martes, 4 de abril de 2017

EL AMOR ES AMABLE


“El amor es amable”



1)  Para saber
Una cualidad que San Pablo señala es que “el amor no obra con rudeza”, lo cual, dicho de modo afirmativo, significa que el “amor es amable”, como señala el Papa Francisco. Sus modos, sus palabras, sus gestos no pueden ser ásperos ni rígidos, es más, el amor detesta hacer sufrir a los demás.
Como escribe Octavio Paz, a quien cita el Papa, “la cortesía es una escuela de sensibilidad y desinterés”, en que hay que aprender a sentir, hablar y, en ciertos momentos, a callar”.
El Papa nos recuerda que el amor amable genera vínculos, cultiva lazos, crea nuevas redes de integración, construye una trama social firme.


2) Para pensar
Se cuenta que un pobre joven cumplía en la cárcel los años de la condena por haber cometido un grave delito. Un día visitó la cárcel un sacerdote. Le dio mucha pena ver a ese joven muchacho entre criminales de oficio. Así que se acercó a él cariñosamente, le puso la mano sobre el hombre con gesto paternal y le preguntó: “Pero hijo, ¿tú también aquí?”. El joven se conmovió sinceramente ante ese gesto, brillaron lágrimas en sus ojos y respondió en voz baja: “¡Oh, señor, yo no estaría aquí si antes alguien me hubiera puesto la mano así sobre el hombro!”
Y para aprender desde la familia a ser amables, podemos aprender del lenguaje amable de Jesús. En el Evangelio encontramos diversas expresiones que reconfortan y dan aliento, como cuando se dirige a un paralítico: “¡Ánimo, hijo!” (Mt 9,2); o cuando se encuentra a una madre que pide por su hija: “¡Qué grande es tu fe!”; en otras ocasiones consuela: “¡No temáis!”; en otras alienta y estimula “¡Levántate!”; otras anima: “¡Sígueme!” No son palabras que humillan o entristecen, sino que estimulan.
Podemos pensar cómo es nuestro lenguaje, si acaso no le faltará amabilidad. Lo podemos descubrir en los rostros de quienes nos escuchan, o podemos preguntar con quienes conviven con nosotros.


3) Para vivir
En un artículo sobre la amabilidad firmado por Alfonso Zermeño, recomendaba seis reglas para practicarlas en nuestra convivencia familiar y social, pues como dice Santo Tomás de Aquino, citado por el Papa: “Todo ser humano está obligado a ser afable con los que lo rodean”.
1ª Saludemos a los demás con entusiasmo.
2ª Interesémonos por el nombre de los demás. Hagamos un esfuerzo para aprender los nombres hasta que lo logremos. Incluso a todas las personas, también de quien nos atiende en un comercio un servicio.
3ª Conocer la fecha del cumpleaños de las personas para felicitarlas en su día.
4ª Prestar atención a lo que la otra persona dice o cuenta, aunque ya lo sepamos. Ser siempre un buen oyente.
5ª Si se va a visitar a una persona, especialmente a un enfermo, averiguar qué temas le agradan más, para hablar de ello.
6ª Hacer una lista de las cualidades que tiene alguien que nos es antipático, y al pensar en ellas aumentará la simpatía.



* Pbro. José Martínez Colín

UNA ORACIÓN RECOMENDABLE PARA EL TIEMPO DE CUARESMA: LETANÍAS DE HUMILDAD


Una oración recomendable para el tiempo de cuaresma: letanías de la humildad



El Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa


Por: Cardenal Merry del Val | Fuente: Catholic.net 




Su Eminencia, el Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa.

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

Imprimatur: +James A.
McNulty, Obispo de Paterson, N.J.




Examen de conciencia sobre la humildad

¿Me doy cuenta y tengo siempre presente que nada soy y nada puedo sin Dios?

¿Consiento pensamientos de engreimiento, vanidad y auto-suficiencia, tales como: “qué bueno(a) soy”, “qué bien hice esto”, “qué capaz soy”, etc., sin darme cuenta que todo es obra de Dios en mí?

¿Busco de los demás aprobación y reconocimiento?

¿Me doy yo mismo aprobación y reconocimiento … o cualidades y logros los refiero siempre a Dios?

¿Hablo siempre de mí y de mis cosas?

¿Me gusta llevar la voz cantante?

¿Me molesto ante críticas, ataques y humillaciones?

¿Acepto y reconozco mis faltas cuando soy corregido o creo yo tener la razón?

Cuando sirvo, ¿me proyecto yo mismo o soy portador de Dios?

Cuando hablo ¿me dejo inspirar por Dios o es mi propio yo la fuente de inspiración?

¿Trato de llamar la atención con mi supuesta “sabiduría”?

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 4 DE ABRIL


Los cinco minutos de María
4 de abril



La luz del Espíritu Santo desciende sobre Isabel quien, inspirada e iluminada por aquella luz proclama su bienaventuranza sobre la Virgen María: "Feliz de ti por haber creído".

María tuvo una fe profunda. Vio en su hijo a un niño tierno e indefenso y, al mismo tiempo, creyó que era el Hijo de Dios. Más adelante lo vió crucificado y muerto, vencido y sepultado; y sin embargo, confió en su triunfo y resurrección.

Con frecuencia en nuestra vida las cosas parecen ocultarnos a Dios, pero nosotros debemos saber descubrir la luz aunque nos parezca que en todos los rincones habitan las tinieblas.

Madre, despierta en nosotros una fe profunda, que por encima de las apariencias nos ayude a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos de nuestra vida y nuestra historia.


* Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS


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