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jueves, 18 de diciembre de 2014

LA LEYENDA DEL NIÑO JESÚS DE PRAGA


La leyenda del Niño Jesús de Praga
Un buen día Fray José está barriendo el suelo del monasterio y de repente se le presenta un hermoso niño...
Por: María Pilar Mijares Bejerano | Fuente: Archicofradía del Niño Jesús de Praga de Cádiz (España)




Todas las cosas tienen un poco de leyenda y también la imagen del Milagroso Niño Jesús de Praga tiene la suya y muy bella por cierto.

Allá por el final de la Edad Media, entre Córdoba y Sevilla, al sur de las márgenes del Guadalquivir, hay un monasterio famoso, lleno de monjes con largas barbas y ásperas vestiduras. Después de un incursión de los moros que pueblan la zona, queda reducido a ruinas, y solo cuatro monjes se salvaron de la catástrofe. Entre ellos está FRAY JOSÉ DE LA SANTA CASA, un lego con corazón de santo y cabeza y manos de artista, pero sobre todo con un amor desbordante a la Santa Infancia de Jesús. En cualquier oficio que la obediencia le mandase, se le encontraba infaliblemente entretenido, pensando y hablando con el Niño Jesús.

Un buen día Fray José está barriendo el suelo del monasterio y de repente se le presenta un hermoso niño que le dice: -¡Qué bien barres, fray José, y que brillante dejas el suelo! ¿Serías capaz de recitar el Ave María?. -Si. -Pues entonces, dila.

Fray José deja a un lado la escoba, se recoge, junta las manos y con los ojos bajos, comienza la salutación angélica. Al llegar a las palabras "et benedictus fructus ventris tui" (y bendito el fruto de tu vientre), el niño le interrumpe y le dice: ¡ESE SOY YO!, y enseguida desaparece.

Fray José grita extasiado:-¡Vuelve Pequeño Jesús, porque de otro modo moriré del deseo de verte!. Pero Jesús no vino. Y Fray José, seguía llamandolo día tras día, en la celda, en el huerto, en la cocina... en todas partes. Al fin un día sintió que la voz de Jesús le respondía: -"Volveré, pero cuida de tener todo preparado para que a mi llegada hagas de mi una estatua de cera en todo igual a como soy". Fray José corrió a contarselo al padre prior, pidiéndole cera, un cuchillo y un pincel. El Superior se lo concedió y Fray José se entregó con ilusión a modelar una estatua de cera del Niño que había visto. Hacía una y la deshacía, para hacer otra, pues nunca estaba conforme, y cada una que hacía le salía más bella que la anterior, y así pasaba el tiempo, esperando que regresase su Amado Jesusito.

Y por fin llegó el día en el que rodeado de ángeles, se le presenta el Niño Jesús, y Fray José en extásis, pero con la mayor naturalidad pone los ojos en el Divino modelo y copia al Niño que se tiene delante. Cuando termina y observa que su estatua es igual al Sagrado Modelo, estalla en risas y llantos de alegría, cae de rodillas delante de ella y posando la cabeza sobre las manos juntas, muere. Y los mismos ángeles que acompañaron a su Niño Jesús, recogieron su espíritu y lo llevaron al Paraíso. Los religiosos enterraron piadosamente el cuerpo del santo lego y con particular devoción colocaron la imagen de cera del Niño Jesús en el oratorio del monasterio.

Aquella misma noche Fray José se apareció en sueños al Padre Prior, comunicándole lo siguiente: "Esta estatua, hecha indignamente por mi, no es para el monasterio. Dentro de un año vendrá Doña Isabel Manríquez de Lara, a quien se la daréis, quien a su vez se la entregará a su hija como regalo de bodas, quien la llevará a Bohemia y de la capital de aquel reino será llamado -Niño Jesús de Praga- entre los pueblos y naciones. La gracia, la paz y la misericordia descenderán a la tierra por El escogida para habitar en ella, el pueblo de aquel reino será su pueblo, y El será su PEQUEÑO REY".

Y efectivamente al año en punto, Doña Isabel Manríquez de Lara, en un viaje de recreo por la zona, topó con las ruinas del monasterio, y el prior, ya único superviviente le entregó la imagen del Niño Jesús, contándole su fascinante historia. La dama llena de alegría, retornó a su castillo de Sierra Morena, muy cerca de Córdoba. Y aquí la leyenda deja paso a la Historia...

miércoles, 15 de octubre de 2014

EL NIÑO JESÚS DE PRAGA Y EL CARMELO




El Niño Jesús de Praga  y el Carmelo
La devoción a la Milagrosa Imagen del Niño Jesús de Praga, es el resultado del amor a la sencillez y a las virtudes del Santo Niño
Por: María Pilar Mijares Bejerano 



Tradicionalmente en el Carmelo Teresiano se ha tenido una especial devoción a la Santa Infancia de Jesús, y esta devoción se puede ver concretada en acontecimientos particulares que sucedieron a los santos padres de la Orden, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Luego a lo largo de los siglos, sus hijos e hijas de todo el mundo han continuado expresando y manifestando esta especial devoción a este Misterio de la Vida de Jesús, que fue su Infancia. De hecho la devoción a la Milagrosa Imagen del Niño Jesús de Praga, no es más que el resultado de esta historia de amor a la sencillez y a las virtudes del Santo Niño.



Santa Teresa de Jesús

Se cuenta que Santa Teresa de Jesús, yendo un día por las escaleras del Monasterio de la Encarnación en Avila, se tropezó con un hermoso Niño. Sorprendida por ver un niño dentro de la clausura monacal, se dirigió a él preguntándole:- ¿Y tú quién eres?. El niño le replicó a su vez con otra pregunta: -¿Y quién eres tú?. La madre respondió: -Yo, Teresa de Jesús. Y el niño sonriente le repuso: -Pués yo soy, Jesús de Teresa.



San Juan de la Cruz

En el museo del convento de los padres carmelitas descalzos de Ubeda (Jaén-España) se conserva esta hermosa imagen del Niño Jesús, con la que se cuenta bailó San Juan de la Cruz en una nochebuena, y enfervorizado ante la imagen de Jesús niño exclamó : - ¡Si amores me han de matar, ahora tengan lugar!



Santa Teresita del Niño Jesús

Santa Teresita del Niño Jesús rezaba diariamente ante esta imagen del Niño Jesús de Praga de su convento de Lisieux (Francia).
"Oh pequeño niño, mi único tesoro, tú te me muestras todo radiante de Amor. Yo me abandono a Tí. Oh Jesús, mi pequeño hermano, no quiero otra alegría que la de agradarte. Mi pequeño Rey, imprime en mi las virtudes de tu infancia".



Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)

Imagen del Niño Jesús de Praga del coro del monasterio de carmelitas descalzas de Colonia (Alemania). En él reconocía Edith Stein un signo de veneración a la Santa infancia del Señor : "No sólo tiene poder salvador la pasión y muerte de Cristo, sino toda su vida. Su asunción del destino humano: también su infancia, su juventud, su encuentro con los hombres, su rezar por la liturgia del pueblo judío, su íntimo hablar con el padre del cielo, todo esto aconteció por nosotros, para nuestra salvación".
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