miércoles, 14 de febrero de 2018

SAN VALENTÍN: 4 ORACIONES PARA EL DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD


San Valentín: Cuatro oraciones para el día del amor y la amistad
Redacción ACI Prensa






“Haz todo por amor y para el amor”, solía decir Santa Margarita Alacoque, a quien se le presentó el Sagrado Corazón de Jesús. Una de las formas de amar es rezar por el ser querido. Aquí algunas oraciones en el día de San Valentín.

Existen varias formas de amor: amical, esponsal, filial, fraternal. Aristóteles definía a la amistad (amor amical) como querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo. Esto supone el renunciar al propio egoísmo y sumar las generosidades.

Jesús mismo experimentó la amistad, lloró por su amigo Lázaro que había muerto y les dijo a sus discípulos: “No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn. 15, 15).


1. Oración por los amigos

Padre,
Te pido que bendigas a mis amigos,
Revélales nuevamente tu amor y tu poder.

Te pido que seas la guía para su alma.
Si tiene dolor, dale tu paz y tu misericordia.
Si tiene dudas, renuévale la confianza.
Si tiene cansancio,
Te pido que le des la fuerza para seguir adelante.
Si hay estancamiento espiritual,
Te pido que le reveles tu cercanía,
para un nuevo comienzo en la fe.
Si tiene miedo, revélale Tu amor,
y trasmítele tu fuerza.
Donde haya pecado, bloqueando su vida,
haz que busque la reconciliación
y perdónalo.

Bendícelo, concédele más visión de ti,
que tenga el apoyo de amigos
para darle fuerza y valentía.

Concédele a cada uno la luz
para poder distinguir las fuerzas negativas
que pudieran afectarlo,
y revélale el poder que tienen en Ti para superarlo. Amén.

Otra sublime forma de amor es el esponsal o también llamado conyugal. "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla" (Ef 5,25-26).

Este amor es fruto de un camino que empieza con la amistad, pasa por el enamoramiento y se fortalece en el noviazgo. Lo importante en todas estas etapas es vivir el amor de forma oblativa. Es decir, con entrega, escucha, comprensión y servicio, tal como lo vivió Jesús: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado" (Jn. 13, 34).



2. Oración de los enamorados

En mi corazón, Señor, se ha encendido el amor por una criatura que tú conoces y amas.
Tú mismo me la has hecho encontrar y me la has presentado.

Te doy gracias por este don que me llena de alegría profunda, me hace semejante a Ti, que eres amor, y me hace comprender el valor de la vida que me has dado.

Haz que no malgaste esta riqueza que tú has puesto en mi corazón: enséñame que el amor es don y que no puede mezclarse con ningún egoísmo; que el amor es puro y que no puede quedar en ninguna bajeza; que el amor es fecundo y desde hoy debe producir un nuevo modo de vivir en los dos.

Te pido, Señor, por quien me espera y piensa en mí; por quien camina a mi lado; haznos dignos el uno del otro; que seamos ayuda y modelo.

Ayúdanos en nuestra preparación al matrimonio, a su grandeza, a su responsabilidad, a fin de que desde ahora nuestras almas dominen nuestros pensamientos y los conduzcan en el amor. Amén.



3. Oración de los novios a la Virgen María

Madre Nuestra:

En tu nombre hemos unido nuestros corazones. Queremos que presidas nuestro amor; que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión. Quita de nuestro camino cualquier obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.


Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.

Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.
Haz que, abriéndonos nuestras almas, merezcamos la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.

Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para lograrlos plenamente. Conserva la salud de nuestros cuerpos. Resuelve necesidades materiales.

Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón. Amén.

Vivir la vocación del amor, al que todo cristiano está llamado, no es fácil porque siempre se presentan dificultades y discusiones, pero en el perdón, la oración, la Eucaristía y el amor a María está el camino para cambiar el rumbo del mundo y de la propia familia. Ahora sugerimos una oración por los esposos:


4. Oración de los esposos

Señor, nuestro Dios
te bendecimos por tomar
en tus manos nuestro amor.
Ayúdanos a cumplir
nuestra misión.
Ven a compartir nuestra vida.

Ayúdanos a formar a 
nuestros hijos, a ser
testigos de tu amor
en nuestra familia
y en la comunidad.
Danos fuerza en los desalientos.
Comparte nuestras alegrías.
Señor, bendice nuestro amor. Amén.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 14 DE FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Miércoles de Ceniza
Hoy, miércoles, 14 de febrero de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Joel (2,12-18):

AHORA —oráculo del Señor—,,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor,
que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.

V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.


Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20–6,2):

HERMANOS:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 14 de febrero de 2018
Severiano Blanco, misionero claretiano


Queridos hermanos:

Probablemente el texto de Isaías que hemos oído responde a una época en la que el pueblo se entregó a la idolatría, y el profeta los invita a volver a su Dios y a que, a cambio del olvido en que le han tenido, le ofrezcan signos de reparación. Pero, como buen predecesor de Jesús, Isaías no pide principalmente unos signos externos de supuesta vuelta a la religión correcta: exige nada menos que “corazones rotos”. Es lenguaje bíblico ya conocido: “el hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón” (1 Samuel 16,7).

La cuaresma nos invita a un repaso general de nuestra forma de vivir, a reorganizarnos en relación con Dios (oración), con los hermanos (limosna), con nosotros mismos (ayuno), a reavivar nuestra sensibilidad y nuestra libertad, dominando los propios caprichos o inclinaciones meramente instintivas. Y, naturalmente, sin que nada de ello quede viciado por motivos espurios. En lo más santo se puede infiltrar también el pecado, por ejemplo el de vanidad o de orgullo: actuando para que otros nos alaben o aplaudan. Sería un volver a las exterioridades, sin haber cambiado el corazón.

En torno a esas tres dimensiones de la vida, San Antonio M. Claret redactó en unos ejercicios espirituales este hermoso propósito: “Tendré para con Dios corazón de hijo, para con el prójimo corazón de madre, y para conmigo mismo corazón de juez”. Tal vez el tercer miembro de la frase responda a un cierto rigorismo del silgo XIX; debemos amarnos también a nosotros mismos, y comprendernos, como limitados pero como hermosas criaturas de Dios. Pero no desperdiciemos lo principal el mensaje de Claret: en todo hay que poner corazón.

Todo esto ya lo hemos oído muchas veces. Llega el comienzo de la cuaresma y ya conocemos de memoria los textos bíblicos y su mensaje; eso es lo temible: conocer de memoria. Nada daña tanto la vida del creyente como la rutina, que a veces se traduce en indiferencia o insensibilidad, por “sabérselas todas”, “ser perro viejo”, “estar ya de vuelta”… Pero también los textos litúrgicos nos ponen en guardia frente a este peligro: “es el tiempo favorable, el día de la salvación, que no vaya a caer en saco roto…”. San Pablo dice que son nada menos que Cristo y el Padre (aunque sea por medio del apóstol mismo) quienes nos dan este toque de atención. Que el Señor nos libre de tener, como lamentaba un profeta, orejas incircuncisas (Jer 6,10).

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf  

FELIZ MIÉRCOLES




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