Pan… con manteca
Suplicar a Dios aquello que necesitas es permitirle entrar en la trama concreta de tu vida. De esa manera sientes la presencia y la proximidad del Señor en tus problemas cotidianos. Dios quiere librarte de tus angustias y afanes y se pone a tu alcance para cualquier necesidad, grande o pequeña, espiritual o material. Basta que lo hagas con fe, como un niño.
En un jardín de infantes de Hermanas había una niña muy buena y muy pobre. Un día sus compañeritas oyeron que al rezar el Padrenuestro, decía: "Danos hoy nuestro pan de cada día… con manteca”, y se echaron a reír, y fueron a contarlo a la Hermana. Manifestó entonces la niña que su madre había quedado viuda con seis hijos, y no podía ya darles manteca. Comprendió la religiosa y la animó a seguir pidiendo, pero que lo hiciera en voz baja. Dios oyó la oración de la niña, porque una de ellas contó a su mamá lo ocurrido en el colegio. Ésta se informó la dirección de la familia y mandó a su empleada que cada día dejara un paquete de manteca en esa casa. Cuando llegó la manteca, la niñita dijo a su madre: “Mamá, aquí está la manteca que nos manda Dios.
“La oración de petición es oportuna para ejercitar la fe y crecer en humildad y al mismo tiempo genera una relación afectuosa y concreta con Dios; te enriquece de seguridad y felicidad, mientras te ayuda a resolver los problemas básicos de la vida” (A. Gasparino). Inténtalo y no te desanimes si alguna vez no te escucha. Es seguramente para tu bien.
* Enviado por el P. Natalio