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viernes, 16 de febrero de 2018
jueves, 15 de febrero de 2018
LA VIRTUD DE LA PRUDENCIA
La virtud de la Prudencia
La prudencia es una de esas virtudes de las que apenas se habla y que, sin embargo, resulta ser una clave en el dificilísimo arte de ordenarnos rectamente en nuestra relación con el prójimo.
No nacemos prudentes, pero debemos hacernos prudentes por el ejercicio de la virtud. Y no es tarea fácil.
El pensamiento puede descarriarse como se descarría la voluntad, porque está expuesto a las mismas pasiones y a los mismos condicionamientos. Pensar y bien, exige una gran atención, no sólo sobre las cosas, sino principalmente sobre nosotros mismos.
Hay que saber estar atentos sobre las razones, pero mucho más sobre nuestras pasiones que son las que nos impulsan al error. Porque los hombres solemos errar por precipitación en nuestros juicios, afirmando cosas que la razón no ve claras, pero que estamos impulsados a afirmar como desahogo de nuestras pasiones. Quien no sabe controlar sus pasiones, tampoco sabrá controlar sus razones y se hace responsable moral de sus yerros.
La razón es la que ha de regir nuestra conducta en la verdad y por eso la prudencia es la primera de las virtudes cardinales.
Pero la verdad requiere tener sosegada el alma para conseguir tener sosegada la mente con objetivas razones.
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 15 DE FEBRERO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
15 de Febrero
Cuando Magdalena se alejó de la presencia del Señor ya perdonada, quedaron en la sala dos símbolos: del pasado y del presente: un frasco de esencias roto, de aquellas esencias excitantes, que daban a María incentivos de pecado; y unas lágrimas, dolor de un alma totalmente purificada.
* P. Alfonso Milagro
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 14 DE FEBRERO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
14 de Febrero
En el Evangelio Jesús asienta un principio fundamental en su doctrina: No busques la recompensa de tus obras en la opinión de los hombres; no deja de llamar la atención la insistencia con la que el Señor Jesús nos repite varias veces la expresión: Para ser vistos por los hombres.
Esto debe impulsarte a realizar tus obras no para ser visto, o ser reconocido por los hombres; en ese caso dice Jesús que ya has conseguido tu recompensa.
Obra más bien por Dios, sin preocuparte de que los demás aprueben o desaprueben tu modo de obrar; si obras por Dios, por amor a Dios, por fidelidad a Dios, que se te manifiesta en tu conciencia, podrás esperar de Dios la recompensa de tus buenas obras.
* P. Alfonso Milagro
EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 15 FEBRERO 2018
Lecturas de hoy Jueves después de Ceniza
Hoy, jueves, 15 de febrero de 2018
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (30,15-20):
MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 1
R/. Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor
V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 15 de febrero de 2018
Severiano Blanco, misionero claretiano
Queridos hermanos:
Hoy se habla mucho de la “calidad de vida”. A veces, abusando de ese concepto, se le opone el de “muerte digna”, y se piensa en la eutanasia. En referencia a alguien que pasa por grandes dolores o tribulaciones, siempre hemos oído la expresión: “eso no es vivir”. Jesús distinguía entre los vivos vivos y los vivos muertos; al alguien que pretendió posponer su seguimiento por esperar a dar sepultura a su padre, Jesús le respondió: “deja a los muertos que entierren a sus muertos” (Lc 9,60). Los que no están con Jesús son designados como “los muertos”, aunque se muevan; solo en él está la vida.
El Deuteronomio nos habla hoy de una vida en harmonía con Dios y con la naturaleza, una vida sabiamente orientada, que hace al hombre comparable a un árbol lozano, permanentemente regado por un manso riachuelo, cuyas hojas, por lo mismo, no se amustian. Frente a esta posibilidad está la de la impiedad, la de tomar por Dios lo que no es Dios, la de divinizar lo banal e inconsistente: ese insensato idólatra, quizá idólatra de sí mismo, se convierte en paja que arrebata el viento.
El lenguaje de Jesús es muy cercano al Deuteronomio y al Salmo 1º. Con un estilo didáctico muy de su agrado, nos lleva Jesús a la paradoja: el que se entrega a Dios y a los demás, ese se conserva a sí mismo, vive de verdad, a fondo; su vida es una bendición. Pero el que, de forma egoísta, se cierra sobre sí mismo, o se concentra exclusivamente en sus intereses, termina experimentando la frustración y el vacío. No hace falta, para ello, esperar a la otra vida; esto es experiencia humana, siempre actual; y, por supuesto, experiencia cristiana. ¡Cuánta felicidad acumulan miles de misioneros que, dejando la opulenta Europa, han marchado a tierras lejanas, para vivir entre personas que carecen de lo más elemental! Su vida de entrega se ha convertido para ellos en una fuente de alegría, más profunda que todo lo que pudiera brindarles nuestra sociedad de consumo. Esto nos lo cuentan igualmente jóvenes que se han desplazado por un tiempo, en plan de voluntariado, a ayudar en países en vías de desarrollo.
Cuentan de Santa Teresa de Calcuta que, en cierta ocasión, alguien, admirando su servicio a los últimos, le dijo: “yo eso no lo haría por todo el dinero del mundo”, a lo cual ella respondió: “y yo tampoco”.
Las palabras de Jesús están llenas de sabiduría y responden a la más profunda experiencia humana: existe la posibilidad de entregarse y la de reservarse, que acaban traduciéndose respectivamente en autorrealización y autodestrucción. En el caso de Jesús, San Pablo nos recuerda que, gracias a ese su camino de entrega y abajamiento, el Padre “le elevó sobre todo y le concedió un título superior a cualquier título” (Flp 2,9); y a los seguidores que imitan su estilo los espera la conocida invitación: “venid, benditos de mi Padre, pues tuve hambre y me disteis…” (Mt 25, 34).
Los tres textos litúrgicos de hoy (Deuteronomio, Salmo, Evangelio) pertenecen al género llamado sapiencial. Pidamos al Padre que a todos nos conceda la auténtica sabiduría.
Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf
miércoles, 14 de febrero de 2018
EL COMIENZO DE LA CUARESMA 2018
El comienzo de la Cuaresma
Cuaresma. Miércoles de ceniza. Si busco a Dios, es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar mi corazón.
Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Miércoles de Ceniza
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.
Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”
Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.
Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?
La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?
La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?
Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.
Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.
La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.
Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.
El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?
Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.
Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.
Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.
PAPA FRANCISCO AFIRMA QUE TODO ES POSIBLE PARA EL QUE PIDE CON FE
El Papa Francisco afirma que todo es posible para el que pide con fe
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
En su catequesis de la Audiencia General de este miércoles 14 de febrero en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco animó a rezar con fe, pues “todo es posible para el que pide con fe”, e invitó a aquellos que no tienen una fe suficientemente fuerte a rezar con esta fórmula: “Creo, Señor. Pero aumenta mi poca fe”.
“Recordemos, de hecho, cuanto nos ha dicho el Señor Jesús: ‘Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y será concedido’”, subrayó.
El Santo Padre continuó con las catequesis sobre la Santa Misa. En esta ocasión, reflexionó sobre el Credo y la Oración de los fieles.
El Credo “manifiesta la respuesta común de la asamblea a todo lo que se ha escuchado de la Palabra de Dios. Existe un nexo vital entre la escucha y la fe. De hecho, ésta no nace de la fantasía de mentes humanas, sino que, como recuerda San Pablo, ‘viene de escuchar la Palabra de Cristo’. La fe se alimenta, por lo tanto, de la escucha, y conduce al Sacramento”.
“De esa manera, el rezo del Credo hace que la asamblea litúrgica vuelva a meditar y a profesar los grandes misterios de la fe antes de la celebración eucarística”.
Destacó el vínculo existente entre el Credo y la liturgia de la Palabra, y afirmó que “la escucha de las lecturas bíblicas, prolongadas en la homilía, responde al derecho espiritual del pueblo de Dios a recibir con abundancia”.
“Cuando la Palabra de Dios no se lee bien, no se predica con fervor por el diácono, el sacerdote o el Obispo, se les está privando a los fieles de un derecho, porque los fieles tienen derecho a recibir la Palabra de Dios”, advirtió.
El Credo “vincula la Eucaristía al Bautismo, recibido ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’, y nos recuerda que los Sacramentos son comprensibles a la luz de la fe de la Iglesia: son ‘signos’ de la fe, la presuponen y la suscitan”.
En este sentido, “me agrada mencionar, el Credo, llamado ‘de los Apóstoles’, como el Símbolo bautismal de la Iglesia de Roma, fórmula que se puede adoptar en la Misa, especialmente en Cuaresma y en el Tiempo Pascual, en el lugar del Credo niceno-constantinopolitano. En la misma fe recibida por los Apóstoles se aplica la fe de cada bautizado, cuya unión a Cristo se actualiza en la celebración Eucarística”.
Tras reflexionar sobre el Credo, el Papa habló también sobre la Oración de los fieles: “La respuesta a la Palabra de Dios acogida con fe se expresa después en la súplica común denominada ‘Oración universal’, porque abraza las necesidades de la Iglesia y del mundo”.
“También se la denomina ‘Oración de los fieles’ –explicó–. De hecho, en los primeros siglos, después de la homilía, los catecúmenos abandonaban la iglesia, mientras los fieles, es decir, los bautizados, unían sus voces para suplicar juntos al Señor”.
El Papa también explicó que “los Padres del Concilio Vaticano II quisieron restaurar esta oración después del Evangelio y de la homilía, especialmente en el domingo y en las fiestas, con el objetivo de que con la participación del pueblo se haga la oración por la Santa Iglesia, por aquellos que nos gobiernan, por aquellos que se encuentran en necesidad, por todos los hombres y por la salvación de todo el mundo”.
“Tras las intenciones particulares, propuestas por un diácono o por un lector, la asamblea une su voz invocando: ‘Escúchanos, o Señor’, o con una súplica similar. Esta es la oración que los fieles elevan a Dios, confiando en que serán escuchados en las peticiones que presentan, por el bien de todos, según su voluntad”.
Por el contrario, “aquellas pretensiones que responden a la lógica mundana, no suben al Cielo, al igual que tampoco son acogidas las peticiones de auto-referencialidad”.
El Pontífice finalizó la catequesis recordando que “las intenciones por las cuales se invita al pueblo fiel a rezar deben dar voz a necesidades concretas de la comunidad eclesial y del mundo, evitando recurrir a fórmulas convencionales o miopes”.
SAN VALENTÍN, PATRONO DE LOS ENAMORADOS, 14 DE FEBRERO
San Valentín
Su fiesta se celebra el 14 de Febrero
San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras . El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.
Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.
La fecha de celebración del 14 de febrero fue establecida por el Papa Gelasio para honrar a San Valentín entre el año 496 y el 498 después de Cristo. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren contraer matrimonio al año siguiente.
La costumbre de intercambiar regalos y cartas de amor el 14 de febrero nació en Gran Bretaña y en Francia durante la Edad Media, entre la caída del Imperio Romano y mediados del siglo XV.
San Valentín
Los norteamericanos adoptaron la costumbre a principios del siglo XVIII. Los avances de la imprenta y el bajón en los precios del servicio postal incentivaron el envío de saludos por San Valentín. Hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín en Estados Unidos.
Aunque sean los enamorados los que principalmente celebran este día, sin embargo hoy en día se festeja también a todos aquellos que comparten la amistad, ya sea maestros, parientes, compañeros de trabajo y todo el que siente, tenga la edad que tenga, el olor del amor que, como flor de primavera, nunca debe perder su agradable perfume.
10 HERMOSAS AMISTADES DE SANTOS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA
10 hermosas amistades de santos en la historia de la Iglesia
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa
Un amigo fiel “no tiene precio, no hay manera de estimar su valor” y “es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor”, dice la Biblia en el capítulo 6 del libro del Eclesiástico.
Estos santos descubrieron ese tesoro y dieron testimonio al mundo de que se puede alcanzar una amistad bella, fructífera y fundada en el Señor. A continuación, te presentamos 10 hermosas amistades de santos en la historia de la Iglesia.
1.- San Francisco y Santa Clara de Asís
La amistad de estos dos santos italianos es una de las más famosas dentro de la Iglesia Católica.
Cuando San Francisco de Asís conoció a Santa Clara, tomó la decisión de “quitar del mundo malvado tan precioso botín para enriquecer con él a su divino Maestro”. En 1212, la joven huyó de su casa para consagrarse a Dios en la iglesia de San Damián y prometió obedecer a Francisco en todo.
Luego ella fundó la orden de las clarisas y cuidaba de los enfermos que Francisco le enviaba. En 1225 atendió a su amigo, que sufría por los estigmas y cuya salud se había debilitado.
Antes de morir Francisco en 1226, él le envió un mensaje de ánimo a Santa Clara para que no se desanimara ante su partida.
2.- San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calcuta
La amistad entre el Papa polaco y la fundadora albanesa de las Misioneras de la Caridad es una de las que más ha conmovido a los fieles en la actualidad. San Juan Pablo II solía llamarla “Mi madre”.
El Papa peregrino desarrolló su vocación religiosa en medio de la guerra y el comunismo, mientras que ella profundizó su llamado de atender a los más necesitados en Calcuta, una de las zonas más pobres de la India.
Santa Teresa de Calcuta lo visitó varias veces en el Vaticano y en 1986 el Pontífice viajó a la India, donde conoció el hospicio “Nirmal Hriday” (Sagrado Corazón) que ella fundó. La religiosa expresó que ese fue “el día más feliz” de su vida.
3.- San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac
El motor principal de la vida de estos santos franceses fue la caridad. A los 36 años San Vicente de Paúl sintió el llamado de servir a los pobres.
Decidió fundar la Congregación de la Misión (Vicentinos o Vicencianos) para evangelizar a los más necesitados y trabajar en la formación del clero.
Años más tarde conocería a una valiente y decidida viuda llamada Luisa de Marillac. El santo decidió impartirle una formación espiritual y juntos fundarían en 1633 la Compañía de la Hijas de la Caridad.
4.- Santa Teresita del Niño Jesús y Santa Elisabeth de la Trinidad
Santa Teresita de Lisieux y Santa Elisabeth de la Trinidad fueron dos religiosas carmelitas francesas cuya amistad se basó en su profunda vida espiritual.
Se conocieron en el Carmelo de Dijon, ubicado al este de Francia. Elizabeth, llamada la “hermana espiritual” de Santa Teresita, escribió diversos libros sobre la Santísima Trinidad.
Las dos deseaban con fervor poder llegar al cielo y estar junto a su amado Jesús. Ellas murieron antes de cumplir los 30 años. Santa Teresa de Lisieux falleció en 1897 mientras que su amiga falleció nueve años después.
5.- Santa Rosa y San Martín de Porres
Estos son los dos santos más importantes del Perú y destacan por su testimonio de humildad y entrega a los más necesitados. Dice la tradición que ambos fueron bautizados en la iglesia de San Sebastián, con dos años de diferencia, y recibieron el sacramento de la confirmación de manos de Santo Toribio de Mogrovejo, el segundo Arzobispo de Lima.
Ambos profundizaron su amistad cuando atendían a los enfermos y esclavos de la ciudad. Además pertenecieron a la orden de los dominicos. Santa Rosa de Lima fue una Terciaria mientras que San Martín de Porres fue religioso.
6.- San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier
Estos dos santos españoles se conocieron en la Universidad de La Sorbona, en París, Francia. San Ignacio de Loyola tenía unos 33 años cuando su discípulo San Pedro Fabro le presentó a San Francisco de Javier.
Al principio, Francisco consideraba a Ignacio antipático porque este siempre le repetía la frase de Cristo: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?". Poco a poco el joven dejó a un lado su vanidad e hizo los ejercicios espirituales creados por el fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas).
En 1540 el Papa Pablo III aprobó la creación de la Orden y San Ignacio fue elegido como su primer Superior General, mientras que San Francisco Javier partió como misionero a la India y Japón.
7.- Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz
Teresa era una joven soñadora y decidida cuando hizo sus votos en el Carmelo con 21 años en 1536. Allí se dio cuenta de que las carmelitas en España y otros lugares habían decaído y se habían convertido en una especie de centro social para todos los que deseaban una vida fácil y relajada.
Cuando empezó a fundar los nuevos conventos carmelitas, conoció a un joven fraile llamado Juan y tras entrevistarse con él, lo invitó a formar parte de la reforma del Carmelo para revitalizar el carisma original de pobreza y oración.
Estos amigos también escribieron hermosos poemas que están basados en sus pruebas y gozos espirituales. El más famoso de Santa Teresa de Ávila es “Nada te turbe” y el de San Juan de la Cruz es “La Noche Oscura del Alma”.
8.- San Juan Bosco y Santo Domingo Savio
Tras ser ordenado sacerdote en 1841, San Juan Bosco inició un oratorio donde reunía a cientos de jóvenes para formarlos. En ese entonces, un presbítero le presentó a un niño llamado Domingo. El santo quedó impresionado por la vida espiritual y la alegría del chico. Por ello decidió acogerlo y se convirtió en su guía espiritual.
Una noche Don Bosco lo encontró temblando de frío en su cama y cubierto solo con una sábana. Cuando le llamó la atención, Santo Domingo Savio lo tomó con humor y bromeó: “Nuestro Señor no cogió ninguna pulmonía en el establo de Belén”.
Domingo falleció en 1857. Dos años después, Don Bosco fundó a la orden de los Salesianos junto con un grupo de jóvenes.
9.- San Cornelio y San Cipriano
El Papa San Cornelio y el Obispo de Cartago, San Cipriano, dieron testimonio de su fe ante la persecución que sufrieron por parte del Imperio Romano.
Este Pontífice se enfrentó al sacerdote Novaciano quien proclamó la herejía de que la Iglesia Católica no tenía el poder para perdonar los pecados. El santo lo enfrentó y fue respaldado en este debate por su amigo San Cipriano.
San Cornelio fue enviado al destierro y murió decapitado en 253. Por su parte, San Cipriano fue martirizado de la misma forma que su amigo cinco años después.
10.- Santas Felicidad y Perpetua
Perpetua era una joven madre de 22 años proveniente de una familia rica y Felicidad era su esclava. Fueron arrestadas y encarceladas por ser cristianas.
En prisión Felicidad dio a luz a una niña y los cristianos lograron que Perpetua pueda estar con su bebé durante los últimos días de su vida.
Comulgaron antes de ser arrojadas a una vaca salvaje y morir decapitadas en el año 203. Los cristianos se encargaron de criar a la hija de Felicidad, mientras que las tías y la abuela de Perpetua se encargaron de la educación de su hijo.
SAN VALENTÍN: 4 ORACIONES PARA EL DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD
San Valentín: Cuatro oraciones para el día del amor y la amistad
Redacción ACI Prensa
“Haz todo por amor y para el amor”, solía decir Santa Margarita Alacoque, a quien se le presentó el Sagrado Corazón de Jesús. Una de las formas de amar es rezar por el ser querido. Aquí algunas oraciones en el día de San Valentín.
Existen varias formas de amor: amical, esponsal, filial, fraternal. Aristóteles definía a la amistad (amor amical) como querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo. Esto supone el renunciar al propio egoísmo y sumar las generosidades.
Jesús mismo experimentó la amistad, lloró por su amigo Lázaro que había muerto y les dijo a sus discípulos: “No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn. 15, 15).
1. Oración por los amigos
Padre,
Te pido que bendigas a mis amigos,
Revélales nuevamente tu amor y tu poder.
Te pido que seas la guía para su alma.
Si tiene dolor, dale tu paz y tu misericordia.
Si tiene dudas, renuévale la confianza.
Si tiene cansancio,
Te pido que le des la fuerza para seguir adelante.
Si hay estancamiento espiritual,
Te pido que le reveles tu cercanía,
para un nuevo comienzo en la fe.
Si tiene miedo, revélale Tu amor,
y trasmítele tu fuerza.
Donde haya pecado, bloqueando su vida,
haz que busque la reconciliación
y perdónalo.
Bendícelo, concédele más visión de ti,
que tenga el apoyo de amigos
para darle fuerza y valentía.
Concédele a cada uno la luz
para poder distinguir las fuerzas negativas
que pudieran afectarlo,
y revélale el poder que tienen en Ti para superarlo. Amén.
Otra sublime forma de amor es el esponsal o también llamado conyugal. "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla" (Ef 5,25-26).
Este amor es fruto de un camino que empieza con la amistad, pasa por el enamoramiento y se fortalece en el noviazgo. Lo importante en todas estas etapas es vivir el amor de forma oblativa. Es decir, con entrega, escucha, comprensión y servicio, tal como lo vivió Jesús: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado" (Jn. 13, 34).
2. Oración de los enamorados
En mi corazón, Señor, se ha encendido el amor por una criatura que tú conoces y amas.
Tú mismo me la has hecho encontrar y me la has presentado.
Te doy gracias por este don que me llena de alegría profunda, me hace semejante a Ti, que eres amor, y me hace comprender el valor de la vida que me has dado.
Haz que no malgaste esta riqueza que tú has puesto en mi corazón: enséñame que el amor es don y que no puede mezclarse con ningún egoísmo; que el amor es puro y que no puede quedar en ninguna bajeza; que el amor es fecundo y desde hoy debe producir un nuevo modo de vivir en los dos.
Te pido, Señor, por quien me espera y piensa en mí; por quien camina a mi lado; haznos dignos el uno del otro; que seamos ayuda y modelo.
Ayúdanos en nuestra preparación al matrimonio, a su grandeza, a su responsabilidad, a fin de que desde ahora nuestras almas dominen nuestros pensamientos y los conduzcan en el amor. Amén.
3. Oración de los novios a la Virgen María
Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones. Queremos que presidas nuestro amor; que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión. Quita de nuestro camino cualquier obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.
Haz que, abriéndonos nuestras almas, merezcamos la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para lograrlos plenamente. Conserva la salud de nuestros cuerpos. Resuelve necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón. Amén.
Vivir la vocación del amor, al que todo cristiano está llamado, no es fácil porque siempre se presentan dificultades y discusiones, pero en el perdón, la oración, la Eucaristía y el amor a María está el camino para cambiar el rumbo del mundo y de la propia familia. Ahora sugerimos una oración por los esposos:
4. Oración de los esposos
Señor, nuestro Dios
te bendecimos por tomar
en tus manos nuestro amor.
Ayúdanos a cumplir
nuestra misión.
Ven a compartir nuestra vida.
Ayúdanos a formar a
nuestros hijos, a ser
testigos de tu amor
en nuestra familia
y en la comunidad.
Danos fuerza en los desalientos.
Comparte nuestras alegrías.
Señor, bendice nuestro amor. Amén.
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