viernes, 9 de septiembre de 2016

LA EUCARISTÍA FUENTE DE LUZ Y SANACIÓN


La Eucaristía fuente de luz y sanación


La Eucaristía es fuente de luz y amor para los que se acercan a Jesús vivo. También es fuente de salud. La hermana Briege McKenna tiene un maravilloso ministerio de sanación de enfermos. Ella nos cuenta algunos de estos milagros en su libro “Los milagros sí ocurren”.  Un ejemplo:

Dice: Un día me telefoneó un sacerdote muy angustiado. Acababa de saber que tenía cáncer en las cuerdas vocales y que, dentro de tres semanas, le extirparían la laringe. Me dijo que estaba desesperado, había sido ordenado apenas hacía seis años. Al orar con él, sentí que el Señor quería que yo le hablara de la Eucaristía. Le dije: “Padre, yo puedo orar por usted ahora por teléfono y lo haré. Pero ¿esta mañana no tuvo un encuentro con Jesús? ¿No se encuentra con él cada día? Padre, cada día, cuando celebra la misa, cuando toma la hostia sagrada, usted se encuentra con Jesús. ¿Se da cuenta de que Jesús pasa a través de su garganta? No hay nadie mejor a quien ir sino a Jesús. Pídale a Jesús que lo sane”. Lo oí llorar por teléfono. Y se despidió dándome las gracias. Tres semanas después, fue al hospital para ser operado.

Me llamó más tarde para decirme que la cirugía no se realizó. Los médicos descubrieron que el cáncer había desaparecido y que sus cuerdas vocales estaban como nuevas. Nunca conocí su nombre. Pero un año después, supe que antes de su enfermedad, había dejado de celebrar la misa diaria, excepto los domingos. Él tomaba la misa muy a la ligera. Y Dios usó esta experiencia del cáncer para transformar su vida. En adelante la Misa fue su encuentro diario con Jesús vivo.


* Enviado por el P. Natalio

PESE A CRISIS VENEZUELA CELEBRA A LA VIRGEN DEL VALLE Y APARICIONES DE VIRGEN DE COROMOTO


Pese a crisis Venezuela celebra a la Virgen del Valle y apariciones de Virgen de Coromoto


CARACAS, 08 Sep. 16 /  (ACI).- A pesar de la crisis política, económica y social que vive Venezuela, este 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen María, los venezolanos confían sus esperanzas e intenciones a la Virgen del Valle, que cumple 105 años desde su coronación; y a la Virgen de Coromoto, que cumple 364 años de sus apariciones.


Día de la Virgen del Valle

Como de costumbre, este año se celebró la misa solemne en la Basílica Menor de Nuestra Señora del Valle, que fue presidida por el Obispo de Margarita, Mons. Fernando Castro Aguayo. En el templo la virgen fue venerada y luego saldrá en procesión con un vestido confeccionado por la docente Cecilia Mata, quien la ha vestido durante 18 años.

La Virgen del Valle, declarada patrona de la Isla de Margarita, del Oriente venezolano, es una advocación mariana que nació en el estado de Nueva Esparta, el único estado insular de Venezuela.

La sagrada imagen fue llevada por los españoles a la Isla de Cubagua entre 1518 y 1541. De acuerdo a los historiadores, en la primera de estas fechas se fundó la ciudad de Nueva Cádiz y en la siguiente, ocurrió el terremoto que arrasó a la isla. Luego, la imagen fue trasladada hasta El Valle del Espíritu Santo en la isla de Margarita dando origen al nombre de la advocación.

A la patrona de oriente se le atribuyen numerosos milagros. El primero documentado fue el de poner fin a una sequía en 1608 después que los habitantes de la isla llevaron a la Virgen en procesión hasta la capital, donde comenzó a llover.

Otros milagros fueron el de un pescador salvado de una infección inoculada por una manta raya y evitar el impacto de una bala en contra del general Juan Bautista Arismendi durante la Guerra de Independencia venezolana.

Aniversario de las apariciones de la Virgen de Coromoto

Por otra parte, Venezuela también celebra hoy los 364 años de la aparición de la Virgen de Coromoto, cuya fiesta es el 11 de septiembre.

El P. Allender Hernández, rector del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto, extendió la invitación de los venezolanos a los diferentes eventos. Las actividades iniciaron este jueves con una eucaristía en horas de la mañana seguida de una caminata hasta la basílica.

El domingo 11 de septiembre se continuará con una Misa en la Basílica a las 11:00 a.m., donde se dará el diezmo para la diócesis de Guanare. También ese mismo día la reliquia será llevada al campo de la coronación en la Quebrada de la Virgen, a 25 kilómetros de la ciudad de Guanare.

Según cuenta la tradición, un cacique indio de nombre Coromoto, oriundo de Cospes, se negaba a convertirse al catolicismo por pensar que era otra artimaña de los españoles para apoderarse de sus tierras. El 8 de septiembre de 1652 la Virgen María apareció ante Coromoto informándole que para poder ir al cielo era necesario bautizarse junto a los miembros de su tribu.

Él siguió negándose, pese a que su tribu estaba lista para recibir el bautismo. Luego de varias apariciones y del fallido intento del indio por tocar la imagen, esta se materializó en una estampilla de ficha de árbol que hoy es venerada en el Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto ubicada en el sector Quebrada de la Virgen.

El peculiar indio pidió ser bautizado luego de estar al borde de la muerte por una picadura de serpiente venenosa, su salvación lo convirtió en apóstol y pidió a todos los indios que fuesen bautizados. El cacique murió durante su vejez años más tarde.

El 7 de octubre de 1944, el Papa Pío XII la declaró "Patrona de la República de Venezuela" y su coronación canónica se celebró tres siglos depués de la aparición, en 1952.

SE PUEDE SER CRISTIANO SIN MARÍA?


¿Se puede ser cristiano sin María?
Un cristiano sin María no es cristiano porque ella nos ha dado a Cristo. 


Por: Fátima Moreno y Pedro Mira | Fuente: https://catolicosconaccion.com 




“Dichosa por haber creído” (Lc 1, 45)

El término cristiano es bíblico, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra que fue en Antioquía en donde los Apóstoles recibieron el nombre de “cristianos” (Hch 11, 26), ahora bien, definido de donde proviene término cristiano, nos podemos preguntar ¿Qué significa ser cristiano? En la más simple de las definiciones cristiano es aquel que cree en Cristo, pero en realidad ser cristiano es aquel que cree en Cristo bajo la Fe de los Apóstoles, ya que no se puede creer en Cristo sino es por aquellos quienes contaron su historia y la han hecho trascender hasta nuestros días, por medio de la Sagrada Tradición en un primer momento, y luego por la Sagrada Escritura.

En nuestra querida América Latina, se ha acuñado el término cristiano para referirse a los hermanos separados que viven su fe, iglesias o sectas de diferentes denominaciones, una equivocación que nosotros como católicos cometemos muy frecuentemente. No se debe caer en el error de reducir el término cristiano únicamente para refiriéndose a hermanos separados, es decir, quienes nacieron de la protesta contra Iglesia Católica (luteranos, calvinistas, anglicanos, presbiterianos, bautistas, pentecostales, etc.) y sectas fundamentalistas que existen en nuestro entorno. Los católicos somos cristianos, siempre lo hemos sido, porque nuestra fe proviene directamente de la Fe de los Apóstoles. La palabra “católico” viene del griego “katholikos”, que significa universal y en los primeros siglos de la Iglesia los términos cristiano o católico se utilizaban indistintamente. Somos cristianos universales, católicos, porque Jesús antes de ascender al cielo nos dejó el siguiente mandato que expone la universalidad de su mensaje: “Vayan y prediquen el Evangelio a toda criatura.” (Mc 16, 15)

San Juan Crisóstomo en su homilía sobre el Evangelio de San Juan 19,2- 3 en el año 390 decía:

“Entonces recibían diversos nombres. Mas ahora tenemos todos un único nombre, mayor que todos aquéllos; nos llamamos cristianos, hijos de Dios, amigos, un solo cuerpo. Esta apelación nos obliga más que cualquier otra y nos hace más diligentes en la práctica de la virtud. No hagamos nada que sea indigno de tan gran nombre, pensando en la gran dignidad con la que llevamos el nombre de Cristo. Meditemos y veneremos la grandeza de este nombre.”



Somos cristianos y bajo la universalidad del mandato que Cristo nos encomendó nos llamamos católicos, por ende somos cristianos católicos; comprometidos en la vivencia del misterio de Cristo a la luz de la Fe Apostólica. Dentro de la Fe Apostólica, María es celebrada tanto en la Tradición como en las Sagradas Escrituras como “Dichosa por haber creído” (Lc 1, 45). No se puede separar a María de la Apostolicidad, ya que desde la comunidad primitiva (compuesta por discípulos, amigos y familiares de Jesús) tenía especial estima entre todos los miembros, el cual se fue extendiendo entre los que se agregaban. Cabe destacar que antes de ser escritos los evangelios, hubo un período de aproximadamente 20 años en que los relatos de la vida de Jesús fueron de boca en boca; pero al ir falleciendo quienes contaban estos relatos, los cristianos empezaron a poner por escrito todo cuanto escuchaban de quienes habían sido testigos de primera mano de la vida y obra de Jesús (La Sagrada Tradición Apostólica).

En este contexto, podemos tomar como referencia el trabajo de San Lucas, discípulo de Pablo, en el cual es palpable que antes de escribir su evangelio, recopiló la mayor cantidad información sobre Jesús mediante una especie de investigación que tuvo que documentar, para escribir su obra y en la que podemos apreciar la importancia de María en la comunidad cristiana; él la llama “llena de gracia” (Lc 1, 28). A partir de este punto podemos empezar a esbozar que la figura de María está estrechamente ligada a la herencia cristiana que hemos recibido de los Apóstoles, no solo por tener el privilegio de haber sido la madre del Cristo, sino por méritos que ella reflejaba en su diario vivir. María fue la primera cristiana, ya que ella creyó en Cristo antes que cualquier otro ser humano, María fue la primera discípula, debido a que ella siguió atentamente los pasos y las enseñanzas de su hijo, siempre fue consciente que el fruto de su vientre era el Mesías, el Hijo de Dios; María fue la primera Apóstol, ya que el día de Pentecostés ella estaba presente en el cenáculo y fue testigo de la obra maravillosa del Espíritu Santo de la cual ella ya era partícipe desde la anunciación años atrás (Lc 1, 35).

Muchas de las sectas “cristianas” que están en el entorno Latinoamericano y con el que a diario nos encontramos, negando la Tradición Apostólica e interpretando a conveniencia la Sagrada Escritura manifiestan un odio tal, que en ocasiones hasta se percibe como diabólico hacia la Madre de Dios, María Santísima; a lo que tomando como base la definición del término cristiano genera los siguientes cuestionamientos: ¿Será digno de un cristiano no amar a la Madre de Cristo? ¿Se honra el nombre de Cristo al ofender a su Madre?

Tratando de obviar la Sagrada Tradición y tomando básicamente lo narrado en los Evangelios, nos podemos preguntar: ¿Cristo negó a su Madre? ¿Les enseñó Cristo a los apóstoles a no querer a su Madre? ¿Por qué entonces la encomendó al apóstol San Juan? ¿Se puede ser Cristiano sin María? ¿Por qué los hermanos separados nos atacan tanto en el tema de María?

Parece un poco extraño que los propios reformadores tenían una concepción de María diametralmente opuesta a lo que predican nuestros hermanos de las sectas cristianas. Veamos que dicen algunos de sus fundadores acerca de la Santísima Virgen María, la madre de Jesús.

Martín Lutero – fundador de los luteranos.

Sermón Navidad 1531: “[Ella es] la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de Cristo… Ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas. Nunca podremos honrarla lo suficiente. Aun cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a Cristo ni a las Escrituras.”

Juan Calvino- fundador de los calvinistas.

“Helvidius mostró demasiada ignorancia al concluir que María debió haber tenido muchos hijos, por la razón de que son mencionados algunas veces los hermanos de Cristo”

Ulrico Zuinglio – reformador protestante.

Publicó en 1524 uno de sus sermones que trató sobre María, siempre virgen, madre de Dios: “Nunca he pensado, ni mucho menos enseñado o declarado públicamente, nada concerniente al tema de la siempre Virgen María, Madre de nuestra salvación, que pudiera ser considerado deshonroso, impío, sin valor o malvado… Creo con todo mi corazón, de acuerdo con el santo Evangelio, que su pureza virginal nos conduce hacia el Hijo de Dios y que ella permaneció, durante y después del parto, pura y sin mancha, virgen por la eternidad>.

Heinrich Bullinger – reformador protestante.

“La Virgen María… completamente santificada por la gracia y la sangre de su único Hijo, abundantemente dotada del don del Espíritu Santo y distinguida entre todos… ahora vive felizmente con Cristo en el cielo, es llamada y permanece siempre Virgen y es la Madre de Dios.”

Es interesante analizar como los fundadores de las iglesias provenientes de la reforma también amaban y veneraban profundamente a la Virgen María, pero aún más interesante como la Iglesia Católica ha logrado custodiar el agradecimiento a ella. Con este artículo no se pretende atacar a las Iglesias protestantes nacidas de la reforma, mucho menos las sectas cristianas que están presente en nuestro entorno, lo que se pretende con este artículo es crear conciencia que no es cristiano apartar a María de nuestra Fe, mucho menos menospreciarla o insultarla, porque dentro del corazón del cristiano lo mínimo que debe de existir es un infinito agradecimiento por haber colaborado con el plan de Salvación que Dios tenía preparado para cada uno de nosotros.

Cristiano sin María no es cristiano. ¿Virgen María que me has dado? con tu sí me has dado a Cristo, por tu sí, yo soy cristiano. ¡Gracias Señora!

EL LUGAR DE MARÍA EN LA OBRA DE SALVACIÓN


El lugar de María en la obra de la Salvación
Demos a María el lugar que los insondables designios de Dios le han otorgado; ¿osará alguien objetarle que haya elegido a María y le haya dado el lugar que le dio?


Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org 



He recibido varias objeciones sobre este tema que apuntan contra esta verdad; por ejemplo:
Lee el nuevo testamento, ¿dónde dice el papel de María?, ¿desde cuándo es mediadora? En una revista católica leo que “si con razón podemos decir que Jesús es camino que nos lleva al Padre, también es el camino que nos lleva a María”. Confieso que esta afirmación me ha llenado de estupor. Uno está acostumbrado a que en el seno del catolicismo se ensalce, sin fundamento bíblico, la figura de María y de los Santos. Así, pues, uno ha oído muchas veces que es Mediadora (aunque Jesús dijo “Yo soy el Camino… nadie va al Padre si no es por Mí”), Corredentora (como si la Sangre de Cristo no fuera de valor infinito, y suficiente para redimirnos). Pero uno no había leído todavía que Cristo quedara rebajado a mediador entre nosotros y la Virgen. Tantas connotaciones idolátricas en la Iglesia Católica, hacen que uno a veces empiece a no entender nada. Entre el Papa, la Virgen, los Santos, ¿queda algún lugar para Jesús? Francamente, leyendo las Escrituras, uno llega antes a Lutero que al Vaticano.
No entiendo por qué en la Iglesia Católica, se insiste en poner a María como mediadora de los hombres y mujeres con Dios, cuando Jesús mismo nos dice que él es el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino es por él. Este mensaje es claro.

Respuesta:

Junto al de su perpetua virginidad, el más difícil para los protestantes es el “lugar” que ocupa María en la doctrina católica de la salvación, es decir, su función mediadora o intercesora. Algo de esto hemos insinuado al hablar del “culto a los santos”. Hemos ya dejado sentado que no se trata de adoración, acto que, en caso de dirigirse a una criatura distinta de Dios, está condenado por la doctrina católica como pecado gravísimo.
Esto lo han reconocido convertidos al catolicismo: “la doctrina católica que más me costó aceptar era el papel de María en la Iglesia (…) Siempre había creído que pedirle a María que intercediera por nosotros, era contrario a la enseñanza de la Biblia de que Cristo es el ‘solo mediador entre Dios y los hombres’ (cf. 1Tim 2,5)”, dice por ejemplo Tim Staples[1].


El papel mediador de María Santísima está atestiguado por su actitud en el Evangelio, particularmente en las Bodas de Caná, como se puede leer en el evangelio de San Juan (2,1-11). Allí, y nadie puede negarlo, María intercede, es decir, pide a su Hijo Jesucristo que ayude a los novios que están en una situación muy comprometida en su fiesta de bodas. Y Jesucristo, comenzando con una misteriosa frase que pareciera insinuar una especie de resistencia inicial, hace finalmente su primer milagro a pedido de María.
En pocos otros episodios del Evangelio aparece tan magnífico el papel mediador de la Virgen junto a su relación intrínseca con Jesucristo. Ella misma dice a los sirvientes de la fiesta: haced lo que él [Jesús] os dirá. Con su mediación Ella no desplaza a Jesús, sino que lleva a los hombres a Jesús. En una oportunidad, una persona me escribió unas líneas contra esta interpretación del episodio, diciendo que “En la boda de Caná, no fue intercesión, fue una preocupación de María hacia sus amigos que se estaban casando. Y no se puede hacer doctrina de un solo pasaje Bíblico. Los hermanos separados, como usted les llama, están en lo cierto, pues la única base de la fe es la Biblia y allí es poco lo que se dice de María, ¿no es cierto? Sólo aparece en algunos pasajes, y los católicos (hermanos sin Cristo) le dan mucha importancia a María, y la Biblia no. Ustedes son mariólogos no cristianos; y creen más en la tradición que en la Biblia”. A esta persona habría que decirle unas cuantas cosas respecto de su doctrina, como por ejemplo, ¿en qué lugar de la Biblia (que es, según ella “la única base de la fe”) dice la Biblia que “no se puede hacer doctrina de un solo pasaje Bíblico”? O simplemente, ¿dónde dice que haya una distinción entre intercesión y preocupación, o que la preocupación no sea parte de la intercesión? ¡Todo esto es doctrina no-bíblica, sin fundamento bíblico! ¿Por qué tengo que creerlo, si la Biblia no lo dice? Pero, ya hemos hablado de esto. Cito la carta para que se vea la debilidad de los argumentos. Lo que esta persona llama “preocupación” no es otra cosa que intercesión; además, en el evangelio de San Juan, éste no dice que María solamente se haya preocupado, sino que dice que habló a Jesús, pidió a Jesús y mandó a los sirvientes que actuasen según las indicaciones de su Hijo. Que un solo pasaje no baste para hacer doctrina, ¿qué fundamento teológico tiene? ¿Acaso no dice en un solo lugar de toda la Escritura: Y el Verbo se hizo carne (Jn 1,14)? ¿Habría que quitar el valor a todos los textos bíblicos que no tienen paralelos? Evidentemente, la persona que me escribió eso no lo cree ni ella misma. Escribe por hacer perder el tiempo a los demás.
En la Cruz, Jesús encomendó a María el cuidado de Juan, así como encomendó el cuidado de María a Juan (cf. Jn 19). Nosotros vemos en este pasaje la “proclamación” de la maternidad espiritual de María sobre todos los hombres (no el comienzo de su maternidad espiritual sino su declaración, pues el comienzo coincide con el de su maternidad divina, ya que al comenzar a ser madre de la Cabeza del cuerpo de Cristo, como llama San Pablo a la Iglesia, empezó a ser madre de todo el cuerpo). Tal vez, muchos protestantes no acepten esta verdad, pero no podrán negar el encargo. El encargo de cuidar a Juan, de velar por él y de protegerlo… eso es lo que consideramos parte de esta intercesión. Jesús sobre la Cruz, seguía siendo Dios, y en la muerte, su divinidad no se separa ni de su cuerpo ni de su alma (sólo se separan el cuerpo y el alma entre sí). ¿Por qué este encargo? ¿Acaso no podía ya Jesús encargarse de este cuidado? La muerte ¿lo privaba de su poder? ¿Disminuyó su poder sobre los discípulos porque María comenzase a hacerse cargo de Juan (y con Juan, también de los demás apóstoles y discípulos, como vemos que dice San Lucas en los Hechos 1,14)?
El Apóstol Santiago, hablando sobre la intercesión, dice: La oración del justo tiene mucho poder (St 5,16). ¿Por qué se ha de negar este poder a la oración de María? Y si no se niega, entonces ¿por qué se niega su poder intercesor? Si no es para interceder pidiendo y obteniendo algo para sí mismo o para otros, ¿para qué tiene poder la oración? Y San Pablo, en Ef 6,18 nos manda: Orad unos por otrosintercediendo por todos los santos (la traducción de Reina-Valera no altera la idea: “orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica… por todos los santos”). Si todos podemos y debemos orar unos por otros, ¿por qué María no puede orar por nosotros? Y si San Pablo manda que recemos, es porque la oración tiene eficacia; pero si nuestra oración es eficaz ante Dios, ¿no es eso “interceder”? En 2Tes 3,1, San Pablo pide a los tesalonicenses: Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria, como entre vosotros, y para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos; si Pablo puede esperar en la oración de los hombres, para ser librado de los perversos y para que la Palabra de Dios se propague, ¿por qué no puede hacer esto la oración de María? Y si María lo hizo durante su vida terrena en este mundo, ¿por qué no puede hacerlo ahora que está en el cielo? Hay una incoherencia en la doctrina protestante, que se debe a un prejuicio doctrinal y no a un sereno estudio de los mismos textos bíblicos.
El texto más fuerte que aducen los protestantes contra la mediación de María (y de cualquier santo), es el pasaje de 1Tim 2,5: hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también. Pero el pasaje no está bien interpretado, si se lo entiende como una exclusión de otros intercesores. San Pablo dice allí que la salvación nos viene sólo por medio de Cristo: de Dios a todos los hombres –sin excepción– la salvación viene por Cristo, por su humanidad, es decir, por su encarnación, por ser verdadero hombre y verdadero Dios al mismo tiempo, Pontífice supremo. Esto significa que no hay salvación que pueda obtenerse fuera de Cristo. Pero no quiere decir que, en la obtención de esa salvación, no haya lugar para las oraciones de los justos, las penitencias que unos hacemos por otros, y en particular las oraciones de María. María no es autora de la gracia que salva sino intercesora, para que el corazón de Dios nos mire benévolamente y se apiade de nosotros.
Una sola palabra para la interlocutora que se escandalizaba de la expresión “Jesús nos lleva a María”. Nosotros, los católicos, no entendemos esto –cuando usamos esta expresión– como una subordinación de Jesús a María; significa simplemente que Élquiere que acudamos a su Mediación (la de Jesús) por medio de María. Esto no lo inventó un católico piadoso sino el mismo Cristo. Él fue quien dijo a Juan: He ahí a tu madre; ¿no es eso llevar a los hombres (al menos a Juan) a María? Todo cuanto hemos dicho, puede aplicarse también a la llamada corredención mariana y a los dogmas católicos que asocian a María en la obra de nuestra salvación.
Creo que puede ser ilustrativa la doctrina de uno de los santos más devotos de María, en una de las obras que más ha influido en la piedad mariana: San Luis María Grignion de Montfort y su Tratado de la verdadera devoción a María. Allí el santo, al mismo tiempo que defiende con energía la mediación (subordinada, entiéndase) de María y su rol en la obra de la salvación, dice con toda claridad, hablando de “la necesidad del culto a María”:
“Confieso con toda la Iglesia que, siendo María una simple criatura salida de las manos del Altísimo, comparada a la infinita Majestad de Dios, es menos que un átomo, o mejor, es nada, porque sólo Él es El que es (Ex 3,14). Por consiguiente, este gran Señor, siempre independiente y suficiente a sí mismo, no tiene ni ha tenido absoluta necesidad de la Santísima Virgen para realizar su voluntad y manifestar su gloria. Le basta querer para hacerlo todo. Afirmo, sin embargo, que dadas las cosas como son, habiendo querido Dios comenzar y culminar sus mayores obras por medio de la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará jamás de proceder; es Dios, y no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar (Ml 3,6; Rm 11,29; Hb 1,12)”[2].
Más adelante, el santo llamará a esta necesidad de María: “necesidad hipotética”, es decir, fundada no en una necesidad absoluta o de naturaleza sino en los insondables designios de Dios, que así ha querido realizar su obra. ¿Se lo objetaremos nosotros a Dios? Si nosotros mismos no somos absolutamente necesarios y sin embargo existimos y Dios quiere obrar en nosotros y por nosotros, ¿osará alguien objetarle que haya elegido a María y le haya dado el lugar que le dio?
____________________________________________
[1] Tim Staples, La Biblia me convenció, en: Patrick Madrid, Asombrado por la verdad,op. cit., pp. 267.
[2] San Luis María Grignion de Montfort, Tratado de la verdadera devoción a María, nn. 14 y 39.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 9 DE SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 9


Quien más, quien menos, todos queremos ser mejores de lo que somos y aún, en cierta medida, nos esforzamos en serlo.

Sin embargo, no siempre conseguimos lo que pretendemos; ¿a qué se deberá tal ineficiencia?

Es que, para ser buenos, queremos hacer más, y no.... hacerlo mejor.

Sin embargo, más que pretender hacer, trabajar, actuar, etc., deberíamos fijarnos en los adverbios: plenamente, cuidadosamente, más perfectamente.

No es, pues, cuestión de verbos, sino de adverbios.
No es cuestión de más, sino de mejor.

Santo es, no el que hizo cosas extraordinarias, sino el que hizo las cosas ordinarias de un modo extraordinario.

Piensa que para mejorarte no es preciso que cambies de ocupaciones, sino que te esfuerces por hacer tus diarias ocupaciones con un nuevo corazón.

“Queridos hermanos, permanezcan firmes e inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Señor, con la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por Él no serán en vano” (1 Cor 15,58). Nada de lo que se hace por el Señor es inútil; aunque él sabe cuál es el momento oportuno para darle fecundidad y eficiencia.


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!!

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