miércoles, 17 de noviembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 17 DE NOVIEMBRE DE 2021

 



 Miércoles 33 del tiempo ordinario

Miércoles 17 de noviembre de 2021



1ª Lectura (2Mac 7,1.20-31): En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua: «Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley».

Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo, no sólo con palabras, sino que le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo. Pero como el muchacho no hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien. Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma: «Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crie tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre. No temas a ese verdugo, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos».

Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo: «¿Qué esperáis? No me someto al decreto real. Yo obedezco los decretos de la ley dada a nuestros antepasados por medio de Moisés. Pero tú, que has tramado toda clase de crímenes contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios».




Salmo responsorial: 16

R/. Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.

Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.

Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme. Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante.



Versículo antes del Evangelio (Jn 15,16): Aleluya. Yo os he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 19,11-28): En aquel tiempo, Jesús estaba cerca de Jerusalén y añadió una parábola, pues los que le acompañaban creían que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad hasta que vuelva’. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: ‘No queremos que ése reine sobre nosotros’.

»Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez minas’. Le respondió: ‘¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades’. Vino el segundo y dijo: ‘Tu mina, Señor, ha producido cinco minas’. Dijo a éste: ‘Ponte tú también al mando de cinco ciudades’. Vino el otro y dijo: ‘Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste’. Dícele: ‘Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues, ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses’.

»Y dijo a los presentes: ‘Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas’. Dijéronle: ‘Señor, tiene ya diez minas’. ‘Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí’».

Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.




«Negociad hasta que vuelva»

P. Pere SUÑER i Puig SJ

(Barcelona, España)


Hoy, el Evangelio nos propone la parábola de las minas: una cantidad de dinero que aquel noble repartió entre sus siervos, antes de marchar de viaje. Primero, fijémonos en la ocasión que provoca la parábola de Jesús. Él iba “subiendo” a Jerusalén, donde le esperaba la pasión y la consiguiente resurrección. Los discípulos «creían que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro» (Lc 19,11). Es en estas circunstancias cuando Jesús propone esta parábola. Con ella, Jesús nos enseña que hemos de hacer rendir los dones y cualidades que Él nos ha dado, mejor dicho, que nos ha dejado a cada uno. No son “nuestros” de manera que podamos hacer con ellos lo que queramos. Él nos los ha dejado para que los hagamos rendir. Quienes han hecho rendir las minas —más o menos— son alabados y premiados por su Señor. Es el siervo perezoso, que guardó el dinero en un pañuelo sin hacerlo rendir, el que es reprendido y condenado.

El cristiano, pues, ha de esperar —¡claro está!— el regreso de su Señor, Jesús. Pero con dos condiciones, si se quiere que el encuentro sea amistoso. La primera es que aleje la curiosidad malsana de querer saber la hora de la solemne y victoriosa vuelta del Señor. Vendrá, dice en otro lugar, cuando menos lo pensemos. ¡Fuera, por tanto, especulaciones sobre esto! Esperamos con esperanza, pero en una espera confiada sin malsana curiosidad. La segunda es que no perdamos el tiempo. La espera del encuentro y del final gozoso no puede ser excusa para no tomarnos en serio el momento presente. Precisamente, porque la alegría y el gozo del encuentro final será tanto mejor cuanto mayor sea la aportación que cada uno haya hecho por la causa del reino en la vida presente.

No falta, tampoco aquí, la grave advertencia de Jesús a los que se rebelan contra Él: «Aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí» (Lc 19,27).

ORACIÓN A SAN JOSÉ

 


ORACIÓN A SAN JOSÉ
 ¡Oh San José!
estamos aquí todos para ti
y Tú se todo para nosotros.
Tú indícanos el camino,
sostennos a cada paso,
condúcenos adonde
la Divina Providencia
quiere que lleguemos;
sea largo o corto el camino,
fácil o difícil, se vea o no se vea
con ojos humanos la meta,
deprisa o despacio,
nosotros contigo estamos seguros
de caminar siempre bien.

Amén.

(San José Marello)

PAPA FRANCISCO PROPONE A SAN JOSÉ COMO GUÍA DEL MUNDO PARA SUPERAR LA CRISIS GLOBAL

 



 Papa Francisco propone a San José como guía del mundo para superar la “crisis global”

POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco presidió este miércoles 17 de noviembre la Audiencia General en la que hizo hincapié en la importancia de San José como guía para superar la “crisis global” que padece el mundo de hoy.

El Santo Padre inició este miércoles un nuevo ciclo de catequesis sobre la figura de San José. El Papa recordó que “el 8 de diciembre de 1870, el Beato Pío IX proclamó a San José patrono de la Iglesia universal”.

Recordó, también, que “a 150 años de aquel evento, estamos viviendo un año especial dedicado a San José”, una iniciativa muy oportuna en “un tiempo marcado por una crisis global de diversos elementos”. En ese contexto, la figura de San José “puede sernos de ayuda, de consuelo y de guía”.

El Papa explicó que el nombre de José, en hebreo, significa “Dios acreciente, Dios haga crecer”. En ese sentido, San José “es un hombre lleno de fe en Dios, en su providencia. Toda acción suya narrada en el Evangelio está marcada por la certeza de que Dios hace crecer, que aumenta, añade. Es decir, que Dios se encarga de hacer avanzar su plan de salvación”.

En su catequesis, el Pontífice puso de relieve que no por casualidad Jesús nació en Belén y vivió en Nazaret. “El Hijo de Dios no elige Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos alejados de los clamores de la historia y del poder”.

Francisco destacó que la elección de Belén y de Nazaret “nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios. No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios que continúa manifestándose en las periferias geográficas y existenciales”.

“Jesús siempre acude a las periferias, y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia. Es decir, esa parte un poco oscura que nosotros no mostramos, tal vez por vergüenza”.

Aseguró que “bajo este punto de vista la sociedad de entonces no es muy diferente de la nuestra. También hoy existe un centro y una periferia. Y la Iglesia está llamada a llamar y anunciar la buena noticia a partir de las periferias”.

“José, que es un carpintero de Nazaret que se fía del proyecto de Dios en la joven esposa con la que se ha prometido, recuerda a la Iglesia que debe fijar la mirada en aquello que el mundo ignora de forma deliberada”.

“Nos recuerda a cada uno de nosotros que se debe dar importancia a aquello que los demás descartan. En ese sentido, es un verdadero maestro de lo esencial: nos recuerda que aquello que verdaderamente vale no llama nuestra atención, pero exige un paciente discernimiento para pueda descubrirse y ponerse en valor”, concluyó su catequesis el Papa Francisco.

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domingo, 14 de noviembre de 2021

EL PAPA FRANCISCO AGRADECE INICIATIVAS EN TODO EL MUNDO POR LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES 2021

 



 El Papa agradece iniciativas en todo el mundo por la Jornada Mundial de los Pobres 2021

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



Después del rezo del Ángelus este 14 de noviembre, el Papa Francisco agradeció “las numerosas iniciativas de solidaridad que se han organizado en diócesis y parroquias de todo el mundo” con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres 2021.


Ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro y después de haber celebrado la Misa en la Basílica Vaticana con más de dos mil pobres, el Santo Padre señaló que la Jornada Mundial de los Pobres surgió “como fruto del Jubileo de la Misericordia” que se realizó del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.

En esta línea, el Papa señaló que el tema de la V Jornada Mundial de los Pobres son las palabras de Jesús: “A los pobres los tienen siempre con ustedes”.

“Y es verdad: la humanidad progresa, se desarrolla, pero los pobres están siempre con nosotros, siempre hay pobres, y en ellos está presente Cristo, en los pobres está presente Cristo”, advirtió el Papa.

Además, el Santo Padre recordó que el pasado viernes 12 de noviembre visitó Asís en donde en la Basílica de Santa María de los Ángeles “vivimos un momento fuerte de testimonio y oración, que les invito a retomar, les hará bien”.

En esa ocasión, el Papa rezó en silencio en la Porciúncula y después escuchó con atención diferentes testimonios de personas de diferentes nacionalidades, las historias fueron intercaladas por cantos.

El primer testimonio fue en lengua francesa, en el que un matrimonio joven de París con su bebé contó al Papa cómo se conocieron y que realizan una misión en familia.

El segundo testimonio fue en español. Sebastián del Valle dijo que nació en Palma de Mallorca, y actualmente vive en Toledo. Relató que de pequeño creció en una familia católica y tenía mucha devoción al Rosario. Luego, se alejó de Dios y cometió algunos delitos por lo que estuvo en la cárcel. 

Tras salir de prisión se quedó solo, sin empleo y varias semanas vivió en la calle hasta que un párroco de un pueblo de Toledo lo recibió en un centro de Cáritas durante el confinamiento y se volvió a acercar a Dios. Sebastián se conmovió y se puso a llorar varias veces.

El tercero fue en francés y relató que creció en una familia y ambiente ateo y que de adulto encontró al Señor y se bautizó.

El cuarto testimonio fue en polaco, un joven de 37 años narró que cayó en la droga y alcohol a los 16 años y que desde 2007 vive en la calle.

El quinto testimonio fue de Farzaneh una joven refugiada de Afganistán que relató las dificultades actuales en el país y agradeció la acogida en Italia.

Luego, una pareja de ancianos de Afganistán que ahora vive en Italia contó su historia de migración forzada y el triste asesinato de uno de sus hijos por los talibanes.

El último testimonio fue de una mujer en silla de ruedas de 43 años que nació en Rumania. Dijo que llegó a Italia hace 15 años. Inicialmente en 2006 para cuidar a unos ancianos, tuvo que dejar dos hijos pequeños con su esposo, pero en 2008 murió su esposo y regresó a su país natal, pero después de la muerte de su esposo volvió a Italia con sus dos hijos, y relató cómo empezó su enfermedad, que ha tenido más de diez operaciones, los fuertes dolores, que perdió el trabajo y que no ha sido sencillo.

Después de los testimonios, el Santo Padre pronunció un discurso en el cual animó a “que este encuentro abra los corazones de todos nosotros para ponernos a disposición de los demás; que abra nuestros corazones para hacer de nuestras debilidades una fuerza que nos ayude a seguir en el camino de la vida, para transformar nuestra pobreza en una riqueza a compartir, y así mejorar el mundo”.

UN DÍA COMO HOY HACE 100 AÑOS CRISTO PROTEGIÓ A LA VIRGEN DE GUADALUPE EN ATENTADO CON BOMBA

 



Un día como hoy hace 100 años Cristo protegió a la Virgen de Guadalupe en atentado con bomba

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

 Crédito: David Ramos / ACI Prensa




Hoy se cumplen 100 años del atentado perpetrado en 1921 contra la Virgen de Guadalupe en la antigua basílica, en la que la imagen mariana fue protegida por un crucifijo que se conoce ahora como el “Santo Cristo del Atentado”.

“Este domingo 14 de noviembre se cumplen 100 años del terrible atentado en contra de la Santísima Virgen de Guadalupe. Querían destruir su imagen bendita, su imagen portentosa”, dijo a ACI Prensa el P. Eduardo Chávez, doctor en historia de la Iglesia y director general del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos.

“Conmemoramos también 100 años del testimonio maravilloso de Jesús, puesto que fue Él quien cubrió, cuidó y protegió a su madre y nuestra madre Santa María de Guadalupe”, refirió el también postulador de la causa de canonización de San Juan Diego.

“Testimonio de esto es el Cristo que está doblado y que lo tenemos aquí en la misma Basílica de Guadalupe como testimonio del inmenso amor de Dios, del portentoso amor de Dios para con ella y para con todos nosotros que la tenemos aquí todavía”.

El 14 de noviembre de 1921 estalló una bomba que un hombre había ocultado en unas flores que colocó en la antigua basílica de Guadalupe.

“Alrededor de las 10:30 de la mañana, estalló una bomba de dinamita que se hallaba oculta entre las flores. Los desperfectos fueron en las gradas del altar, que son de mármol, en los candeleros de latón y en esta Sagrada Imagen de Ntro. Señor Crucificado, que retorcida cayó al suelo”, indica el relato que está en la parte posterior de la actual Basílica, con el crucifijo y las fotos que se tomaron luego del atentado.

A este crucifijo se le conoce como el “Santo Cristo del Atentado”, y producto de la explosión quedó retorcido.


(Santo Cristo del Atentado en la Basílica de Guadalupe. Crédito: David Ramos / ACI Prensa)

El relato recuerda que el cristal del cuadro que protegía la imagen de la Virgen de Guadalupe “ni siquiera se estrelló” tras la explosión.

El atentado era el preludio de lo que años después sería la persecución religiosa en México, durante el gobierno de Plutarco Elías Calles.

El P. Chávez dijo a ACI Prensa que la Virgen de Guadalupe “nos quita el miedo” y “nos da la fe y la esperanza para vivir en el amor”.

El sacerdote recordó que “la imagen santísima de Guadalupe porta en su seno, en su vientre inmaculado a Jesús. Es el centro de la misma imagen y por eso es signo de la Iglesia”.

En ese sentido, con el atentado de hace 100 años, “al intentar destruir la imagen se trató de destruir la misma Iglesia y no pudieron porque esto viene de Dios”.

“Así como Santa María de Guadalupe, en su portentosa imagen es obra de Dios, así también la Iglesia es obra de Dios. Cristo es la cabeza de esta iglesia bendita que proclama la verdad, la justicia, el amor, el perdón, la misericordia, lo que tanto necesita nuestro pueblo exactamente el día de hoy”.

Por eso, exhortó el sacerdote, “si bien no pudieron destruir la imagen de la Virgen de Guadalupe, nosotros no la destruyamos jamás en nuestro corazón, en nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra Iglesia”.

“La Virgen de Guadalupe está aquí para darnos a Jesucristo nuestro Señor su Hijo amado, a Él que es el centro de la Iglesia”.


Colaboró en esta nota David Ramos, jefe de la oficina de ACI Prensa en México 

HOY ES LA FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS TREINTA Y TRES, PATRONA DE URUGUAY



Hoy es la fiesta de “Nuestra Señora de los Treinta y Tres”, patrona de Uruguay

Redacción ACI Prensa




Cada segundo domingo de noviembre miles de fieles llegan hasta el departamento de Florida para honrar a la Patrona del Uruguay, “Nuestra Señora de los Treinta y Tres”.

Cuenta la historia que la imagen llegó desde las Misiones Jesuíticas guaraníes a una estancia llamada La Calera. La imagen fue instalada a la intemperie y desde allí guiaba la vida y quehacer del pueblo del Pintado, conocido hoy como Villa Vieja.

Tiempo después cerca del arroyo de la Virgen se construyó la capilla del Pintado y se ubicó la imagen mariana. El primitivo templo se dedicó a la advocación de Nuestra Señora de Luján por voluntad del dueño del terreno, el indio Antonio Díaz.

Las crudas condiciones de vida hicieron que los habitantes del Pintado se trasladaran en abril de 1809 a la Villa San Fernando del departamento de Florida. 

En ese lugar el P. Santiago Figueredo levantó el templo Nuestra Señora de Luján donde fue instalada la imagen del Pintado.

Movidos por el ideario de libertad sembrado años atrás por José Artigas, treinta y tres orientales llegan el 14 de junio de 1825 hasta Villa San Fernando para declarar la asamblea soberana.

En ese momento los patriotas, funcionarios civiles, militares y el pueblo se dirigieron hasta la iglesia para cantar un solemne Te Deum. El párroco bendijo a los presentes y estos se inclinaron por primera vez ante la imagen de la Madre de Dios. 

El 25 de agosto de ese año se proclamó la independencia de Uruguay y, después de firmar el acta, los constituyentes volvieron ante la sagrada imagen para poner la patria bajo su protección. Desde entonces la imagen fue llamada “Virgen de los Treinta y Tres”.

Al cumplirse 150 años de independencia en 1975, la nación uruguaya declaró a la imagen y el templo donde se venera como “Monumento Histórico”.

La imagen de la Virgen de los Treinta y Tres está inspirada en la Inmaculada Concepción.  Fue tallada en madera de cedro, mide 36 cm. de alto, está pintada de azul, blanco y oro y porta una corona de oro con piedras preciosas, la cual fue un regalo del segundo jefe de los 33, quien llegó a ser Presidente de la República.

Nuestra Señora de los Treinta y Tres fue proclamada “Patrona del Uruguay” en 1961 por el Papa San Juan XXIII. 

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE NOVIEMBRE DE 2021

 



 Domingo 33 (B) del tiempo ordinario

Domingo 14 de noviembre



1ª Lectura (Dan 12,1-3): Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.





Salmo responsorial: 15

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.



2ª Lectura (Heb 10,11-14.18): Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.


Versículo antes del Evangelio (Lc 21,36): Aleluya. Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre. Aleluya.


Texto del Evangelio (Mc 13,24-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En aquellos días, después de la tribulación aquella, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y los astros estarán cayendo del cielo, y las fuerzas que hay en los cielos serán sacudidas. Entonces, verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará a los ángeles, y congregará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo.

»De la higuera aprended la semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca; así también, cuando veáis suceder todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, la generación ésta no pasará sin que todas estas cosas se hayan efectuado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas en cuanto al día y la hora, nadie sabe, ni los mismos ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre».




«Él está cerca»

Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez

(Rubí, Barcelona, España)


Hoy recordamos cómo, al comienzo del año litúrgico, la Iglesia nos preparaba para la primera llegada de Cristo que nos trae la salvación. A dos semanas del final del año, nos prepara para la segunda venida, aquella en la que se pronunciará la última y definitiva palabra sobre cada uno de nosotros.

Ante el Evangelio de hoy podemos pensar que “largo me lo fiais”, pero «Él está cerca» (Mc 13,29). Y, sin embargo, resulta molesto —¡hasta incorrecto!— en nuestra sociedad aludir a la muerte. Sin embargo, no podemos hablar de resurrección sin pensar que hemos de morir. El fin del mundo se origina para cada uno de nosotros el día que fallezcamos, momento en el que terminará el tiempo que se nos habrá dado para optar. El Evangelio es siempre una Buena Noticia y el Dios de Cristo es Dios de Vida: ¿por qué ese miedo?; ¿acaso por nuestra falta de esperanza?

Ante la inmediatez de ese juicio hemos de saber convertirnos en jueces severos, no de los demás, sino de nosotros mismos. No caer en la trampa de la autojustificación, del relativismo o del “yo no lo veo así”... Jesucristo se nos da a través de la Iglesia y, con Él, los medios y recursos para que ese juicio universal no sea el día de nuestra condenación, sino un espectáculo muy interesante, en el que por fin, se harán públicas las verdades más ocultas de los conflictos que tanto han atormentado a los hombres.

La Iglesia anuncia que tenemos un salvador, Cristo, el Señor. ¡Menos miedos y más coherencia en nuestro actuar con lo que creemos! «Cuando lleguemos a la presencia de Dios, se nos preguntarán dos cosas: si estábamos en la Iglesia y si trabajábamos en la Iglesia; todo lo demás no tiene valor» (Beato J.H. Newman). La Iglesia no sólo nos enseña una forma de morir, sino una forma de vivir para poder resucitar. Porque lo que predica no es su mensaje, sino el de Aquél cuya palabra es fuente de vida. Sólo desde esta esperanza afrontaremos con serenidad el juicio de Dios.

BUENOS DÍAS

 





 

sábado, 13 de noviembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 13 DE NOVIEMBRE DE 2021

 



 Sábado 32 del tiempo ordinario

Sábado 13 de noviembre de 2021


1ª Lectura (Sab 18,14-16; 19,6-9): Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada de tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo.

Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.



Salmo responsorial: 104

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor.

Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor.


Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie tropezaba.


Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahán, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo.

Versículo antes del Evangelio (2Tes 2,4): Aleluya. Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 18,1-8): En aquel tiempo, Jesús les propuso una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme’».

Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a Él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?».





«Es preciso orar siempre sin desfallecer»

+ Rev. D. Joan FARRÉS i Llarisó

(Rubí, Barcelona, España)


Hoy, en los últimos días del año litúrgico, Jesús nos exhorta a orar, a dirigirnos a Dios. Podemos pensar cómo los padres y madres de familia esperan que —¡todos los días!— sus hijos les digan algo, que les muestren su afecto amoroso.


Dios, que es Padre de todos, también lo espera. Jesús nos lo dice muchas veces en el Evangelio, y sabemos que hablar con Dios es hacer oración. La oración es la voz de la fe, de nuestra creencia en Él, también de nuestra confianza, y ojalá fuera también siempre manifestación de nuestro amor.


A fin de que nuestra oración sea perseverante y confiada, dice san Lucas, que «Jesús les propuso una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1). Sabemos que la oración se puede hacer alabando al Señor o dando gracias, o reconociendo la propia debilidad humana —el pecado—, implorando la misericordia de Dios, pero la mayoría de las veces será de petición de alguna gracia o favor. Y, aunque no se consiga de momento lo que se pide, sólo el poder dirigirse a Dios, el hecho de poder contarle a ese Alguien la pena o la preocupación, ya será la consecución de algo, y seguramente —aunque no de inmediato, sino en el tiempo—, obtendrá respuesta, porque «Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a Él día y noche (...)?» (Lc 18,7).


San Juan Clímaco, a propósito de esta parábola evangélica, dice que «aquel juez que no temía a Dios, cede ante la insistencia de la viuda para no tener más la pesadez de escucharla. Dios hará justicia al alma, viuda de Él por el pecado, frente al cuerpo, su primer enemigo, y frente a los demonios, sus adversarios invisibles. El Divino Comerciante sabrá intercambiar bien nuestras buenas mercancías, poner a disposición sus grandes bienes con amorosa solicitud y estar pronto a acoger nuestras súplicas».


Perseverancia en orar, confianza en Dios. Decía Tertuliano que «sólo la oración vence a Dios».

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