domingo, 24 de enero de 2021

¿MILAGROS? ¿DÓNDE QUE NO LOS VEO?



¿Milagros? ¿Dónde que no los veo?

Sembrando Esperanza II. El día en que reconozcas a Dios en todas las pequeñas cosas que te ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros.


Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net




La vida es un milagro, tú eres un milagro; sin embargo, no contentos y convencidos de ello, estamos pidiendo más y más. Realmente no hay peor ciego que el que no quiera ver, abre los ojos de tu corazón y deja de pedirle a Dios más pruebas. El estupor y la admiración deben de acompañarnos paso a paso, solo así verás la mano de Dios que no deja de soplar sobre ti, en ese soplo de amor está el milagro que es tu vida.

Tres personas iban caminando por la vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante que era alumno del sabio.

Terrateniente: -"Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa, inclusive, que puedes hacer milagros".

Sabio: -"La verdad, soy una persona vieja y cansada, ¿cómo crees que yo podría hacer milagros?"

Terrateniente: -"Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso".

Sabio: -"¿Te referías a eso?, tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso, no un viejo como yo; esos milagros los hace Dios, yo solo pido que se conceda un favor para el enfermo o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".

Terrateniente: -"Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los mismos milagros que tú haces, muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: -"A ver, esta mañana, ¿volvió a salir el sol?"

Terrateniente: -"¡Sí, claro que sí..!"

Sabio: -"Pues ahí tienes un milagro, el milagro de la luz".

Terrateniente: -"¡No!, eso no, lo que yo quiero ver es un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra, es más, mira, ahí hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: -"¿Quieres un verdadero milagro?,¿no es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?"

Terrateniente: -"¡Sí!, fue varón y es mi primogénito".

Sabio: -"Pues ahí tienes un segundo milagro, el milagro de la vida".

Terrateniente: -"Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro".

Sabio: -"¿Acaso no estamos en época de cosecha, no hay trigo y sorgo donde solo hace unos meses nada más había tierra?"

Terrateniente: -"Sí, igual que todos los años".

Sabio: -"Pues ahí tienes un tercer milagro".

Terrateniente: -"Creo que no me he explicado lo que quiero"

Sabio: -"Te has explicado bien, solo que yo ya hice lo que podía hacer por ti; si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer".

Y dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba, y entonces el sabio y el alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba ya tan lejos como para no ver lo que hacían el sabio y el alumno, el sabio se dirigió hacia la orilla de la vereda, tomó el conejo herido, sopló sobre él y entonces sus heridas quedaron curadas.

El joven estaba algo desconcertado.

Joven: - "Maestro, te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al terrateniente?, ¿por qué lo haces ahora que él no puede verlo?".

Sabio: -"Lo que él buscaba no era un milagro, sino un espectáculo, mostré 3 verdaderos milagros y no pudo verlos. Para ser rey, primero hay que ser príncipe; para ser maestro, primero hay que ser alumno; así que no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a ver y, sobre todo, a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día en que reconozcas a Dios en todas las pequeñas cosas que te ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Él te da todos los días, sin que tú se los hayas pedido".

Cuando estés o te sientas en problemas, pídele a Dios la cordura para pensar claramente; la paciencia necesaria para mantenerte tranquilo y actuar bien; la fortaleza necesaria para afrontar los retos; y la fe suficiente para seguirlo amando sin importar lo que pase. Pídele esos milagros.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 24 DE ENERO DEL 2020

  


Lecturas de hoy Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Hoy, domingo, 24 de enero de 2021



Primera lectura

Lectura de la profecía de Jonás (3,1-5.10):

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.

Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.

Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9

R/. Señor, enséñame tus caminos


Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.


Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor. R/.


El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes. R/.


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7,29-31):


Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):


Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.

Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.

Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.


Palabra del Señor




«Convertíos y creed en la Buena Nueva»

+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)


Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.

Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.

Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.

¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después, una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.

Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).

¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora.

FELIZ DOMINGO!!!

 





 

jueves, 21 de enero de 2021

HOY 21 DE ENERO SE INICIA EL TRIDUO A SAN FRANCISCO DE SALES, PATRONO DE LA PRENSA CATÓLICA

 


Hoy se inicia el Triduo a San Francisco de Sales, patrono de la prensa católica

Redacción ACI Prensa




“La verdadera y sólida devoción consiste en una voluntad constante, resuelta, pronta y activa de ejecutar lo que se conoce ser del agrado de Dios”, decía San Francisco de Sales, Patrono de la prensa católica, Doctor de la Iglesia y conocido como el Santo de la amabilidad.

Próximos a la fiesta litúrgica de este Santo francés que se celebra cada 24 de enero, aquí un Triduo de oraciones en su honor para pedir su intercesión ante Dios misericordioso.


Oración inicial

Glorioso San Francisco de Sales, 

vuestro nombre porta la dulzura del corazón mas afligido;

vuestras obras destilan la selecta miel de la piedad;

vuestra vida fue un continuo holocausto de amor perfecto

lleno del verdadero gusto por las cosas espirituales,

y del generoso abandono en la amorosa divina voluntad.

Enséñame la humildad interior,

la dulzura de nuestro exterior,

y la imitación de todas las virtudes que has sabido copiar

de los Corazones de Jesús y de Marí­a. Amén


Oración para pedir la gracia que se necesita

Señor, Dios nuestro, tú has querido que el santo obispo Francisco de Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en el servicio a nuestros hermanos. Te rogamos por su intercesión nos alcances la gracia de............., que tan ardientemente deseamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se dice un un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Luego se repite tres veces: “San Francisco de Sales, ruega por nosotros”.


Letanías a San Francisco de Sales

Señor ten piedad, Señor ten piedad

Cristo ten piedad, Cristo ten piedad

Señor ten piedad, Cristo ten piedad

Cristo óyenos, Cristo óyenos

Cristo escúchanos, Cristo escúchanos

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros

Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros

Trinidad Santa un solo Dios, ten piedad de nosotros

-S Francisco admirable obispo, ruega por nosotros

-S Francisco amado de Dios, ruega por nosotros

-S Francisco imitador de Jesucristo, ruega por nosotros

-S Francisco lleno de los dones del Señor, ruega por nosotros

-S Francisco favorito de la madre de Dios, ruega por nosotros

-S Francisco devoto de los santos, ruega por nosotros

-S Francisco encendido de amor por la Cruz de Cristo, ruega por nosotros

-S Francisco unido íntimamente a la Divina Voluntad, ruega por nosotros

-S Francisco vaso de elección, ruega por nosotros

-S Francisco luz de la Iglesia, ruega por nosotros

-S Francisco modelo perfecto de religioso, ruega por nosotros

-S Francisco fuente de sabiduría, ruega por nosotros

-S Francisco defensor de la fe Católica, ruega por nosotros

-S Francisco buen pastor de su rebaño, ruega por nosotros

-S Francisco predicador incomparable, ruega por nosotros

-S Francisco azote de las herejías, ruega por nosotros

-S Francisco modelo de justicia, ruega por nosotros

-S Francisco espejo de humildad, ruega por nosotros

-S Francisco despegado del mundo, ruega por nosotros

-S Francisco amante de la pobreza, ruega por nosotros

-S Francisco maestro de dulzura, ruega por nosotros

-S Francisco conquistador de las pasiones carnales, ruega por nosotros

-S Francisco terror de los demonios, ruega por nosotros

-S Francisco pronta ayuda de los penitentes, ruega por nosotros

-S Francisco refugio de los pecadores, ruega por nosotros

-S Francisco providencia de los pobres, ruega por nosotros

-S Francisco consolador de los afligidos, ruega por nosotros

-S Francisco ejemplo de perfección, ruega por nosotros

-S Francisco arca de santidad, ruega por nosotros

-S Francisco imitador de la pureza de los ángeles, ruega por nosotros

-S Francisco querubín de sabiduría, ruega por nosotros

-S Francisco serafín de amor, ruega por nosotros

-S Francisco nuestro santo patrono, ruega por nosotros

-S Francisco nuestra dulce luz, ruega por nosotros

-S Francisco nuestro poderoso protector, ruega por nosotros

-S Francisco nuestro guía en los caminos de Dios, ruega por nosotros

-S Francisco nuestro refugio, ruega por nosotros

-S Francisco competencia de los ángeles, ruega por nosotros

-S Francisco imitador de los Apóstoles, ruega por nosotros

-S Francisco participante de la gloria de los mártires, ruega por nosotros

-S Francisco gloria de los santos confesores, ruega por nosotros

-S Francisco maestro y doctor de vírgenes, ruega por nosotros

-S Francisco glorioso ciudadano de todos los santos, ruega por nosotros


Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,

Ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,

Escúchanos Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,

Ten misericordia de nosotros.

V. Ruega por nosotros oh bendito San Francisco de Sales

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.


Oración final

Oh Dios, que por tu santa voluntad el bendito Francisco, tu confesor y obispo, se dio a todos los hombres por la salvación de sus almas, concédenos que llenos de tu dulce amor, podamos, por la guía de sus consejos y la ayuda de sus méritos, obtener los goces de la vida eterna. Amén. 

TRES PEQUEÑAS ORACIONES

 


Tres pequeñas oraciones


Cuando sufrimos, ¿qué es lo que todavía tenemos que dar al Señor? Cualquiera que sea la naturaleza del sufrimiento, la enfermedad, la prueba psicológica, uno puede ofrecerse primero a sí mismo. Y luego, ofrecer a Dios el esfuerzo que haces para sanar, la pastilla que tragas para tu dolor de cabeza, la quimio que acabas de recibir… ¿Pero cómo puedes recurrir a Dios cuando la revuelta y el desánimo se apoderan de ti?

 

Aquí te presentamos tres oraciones breves pero poderosas:


1. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Dios ama esta lucha contra el mal con la ayuda de los médicos y la familia, porque Dios, como dice la Biblia, está enojado con el mal en todas sus formas. Por eso tenemos derecho a decirle, como lo hizo el propio Jesús en el Calvario: “¿Por qué, Dios mío, por qué?” ... “¿Por qué tanto sufrimiento en esta Tierra?”. Este sentimiento de indignación, que puede durar mucho, no es un pecado, ya que participa de alguna manera en la indignación de Dios mismo contra el mal.

 

2. ¡Hágase tu voluntad!

También podemos recordar lo que los santos experimentaron cuando sufrieron: su abandono a la santa voluntad de Dios. Si Dios permite esta prueba, es para un bien mayor que, la mayoría de las veces sólo conoceremos en el Cielo.

Cuando la pequeña Bernardita de Lourdes, que se convirtió en Sor Marie-Bernard, sufría terriblemente de asma en su convento de Nevers, lo vivió repitiendo el «sí» que la Santísima Virgen le enseñó a decir a la voluntad de Dios.

Esta aceptación está más allá de nuestra fuerza. No es natural, sino sobrenatural. Esto es lo que el sacerdote recuerda cuando presenta el Padrenuestro. Es «unidos en el mismo Espíritu» como podemos decir: «Padre… hágase tu voluntad!».

Cuando sufrimos no debemos olvidarnos de suplicarle a Jesús que deje pasar su Espíritu a través nuestro para que nosotros también podamos decir, como él: «¡Padre, no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieras!” (Mc 14,36).

 

3. Me alegro de sufrir. Así voy completando lo que aún falta al total de los sufrimientos cristianos.

Sobre todo, esta aceptación contribuye a la salvación del mundo. En su inmensa misericordia, Dios quiere asociar al hombre con el sacrificio que Jesús le ofreció en la cruz. «Por Cristo, con Él y en Él», podemos ofrecer a Dios todos los actos de amor que somos llamados a hacer en nuestras horas de sufrimiento.

Porque es obvio que no es nuestro sufrimiento en sí lo que agrada a Dios, sino esta clase de sonrisa interior que seguimos ofreciéndole en medio de nuestro sufrimiento, cuando preferiríamos quejarnos, huir, encerrarnos. Esta sonrisa repara todas las murmuraciones de los hombres contra Dios.

El apóstol Pablo expresó este misterio de sufrimiento redentor en una fórmula poderosa en su Carta a los Colosenses: «Me alegro de sufrir por vosotros. Así voy completando en mi existencia corporal, y en favor del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, lo que aún falta al total de las tribulaciones cristianas» (1, 24).


El sentido del sufrimiento y la paz 

Esta convicción ha permitido durante siglos a miles de cristianos enfermos vivir sus pruebas de salud, si no en la alegría, al menos en la paz.

La paz que viene de la certeza de no experimentar algo inútil cuando el propio cuerpo o el corazón está abrumado por el sufrimiento.

 

(Aleteia)

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