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jueves, 9 de julio de 2020

ORACIÓN A LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ


Oración de Papa Juan Pablo II a Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá
(Santuario de Chiquinquirá, Colombia, 1986)



Oh Virgen, bella flor de nuestra tierra,
envuelta en luz del patrio pabellón,
eres tú nuestra gloria y fortaleza,
madre nuestra y de Dios.

En burda tela avivas tu figura con resplandor de lumbre celestial,
dando a tus hijos la graciosa prenda de la vida inmortal.

Orna tus sienes singular corona de gemas que ofreciera la nación,
símbolo fiel del entrañable afecto y del filial amor.

A Ti te cantan armoniosas voces y te aclaman por Reina nacional
y el pueblo entero jubiloso ofrenda el don de su piedad.

Furiosas olas a la pobre nave contra escollos pretenden azotar;
tu cetro extiende y bondadosa calma las olas de la mar.

Brote la tierra perfumadas flores que rindan culto a tu sagrado altar;
prodiga siempre a la querida patria los dones de la paz.

A Ti, Jesús, el Rey de las naciones, a quien proclama el corazón por Rey, y al Padre y Padre y al Espíritu se rinda gloria, honor y poder.

Amén.

HOY SE CELEBRA A LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ, PATRONA DE COLOMBIA, 7 DE JULIO


Historia de la Virgen de Chiquinquirá
9 de julio



El encargo era pintar la Virgen del Rosario, pero como sobraba tela a los lados, pintaron al lado derecho de la Virgen a San Antonio (Patrono de Dn Antonio de Santana) y al lado izquierdo a San Andrés (Apóstol del Hmno. Andrés) este santo tiene a su lado la cruz en que lo crucificaron (en forma de X) y San Antonio lleva sobre un libro al Niño Jesús (porque se dice que se le aparecía el Divino Niño). El cuadro es colocado en la Capilla de Sutamarchán pero como el techo es de paja, poco a poco empiezan a caer goteras, y unos años después la pintura está casi totalmente borrada.

En 1578 el cuadro está tan borroso y deteriorado que el Párroco, P. Leguizamón, lo hace quitar del altar y lo envía a una finca que el Sr. Santana tiene en Chiquinquirá, finca llamada "Aposentos" palabra que significa "casa grande para dar alojamiento a indios y campesinos). En 1585 llega de España una sencilla mujer, llamada María Ramos, familiar de la esposa de Don Antonio de Santana y se va a trabajar como doméstica a la casa de ellos en Chiquinquirá.

Allí en el ranchejo que hace de Capilla encuentra María Ramos el cuadro que en 1578 había sido quitado de la Capilla de Sutamarchán por estar demasiado viejo y borrado, pero ahora si que es cierto que está deteriorado. Todo es agujero y mugre.

La piadosa mujer lo observa y al ser informada de que en un tiempo fué una imagen de la Sma. Virgen, pero que por estar ya tan en mal estado se ha empleado para poner semillas a secar al sol, se dedica a quitarle el polvo y la mugre y lo cuelga en una especie de marco. María Ramos pasa largos ratos de rodillas allí ante el borroso cuadro pidiendo a la Virgen que la consuele porque extraña su casa y su patria, y rogándole que por favor se digne hacerse un poco más visible porque allí en aquella tela casi no se notaba nada.

Pasan los meses, y María Ramos suplicaba: "Rosa del cielo ¿cuándo te pondremos contemplar bien?".

La Renovación: Dice la crónica de aquel tiempo: así las cosas el día 26 de diciembre de 1586, a eso de las 9 de la mañana pasaba una india cristiana llamada Isabel que llevaba en la mano a su hijo de 4 años llamado Miguel y al pasar por frente a la Capilla le dijo: "Madre mía, mire a la Madre de Dios que está en el suelo" volvió la india hacia el altar y vió como la imagen de la Madre de Dios estaba en el suelo despidiendo de si un resplandor celestial que inundaba toda la Capilla. Quedó asombrada la india y muy despavorida le dijo en altas voces a María Ramos: "mire señora que la Madre de Dios se ha bajado del sitio donde estaba y parece que se está quemando".

Volvió María Ramos el rostro y vió que la imagen de la Sma. Virgen estaba de la manera que decía la india y admirada de ver tan estupendo portento, llena de asombro y pasmo, dando goces y derramando lágrimas fué corriendo hasta el sitio donde estaba la imagen y arrodilándose se quedó mirándola y rezándole con gran fe y devoción.

A los clamores de María Ramos y de la india, acudió Juana de Santana, y juntas, las tres piadosas mujeres, postradas de rodillas estuvieron largo rato contemplando gozosas aquellos resplandores de Gloria que llenaban de luz la Capilla y de alegría los corazones.

Y sigue diciendo la crónica de aquel tiempo: "Estaba la milagrosa imagen en el suelo recostada e inclinada hacia el altar en el mismo sitio en el que acostumbraba hacer oración María Ramos. La pintura se había vuelto tan renovada y de celestiales colores y que era una gloria el verla. Cesaron los resplandores que despedía la milagrosa imagen de la madre de Dios y después de un rato, con respeto y devoción levantaron de aquel sitio el milagroso cuadro y lo colocaron en el puesto que había ocupado antes, sobre el altar.

"Apenas estuvo colocado el cuadro en su sitio, llegaron otro tanto de mujeres del servicio y viendo la bendita imagen en aquella hermosura nunca vista y con el rostro tan encendido, renovada de colores toda la imagen, se quedaron asombradas y postrándose de rodillas todos los presentes hicieron adoración y todo aquel día estuvo llena de gente la humilde Capilla, pues muchos venían a dar gracias a Dios y a contemplar la maravillosa imagen y la celestial hermosura que se ve al presente.

La fama de tan impresionante suceso corrió rápidamente por todo el vecindario. Indios y españoles comenzaron a acudir de todos los alrededores, y en un par de meses todo el territorio del virreinato Nueva Granada, estaba informado el acontecismo, y los milagros empezaron a duplicarse.

A los 15 días llegó el párroco de Sutmarchán a comprobar el hecho. Se quedó admirado de la renovación milagrosa. Habiendo reverenciado a la Virgen con mucha devoción, llamó a los testigos que habían presenciado la Renovación y ante un escribano les hizo hacer declaraciones juramentadas de lo que habían visto, con todos sus detalles. Todos declararon bajo la gravedad del juramento lo que acabamos de narrar, y el 10 de enero de 1587 en sobre cerrado y sellado fueron enviadas estas declaraciones al Arzobispo de Santa Fe de Bogotá.

El Sr. Arzobispo ante la noticia de que de todas partes se dirigen peregrinos a rezar ante el famoso cuadro, envía a unos investigadores especiales a indagar todos los detalles y después de mil averiguaciones, los especialistas concluyen que lo acontecido es algo excepcional, algo divino. Entonces el Sr. Arzobispo en persona se va a visitar el cuadro y no le queda más que repetir las palabras que dijo Jacob en la Biblia: "Verdaderamente Dios está en este sitio, y yo no lo sabía" (Gn. 28, 16).

Las gentes acudían de todas la regiones y la Madre bendita comenzó a obrar curaciones y conversiones en favor de devotos. Pero el milagro más grande y más frecuente que la Virgen de Chiquinquirá hace a sus devotos es la de la Conversión, que dejen su vida de pecado y empiecen una vida como Dios la desea.

lunes, 9 de julio de 2018

DESCRIPCIÓN DEL LIENZO DE NUESTRA SEÑORA DEL CHIQUINQUIRÁ


Descripción del Lienzo de Nuestra Señora del Chiquinquirá
Fuente: aciprensa




El lienzo, está pintado al temple, sobre una tela de algodón, tejida por los indígenas. Tiene 1.13 metros de alto por 1.26 de ancho.
Son tres las imágenes: la Virgen del Rosario (1.05 de alto), en el centro, mirando un poco a la izquierda; San Antonio de Padua (1.04 de alto),  vuelto hacia la Virgen; y San Andrés apóstol (0.90 de alto,) a la izquierda un poco inclinado hacia el centro.

La Virgen esta en elegante disposición, de pie sobre la media luna. Lleva sobre la cabeza una toca blanca, que dejándole descubierto el rostro y el cuello, cae por los lados, viniendo a recogerse sobre el pecho en bien sombreados dobleces. La túnica es rosada; el manto azul celeste cobija los hombros, y baja con natural elegancia a la rodilla saliente; vuelve a plegarse bajo el brazo derecho; llega hasta al izquierdo que sustenta al niño, casi desnudo, y pasando un tanto bajo los pies de este y la mano de la Virgen, aparenta estar sosteniendo, cayendo suavemente las orillas, expresión que da a la Señora la actitud de ir andando.

Un Rosario cuelga del dedo del meñique de la mano izquierda de la Virgen, y en su diestra tiene un cetro que se apoya suavemente sobre la rodilla del Niño, y va inclinándose hacia el hombro derecho.

El Niño suelta de la mano izquierda un pequeño rosario, y sustenta con los dedos pulgar e índice de la derecha un cordelito al que está atado un pajarito policromado, que  viene a quedar sobre el pecho de Nuestra Señora.

San Andrés es de aspecto grave y majestuoso; en la mano derecha lleva un  libro abierto, en el que está leyendo; el brazo izquierdo pasa por el ángulo superior de la cruz aspada, que se apoya en el suelo y sube más arriba de la cabeza del santo. La túnica es rosada, y el manto purpureo, que bajando hasta la mitad del cuerpo, forma pliegues muy naturales. Tiene los pies descalzos.

San Antonio va sencillamente vestido con su hábito azul caído; lleva calada la capucha, y sobre un  libro que lleva cerrado sobre la mano izquierda, está de pie un Niño Jesús desnudo que sustenta en la mano izquierda un mundo que bendice con la diestra. Entre el brazo derecho y el libro sostiene el santo el lirio, que en forma de palma va a descansar sobre el hombro derecho. No lleva sandalias.

A primera vista se descubre los vestigios de las goteras que corrieron sobre la pintura. Destácase la Virgen grave, serena, majestuosa, toda rodeada  de un iris de resplandores  muy agradables. La modesta actitud de la Santísima Virgen, su indefinible sonrisa, sus ojos entre cerrados, la revisten de una dulzura inefable y conmovedora. Las imágenes impresas a corta distancia, resaltan a distancia con tal perfección y viveza de colores que encantan, y mueven el corazón y los sentidos a un santo recogimiento. Fenómeno singular que no ha dejado de ser ponderado por los muchos que se han detenido a contemplarlo.

El cuadro está adornado con las coronas y el cetro;  los dos rosario de Nuestra Señora y de su Niño; veintisiete escudos en oro, de la santa sede de la Provincia Dominicana de Colombia, y de las Diócesis Nacionales. Rodean el sagrado lienzo treinta semicircunferencias de plata. Y alrededor esta engarzado un  gran rosario de plata y dos gigantescas rosas del mismo metal.

Un fuerte cristal protege la pintura desde 1987. Entre nubes y rayos de plata dorada aparece el cuadro suspendido bajo el templete de su trono de mármol

VIRGEN DEL CHIQUINQUIRÁ, PATRONA DE COLOMBIA, 9 JULIO


Virgen del Chiquinquirá
Patrona de Colombia
9 julio



El encargo era pintar la Virgen del Rosario, pero como sobraba tela a los lados, pintaron al lado derecho de la Virgen a San Antonio (Patrono de Dn Antonio de Santana) y al lado izquierdo a San Andrés (Apóstol del Hmno. Andrés) este santo tiene a su lado la cruz en que lo crucificaron (en forma de X) y San Antonio lleva sobre un libro al Niño Jesús (porque se dice que se le aparecía el Divino Niño). El cuadro es colocado en la Capilla de Sutamarchán pero como el techo es de paja, poco a poco empiezan a caer goteras, y unos años después la pintura está casi totalmente borrada.

En 1578 el cuadro está tan borroso y deteriorado que el Párroco, P. Leguizamón, lo hace quitar del altar y lo envía a una finca que el Sr. Santana tiene en Chiquinquirá, finca llamada "Aposentos" palabra que significa "casa grande para dar alojamiento a indios y campesinos). En 1585 llega de España una sencilla mujer, llamada María Ramos, familiar de la esposa de Don Antonio de Santana y se va a trabajar como doméstica a la casa de ellos en Chiquinquirá.

Allí en el ranchejo que hace de Capilla encuentra María Ramos el cuadro que en 1578 había sido quitado de la Capilla de Sutamarchán por estar demasiado viejo y borrado, pero ahora si que es cierto que está deteriorado. Todo es agujero y mugre.

La piadosa mujer lo observa y al ser informada de que en un tiempo fué una imagen de la Sma. Virgen, pero que por estar ya tan en mal estado se ha empleado para poner semillas a secar al sol, se dedica a quitarle el polvo y la mugre y lo cuelga en una especie de marco. María Ramos pasa largos ratos de rodillas allí ante el borroso cuadro pidiendo a la Virgen que la consuele porque extraña su casa y su patria, y rogándole que por favor se digne hacerse un poco más visible porque allí en aquella tela casi no se notaba nada.

Pasan los meses, y María Ramos suplicaba: "Rosa del cielo ¿cuándo te pondremos contemplar bien?".

La Renovación: Dice la crónica de aquel tiempo: así las cosas el día 26 de diciembre de 1586, a eso de las 9 de la mañana pasaba una india cristiana llamada Isabel que llevaba en la mano a su hijo de 4 años llamado Miguel y al pasar por frente a la Capilla le dijo: "Madre mía, mire a la Madre de Dios que está en el suelo" volvió la india hacia el altar y vió como la imagen de la Madre de Dios estaba en el suelo despidiendo de si un resplandor celestial que inundaba toda la Capilla. Quedó asombrada la india y muy despavorida le dijo en altas voces a María Ramos: "mire señora que la Madre de Dios se ha bajado del sitio donde estaba y parece que se está quemando".

Volvió María Ramos el rostro y vió que la imagen de la Sma. Virgen estaba de la manera que decía la india y admirada de ver tan estupendo portento, llena de asombro y pasmo, dando goces y derramando lágrimas fué corriendo hasta el sitio donde estaba la imagen y arrodilándose se quedó mirándola y rezándole con gran fe y devoción.

A los clamores de María Ramos y de la india, acudió Juana de Santana, y juntas, las tres piadosas mujeres, postradas de rodillas estuvieron largo rato contemplando gozosas aquellos resplandores de Gloria que llenaban de luz la Capilla y de alegría los corazones.

Y sigue diciendo la crónica de aquel tiempo: "Estaba la milagrosa imagen en el suelo recostada e inclinada hacia el altar en el mismo sitio en el que acostumbraba hacer oración María Ramos. La pintura se había vuelto tan renovada y de celestiales colores y que era una gloria el verla. Cesaron los resplandores que despedía la milagrosa imagen de la madre de Dios y después de un rato, con respeto y devoción levantaron de aquel sitio el milagroso cuadro y lo colocaron en el puesto que había ocupado antes, sobre el altar.

"Apenas estuvo colocado el cuadro en su sitio, llegaron otro tanto de mujeres del servicio y viendo la bendita imagen en aquella hermosura nunca vista y con el rostro tan encendido, renovada de colores toda la imagen, se quedaron asombradas y postrándose de rodillas todos los presentes hicieron adoración y todo aquel día estuvo llena de gente la humilde Capilla, pues muchos venían a dar gracias a Dios y a contemplar la maravillosa imagen y la celestial hermosura que se ve al presente.

La fama de tan impresionante suceso corrió rápidamente por todo el vecindario. Indios y españoles comenzaron a acudir de todos los alrededores, y en un par de meses todo el territorio del virreinato Nueva Granada, estaba informado el acontecismo, y los milagros empezaron a duplicarse.

A los 15 días llegó el párroco de Sutmarchán a comprobar el hecho. Se quedó admirado de la renovación milagrosa. Habiendo reverenciado a la Virgen con mucha devoción, llamó a los testigos que habían presenciado la Renovación y ante un escribano les hizo hacer declaraciones juramentadas de lo que habían visto, con todos sus detalles. Todos declararon bajo la gravedad del juramento lo que acabamos de narrar, y el 10 de enero de 1587 en sobre cerrado y sellado fueron enviadas estas declaraciones al Arzobispo de Santa Fe de Bogotá.

El Sr. Arzobispo ante la noticia de que de todas partes se dirigen peregrinos a rezar ante el famoso cuadro, envía a unos investigadores especiales a indagar todos los detalles y después de mil averiguaciones, los especialistas concluyen que lo acontecido es algo excepcional, algo divino. Entonces el Sr. Arzobispo en persona se va a visitar el cuadro y no le queda más que repetir las palabras que dijo Jacob en la Biblia: "Verdaderamente Dios está en este sitio, y yo no lo sabía" (Gn. 28, 16).

Las gentes acudían de todas la regiones y la Madre bendita comenzó a obrar curaciones y conversiones en favor de devotos. Pero el milagro más grande y más frecuente que la Virgen de Chiquinquirá hace a sus devotos es la de la Conversión, que dejen su vida de pecado y empiecen una vida como Dios la desea.

domingo, 9 de julio de 2017

ORACIONES A LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ


Oración a la Virgen de Chiquinquirá

Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios, rencores y la reconciliación de todos los hermanos. Que cese la violencia, que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad. Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz. Sé para nosotros puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.




Oración de Papa Juan Pablo II a Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá

Santuario de Chiquinquirá, Colombia, 1986

Oh Virgen, bella flor de nuestra tierra,
envuelta en luz del patrio pabellón,
eres tú nuestra gloria y fortaleza,
madre nuestra y de Dios.

En burda tela avivas tu figura con resplandor de lumbre celestial,
dando a tus hijos la graciosa prenda de la vida inmortal.

Orna tus sienes singular corona de gemas que ofreciera la nación,
símbolo fiel del entrañable afecto y del filial amor.

A Ti te cantan armoniosas voces y te aclaman por Reina nacional
y el pueblo entero jubiloso ofrenda el don de su piedad.

Furiosas olas a la pobre nave contra escollos pretenden azotar;
tu cetro extiende y bondadosa calma las olas de la mar.

Brote la tierra perfumadas flores que rindan culto a tu sagrado altar;
prodiga siempre a la querida patria los dones de la paz.

A Ti, Jesús, el Rey de las naciones, a quien proclama el corazón por Rey,
y al Padre y Padre y al Espíritu se rinda gloria, honor y poder.

Amén.



Oración Rosario de Chiquinquirá


Oh incomparable Señora del Rosario de Chiquinquirá!
Madre de Dios, Reina de los ángeles,
abogada de los pecadores,
refugio y consuelo de los afligidos y atribulados.

Virgen Santísima, llena de poder y de bondad,
lanzad sobre nosotros una mirada favorable
para que seamos socorridos por Vos
en todas las necesidades en que nos encontramos.

Acordaos, ¡Oh clementísima Señora del Rosario!,
que nunca se oyó decir que alguien que haya recurrido a Vos,
invocado vuestro Santísimo nombre,
e implorado vuestra singular protección,
fuese por Vos abandonado.

Animados con esta confianza, a Vos recurrimos.

Os tomamos desde hoy y para siempre por Madre nuestra,
nuestra protectora, consuelo y guía,
esperanza y luz en la hora de la muerte.

Libradnos de todo aquello que pueda ofenderos
y a vuestro Santísimo Hijo, Jesús.

Preservadnos de todos los peligros del alma y del cuerpo;
dirigidnos en todos los negocios espirituales y temporales;
libradnos de la tentación del demonio,
para que andando por el camino de la virtud,
podamos un día veros y amaros en la eterna gloria,
por todos los siglos de los siglos.

Amén.

9 DE JULIO, VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ, PATRONA DE COLOMBIA


Hoy 9 de julio se celebra a la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia



(ACI).- El 9 de julio se celebra la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que fue proclamada por el Papa Pío VII, en 1829, como Patrona de Colombia otorgándole su propia fiesta litúrgica. En 1919 fue coronada canónicamente luego que el Papa Pío X firmara el decreto.

El Santuario de la Patrona de Colombia, declarado Basílica en 1927 por el Papa Pío XI, es visitado como cada año por miles de fieles en especial durante esta fecha.


En este recinto se encuentra el lienzo con la imagen de Nuestra Señora custodiado por los dominicos. La imagen muestra a la Virgen María en su advocación del Rosario y la acompaña San Antonio de Padua y San Andrés el Apóstol.  


El lienzo pertenece al arte colonial colombiano más antiguo y es una manta de algodón de más de un metro, en un marco con placas del escudo nacional, las diócesis del país y de los padres dominicos.

La palabra Chiquinquirá significa lugar de nieblas y pantanos. Esta ciudad se ubica en el departamento de Boyacá en la región andina del país a más de dos mil metros de altura.

San Juan XXIII y San Juan Pablo II tuvieron una especial cercanía a esta advocación. San Juan XXIII, por ejemplo, con la intención de pedir por la buena realización del Concilio Vaticano II, en 1960 ofrendó, por medio del Nuncio en el país, un llamado “cirio de purificación” para ser encendido frente a la imagen mariana.


En 1986, San Juan Pablo II visitó la Basílica y consagró Colombia a la Virgen María, pidiendo que conceda “el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”.

“Que cese la violencia y la guerrilla. Que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.  Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad”.

jueves, 9 de julio de 2015

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ, PATRONA DE COLOMBIA, 9 DE JULIO



Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Patrona de Colombia, 9 de julio 


Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid 



Patrona de Colombia
Durante siglos, el pueblo colombiano da gloria a Dios por medio de su Madre la Santísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chinquinquirá. 

Es este uno de los más importantes y frecuentados santuarios de Colombia. La Virgen está representada en un lienzo, con el Niño en brazos y, como parece lógico, con el Santo Rosario en la mano.

La tradición nos cuenta que hace cuatro siglos don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez (h. 1560) que pintara una imagen de la Virgen del Rosario, para colocarla en una pequeña capilla. 

La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho, Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua. 

El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta, estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa. 

Tras la muerte de Santana, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá, hacia el año 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido usada como oratorio.

Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España), la señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla, la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario. 


El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento Isabel grito a María "mire, mire Señora..." Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.

martes, 9 de julio de 2013

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ


ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

Oh incomparable Señora del Rosario de Chiquinquirá! Madre de Dios, Reina de los ángeles, abogada de los pecadores, refugio y consuelo de los afligidos y atribulados. Virgen Santísima, llena de poder y de bondad, lanzad sobre nosotros una mi ...rada favorable para que seamos socorridos por Vos en todas las necesidades en que nos encontramos. Acordaos, ¡Oh clementísima Señora del Rosario!, que nunca se oyó decir que alguien que haya recurrido a Vos, invocado vuestro Santísimo nombre, e implorado vuestra singular protección, fuese por Vos abandonado. 

Animados con esta confianza, a Vos recurrimos. Os tomamos desde hoy y para siempre por Madre nuestra, nuestra protectora, consuelo y guía, esperanza y luz en la hora de la muerte. Libranos de todo aquello que pueda ofenderos y a vuestro Santísimo Hijo, Jesús. Preservanos de todos los peligros del alma y del cuerpo; dirigenos en todos los negocios espirituales y temporales; libranos de la tentación del demonio, para que andando por el camino de la virtud, podamos un día veros y amaros en la eterna gloria, por todos los siglos de los siglos. Amén.

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ, 9 DE JULIO


Autor: P. Sergio Rosiles | Fuente: Catholic.net
Rosario Chiquinquirá, Nuestra Señora del


Ella es la patrona de Colombia, pero también es venerada con mucho cariño en otros países de América Latina, principalmente en Ecuador, Perú y Venezuela.





En 1986 se celebró el cuarto centenario de la renovación del cuadro de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Como bien sabemos, Ella es la patrona de Colombia. Pero también es venerada con mucho cariño en otros países de América Latina, principalmente en Ecuador, Perú y Venezuela, y también al otro lado del Atlántico, en España. A este santuario iremos hoy de peregrinación.

En 1560 don Antonio de Santana, un cristiano piadoso mandó construir en Sutamarchán una capilla pequeña. Y pidió al pintor Alonso de Álvarez que le hiciera un cuadro de la Virgen. El cuadro fue hecho con tela de algodón, elaborada por los indígenas del lugar, y con arcilla de colores recogida en los alrededores de Tunja.


Una vez terminado colocaron el cuadro en la capilla sobre un bastidor. La capilla era de varas y techo de paja. Lentamente el sol, las lluvias y el viento fueron dañando la imagen: el cuadro comenzó a perder sus colores y la tela a rasgarse.

En 1578 el P. Juan Leguizamón debido al mal estado del cuadro decidió cambiarlo y puso en su lugar un Cristo crucificado. El cuadro de la Virgen fue llevado a un pequeño oratorio en Chiquinquirá y ahí terminó de deteriorarse. Poco tiempo después yacía arrumbado en el suelo.

En 1585 la señora María Ramos llegó a vivir a Chiquinquirá, para acompañar a su tía Catalina, y comenzó a ir al oratorio. Estaba muy abandonado. Sólo había un pequeño altarcito, una cruz de madera y una imagen de papel. Arreglando un poco, la señora María encontró el cuadro en el piso. En ese momento no pudo distinguir de quien era. Las figuras casi no se veían y tenía varios rasgones. Cuando se enteró de que esa había sido una imagen de la Santísima Virgen del Rosario se apenó mucho. Tomó el cuadro y, después de limpiarlo, lo colocó encima del altar, amarrado fuertemente.

Todas las mañanas la señora María iba a visitar a la Virgen y pasaba en el oratorio unas dos horas, de las siete a las nueve. Miraba el cuadro una y otra vez. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y le decía con gran ternura: "¿Hasta cuándo, Rosa del Cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifiestéis y os dejéis ver al descubierto?"

Un día, el viernes 26 de diciembre de 1586, María salía del oratorio, después de haber terminado su oración. Por la puerta estaban pasando Isabel, una indígena del lugar, y su hijito Miguel. El niño, viendo hacia dentro, exclamó: "¡miren, miren!". Isabel miro hacia el altar y asombrada dio voces a María Ramos que aún estaba en la puerta:

"¡Mire, mire, señora, que la Madre de Dios está en vuestro asiento y parece que se está quemando!"

María se dio la vuelta y, al ver el cuadro en la forma en que le decían, corrió hacia él. Se postró a los pies de la imagen, llena de asombro, y vio que sus anhelos se habían cumplido: "la imagen de la Madre de Dios estaba patente, con una hermosura tan especial y unos colores tan vivos, y despidiendo grandísimos resplandores, que bañaba de luz a los santos que tenía al lado e iluminaba la humilde capilla."

La noticia se corrió rápidamente por toda la comarca. Muchos peregrinos comenzaron a venir para ver el cuadro renovado de la Virgen y llevarse tierra del lugar donde fue la renovación, como reliquia.

El 19 de marzo de 1588 se fundó la parroquia de Chiquinquirá para atender a los numerosos peregrinos. El arzobispo de Bogotá, Mons. Zapata de Cárdenas mandó realizar muchas investigaciones y, finalmente, él mismo fue a Chiquinquirá para interrogar a María Ramos. Reunió información sobre la curación de un paralítico llamado Juan de La Peña. Y antes de partir bendijo la primera piedra para la construcción del santuario.

Desde entonces muchísimos peregrinos visitan este santuario. Contemplan con devoción el cuadro renovado de la Virgen y escuchan su mensaje: "Déjate renovar por Dios". Un mensaje sencillo en el que está el secreto de la auténtica felicidad. Así como Dios renovó ese cuadro desgastado puede renovarnos a nosotros. "Dios quiere renovarte, déjate renovar por Dios". Esta es la invitación que la Santísima Virgen nos hace. Una renovación que se realiza principalmente en la oración y la recepción de los sacramentos y a la que también ayuda mucho el rezo del Santo Rosario.

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ, 9 de Julio , Patrona de Colombia

Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Patrona de Colombia, 9 de julio


Durante siglos, el pueblo colombiano da gloria a Dios por medio de su Madre la Santísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chinquinquirá.





Patrona de Colombia


Es este uno de los más importantes y frecuentados santuarios de Colombia. La Virgen está representada en un lienzo, con el Niño en brazos y, como parece lógico, con el Santo Rosario en la mano.

La tradición nos cuenta que hace cuatro siglos don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez (h. 1560) que pintara una imagen de la Virgen del Rosario, para colocarla en una pequeña capilla.

La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho, Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua.

El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta, estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa.

Tras la muerte de Santana, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá, hacia el año 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido usada como oratorio.

Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España), la señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla, la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario.

El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento Isabel grito a María "mire, mire Señora..." Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.
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