jueves, 25 de enero de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 25 ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
25 de enero


La Palabra de Dios estaba en Dios, preexistiendo desde toda una eternidad y por lo tanto tan eterna y sabía como el Padre Dios; pero después san Juan nos presenta a esa Palabra, ese Logos o Verbo del Padre, viniendo al mundo, siempre enviada por el Padre y enviada para llevar a cabo una misión: a saber, transmitir, apartándolo de todo error.

La Luz verdadera es Jesucristo; nosotros los cristianos comprometidos también hemos sido llamados luz del mundo: Ustedes son la luz del mundo.

Pero el Evangelio añade que aunque Jesús era la Luz, los suyos no la recibieron; Dios no permita que rechacemos la luz, porque es rechazar la verdad y permanecer voluntariamente en el error.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 24 ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
24 de enero


Felices cuando sean insultados y perseguidos y se los calumnie a causa de mí.

"A causa de mí", es decir, por mi causa, por causa de Dios, por la causa del bien, de la justicia, del deber. Porque entonces el insulto es un honor, ya que es reconocer que somos fieles a la verdad, a la bondad, al deber, y no puede darse ningún honor mayo que esa fidelidad.

A causa de Dios, entonces, el insulto, la persecución y la calumnia no quedan en nosotros sino que llegan al corazón del mismo Dios. El que habrá de compensarnos del insulto, de la calumnia y de la persecusión, será el mismo Dios; y cuando Dios compensa, por cierto lo sabe hacer muy bien y lo quiere hacer maravillosamente. Es preferible caer en las manos de los hombres que caer de las manos de Dios; antes hay que obedecer a Dios que a los hombres.

Ser perseguidos por la justicia es reconocer que somos justos; ser insultados por nuestra adhesión a Dios, es juzgarnos partidarios y amigos de Dios.

* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 23 DE ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
23 de enero



Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos.

No será lo mismo "ser perseguidos por la justicia" que "ser perseguidos por practicar la justicia"

A diario se nos presentan cien y mil ocasiones de practicar la justicia; siempre que cumplimos con un deber para con nuestros prójimos, estamos haciendo un acto de justicia, reconociendo su derecho y respetándolo; siempre que somos fieles a nuestra conciencia, estamos siendo justos y practicando la justicia, pues no hay  mayor mal que podamos hacer a los demás que ser infieles a nuestros compromisos o a nuestras obligaciones.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 22 DE ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
22 de enero



Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Es que no basta ser pacífico; es preciso trabajar por la instauración de la paz entre los hombres, en el mundo entero.

Trabajar por la paz es establecer a aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su porvenir; es suavizar relaciones humanas, solucionar problemas, crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a casa uno lo suyo, respetando el derecho de todos.


*P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 25 ENERO 2018


Lecturas de hoy Conversión de San Pablo
Hoy, jueves, 25 de enero de 2018


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22,3-16):

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 116,1.2

R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-18):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 25 de enero de 2018
 Severiano Blanco, cmf


Queridos Hermanos

El título de la fiesta de hoy no es muy acertado. San Pablo no fue un convertido. Él lo negaría taxativamente. En sus cartas jamás se pone a sí mismo como sujeto del verbo “convertirse”, ni se aplica el sustantivo “conversión”. Más aún, cuando habla de su pasado, lo que destaca es su intachabilidad, su permanente entrega a la causa de Dios, con fidelidad rayana en el fanatismo. “He servido a Dios con tanto fervor…”, le hace decir el autor de Hechos. Y él afirma que, desde joven, aventajaba a sus coetáneos en entusiasmo por sus tradiciones religiosas (Gal 1,14), y que “en lo referente a la observancia de la Ley fue irreprochable” (Flp 3,6). Buscó siempre la fidelidad a la alianza. Y nunca cambió de religión; el Pablo cristiano continuó siendo israelita; en su último escrito afirma con sano y agradecido orgullo: “también yo soy judío, de la tribu de Benjamín” (Rom 11,1).

Entonces, ¿qué celebramos hoy? El encuentro de Saulo con el Mesías de sus esperanzas, y su comprensión inicial de que, con la glorificación de Jesús de Nazaret, se ha abierto un nuevo camino salvífico, el de la fe, accesible por igual a judíos y gentiles. Saulo entendió este encuentro como un salto cualitativo en su crecimiento religioso: “el que me separó desde el seno materno… tuvo a bien revelarme a su Hijo para que le anuncie a los paganos” (Gal 1,16). Probablemente Pablo ya era misionero judío, al servicio del Yahvé de la alianza y las promesas; ahora madura el objeto de su anuncio: Yahvé ha cumplido esas promesas, y a ellas se accede por la fe en su Hijo Jesucristo.

Fue una iluminación y capacitación para una nueva singladura, una experiencia religiosa de densidad apenas imaginable. Saulo-Pablo salió de su conformismo y sus “buenas costumbres”, relativizó algunas de sus formulaciones religiosas, percibió  horizontes más amplios y a ellos se lanzó. El poder de Yahvé le concedió obtener, de forma casi instantánea, lo que Jesús de Nazaret había logrado inculcar trabajosamente en sus discípulos galileos, judíos observantes, durante años de convivencia. Y Pablo respondió generosamente a esta intervención de Dios: “por la gracia de Dios soy lo que soy… y su gracia no se ha frustrado en mí” (1Cor 15,10).

Su entrega tendrá dos vertientes: la mística de identificación con el Crucificado-Resucitado y la dedicación infatigable a darle a conocer. Y ambas siempre en tensión hacia más: “no lo tengo ya logrado, sigo corriendo por ver si…” (Flp 3,12). La mística de Pablo se cifrará en vivir en Cristo y desde Cristo: “ser hallado en él, en el poder de su resurrección y la comunión con sus padecimientos” (Flp 3,9s). Será experiencia de amor que le “apremiará” (2Cor 5,14) compulsivamente a la misión. El fruto de ese arrojo apostólico lo presenta así en su última carta: “desde Jerusalén hasta la Iliria, y en todas las direcciones, lo he llenado todo del evangelio de Cristo” (Rom 15,19).

El Pablo de la “conversión” (¿?) nos habla de desinstalación religiosa, de apertura y docilidad a nuevas luces, y de la pasión creciente con que debe vivirse la causa de Dios.

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf

BUENOS DÍAS




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