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sábado, 7 de enero de 2017

COMO FLORES EN PRIMAVERA


Como flores en primavera


Tanto la fiesta de Navidad como la de los Reyes Magos se caracterizan por los regalos que se hacen. En Navidad cuelgan del arbolito y se sortean o distribuyen entre los presentes. El seis de enero aparecen en los zapatitos de los niños. Es una ocasión para reflexionar en la bondad de Dios cuyos regalos disfrutamos cada día y agradecerlos de todo corazón. Un mensaje de la Reina de la Paz.

“¡Queridos hijos! En estos días, el Señor les está concediendo grandes favores. Que esta semana sea para ustedes una semana de acción de gracias a Dios por todas las bendiciones que Él les ha concedido. Abran sus corazones a Dios, como se abren las flores en primavera en busca del sol. Yo soy su Mamá y deseo que siempre estén cerca del Padre, a fin de que Él conceda cada día abundantes dones a sus corazones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”.

Has iniciado un nuevo año agradeciendo al Señor, ¿verdad? Dar gracias a Dios te ayudará a ser positivo, optimista, lleno de esperanza. ¿Por qué no lo practicas a lo largo de este primer mes del año? Se trata de descubrir cada día todo lo que te da alegría, satisfacción y contento, y agradecerlo de corazón a Dios. Que vivas dando gracias al Señor en toda ocasión.


* Enviado por el P. Natalio

viernes, 6 de enero de 2017

7 COSAS SOBRE LA EPIFANÍA Y LOS REYES MAGOS


7 cosas que tal vez no sabías de la Epifanía y los famosos Reyes Magos




(ACI).- “Al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra”, dice San Mateo (2,1-18) en el pasaje que se refiere a los tres magos. Aquí 7 cosas que tal vez no sabías de los sabios de oriente y la Epifanía.

1. La Iglesia celebra tres Epifanías

La fiesta de los reyes magos o “bajada de reyes” es comúnmente llamada Epifanía, palabra que en griego significa manifestación, en el sentido de que Dios se revela y se da a conocer.

No obstante, la Iglesia celebra como Epifanías tres manifestaciones de la vida de Jesús: la Epifanía ante los magos de oriente (manifestación a los paganos), Epifanía del Bautismo del Señor (manifestación a los judíos) y la Epifanía de las bodas de Caná (manifestación a sus discípulos).

2. Es la segunda fiesta más antigua

La Fiesta de la Epifanía es una de las más antiguas de los cristianos, muy probablemente la segunda después de la Santa Pascua. Se inició en oriente y luego pasó a occidente por el siglo cuarto.

Se dice que en un principio los cristianos conmemoraban las tres epifanías en una misma fecha. En algunas iglesias orientales incluso le dieron a esta fiesta un carácter celebrativo del nacimiento de Cristo, pero este sentido se fue aminorando cuando se insertó la festividad romana de la Navidad por el siglo cuarto.

En la Edad Media la Epifanía poco a poco pasó a conocerse más como la fiesta de los Reyes Magos. Actualmente la Iglesia Católica celebra las tres epifanías en diferentes tiempos del calendario litúrgico.

3. Un santo definió la fecha

Estudios sostienen que la Epifanía se fijó para el 6 de enero debido a que en este día se celebraba el nacimiento de Aión, dios patrono de la metrópoli de Alejandría, que al parecer estaba relacionado con el dios sol. Asimismo, también porque desde tiempos antiguos en Egipto, se celebraba el solsticio de invierno el 6 de enero.

San Eusebio de Cesarea y San Jerónimo en el siglo cuarto, al igual que San Epifanio en el siglo sexto dicen que los reyes arribaron a ver al Niño antes que Jesús cumpliese los dos años.

Sin embargo, San Agustín (siglos cuarto y quinto) en sus sermones de la Epifanía afirmó que llegaron el día 13 después del nacimiento del Señor. Es decir, el 6 de enero del calendario actual.

4. Reyes por tradición

San Mateo, el único que habla de los magos en la Biblia, explica que fueron de “oriente”, una zona que para los judíos eran los territorios de Arabia, Persia o Caldea. Por otro lado, los orientales llamaban “magos” a los doctores.

“Mago” en lengua persa significaba “sacerdote” y justamente los magos (“magoi” en griego) eran una casta de sacerdotes persas o babilonios. Ellos no conocían la revelación divina como los judíos, pero estudiaban las estrellas en su deseo de buscar a Dios.

La tradición les llamó “reyes” a los magos en referencia al Salmo 72 (10 -11) que dice: “Los reyes de occidente y de las islas le pagarán tributo. Los reyes de Arabia y de Etiopía le ofrecerán regalos. Ante él se postrarán todos los reyes y le servirán todas las naciones”.

5. Pudieron ser más de tres

San León Magno y San Máximo de Turín, siglos cuarto y quinto respectivamente, hablan de tres magos probablemente no por basarse en alguna tradición, sino tal vez por los tres regalos que describe el evangelista.

En los primeros siglos hay representaciones pictóricas en los que aparecen dos, cuatro, seis y hasta ocho magos. No obstante, el fresco más antiguo de la adoración de los magos data del siglo segundo y se encuentra en un arco de la capilla griega de las catacumbas romanas de Priscila y allí aparecen tres.

6. El origen de sus nombres, fisonomías y regalos

Los nombres de los magos no aparecen en las Sagradas Escrituras, pero la tradición les ha dado ciertos nombres. En un manuscrito de París a fines del siglo siete aparece que se llamaban Bitisarea, Melchor y Gataspa, pero en el siglo nueve se empezó a propagar que eran Gaspar, Melchor y Baltazar.

Melchor es graficado generalmente como un anciano blanco con barba en representación de la zona Europea y ofrece al Niño el oro por la realeza de Cristo. Gaspar representa a la zona asiática y porta el incienso por la divinidad de Jesús. Mientras que Baltazar es negro por los provenientes de África y regala al Salvador la mirra, sustancia que se utilizaba para embalsamar cadáveres y símbolo de la humanidad del Señor.

En la época que se les empezó a pintar con estas características no se tenía conocimiento de América. Además, los tres hacen referencia a las edades del ser humano: juventud (Gaspar), madurez (Baltazar) y vejez (Melchor).

7. La estrella habría sido una conjunción de planetas

Sobre la estrella de Belén que vieron los Reyes Magos se han construido varias hipótesis. Antes se decía que fue un cometa, pero estudios astronómicos indican que al parecer se debió a la conjunción de los planetas Saturno y Júpiter en la constelación de Piscis.

En este sentido, los Reyes Magos posiblemente deciden viajar en busca del Mesías porque, en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo; la constelación de Piscis, como el signo del final de los tiempos; y el planeta Saturno en Oriente, como la estrella de Palestina.

En suma, se presume que los “sabios de Oriente” entendieron que el Señor del final de los tiempos se aparecería ese año en Palestina.

Es probable que los Reyes Magos supieran algunas profecías mesiánicas de los judíos y por eso llegaron a Jerusalén, al palacio de Herodes, preguntando por el rey de los judíos.

ORACIÓN PARA CELEBRAR EN FAMILIA LA EPIFANÍA DEL SEÑOR


Oración para celebrar en familia la Epifanía del Señor


 (ACI).- En el marco de la Fiesta de la Epifanía del Señor que se celebra el 6 de enero en Roma y muchas diócesis del mundo, aquí una oración para rezar en familia, comunidad, grupo o de manera personal.

Todos alrededor del pesebre o nacimiento dicen: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.


Himno
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.

No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.


Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.

Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.


Lectura Bíblica: Mt. 2, 1-12

“Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino".

Si se desea, en este momento tres miembros de la familia colocan las imágenes de los reyes magos en el pesebre junto al Niño Jesús.


Reflexión de San Juan Pablo II

“En esta fiesta de la Epifanía del Señor, el evangelio de san Mateo habla de una misteriosa estrella, que guió a los Magos primero hasta Jerusalén y después hasta Belén, donde adoraron al Niño Jesús (cf. Mt 2, 2. 7. 9. 10).

La estrella que conduce a los Magos hacia Cristo evoca la rica simbología de la luz, muy presente en la Navidad. Dios es luz, y el Verbo hecho hombre es "luz del mundo" (Jn 8, 12), luz que guía el camino de las gentes”.


Oración
Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente
vayamos también nosotros frecuentemente
a adorarte en tu Casa que es el Templo
y no vayamos jamás con las manos vacías.

Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,
el incienso de nuestra oración fervorosa,
y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti,
y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,
a quien queremos honrar y venerar siempre
como Madre Tuya y Madre nuestra.
Amén.

Se pueden añadir también algunas peticiones y para concluir se reza un Padrenuestro, un Avemaría y tres veces el Gloria.

Todos concluyen diciendo: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.

LA LUZ QUE SIGUIERON REYES MAGOS DEBE ILUMINAR NUESTRAS VIDAS


El Papa en el Ángelus: La luz que siguieron Reyes Magos debe iluminar nuestras vidas
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 06 Ene. 17 / 07:17 am (ACI).- Finalizada la Misa de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde señaló que la Epifanía es “la manifestación del Señor que brilla como luz para todas las gentes”, y afirmó que la estrella que siguieron los reyes magos hasta Belén “es el símbolo de esa luz que brilla en el mundo y que quiere iluminar la vida de cada uno, la estrella que siguieron los magos hasta Belén”.

Ante los 35.000 fieles reunidos –según información de la Gendarmería Vaticana–, el Pontífice exhortó a aprender a elegir qué “estrellas” seguir en nuestras vidas, y a diferencias cuáles nos llevan a Dios y cuáles no, porque “también en nuestra vida hay varias estrellas, luces que brillan y que nos orientan. De nosotros depende decidir cuál seguimos”.

Advirtió que “están las luces intermitentes que vienen y van, como las pequeñas satisfacciones de la vida: aunque sean buenas, no bastan, porque duran poco y no nos dan la paz que buscamos”. También “están las luces deslumbrantes del dinero y del éxito, que lo prometen todo rápido: son seductoras, pero con su intensidad nos ciegan y nos hacen pasar del sueño de gloria a la oscuridad más profunda”.


“Los magos, en cambio, nos invitan a seguir una luz estable y amable, que no caduca porque no es de este mundo: viene del cielo y brilla en el corazón”.

“Esta luz sincera es la luz del Señor, o mejor dicho: es el Señor”, indicó Francisco. “Él es nuestra luz: una luz que no se apaga, sino que nos acompaña y nos entrega una alegría única. Esta luz es para todos y nos llama a cada uno, de forma que podemos sentir en nosotros la invitación del profeta Isaías: ‘Levántate, revístete de luz’. Al comienzo de cada día podemos acoger esa invitación: ‘Levántate, vístete de luz’, ve detrás de tantas estrellas candentes del mundo, de la estrella luminosa de Jesús. Sigámosla y tendremos alegría, la alegría que sintieron los magos”.

Además, el Papa Francisco destacó la alegría de dejarse iluminar por la luz del Señor, la luz “que disipa las tinieblas”: “Quien ha encontrado a Jesús ha experimentado el milagro de la luz que disipa las tinieblas y conoce esta luz que ilumina y brilla. Quisiera, con gran respeto, invitar a todos a no tener miedo de esta luz y abrirse al Señor. Sobre todo, quisiera decir los que han perdido la fuerza de buscar, a los que, prisioneros de la oscuridad de la vida, han perdido el deseo: ‘Coraje, la luz de Jesús vence las tinieblas más oscuras’”.

“¿Cómo podemos encontrar esta luz divina?”, se preguntó el Santo Padre. “Sigamos el ejemplo de los magos, a los que el Evangelio describe como siempre en movimiento –se contestó–, Quien quiere la luz, de hecho, sale de sí mismo y la busca, no se cierra en su interior, no se detiene a ver qué sucede su alrededor: pone en juego su vida”.

“La vida cristiana –continuó– es un camino continuo, hecho de esperanza y de búsqueda, un camino que, como aquel que siguieron los magos, prosigue también cuando la estrella desaparece momentáneamente de la vista”.

Sin embargo, el Papa Francisco advirtió de los riesgos, “las trampas”, que se encuentran a lo largo del camino: “En este camino hay también trampas que se deben evitar: las charlas superficiales y mundanas, que frenan el paso; los caprichos paralizantes del egoísmo; los agujeros del pesimismo que bloquean la esperanza. Estos obstáculos bloquearon a los escribas, de los que habla el Evangelio de hoy. Sabían dónde se encontraba la luz, pero no se movieron. Su conocimiento era vano: no basta con saber que Dios ha nacido si no se hace con Él la Navidad en el corazón”.

“Los magos lo hicieron: encontraron al Niño, ‘se postraros y lo adoraron’. No se limitaron a mirarlo, no dijeron una oración de circunstancia, sino que lo adoraron: entraron en una comunión personal de amor con Jesús. Después le entregaron oro, incienso y mirra, sus bienes más preciosos. Aprendamos de los magos a no dedicar a Jesús sólo nuestro tiempo libre, o algo de nuestro pensamiento de vez en cuando, de lo contrario no tendremos su luz. Al igual que los magos, pongámonos en camino, revistámonos de luz siguiendo la estrella de Jesús y adoremos al Señor con todo nuestro ser”.

PAPA FRANCISCO: REYES MAGOS EXPRESAN LA NOSTALGIA DE DIOS QUE HAY EN TODO CREYENTE


Papa Francisco: Reyes Magos expresan la nostalgia de Dios que hay en todo creyente
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



VATICANO, 06 Ene. 17 / 06:19 am (ACI).- El motivo de la larga travesía de los reyes magos hasta Belén es “adorar al rey nacido. Ver y adorar, dos acciones que se destacan en el relato evangélico: vimos una estrella y queremos adorar”, afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, y en la que señaló que estos sabios venidos de Oriente expresan así “la nostalgia de Dios” que tiene todo hombre.

Desde la Basílica de San Pedro, el Pontífice dijo que los magos, de este modo, “expresan el retrato del hombre creyente, del hombre que tiene nostalgia de Dios; del que añora su casa, la patria celeste. Reflejan la imagen de todos los hombres que en su vida no han dejado que se les anestesie el corazón”.

El Pontífice explicó que fue esa nostalgia “la que empujó al anciano Simeón a ir todos los días al templo, con la certeza de saber que su vida no terminaría sin poder acunar al Salvador. Fue esta nostalgia la que empujó al hijo pródigo a salir de una actitud de derrota y buscar los brazos de su padre. Fue esta nostalgia la que el pastor sintió en su corazón cuando dejó a las noventa y nueve ovejas en busca de la que estaba perdida, y fue también la que experimentó María Magdalena la mañana del domingo para salir corriendo al sepulcro y encontrar a su Maestro resucitado”.

“La nostalgia de Dios nos saca de nuestros encierros deterministas, esos que nos llevan a pensar que nada puede cambiar”, subrayó.

Francisco destacó el papel de la estrella de Belén en todos los acontecimientos que se iban a desencadenar.

“Estos hombres vieron una estrella que los puso en movimiento. El descubrimiento de algo inusual que sucedió en el cielo logró desencadenar un sinfín de acontecimientos. No era una estrella que brilló de manera exclusiva para ellos, ni tampoco tenían un ADN especial para descubrirla. Como bien supo decir un padre de la Iglesia, ‘los magos no se pusieron en camino porque hubieran visto la estrella, sino que vieron la estrella porque se habían puesto en camino’”, señaló.

Estos hombres, añadió el Papa, “tenían el corazón abierto al horizonte y lograron ver lo que el cielo les mostraba porque había en ellos una inquietud que los empujaba: estaban abiertos a una novedad”.

"En los reyes magos, como en otros creyentes, surgió la nostalgia de Dios, esa “santa nostalgia de Dios brota en el corazón creyente pues sabe que el Evangelio no es un acontecimiento del pasado sino del presente. La santa nostalgia de Dios nos permite tener los ojos abiertos frente a todos los intentos reductivos y empobrecedores de la vida. La santa nostalgia de Dios es la memoria creyente que se rebela frente a tantos profetas de desventura. Esa nostalgia es la que mantiene viva la esperanza de la comunidad creyente la cual, semana a semana, implora diciendo: ‘Ven, Señor Jesús’”.

“La nostalgia de Dios es la actitud que rompe aburridos conformismos e impulsa a comprometernos por ese cambio que anhelamos y necesitamos. La nostalgia de Dios tiene su raíz en el pasado pero no se queda allí: va en busca del futuro”.

Al igual que los magos, “el creyente ‘nostalgioso’ busca a Dios, empujado por su fe, en los lugares más recónditos de la historia, porque sabe en su corazón que allí lo espera su Señor”, y va a los sitios no evangelizados para poder encontrarse con Cristo, no con una postura de superioridad, sino “como un mendicante que no puede ignorar los ojos de aquel para el cual la Buena Nueva es todavía un terreno a explorar”.

El Santo Padre puso en contraposición la actitud abierta de los reyes magos con la actitud cerrada del rey Herodes, quien a pesar de encontrarse a una poca distancia de Belén, no fue capaz de ver lo que estaba ocurriendo.

“Los hombres de Oriente fueron a adorar, y fueron a hacerlo al lugar propio de un rey: el Palacio. Allí llegaron ellos con su búsqueda, era el lugar indicado: pues es propio de un rey nacer en un palacio, y tener su corte y súbditos”, indicó Francisco.


“Y fue precisamente ahí donde comenzó el camino más largo que tuvieron que andar esos hombres venidos de lejos. Ahí comenzó la osadía más difícil y complicada. Descubrir que lo que ellos buscaban no estaba en el palacio sino que se encontraba en otro lugar, no sólo geográfico sino existencial. Allí no veían la estrella que los conducía a descubrir un Dios que quiere ser amado, y eso sólo es posible bajo el signo de la libertad y no de la tiranía; descubrir que la mirada de este Rey desconocido –pero deseado– no humilla, no esclaviza, no encierra”.

“Descubrir que la mirada de Dios levanta, perdona, sana. Descubrir que Dios ha querido nacer allí donde no lo esperamos, donde quizá no lo queremos. O donde tantas veces lo negamos. Descubrir que en la mirada de Dios hay espacio para los heridos, los cansados, los maltratados y abandonados: que su fuerza y su poder se llama misericordia. Qué lejos se encuentra, para algunos, Jerusalén de Belén”.

El Papa señaló que “Herodes no puede adorar porque no quiso”, porque se rendía culto a sí mismo y buscaba que lo adorasen. “Los sacerdotes tampoco pudieron adorar porque sabían mucho, conocían las profecías, pero no estaban dispuestos ni a caminar ni a cambiar”, añadió.

Finamente, dijo que en Belén “había promesa de novedad” y los reyes magos “pudieron adorar porque se animaron a caminar y postrándose ante el pequeño, postrándose ante el pobre, postrándose ante el indefenso, postrándose ante el extraño y desconocido Niño de Belén descubrieron la Gloria de Dios”.

miércoles, 6 de enero de 2016

FIESTA DE LA EPIFANÍA O DÍA DE REYES, 6 DE ENERO


Fiesta de la Epifanía o Día de Reyes
Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesias, le llevan regalos y lo adoran con oro, incienso y mirra.


Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net 




Origen de la fiesta:

El 6 de enero se celebraba desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.

La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en Mateo 2, 1-12

“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacia mucho tiempo.
Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:

Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel

Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”

Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:

*Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.

* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.

* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.

* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.

Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:

oro: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;

incienso: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;

mirra: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.
Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.

* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.

* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.

Significado de la fiesta:

Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.

Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.
Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.

En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.

Origen de la Rosca de Reyes


Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.
La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistios y salvaron sus vidas. Desde entonces, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.

Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.

Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.

El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.

Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.

En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.

El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la Iglesia el día 2 de Febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.

HOY LA IGLESIA CELEBRA LA EPIFANÍA DEL SEÑOR, 6 DE ENERO

Hoy la Iglesia celebra la Epifanía del Señor
Por Abel Camasca

 (ACI).- Cada 6 de enero en Roma y en muchas iglesias del mundo se celebra la Epifanía (manifestación) del Señor y en el Evangelio se nos presenta el pasaje de los tres Reyes Magos que llegan a ofrecer regalos al Niño Dios. 


Evangelio: Mateo 2, 1-12

“Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo’. Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: ‘En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel’. Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: ‘Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo’. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino”.

Los Magos buscaban a Dios en las estrellas o en el palacio, pero lo encontraron en un humilde pesebre con María, su Madre. Le llevaron regalos: Oro por su realeza, incienso por su divinidad y mirra por su humanidad. Sin embargo, fueron ellos los que salieron premiados porque vieron al Salvador del mundo.
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