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domingo, 8 de junio de 2025

TEXTO COMPLETO: HOMILÍA DEL PAPA LEÓN XIV EN LA VIGILIA DE PENTECOSTÉS - JUNIO 2025

 


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa León XIV en la Vigilia de Pentecostés
7 de junio de 2025


El Papa León XIV presidió la noche de este 7 de junio la Vigilia de Pentecostés en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, en el marco de la celebración del Jubileo de movimientos, asociaciones y nuevas comunidades.

A continuación, el texto completo de la homilía del Papa León XIV en la Vigilia de Pentecostés 2025, difundida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:


Queridas hermanas y hermanos,
El Espíritu creador, que hemos invocado con el canto —Veni creator Spiritus—, es el Espíritu que descendió sobre Jesús, el protagonista silencioso de su misión: «El Espíritu del Señor está sobre mí» (Lc 4,18). Pidiéndole que visite nuestras mentes, multiplique los lenguajes, encienda los sentidos, infunda el amor, reconforte los cuerpos y done la paz, nos hemos abierto a acoger el Reino de Dios. Es esta la conversión según el Evangelio: encaminarnos hacia el Reino que ya está cerca.

En Jesús vemos y de Jesús escuchamos que todo se transforma, porque Dios reina, porque Dios está cerca. En esta vigilia de Pentecostés nos encontramos íntimamente vinculados por la proximidad de Dios, por su Espíritu que une nuestras historias a la de Jesús. Estamos involucrados en las cosas nuevas que Dios hace, para que su voluntad de vida se cumpla y prevalezca sobre la voluntad de muerte.

«Me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19). Percibimos aquí el perfume del crisma con el que fue marcada nuestra frente. El Bautismo y la Confirmación, queridos hermanos y hermanas, nos han unido a la misión transformadora de Jesús, al Reino de Dios. Como el amor nos hace familiar el olor de una persona querida, así reconocemos esta noche los unos en los otros el perfume de Cristo. Es un misterio que sorprende y nos hace pensar.



En Pentecostés María, los Apóstoles, las discípulas y los discípulos que con ellos fueron colmados con un Espíritu de unidad, que radicaba para siempre sus diversidades en el único Señor Jesucristo. No muchas misiones, sino una única misión. No introvertidos y belicosos, sino extrovertidos y luminosos. Esta Plaza de San Pedro, que es como un abrazo abierto y acogedor, expresa magníficamente la comunión de la Iglesia, experimentada por cada uno de ustedes en las distintas experiencias asociativas y comunitarias, muchas de las cuales representan frutos del Concilio Vaticano II.

La tarde de mi elección, mirando con conmoción al pueblo de Dios aquí reunido, recordé la palabra “sinodalidad”, que expresa felizmente el modo en el cual el Espíritu modela la Iglesia. En esta palabra resuena el syn —que quiere decir con— que constituye el secreto de la vida de Dios. Dios no es soledad. Dios es “con” en sí mismo —Padre, Hijo y Espíritu Santo— y es Dios con nosotros. Al mismo tiempo, sinodalidad nos recuerda el camino —odós— porque donde está el Espíritu hay movimiento, hay camino. Somos un pueblo en camino. Esta conciencia no nos aleja, sino que nos sumerge en la humanidad, como levadura en la masa, que la fermenta toda. El año de gracia del Señor, del que es expresión el Jubileo, tiene en sí este fermento. En un mundo quebrantado y sin paz el Espíritu Santo nos educa a caminar juntos. La tierra descasará, la justicia se afirmará, los pobres se alegrarán y la paz volverá si dejamos de movernos como predadores y comenzamos a hacerlo como peregrinos. Ya no cada uno por su cuenta, sino armonizando nuestros pasos con los pasos de los demás. No consumiendo el mundo con voracidad, sino cultivándolo y custodiándolo, como nos enseña la Encíclica Laudato si’.

Queridos hermanos y hermanas, Dios ha creado el mundo para que nosotros estuviésemos juntos. “Sinodalidad” es el nombre eclesial de esta conciencia. Es el camino que pide a cada uno reconocer la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera de la cual todo se marchita, incluso el más original de los carismas. Miren: toda la creación existe sólo en la modalidad del existir juntos, a veces peligroso, pero aun así juntos siempre (cf. Carta enc., Laudato si’ 16; 117). Y esto que nosotros llamamos “historia” toma forma sólo en la modalidad de reunirse, de una convivencia, frecuentemente en medio de disensos, pero aun así una convivencia. Lo contrario es mortal y desgraciadamente está ante nuestros ojos cada día. Que sus agregaciones y comunidades sean entonces lugares donde se practique la fraternidad y la participación, no sólo en cuanto lugares de encuentro, sino en cuanto lugares de espiritualidad. El Espíritu de Jesús cambia al mundo, porque cambia los corazones. Inspira, en efecto, esa dimensión contemplativa de la vida que aleja la autoafirmación, la murmuración, el espíritu de controversia, el dominio de las conciencias y de los recursos. El Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor hay libertad (cf. 2 Co 3,17). La auténtica espiritualidad nos compromete, por tanto, al desarrollo humano integral, actualizando entre nosotros la palabra de Jesús. Donde esto sucede hay alegría. Alegría y esperanza.


La evangelización, queridos hermanos y hermanas, no es una conquista humana del mundo, sino la infinita gracia que se difunde a través de vidas transformadas por el Reino de Dios. Es el camino de las bienaventuranzas, un itinerario que recorremos juntos, en continua tensión entre el “ya” y el “todavía no”, hambrientos y sedientos de justicia, pobres de espíritu, misericordiosos, mansos, puros de corazón, que trabajan por la paz. Para seguir a Jesús en este camino que Él ha elegido no sirven poderosos protectores, compromisos mundanos o estrategias emocionales. La evangelización es obra de Dios y, si a veces pasa a través de nuestras personas, es por los vínculos que hace posible. Estén por tanto profundamente ligados a cada una de las Iglesias particulares y a las comunidades parroquiales donde alimentan y gastan sus carismas. Cerca de sus obispos y en sinergia con todos los otros miembros del Cuerpo de Cristo actuaremos, entonces, en armoniosa sintonía. Los desafíos que la humanidad enfrenta serán menos espantosos, el futuro será menos oscuro, el discernimiento menos difícil, si juntos obedeciéramos al Espíritu.

Que María, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, interceda por nosotros.

domingo, 25 de mayo de 2025

EL PAPA LEÓN XIV EN EL REGINA COELI: LES PIDO QUE ME SOSTENGAN CON SU ORACIÓN Y CERCANÍA

 



El Papa León XIV en el Regina Coeli: “Les pido que me sostengan con su oración y cercanía”


Por Victoria Cardiel

25 de mayo de 2025


En el primer Regina Coeli que presidió desde la ventana del Palacio Apostólico, el Papa León XIV ha agradecido a los fieles “el afecto” que le están manifestando, al tiempo que les ha pedido —como también solía hacer su predecesor, Francisco— que recen por él.


“Desde hace pocos días he comenzado mi ministerio entre ustedes y deseo, ante todo, agradecerles el afecto que me están manifestando; al mismo tiempo, les pido que me sostengan con su oración y cercanía”, exclamó el Pontífice, que hasta el domingo anterior había rezado la oración mariana desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.

Miles de personas se congregaron este domingo en la plaza vaticana con banderas de distintos países y con carteles en los que ponía “¡Viva el Papa León XIV!”, con los que le mostraban su cariño.

En su alocución, el Pontífice reconoció que “en todo aquello a lo que el Señor nos llama, tanto en el camino de la vida como en el de la fe, a veces nos sentimos insuficientes”.

Sin embargo, justamente a la luz del Evangelio de este domingo, aseguró que no hay que fijarse en las fuerzas de cada uno, “sino en la misericordia del Señor que nos ha elegido, seguros de que el Espíritu Santo nos guía y nos enseña todo”.

Y agregó a este respecto: “Es hermoso que, al mirar nuestro llamado, las realidades y personas que nos han sido confiadas, los compromisos que llevamos adelante y nuestro servicio en la Iglesia, cada uno de nosotros pueda decir con confianza: aunque soy frágil, el Señor no se avergüenza de mi humanidad, al contrario, viene a habitar dentro de mí”.


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El Papa León XIV reflexionó también sobre la actitud de los apóstoles que, en la víspera de la muerte del Maestro, “se encontraban turbados y angustiados, preguntándose cómo podrían ser continuadores y testigos del Reino de Dios”. Pero cuando Jesús se les aparece, les anuncia el don del Espíritu Santo con esta promesa maravillosa: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a Él y habitaremos en Él”, señaló.

“De este modo, Jesús libera a los discípulos de toda angustia y preocupación y puede decirles: ¡No se inquieten ni teman!”, manifestó.

Así explicó que “si permanecemos en su amor, en efecto, Él mismo hace morada en nosotros, nuestra vida se convierte en templo de Dios y ese amor nos ilumina, va entrando en nuestra forma de pensar y en nuestras decisiones, hasta alcanzar también a los demás e iluminar todos los ámbitos de nuestra existencia”.


Dios se revela especialmente en los pequeños

Por otro lado, remarcó que Dios “se revela especialmente en los pequeños, en los pobres y en quienes sufren, pidiéndonos ser cristianos atentos y compasivos”. 

Asimismo, también pidió a los cristianos el compromiso de llevar el amor de Dios “a todas partes” y encomendó esta solicitud a la intercesión de la Virgen María. “Él me acompaña con su Espíritu, me ilumina y me convierte en instrumento de su amor para los demás, para la sociedad y para el mundo. Queridos amigos, sobre el fundamento de esta promesa, caminemos en la alegría de la fe, para ser templo santo del Señor”, expresó.

Como ya es habitual, en vez de recitar el Regina Coeli, la oración que sustituye al Ángelus en tiempo de Pascua, el Papa León XIV prefirió cantarlo.


Después del rezo del Regina Coeli, el Papa León XIV recordó con emoción al sacerdote polaco Stanisław Streich, que fue beatificado este sábado en Poznań, Polonia, en una ceremonia presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.

El 27 de febrero de 1938, durante una misa dominical para niños, el P. Streich fue asesinado a tiros por un activista comunista en el momento de la consagración de la Eucaristía. Según testigos, el asesino disparó varias veces al sacerdote y luego gritó desde el púlpito: “¡Viva el comunismo!”. Este acto fue reconocido por el Vaticano como un martirio “en odio a la fe” (in odium fidei), lo que permitió su beatificación.

Así, el Pontífice destacó que “su obra en favor de los pobres y de los obreros enfurecía a los seguidores de la ideología comunista”. A partir de su testimonio, exhortó: “Su ejemplo pueda estimular en particular a los sacerdotes a entregarse generosamente por el Evangelio y por los hermanos”.

El Papa León XIV también recordó la Jornada de Oración por la Iglesia en China, que se celebra cada 24 de mayo, coincidiendo con la memoria litúrgica de la Virgen María, Auxilio de los Cristianos, venerada especialmente en el santuario de Sheshan, cerca de Shanghái.

En esta jornada, instituida por Benedicto XVI, “en las iglesias, en los santuarios de China y en todo el mundo se elevaron oraciones a Dios como signo del afecto por los católicos chinos y de su comunión con la Iglesia universal”, aseguró. Así, pidió a la Virgen que “obtenga para ellos y para nosotros la gracia de ser testigos fuertes y gozosos del Evangelio, incluso en medio de las pruebas, para promover siempre la paz y la armonía”.

El Pontífice también recordó “a todos los pueblos que sufren a causa de la guerra” y reivindicó el “coraje y la perseverancia” de quienes están comprometidos “en el diálogo y en la búsqueda sincera de la paz”.

Con motivo del décimo aniversario de la encíclica Laudato Si’, firmada por el Papa Francisco el 24 de mayo de 2015, el Pontífice americano recordó su impacto global: “Ha tenido una extraordinaria difusión, inspirando innumerables iniciativas y enseñando a todos a escuchar el doble grito de la tierra y de los pobres”. Así, agradeció a quienes continúan comprometidos con su legado, como por ejemplo el movimiento Laudato Si’. 

domingo, 11 de mayo de 2025

PAPA LEÓN XIV CANTA SU PRIMER REGINA COELI EN LATÍN Y ALIENTA A LOS JÓVENES A NO TENER MIEDO DE SEGUIR A CRISTO

 

León XIV canta su primer Regina Coeli en latín y alienta a los jóvenes a no tener miedo de seguir a Cristo
Por Almudena Martínez-Bordiú
11 de mayo de 2025



En el domingo del Buen Pastor, el Papa León XIV dirigió por primera vez el rezo del Regina Coeli desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. El Pontífice recitó la oración mariana en latín y alentó a los miles de jóvenes: ¡No tengan miedo!

"A los jóvenes les digo: ¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo el Señor!", exclamó el Pontífice ante las 100.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro, según los datos de las autoridades italianas.

Este primer Regina Coeli de León XIV coincidió además con el Jubileo de las bandas y del espectáculo popular, por lo que una hora antes de la aparición del Santo Padre la Plaza de San Pedro se llenó de música y color con bandas llegadas de diferentes países. 

A las 12:00 (hora de Roma) el Papa León XIV se asomó por la Logia central de la basílica vaticana ante el fuerte aplauso y ovaciones de la multitud. 

Antes del rezo, el Pontífice señaló como “un don de Dios” que el primer domingo de su servicio como Obispo de Roma sea el del Buen Pastor, el cuarto tiempo de Pascua, en cuyo Evangelio de San Juan, Jesús se revela como el verdadero Pastor “que conoce, ama y da la vida por sus ovejas”.

También indicó que este día coincide con otro importante aniversario: los 62 años de la celebración de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Además, recordó el Jubileo de las bandas musicales y de los espectáculos populares que Roma acoge este fin de semana. 

“Saludo con afecto a todos los peregrinos y les doy las gracias porque con su música y sus representaciones alegran la fiesta, la fiesta de Cristo Buen Pastor: sí, es Él quien guía a  la Iglesia mediante su Espíritu Santo”, remarcó. 


Al reflexionar sobre el Evangelio del día  (Jn 10,27), afirmó que Jesús “conoce a sus ovejas, y que ellas escuchan su voz y le siguen”.

“Tengo la alegría de rezar con ustedes y con todo el Pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente al sacerdocio y a la vida religiosa. ¡La Iglesia los necesita!”, exclamó. 

También señaló la importancia de que los jóvenes “encuentren en nuestras comunidades acogida, escucha,  estímulo en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de entrega generosa a  Dios y a sus hermanos”.


En este sentido, exhortó a los fieles a seguir la invitación del Papa Francisco durante la Jornada por las vocaciones y “acoger y acompañar a los jóvenes”. 

“Roguemos al Padre celestial el ser, los unos para los otros, cada uno según su estado, pastores “según su corazón” (cf. Jr 3,15), capaces de  ayudarnos mutuamente a caminar en el amor y en la verdad”, dijo a continuación. 

Por último, pidió la intercesión de la Virgen María, “cuya vida fue toda una respuesta a la llamada del Señor, nos acompañe  siempre en el seguimiento de Jesús”.

León XIV pide por el fin de las guerras en Gaza y Ucrania

Luego del rezo del Regina Coeli, el Santo Padre hizo un llamado a poner fin a los conflictos que siguen desangrando Ucrania y la franja de Gaza.

Indicó que luego de la trágica Segunda Guerra Mundial que dejó más de 60 millones de muertos, hoy el mundo se enfrenta a otra guerra mundial a pedazos, "como muchas veces lo afirmaba el Papa Francisco".

"¡Nunca más la guerra!", exclamó León XIV. "Llevo en mi corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano", afirmó, y pidió que se liberen a todos los prisioneros y que los niños puedan regresar a sus casas.

"Me causa mucho dolor lo que está sucediendo en la franja de Gaza. Que cese inmediatamente el fuego y que se lleve ayuda humanitaria a la extenuada población civil y que se liberen a todos los prisioneros", añadió León XIV, quien a la vez expresó su satisfacción por el cese al fuego entre India y Pakistán.

Finalmente, el Santo Padre recordó que este domingo en Italia y muchos países se celebra el Día de la Madre. "Envío un saludo a todas las madres con una oración por ellas y también por las que están ya en Cielo", expresó.

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