martes, 23 de marzo de 2021

HOY LA IGLESIA CELEBRA A SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO, PATRONO DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, 23 DE MARZO

 



Hoy la Iglesia celebra a Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del Episcopado Latinoamericano

Redacción ACI Prensa




Cada 23 de marzo la Iglesia celebra la Fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima, Patrono del Episcopado Latinoamericano, de la Arquidiócesis de Lima (Perú) y de Mayorga (España). Fue un gran defensor de los indefensos y explotados en tiempos del Virreinato del Perú, donde llegaría a ser autoridad eclesiástica. Santo Toribio trabajó incansablemente por ver a la Iglesia peruana organizada y unida, por lo que convocó sínodos y concilios, y realizó numerosos viajes pastorales.

Toribio Alfonso de Mogrovejo nació en Mayorga, Castilla (España) en 1538. Estudió derecho y fue profesor en la Universidad de Salamanca. Siendo laico recibió el encargo del rey Felipe II para presidir la inquisición de Granada, en calidad de juez principal. Tiempo después, el rey, impresionado por las virtudes cristianas y la humanidad de Toribio, le propuso al Papa Gregorio XIII que lo nombre Arzobispo de Lima. En ese momento, quien asumía dicho cargo se hacía responsable de una vasta jurisdicción que comprendía gran parte de Sudamérica hispana. Aunque inicialmente Santo Toribio se resistió a asumir el tamaña tarea -no estaba ni siquiera ordenado-, el Papa le otorgó la dispensa pontificia para recibir las órdenes menores y mayores, siendo finalmente consagrado obispo en 1580.

Santo Toribio se embarcó rumbo a América y al llegar al Perú de inmediato empezó a trabajar en la restauración de la disciplina y ordenamiento eclesiásticos. Por su investidura episcopal, tuvo que enfrentarse en ciertas ocasiones a conquistadores y miembros del clero limeño que habían cometido o permitido abusos contra los indígenas.

Esto lo hizo blanco de ciertas hostilidades provenientes del poder civil y también eclesial, en su mayoría calumnias o rumores. A pesar de ello, Santo Toribio persistió en la defensa de los pobres a la voz de “a quien siempre se debe tener contento es a Cristo y no al Virrey”.

Construyó iglesias, conventos, hospitales y fundó el primer seminario diocesano de América Latina, que hoy lleva su nombre. Además, su corazón de auténtico pastor lo llevó a estudiar las lenguas y dialectos locales (principalmente quechua y aymara) para estar más cerca de los fieles, aprender su cultura y anunciarles a Cristo, lo que favoreció el incremento de las conversiones.

Santo Toribio coincidió en el tiempo (segunda mitad del S. XVI y principios del XVII) con grandes santos como Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, San Juan Macías y San Francisco Solano -estos dos últimos, como él, nacidos en España-. A ellos los trató y conoció, y, como fue en el caso de San Francisco Solano, lo unió cierta amistad, propiciada por el trabajo evangelizador. Santo Toribio de Mogrovejo fue también quien confirmó a Santa Rosa de Lima. Fue una época caracterizada por el primer brote de santidad en América. Eran tiempos en los que en Lima, la Ciudad de los Reyes, se respiraba un aire de fervor y deseo de santidad.

Viajó por casi todo el territorio del virreinato, visitando ciudades, pueblos y caseríos, a pie o montado a caballo; casi siempre solo y exponiéndose a enfermedades y peligros.

Convocó tres concilios o sínodos provinciales y ordenó la publicación del catecismo en quechua y aymara. Celebró trece sínodos diocesanos que contribuyeron a difundir e implementar el Concilio de Trento en América, así como a mantener la independencia de la Iglesia del poder civil.

A los 68 años, Santo Toribio cayó enfermo y murió el 23 de marzo, día de Jueves Santo de 1606. San Juan Pablo II lo declaró Patrono del Episcopado Latinoamericano en 1983. 

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 23 DE MARZO DEL 2021

 



 Lecturas de hoy Martes de la 5ª semana de Cuaresma

Hoy, martes, 23 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de los Números (21,4-9):

EN aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edón.

El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:

«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».

El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.

Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:

«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».

Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió:

«Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».

Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 101,2-3.16-18.19-21


R/. Señor, escucha mi oración,

que mi grito llegue hasta ti


V/. Señor, escucha mi oración,

que mi grito llegue hasta ti;

no me escondas tu rostro

el día de la desgracia.

Inclina tu oído hacia mí;

cuando te invoco,

escúchame enseguida. R/.


V/. Los gentiles temerán tu nombre,

los reyes del mundo, tu gloria.

Cuando el Señor reconstruya Sión

y aparezca en su gloria,

y se vuelva a las súplicas de los indefensos,

y no desprecie sus peticiones. R/.


V/. Quede esto escrito para la generación futura,

y el pueblo que será creado alabará al Señor.

Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,

desde el cielo se ha fijado en la tierra,

para escuchar los gemidos de los cautivos

y librar a los condenados a muerte. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,21-30):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

«Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros».

Y los judíos comentaban:

«¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?».

Y él les dijo:

«Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados».

Ellos le decían:

«¿Quién eres tú?».

Jesús les contestó:

«Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».

Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.

Y entonces dijo Jesús:

«Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».

Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.


Palabra del Señor



«Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy»

Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca

(Valldoreix, Barcelona, España)



Hoy, martes V de Cuaresma, a una semana de la contemplación de la Pasión del Señor, Él nos invita a mirarle anticipadamente redimiéndonos desde la Cruz: «Jesucristo es nuestro pontífice, su cuerpo precioso es nuestro sacrificio que Él ofreció en el ara de la Cruz para la salvación de todos los hombres» (San Juan Fisher).

«Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre...» (Jn 8,28). En efecto, Cristo Crucificado —¡Cristo “levantado”!— es el gran y definitivo signo del amor del Padre a la Humanidad caída. Sus brazos abiertos, extendidos entre el cielo y la tierra, trazan el signo indeleble de su amistad con nosotros los hombres. Al verle así, alzado ante nuestra mirada pecadora, sabremos que Él es (cf. Jn 8,28), y entonces, como aquellos judíos que le escuchaban, también nosotros creeremos en Él.

Sólo la amistad de quien está familiarizado con la Cruz puede proporcionarnos la connaturalidad para adentrarnos en el Corazón del Redentor. Pretender un Evangelio sin Cruz, despojado del sentido cristiano de la mortificación, o contagiado del ambiente pagano y naturalista que nos impide entender el valor redentor del sufrimiento, nos colocaría en la terrible posibilidad de escuchar de los labios de Cristo: «Después de todo, ¿para qué seguir hablándoos?».

Que nuestra mirada a la Cruz, mirada sosegada y contemplativa, sea una pregunta al Crucificado, en que sin ruido de palabras le digamos: «¿Quién eres tú?» (Jn 8,25). Él nos contestará que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6), la Vid a la que sin estar unidos nosotros, pobres sarmientos, no podemos dar fruto, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna. Y así, si no creemos que Él es, moriremos por nuestros pecados. Viviremos, sin embargo, y viviremos ya en esta tierra vida de cielo si aprendemos de Él la gozosa certidumbre de que el Padre está con nosotros, no nos deja solos. Así imitaremos al Hijo en hacer siempre lo que al Padre le agrada.

BUENOS DÍAS!!!

 





 

lunes, 22 de marzo de 2021

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 34, 22 DE MARZO

 



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 34º. Lunes 22 de Marzo.



Dolor de los pecados porque pensaba en ti. "¡Qué dolor de muelas! No puedo estudiar, ni leer, ni jugar, y ni siquiera puedo dormir ", se quejaba desconsoladamente. Alguna vez habrás tenido dolor fuerte de algo... ¡Qué pesadilla!

Pues bien, el dolor de los pecados NO es así. Para perdonarnos en la confesión Dios nos pide dolor, y este dolor consiste en tres cosas: 1) reconocer que se ha pecado voluntariamente; 2) desear no haberlo hecho; 3) querer no volver a hacerlo y, para ello, poner los medios oportunos.

Es bueno que fomentes y busques el dolor de los pecados. Cristo, como Hombre que era, padeció todos los sufrimientos de su Pasión hace muchos siglos. Pero como Dios es eterno, no tiene tiempo: no hay para Él un antes y un después. Todo está presente ahora delante de Él. Es igual el año 580 que el 1990 o el 3150.

Y en el año 30, cuando cargó con la cruz, y le atravesaron sus manos y pies con clavos, etc., tenía presente en su cabeza divina todo lo que yo -y cualquier otro hombre- hacemos ahora y en cualquier otro momento de la historia. Por eso en el año 30 pensaba en ti y tú estabas presente en la pasión.

Dame, Señor, dolor de mis pecados. Dolor de amor. Lo que yo hago te afecta. Tú pensabas en mí en tu pasión. Y cada día, en cada misa, renuevas tu pasión. Y la renuevas pensando en mí. Gracias, y auméntame el dolor de mis pecados

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 22 DE MARZO



 Año de San José 

San José, hombre justo y modelo de virtudes,

es el Patrono Universal de la santa Iglesia,

y por lo tanto de todos nosotros.

Es el santo que tuvo en la tierra

la misión más grande y noble:

proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Marzo 22

Considerando que, el santo Rosario, el mejor obsequio que podemos ofrecer a tu Inmaculada esposa y Madre nuestra queridísima, que es el que ella misma ha pedido en Lourdes, Fátima, San Nicolás y en muchas otras apariciones; concédenos la gracia de rezarlo en familia, porque la familia que reza unida, permanece unida. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf) 

DÍA MUNDIAL DEL AGUA 2021: PAPA FRANCISCO PIDE GARANTIZAR AGUA POTABLE PARA TODOS

 



Día Mundial del Agua 2021: Papa Francisco pide garantizar agua potable para todos

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



Con ocasión del Día Mundial del Agua 2021, el Papa Francisco advirtió que muchas personas tienen “acceso a poca agua y quizás contaminada” por lo que destacó que “es necesario garantizar el agua potable y el saneamiento para todos”.

Así lo indicó el Santo Padre en un mensaje enviado este 22 de marzo a través de su cuenta oficial de Twitter @Pontifex_es.

El Pontífice señaló que el agua para los creyentes “no es una mercancía: es un símbolo universal y una fuente de vida y salud”.

“¡Muchos hermanos y hermanas tienen acceso a poca agua y quizás contaminada! Es necesario garantizar el agua potable y el saneamiento para todos.”, escribió el Papa.

En esta línea, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, envió un video mensaje a los participantes del evento virtual organizado por las Naciones Unidas con el tema “Valorar el agua”.

En el video mensaje, el Cardenal Parolin saludó en nombre del Papa al director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, y a la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Audrey Azoulay.

El Purpurado afirmó que el tema elegido para este año, “Valorar el agua”, “nos invita a ser más responsables en la tutela y utilización de este elemento tan fundamental para la preservación de nuestro planeta” porque “sin agua, en efecto, no habría habido vida, ni centros urbanos, ni productividad agrícola, forestal o ganadera. Con todo, este recurso no ha sido cuidado con el esmero y la atención que merece. Desperdiciarlo, desdeñarlo o contaminarlo ha sido un error que continúa repitiéndose también en nuestros días”.

“En el mismo siglo XXI, en la era del progreso y de los avances tecnológicos, el   acceso al agua potable y segura no está al alcance de todos”, alertó Parolin quien recordó que “a esta triste realidad se añaden hoy los nocivos efectos del cambio climático: inundaciones, sequías, aumento de las temperaturas, variabilidad repentina e impredecible de las precipitaciones, deshielos, disminución de las corrientes de los ríos o agotamiento de las aguas subterráneas”.

Además, el Purpurado exhortó a todos “a trabajar para terminar con la contaminación de los mares y los ríos, de las corrientes subterráneas y los manantiales, a través de una labor educativa que  promueva el cambio de nuestros estilos de vida, la búsqueda de la bondad, la verdad, la belleza y la comunión con los demás hombres en aras del bien común”.

Asimismo, el Secretario de Estado Vaticano invitó poner “en el centro de nuestros criterios la solidaridad” para emplear “el agua racionalmente, sin despilfarrarla inútilmente” y así poder “compartirla con quienes más la necesitan”.

Por último, el Cardenal Parolin destacó que “para garantizar el justo acceso al agua es de vital urgencia actuar sin dilación, para acabar de una vez por todas con su desperdicio, mercantilización y contaminación. Es más necesaria que nunca la colaboración entre los Estados, el sector público y privado, así como la multiplicación de iniciativas por parte de los Organismos intergubernamentales. Es igualmente urgente una cobertura jurídica vinculante, un apoyo sistemático y eficaz para que a todas las zonas del planeta llegue, en cantidad y calidad, el agua potable”.

“Apresurémonos, por tanto, para dar de beber al sediento. Corrijamos nuestros estilos de vida para que no derrochen ni contaminen. Convirtámonos en protagonistas de aquella bondad que condujo a San Francisco de Asís a calificar el agua como ‘una hermana que es muy humilde, y preciosa y casta’”, subrayó el Purpurado. 

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 22 DE MARZO DE 2021



Lecturas de hoy Lunes de la 5ª semana de Cuaresma

Hoy, lunes, 22 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Daniel (13,1-9.15-17.19-30.33-62):

EN aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y temerosa del Señor.

Sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.

Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:

«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo».

Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.

A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sintieron deseos de ella.

Pervirtieron sus pensamientos y desviaron los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.

Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.

Susana dijo a las criadas:

«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del jardín mientras me baño».

Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:

«Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».

Susana lanzó un gemido y dijo:

«No tengo salida: si hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor».

Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.

Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.

Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:

«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».

Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes.

Toda su familia y cuantos la veían lloraban.

Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.

Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor.

Los ancianos declararon:

«Mientras paseábamos nosotros solos por el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.

Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.

En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».

Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y la condenó a muerte.

Susana dijo gritando:

«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».

Y el Señor escuchó su voz.

Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:

«Yo soy inocente de la sangre de esta».

Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:

«Qué es lo que estás diciendo?».

Él, plantado en medio de ellos, les contestó:

«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».

La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:

«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».

Daniel les dijo:

«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».

Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:

«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».

Él contestó:

«Debajo de una acacia».

Respondió Daniel:

«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».

Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:

«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».

Él contestó:

«Debajo de una encina».

Replicó Daniel:

«Tu calumnia también se vuelve contra ti. el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».

Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.

Aquel día se salvó una vida inocente.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 22,1-3a.3b-4.5.6


R/. Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo


V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas. R/.


V/. Me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.


V/. Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mí copa rebosa. R/.


V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

EN aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:

«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:

«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:

«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».


Palabra del Señor 



«Vete, y en adelante no peques más»

Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells

(Salt, Girona, España)



Hoy contemplamos en el Evangelio el rostro misericordioso de Jesús. Dios es Amor, y Amor que perdona, Amor que se compadece de nuestras flaquezas, Amor que salva. Los maestros de la Ley de Moisés y los fariseos «le llevan una mujer sorprendida en adulterio» (Jn 8,4) y piden al Señor: «¿Tú qué dices?» (Jn 8,5). No les interesa tanto seguir una enseñanza de Jesús como poderlo acusar de que va contra de la Ley de Moisés. Pero el Maestro aprovecha esta ocasión para manifestar que Él ha venido a buscar a los pecadores, a enderezar a los caídos, a llamarlos a la conversión y a la penitencia. Y éste es el mensaje de la Cuaresma para nosotros, ya que todos somos pecadores y todos necesitamos de la gracia salvadora de Dios.

Se dice que hoy día se ha perdido el sentido del pecado. Muchos no saben lo que está bien o mal, ni por qué. Es lo mismo que decir —en forma positiva— que se ha perdido el sentido del Amor a Dios: del Amor que Dios nos tiene, y —por nuestra parte— la correspondencia que este Amor pide. Quien ama no ofende. Quien se sabe amado y perdonado, vuelve amor por Amor: «Preguntaron al Amigo cuál era la fuente del amor. Respondió que aquella donde el Amado nos ha lavado nuestras culpas» (Ramon Llull).

Por esto, el sentido de la conversión y de la penitencia propias de la Cuaresma es ponernos cara a cara ante Dios, mirar a los ojos del Señor en la Cruz, acudir a manifestarle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia. Y como a la mujer del Evangelio, Jesús nos dirá: «Tampoco yo te condeno... En adelante no peques más» (Jn 8,11). Dios perdona, y esto conlleva por nuestra parte una exigencia, un compromiso: ¡No peques más! 

FELIZ SEMANA!!!!

 





domingo, 21 de marzo de 2021

CADA UNO DE NOSOTROS ES UN GRANO DE TRIGO

 



 Cada uno de nosotros es un grano de trigo

Los que quieren echarse a perder, se guardan para sí mismos en el egoísmo.

Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net




Podremos hacer muchas cosas o tener grandes posesiones, pero nunca debemos perder de vista que lo importante es el bien que hacemos a los demás. Ésa tiene que acabar siendo nuestra más importante y auténtica riqueza.

Dios ama al que da con alegría, y en el Evangelio escuchábamos una parábola de nuestro Señor sobre este darse. Darse significa que, como el grano de trigo, uno tiene que caer en la tierra y pudrirse para dar fruto. Es imposible darse con comodidad, es imposible darse sin que nos cueste nada. Al contrario, el entregarse verdaderamente a los demás y el ayudar a los demás siempre nos va a costar.

Vivimos en un mundo de muchas comodidades, y no sé si nosotros seríamos capaces de resistir el sufrimiento, cuando cosas tan pequeñas, tan insignificantes, a veces nos resultan tan dolorosas. La fe nos pide ser testigos de Cristo en la vida diaria, en la caridad diaria, en el esfuerzo diario, en la comprensión diaria, en la lucha diaria por ayudar a los demás, por hacer que los demás se sientan más a gusto, más tranquilos, más felices. Ahí es donde está, para todos nosotros, el modo de ser testigos de Cristo.

Tenemos que entregarnos auténticamente, entregarnos con más fidelidad, entregarnos con un corazón muy disponible a los demás. Cada uno tiene que saber cuál es el modo concreto de entregarse a los demás. ¿Cómo puedo yo entregarme a los demás? ¿Qué significa darme los demás?

Ciertamente, para todos nosotros, lo que va a significar es renunciar a nuestro egoísmo, renunciar a nuestras flojeras, renunciar a todas esas situaciones en las que podemos estar buscándonos a nosotros mismos.

Jesucristo nos dice en el Evangelio que todo aquél que se busca a sí mismo, acabará perdiéndose, porque acaba quedándose nada más con el propio egoísmo. La riqueza de la Iglesia es su capacidad de entrega, su capacidad de amor, su capacidad de vivir en caridad. Una Iglesia que viviese nada más para sí misma, para sus intereses, para sus conveniencias sería una Iglesia que estaría viviendo en el egoísmo y que no estaría dando un testimonio de fe. Y un cristiano que nada más viva para sí mismo, para lo que a uno le interesa, para lo que uno busca, sería un cristiano que no está dando fruto.

Dios da la semilla, a nosotros nos toca sembrar. Dios nos ha dado nuestras cualidades, a nosotros nos toca desarrollarlas; Dios nos ha dado el corazón, el interés, la inteligencia, la voluntad, la libertad, la capacidad de amar; pero el amar o el no amar, el entregarnos o no entregarnos, el ser egoístas o ser generosos depende sola y únicamente de nosotros.

Es en la generosidad donde el hombre es feliz, y es en el egoísmo en donde el hombre es auténticamente desgraciado. Aunque a veces la generosidad nos cueste y nos sea difícil; aunque a veces el ser generosos signifique el sacrificarnos, es ahí donde vamos a ser felices, porque sólo da una espiga el grano de trigo que cae en la tierra y se pudre, se sacrifica, mientras que el grano de trigo que se guarda en un arcón acaba estropeándose, se lo acaban comiendo los animales o echándose a perder.

Cada uno de nosotros es un grano de trigo. Reflexionemos y preguntémonos: ¿Quiero echarme a perder o dar frutos? Y recordemos que sólo hay dos tipos de personas en esta vida: los que quieren echarse a perder y se guardan para sí mismos en el egoísmo; o los que entregándose, acaban por dar fruto.

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 33, 21 DE MARZO

 



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 33º. Domingo 21 de Marzo.


Perdonar siempre. Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat. Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle... La Madre Teresa, que quería que aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla:

¿Debe perdonar a su hijo? le decía. Es carne de su carne y sangre de su sangre... Sin duda hizo lo que hizo en un momento de locura y ya estará arrepentido... Pórtese como una verdadera madre y perdónelo... Si ha pedido a Dios que le perdone sus pecados debe perdonar el que su hijo cometió con usted. Si lo hace, Dios recompensará su generosidad con un lugar en el Cielo. La mujer se resistía, pero la gracia terminó venciendo. -Le perdono, le perdono... dijo por fin llorando. Poco después moría.

Dios mío, dame gracia y amor para perdonar siempre: que ningún día me acueste guardando rencor a alguien, aunque me parezca que tengo motivos. ¡Me has perdonado Tú a mí!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

AÑO DE SAN JOSÉ, DÍA 21 DE MARZO

 


Año de San José

San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Marzo 21
Ayúdanos a esperar y confiar cada día más en Ti, ilumina nuestros ojos, guía nuestros pasos, y redime los males en este mundo tan lleno de peligros y de injusticias. Tú que eres el justo por excelencia. Así sea.


(P. Florentín Brusa, cmf)

PAPA FRANCISCO: QUIEN MUESTRA EL SIGNO DE LA CRUZ DEBE SER COHERENTE CON EL EVANGELIO


 

Quien muestra el signo de la Cruz debe ser coherente con el Evangelio, afirma el Papa

POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco recordó este domingo 21 de marzo, durante el rezo del Ángelus en el Vaticano, que la Cruz “se ha convertido en el emblema por excelencia de los cristianos”.

Explicó que quien proviene de países y culturas donde el cristianismo es poco conocido y quiere conocer más sobre Jesús, lo primero que ve “en las iglesias, en los hogares de los cristianos, incluso en el propio cuerpo” es el crucifijo.

Por eso, insistió en la importancia de que “el signo sea coherente con el Evangelio”, porque “la cruz no puede sino expresar amor, servicio, entrega sin reservas: sólo así es verdaderamente el ‘árbol de la vida’, de la vida sobreabundante”.

El Pontífice, que volvió a presidir el Ángelus en privado desde la Biblioteca del Palacio Apostólico debido al aumento de restricciones en Italia por la pandemia de coronavirus, hizo esta reflexión a partir del fragmento del Evangelio de San Juan donde se narra cómo un grupo de griegos se acercan al apóstol Felipe y le piden ver a Jesús.

Jesús responde a esa petición “de un modo que lleva a reflexionar. Dice así: ‘Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre […] Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto’”.

“Estas palabras”, señaló el Papa, “no parecen responder a la petición que habían hecho aquellos griegos. En realidad, van más allá. De hecho, Jesús revela que Él, para todo hombre que quiera buscarlo, es la semilla escondida dispuesta a morir para dar mucho fruto. Como diciendo: si queréis conocerme y comprenderme, mirad el grano de trigo que muere en la tierra, mirad la cruz”.

El Santo Padre hizo hincapié en que “también hoy mucha gente, a menudo sin decirlo implícitamente, quisiera ‘ver a Jesús’, encontrarlo, conocerlo. Esto nos hace comprender la gran responsabilidad de los cristianos y de nuestras comunidades”.

“Nosotros también debemos responder con el testimonio de una vida que se entrega en el servicio. Se trata de sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes”.

De esa manera, resaltó el Papa Francisco, “el Señor, con su gracia, nos hace fructificar, incluso cuando el terreno es árido por incomprensiones, dificultades o persecuciones".

"Precisamente entonces, en la prueba y en la soledad, mientras muere la semilla, es el momento en que brota la vida, para dar fruto maduro en su momento. Es en esta trama de muerte y de vida que podemos experimentar la alegría y la verdadera fecundidad del amor”, concluyó.

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