jueves, 19 de noviembre de 2020

ADVIENTO: 9 FORMAS PARA VIVIR BIEN ESTE TIEMPO LITÚRGICO

 



 Adviento: 9 formas para vivir bien este tiempo litúrgico

Redacción ACI Prensa




El Adviento es el tiempo de preparación para la Navidad. Sin embargo, las actividades propias de estos días, como la decoración del hogar o la compra de regalos, pueden generar agotamiento e impedir que tengamos la disposición necesaria para que Jesús nazca en nuestro corazón.

¿Cómo se puede calmar el corazón y centrarlo en el verdadero significado de este tiempo litúrgico, sin renunciar a la alegría de la auténtica anticipación? Sí, es posible vivir este tiempo con la reverencia necesaria y a la vez, de forma festiva. A continuación, presentamos algunas ideas prácticas para vivir bien el Adviento en familia.


1. Ten las cosas a tiempo

Trata de que la compra de regalos y gran parte de la organización y decoración del hogar estén listas antes del inicio del Adviento. Recuerda que tener ordenado el exterior, permite despejar la mente de preocupaciones mundanas y ello propicia que se pueda disponer el espíritu para estar enfocado en la preparación interior.


2. Reduce el ruido y escucha buena música

Durante este tiempo, las calles, los hogares de los vecinos y los medios de comunicación llenan el ambiente de variedad de melodías navideñas que en simultáneo podrían provocar ruido interior.


En tu hogar, intenta tener tiempos de silencio o escucha melodías instrumentales que calmen el espíritu o ayuden a la oración personal y equilíbralo con canciones católicas que ayuden a tu familia a rezar cantando.


3. Arma el pesebre en familia

Se creativo al momento de armar tu nacimiento y haz que este gesto externo refuerce la vivencia de la preparación interior a la Navidad.

Una idea podría ser colocar un recipiente lleno de pedazos de paja o materiales que lo simulen y dile a los miembros de tu familia que cada vez que hacen una obra de caridad u ofrecimiento coloquen en privado una pieza en el pesebre. Para cuando llegue Navidad, Jesús tendrá una cama blanda compuesta simbólicamente de acciones hechas con amor en su nombre.

En los hogares donde hay niños se podría fomentar que el primer regalo que se abra en Navidad sea una imagen del Niño Jesús, y que sea justamente el más pequeño la coloque en un lugar especial del hogar preparado con anticipación.


4. Bendice la Corona de Adviento

Comienza el tiempo litúrgico bendiciendo la corona de Adviento, de ser posible en una parroquia, y reza en familia la siguiente oración:


Señor Dios

Bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento, para que al encenderla,

despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras,

y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.

Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

Amén.


5. Lee la Palabra de Dios

Reúnanse en familia y lean juntos con frecuencia las lecturas diarias o el Evangelio antes de cenar, pues estas permiten reflexionar y aprender sobre temas relacionados a la conversión, vigilancia y preparación de una forma progresiva hacia el nacimiento de Cristo.


6. Canta cada noche antes de rezar

Canten en familia un verso de “O Ven, O Ven, Emmanuel” cada noche antes de rezar y enciende la vela de Adviento respectiva durante la oración. El momento puede ser acompañado de instrumentos musicales si es posible hacerlo.

Sobre las luces de las velas, si tiene temor que suceda un accidente por el uso de fuego, especialmente por la presencia de niños pequeños, puede optar por usar velas con luces LED o que funcionen a pilas.


7. Crea un calendario de Adviento personal

Pidan a los niños del hogar que creen un calendario de Adviento en donde escriban sus propios propósitos a cumplir, uno por día, hasta la Navidad. Además, anímelos a dibujar una escena del nacimiento de Jesús en una hoja al final del calendario. Los niños deberán revisar a diario el cumplimiento de sus propósitos, y así, ir preparando su corazón al nacimiento de Jesús.


8. Arma un árbol de Navidad diferente

Algunas familias esperan hasta el domingo de Gaudete, o tercer Domingo de Adviento, para armar su árbol de Navidad. En lugar de hacerlo con prisa, podrías incluir esta actividad como parte de la preparación al Adviento.

El “Árbol de Jesé” es una tradición divertida creada especialmente para los niños, en la que se recorre la genealogía de Jesús, partiendo de Jesé, padre del rey David, a través de medios gráficos (dibujos) que en conjunto muestren la historia de la Salvación.

La actividad consiste en que cada miembro de la familia coloque cada día del Adviento (o solo los cuatro domingos) un ornamento especial que represente una historia de la Biblia desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento y así se enseñe su relación con al nacimiento de Cristo.


9. Realiza las actividades que podrá cumplir

Sacerdotes experimentados aconsejan no incluir demasiadas tradiciones, sino más bien, vivir las necesarias siempre que tengan un propósito claro y relacionado con este tiempo. La clave  es la consistencia, la simplicidad y no sentir que ha fallado si no cumple con todas las actividades.

Se recomienda elegir algunas actividades que considere ayuden a su familia y además, que conscientemente se sepa que se seguirán fielmente. Recuerde que los niños apreciarán los tiempos juntos por encima de todo lo demás, y continuarán las tradiciones que fueron más importantes para su familia hasta la edad adulta. 


EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 19 DE NOVIEMBRE DEL 2020

 



 Lecturas de hoy Jueves de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, jueves, 19 de noviembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,1-10):


Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, que pregonaba en alta voz:

«¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?».

Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirarlo. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro y de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo:

«Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos».

Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.

Cuando recibió el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo:

«Eres digno de recibir el libro

y de abrir sus sellos,

porque fuiste degollado, y con tu sangre

has adquirido para Dios

hombres de toda tribu,

lengua, pueblo y nación;

y has hecho de ellos para nuestro Dios

un reino de sacerdotes,

y reinarán sobre la tierra».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b


R/.

R/ Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.


O bien:


Aleluya


V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey. R/.


V/. Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes. R/.


V/. Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca;

es un honor para todos sus fieles. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):


En aquel tiempo al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:

«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.

Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».


Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 19 de noviembre de 2020

Juan Carlos Martos, cmf


Queridos amigos y amigas:

El breve relato que nos trae el evangelio de hoy nos coloca ante un hecho de la vida de Jesús, que mantiene un posible fondo histórico. Existe actualmente una pequeña capilla, llamada “Dominus flevit”, que recuerda el hecho. Está situada en la ladera del monte de los Olivos, al otro lado del torrente Cedrón, y frente a la Puerta Hermosa de la ciudad Santa de Jerusalén. Cercana ya su muerte, Jesús llora contemplando desde allí la ciudad.


El sentido de las lágrimas. No fue la única vez que Jesús lloró en público. Sus lágrimas constituyen un mensaje. Son un lenguaje no verbal para comunicar lo que no pudo decir con palabras. El llanto surge cuando se ha alcanzado el límite de lo inexpresable. La persona que llora capta la atención de los otros. Nunca pasa desapercibida. Tampoco pasó desapercibido el llanto de Cristo para sus compañeros, del que dejaron noticia en esta página evangélica.

El dolor del fracaso. Las lágrimas de Jesús no fueron narcisistas como patentiza la profecía que añade. Sus funestos presagios sobre la ciudad no son de condena sino la triste constatación de que toda sociedad construida al margen de la Palabra de Dios y que rechaza a sus enviados ya está en vías de su destrucción. El presentimiento de Jesús sobre la suerte de la ciudad se cumplió en su sentido más hondo: El rechazo de Dios acaba siendo el mayor desastre para el ser humano.

La ceguera del corazón. Jesús lamenta profundamente la dureza del corazón de sus coetáneos. No reconocieron que les había llegado el momento decisivo, que era su gran oportunidad. No comprendieron lo que conduce a la paz. Rechazaron a su salvador. Esa fue su gran incongruencia: lo tenían delante y no lo veían. Les fue enviado y no lo reconocieron. Mantener los ojos cerrados es como si Dios ocultase la salvación cuando los hombres la rechazan.

Es impresionante ver llorar a Cristo… Sus lágrimas tienen el poder de estrechar un vínculo íntimo con cada uno de nosotros. Que esas lágrimas nos conmuevan y nos agiten para no ser el fracaso de Dios. Que nos sacudan el alma y nos muevan a enjugarlas, repitiendo con ardor la confesión de Tomas: ¡Señor mío y Dios mío! ¡Ten misericordia de mí!


Vuestro hermano en la fe


Juan Carlos Martos cmf

BUENOS DÍAS!!!

 





 
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