería renegar de su fe. No lo hizo y lo mataron ahí mismo. Murió gritando como muchos otros mártires mexicanos "¡Viva Cristo Rey!"».

«Estas son imágenes imborrables de mi memoria y de la memoria del pueblo mexicano, aunque no se hable muchas veces de ellas en la historia oficial».

El otro testigo de los hechos fue el niño de nueve años Enrique Amezcua Medina, fundador de la Confraternidad Sacerdotal de los Operarios del Reino de Cristo, con casas de formación tanto en México como en España y presencia en varios países del mundo.

En la biografía de la Confraternidad que él mismo fundara, el padre Amezcua narra su encuentro --que siempre consideró providencial-- con José Luis.

Según comenta en ese testimonial, haberse cruzado con el niño mártir de Sahuayo --a quien le pidió seguirlo en su camino, pero que, viéndolo tan pequeño le dijo: «Tú harás cosas que yo no podré llegar a hacer»--, determinó su entrada al sacerdocio.

Más tarde, al seminario de formación de los Operarios en Salvatierra, Guanajuato lo bautizó como Seminario de Cristo Rey y su internado se llamó «José Luis», en honor a la memoria de este  santo mexicano.

Los restos mortales de José Luis descansan en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en su pueblo natal.






Ximena Magallón Gálvez, era una bebé recién nacida cuando estuvo al borde de la muerte
Milagro aprobado para la canonización que se efectuará el 16 de octubre de 2016


Por: María Ximena Rondón | Fuente: ACI Prensa




Ximena Magallón Gálvez nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el beato José Sánchez del Río. A los 15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba. Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. Fue internada en el Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin embargo, la fiebre no bajaba.

Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes para buscar una segunda opinión. El caso de Ximena fue asumido por el Dr. Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.

Paulina, la mamá, comentó que al ver que la salud de su hija se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron un broncoscopio. La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba.

“Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…) Tendrían que operarla”, narró la madre.  

Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus pulmones.

“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.

Tras la operación el médico analizó un pedazo de pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.

“Cuando nos dijeron que efectivamente era tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la note rara, con su mirada fija y ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.

La bebé volvió a ser sometida a una terapia intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una tomografía pero no mejoraba.

Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebe ya estaba en vida vegetal y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando le pedí por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.

“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y a Joselito que intercediera por mi bebe, que me hicieran el milagro...”, manifestó.

“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran estar con ella y la abrace, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. Ellos “no podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y es ahí cuando afirman que fue un milagro”.

Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla y el cerebro ya estaba totalmente sano.

Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral que sufrió.

Contra todas las predicciones de los médicos, Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por este milagro y al Beato Mártir José Sánchez del Río por plena intercesión”.

Luego de realizados todos los estudios necesarios sobre el caso, el pasado 21 de enero de 2016, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos la promulgación del decreto que reconoce este evento como un milagro obrado por Dios por intercesión de José Sánchez del Río.

miércoles, 10 de febrero de 2021

HOY CELEBRAMOS A SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, MÁRTIR CRISTERO, 10 DE FEBRERO





Carta de San José Sánchez del Río a su madre


Cotija, 6 de febrero de 1928.

Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que en los momentos actuales voy a morir, pero no importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios. No te preocupes por mi muerte, que es lo que me mortifica; antes diles a mis hermanos que sigan el ejemplo que les dejó su hermano el más chico. Y tú haz la voluntad de Dios, ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre. Salúdame a todos por última vez y tú recibe el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba.

José Sánchez del Río.




lunes, 10 de febrero de 2020

HOY ES LA FIESTA DE SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, MÁRTIR, 10 DE FEBRERO

José Sánchez del Río, Santo
Mártir, 10 de febrero


Por: n/a | Fuente: ACI Prensa




Niño Mártir

Martirologio Romano: En Guadalajara, México, San José Sánchez del Río, de catorce años, mártir, que murió apuñalado dando vivas a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe, durante la Guerra Cristera († 1928).

Fecha de beatificación: 20 de noviembre de 2005, por el Papa Benedicto XVI, como parte de un grupo formado por él y otros 8 mártires méxicanos.
Fecha de canonización: 16 de octubre de 2016, por S.S. Francisco

Breve Biografía

Mártir con catorce años. Así se resume la vida de José Luis Sánchez del Río, quien fue beatificado junto a otros doce mártires por disposición del Papa Benedicto XVI.

Nacido en Sahuayo, Michoacán, el 28 de marzo de 1913, hijo de Macario Sánchez y de María del Río, José Luis fue asesinado el 10 de febrero de 1928, durante la persecución religiosa de México por pertenecer a «los cristeros», grupo numeroso de católicos mexicanos levantados en contra la opresión del régimen de Plutarco Elías Calles.

Un año antes de su martirio, José Luis se había unido a las fuerzas «cristeras» del general Prudencio Mendoza, enclavadas en el pueblo de Cotija, Michoacán.

El martirio fue presenciado por dos niños, uno de siete años y el otro de nueve años, que después se convertirían en fundadores de congregaciones religiosas. Uno de ellos revela el papel decisivo que tendría para su vocación el testimonio de José Luis, de quien era amigo.

«Fue capturado por las fuerzas del gobierno, que quisieron dar a la población civil que apoyaba a los cristeros un castigo ejemplar», recuerda el testigo que entonces tenía siete años. «Le pidieron que renegara de su fe en Cristo, so pena de muerte. José no aceptó la apostasía. Su madre estaba traspasada por la pena y la angustia, pero animaba a su hijo», añade.

«Entonces le cortaron la piel de las plantas de los pies y le obligaron a caminar por el pueblo, rumbo al cementerio --recuerda--. Él lloraba y gemía de dolor, pero no cedía. De vez en cuando se detenían y decían: "Si gritas ´Muera Cristo Rey´" te perdonamos la vida. "Di ´Muera Cristo Rey´". Pero él respondía: "Viva Cristo Rey"».

«Ya en el cementerio, antes de disparar sobre él, le pidieron por última vez si quería renegar de su fe. No lo hizo y lo mataron ahí mismo. Murió gritando como muchos otros mártires mexicanos "¡Viva Cristo Rey!"».

«Estas son imágenes imborrables de mi memoria y de la memoria del pueblo mexicano, aunque no se hable muchas veces de ellas en la historia oficial».

El otro testigo de los hechos fue el niño de nueve años Enrique Amezcua Medina, fundador de la Confraternidad Sacerdotal de los Operarios del Reino de Cristo, con casas de formación tanto en México como en España y presencia en varios países del mundo.

En la biografía de la Confraternidad que él mismo fundara, el padre Amezcua narra su encuentro --que siempre consideró providencial-- con José Luis.

Según comenta en ese testimonial, haberse cruzado con el niño mártir de Sahuayo --a quien le pidió seguirlo en su camino, pero que, viéndolo tan pequeño le dijo: «Tú harás cosas que yo no podré llegar a hacer»--, determinó su entrada al sacerdocio.

Más tarde, al seminario de formación de los Operarios en Salvatierra, Guanajuato lo bautizó como Seminario de Cristo Rey y su internado se llamó «José Luis», en honor a la memoria de este  santo mexicano.

Los restos mortales de José Luis descansan en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en su pueblo natal.



El grupo de los 9 mártires beatificados por Benedicto XVI el 20 de Noviembre de 2005, es completado por:

Anacleto Gonzalez Flores, Laico, 1 abril
José Dionisio Luis Padilla Gómez, Laico, 1 abril
Jorge Ramon Vargas González, Laico, 1 abril
Ramón Vicente Vargas González, Laico, 1 abril
José Luciano Ezequiel Huerta Gutiérrez, Laico, 3 abril
José Salvador Huerta Gutiérrez, Laico, 3 abril
Miguel Gómez Loza, Laico, 21 marzo
Luis Magaña Servin, Laico, 9 febrero
José Sanchez Del Rio, Laico, 10 febrero

Ese mismo día también fueron beatificados los mártires:
Andrés Sola Molist, Sacerdote, 25 abril
José Trinidad Rangel Montano, Sacerdote, 25 abril
Leonardo Pérez Larios, Laico, 25 abril
Dario Acosta Zurita, Sacerdote, 25 julio

(Las fechas indicadas corresponden a la de sus mártirios)

jueves, 30 de marzo de 2017

PONEN PRIMERA PIEDRA DE NUEVO TEMPLO EN MÉXICO DEDICADO A SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO


San José Sánchez del Río: Ponen primera piedra de nuevo templo dedicado a él en México
Crédito: Arquidiócesis Durango




 (ACI).- El martes 28 de marzo fue colocada la primera piedra del nuevo templo dedicado a San José Sánchez del Río que será construido en la ciudad de Durango en México.

La ceremonia fue organizada por la Arquidiócesis de Durango en la Colonia Niños Héroes con motivo del 104 aniversario de nacimiento del Santo niño cristero y mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la década de 1920.



“De nuevo bienvenido a tu casa Joselito, toma posesión de ella y quédate en espíritu en este lugar que ya te pertenece y que desde hoy te ofrecemos como morada permanente entre nosotros”, expresó el P. Juan Carlos Quiroga, párroco de la iglesia del Espíritu Santo y encargado de oficiar la ceremonia.

Si bien aún no se cuenta con fechas exactas para la construcción del templo, el presbítero aseguró que el pueblo tiene “mucha fe y confianza” porque Dios les ha prometido “caminar con ellos y no abandonarlos”.

“Este proyecto de poder contar con un templo más dentro de la arquidiócesis, nace de la necesidad de poder evangelizar a más personas que no tienen a la cercanía una iglesia a dónde acudir, ya que la parroquia en sí, es un poco lejana, sobre todo para las personas que viven en la periferia de esta colonia”, agregó el presbítero.

Finalmente, el P. Quiroga afirmó que la feligresía “cree y confía en Joselito” para que con su ayuda se logre la construcción del templo “que es para gloria de Dios, y pronto será una realidad”.

miércoles, 26 de octubre de 2016

UN NIÑO ES NUEVO SANTO


Un niño es nuevo santo



1)  Para saber
El domingo 16 de octubre el Papa Francisco celebró la Misa de canonización de siete nuevos santos de la Iglesia, entre los que se encuentra el niño mexicano José Sánchez del Río, mártir de la guerra cristera.

Las reliquias de los siete nuevos santos, fueron depositadas a los pies de la imagen de la Virgen María en el altar. Las reliquias de San José Sánchez del Río, fueron llevadas por Mauricio Kuri, joven actor que lo interpretó en la película “La Cristiada” y por Jesús Eduardo Gálvez, joven de 15 años de Sahuayo, ciudad natal del santo mexicano. Ambos vestían como Joselito al momento de su muerte.

2) Para pensar
El P. Fidel González es quien se encargó de que se llevara a cabo la canonización de José Sánchez del Río, conocido por muchos como “el niño Cristero” o simplemente por “Joselito”. El Padre Fidel asegura que es un mártir de los derechos fundamentales de la persona porque defendía la libertad de religión. Aunque era un adolescente, iba a cumplir 15 años, tenía la madurez de un joven de 20. Esto se ve en sus respuestas y en el modo en cómo enfrentó su martirio, en un “siglo de los mártires”, como dijo Juan Pablo II, en que mandaron al martirio a unos 27 millones de personas, más que en el resto de la historia del cristianismo.

El sacerdote asegura que el caso de Joselito “es excepcional”. La última tortura que sufrió fue que le desollaron los pies y le hicieron caminar desde la iglesia parroquial donde fue bautizado hasta el cementerio, casi a media noche, al tiempo que dejaba las huellas sangrantes de sus pies en el camino”. Además, “le habían roto la mandíbula y los dientes con la culata de un fusil, y así ensangrentado, gritaba «¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!»”.

Antes de morir, “escribió una carta a su madre en la que dijo ser consciente de que iba a ser fusilado, confesaba su fe en Cristo y aceptaba esa muerte”. Una vez asesinado, a pesar de prohibirlo, “la gente salió de sus casas a recoger la tierra ensangrentada dejada en el camino por Joselito, y la tumba se convirtió en un imán que el gobierno nunca pudo parar”.

El postulador asegura tener “una lista de unas 300 personas que murieron de forma similar y podrían ser canonizadas mañana mismo”.

3) Para vivir
En el ofertorio de la Misa, participó Ximena Guadalupe Magallón con su madre y su abuela. La curación de Ximena, cuando era apenas un bebé, es el milagro que llevó a los altares a San José Sánchez del Río.

Pero hubo antes un “primer milagro moral” de Joselito, sobre el jefe político responsable de acabar con su vida. Aunque el jefe pertenecía a una buena familia, había perdido su fe, no obstante tener dos hermanas religiosas, una buena esposa y dos hijos, uno de los cuales se ordenó sacerdote y aún vive. Este jefe político, “al final de su vida fue asesinado en un viaje en un tren por un adversario político del mismo partido. Estando moribundo, pidió un sacerdote. Un Sacerdote que viajaba pudo asistirlo espiritualmente en sus últimos minutos de vida”.

Al final de la celebración, y mientras el Papa se retiraba se entonó La Guadalupana, himno dedicado a la Virgen de Guadalupe.

Pbro. José Martínez Colín
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