miércoles, 18 de diciembre de 2013

LA EXPECTACIÓN DEL PARTO

Autor: Archidiócesis de Madrid
La Expectación del Parto
El gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo de su parto.
 
La Expectación del Parto
La Expectación del Parto

Cuando se espera algún acontecimiento importante que trae consigo tristeza y pena la reacción espontánea de la persona normal es de temor acompañado a veces por la congoja y angustia que tiende a aumentarse por la fantasía ante la consideración de los males futuros previsibles. Cuando por el contrario se prevé la llegada de un bien que tiene una entidad considerable se vive en una espera atenta y presurosa que va desde el anhelo y la ansiedad hasta la euforia acompañada de una prisa impaciente. A mayor mal futuro, más miedo; a mejor bien futuro, más esperanza gozosa.

Algo de esto pasó al Pueblo de Israel que conocía su carácter de transitoriedad funcional, al menos en los círculos más creyentes o especializados en la espiritualidad premesiánica. El convencimiento de que la llegada del Mesías Salvador era inminente hizo que muchos judíos piadosos vivieran en una tensión de anhelo creciente —basta pensar en el anciano Simeón— hasta poder descubrir en Jesús al Mesías que se había prometido a la humanidad desde los primeros tiempos posteriores al Pecado. Era todo un Adviento.

Y como el Mesías llega por la Madre Virgen, es imposible preparar la Navidad prescindiendo de la contemplación del indecible gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo inmediato de su parto. Eso es lo que se quiere expresar con "La Expectación del Parto", o "El día de Santa María" como se le llamó también en otro tiempo, o "Nuestra Señora de la O" como popularmente también se le denomina hoy.

Fue en España, concretamente en Toledo, en el décimo concilio que se celebró en el año 656, siendo S. Eugenio III el obispo de aquella sede y que posteriormente un muy devoto de la Virgen María —San Ildefonso- se tomó bastante en serio propagar.

La intuición del pueblo denominando a la expectante Doncella joven "Virgen de la O" está basada en la directa contemplación de las obras pictóricas o esculturales que presentan piadosamente la natural redondez abultada de la Virgen grávida.

El origen del título es no obstante más espiritual, más fino, más litúrgico y menos somático. Tiene su origen en que las antífonas marianas del rezo de vísperas comienzan con la O: O Sapientia, O Adonai, O Enmanuel... veni!

Se me ocurre advertir una vez más que tienen un notable valor catequético las dignas representaciones de los misterios de la fe, y que, en ocasiones, enseñan al pueblo sencillo más que los libros y la misma liturgia. Es bueno tenerlo en cuenta a la hora de atender las peticiones de las modas iconoclastas que a temporadas van vienen por las iglesias.

PENSAMIENTO MARIANO 22


PENSAMIENTO MARIANO

La Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, aquietará tu corazón, cuando te haga sentir que es de carne, si acudes a Ella con confianza. 

San Josemaría Escrivá de Balaguer

LA VIRGEN MARÍA, ATENTA A DIOS


Atenta a Dios


A la Virgen María le corresponde una tarea importante en los planes de Dios: ser Madre de Jesús, el Salvador. Pero esta realidad de la que proviene su grandeza, incluye un aspecto menos grato para el corazón de una madre: es un hijo totalmente para los demás. Ello implica renuncia y dolor ante las circunstancias que rodearán la vida de Jesús.

María es la Madre más plenamente entregada a hacer posible la vocación de su Hijo. Bien pronto ha de darse cuenta de que Jesús no le pertenece, pues ha venido para ocuparse en las cosas de Dios. Padre. La renuncia alcanza la culminación cuando tiene que aceptar la inmolación en la cruz.

María nos trajo a Dios-Hombre, y su tarea se concreta en facilitar su encuentro con los hombres. Por eso se constituye en camino hacia Cristo, nos lo da y nos conduce a El.

Fuente:  educadormarista.com

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA



CONSAGRACIÓN 
AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a vuestro Corazón Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor. Por Vos seremos llevados a Cristo, y por Él y con El seremos llevados a Dios Padre. Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que Jesucristo es el Enviado del Padre. Con Él queremos llevar el Amor y la Salvación hasta los confines del mundo. Bajo la maternal protección de vuestro Corazón Inmaculado, seremos un solo pueblo con Cristo. Seremos testimonio de su Resurrección. Por Él seremos llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos, alabamos y bendecimos. Amen.

NUESTRA MADRE DEL CIELO, LA VIRGEN MARÍA


Nuestra Madre del cielo 
Padre Jorge Loring S.J.



María es nuestra madre, pues es madre de Jesucristo , que es cabeza del Cuerpo Místico de Cristo . La madre de la cabeza, es también madre de todos los miembros del mismo cuerpo. Y nosotros somos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo . Por eso María es Madre de la Iglesia.

Así lo proclamó Pablo VI el año 1964 en el discurso de clausura de la 3 Sesión del Concilio Vaticano II.

Que Jesús encargue a Juan que se ocupe de su Madre es perfectamente normal; lo que no es normal es el encargo paralelo a María diciéndole que cuide con cariño de Juan . Esto parece innecesario. Si Juan se va a encargar de María la correspondencia de ella era evidente. Insistir en ello parece superfluo y poco delicado. Toda mujer normal no necesita que se lo digan. Lo hace espontáneamente. El encargo de Jesús supone un contenido teológico trascendental. En Juan estamos todos representados. Además, allí presente estaba la madre de Juan .

Encargar Juan a María sería ofensivo para su madre María Salomé. No hay duda de que en las palabras de Jesús hay un sentido más profundo de lo que parecen indicar: Jesús entrega una MADRE a la HUMANIDAD...

María es madre física de Jesús y madre espiritual de los hombres .

Debemos amar a María y honrarla de todo corazón. Así daremos gusto al Señor que, como todo hijo bien nacido, se alegra de ver a su Madre Santísima honrada y amada.

Para valorar las cualidades de María , bastaría caer en la cuenta de que Cristo pudo hacer a su Madre a su gusto. ¡Cómo hubieras tú dotado a tu madre si esto hubiera estado en tu mano! Cristo pudo hacerlo y era omnipotente.

La Santísima Virgen es la mujer más grande que ha existido en el mundo María Santísima es la criatura más excelsa que ha salido de las manos de Dios.

Debemos acudir a la Santísima Virgen en todas nuestras penas y tentaciones. Ella lo puede todo, pues Dios todo se lo concede , porque es la Madre de Cristo , y porque nunca tuvo pecado, ni siquiera el original.

Por eso San Lucas la llama «llena de gracia» (Evangelio de SAN LUCAS, 1:28).

P. Jorge Loring, S.I.
Extracto del libro PARA SALVARTE

EL EVANGELIO DE HOY: 18.12.2013

Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
El anuncio del ángel a José
Mateo 1, 18-24. Adviento. Dios sabe en cada momento lo que mejor nos conviene y desea dárnoslo a conocer
 
El anuncio del ángel a José
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Oración introductoria

Jesús, el misterio de la Encarnación es un maravilloso misterio de humildad y de amor. Todos los protagonistas me dan una lección de vida que quiero llegar a vivir. Permite que esta oración abra mi mente y mi corazón para tener esa docilidad de san José y la humildad de María.

Petición

Señor, dame el espíritu generoso y obediente de san José para vivir mi vocación cristiana con esa misma magnanimidad.

Meditación del Papa Francisco

"José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer". En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: "Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo".
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles. (S.S. Francisco, 19 de marzo de 2013)..

Reflexión

Con una brevedad telegráfica, San Mateo nos cuenta en diez versículos lo que ocurrió desde la concepción al nacimiento de Jesús. Llama la atención que lo que resalta de este período, a diferencia de San Lucas, es la difícil situación en que se encontró José.

Si nos ponemos en su lugar, ¡no era para menos! Mientras María sufría en silencio, el bueno de José se debatía en medio de tremendas dudas. ¡Y pensar que él pudo haber denunciado a María por adúltera! ¡Y pensar que ella no tenía manera de probar lo sucedido! Todo forma parte del misterio que se hace historia humana, historia de Amor.

Los actores de cualquier obra teatral o de cine estudian concienzudamente sus diversos papeles, los ensayan una y otra vez, los ejecutan en privado y en público, hasta que los dominan totalmente. La improvisación en este ámbito es preludio de fracaso. No es así cuando Dios decide servirse de los hombres y por amor los elige. María y José son capaces de seguir las inspiraciones y la voluntad de Dios, aunque nadie les ha pasado de antemano sus "papeles". Dios irrumpe en sus vidas y las "trastorna". No obliga, seduce. Suscita el amor del hombre y entonces lo lleva por donde no hubiera soñado jamás... Cuando alguien se deja guiar por Dios, debe improvisar, y a pesar de la oscuridad de la fe, al final siempre brilla la luz. La actitud correcta es entonces el abandono en su voluntad.

María y José escriben una historia de amor única e irrepetible porque ambos se fían de Dios. A nosotros nos invitan a confiar más en su gracia que en nuestras cualidades, más en sus planes que en los propios. No hay mejor intérprete que aquel que deja que Dios haga la parte que en su vida tiene asignada ¡que no es poca! Cuando nos empeñamos en caminar dejando de lado su voz y preferimos no saber lo que Él quiere, sin darnos cuenta nos quedamos sin el "apuntador", sin aquel que sabe en cada momento lo que mejor nos conviene y desea dárnoslo a conocer. Confiemos más y más en el Señor. Digamos con Pedro aquella bella oración: "Señor, a quién iremos, sólo tú tienes palabras de vida eterna".

Propósito

Crear y fomentar, en todo lugar y momento, un ambiente de acogida y alegría.

Diálogo con Cristo 

Jesucristo, ayúdame a edificar mi propia santificación en la entrega generosa, en la búsqueda de tu gloria y en una esforzada abnegación de mí mismo, especialmente en el seno de mi propia familia, siguiendo el ejemplo de san José, quien ante una crisis, su primera reacción fue la caridad. 

lunes, 16 de diciembre de 2013

LA SIEMPRE VIRGEN: ANTES, EN Y DESPUÉS DEL PARTO.



Autor: Gustavo D´Apice 
La Siempre Virgen: Antes, en y después del parto.
Tratemos de entender la virginidad mariana antes del nacimiento de Jesús, en su nacimiento y después de él.



Este es un dogma de fe mariano también común a todas las advocaciones de María.

No puede haber una advocación o santuario mariano en que no se la venere como la siempre Virgen.

Antes del parto.

Significa que la Virgen Santísima, concebida por sus padres en forma inmaculada, es decir, sin la mancha del pecado original, quitado éste en la unión íntima de los abuelos de Jesús, para dar a Jesús una naturaleza humana perfecta, no tuvo ninguna mácula, mancha, contra la pureza antes del parto de Jesús.

Es más, no tuvo relaciones santas matrimoniales con su Esposo José para concebir al Hijo de Dios, sino que permaneció Virgen en sí misma y en sus relaciones con los demás, poniéndose de relieve la que lícita y santamente podría tener con su Esposo, también virginal él.

En el parto.

Sin duda que el de la Virgen fue un parto milagroso.

No menoscabó el mismo su integridad virginal física.

Biológicamente, el imen de María no sufrió detrimento en el parto de Jesús.

¿Cómo pudo ser ésto?

Dos teorías son abonadas con entusiasmo: Una, más "sobrenaturalmente natural", aduce la "miraculosa dilatatione", es decir, una maravillosa dilatación del imen de la Virgen, que hizo que el cuerpo de Jesús bebé pasara sin mengua de su integridad.

La segunda, más "sobrenaturalmente luminosa", dice que Jesús anticipó en el parto el don de "sutilidad" propio de los cuerpos resucitados, ése que tuvo Él después de la Pascua, el que tiene ahora María, el que tendremos luego nosotros:

Este don consiste en la capacidad de atravesar otro cuerpo sin lesionarlo ni lesionarse: 
Así tenemos ejemplos del cuerpo resucitado de Jesús en los Evangelios de la Resurrección: Atraviesa la sábana en que fue envuelto, dejando impresa en ella su imagen como un negativo fotográfico por el fogonazo de la resurrección.

Atraviesa la piedra del sepulcro, sin romperla, y sin él sufrir lesión alguna al hacerlo.

Atraviesa las puertas donde se encontraban reunidos los discípulos por temor a los judíos, ya que, si habían ejecutado al Maestro, calculaban que luego irían por ellos.

El original griego dice que las puertas estaban "atrancadas":
Jesús las atraviesa con facilidad: No las rompe, ni se magulla Él.

De la misma manera, se considera que atravesó el seno de María, sin mancillarlo ni mancillarse.

De los dones de la resurrección corporal, que aparte de la sutilidad, son la agilidad (capacidad de trasladarse instantáneamente, con la velocidad del pensamiento, ya que el cuerpo no tiene el peso de la gravedad ni ofrece resistencia al alma), la inmortalidad y la claridad o luminosidad, éste también lo anticipó en el Monte Tabor, ante Pedro, Santiago y Juan, testigos del Nuevo Testamente, y ante Moisés y Elías, los más grandes personajes del Antiguo Testamento que aparecieron con Él en gloria:

Los Evangelios dicen que irradiaba luz, su rostro era como el sol, y de su cuerpo salía una luminosidad tal que atravesaba sus vestidos, que aparecían blancos como la nieve.

Después del parto.

María tampoco tuvo relaciones maritales (y mucho menos extramaritales: Fijémonos bien en el Evangelio de Mateo que al concebir a Jesús, José no duda de ella: El ángel le dice "no temas", no "no dudes". 

Temer, en el Antiguo Testamento y en lo comienzos del nuevo, significaba la indignidad en que uno se consideraba ante la manifestación de Dios cercana o a través de él mismo: 

En este caso, ante la manifestación de Dios en el seno de su Esposa la Virgen. 
La tendencia es hacerse a un lado, escapar, huír...

En cierta época cristiana, comenzó la iconografía (el arte de la pintura religiosa), a pintar a José anciano y una Virgen joven como esposa.

Esto tuvo su significado. 
Hoy sabemos que ambos tendrían edades similares, un par de años quizá más José, pero muy jóvenes.

La representación apuntaba a justificar el término "hermanos" de Jesús que aparece en los Evangelios.

Como la virginidad perpetua de la Virgen era considerada desde siempre por los cristianos, los iconógrafos optaron por pintar un José de avanzada edad, que había enviudado, y que tenía hijos del matrimonio anterior, basándose también en algún Evangelio apócrifo, es decir, de los que no entraron en la lista de los cuatro Evangelios de la Biblia.

De esta manera pretendían salvar la virginidad mariana ante estos "hermanos" de su Hijo Jesús.

Más tarde, con el avance semántico y técnico de las palabras y construcciones verbales de la época, se notó que el término "hermano", indicaba en el lenguaje aquel a los parientes conocidos: tíos, hermanos, primos, etc.

Ello determinó el avance la la Josefología actual (el estudio de José, así como la mariología es el estudio de María), hasta colocarlo en el mismo nivel de santidad de la Virgen, ya que ambos colaboraron en conjunto y de manera singular con la crianza y educación de la naturaleza humana de Jesús, que es Dios en su Persona, y vive y reina desde siempre y para siempre. Amén.

SAN JOSÉ CREYÓ EN LA ENCARNACIÓN


Autor: Giovanni Paolo II 
San José creyó en la Encarnación
Testimonio del Sacrificio de Dios Nuestro Señor



San José de Nazaret fue un hombre justo, y se le reconoce con justicia el mérito de creer en Dios, en el Dios que da la vida a los muertos y los llama a la existencia de las cosas que aún no existen.

Ello aconteció en el momento decisivo de la historia de la salvación, cuando Dios, Padre eterno, cumpliendo la promesa hecha a Abrahán, ha enviado a su Hijo al mundo.

En este preciso momento se manifiesta la fe de José de Nazaret, y se manifiesta en la línea de la fe de Abrahán. Esa manifestación acontece cuando el Verbo del Dios vivo se hizo carne en María, esposa de José, la cual, según el anuncio del ángel, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo...

La fe de José debía manifestarse ante el misterio de la encarnación del Hijo de Dios.

Entonces sufrió José la gran prueba de su fe, al igual que la había sufrido Abrahán. Fue en este momento cuando José, hombre justo, creyó en Dios, en el Dios que llama a la existencia a las cosas que aún no existen.

En efecto, Dios mismo, con el poder del Espíritu Santo, ha llamado a la existencia en el seno de la Virgen de Nazaret, María, prometida de José, a la humanidad del Unigénito Hijo de Dios, el Verbo eterno del Padre.

Y José creyó en Dios...: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte contigo a María, tu mujer, porque la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo...”

José se llevó a María a su casa y a Aquel que había sido engendrado en ella.

EL NIÑO JESÚS, PERDIDO EN LA NAVIDAD


Autor: Catholic.net 
El Niño Jesús, perdido en la Navidad
No dejemos que el Niño Jesús siga perdido en esta Navidad, que lo encontremos en nuestro corazón.


Es verdad que el Niño Jesús poco se ve entre tanto regalito, tantos adornos, tanto chocolate durante las fiestas de Navidad. A veces casi no se puede palpar lo religioso que debería tener. Muchos, cuando escuchan la palabra Navidad, sólo piensan en las ganancias de su negocio. ¿Cuántos panes venderé? Mejor los hago más chiquitos y los envuelvo mejor...

Entre las felicitaciones, turrones y adornos de todo tipo, es fácil olvidar el mismo núcleo de esta fiesta, el motivo de la alegría y de todo el entorno. Este es un niño, apenas nacido, envuelto en pañales, en una noche fría, al que fueron a adorar unos pastores llenos de alegría: es el mismo Dios, nacido de la Santísima Virgen María, en medio de la noche en una cueva en Belén. Es Dios que quiso hacerse hombre, para estar contigo y conmigo. Vino para librarnos de nuestras culpas, para cargarse Él con esos sacos tan pesados que son nuestros pecados. ¿A quién no le pesa su costal? 

Es bueno que celebramos su nacimiento, y con mucha alegría, música y todo lo demás –cosas sanas–, porque es el nacimiento de Dios en la Tierra. ¡Qué raro! Sucede lo contrario que con el hijo pródigo: aquí es el Padre el que tiene que salir de su casa para salvar al hijo pecador. Cosas del amor de Dios. 

Es la celebración del misterio de la Encarnación. Los cristianos celebramos que Dios haya querido hacerse uno de nosotros para salvarnos y enseñarnos el camino al Padre. No dejemos que el Niño Jesús siga perdido en esta Navidad.

INVOCA A LA VIRGEN MARÍA


domingo, 15 de diciembre de 2013

ORACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



ORACIÓN AL AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
PARA PEDIR UN FAVOR

¡Corazón inmaculado de María!, desbordante de amor a Dios y a la humanidad, y de compasión por los pecadores, me consagro enteramente a ti. Te confío la salvación de mi alma.

Que mi corazón esté siempre unido al tuyo, para que me separe del pecado, ame mas a Dios y al prójimo y alcance la vida eterna juntamente con aquellos que amo.

Medianera de todas las gracias, y Madre de misericordia, recuerda el tesoro infinito que tu divino Hijo ha merecido con sus sufrimientos y que nos confió a nosotros sus hijos.

Llenos de confianza en tu maternal corazón, que venero y amo, acudo a ti en mis apremiantes necesidades. Por los méritos de tu amable e inmaculado Corazón y por amor al Sagrado Corazón de Jesús, obténme la gracia que pido 

(mencionar aquí el favor que se desea)

Madre amadísima, si lo que pido no fuere conforme a la voluntad de Dios, intercede para que se conceda lo que sea para la mayor gloria de Dios y el bien de mi alma. Que yo experimente la bondad maternal de tu corazón y el poder su pureza intercediendo ante Jesús ahora en mi vida y en la hora de mi muerte. Amén.

Corazón de María, perfecta imagen del corazón de Jesús, haced que nuestros corazones sean semejantes a los vuestros. Amén.

CONSAGRACIÓN DEL DÍA A LA VIRGEN MARÍA


CONSAGRACIÓN DEL DÍA
A LA VIRGEN MARÍA 

Cuanto llevo conmigo 
lo que soporto, 
lo que hablo y lo que arriesgo, 
lo que pienso y lo que amo, 
los méritos que obtengo, 
lo que voy guiando y conquistando, 
lo que me hace sufrir, 
y lo que me alegra; 
cuanto soy y cuanto tengo, 
te lo entrego como regalo de amor, 
para la fuente de gracias, 
que desde el Santuario brota cristalina, 
para penetrar el alma de quienes a Schoenstatt han dado su corazón; 
para conducir bondadosamente hasta allí, 
a los que, por misericordia, quieras escoger; 
y para que fructifiquen las obras 
que consagramos ,a la Santísima Trinidad.

MARÍA DE GUADALUPE DEFENSORA DE LA VIDA



Autor: Cecilia Esther Rodríguez Galván | Fuente: Catholic.net 
María de Guadalupe defensora de la Vida
Cuando la Virgen se apareció en el Tepeyac a san Juan Diego la evangelización dio un giro de 180°, y las palabras rebosantes de ternura y compasión resuenan hoy a toda mujer y hombre que sabiéndolo o no, rodeados por una cultura de muerte
 
I. Introducción. María de Guadalupe interviene en la historia.

La aparición de la Virgen María en América en los inicios de la evangelización en 1531, ha transformado la historia dejando una huella que ha permanecido intacta desde entonces: La madre que viene en auxilio de sus hijos, unos y otros para guiarles al encuentro con Cristo, El, que es la Vida.

El manto de Guadalupe, reflejo de nuestra Señora, nos invita a una profunda reflexión de la Virgen que se muestra madre. Desde su nombre, el códice de su manto, el estudio de sus ojos, la mirada compasiva, la inclinación de su cara y cuerpo, la unión de sus manos, el listón negro sobre su vientre evidencia de su embarazo, el peinado de su cabello, todo en este hermoso manto nos acerca a la Madre que no cesa de hacer eco de las palabras que sus labios pronunciaran hace casi dos milenios: “Hagan lo que El les diga” (Jn, 2,5)

Para quienes trabajamos en la defensa de la Vida la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es la necesaria intercesora y avanzada para la labor provida, Ella es la presencia de la mujer embarazada, lleva dentro a Cristo por nacer, proclama la dignidad de la vida de todo ser humano desde la concepción, y muestra esta vida como una bendición. Es una imagen poderosa que nos invita a seguirla en el ejemplo de una constante lucha por defender la vida naciente, ella con la fortaleza proveniente de Dios supo sobrellevar los designios divinos dentro de un ambiente que le podía gritar que ese Hijo no era fruto de un matrimonio, atreviéndose a confiar en Dios y a esperar de Él toda bondad y providencia se dejó inundar por Su palabra y avanzó decidida bajo la guía de quien le amaba.



II. María Guadalupe y la cultura de la muerte 

El ejemplo de María en la historia es fuertemente poderoso, en un mundo que desprecia la vida por nacer y que trivializa la bendición de estar vivos, María de Guadalupe nos recuerda con su presencia que solo Dios es el dador de la Vida, uniendo sus manos sobre su vientre donde acuna a su Hijo gestante, nos invita a confiar en Dios, aun en los momentos más difíciles, para que demos pasos que ayuden a todos a valorar el preciado bien de la vida.

La sociedad en que vivimos requiere con urgencia un modelo de madre como el de María de Guadalupe, hoy se sacrifican millones de niños en el mundo entero a través del aborto, de la inseminación artificial y del uso de embriones, hoy las madres olvidan el don bendito de la vida, los padres abandonan a las mujeres y a los hijos que Dios les ha concedido, los ancianos son olvidados o aborrecidos, los enfermos condenados por una sociedad utilitarista y hedonista, los jóvenes exaltados a vivir una vida vacía, objetos de una sensualidad exagerada…La Virgen Madre no nos abandona en estos tiempos de confusión y vuelve su mirada compasiva sobre esta sociedad perdida y dolida, nos ofrece la respuesta a nuestras súplicas: al Hijo de su vientre, Jesús, Él y solo Él puede sanar cualquier enfermedad y conciliar a todo hombre y mujer para que sean santos, para que encuentren la paz, para que luchen por la santidad de toda vida humana.

Nuestra Señora de Guadalupe conoce nuestras penas, el momento por el que cada quien atraviesa, no deja a san Juan Diego con el pesar de la enfermedad de su tío, sino que se apresura a ordenar las cosas para que Cristo, quien es la Vida, llegue a un pueblo despreciado, quizá humillado y ciertamente confundido, que no había sido capaz de aceptar el mensaje salvífico del Evangelio, pero a la vez resuelve el problema temporal del tío de san Juan Diego, ¿no es acaso el paliativo más grande la gozosa e inesperada visita de la madre del Amor hermoso lo que recibe Juan Bernadino, tío de san Juan Diego?, ¿no es maravillosa la enseñanza de esa caridad fraterna al enfermo lo que necesita también nuestra sociedad en los tiempos modernos? En una época donde el hombre se olvida del hombre y busca neciamente solo su propio placer, María de Guadalupe nos recuerda que no somos desechables, que el utilitarismo de nuestra época es completamente anticristiano y que la caridad hacia el enfermo es una necesidad apremiante también hoy. ¡Cuán rápido fue aceptado el mensaje de la Virgen de Guadalupe!, lo que trataron de hacer por tantos años los misioneros fue hecho milagrosamente por la Virgen en poco tiempo, porque Ella que ama con corazón de madre conoce la necesidad de los hijos, que asustados y enfrentados a condiciones apremiantes buscan la ayuda del cielo para calmar sus dolores.

III. María de Guadalupe, símbolo de la cultura de la vida 
María de Guadalupe sigue trabajando una evangelización de vida activa, continúa llegando a los corazones adoloridos de quienes la buscan y sale al encuentro como a
san Juan Diego, de quienes la evaden por satisfacer primero equivocadas necesidades terrenas, como quienes acuden a los abortuorios, evadiendo las iglesias donde su Hijo es adorado, ella se hace presente, con su Hijo en el vientre, afuera de esos centros de muerte, para encontrarse con el triste, con el abandonado, con el temeroso, con el orgulloso, con el “autosuficiente”, con quien es víctima del mal y del egoísmo humano; y con su imagen le recuerda que está aquí para amarle.

Su vientre ligeramente prominente es la señal de Cristo que nace a una tierra nueva, a nuevos hombres y mujeres, ella evangeliza por la vida con solo verla, María de Guadalupe busca consolar al pueblo mexicano y al mundo entero que siente tristeza y dolor, acude a ellos para proveerles la benevolente protección de una madre. Ella nos trae al Hijo, lo resguarda en su seno, lo que desea es que le sigamos a Él.


Conclusión

Bajo el patrocinio de la Virgen de Guadalupe los movimientos provida del mundo trabajan por defender el don precioso que Dios nos concede, luchando para que sea respetado en todo momento y bajo toda circunstancia, no dudamos que en esta poderosa intercesión Dios ya nos tiene concedido el triunfo, pero no por ello descansamos, y al igual que María de Guadalupe nos apresuramos a salir al encuentro de aquellos cuya vida está en peligro, hablando por quien no puede y protegiendo con la ayuda de Dios, a quien aún no puede defenderse.

Cuando la Virgen se apareció en el Tepeyac a san Juan Diego la evangelización dio un giro de 180°, y las palabras rebosantes de ternura y compasión resuenan hoy a toda mujer y hombre que sabiéndolo o no, rodeados por una cultura de muerte, atentan contra el don bendito de la vida: "Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, que no se turbe tu corazón;… ¿no estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?...”i por ello ocultos en el hueco de su manto los movimientos provida avanzamos por la evangelización de la vida en Cristo Jesús, y te pedimos Señora, Virgen María de Guadalupe ¡Ruega por nosotros!

i Valeriano, Antonio. Nican Mopoha. Ed. Buena Prensa, México. Pag. 10.

LA HORA DE MARÍA

Autor: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer
La Hora de María
Nuestra Señora de Guadalupe - 12 de Diciembre / Lucas 1, 39-45
 
La Hora de María
La Hora de María
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:
“Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”

Reflexión
El Fundador de Schoenstatt, el Padre José Kentenich, estaba profundamente convencido de que nuestro siglo y los tiempos futuros pertenecerían a María. Ya en el año 1951 decía las siguientes palabras: “Lo que voy a expresar en forma concisa es confesión de un convencimiento personal: lo Mariano constituye un poder gestador del futuro. Con esto quiero decirles que la Iglesia en las nuevas playas va a ser tan marcadamente Mariana, como hoy en día no podemos soñarlo.”

Después de haber vivido el Concilio Vaticano II y Puebla, y de haber experimentado la personalidad y mensaje Marianos de Juan Pablo II, estas palabras ya no parecen exageradas. La Iglesia en el futuro estará hondamente marcada por la presencia y acción de María. Ella, la gran educadora de los cristianos, conducirá la Iglesia hacia su renovación, para hacerla alma de una nueva cultura.

Los obispos en Puebla destacan la importancia de la Sma. Virgen para nuestra época. Dicen que “esa Iglesia que con nueva lucidez y decisión quiere evangelizar en lo hondo, en la raíz, en la cultura del pueblo, se vuelve a María para que el Evangelio se haga carne, más corazón de América Latina”. Y concluyen los obispos: “Esta es la hora de María, tiempo de un nuevo Pentecostés que Ella preside con su oración. Que María sea en este camino Estrella de la evangelización renovada”. (No. 303).

En este contexto, Juan Pablo II constituyó una verdadera culminación del anuncio de María en la Iglesia. En sus visitas a Latinoamérica, permanentemente llamó a asumir, con fuerza y entusiasmo, el carácter y sustrato Marianos de nuestro continente. Y al mismo tiempo señala la importancia de los santuarios Marianos, para que se haga realidad el nuevo adviento de María.

Este florecimiento de la pastoral y pedagogía marianas en nuestra Iglesia responde, sin duda, a una iniciativa del Espíritu Santo. Parece que el Espíritu de Dios quiere colocar a la Sma. Virgen más y más en primer plano.

Desde el inicio de su labor pastoral, el Padre Kentenich se situó en esta perspectiva que hoy señala, con tanta claridad, el Espíritu Divino a través del Santo Padre y los obispos. Su convicción de la actualidad de María para nuestro tiempo, es fruto de su experiencia personal. El sello Mariano lo marcó desde su infancia. “Todo se lo debo a la Sma. Virgen”, solía decir. A los 9 años se consagra a Ella. “María es el alma de mi alma”, confesará posteriormente en numerosas oportunidades.

Experimentó, paso a paso, el amor y el cuidado maternales de María. Con sencillez filial, se entregó enteramente en sus manos de educadora. Descubrió en Ella el ideal de la personalidad cristiana capaz de responder a la problemática del hombre moderno. Por eso, invitó a los suyos a sellar con María una Alianza de amor.

Esta experiencia del Padre Kentenich se repite y confirma en la Familia de Schoenstatt, a lo largo de toda su historia. Schoenstatt nace del amor a María. Crece y se fortalece en la medida en que se arraiga profundamente en ese amor. Y se sabe portador de un carisma y una misión Mariana para el tiempo futuro. El amor a la Virgen y la Alianza con Ella, es el gran secreto de fecundidad de nuestra Familia de Schoenstatt.

Pero María no es sólo nuestra Aliada y Educadora. Ella es también la Estrella de la Nueva Evangelización de nuestro continente. Desde hace más de 500 años, la Sma. Virgen preside la gesta evangelizadora de América. En el rostro mestizo de la Virgen de Guadalupe, el alma popular reconoce a su Madre y la Madre de su Dios. Y desde entonces, María pertenece a la íntima identidad propia de los pueblos de América.

Y así se convierte en llave y puerta del Evangelio de Jesús. Su gran misión es hacer nacer a Cristo en nuestros corazones y preparar el advenimiento de su reino en nuestro continente.

Por eso, la entrega a María implica para nosotros un compromiso apostólico al servicio de la evangelización. Ella nos pide ayudarle a cumplir su misión. Nos invita a ser sus manos, sus instrumentos, para la renovación y transformación de nuestro pueblo. Nos solicita entregarnos filialmente a sus deseos, con espíritu de lucha y de conquista.

El contacto íntimo con María asegura nuestra fecundidad como apóstoles e instrumentos suyos. Y en unión con Ella saldremos victoriosos por sobre todas las dificultades. Como solía decir el Padre Kentenich: “la Madre cuidará de modo perfecto y obtendrá la victoria”. O citando a San Vicente Pallotti quien repetía a menudo: “Ella es la gran misionera, Ella obrará milagros”.

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt
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