jueves, 20 de octubre de 2016

DETENTE A OLER LAS FLORES



Detente a oler las flores


El ritmo de la vida moderna, suele alejarnos del contacto con las cosas naturales. Es raro detenemos, a lo largo del año, a observar un amanecer o un anochecer. Este solaz aporta tanto a nuestra paz interior y equilibrio mental, que los beneficios se obtienen de inmediato. No cierres los ojos a estas realidades fuertes de la vida.

Quítate el grillete de la muñeca -al menos de vez en cuando- deja de depender tanto del reloj. Escucha tu reloj interior. Tómate días de retiro, de verdadero descanso, sin programa alguno. No estés hasta la última hora del día haciendo cosas o viendo la televisión. Un día a la semana acuéstate y levántate antes. Huye de todo lo que «enganche» y cree adicción. Vivir equilibradamente implica saber combinar las actividades que nos agradan y recrean. Cuando algo se  convierte en una obsesión hay que buscar la forma de liberarse de su esclavitud (Juan Yzuel).

Es importante que cada familia busque sus momentos de descanso, aunque sea sin salir de casa. Detenerse, “respirar la vida gozando cada minuto”. Hacer lo que no siempre se hace. Salir a caminar, aprovechar esa ocasión para un fructífero diálogo, o acercarse al templo para hacer una visita a Jesús.


* Enviado por el P. Natalio

QUIERES CONOCER A JESÚS A PROFUNDIDAD? EL PAPA FRANCISCO OFRECE TRES CLAVES


¿Quieres conocer a Jesús a profundidad? El Papa Francisco ofrece 3 claves
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano.



VATICANO, 20 Oct. 16 / (ACI).- Para poder comprender el “mar sin fondo y sin costas” del misterio de Cristo, el Papa Francisco señaló tres condiciones indispensables: orar, adorar y reconocernos pecadores, durante su homilía en la Misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta.

“Cristo está presente en el Evangelio –indicó–, y leyendo el Evangelio podemos conocer a Cristo. Todos leemos el Evangelio, o al menos lo escuchamos en Misa. También, cuando estudiamos el Catecismo, podemos aprender de Cristo, pues el Catecismo nos enseña quién es Cristo. Pero esto no es suficiente”, dijo.

“Para encontrarnos en situación de entender cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad de Cristo, es necesario entrar en un contexto”, explicó.

A partir de la primera lectura de hoy, de la Carta de San Pablo a los Efesios, el Pontífice indicó que “para entrar en ese mar sin fondo y sin costas, que es el misterio de Jesucristo, es necesaria la oración, la adoración y el reconocerme pecador”.

La oración: El Obispo de Roma sugirió la oración que hizo San Pablo de rodillas, “Padre, envíame el Espíritu para conocer a Jesucristo”.

La adoración: “No se puede conocer al Señor sin el hábito de adorarle, de adorarle en silencio”, indicó Francisco, y señaló que “si no me equivoco, esta oración es la que menos conocemos, la que menos hacemos, perder el tiempo, me permito decir, delante del Señor, delante del misterio de Jesucristo. Adorarle. En el silencio, en el silencio de la adoración. Él es el Señor, y yo le adoro”.

Por último, el tercer pilar que debe sostener nuestra relación con Cristo, según explicó el Papa, debe ser el reconocernos pecadores: “No puedo adorarle sin culparme a mí mismo”, aseguró. “Para conocer a Cristo es necesario tener conciencia de nuestros pecados, coger la costumbre de acusarnos a nosotros mismos, de reconocernos pecadores”, concluyó.

Lectura comentada por el Papa:

Efesios 3:14-21

14 Por eso doblo mis rodillas ante el Padre,

15 de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra,

16 para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior,

17 que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor,


18 podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad,

19 y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios.

20 A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros,

21 a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén.

LA EUCARISTÍA, SIGNO DE UNIDAD DE LA IGLESIA


La Eucaristía, signo de unidad de la Iglesia
El pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el Cuerpo de Cristo?


Por: P. Carlos M. Buela | Fuente: Catholic.net 




La Eucaristía es signo de la unidad de la Iglesia. Es signo por varias cosas:

* Participamos de una mesa. Si participamos, si comemos de una mesa se da por razón de la mesa, una unidad simbólica entre todos los comensales.

* Además, la comida es el pan formado por muchos granos y sin embargo es uno, simboliza la unidad de la Iglesia; muchos miembros, pero una sola Iglesia. El vino formado por muchos racimos, sin embargo, es un solo vino; simboliza la unidad de la Iglesia formada por muchos y sin embargo, es una sola.

* Y aún la misma asamblea -sobre todo cuando esa asamblea toma el signo en plenitud, que es cuando está presidida por el Obispo-, esa asamblea es signo de la unidad de la Iglesia porque está el Obispo, están los sacerdotes, están los diáconos, están los distintos ministros, cada uno desempeñando distintas funciones, con distintos poderes y sin embargo no son distintas cosas, sino son "una sola cosa" en el Señor. Entonces la Eucaristía es signo de la Unidad de la Iglesia.

A lo que quiero referirme brevemente ahora, es a la Eucaristía no solamente como signo, sino a la Eucaristía como "causa" de la unidad de la Iglesia, es decir, que es la Eucaristía la que crea la unidad, la produce, la realiza.

¿Por qué "causa"? Porque si el sacramento de la Eucaristía, como hemos visto, significa la unidad, siendo sacramento, que es signo eficaz, produce lo que significa.

No hay ninguna duda de que la Eucaristía significa la unidad. ¿Es sacramento? Entonces produce la unidad, porque el sacramento es signo sensible y eficaz de la gracia invisible. Significa unidad, causa unidad.

Por eso el texto de San Pablo en la Primera a los Corintios: "un cuerpo somos los que somos muchos, puesto que de un pan participamos".

¿En qué radica la eficacia unitiva del Pan Eucarístico? Lo expresa el Apóstol versículos antes: "el pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el Cuerpo de Cristo?".

La Comunión con Cristo crea la comunión de todos entre sí. Pongamos como ejemplo alguna breve aplicación: en estos momentos Juan Esteban mientras realiza su tratamiento en Mendoza está más unido a nosotros y nosotros a Juan Esteban por unirnos más a Cristo, la Cabeza. Nosotros al recibir a Jesús, la Cabeza, al unirnos más con la cabeza, nos unimos más con los miembros del cuerpo. Y lo mismo podemos decir de los Padres que están en China, que están en Rusia, o que están en Egipto o en donde sea. No solamente los padres que nosotros conocemos, sino otros misioneros, otros sacerdotes, que están pasando por momentos de dificultad, algunos a lo mejor al punto de tener que sufrir el martirio.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 20 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 20



Cuando sufrimos por la persona o por el ideal que amamos, indudablemente obtenemos la prueba más convincente de que de veras lo amamos.
El sufrimiento acrisola el amor y lo hace más puro y generoso; no debemos quejarnos nunca de que debamos sacrificarnos por aquellas cosas o personas que amamos.
Si no quieres sufrir, renuncia a amar. Pero si no amas… ¿me puedes decir para qué quieres vivir?
Ahí tienes tres realidades que, en último término, no son más que una sola: sufrir, amar, vivir.
Si deseas, cámbialas de orden: vivir, amar, sufrir... o como tú quieras; pero siempre habrá entre ellas una conexión que las vuelve inseparables.
No te fijes tanto en que estás sufriendo; fíjate más bien en que estás amando, o en que estás viviendo; entonces el sufrimiento tendrá otro sentido y tú cobrarás mayores fuerzas.
“La Iglesia Madre no cesa de orar, esperar y trabajar y exhorta a sus hijos a la purificación y renovación, a fin de que la señal de Cristo resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia” (LG 15). La purificación nunca se realiza sin dolor; acepta tu dolor como acto de purificación.


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!!

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