jueves, 30 de enero de 2014

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE












JUZGAR A MI PRÓJIMO


Juzgar a mi prójimo
Autor: Paulo Coelho

Uno de los monjes del monasterio de Sceta cometió una falta grave, y llamaron al ermitaño más sabio para que se ocupara de juzgarlo.

El ermitaño se negó, pero insistieron tanto que terminó por aceptar. Antes, sin embargo, tomó un balde y lo perforó en varias partes; después, lo llenó de arena y se encaminó para el convento.

El superior, al verlo entrar, le preguntó qué era aquello.

-Vine a juzgar a mi prójimo –dijo el ermitaño. –Mis pecados se van escurriendo detrás de mí, como la arena se escurre de este balde. Pero, como no miro para atrás, y no me doy cuenta de mis propios pecados, ¡aquí estoy para juzgar a mi prójimo!

Los monjes, en ese mismo momento, desistieron del castigo.

ORACIÓN Y SALUDO A LA VIRGEN MARÍA



Oración y saludo a la Virgen María
Padre Marcelo Rivas Sánchez 



“Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo, siempre abierta,  estrella del mar” 
Madre, palabra de cinco letras que encierra Maternidad, Amor, Dedicación, Reunión y Entrega. Agregaría la S para hacerla de todos y decir Sabiduría. 

La Virgen da a luz a Jesús en su fe y en su vientre. En su fe gracias al hogar cristiano de sus padres san Joaquín y santa Ana; y en su vientre en aquel hermoso encuentro con el ángel Gabriel donde su respuesta afirmativa y comprometida (fiat) sella el compromiso de amor. Isaías 7,14 en medio de la inspiración divina grita: “El Señor mismo les dará una señal: He aquí que una joven virgen concebirá y dará a luz un hijo, que llamará Enmanuel. Era una joven, apta para la fecundidad, de unos dieciséis a vente años que sabe responder a Dios. En ese momento, ante los ojos del mundo, se estaba realizando un pacto de amor entre Dios y una joven virgen. Se alegra el cielo y se colocaba a toda la creación como testigo. La Virgen asume el papel de Corredentora: “Hágase en mí según tu palabra” Claro que tenía miedo. De seguro temblaba, pero sabía lo que estaba sucediendo. Así como Samuel invita a Dios “Habla Señor que tu siervo escucha” María se convierte en ese puente de salvación para todos los que en Ella encuentran refugio y consuelo.

“Ven a librar, al pueblo que tropieza y se quiere levantar”  Lo ofrecido por Yahvé era una deuda que se tenía que cumplir. Frente al reclamo del pueblo aparece la definición: “Yo seré tu Dios y ustedes serán mi pueblo” En María, la Virgen, al decir de Pablo VI “orante, operante, oyente y Madre” se alista el cumplimiento de lo ofrecido por Dios. Porque vivía en oración, porque en ella se desarrolló la gracia y pudiendo escuchar con detenimiento la voz de Dios se hizo madre de Dios. María se hace, entonces, la virgen del camino que nos acompaña en nuestro avanzar con luchas y esfuerzos. Es un pueblo que necesita de modelos para mejorar y que siente asco por todo lo que sucede a su alrededor. “Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, 
y permaneces siempre virgen”  No es “simplemente” la joven que supo escuchar a Dios, sino la llena de gracia que por encima de todo se encontró con el amor de Dios y en ese amor pudo responder afirmativamente. Por eso es la Madre de Dios que gracias a la acción del Espíritu Santo para que más tarde, en las montañas de Aim Karim encuentre el fiel cumplimiento de Dios en el vientre de su prima Isabel. María es admirada en el Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador… está la gratitud, el fervor y la realización de esas promesas.  “Recibe el saludo del ángel Gabriel,y ten piedad de nosotros” 

María por tener esa gracia propia en ser la Madre de Dios es santa y desde ahí pudo “escuchar, entender y aceptar” la invitación de Dios en la boca del ángel Gabriel. Es un ángel que actúa con libertad para entablar diálogo con quien estaba preparada. ¡Alégrate! Y no tengas miedo, le dice el ángel, ya que ese hijo tomará para sí el dolor de todos como buen pastor. María al decir que “SI” nos dice que en ella estará, siempre, la oración a favor de todos delante de Dios. Pero de un Dios de misericordia y dulzura que en la cruz deja todo clavado y la cuenta.

SÚPLICA A LA VIRGEN MARÍA PARA SER BUEN CRISTIANO


SÚPLICA A LA VIRGEN MARÍA
PARA SER BUEN CRISTIANO 
(San Efrén)

Santísima Señora, Madre de Dios; tú eres la más pura de alma y cuerpo, que vives más allá de toda pureza, de toda castidad, de toda virginidad; la única morada de toda la gracia del Espíritu Santo; que sobrepasas incomparablemente a las potencias espirituales en pureza, en santidad de alma y cuerpo; mírame culpable, impuro, manchado en el alma y en el cuerpo por los vicios de mi vida impura y llena de pecado; purifica mi espíritu de sus pasiones; santifica y encamina mis pensamientos errantes y ciegos; regula y dirige mis sentidos; líbrame de la detestable e infame tiranía de las inclinaciones y pasiones impuras; anula en mí el imperio de mi pecado; da la sabiduría y el discernimiento a mi espíritu en tinieblas, miserable, para que me corrija de mis faltas y de mis caídas, y así, libre de las tinieblas del pecado, sea hallado digno de glorificarte, de cantarte libremente, verdadera madre de la verdadera Luz, Cristo Dios nuestro. Pues sólo con Él y por Él eres bendita y glorificada por toda criatura, invisible y visible, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

CONSAGRACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA


CONSAGRACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA 

Oh Jesús, Redentor nuestro amabilísimo, que habiendo venido a iluminar al mundo con la doctrina y con el ejemplo, habéis querido pasar la mayor parte de vuestra vida, humilde y sujeto a María y a José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de ser el modelo de todas las familias cristianas; acoged benigno la nuestra, que ahora se dedica y consagra a Vos. Dignaos protegerla, guardarla y establecer en ella vuestro santo temor, con la paz y concordia de la caridad cristiana, para que imitando el ejemplo divino de vuestra Familia, pueda alcanzar toda entera, sin faltar uno solo, la eterna bienaventuranza.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra, con vuestra piadosa intercesión haced que sea aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y obtenednos su gracia y bendición.

Oh san José, custodio santísimo de Jesús y de María, socorrednos con vuestras plegarias en todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con María y con Vos, podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús. Así sea.

DE PASEO CON MARÍA SANTÍSIMA



De paseo con María Santísima
María Susana Ratero


Un momento a solas con María Santísima, desde la sencillez de las pequeñas cosas, de la vida cotidiana de cada mujer... Descubriendo a María en los pequeños detalles, sencillamente.
-Este relato nace de mi imaginación y del amor que siento por María Santísima, en ningún momento debe pensarse en visiones o en intervención sobrenatural alguna-.
Cae la tarde en mi ciudad.... el sol suele esconderse rojizo en este rincón del planeta... el aire tibio y perfumado de una primavera que insiste en llegar antes de tiempo, me acaricia el rostro...mientras mis pasos me llevan hacia una pequeña placita....
Allí te encuentro, dibujada sobre los cerámicos amarillos... con tu niño en brazos, muchacha de Nazaret... y tu mirada me llega al alma..... puedo sentirte en el aire....en el perfume de los rosales cercanos... hueles a rosas, María, hueles a primavera...
Me siento en un banco, estoy cansada por la larga jornada, el trabajo, los chicos, la casa, las cuentas.... los problemas de todos los días que, no por repetidos y comunes, dejan de ser problemas... te miro y te pido ayuda... espero tu sabio consejo, tal como, “Mira, Susana, haz esto o aquello, etc, etc, etc”... te miro y espero que hables a mi corazón... en lugar de eso me miras... y dulcemente murmuras a mis oídos...- “Ven... vamos de paseo”...No comprendo...de veras no comprendo... pero te sigo mirando.... y los cerámicos amarillos parecen tener luz...
- Ven, -repites- ven conmigo a Nazaret....
- ¿A Nazaret?
Sí... me invitabas a Nazartet... cerré los ojos y te seguí... caminamos por varios sitios que no recuerdo... bueno, en realidad no los miraba, sólo te miraba a ti, tan dulce, tan bella, tan REAL...
Al llegar a una pequeña aldea dijiste:
- Espérame aquí, volveré por t i- susurraste mientras me acomodabas tras unos árboles de especie desconocida.
- Pero... Señora...¿adónde vas?, por favor, no me dejes sola aquí!
- ¿Dejarte, hija querida?¿dejarte sola?, Nunca lo hice y nunca lo haré... No temas, estaré al alcance de tu vista en todo momento y, jamás lo dudes,... volveré...
Te alejaste, majestuosa en tu sencillez, tus ropas se tornaron igual que la de las mujeres del poblado. Entraste a una pequeña casa hecha de adobe , que en nada se diferenciaba del resto, y buscaste un cántaro de barro...( no sé porqué razón pero podía verte a través de las paredes),una cubeta de cuero y una soga lo suficientemente larga para llegar con la cubeta hasta el nivel del agua. Tomáste los enseres y te dispusiste a salir... En ese momento un joven alto, de impecable mirada y voz de campanas, que entró desde el fondo de la casa, te dijo:
- Madre, espera...
- Sí hijo, dime...
- Madre... yo... lo siento, es que... mi túnica... pues.... se ha roto por accidente...discúlpame por favor....
Le miraste con infinita ternura y respondiste:
- No te preocupes... cambiate y esta noche lo remendaré...
- Es que... madre, ... debo entregar unos trabajos esta tarde... y, tú sabes...
- Bien, me apuraré, pero ayúdame con el almuerzo, no tengo tantas manos...
El joven asintió y desapareció tras una puerta, y tu te encaminaste hacia el pozo ...
Allí había muchas mujeres rodeando a una que lloraba desgarradoramente. Dejaste tu carga a un costado y te acercaste, silenciosa... la pobre mujer había perdido la única moneda que tenía para alimentar a sus hijos...
Fuiste rápidamente hasta tu casa y, mientras Jesús lavaba cuidadosamente sus manos para la hora de comer, tomaste un trozo de pan y poco de leche que el joven acababa de servir...
Cuando te disponías a salir él te dijo:
- No cambias ¿verdad?...Ah! mi dulce madre, tan generosa y de corazón tan sensible, ¿ te dije ya cuanto te amo?
Se te nublaron los ojos... sabías que no podía tener secretos con él... lo amabas... lo amabas tanto.... Te despediste con una mirada que fue mas elocuente que mil palabras...
- En el fondo de su jarro, madre...
- ¿Qué dices?- preguntaste.
- Dile que busque en el fondo de su jarro.... allí está la moneda....
Nada dijiste ...él te contempló partir ...te miraba con ternura pues sabía que no era fácil vivir con él...
Te acercaste a la mujer y le diste los alimentos y, en una muestra de confianza digna de una madre, preguntaste:
- Por casualidad ¿No habrá caído en el fondo de tu jarro?
Las mujeres te miraron con incredulidad pero, como te respetaban, miraron dentro del cacharro... allí estaba la moneda... Cuando te buscaron para comentarte ya no estabas, sino que ibas camino a casa, con el cántaro repleto de agua sobre tus frágiles hombros.
Junto a Jesús disfrutaste de un sencillo almuerzo...aunque entre las conversaciones a veces quedaban huecos... se extrañaba la presencia de José.
Jesús volvió luego al taller y tú a tus tareas, debías zurcir la ropa de tu hijo enseguida, y luego lavar, pues el cielo amenazaba tormenta y los gruesos vestidos tardaban mas de un día en secarse... Además había poca leña, por lo que tendrías que ir por mas a un lugar un poco alejado, pero deberías esperar a que fueran varias mujeres, pues no estaba bien que fueses sola... Te sentaste a zurcir, te dolía la espalda y casi no veías... te acercaste a la ventana, había mejor luz...te costó trabajo terminar la tarea, pero estuvo lista justo a tiempo para la salida del hijo...
Iba cayendo la noche... habías trabajado mucho... junto a Jesús oraste un buen rato... te daba mucha paz mirarle a los ojos....
Llegó el momento de descansar... casi no se veía, pues había aceite para una sola lámpara...
Tú sentías un fuerte dolor en la espalda por el peso de los trabajos y tus manos estaban callosas y ásperas.... Jesús te ayudó entonces a extender las mantas sobre el piso y se acostó, te quitaste el velo un momento y alisaste tu cabello...., te inclinaste luego sobre el lecho de tu hijo y le besaste la frente...una y otra vez... y saliste de la casa sin hacer ruido
Jesús, que se había despertado con tan dulce caricia, sintió como unas lágrimas caían por sus mejillas al tiempo que susurró:” Tus besos me harán mas soportables las espinas, madre querida”...Dejaste la casa y viniste hacia mí... tus ropas volvían a ser como las dibujadas en los cerámicos amarillos...
-Aquí estoy, Susana...¿ves? este fue mi hogar en esta tierra...yo también tenía días duros, días en los que el tiempo y las fuerzas me jugaban malas pasadas..., días en que la rutina contrastaba con el momento magnífico de la Anunciación y yo no entendía nada... Pero Él era mi fuerza y mi apoyo, mi amigo y mi consejero, por ël todo lo soportaba en silencio... Ay, mi querida ¿sabes cuanto costaba el silencio?, mi secreto me acompañaba y no sabía yo si debía hablar o no... José me decía que el momento llegaría y el secreto se transformaría en signo de esperanza... pero la rutina es dura y puede gastar los corazones mas fuertes si dejas que te absorba.... Bueno, Susana, debemos volver...
Yo te miraba con devoción, comencé a llorar... entonces me abrazaste... me abrazaste con ternura y con fuerza... fue el abrazo mas dulce y pleno que recibí en la vida... sólo atiné a decirte...”Te amo, Señora mía, te amo tanto!!!”Volvimos a la placita... cuando abrí los ojos vi que se acercaba el sacerdote con otras personas y recordé que había misa... Me quedé, pues después de tu abrazo quería también el abrazo de Jesús al recibir la Eucaristía....Volví a casa... mi mirada estaba... iluminada, eso, iluminada, mi rostro ya no reflejaba el cansancio. Hoy te digo Gracias por escuchar mi oración de aquella tarde, gracias por enseñarme a ir a Nazaret a conversar contigo, de mujer a mujer... Hoy quiero contarle esta historia a una amiga mía que está un poco triste....
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Amiga que lees estas líneas... la casa de María está abierta también para ti, no dudes en ir a ella cuando estés agobiada, cuando la rutina, el dolor o la desilusión te nublen el alma, pero ¡por favor!, tampoco olvides ir a contarle cuando tu alma esté llena de risas, de pájaros de flores... ella se alegrará mucho, le hará bien hablar contigo...
Lleva crema de manos...y, con la excusa de una coquetería, acariciarás las manos de la mujer que mas te ha amado en toda la historia.....Por cierto, llévale mis saludos....

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