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viernes, 20 de noviembre de 2015
LA MILAGROSA HISTORIA DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ, PATRONA DE EL SALVADOR
La milagrosa historia de la imagen de Nuestra Señora de la Paz, Patrona de El Salvador
Fiesta: 21 de noviembre
Hermoso título de la Madre de Dios que amaríamos ver proyectado sobre el mundo entero
Por: Reina del Cielo | Fuente: www.reinadelcielo.org
Señor, que has sabido encontrarnos en épocas tan tempranas
no nos abandones aunque el paso de los años resquebraje nuestra fe
no nos abandones aunque el paso de los años resquebraje nuestra fe
América fue poblada, en épocas tempranas, de manifestaciones de María que pronto dieron un tono Mariano al continente todo. Fue primero El Salvador, con semejante nombre, no podía dejar de ser tierra de milagros. Y fue la Madre de El Salvador la que hizo lo necesario para que las generaciones se mantengan abrazadas al Manto que las protege. Una extraordinaria historia dio origen a la devoción a Nuestra Señora de la Paz, devoción que ha seguido alimentándose por medio de la fe popular que a fuerza de milagros ha visto la Mano de Dios expresarse a través de la Patrona del pueblo.
Una amiga salvadoreña, Eli, nos ha enseñado estas maravillas, que hoy compartimos con nuestros lectores. Los invitamos a gozar con la historia que rodea a la devoción a Nuestra Señora de la Paz, Patrona de El Salvador.
Historia del hallazgo
En el año de 1682, unos mercaderes se encontraban en las riberas del Mar del Sur, vieron en la playa una caja de madera que había sido posiblemente arrojada por la fuerza de las aguas. Los mercaderes trataron de abrir la caja para ver su contenido, pero estaba sellada y les fue imposible abrirla, por lo que optaron por dejarla abandonada en el mismo lugar. Pocos días después, otros mercaderes vieron la caja y estimaron que algo interesante podía contener. Solicitaron entonces de un vecino inmediato para que les prestase una burrita, que estaba asida a un árbol, para conducir la caja a la Ciudad de San Miguel.
Los caminos de aquel lugar eran intransitables y peligrosos a causa de los piratas ingleses. El medio obtenido para el transporte de dicha caja resultaba incomodo, por lo que el recorrido tardo varios días. El 21 de Noviembre del citado año llegaron al final de la jornada.
Los conductores de la pesada carga, habían dispuesto dar cuenta a las autoridades, pero se dio el caso de que la burrita, con la preciosa carga, se echó en tierra en plena plaza pública, frente a la antigua Iglesia Parroquial, donde se encuentra la Catedral Migueleña.
Se procedió entonces a abrir la caja. Después de retirar algunas envolturas, con gran sorpresa, se dejó ver el rostro resplandeciente de una bella imagen con un niño.
La noticia cundió inmediatamente; así las revueltas fratricidas en que se encontraba la población, terminaron pronto, deponiendo las armas, a la vez que volvía la calma a los vecinos que desesperados, llevaban tiempo en angustiosas situaciones de desorden.
Para perpetuar aquel acontecimiento de gran trascendencia, colocaron la imagen en el atrio de la Parroquia y a los pies de María se juró solemnemente no guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la Paz germinara en Fraternidad y Reconciliación. Por esto dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra Señora de La Paz.
El origen de la imagen permanece en el misterio, pues nunca se pudo conocer qué destino tenía aquella caja, ni cómo llegó a las playas del Salvador.
Protección Milagrosa
La fe y confianza depositadas en la Virgen de la Paz, vive desde que llegó a nuestras playas, en el alma del pueblo salvadoreño y especialmente en el migueleño.
– El 21 de septiembre de 1787, 105 años después del hallazgo, el volcán Chaparrastique, de la Ciudad de San Miguel hizo erupción. La lava ardiente casi llegaba a la ciudad amenazando su destrucción. Angustiados los vecinos, se congregaron en la plaza principal, junto a las autoridades locales, sacerdotes y religiosos franciscanos y mercedarios, quienes infundían confianza al afligido pueblo, exhortándolo a pedir a Dios misericordia con arrepentimiento de los pecados y a invocar la protección maternal de la virgen de la Paz.
Decidieron sacar la imagen de Nuestra Señora de la Paz a la puerta principal de la antigua Iglesia parroquial. La colocaron frente a las fuerzas volcánicas, al aparecer la sagrada imagen, el pueblo gritó Sálvanos Reina de la Paz, inmediatamente la lava tomó otro rumbo, buscando al sur de la Ciudad, justo en un Pueblo que hoy se llama Milagro de la Paz. Cubrió grandes extensiones de tierras fértiles, a la vez que gran parte de la Laguna El Jocotal.
Después de efectuarse el portentoso milagro, en el cielo se dejó ver con toda claridad una bellísima palma formada por blancas nubes, cuyo pie fue a posarse en el inmenso cráter del turbulento volcán.
Con gran admiración quedaron, quienes vieron aquella magnífica señal, que el pueblo optó por colocar en la diestra de la Sagrada Imagen, una palma de oro en conmemoración de aquel gran acontecimiento, que la tradición se ha encargado de hacer prevalecer como algo notable, asombroso y único en estas latitudes.
La Corporación Municipal, con distinguidos vecinos de la Ciudad, religiosos franciscanos y mercedarios, en nombre del pueblo agradecido, formularon y juraron estos votos a su Patrona: Celebrar a perpetuidad, todos los años, la conmemoración del portentoso milagro.
La víspera del 21 de septiembre, ayuno de todo el pueblo, hasta los niños de pecho, en señal de penitencia y mortificación voluntarias.
Sucedió otro hallazgo el jueves 25 de junio de 1903, entre cinco y seis de la tarde, un estruendo conmovió a la Ciudad de San Miguel. Un rayo fulminó sobre la cúpula de la Iglesia de San Francisco, templo santuario de nuestra Patrona e iglesia parroquial.
La chispa produjo incendio, que comenzó en el camarín de la Virgen, quemando las vestiduras de la imagen, ennegreciendo y ampollando el retoque, sin dañar las perfecciones escultóricas.
La lluvia arreciaba y el huracán amenazaba a la Ciudad, derribando árboles y los tejados de las casas eran arrancados por la violencia de la tempestad. Pronto se supo la noticia de la desgracia, que en el momento se llenó el templo de fieles. La consternación era general.
Se llamó al escultor guatemalteco, Don Cipriano Dardón para restaurar la Imagen. Con ese fin se la llevó en procesión de desagravio de la Iglesia parroquial a la de Santo Domingo, llevando la Imagen y el Niño, con el rostro cubierto, en medio de una manifestación impresionante. El trabajo lo hizo el escultor en la sacristía de este último templo.
La Catedral Basílica
El nuevo Templo Catedral Basílica, dedicado a Nuestra Señora de la Paz, fue terminado en 1953, en cuyo altar de mármol de Carrara, de gran belleza escultórica, luce toda su Realeza de Madre de Cristo. Rodeada de numerosos vitrales con bellos paisajes bíblicos.
En la parte exterior lucen en mármol estatuas del Capitán Don Luis Moscoso, fundador de la Ciudad y la del Capitán General Gerardo Barrios, iniciador de los trabajos de la Catedral.
Con ocasión del Congreso Eucarístico Nacional, en 1942, su Santidad San Pío XII dirigiéndose al Pueblo Salvadoreño, exclamó: Que Nuestra Señora de la Paz os coloque a todos bajo el amparo del simbólico ramo que en su Iglesia de San Miguel alza en su mano derecha y cuyo nombre amaríamos ver proyectado sobre el mundo entero.
El 10 de Octubre de 1966, el Papa Pablo VI, a través de la Sagrada Consagración de Ritos, constituyó y declaró de manera perpetua, a Nuestra Señora de la Paz, Patrona Principal de la República de El Salvador, con todos los honores y privilegios litúrgicos correspondientes.
jueves, 19 de noviembre de 2015
SANTUARIO NACIONAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA DIVINA PROVIDENCIA, PATRONA DE PUERTO RICO
Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico
La Capilla de Nuestra Señora de la Divina Providencia en la Catedral Metropolitana de San Juan Bautista contiene la hermosa imagen de la Virgen
Por: Ricardo Francisco Cuervo Aranguren / otros | Fuente: advocaciones-marianas.blogspot.com.es / otros
La Catedral Metropolitana Basílica de San Juan Bautista de Puerto Rico es la sede de la arquidiócesis de San Juan. Está localizada en la calle del Cristo, en el Viejo San Juan.
Fue construida en 1521, destruida por una tormenta, y posteriormente reconstruida en 1529.
La Iglesia fue nombrada basílica menor por el Papa Pablo VI el 25 de enero de 1978, por petición del cardenal Luis Aponte Martínez, Arzobispo de San Juan.
La misma contiene los restos del explorador y conquistador Juan Ponce de León, así como del mártir San Pío. Contiene algunas reliquias como las de los ornamentos y vestiduras usadas por el Papa Juan Pablo II en su visita a Puerto Rico en 1984.
También contiene una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe con el título de «Patrona de México y Emperatriz de las Américas». El Altar mayor lo preside un Cristo crucificado y en los laterales están las imágenes de San Juan Bautista y la Virgen de los Remedios.
La Catedral también es el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico. Es la iglesia más antigua del país, y la segunda más antigua de América, después de la catedral de Santa María la Menor en Santo Domingo.
La Capilla de Nuestra Señora de la Divina Providencia es un camerino que contiene la imagen de la Virgen de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico. A su lado hay una inscripción en la que se lee: Nuestra Señora de la Providencia, Protectora de Puerto Rico (1853-1953).
La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia
Se originó en Italia en el siglo XIII. Fue una devoción muy difundida y popular que posteriormente pasó a España donde se levantó un santuario en Tarragona, Cataluña.
Al ser nombrado obispo de Puerto Rico el catalán Gil Esteve y Tomás, trajo consigo esta devoción que conociera en sus años de seminarista. En las manos de la Divina Providencia tuvo que poner toda su diócesis este prelado, pues encontró a la catedral prácticamente en ruinas y la economía de la diócesis en peores condiciones. La confianza del obispo y su trabajo dieron fruto rápidamente y antes de los cinco años ya había podido reconstruir el templo catedralicio, en el que se estableció el culto y la devoción a la Virgen de la Providencia.
La imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia
La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.
La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.
María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.
El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.
La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latino Americano celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976.
Con un permiso especial de Vaticano, el día 5 de diciembre, el primer Cardenal puertorriqueño coronaría la imagen de la Virgen, en el solar del estacionamiento del Coliseo Roberto Clemente, como Patrona de Puerto Rico.
La noche anterior, una mano criminal quemó la recién restaurada imagen de la Madre de Dios en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió, ante la emotiva presencia de unos cien mil devotos puertorriqueños, muchos en lágrimas; cardenales, arzobispos y obispos de toda Latinoamérica asistieron al acto.El Cardenal, dijo entonces a los presentes: "El fósforo que se utilizó para quemar a la imagen incendió una llama en el corazón de todos los puertorriqueños." Y añadió: "Gracias a Dios, que es imposible quemar a la Virgen, porque Ella se encuentra en el Cielo".
La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada.
Desde su proclamación como Patrona de Puerto Rico, la devoción a la Virgen de la Providencia ha aumentado grandemente, no solamente aquí, sino en los Estados de la Unión Norteamericana donde residen puertorriqueños.
Oración
Oh Madre poderosísima de Dios y Madre amorosísima nuestra: con todo el afecto y fervor de nuestras almas te rogamos que nos concedas, no sólo a nosotros, sino también a todos nuestros parientes y amigos, y a los habitantes de toda la Isla, la gracia de cifrar en Ti nuestra esperanza y de agradarte con una constante y fervorosa devoción.
Dígnate conservar y aumentar el amor que te profesa Puerto Rico, y que echen cada día en nuestro suelo raíces más profundas la moral, la piedad, la Religión Católica.
Derrama tus luces soberanas sobre nuestros gobernantes, para que, con acertadas leyes y disposiciones saludables, promuevan nuestro bien temporal y eterno.
Haz que te seamos fieles hasta la muerte, a fin de que, después de haberte amado, venerado, invocado a imitado en la presente vida, te amemos, veneremos, ensalcemos a imitemos en la gloria, por eternidad de eternidades.
Así sea.
SANTÍSIMA VIRGEN DE LA DIVINA PROVIDENCIA, ADVOCACIÓN MARIANA, 19 DE NOVIEMBRE
Santísima Virgen de la Divina Providencia
Advocación Mariana, 19 de noviembre
Fuente: Corazones.org
Patrona de Puerto Rico
La devoción a la Virgen de la Divina Providencia se origina en el siglo XIII en Italia, de donde llegó poco tiempo después a España, en donde se construyó un santuario en Tarragona, Cataluña.
Se dice que el nombre de Divina Providencia, le fue asignado a la Virgen por San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien en una ocación en la que él y sus frailes no tenían nada que comer, invocó la protección de su Patrona, al poco tiempo se oyó toques en la puerta del convento, encontrando al abrila dos canastas llenas de alimentos.
La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.
La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.
María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.
El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.
La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latino Americano celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976. La víspera del acontecimiento esta imagen fue vilmente quemada en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió en medio de la emoción y las lágrimas de millares de sus hijos y la presencia de cardenales, arzobispos y obispos venidos de toda Latinoamérica.
La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada. Actualmente espera la construcción del proyectado gran santuario nacional para ser allí colocada
miércoles, 18 de noviembre de 2015
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA MEDALLA MILAGROSA
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A LA MEDALLA MILAGROSA
Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y Protectora ante la majestad de Dios. Yo os prometo, virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor.
Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.
¿QUÉ LUGAR OCUPA LA VIRGEN MARÍA EN MI VIDA?
¿Qué lugar ocupa la Virgen María?
¿Qué lugar ocupa la Virgen María en nuestra espiritualidad?
Mujer, aquí tienes a tu hijo; hijo, aquí tienes a tu madre (Juan 19,26-27). Desde que por primera vez el discípulo a quien Jesús amaba acogió a María en su casa, fue María quien acogió también a la Iglesia.
Estoy frente a una escultura de la Virgen de Montserrat, y hoy que me he sentado para escribir unas líneas sobre un tema de espiritualidad. Me parece un deber filial escribir algo sobre María. Ya desde una perspectiva antropológica y psicológica, la incorporación del arquetipo materno en la propia espiritualidad, a mi entender, enriquece y complementa el desarrollo humano y cristiano de la persona.
El modelo humano y la condición de discípulo que nos ofrece el Nuevo Testamento sobre María son exquisitos por su discreción, finura y ternura: su disponibilidad en la Anunciación, la fidelidad hasta el pie de la cruz, su presencia en la vida de la Iglesia ilustrada en el relato de Pentecostés. Y no hay que liberar a María del dogma para hacerla más próxima a nosotros. Si los dogmas son símbolos de la fe, entonces son formulaciones capaces de llevarnos "a una relación con...". Esta María, tan humana, ha sido admitida ya dentro del ámbito de la divinidad: por eso es posible una proximidad especial con ella. Podemos sentirnos escuchados, amados, animados, curados por ella.
Quizás ya no pensando que, como Cristo y el Padre están más lejos... ella nos hace de intermediaria. Me parece que ya todos nos dejamos llevar por el Espíritu que llama en nuestros corazones confiadamente "Abba, Padre", o que ya tenemos consciencia de que "en Cristo tenemos un gran sacerdote capaz de compadecerse de nuestras debilidades". Pero sí porque en nuestra vida espiritual la presencia del rostro femenino de María nos dice algo de Dios que sólo ella puede transmitir a su manera: con su ternura y su acogimiento de madre, su discreción, su valentía y fortaleza de mujer, su preocupación por la vida, su capacidad de comprensión, su sensibilidad y admiración por la bondad... y, seguramente, más cosas que el querido lector también podría añadir.
Vivir junto a un icono-escultura de María tan amada, como es la de la Virgen de Montserrat, me ha hecho comprender, cada vez más, la importancia de María en la espiritualidad del cristiano: ¿cuántas veces la ternura y la mano izquierda de una madre no han podido más que la tristeza, la desesperación, el desconsuelo, el desencarrilamiento o el desencanto de alguno de sus hijos?
María, como representa la escultura romanicogótica de Montserrat, sede de sabiduría, que tiene el niño en el regazo y lo muestra a todo el mundo que va hacia ella, es imagen de cómo la Iglesia tiene que presentar a la Madre de Dios: como aquella que lleva a Cristo. Si hay alguien, sin embargo, que se siente atraído por Maria y no consigue llegar al Hijo, me atrevo a decir que ya ha empezado a andar, aunque no haya llegado a la meta.
Autor: Antoni Pou, osb | Fuente: Catholic.net
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