domingo, 21 de julio de 2019

EL PAPA FRANCISCO RECUERDA LA GESTA DE LA LLEGADA DEL HOMBRE A LA LUNA


El Papa recuerda la gesta de la llegada del hombre a la Luna
Redacción ACI Prensa





El 20 de julio de 1969 los astronautas Neil Armstrong y Edwin “buzz” Aldrin pisaron la Luna, evento del que ayer, sábado 20 de julio, se cumplieron 50 años.

El Papa Francisco quiso recordar este evento este domingo 21 de julio al finalizar el rezo del Ángelus: “Hace cincuenta años, el hombre pisó la luna realizando un sueño extraordinario. Que el recuerdo de aquel gran paso para la humanidad encienda el deseo de progresar juntos hacia metas aún mayores: mayor dignidad para los débiles, más justicia entre los pueblos, más futuro para nuestra casa común”.


Aquel evento se siguió con gran atención desde el Vaticano. El Papa Pablo VI dirigió unas palabras a los astronautas de la misión Apolo 11, de la que, además de Armstrong y Aldrin formaba también parte el astronauta Michael Collins que no llegó a pisar el satélite.

En su mensaje, San Pablo VI decía: “Estamos cerca de ustedes con nuestros deseos y nuestras oraciones. Los saluda con toda la Iglesia el Papa Pablo VI”.

Como recuerda el hermano jesuita y director del Observatorio del Vaticano, Guy Consolmagno, en un reciente artículo publicado en L’Osservatore Romano, aquel día el Papa “dio una mirada a la Luna a través de uno de los telescopios y luego, a las 22:17, hora de Roma, vio a los astronautas aterrizar y escuchó la famosa frase ‘El águila ha aterrizado’, tras lo cual se unió a otros líderes del mundo para hablar a los astronautas”.


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Esto dijo San Pablo VI cuando el hombre llegó a la Luna
 hace 50 años

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
Crédito: NASA



El 20 de julio de 1969, el día que el Apolo 11 llegó a la Luna, el Papa San Pablo VI dirigió unas sentidas palabras a los astronautas estadounidenses.

“Aquí, les habla a ustedes astronautas, desde el Observatorio de Castel Gandolfo, cerca de Roma, el Papa Pablo VI. ¡Honor, salud y bendición a ustedes, conquistadores de la Luna, pálida luz de nuestras noches y de nuestros sueños! Llevan a ella, con vuestra viva presencia, la voz del espíritu, el himno a Dios, nuestro Creador y nuestro Padre. Estamos cerca de ustedes con nuestros deseos y nuestras oraciones. Los saluda con toda la Iglesia el Papa Pablo VI”.

El Santo Padre dirigió este saludo a los astronautas Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins el día en que llegaron al Mar de la Tranquilidad en el satélite terrestre.

Armstrong, que era el comandante de la misión, se convirtió en el primer hombre en pisar la Luna, tras lo cual pronunció su famosa frase: “Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”.


Ese mismo día, el 20 de julio de 1969, San Pablo VI presidió el rezo del Ángelus en el Vaticano y resaltó que “hoy es un día grande, un día histórico para la humanidad porque realmente hoy dos hombres ponen un pie en la Luna”.

“Haremos bien en meditar en este extraordinario y asombroso acontecimiento, en meditar sobre el cosmos que abre su rostro mudo, misterioso, en el marco sin límites de siglos incontables y de espacios inconmensurables”, dijo el Pontífice.

El Papa dijo también que “haremos bien en meditar sobre el hombre, en su ingenio prodigioso, en su coraje temerario, en su progreso fantástico. Dominado por el cosmos como un punto imperceptible, el hombre con el pensamiento lo domina y ¿quién es el hombre? ¿Quiénes somos nosotros, capaces de tanto?”.

“La admiración, el entusiasmo, la pasión por los instrumentos, por los productos del ingenio y de la mano del hombre nos fascinan, tal vez hasta la locura. Y aquí está el peligro: debemos resguardarnos de esta posible idolatría de los instrumentos”, señaló.

El Santo Padre resaltó que “es totalmente necesario que el corazón del hombre se haga mucho más libre, mucho más bueno y religioso, mientras mayor y más peligrosa sea la potencia de las máquinas, de las armas, de los instrumentos que el hombre pone a su disposición”.


En este día, resaltó, donde se ha visto “el verdadero triunfo de los medios producidos por el hombre para el dominio del cosmos” es necesario “no olvidar la necesidad y el deber que el hombre tiene de dominarse a sí mismo”.

Tras recordar algunos conflictos de ese entonces como la Guerra de Vietnam o la que sostenían El Salvador y Honduras, San Pablo VI cuestionó: “¿Dónde está la verdadera humanidad, la hermandad, la paz? ¿Cuál sería el verdadero progreso si estos desastres perduran y se agravan?”.

“Que el progreso del que hoy celebramos una sublime victoria, se dirija al verdadero bien temporal y moral de la humanidad. Y por eso rezamos”, concluyó.

El viaje de regreso a la Tierra de los tres astronautas estadounidenses culminó el 24 de julio con el aterrizaje en el Océano Pacífico con lo que se puso fin a la misión del Apolo 11.

LECTURAS BÍBLICAS DEL DOMINGO 21 DE JULIO DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Hoy, domingo, 21 de julio de 2019



Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (18,1-10a):

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, en lo más caluroso del día. Alzó la vista y vio tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra y dijo:
«Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un bocado de pan para que recobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a la casa de vuestro siervo».
Contestaron:
«Bien, haz lo que dices».
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
«Aprisa, prepara tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz unas tortas».
Abrahán corrió enseguida a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase de inmediato. Tomó también cuajada, leche y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba bajo el árbol, ellos comían.
Después le dijeron:
«Dónde está Sara, tu mujer?».
Contestó:
«Aquí, en la tienda».
Y uno añadió:
«Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre Sara habrá tenido un hijo».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5 

R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

V/. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.

V/. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.

V/. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.



Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses
 (1,24-28):

Hermanos:
Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para presentarlos a todos perfectos en Cristo.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 38-42):

EN aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 21 de julio de 2019
 Fernando Torres cmf


De la desconfianza a la hospitalidad

      Nuestra cultura es cada vez más desconfiada. Todo lo que sea extraño nos resulta una amenaza. En algunos barrios de las grandes ciudades se ven letreros en las casas donde se avisa de que se llamará a la policía si se ven extraños caminando por la calle. Nuestras casas son cada vez menos abiertas pero también lo son nuestros barrios y nuestras ciudades y nuestros países. La llegada de inmigrantes en busca de trabajo crea desconfianza e inseguridad entre los que ya viven en el país. En general, todo lo que sea extraño y que se salga de lo habitual nos hace sentirnos inseguros y amenazados. Por eso, y no por otra razón, es por lo que aumenta la violencia. A esa violencia se responde con más violencia –aunque en algún caso sea defensiva– y así va creciendo la espiral de la desconfianza, la violencia.

      La propuesta de las lecturas de hoy es otra bien distinta. En línea con el mensaje evangélico del Reino de Dios. Se nos habla de la hospitalidad. La primera lectura, del libro del Génesis, nos muestra a Abrahán, el patriarca, que no sólo acoge a los que le piden hospitalidad sino que suplica a aquellos tres hombres que se queden en su casa y que coman de su mesa. La hospitalidad para aquellos pueblos era un deber sagrado y al visitante se le debía todo el respeto del mundo. Era como si fuera el mismo Dios el que visitaba la casa. Al texto del Evangelio se le han dado muchas explicaciones, pero generalmente se nos ha olvidado la más sencilla: Marta y María acogieron al Señor en su casa. Ese es el punto de partida sin el que aquel pequeño rifi-rafe entre Marta y María nunca habría sucedido. 

      Hoy tendríamos que recuperar la virtud de la hospitalidad. Frente a los vecinos del piso o apartamento de enfrente. Pero también frente a los vecinos del sur que llaman a las puertas de nuestra nación pidiendo un trabajo que les asegure el pan y el futuro a ellos y a sus familias. También frente a los que no creen en nuestra misma religión y frente a los que no pertenecen a nuestra raza ni hablan nuestra lengua. Todos somos hermanos y hermanas. Todos pertenecemos a la familia de Dios. La encarnación de Jesús ha convertido a cada hombre y mujer en el mejor y más pleno sacramento de la presencia de Dios entre nosotros. Acogerlo, compartir con él o con ella lo que tenemos significa acoger al mismo Dios que nos viene a visitar, hacer realidad el Reino en nuestro mundo, dar cumplimiento a la voluntad de Dios que quiere que todos nos sentemos a la misma mesa para compartir la vida que él nos ha regalado. Sólo la hospitalidad, la acogida sincera y abierta, la mano tendida, logrará unir un mundo roto y dividido que parece que sólo es capaz de generar desconfianza y violencia.



Para la reflexión

      ¿Cómo miras y valoras a los que no pertenecen a tu familia, a tu nación, a tu raza? ¿Das por sentado que son peores que los tuyos? ¿Qué valores positivos encuentras en ellos? ¿Qué podrías hacer para establecer relación o amistad con algunos de ellos? ¿Crees que te ayudaría a romper la desconfianza y vencer los prejuicios?

FELIZ DOMINGO






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