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sábado, 19 de noviembre de 2016

MENSAJE DE JESÚS PARA TI


Mensaje de Jesús para ti


La actitud de confianza en Dios es frecuente en la Biblia: recorre casi todas sus páginas; las personas que desfilan por ellas son confrontadas con esta señal del varón justo, para quien Dios es único bien y poderoso refugio. La confianza es un aspecto de la misma fe, pero tiene un matiz cordial. Jesús te habla con suavidad y dulzura.

“¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No desesperes; no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: “Jesús, yo confío en ti”. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo. Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: “Jesús, yo confío en ti”. Y verás grandes milagros. Te lo prometo por mi amor.” Jesús.

La confianza, que es abandonarse en el Señor, te dejará sereno y tranquilo en medio de las tempestades de la vida, porque te has fiado nada menos que de Dios que es poderoso, bondadoso y fiel. El salmista afirma: “Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, pues no quedará defraudado”.  Anímate a intentarlo.


* Enviado por el P. Natalio 

viernes, 18 de noviembre de 2016

QUÉ HORA ES?


¿Qué hora es?



Una vez vi un bonito reloj y me aproximé para verlo más de cerca. Debajo del reloj, había una pregunta curiosa que decía ¿Qué hora es?

Estas tres palabras unidas forman una gran pregunta para nuestras vidas. Luego de leer esta pregunta, vinieron a mi mente muchas respuestas para cada persona, como por ejemplo:

Es Hora de Perdonar, es la respuesta de las personas que a lo largo de los años han vivido odiando a alguien.

Es Hora de Arrepentirse puede ser la respuesta de los pecadores

Es Hora de Olvidar, responderá alguien que vive de recuerdos, pensando en el pasado, amarrado al pasado, atrapado en el pasado.

Es Hora de Dar, tendría que responder una persona que ha sido mezquina, que ha sido egoísta y se ha olvidado del prójimo

Es hora de ser Humilde, sería la respuesta de las personas orgullosas

Es hora de estar alegres, por la esperanza que tenemos (Romanos 12,12) sería la respuestas de miles que viven tristes y sin esperanza.

Es hora de buscar la Paz, es hora de buscar la Armonía, tendrían que responder los que viven en guerra, buscando la violencia.

Es hora de ser valientes y trabajadores, tendrían que responder los perezosos y flojos.

Es hora de seguir el Camino, la Verdad y la vida, dirían los que están perdidos

Es hora de seguir al Buen Pastor, dirían las ovejas descarriadas

Es hora de buscar la Luz, exclamarían los que viven en la oscuridad

Es hora de Ayunar, es hora de la penitencia, es hora de la limosna, dirían los feligreses en Cuaresma.

Es hora de buscar a Dios, dirán también muchos

Para la pregunta "¿Qué hora es?" existen muchas y diversas respuestas. Hay diferentes maneras de contestar, pero de manera particular la respuesta que yo daría, mi respuesta preferida, la que más me emociona es: ES HORA de: "AMAR A DIOS con todo nuestro CORAZON, con toda nuestra ALMA, y con toda nuestra MENTE y con todas nuestras FUERZAS (Mc 12,29)"

Por gracia de Dios, nosotros tenemos aún un reloj: el reloj de nuestra vida. Aún nos queda el tiempo necesario para responder adecuadamente a la pregunta: ¿Qué hora es? 

Responde con tu vida a esta pregunta, con tus acciones; responde con buenas obras.

Un consejo: Durante el resto de tu vida, prepara la repuesta que salvará tu vida.

Si aprovechas el reloj de la vida y aprendes a responder a esta pregunta, cuando mueras y te encuentres ante el tribunal de Cristo, a ti te corresponderá hacer esta pregunta. Sí, en efecto, probablemente cuando llegues asombrado por el cambio de estado, preguntaras: ¿Qué hora es Señor? 

Y si en la vida terrenal aprendiste a responder a esta pregunta, Jesucristo seguro te responderá:

Es hora de la ETERNIDAD, Es hora de la VIDA ETERNA.


© Web Católico de Javier

HERIDAS QUE AHOGAN EL ALMA


Heridas que ahogan el alma
No puedo permitir que esas heridas paralicen mi alma. Tengo mil horizontes que se harán realidad si empiezo a dar un nuevo paso.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




Los golpes de la vida dejan heridas. Algunas, gracias a Dios, cicatrizan con cierta velocidad. Otras tardan en cerrarse. Otras siguen abiertas por semanas, meses, incluso años.

Las heridas del corazón tienen un comportamiento parecido. Una ofensa, una traición, un desengaño, un fracaso, pueden hacernos daño durante un tiempo breve, pero sin dejar grandes huellas en la propia vida. Otras veces tardan más tiempo, pero al final cicatrizan. Pero existen heridas del alma que sangran durante un tiempo largo, muy largo, casi asfixiante.

Esas heridas ahogan el corazón y lo sumergen en depresiones intensas, en miedos que aturden, en odios que destruyen, en sospechas hacia todos y hacia todo, en desesperanza, en agonía interior.

Es casi imposible evitar los malos momentos, los golpes fuertes en el camino de la vida. Pero es importante saber afrontarlos con un corazón sano y con un realismo sereno. Sobre todo, con la esperanza puesta en Dios.

En el mundo no todos son buenos, pero tampoco todos son malos. No todas mis decisiones llevan a buenos resultados, pero no todas están condenadas al fracaso. Entre mis amigos no todos son fieles y sinceros, pero gracias a Dios no son todos traidores y miserables.

Las heridas forman parte de la vida, constituyen un ingrediente inevitable entre quienes emprenden un camino. A veces, porque uno mismo es torpe y no supo prever dónde estaba el peligro. Otras veces, porque los otros, con o sin culpa, obstruyen nuestra vida, provocan heridas en el cuerpo o en el alma, cortan nuestros mejores sueños o también (gracias a Dios) impiden que llevemos a cabo planes absurdos.

No puedo permitir que esas heridas paralicen mi alma. Tengo entre mis manos mil horizontes que se harán realidad si empiezo a dar un nuevo paso. Hay ojos y corazones amigos que piden, que suplican, que me levante de mi pena, que deje mis angustias, que supera ofensas, que pida perdón a Dios y a quien he dañado de algún modo, que ponga en marcha mi inteligencia y mi voluntad para conquistar metas buenas.

Hoy es un día en el que mi corazón puede recibir una terapia profunda, intensa, desde las manos de un Dios que no dejará nunca de amarme, porque soy obra de sus manos. Basta simplemente que le dé permiso para que limpie, para que cosa, para que le deje hablar en lo más íntimo del alma, para que consuele mi dolor, para que perdone mi pecado, y para que me lleve, suavemente, a perdonar a todo aquel que me haya provocado alguna herida en este camino misterioso del existir humano.

jueves, 17 de noviembre de 2016

DETRÁS DE UNA MONEDA


Detrás de una moneda…



El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás, encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada. 

Conversaba un hombre rico y alejado de la fe con un sacerdote, que no era otro que el futuro Cardenal Newman, ya convertido del anglicanismo a Roma. El rico se ufanaba de sus riquezas y de su indiferencia religiosa. Newman tomó una hoja de papel y escribió: «Dios».
 — ¿Ve lo que he escrito en la hoja? El avaro contestó afirmativamente. Entonces el sacerdote tomó una moneda de oro, la acomodó sobre la palabra escrita y preguntó de nuevo: 
— ¿Ve usted ahora lo que he escrito hace un momento? 
— No, ahora sólo veo el dinero. 
— En efecto, la riqueza ciega, impide ver a Dios, ¿no le parece?

Cada día puedes ser generoso en acciones pequeñas. Este propósito abre el corazón poco a poco, y descubres admirado que nunca pierdes. Por el contrario te fortaleces y puedes superar el temor de ser vulnerable. Practicar la generosidad ejercita al corazón: cuanto más se da, más se fortalece. Recuerda que Jesús dijo: “Hay más alegría en dar que en recibir”.


* Enviado por el P. Natalio 

miércoles, 16 de noviembre de 2016

DEPRESIÓN... QUÉ CAMINOS SEGUIR?


Depresión… ¿qué caminos seguir?



Vivimos un ritmo de actividades y de exigencias en una sociedad que tiene prisa por obtener resultados y éxito. En un mercado de trabajo altamente competitivo y desafiante, las enfermedades surgen en el ambiente profesional y preocupan a las organizaciones y a la sociedad en su conjunto.

Una de las enfermedades que llaman la atención, en este escenario, es la depresión. Considerada una de las enfermedades que han crecido de forma exponencial en los últimos años, la depresión tiene características propias y no debe ser confundida con un estado de tristeza.

Podemos pensar en la tristeza como un sentimiento que nos lleva a un proceso de reflexión, de estar quietos; sentimiento manifestado por la pérdida de alguien, por algo relacionado con el trabajo, por la decepción con alguien o la frustración de expectativas irrealizadas.

La gran diferencia es que una persona triste logra mantener su rutina diaria, su cuidado personal y hasta experimentar alegrías que surjan en ese periodo. Como hecho pasajero, ese sentimiento puede ser identificado en su origen, es decir, logramos descubrir el motivo por el cual estamos tristes.

Señales aparentes de depresión:

Cuando hablamos de depresión, las señales aparentes de desmotivación, desinterés, tristeza persistente, falta de deseo de cuidar de sí y de dar seguimiento a las actividades cotidianas, así como la sensación de ver el mundo “gris”, sin color y sin motivación, se vuelven más prolongados.

En esos casos, la intervención médica se vuelve necesaria, así como el apoyo psicológico para que la persona pueda reestructurar sus pensamientos y descubrir su forma de lidiar con la enfermedad y con la vida. Sabemos también que la espiritualidad además tiene un papel importante en la superación de cualquier enfermedad, incluso la depresión.

No olvidemos que, muchas veces, en nuestra familia, en la sociedad y entre nuestros amigos aún existe dificultad en comprender la situación por la cual una persona deprimida está pasando. También para el deprimido no es una tarea fácil aceptar la enfermedad y el tratamiento.

Lo más importante es que los tratamientos existen, y creer en la superación y en la mejoría es un paso esencial tanto para el paciente como para aquellos que conviven con él.

Los cuadros depresivos pueden durar algunos meses o ser más persistentes; en ambos casos, los enfermos pueden contar con ayuda especializada, a fin de que las sensaciones causadas por el cuadro puedan minimizarse y se obtenga una mayor calidad de vida.

Por más difícil que sea o por mayor que sea la vergüenza o el sentimiento que te esté impidiendo dar pasos para curarte, no dejes de buscar ayuda.

Un amigo, un familiar, ese médico que ya conoce un poco tu salud pueden ser los primeros a quienes pidas ayuda cuando te des cuenta de que ese cuadro de tristeza está tardando un poco más en pasar, dando señales de que va más allá de lo habitual.


© Canção Nova

EL CIELO Y LA TELE


El cielo y la tele
Atesorar para el futuro, amar ahora para amar luego, eternamente, en el cielo.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 





Por un momento nos dedicamos a “canalear”. Canal 1: noticias. Canal 2: una película del Oeste. Canal 3: un programa sobre el arte colonial. Canal 4: un “reality show”. Canal 5: un concurso de canciones. Canal 6: una telenovela. Canales 7, 8, 9: publicidad...

El dedo pasa de una tecla a otra, la televisión cambia de imágenes y de sonidos. Por más que vamos hacia atrás, hacia delante, no encontramos nada, absolutamente nada, sobre el cielo...

La televisión nos llena de imágenes de lo inmediato. Noticias de guerras, escenas de terremotos, películas de ciencia ficción más o menos realistas. Tanta imagen puede embotar nuestra capacidad de fantasía, alejarnos de lo que vale realmente. A veces somos capaces de contar con mil detalles cómo ha sido una fiesta de sociedad que nos presentaron en televisión. Pero nos sentimos incapaces de decir tres palabras sobre lo que pueda ser el cielo.

Cierto: lo que ocurre tras la muerte es invisible. Nadie nos ha contado cómo es el cielo. Podemos imaginarlo de mil maneras, pero no hay ninguna cámara televisiva en un lugar que, por ahora, nos resulta inaccesible. Quizá por eso no pensamos mucho en lo que hay después de la muerte, en lo que espera a cada hombre y a cada mujer cuando cruza la frontera.

A pesar del vacío “televisivo”, el cielo sigue “allí”. Conviene pensar en él, soñar en la vida que nos espera, planear lo que vamos a hacer la mayor parte de nuestro tiempo cuando inicie la existencia futura, la vida eterna.

Es verdad que “ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman”, como decía san Pablo (1Co 2,9-13). Pero también es verdad lo que sigue en ese mismo texto de la Escritura: “Porque a nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu; y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado” (1Co 2,9-13).

Tenemos el Espíritu de Dios. Cristo, el Resucitado, nos ha enviado un Consolador. Necesitamos a veces quitar algo de tiempo dedicado a la televisión para contemplar, para suplicar, para orar y pedir luz y comprensión de las verdades decisivas, de las certezas que pueden guiar nuestra existencia, con la mirada puesta en el cielo sin dejar de tener los pies sobre la tierra.

Desde la visión de Dios nos daremos cuenta de que no podemos vivir según el espíritu del mundo (un espíritu que aparece, muchas veces, en la televisión), sino según el Espíritu de Dios. Seremos capaces, entonces, de desapegar nuestro corazón de las frágiles riquezas materiales (Lc 12,21), de todo aquello que no puede dar vida eterna.

“A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos; que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que den con generosidad y con liberalidad; de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera” (1Tm 6,17-19).

Atesorar para el futuro, amar ahora para amar luego, eternamente, en el cielo. No lo hemos visto (ni lo veremos) nunca en la pantalla de nuestro televisor. Pero con la luz de la fe, con la certeza del amor, con la alegría de la esperanza, nuestros corazones serán capaces de soñar en ese encuentro, eterno, dichoso, con un Padre que nos ama con locura.

martes, 15 de noviembre de 2016

TU GUARDAESPALDAS


Tu guarda-espaldas



En estos tiempos difíciles hay personas importantes y con suficiente dinero como para pagarse guarda-espaldas, que las defiendan de posibles peligros. La prensa informa cada día sobre asaltos, robos, secuestros, crímenes. La Biblia, especialmente en el libro de los salmos, revela al creyente que ponga toda su confianza en el Señor que él es su refugio, su pastor, su guarda-espalda. Aquí te ofrezco este salmo de protección, es el 121.

Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.  No permitirá que resbale tu pie. Tu guardián no duerme, no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y  salidas, ahora y por siempre.

Es un salmo breve, puedes aprenderlo de memoria. Otros dos salmos de protección son el 23, el Buen Pastor, y el 91, el Señor, refugio y alcázar del que confía en él. En el salmo 91 Dios dice refiriéndose al que se amparó en él: “Se puso junto a mí, lo libraré, lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé, con él estaré en la tribulación, lo defenderé y lo glorificaré”. Maravillosas promesas del Dios que es fiel y poderoso.


* Enviado por el P. Natalio 

ME SIENTO UN NÁUFRAGO ESPIRITUAL


Me siento un náufrago espiritual
En este mar apático se nada y se nada, buscando una isla donde aferrarse, hasta que vemos a Dios a nuestro alrededor.


Por: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org 




Si, a veces me siento como un náufrago nadando en un mar de incomprensión espiritual, tratando de encontrar aunque más no sea una isla pequeña donde descansar ¿A qué me refiero?

Rodeado de la vida mundana, no se advierte que los demás miren este mundo aunque no sea más que un poquito, con los ojos de Dios. Escucho hablar a la gente de cosas que suceden, y se advierte de inmediato la mano de Dios en ello. Pero, ¿cómo decirlo, si no hay peor sordo que el no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver? Miro a derecha, a izquierda, por delante y por detrás, y sólo veo gente que no tiene la más mínima voluntad de introducir a Dios en sus vidas. ¡Un verdadero mar de frialdad espiritual!. Miles de millones de almas viven totalmente ajenas a El. Mientras rezo en mi interior, y pienso en lo mal que se siente el Creador al ver semejante nivel de indiferencia, más y más me siento como un náufrago perdido en un mar de ignorancia y ceguera espiritual. Y ésta realidad me resulta visible en aquellos momentos en que, por Gracia de Dios, se abre mi corazón a ver la realidad con una mirada espiritual, porque el resto del tiempo entristezco al Señor con pensamientos y sentimientos del todo mundanos también.

En este mar apático se nada y se nada, buscando una isla donde aferrarse. Y esas islas aparecen, cuando cruzamos nuestro camino con alguien que ve a Dios en lo que ocurre a nuestro alrededor. ¡Y cómo nos aferramos a estas personas en esos momentos! Conversaciones vibrantes, plenas de amor a Dios, compartiendo tantas cosas que el mar-desierto espiritual que nos rodea ignora totalmente. Son momentos de descansar, de tomar fuerzas, de recordar que el Señor nunca nos deja desamparados. Y luego de gozar estos instantes de unión con esos hermanos en el amor a Jesús y María, a nadar nuevamente en el mar que nos rodea.

Creo que nuestra obligación, como hijos de Dios, es sobreponernos a éstas frustraciones del alma, y seguir luchando en medio de tan grande incomprensión. Debemos dar testimonio del amor por Dios, aunque nadie nos preste atención, a riesgo de que nos tomen por locos o aburridos, o pasados de moda, o el calificativo que sea. Imaginen que el pobre Jesús también nadó en este mar espiritual cuando vino a nosotros, y como siempre, la Palabra del Señor es el modelo de lo que debemos esperar de nuestras vidas, y también de cómo debemos reaccionar frente a la falta de amor del mundo.

Hoy nos sentimos náufragos, y también colaboramos con el naufragio general ante nuestra falta de amor por El. Pero, personalmente, creo que si cada uno de nosotros nada con fuerza en estas aguas, dando vigoroso testimonio del amor como único camino, se irán formando más y más islas a nuestro alrededor, hasta que se unan poco a poco.

Y esas islas, que son las almas de los que aman a Dios, unidas unas con otras formarán un continente espiritual, donde reine el Amor por nuestro Dios, donde se pueda pisar firme y confiado en tierras regadas por las lágrimas de quienes donaron sus vidas por el Salvador, a lo largo de los siglos.

lunes, 14 de noviembre de 2016

EN TIEMPO DE ENFERMEDAD


En tiempo de enfermedad


Los infortunios y enfermedades traen siempre algún valioso mensaje que puedes aprovechar con sabiduría. Pero hay que reflexionar con calma para atesorar la experiencia que dejan, porque las desgracias descubren al alma luces que en la prosperidad no llegas a percibir. 

Señor tú conoces mi existencia, conoces mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y mi alma atribulada. Seguiré tus pasos, Señor, porque “tu yugo es suave y tu carga es ligera”. Hazme comprender tus sufrimientos, tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que falta a tu dolorosa pasión. Ayúdame a sufrir, con paz y alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor. Te pido por todos los que sufren, los pobres, los que no reciben ni siquiera un poco de cariño. Señor, sé que transformarás en rosas todas mis espinas, sé que todo, también el dolor, lo dispones para el bien de los que te aman. Te amo Jesús mío. Amén.

La lección más importante que puedes aprender en tu vida no es que en el mundo hay dolor, sino que depende de ti sacar provecho de él, pues se te ha permitido cambiarlo en gozo (R. Tagore). He leído: Tus dolores son como astillas de la cruz de Cristo. No está bien que adorando esa cruz, maldigas sus astillas.


* Enviado por el P. Natalio 

LA MUDANZA


La mudanza
Debemos entender que la conversión es un don de Dios y que debe de estar unida a una gran fe y humildad. Esta debe de ser nuestra oración continua el señor. 


La mudanza 

Conversión. Esta es una palabra que hemos dicho en repetidas ocasiones en el transcurso de nuestra vida y quizá también todos sepamos su significado, pero para no errarle como de dicen por ahí, consulte un diccionario y éste  es su significado literal. 

Conversión: acción de convertirse; transformación de ideas, de valores etc. 

Creo que estas son las acepciones  que de esta palabra más nos interesa. La conversión cristiana es deja la oscuridad por la luz, es darse cuenta que se ha caminado por el camino equivocado, es abrir el corazón, el entendimiento y la voluntad para dejarse llevar y  llenar por Jesús. 

Es mudarse de mi soberbia a la humanidad. Es mudarse de mi egoísmo a la generosidad, mudarme de mi autosuficiencia para entender que sin Dios no soy nada, que él es y debe ser el principio y mi fin y volverse hacia Dios y entender y comprender en toda su riqueza que lo único y verdadero que valen la pena en este mundo es seguir a Cristo.


Cuando una conversión se da, siempre existe una historia detrás; una historia de comportamientos erróneos, de ideas falsas, de dudas, de lucha interior, de vació de inquietud, y después de un tiempo de oscuridad y de caídas, pero también te busqué búsqueda guiados por la gracia de Dios.

Esa gracia que el señor siempre, siempre nos está dando, pero para que si eficaces necesario abrir el corazón de par en par y también nuestro entendimiento para que penetre hasta lo más profundo de nuestro ser. De no ser así esa gracia será vana como el choque de una espada contra el escudo, como choque contra un muro de acero impenetrable.

Como dice San Agustín " Dios que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti".

Dios siempre nos llama y quiere que lo encontremos, que lo descubramos a veces detrás de pequeños detalles, de una plática a la cual asistimos, en medio de la enfermedad o de la salud, de los éxitos y de los fracasos; pero también en medio de las alegrías y de todas las cosas buenas y amables que tenemos en nuestra vida.

Como el caso verídico de una amiga mía que se casó con un verdadero ateo, y se casaron por el rito católico pero él no era practicante; de verdad era un ateo confeso, no creía en nada.

Sin embargo a través de los años de matrimonio y de testimonio de entrega, de paciencia, de trabajo por Dios, de oración y de amor se dio la lo inevitable: la conversión de este hombre; se acercó a la iglesia, se confesó y comulgó, se encontró íntimamente con Jesús.

Se mudó del vacío de la nada hacia un todo verdadero capaz de satisfacer completamente el corazón humano. En la conversión se da un encuentro íntimo de Dios con el hombre.

Hasta ahora hemos hablado de la conversión de aquellos que no creen en nada y se vuelven hacia el ser supremo, sin embargo que hay de aquellos que se dicen, católicos, apostólicos, romanos y demás Marianos y ¡a mucha honra!  y cuidado y se atreven a decirles lo contrario porque se ofende; y sin embargo no va a Misa  en meses sino en  años; que critican sin piedad, que toman alcohol sin medida, que maltratan a su familia, que no permite que nadie les diga nada pues ellos lo saben todo.  No tienen idea de lo que dicen.

Todo nosotros debemos de trabajar diariamente por nuestra conversión personal y verdadera a Dios N. S. Pues la conversión sea de manifestar en nuestra forma de ser, lo que decimos, lo que pensamos, lo que hacemos, en nuestras actitudes. Conversión es mucho más que un reacomodo superfluo nuestro comportamiento; afecta en lo más profundo de nuestro ser.

Debemos entender que la conversión es un don de Dios y que debe de estar unida a una gran fe y humildad. Esta debe de ser nuestra oración continua el señor. 

Mudamos, mudamos de una casa (nuestra alma) vieja, sucia, llena de vicios, de malos hábitos, de lastres, de soberbia, de comodidad, de egoísmos, hacia una casa limpia, generosa de la entrega, fiel  perseverante y sobre todo, llena de un inmenso  amor a Dios  humilde y confiada limpia, generosa en la entrega, fiel perseverante y sobre todo  llena de un inmenso amor a Dios humilde y confiada en Él. Mudanza  del corazón.

San Agustín maestro en la escuela del amor y un ejemplo de una verdadera conversión nos dice que el vacío que experimenta el nombre de un corazón no puede llenarse con cualquier cosa y que el centro de gravedad sólo tiene un nombre: Dios

"Nos hiciste señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse  en ti"



Fuente: Tiempos de Fe

domingo, 13 de noviembre de 2016

DISFRUTA DE TU HOGAR



Disfruta de tu hogar 


La familia que reza unida permanece unida y reproduce el clima de la casa de Nazareth: Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el camino. Esa oración alcanza su culmen cuando la familia participa de la Misa del domingo. 

Siéntete cómodo en tu casa. Haz que sea y parezca simple. No la recargues de adornos innecesarios. Evita que el televisor haga las veces de «hogar» o chimenea, desplazándolo a un lugar menos visible o poniéndole puertas. Aprende a decorar y reparar las cosas con tus manos. Redescubre el rito de las comidas en familia y sin televisión. No seas esclavo del teléfono y/o celular. Invita a tus amigos a tu casa y hazles sentirse bienvenidos. ¿Por qué no les preparas tú mismo la comida? (Juan Yzuel).

La primera mujer, Eva,  salió de la costilla del hombre. No de los pies, para ser pisoteada. No de la cabeza, para ser superior... sino del lado, para ser igual. Debajo del brazo, para ser protegida y al lado del corazón, para ser amada. Que este símbolo ayude a los esposos a cultivar cada día una mejor convivencia, hecha de respeto y  tolerancia mutua.


* Enviado por el P. Natalio 

viernes, 11 de noviembre de 2016

PORQUE ÉL TE AMA!!

¡Porque Él te ama!



En la plaza principal de una gran ciudad, un ateo decía cierto día, un discurso en el que blasfemaba groseramente el nombre de Dios. Por fin, exclamó, como, con soberbia y en tono autoritario: 

-¡Doy cinco minutos a Dios para que me mate, si es que dice la verdad! 

Durante cinco minutos permaneció callado y su auditorio también. Después, el orador exclamó triunfante: 

- ¡Vieron ! ¿No les dije yo que no hay Dios de ningún tipo? ... ¡Si Dios existiese Él me hubiera escuchado y yo estaría muerto ahora ! 

Una señora de edad avanzada le preguntó: 

- ¿Usted tiene hijos?

- Tengo - respondió el hombre-. Pero no veo la relación que eso pueda tener con el asunto del que nos estamos ocupando.

- ¡Tiene y mucha! - continuó la señora. Si uno de sus hijos le diese una daga y, le dijese: 
- -¡Padre, mátame con esta daga!, ¿usted lo mataría? 

- Ciertamente que no - replicó el hombre.

- ¿Por qué ? - continuó la sabia señora.

- ¡Porque los amo! - afirmó el hombre.

- ¡Ah! ..., ahí está la razón por la que Dios no lo mató. ¡Él también lo ama, a pesar de su maldad ! 

Y la señora con la mirada erguida al Cielo, dijo: 

- ¡No te mató, porque te Ama!. 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

GRACIAS


Gracias



Gracias por haberme brindado tu amistad
Gracias por darme tu mano cuando mas la necesité
Gracias por ser quien eres
Gracias por la sonrisa que me has brindado
Gracias por darme la alegría
Gracias por el abrazo necesitado
Gracias por abrirme el corazón
Gracias por el consejo oportuno
Gracias por tu cariño
Gracias por tu comprensión
Gracias por tu apoyo incondicional
Gracias por las palabras de aliento
Gracias por todo lo que me has podido dar
Gracias por ser mi amigo
Gracias por no defraudarme
Gracias por el amor que tú me das
Gracias por decirme la verdad
Gracias por lo bello y grato que me has dado
Gracias por los momentos felices y agradables que me has dado
Gracias por ser tú quien me ha enseñado a llamar por su nombre a las cosas...Gracias

Pero sobre todo te doy las GRACIAS POR HACERME MUY FELIZ.

LA ROSA


LA ROSA
Como tratar a una rosa.



Juan se sentía solo, volvía a su departamento, y el silencio era el único que lo esperaba. Juan estaba triste, Juan estaba solo, muy solo. Y Juan tuvo una brillante idea:
- Compañía, eso lo que necesito, compañía. Y alegre se puso a pensar que tipo de compañía.
De chico le habían dicho que lo ideal para compañía era una rosa. También le habían advertido que las rosas tenían espinas y que si uno no era cuidadoso, en vez de disfrutar el placer de mirarlas, tocarlas y oler el perfume que emitían, podían terminar lamentándose todo el día de que la rosa era mala, que cada vez que uno se acercaba lo pinchaba a propósito con sus espinas, y otras tantas advertencias del mismo género.
Pero para Juan el riesgo valía la pena. Quería una rosa y salió a buscarla. Y cuando uno busca mucho siempre encuentra lo que busca.
Así Juan salió decidido a la calle y, oh casualidad, a la vuelta de la oficina donde trabajaba la vio, estaba ahí delante de sus ojos, como había estado ella durante meses esperándolo y mirándolo cada vez que él pasaba, pero nunca se habían cruzado miradas. Pero esta vez Juan estaba decidido a ser feliz y se acerco directamente a ella, tan directamente que la hizo temblar.
Juan la miró, y quedó totalmente embriagado y envuelto por su perfume. Juan estaba enamorado. Luego de un rato de pleno éxtasis Juan se decidió. Dio media vuelta y encaró al padre de la dama. 
- ¿Cuánto cuesta?, preguntó con voz firme.
- Veinte pesos, contestó el Vendedor de Flores, sorprendido por la pregunta tan imprevista, pues ni siquiera le había dicho buen día, y agregó ya recompuesto.
- Con diez pesos más se lleva esta maceta hermosa, señalando una roja de cerámica.
A los pocos minutos Juan salía feliz del negocio con María, pues así le había puesto de nombre a la rosa. María salió alegre a la calle, en los brazos de Juan y vestida con su hermoso vestido de maceta roja.

Juan llegó a su casa, puso a María en el mejor lugar, donde podía recibir la luz de la mañana, luego guardó el comprobante de compra de la rosa y finalmente se sentó a su lado. El resto de la tarde se deleitó mirándola y sintiéndola.
Los primeros días fueron realmente una "Luna de Miel".
A la noche Juan se llevaba a María al dormitorio para tenerla al alcance de su mano.
La luna de miel entre ellos duró poco.
Una noche Juan entre sueños acercó su mano para acariciar a María y de pronto el dolor intenso y una gota de sangre salió de su dedo índice. María, con sus espinas lo había lastimado. Juan sintió que el dolor pasaba pero volvieron a su mente las advertencias: cuidado con las rosas, cuando tu quieres brindarles amor ellas te lastiman intencionalmente con sus espinas.

Al día siguiente Juan se olvidó de ponerle agua en la maceta a la Rosa, también se olvidó de ponerla al sol, y así hizo los siguientes tres días.
Fue el sábado que Juan al entrar al dormitorio la vio.
María estaba triste, sus pétalos que antes eran hermosos, estaban caídos sobre la mesita de luz.
Su tierra reseca.
Juan sorprendido por la actitud de María, buscó la factura de compra, pues tenía anotado en teléfono del negocio de plantas y llamó para reclamar.
- ¿Qué problema tiene con la planta que le vendí? preguntó el vendedor.
-¿Qué no la riega, ni la pone al sol desde hace tres días? preguntó el vendedor indignado.
Juan cortó, medio disculpándose por su ignorancia y se puso a regar a la rosa, pero no podía evitar recordar con bronca lo que ella le había hecho: lo había lastimado cuando el se acercó, y seguramente lo había hecho con intención.
Y comenzó a regarla hasta inundarla de agua, mientras pensaba...
- Voy a inundarla bien, así no la riego por siete días.
- Voy a dejarla al sol así no necesito moverla.
Y luego Juan se fue a hacer otras cosas, sus cosas, las que eran realmente importantes para él.
Y María siguió perdiendo pétalos. Ya no emitía ningún perfume, ya no sentía la energía y la palabra de Juan, y María se dejaba morir.

Pasaron otros tres días y Juan fue a un cine solo. Durante la película vio una escena que lo conmovió, y de pronto apareció la imagen de María ante sus ojos con sus pétalos caídos. Juan sintió en el fondo de su ser que María se moría de pena, y se dio cuenta que la amaba, que extrañaba sus formas, su tersura, su perfume, y Juan salió a las corridas del cine y volvió a su casa.
Encontró a María desfalleciente, la tomó entre sus brazos, le sacó el agua en exceso de la maceta, y le habló del amor que le tenía, durante toda la noche. A la mañana la puso al sol, le agregó un poco de fertilizante, y así la cuidó en su convalecencia que duró casi un mes.

Al mes María estaba radiante y enamorada como siempre. 
Y ese día Juan tomó el comprobante de compra y rompiéndolo en mil pedacitos le dijo a María
- Alguna vez creí, equivocadamente, que porque te había comprado y puesto el comprobante de compra bajo la maceta podía decirte - " soy tu dueño, y no te riego".
- Hoy me doy cuenta que nuestra relación se sustenta en cambio en el amor diario que nos podamos dar, en que yo te riegue todos los días con mi amor, mientras tu me llenas con tu hermoso perfume, tu tersura, tu compañía y y tu hermoso perfume.
Que todos los cuidados que yo te haya dispensado en el pasado, vivirán siempre como un maravilloso recuerdo, pero que no son suficientes para el día de hoy.
Y que a partir del día de hoy, para poder disfrutarte te seguiré regando día tras día. 
Y además tendré presente que si me encuentro con tus espinas puede ser, que parte de la culpa sea mía por no saber acercarme a ti.




Autor: Dr. Dino Ricardo Deon
Extraído del libro "Los cuentos de Dino"

EL AMOR BUSCA EL BIEN DEL SER AMADO


EL AMOR BUSCA EL BIEN DEL SER AMADO


El amor busca el bien del ser amado. ¿Qué amor sería el de Dios hacia nosotros si Él no buscara hacernos bien? Y a veces, para hacernos bien, Dios tiene que emplear castigos, que siempre son amorosos, porque a Dios nunca, jamás, lo puede mover el odio, sino siempre el amor y la misericordia. Por eso aunque a veces nos sintamos tristes porque Dios nos ha castigado, saltemos de alegría en medio de nuestra pena, porque es señal de que Dios nos ama, pues bien dice la Escritura que Dios corrige y castiga a quienes ama.


¡Ay de nosotros si todo nos fuera bien en este mundo! Sería la prueba cabal de que Dios nos ha olvidado y que no se interesa de nosotros, porque no permite que tengamos pruebas que nos hacen ejercitar en la santificación y nos hacen alcanzar el Cielo.
Recordemos esta gran verdad: que todo lo que Dios quiere o permite en nuestra vida es por amor, siempre por amor.

Nunca acusemos a Dios de ser malo. En todo caso el malo es el demonio, que es quien nos atormenta y nos causa todas las desgracias, y que Dios a veces permite para hacernos mejores y más santos.

Dios ve el futuro, nosotros no, y lo que hoy puede ser una solución perfecta y deseable, tal vez en el futuro sea algo desastroso, y para la eternidad peor aún.

Entonces dejemos hacer a Dios, y en cuanto a nosotros recemos mucho, porque la voluntad de Dios es condicionada a nuestras oraciones, y hay gracias y dones que Dios nos quiere dar, pero a condición de que se los pidamos en la oración, de lo contrario jamás los recibiremos. 



(Sitio Santísima Virgen)

martes, 8 de noviembre de 2016

DOS CAMINANTES Y EL HACHA


Dos caminantes y el hacha


Existe una inmensa alegría en poder alegrar a otros a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas sentirte feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones, esas que no se pueden comprar con dinero.

Caminaban dos hombres juntos, cuando uno de ellos encontró un hacha. El otro dijo: —¡Hemos encontrado un hacha! —No digas -repuso el primero- "hemos encontrado", sino: "has encontrado". Instantes después fueron alcanzados por el hombre que había perdido el hacha; y el que la llevaba, al verse perdido, dijo a su compañero:
—¡Estamos perdidos! —No digas -replicó éste- "estamos perdidos", sino: "estoy perdido", porque cuando encontraste el hacha no me hiciste partícipe de tu hallazgo (Esopo).

Ser solidario es sentirte una sola cosa con los demás: “Todos para uno y uno para todos”. Esta actitud llena el corazón de seguridad, estímulo y paz. El interés por la gente debe ser auténtico, sin intereses ocultos. La persona solidaria es comprensiva, disponible, y colabora. Te lleva a involucrarte y compartir. Ánimo, inténtalo.


* Enviado por el P. Natalio 

lunes, 7 de noviembre de 2016

ARRIÉSGATE


Arriésgate



Valentía es admitir tus temores y enfrentarlos cara a cara. Es tener la fortaleza de pedir ayuda y la humildad de aceptarla. Valentía es defender tus principios sin preocuparte por lo que otros dirán. Es escuchar tu corazón, vivir tu vida y no aceptar sino lo que para ti es lo mejor. (Sigue abajo).

Reír es arriesgarse a parecer un tonto. Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental. Buscar al otro es arriesgarse a comprometerse. Exponer los sueños ante una multitud es arriesgarse a ser ridículo. Amar es arriesgarse a no ser correspondido. Avanzar ante obstáculos abrumadores es arriesgarse a fracasar. Pero se deben correr los riesgos porque el peligro más grande en la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, no es nada. Podrá evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no puede aprender, sentir, cambiar, crecer ni amar.

Valentía es intentar lo que nadie supo hacer jamás y todos creen imposible. Valentía es mantener el ánimo en los desencantos, y considerar las derrotas como un nuevo comienzo. Como a Josué el Señor te dice: “No temas ni te acobardes, porque yo estaré contigo dondequiera que vayas. Sé fuerte y valiente”.


* Enviado por el P. Natalio 

COMPARTE CON GENEROSIDAD


Comparte con generosidad


Encerrarte en ti mismo te dejaría atrofiado y no te realizarías jamás. Una señal de madurez es entregarse más a los demás que a uno mismo. San Pablo insiste que seamos ricos en buenas obras, que demos con generosidad compartiendo las riquezas. “Así —dice— adquirirán para el futuro un tesoro que les permitirá alcanzar la verdadera Vida”, (1 Tm 6, 17-19).

En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a contarnos que una familia hindú de ocho hijos no había comido desde hacía varios días. Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. Tomé suficiente arroz y fui a verlos. Percibí el hambre en los ojos de los niños. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió. Cuando regresó le pregunté qué había hecho con una de las dos raciones. Me respondió: —Ellos también tienen hambre. 
Sabía que los vecinos musulmanes carecían de alimentos. Quedé muy sorprendida, porque cuando sufrimos, es común no pensar en los demás. En cambo esta mujer maravillosa compartió con generosidad.

Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”, se la está calificando con la nota más excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado, servicial, respetuoso, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, aprecio y admiración.


* Enviado por el P. Natalio 

domingo, 6 de noviembre de 2016

PARA ÉL TODOS ESTÁN VIVOS


Para Él todos están vivos. 



Jesús ha sido siempre muy sobrio al hablar de la vida nueva después de la resurrección. Sin embargo, cuando un grupo de aristócratas saduceos trata de ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos, Jesús reacciona elevando la cuestión a su verdadero nivel y haciendo dos afirmaciones básicas. 

Antes que nada, Jesús rechaza la idea pueril de los saduceos que imaginan la vida de los resucitados como prolongación de esta vida que ahora conocemos. Es un error representarnos la vida resucitada por Dios a partir de nuestras experiencias actuales. 

Hay una diferencia radical entre nuestra vida terrestre y esa vida plena, sustentada directamente por el amor de Dios después de la muerte. Esa Vida es absolutamente "nueva". Por eso, la podemos esperar pero nunca describir o explicar. 

Las primeras generaciones cristianas mantuvieron esa actitud humilde y honesta ante el misterio de la "vida eterna". Pablo les dice a los creyentes de Corinto que se trata de algo que "el ojo nunca vio ni el oído oyó ni hombre alguno ha imaginado, algo que Dios ha preparado a los que lo aman".

Estas palabras nos sirven de advertencia sana y de orientación gozosa. Por una parte, el cielo es una "novedad" que está más allá de cualquier experiencia terrestre, pero, por otra, es una vida "preparada" por Dios para el cumplimiento pleno de nuestras aspiraciones más hondas. Lo propio de la fe no es satisfacer ingenuamente la curiosidad, sino alimentar el deseo, la expectación y la esperanza confiada en Dios. 

Esto es, precisamente, lo que busca Jesús apelando con toda sencillez a un hecho aceptado por los saduceos: a Dios se le llama en la tradición bíblica «Dios de Abrahán, Isaac y Jacob». A pesar de que estos patriarcas han muerto, Dios sigue siendo su Dios, su protector, su amigo. La muerte no ha podido destruir el amor y la fidelidad de Dios hacia ellos. 

Jesús saca su propia conclusión haciendo una afirmación decisiva para nuestra fe: «Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos». Dios es fuente inagotable de vida. La muerte no le va dejando a Dios sin sus hijos e hijas queridos. Cuando nosotros los lloramos porque los hemos perdido en esta tierra, Dios los contempla llenos de vida porque los ha acogido en su amor de Padre. 

Según Jesús, la unión de Dios con sus hijos no puede ser destruida por la muerte. Su amor es más fuerte que nuestra extinción biológica. Por eso, con fe humilde nos atrevemos a invocarlo: "Dios mío, en Ti confío. No quede yo defraudado" (salmo 25,1-2).



* José Antonio Pagola

TODAVÍA...


Todavía…



El paso fugaz del tiempo es percibido por todos. El tiempo es un bien muy valioso. Pero, la verdad es que tendemos a desperdiciarlo, en vez de aprovecharlo con prudencia. Es evidente que no debes emplear demasiado tiempo en tareas pequeñas y, por el contrario, poco tiempo en los asuntos importantes. Pide a Dios  le enseñe a valorar este regalo de un día más.

Todavía estás a tiempo de soñar. Todavía estás a tiempo de cambiar. Todavía estás a tiempo de crear, de crecer y de buscar. Todavía estás a tiempo de seguir un ideal. Todavía estás a tiempo de emprender un nuevo camino, de sembrar y cosechar. Todavía estás a tiempo de dar. Todavía estás a tiempo de madurar. Todavía estás a tiempo de perdonar, de probar y de amar. Todavía estás a tiempo de hacer realidad alguna de tus más apreciados sueños. Toda la fuerza para que esto suceda está en tu interior.

Responsabilidad, valor de las pequeñas tareas cotidianas, manifestaciones de bondad, superación del egoísmo, son líneas maestras de un serio programa espiritual que ayuda a crecer y madurar cada día. “Ser maduro es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondad.


* Enviado por el P. Natalio 
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