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martes, 23 de junio de 2015
CUANDO LA FIDELIDAD MARCA LA DIFERENCIA
Cuando la fidelidad marca la diferencia
El hombre fiel es el que confirma su opción fundamental con cada una de las pequeñas decisiones que forman el entramado de su existencia.
Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
La fidelidad hoy en día es un término que ha perdido valor y sentido, sin embargo, es una virtud que está al alcance de todos y que tiene infinitas expresiones en cualquier campo de la vida humana para enriquecernos y hacernos buenas personas.
Es fiel, el amigo que no vuelve la espalda a los suyos en los momentos de dificultad, más aún, los acompaña y les brinda todo su apoyo moral y material.
Es fiel, el novio que ni de lejos juega con el amor de su prometida, sino que lo cultiva con los pequeños detalles de cariño y afecto: la invita a salir, la respeta, evita lo que le molesta.
Es fiel, el esposo que después de una larga aventura de años y años con su mujer, cada mañana le brinda la misma frescura de su amor en su beso de "¡Buenos días!"; reina entre los dos un ambiente de total confianza, porque saben que son fieles y ninguno fallará.
Es fiel, el hombre consagrado que cada mañana se presenta ante su Señor con una sonrisa en los labios y un sincero "Gracias por el nuevo día. Aquí estoy para hacer tu voluntad".
Nadie es verdaderamente fiel por temor al castigo, esto no sería auténtica fidelidad. La fidelidad es un compromiso que nace de lo más hondo de nosotros mismos, es un "conozco las consecuencias y quiero, con todo lo que implique...". El hombre fiel es el que confirma su opción fundamental con cada una de las pequeñas decisiones que forman el entramado de su existencia; es un hombre libre que aceptó y sigue aceptando, que amó y sigue amando. La fidelidad es la confirmación diaria de un sí, que no pertenece al pasado.
Los frutos del que es fiel no se hacen esperar. La felicidad profunda y la alegría verdadera, vienen a constituir el fruto más evidente de la auténtica fidelidad. El hombre fiel es maduro, sincero, trabajador, realista; hay una coherencia entre lo que es y dice ser.
Ser fiel es creer, confiar, amar…, sufrir con resignación, aguantar con paciencia, esperar contra toda esperanza, luchar sin desalentarse, empeñarse en la meta, apasionarse por el ideal, perseverar en medio de las más atroces dificultades… para corresponder a otro que primero nos ha sido fiel. Para nosotros, cristianos, ese Otro se escribe con mayúscula y su nombre es Jesucristo. Les dejo esta historia, que espero les ayude a confiar y valorar cada acto de fidelidad.
Fue en el año de 1912, la señora Straus y su esposo, eran pasajeros del Titánic en el fatídico viaje. No muchas mujeres se hundieron con el barco, pero la señora Straus fue una de las pocas que no sobrevivieron por una sencilla razón: no podía soportar separarse de su marido.
Así es como Mabel Bird, la sirvienta de la señora Straus, quien sobrevivió al desastre, narró la historia después de su rescate:
Cuando el Titánic comenzó a hundirse, los primeros en pasar a los botes salvavidas fueron las mujeres y los niños dominados por el pánico. El señor y la señora Straus estaban tranquilos, consolaban a los pasajeros y ayudaron a muchos a entrar en los botes. Si no hubiera sido por ellos, declaró Mabel, me hubiera ahogado. Yo estaba en el cuarto o quinto bote salvavidas, la señora Straus me obligó a entrar en el bote y me cobijó con algunas frazadas gruesas.
El señor Straus suplicó a su esposa que subiera al bote salvavidas con su sirvienta y los demás. La señora Straus comenzó a hacerlo, y con un pie ya en la borda, de pronto cambió de parecer, se dio la media vuelta y regresó al buque que se hundía.
"¡Por favor, querida, sube al bote!", suplicó su esposo. La señora Straus miró profundamente a los ojos del hombre con quien había pasado la mayor parte de su vida, el hombre que había sido su mejor amigo y siempre un consuelo para su alma. Se aferró a su brazo y acercó el cuerpo tembloroso de su esposo al suyo.
"No", se dice que la señora Straus respondió desafiante, "no me subiré al bote, hemos estado juntos durante demasiados años, ahora somos viejos y no te dejaré; a donde tú vayas, yo iré".
Amigos míos: Ahí fue donde se les vio por última vez, parados, brazo con brazo, sobre la cubierta, a esta devota esposa, abrazada valerosamente de su esposo, a este amoroso esposo, estrechando protectoramente a su esposa, al hundirse el barco...
Juntos por siempre. Una fidelidad incondicional.
PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA
Prácticas de devoción a María.
El culto a María en la Iglesia (3a. parte)
La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras...
Por: San Luis María Grignion de Montfort | Fuente: www.mercaba.org
a. Prácticas comunes.
115. La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras. He aquí, en resumen, las principales:
- 1º honrarla como a digna Madre de Dios, con un culto de hiperdulía, es decir, estimarla y venerarla más que a todos los otros santos, por ser Ella la obra maestra de la gracia y la primera después de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
- 2º meditar sus virtudes, privilegios y acciones;
- 3º contemplar sus grandezas;
- 4º ofrecerle actos de amor, alabanza y acción de gracias;
- 5º invocarla de corazón;
- 6º ofrecerse y unirse a Ella;
- 7º realizar todas las acciones con intención de agradarla;
- 8º comenzar, continuar y concluir todas las acciones por Ella, en Ella, con Ella y para Ella a fin de hacerlas por Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para Jesucristo, nuestra meta definitiva.
Más adelante explicaremos esta última práctica.
116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:
116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:
- 1º inscribirse en su cofradías y entrar en las congregaciones marianas;
- 2º entrar en las Ordenes o Institutos religiosos fundados para honrarla;
- 3º publicar sus alabanzas;
- 4º hacer en su obsequio limosnas, ayunos y mortificaciones espirituales y corporales;
- 5º llevar sus libreas, como el santo rosario, el escapulario o la cadenilla;
- 6º rezar atenta, devota y modestamente:
* el santo Rosario, compuesto de 15 decenas de Avemarías, en honor de los 15 principales misterios de Jesucristo,
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.
- 7º cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales.
- 8º hacer de su honor cierto número de genuflexiones 9 reverencias, diciéndole, por ejemplo, todas las mañanas sesenta o cien veces: Dios te salve, María, Virgen fiel, para alcanzar de Dios, por mediación suya, la fidelidad a la gracia durante todo el día, y por la noche. Dios te salve, María Madre de misericordia, para implorar de Dios, por medio de Ella, el perdón de los pecados cometidos durante el día.
- 9º mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares, coronar y embellecer sus imágenes;
- 10º organizar procesiones y llevar en ellas sus imágenes y llevar una consigo, como arma poderosa contra el demonio.
- 11º hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y colocarlas en las iglesias, las casas o los dinteles de las puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de las casas;
- 12º consagrarse a Ella en forma especial y solemne.
117. Existen muchas otras formas de verdadera devoción a María, inspiradas por el Espíritu Santo a las personas santas y que son muy eficaces para la santificación. Pueden leerse, en extenso, en el Paraíso abierto a Filagia, compuesto por el Reverendo Padre Pablo Barry S.J., quien ha recopilado en esta obra gran número de devociones practicadas por los santos en honor de la Santísima Virgen, siempre que se hagan con las debidas disposiciones, es decir:
- 1º con la buena y recta intención de agradar a Dios solo, unirse a Jesucristo, nuestra meta final y edificar al prójimo;
- 2º con atención, sin distracciones voluntarias;
- 3º con devoción, sin precipitación ni negligencia;
- 4º con modestia y compostura corporal respetuosa y edificante.
b. La práctica perfecta.
118. Después de esto, protesto abiertamente que aunque he leído casi todos los libros que tratan de la devoción a la Santísima Virgen y conversado familiarmente con las personas más santas y sabias de estos últimos tiempos no he logrado conocer ni aprender una práctica de devoción semejante a la que voy a explicarte, que te exija más sacrificios por Dios, te libere más de ti mismo y de tu egoísmo, te conserve más fácilmente en gracia de Dios y a la gracia en ti, que te una más perfecta y fácilmente a Jesucristo y sea más gloriosa para Dios, más santificadora para ti mismo y más útil para el prójimo.
119. Dado que lo esencial de esta devoción consiste en el interior que ella debe formar, no será igualmente comprendida por todos.
- algunos se detendrán en lo que tiene de exterior, sin pasar de ahí serán el mayor número;- otros, en número reducido, penetrarán en lo interior de la misma, pero se quedarán en el primer grado.¿Quién subirá al segundo? ¿Quién llegará hasta el tercero? ¿Quién, finalmente, permanecerá en el habitualmente? Sólo aquel a quien el Espíritu de Jesucristo revele este secreto y lo conduzca por sí mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de su madurez sobre la tierra y perfección en el cielo.
lunes, 22 de junio de 2015
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: LUNES 22 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 22 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!
Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido...¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.
Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
domingo, 21 de junio de 2015
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DOMINGO 21 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 21 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Indulgente y Glorioso!
Meditación: Señor, a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías. Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la Esperanza, Señor de la Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la Joven Madre de Belén, la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había Resucitado. ¡Cuál no fue el Gozo de aquella Santa Madre!. Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo Muerto, ya que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!.
Y Este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está. Él nos dijo: "...donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos". Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: "vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva...éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos..." (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y acompañándonos...seamos sus humildes instrumentos.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Que testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
sábado, 20 de junio de 2015
NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN, ADVOCACIÓN MARIANA, 20 DE JUNIO
Nuestra Señora de la Consolación
Advocación Mariana, 20 de junio
Por: . | Fuente: www.terrelontane.org
La Madre que consuela y sostiene
El día 20 de junio se celebra la fiesta de la Santísima Virgen del Consuelo, patrona especial de Turín y del Piamonte.
El culto de la Virgen del Consuelo data del siglo XI, cuando se amplió el primitivo edificio dedicado a San Andrés y se erigió, en el transcurso del siglo XVIII el Santuario de la Consolación, una de las iglesias más bellas y más amadas por los habitantes de Turín.
En relación con el culto de la Virgen del Consuelo, se narra que, en el mismo sitio en que hoy admiramos el santuario, había un pequeño templete que se vio destruido en una de las invasiones de los bárbaros.
Algunos años después, en la ciudad de Briançon, un hombre ciego de nacimiento, tuvo en sueños una visión de la Virgen María que le exhortó a llegarse a Turín para buscar un cuadro con su efigie que se había extraviado.
El hombre, llegado a aquel sitio, recobró milagrosamente su vista y pudo ver a la Virgen, quien se presentó como "Consoladora" y se convirtió en la patrona de Turín.
Hoy, la Virgen del Consuelo no sólo es venerada por muchísimos fieles que a ella imploran gracia y consuelo y que con fe y con devoción participan en la procesión que, todos los años durante su celebración, sale del Santuario y serpentea por las calles de la ciudad.
Ella es también la Madre inspiradora de los misioneros que, en su nombre, se empeñan en llevar el Evangelio por todo el mundo. Al igual que María, que veneran bajo el título de Consolación, pretenden llevar al mundo el auténtico Consuelo que es Jesús, el Evangelio y con ello su presencia junto a los marginados, con la ayuda a los afligidos, la cura a los enfermos, la defensa de los derechos humanos y el fomento de la justicia y de la paz.
Por todo eso, ellos se dedican a la Misión de forma total, sin ninguna clase de vínculos, alejados de la materialidad de las cosas, profesando la pobreza y la obediencia en el espíritu de la beatitud evangélica.
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 20 DE JUNIO DEL 2015
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón del Supremo Amor!
Meditación: Oh Señor, todo se ha consumado, todo nos has dado...la tierra ha crujido cual grito dado por la creación. Ha muerto el Salvador, el Hijo de Dios, lo hemos matado. Tú, mi Amado, mi Buen Jesús todo enllagado, con Tu Cuerpo destrozado te encuentras colgado, Tus Ojos se han cerrado...el cruel suplicio ha terminado. Te bajan de la Cruz, y Tu Pobre Santa Madre, desgarrada, te recibe en sus Brazos. Con gemidos y llanto, se ha atravesado su Santo Corazón por una espada de dolor. Parece acunarte como lo hacía en las claras mañanas de Belén, Ella te besa y te acaricia, tratando de devolverte la vida. Señor, permíteme besarte y acariciarte como lo hace Tu Madre, porque Tú por mí te entregaste. Permíteme dar todo por mis hermanos, aunque tenga que pasar por un calvario. Permíteme estar contigo, aún cuando no lo merezco, pues he dejado que mi corazón se ponga duro y maltrecho. Permíteme acompañarte en el dolor, porque así es el Verdadero Amor: compartir el sufrimiento y ser consuelo.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Meditemos sobre los últimos momentos de la Pasión del Señor y el dolor de Su Santa Madre.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
CONOCER A DIOS EN LA VIRGEN MARÍA
Conocer a Dios EN María (Segunda parte)
En esta segunda parte el P. Jacques describe cómo María compartió lo MÁS VALIOSO QUE TENÍA: SU FE con nosotros.
Por: P. Jacques Philippe | Fuente: http://www.la-oracion.com
Uno de los caminos secretos, pero privilegiados, de esta revelación es el misterio de la Virgen María. Es muy bello constatar cómo María está presente hoy en la vida del mundo, para hacer volver el corazón del hombre a Dios, sobre todo educándolo en la oración. Si nos confiamos a ella, si nos dejamos conducir por ella, ella nos lleva a un verdadero conocimiento de Dios, porque nos hace entrar en la profundidad de la oración. Es ahí donde Dios se revela, donde muestra su rostro de Padre.
María nos comparte el tesoro de su fe
Hace poco hablaba con algunas personas sobre ciertos videntes a los que María se aparece para educarlos personalmente. Y estas otras personas me decían: “¡qué suerte tienen los videntes!” Ciertamente, pero creo que María hace lo mismo por todos los que se lo piden, en lo invisible. Si nos ponemos totalmente entre sus manos, ella nos educa y nos comunica un verdadero conocimiento de Dios. La pequeña Teresita, en su poema sobre la Virgen “Por qué te amo, María”, hace una afirmación muy bella: “El tesoro de la madre pertenece también al hijo.” María nos comparte lo más precioso que ella tiene: su fe.
Hay un bello pasaje en “El Secreto de María” de Louis Ma. Grignion de Monfort que dice que Dios está presente en todas partes, que podemos encontrarlo en todas partes, pero que en María Él se hace particularmente presente para los pequeños y los pobres.
“No hay ningún lugar en el que la creatura pueda encontrar a Dios más cerca y más proporcionado a su debilidad que en María, pues es para esto para lo que Él descendió. En todos los demás lugares, él es el Pan de los fuertes y de los ángeles; pero en María, él es el pan de los niños…”
En María...
En María, Dios se hace alimento para los más pequeños. En ella, encontramos a Dios en su grandeza y majestad, en su poder y su sabiduría que nos sobrepasan completamente; pero al mismo tiempo encontramos a un Dios accesible, que no aplasta, que no destruye, sino que se entrega para ser nuestra vida.
En María...
En María, Dios se hace alimento para los más pequeños. En ella, encontramos a Dios en su grandeza y majestad, en su poder y su sabiduría que nos sobrepasan completamente; pero al mismo tiempo encontramos a un Dios accesible, que no aplasta, que no destruye, sino que se entrega para ser nuestra vida.
Cuando beatificaron a los pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, el 13 de mayo del 2000, el Papa Juan Pablo II dio una homilía muy bonita.
Comentaba el evangelio que cité anteriormente: lo que Dios ha escondido a los sabios y eruditos, lo ha revelado a los más pequeños, como estos niños de Fátima. El Santo Padre evoca una experiencia que vivieron durante una de las apariciones de la Virgen:
“Según el designio divino, “una mujer vestida de sol” (Ap 12,1) vino del Cielo a esta tierra, buscando a los pequeñitos preferidos del Padre. Ella les habla con una voz y un corazón de madre: les invita a ofrecerse como víctimas de reparación, mostrándose presta para conducirlos - de manera segura – hasta Dios. Y entonces estos niños ven salir de sus manos maternales una luz que penetra en ellos, tanto que se sienten sumergidos en Dios como cuando una persona – explican ellos mismos – se mira en un espejo.”
La experiencia de Fátima
El pequeño Francisco, cuando hablaba más tarde de esta experiencia, decía:
“Nos quemábamos en esta luz que es Dios y no nos consumíamos. ¿Cómo es Dios? No se puede decir. Eso es seguro, jamás se podrá decir…”
Estaban sumergidos en el fuego del Amor divino, no en un fuego que destruye, sino que ilumina, que calienta, un fuego lleno de ardor y de vida. El Papa hace después una comparación con la experiencia de Moisés y la zarza ardiente:
“Fue la misma percepción que tuvo Moisés, cuando vio a Dios en la zarza ardiente; en esta ocasión, Dios le habló, habló sobre su inquietud por la esclavitud de su pueblo y su decisión de liberarlo usándolo como intermediario: “Yo estaré contigo”. Aquellos que acogen esta presencia se convierten en morada y, en consecuencia, en la “zarza ardiente” del Altísimo.”
Es muy conmovedor ver cómo estos niños pequeños de Fátima vivieron, a fin de cuentas, algo análogo a este gran personaje de la historia santa, mientras que ignoraban tantas cosas. Por María, ellos entraron en una experiencia muy profunda del Dios vivo.
Comentaba el evangelio que cité anteriormente: lo que Dios ha escondido a los sabios y eruditos, lo ha revelado a los más pequeños, como estos niños de Fátima. El Santo Padre evoca una experiencia que vivieron durante una de las apariciones de la Virgen:
“Según el designio divino, “una mujer vestida de sol” (Ap 12,1) vino del Cielo a esta tierra, buscando a los pequeñitos preferidos del Padre. Ella les habla con una voz y un corazón de madre: les invita a ofrecerse como víctimas de reparación, mostrándose presta para conducirlos - de manera segura – hasta Dios. Y entonces estos niños ven salir de sus manos maternales una luz que penetra en ellos, tanto que se sienten sumergidos en Dios como cuando una persona – explican ellos mismos – se mira en un espejo.”
La experiencia de Fátima
El pequeño Francisco, cuando hablaba más tarde de esta experiencia, decía:
“Nos quemábamos en esta luz que es Dios y no nos consumíamos. ¿Cómo es Dios? No se puede decir. Eso es seguro, jamás se podrá decir…”
Estaban sumergidos en el fuego del Amor divino, no en un fuego que destruye, sino que ilumina, que calienta, un fuego lleno de ardor y de vida. El Papa hace después una comparación con la experiencia de Moisés y la zarza ardiente:
“Fue la misma percepción que tuvo Moisés, cuando vio a Dios en la zarza ardiente; en esta ocasión, Dios le habló, habló sobre su inquietud por la esclavitud de su pueblo y su decisión de liberarlo usándolo como intermediario: “Yo estaré contigo”. Aquellos que acogen esta presencia se convierten en morada y, en consecuencia, en la “zarza ardiente” del Altísimo.”
Es muy conmovedor ver cómo estos niños pequeños de Fátima vivieron, a fin de cuentas, algo análogo a este gran personaje de la historia santa, mientras que ignoraban tantas cosas. Por María, ellos entraron en una experiencia muy profunda del Dios vivo.
No debemos tener celos. Quizás no viviremos las mismas cosas en el plano sensible, pero en el plano de la fe todos podemos acceder a las mismas realidades y conocer a Dios, tanto los más pequeños como los más grandes, para convertirnos así en “zarzas ardientes del Altísimo” y compartir la compasión de Dios que quiere liberar a su pueblo.
MARÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA
María, causa de nuestra alegría
Si queremos vivir alegres, en un ambiente de tristeza, ¿por qué no contamos más con María?
Por: Pedro García, misionero claretiano | Fuente: Catholic.net
Se ha observado muchas veces dentro de nuestro entorno religioso que las almas amantes de la Virgen María gozan y esparcen una alegría especial. Es un hecho comprobado y que nadie puede negar. La Virgen arrastra a multitudes hacia sus santuarios. Ante su imagen se congregan las gentes con flores, con velas, y rezan y cantan con fervor y entusiasmo inigualable. Y sobre ese ambiente flota un aire de paz y de alegría que no se da en otras partes. ¿Por qué será?... Una respuesta nos sale espontánea de los labios, y no nos equivocamos: ¡Pues, porque están con la Madre!...
Si esta es la razón más poderosa. Entonces, si queremos vivir alegres, y ser además apóstoles de la alegría para desterrar de las almas la tristeza, ¿por qué no contamos más con María?...
Partamos de la realidad familiar. Se trata de un hogar bien constituido. La madre ha sido siempre el corazón de ese hogar y los hijos se han visto siempre también amparados por el calor del corazón más bello que existe. ¿Puede haber allí tristeza?...
Aún podemos avanzar un poco más en nuestra pregunta, y plantear la cuestión de otra manera diferente.
Se trata de un hijo que viene con un fracaso espantoso, del orden que sea. No sabe dónde refugiarse. Pero llega a la casa y se encuentra con la madre que le está esperando. ¿Cabrá allí la desesperación? ¿Dejarán de secarse las lágrimas de los ojos? ¿Volverán los labios a sonreír?...
Todas estas cuestiones están de más. Sabemos de sobra que el amor de una madre no falla nunca. Y al no fallar su amor, al lado de ella la tristeza se hace un imposible.
Esto que nos pasa a todos en el seno del hogar cuando contamos con la bendición de una madre, es también la realidad que se vive en la Iglesia. Dios ha querido que en su Iglesia no falte la madre, para que en esa casa y en ese hogar del cristiano, como es la Iglesia, no sea posible la tristeza, pues se contará en ella con el ser querido que es siempre causa de alegría.
Por eso Cristo, moribundo en la Cruz, declaró la maternidad espiritual de María, nos la dio por Madre, y nosotros la aclamamos gozosos: ¡Madre de la Iglesia!.
Por eso el pueblo cristiano, con ese instinto tan certero que tiene --como que está guiado por el Espíritu Santo-- llama a María Causa de nuestra alegría.
Unos jóvenes ingeniosos, humoristas y cristianos fervientes, hicieron suyo un eslogan publicitario, que aplicaron a María y lo cantaban con ardor:
- Y sonría, sonría, con la protección de la Virgen cada día.
Habían cambiado el nombre de una pasta dentífrica por el nombre más hermoso, el de la Virgen. ¡Bien por la imaginación de nuestros simpáticos muchachos!...
Esos jóvenes cantaban de este modo su ideal y pregonaban por doquier, de todos modos y a cuantos quisieran oírles, su amor a la más bella de las mujeres.
Amar a la Virgen es tener el alma llena de juventud, de ilusiones, de alegría. Un amar que lleva a esparcir siempre en derredor ese optimismo que necesita el mundo.
Amar y hacer amar a la Virgen alegra forzosamente la vida. La mujer es el símbolo más significativo del amor, el ser más querido del amor, el difusor más potente del amor.
Y mujer como María no hay, la mujer más bella salida de la mano de Dios.
María, al dar amor, llenará de alegría, de canciones y de flores el mundo; porque, donde existe el amor, no mueren ni menguan nunca la felicidad, la belleza, el cantar...
Alegría y cantar de los que el mundo moderno está tan necesitado.
Alegría la más sana. Cantar el más puro a la más pura de las mujeres.
Con María, las caras aparecen radiantes, con la sonrisa siempre a flor de labios, como un rayo primaveral.
Ser apóstol de María es ser apóstol de la felicidad.
Llevemos María al que sufre soledad, y le haremos sonreír.
Llevemos María al tímido, y lo convertiremos en decidido y emprendedor.
Llevemos María al triste, y el que padece comenzará a disfrutar.
Llevemos María al anciano, y lo veremos volver a los años felices de la juventud.
Llevemos María al pecador, y veremos cómo el culpable vuelve muy pronto a su Dios.
Llevemos María a nuestro propio hogar, y veremos lo que será nuestra familia con dos madres juntas, que no son rivales celosas, sino dos amigas inseparables.
Llevemos María a nuestros amigos, ¡y sabremos lo que es amarnos con una mujer como Ella en medio del grupo!...
Hemos dicho antes que la piedad cristiana, siempre conducida por el Espíritu Santo, llama a la Virgen: Causa de nuestra alegría.
No puede ser de otra manera. Porque María nos trae y nos da siempre a Jesús, el que es el gozo del Padre, el pasmo de los Ángeles, la dicha colmada de los Santos.
Como los jóvenes aquellos, junto con la plegaria, tenemos siempre en los labios el nombre de María, y sabemos decirnos:
- Sonría, sonría, con la protección de la Virgen cada día....
viernes, 19 de junio de 2015
¿Y DÓNDE ESTABA DIOS?
¿Y donde estaba Dios...?
En quienes se levantan por encima del mal que les ha sucedido y muestran que son más grandes que los males que vivieron
Por: Fr. Nelson Medina, OP | Fuente: fraynelson.com
Quien le escribe es un joven de 18 años que sabe muchas cosas traumáticas de la vida y está conociendo acerca del amor de Dios, sólo que en su caminar le nace una interrogante: ¿Dónde esta Dios cuando ocurre una violación o un asesinato? ¿Dónde esta Dios cuando se clama auxilio? ¿Por qué no manda angeles a detener a los abusadores de inocentes? ¿Acaso si se viola a un niño se lo está castigndo por algo que ha hecho?
Perdone la crudeza de la pregunta pero creo que las dudas se resuelven cuando están candentes, le pido por favor me responda y me ayude. Gracias.
Empecemos por la parte más sencilla, de en medio de este conjunto de preguntas tan complicadas: cuando el inocente sufre no sufre "por algo que haya hecho".
La pregunta supone que Dios debería evitar que se cometieran injusticias. Lo que uno puede decir es: ¿en dónde empiezan las injusticias en las que Dios debería intervenir? Si sucede la violación de un niño, o incluso antes de eso: ¡un aborto!, lo que uno piensa es: "Ahí Dios debería haber intervenido" Pero si un empresario paga salarios de hambre a miles de obreros, ¿no debería intervenir Dios también ahí? Si un país invade injustamente a otro país, ¿no sería otro caso que Dios debería impedir? ¿Y no sería también motivo suficiente cuando un hombre casado, de veinte años de matrimonio, sale a su primera "aventura," que en realidad es un adulterio, y que en realidad va a arruinar su vida, al de su esposa y al de sus hijos?
Por el camino de las "intervenciones" uno no llega muy lejos. O mejor dicho: uno llega a que Dios tendría que estar todo el tiempo suprimiendo la libertad que dio al hombre. Sería un Dios en perpetua contradicción consigo mismo.
Lo que Dios hace es muy distinto. Él no quita la libertad que dio pero tampoco renuncia a su propia libertad que es siempre sabia, poderosa y compasiva. Ejerciendo su propia libertad, Dios conduce la historia humana sin negar la obra de nuestra libertad. ¿Cómo? A partir de las consecuencias que puedan tener los actos perversos. Es decir: no todas las personas manejan del mismo modo el "después" de las cosas malas que les suceden. Hay personas, sin duda guiadas por Dios, que aprovechan los traumas de su niñez para hacer respetar los derechos de los niños. Hay personas que han conocido los horrores de la droga y hoy son los mejores terapistas y acompañantes de quienes quieren abandonar ese infierno. Hay personas que, siguiendo el ejemplo de Cristo, y sostenidos, sin duda, por el amor de Cristo, se levantan por encima del mal que les ha sucedido y muestran que son más grandes que las desgracias que los visitaron. ¡Ahí está Dios!
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 19 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 19 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Misericordioso!
Meditación: El viento arrecia, parece que la tierra se pone desierta, todo se oscurece...se va la Luz del mundo, y te escucho decir: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen..." y de repente se oye un grito desgarrador: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Mi Dulce Jesús ha muerto, mi Dios ha muerto...lo hemos matado. De nuestro corazón aún hoy lo arrancamos, la tierra tiembla...por eso nuevamente están aquí las tinieblas. Tu Cuerpo Santo cuelga inerte, pero a pesar del temor, un soldado con la lanza abre Tu Costado, y brotan de Él Tu última gota de Sangre, y Agua. La Sangre de la Redención, el Agua del Perdón. Así la Luz de Tu Misericordia nos baña en los sublimes Sacramentos que dejaste en Tu Iglesia Santa. Señor, mi Jesús amado, mi Redentor, me atrevo a pedirte a Vos que me liberes hoy y me enseñes a pedir perdón, para mi sanación, bañándome con los Rayos de Tu Misericordioso Corazón. Que goce así de la Nueva Jerusalén que algún día veré.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Recemos la coronilla a La Divina Misericordia dada por el mismo Jesús a Sor Faustina Kowalska.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
jueves, 18 de junio de 2015
ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA
ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA
Creo, Jesús mío,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
venid al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
LA SILLA
LA SILLA
La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración por su padre, que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo.
- "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
- "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre.
- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo".
- "Ah sí, la silla", dijo el hombre enfermo, ¿le importa cerrar la puerta? El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro, pues no tengo idea de como hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mi hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado el hacerlo pues Él nos dijo: "Yo estaré siempre con vosotros". Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora"."Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija.... pues me internaría de inmediato en el manicomio."
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que no dejara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó:
-"¿Falleció en paz?"
-"Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño respecto a su muerte, pues aparentemente, justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que puede significar esto?"
El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojala que todos nos pudiésemos ir de esa manera..."
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: JUEVES 18 DE JUNIO DEL 2015
!Oh Sagrado Corazón, sediento de amor!
Meditación: Jesús, Jesús...ya sobre la tierra te han elevado, no puedes sostener Tu Cabeza, de Ella Sangre gotea...de Tu Santa Boca salen hilos de Sangre. Señor, te escucho decir: "tengo sed...", pero me miras a mi, ¿Señor, tienes sed de mí?, ¿de esta pobre criatura?. Repites "tengo sed...", sí, Señor, sed de amor, sed de éste pobre amor que te niego yo...perdón Señor, ¡perdón Mi Dios!. Mi Cristo, mi amado, escúchame bien, ya que te lo digo de corazón: "Jesús en Ti confío, perdona todos mis olvidos, "Jesús en Ti confío", perdona porque te he hecho un "mendigo", un mendigo de amor, que espera a mi pobre corazón.
Padre, míralos. Mira a Tu Hijo aún mancillado, mira a Su Madre también Crucificada, cambia nuestro corazón para que siendo hijos Tuyos, te llenemos de orgullo.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Hagamos una Hora Santa de Adoración Eucarística.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
miércoles, 17 de junio de 2015
LA CEBOLLA
LA CEBOLLA
“Había una vez una vieja muy mala y murió. La mujer no había realizado en su vida ni una sola acción buena y la echaron en el lago de fuego. Pero el ángel de la guarda que estaba allí pensó:
- “¿Qué buena acción podría recordar para decírselo a Dios?” Entonces recordó algo y se lo manifestó:
- Una vez arrancó de su huertecillo una cebolla y se la dio a un pobre.
Y Dios le respondió complacido: “Toma tú mismo esa cebolla y échasela al lago de forma que pueda agarrarse a ella. Si puedes lograr sacarla del fuego, irá al purgatorio y luego al paraíso, pero si la cebolla se rompe tendrá que quedarse donde está”.
El ángel corrió hasta donde estaba la mujer y le alargó la cebolla:
- “Toma, mujer, agárrate fuerte, vamos a ver si te puedo sacar”.
Y comenzó a tirar con cuidado. Cuando ya casi la había sacado del todo, los demás pecadores que estaban en el lago de fuego se dieron cuenta y empezaron todos a agarrarse a ella para poder también salir de allí. Pero la mujer era mala, muy mala, y les daba patadas diciendo:
- “Me van a sacar sólo a mí, no a vosotros: es mi cebolla, no la vuestra”.
Pero apenas había pronunciado estas palabras, cuando la cebolla se rompió en dos y la mujer volvió a caer en el lago de fuego. Allí arde hasta el día de hoy. El ángel se echó a llorar y se fue”. «No estamos destinados a salvarnos solos»
ORACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA PARA PEDIR UN FAVOR
ORACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
PARA PEDIR UN FAVOR
¡Corazón inmaculado de María!, desbordante de amor a Dios y a la humanidad, y de compasión por los pecadores, me consagro enteramente a ti. Te confío la salvación de mi alma.
Que mi corazón esté siempre unido al tuyo, para que me separe del pecado, ame mas a Dios y al prójimo y alcance la vida eterna juntamente con aquellos que amo.
Medianera de todas las gracias, y Madre de misericordia, recuerda el tesoro infinito que tu divino Hijo ha merecido con sus sufrimientos y que nos confió a nosotros sus hijos.
Llenos de confianza en tu maternal corazón, que venero y amo, acudo a ti en mis apremiantes necesidades. Por los méritos de tu amable e inmaculado Corazón y por amor al Sagrado Corazón de Jesús, obténme la gracia que pido
(mencionar aquí el favor que se desea)
Madre amadísima, si lo que pido no fuere conforme a la voluntad de Dios, intercede para que se conceda lo que sea para la mayor gloria de Dios y el bien de mi alma. Que yo experimente la bondad maternal de tu corazón y el poder su pureza intercediendo ante Jesús ahora en mi vida y en la hora de mi muerte. Amén.
Corazón de María, perfecta imagen del corazón de Jesús, haced que nuestros corazones sean semejantes a los vuestros. Amén.
PLEGARIA DE CONFIANZA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
PLEGARIA DE CONFIANZA
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
¡Oh Corazón de María!, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores; yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos a quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio. mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros: ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llegue a mi alma, ¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones coaligadas para mi eterna perdición me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia, ¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso de que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos, ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.
Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y a ampararla. y entonces; ahora y siempre, ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Estas gracias espero alcanzar de Vos, Oh Corazón amantísimo de mi Madre a fin de que pueda veros y gozar de Dios en Vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.
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