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miércoles, 6 de enero de 2016
FIESTA DE LA EPIFANÍA O DÍA DE REYES, 6 DE ENERO
Fiesta de la Epifanía o Día de Reyes
Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesias, le llevan regalos y lo adoran con oro, incienso y mirra.
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net
Origen de la fiesta:
El 6 de enero se celebraba desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.
La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.
La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en Mateo 2, 1-12
“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacia mucho tiempo.
Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:
Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel
Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”
Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:
*Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.
* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.
* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.
* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.
* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.
Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:
oro: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;
incienso: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;
mirra: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.
Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.
* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.
* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.
Significado de la fiesta:
Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.
Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.
Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.
En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.
Origen de la Rosca de Reyes
Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.
La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistios y salvaron sus vidas. Desde entonces, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.
Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.
Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.
El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.
Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.
En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.
El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la Iglesia el día 2 de Febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.
HOY LA IGLESIA CELEBRA LA EPIFANÍA DEL SEÑOR, 6 DE ENERO
Hoy la Iglesia celebra la Epifanía del Señor
Por Abel Camasca
(ACI).- Cada 6 de enero en Roma y en muchas iglesias del mundo se celebra la Epifanía (manifestación) del Señor y en el Evangelio se nos presenta el pasaje de los tres Reyes Magos que llegan a ofrecer regalos al Niño Dios.
Evangelio: Mateo 2, 1-12
“Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo’. Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: ‘En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel’. Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: ‘Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo’. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino”.
Los Magos buscaban a Dios en las estrellas o en el palacio, pero lo encontraron en un humilde pesebre con María, su Madre. Le llevaron regalos: Oro por su realeza, incienso por su divinidad y mirra por su humanidad. Sin embargo, fueron ellos los que salieron premiados porque vieron al Salvador del mundo.
domingo, 3 de enero de 2016
EL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS, 3 DE ENERO
Por Abel Camasca
(ACI).- Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”, decía San Bernardino de Siena.
La palabra Jesús es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua” o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.
El Santísimo Nombre de Jesús comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.
San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella y, en el medio, se veía el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ).
Más adelante la tradición devocional le añade un significado a las siglas: "I", Iesus (Jesús), "H", Hominum (de los hombres), "S", Salvator" (Salvador). Juntos quieren decir “Jesús, Salvador de los hombres”.
San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.
El Nombre de Jesús, invocado con confianza:
Brinda ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc. 16,17-18). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6; 9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40).
Da consuelo en las pruebas espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el "padre del hijo pródigo" y el buen samaritano; al justo le recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.
Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.
En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre." (Jn. 16,23). Por lo tanto, la Iglesia concluye todas sus oraciones con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc. Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos." (Flp. 2,10).
ORACIÓN AL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
Oración al Santísimo Nombre de Jesús
(San Bernardino de Siena)
¡Oh Nombre glorioso, Nombre regalado, Nombre amoroso y santo!
Por ti las culpas se borran, los enemigos huyen vencidos, los enfermos sanan, los atribulados y tentados se robustecen, y se sienten gozosos todos.
Tú eres la honra de los creyentes, Tú el maestro de los predicadores, Tú la fuerza de los que trabajan, Tú el valor de los débiles.
Con el fuego de tu ardor y de tu celo se enardecen los ánimos, crecen los deseos, se obtienen los favores, las almas contemplativas se extasían; por ti todos los bienaventurados del cielo son glorificados.
Haz, dulcísimo Jesús, que también nosotros reinemos con ello por la fuerza de tu santísimo Nombre.
viernes, 1 de enero de 2016
BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada, María,
te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, Madre mía¡
EL PRIMER DÍA DEL AÑO... PARA MARÍA, MADRE DE DIOS - 1 DE ENERO
El primer día del año...para María, Madre de Dios
Pongamos hoy nuestra vida en manos de María Santísima. Ella pondrá el año que termina en manos del Padre Misericordioso, y el que comienza en manos del Hijo Providente.
Por: P Juan Pablo Esquivel | Fuente: Catholic.net
Hoy celebramos una fiesta que hace referencia al título más sorprendente que puede tener una criatura humana: Madre Dios... Lo cual significa que el Salvador del mundo no sólo nació "en" ella, sino "de" ella. El Hijo formado de sus entrañas es el mismísimo Hijo Dios, nacido en la carne.
El Evangelio nos narra los acontecimientos de la Navidad, remarcando la imposición del nombre, dado por el ángel antes de la Concepción: JESÚS (que significa YHWH [nombre sagrado e inefable de Dios en el A.T.] salva); nombre puesto por orden divina... misterioso, cargado de significado salvífico [con todo y por todo lo que significa el "nombre" para los semitas] (ver a este respecto lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica al explicar el II mandamiento...).
La invocación de ese nombre trae la salvación. Nosotros tenemos el nombre del Señor sobre nosotros: somos cristianos... ¡No lo digamos con tanta ligereza!
Así, se abre el año con esa fórmula que pide la bendición y el favor de Dios. Él nunca se la ha negado la humanidad; pero con Cristo esta Bendición es irrevocable.
Comienza el año civil; y se lo celebra de diversos modos:
1. En estas fiestas, se suele hacer mucho ruido (bailes, fuegos artificiales, pirotecnia,...) mucho ruido ¿Y "pocas nueces"...?
2. Para muchos, las fiestas están cargadas de melancolía (paso de los años; "los que ya se han ido"; nostalgias; recuerdos...). Muchos desean "que las fiestas pasen pronto"...
3. Para los pobres (que no son pocos), el dolor de no poder participar de las alegrías festivas... o de hacerlo con muchas limitaciones.
Pensemos cómo vivimos interiormente las fiestas. Sin interioridad, todo lo otro es vacío, pura exterioridad e hipocresía: festejamos... nada.
¿Cuál es el motivo para alegramos por las fiestas? El Amor de Dios, experimentado en estos días como una fuerza que quiere renovarnos incesantemente. Navidad es el comienzo de una nueva creación (Dios a hecho con el hombre una Alianza Eterna: Cristo).
Todo comienzo de algo (también el del año civil) debe remitirnos a este comienzo: al de la Alianza Nueva y Eterna... (la que no pasará jamás, y por ende radicalmente diversa de lo que no permanece, lo que es pasajero, transitorio (tiempo; apariencias; exterioridades)... Éste es el fundamento de nuestra Paz, cuya Jornada mundial cada año celebramos precisamente hoy.
Volvamos a mirar las cosas que nos rodean, pero con esta perspectiva: pensemos en las cosas que se fueron con el año y los años que pasaron... y pongámoslas en manos Dios. Pero sepamos que todo lo que hayamos hecho con amor, y por amor tiene un valor que permanece, y está "eternizado" en la presencia del Señor.
Todo lo hecho por amor, aunque pequeño, aunque los demás no lo noten, ha sido tomado en cuenta por Dios, y lo encontraremos renovado en Él.
También las personas que se han ido... Y así, nuestros lazos de amor, lejos de perderse, serán renovados y glorificados en la Resurrección.
"Nada se pierde, todo se transforma..." también en el orden espiritual.
Frente al año viejo, y al nuevo, tengamos una mirada de Fe: evaluemos desde el amor que hemos puesto y hemos de poner para hacer las cosas.
El tiempo pasa, pero el amor permanece; y allí debemos encontrar el motivo de nuestra alegría: en el amor vivido y en el "por vivir".
"En el atardecer de la vida e juzgará el Amor”, nos recuerda San Juan de la Cruz.
Un nuevo año ha "atardecido"...
Un año más de vida... y un año menos para llegar al cielo.
Un año con sus alegrías... y sus amarguras.
En vista a los acontecimientos de la vida de cada uno de ustedes, quiero hoy recordarles nuevamente que con todos sus engaños, trampas y sueños rotos, éste sigue siendo mundo hermoso, que vale la pena vivir como camino al cielo.
En este valle de lágrimas, la alegría que da el Espíritu Santo es más fuerte que cualquier pena... Esa alegría profunda, serena, misteriosa, radiante... (quien la conoce, entiende lo que estoy diciendo... y a quien no la conoce, le repito con el salmo 33: "prueben y vean qué bueno es el Señor...").
Pongamos hoy nuevamente nuestra vida en manos de María Santísima. Ella pondrá el año que termina en manos del Padre Misericordioso, y la en el que comienza en manos del Hijo Providente... ella que es Soberana de los Ángeles, pero mucho más aún es nuestra: sangre y dolor de nuestra raza humana.
Amén.
SIETE IMPORTANTES COSAS SOBRE LA SOLEMNIDAD DE MARÍA, MADRE DE DIOS, LA THEOTOKOS
7 importantes cosas sobre la Solemnidad de María, Madre de Dios, la “Theotokos”
Por Abel Camasca
(ACI).- “Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios”, dice la Constitución Dogmática Lumen Gentium (Num. 66) de la Iglesia. Aquí 7 cosas sobre la importante "Solemnidad de María, Madre de Dios" que se celebra cada primero de enero.
1.- Concluye la Octava de Navidad
Con esta Solemnidad se concluye la Octava de Navidad, un conjunto de ocho días, desde el 25 de diciembre, en los que la Iglesia actualmente celebra el Nacimiento de Jesús.
En el Antiguo Testamento (Gen. 17,9-14) se puede leer que hace muchos siglos Dios hizo una alianza con Abraham y su descendencia cuyo signo era la circuncisión al octavo día después del nacimiento. El Hijo de Dios así también lo vivió y recibió en ese momento el nombre anunciado a la Virgen María.
“Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción” (Lc. 2,21).
2.- La Theotokos
Los primeros cristianos solían llamar a la Virgen María como la “Theotokos”, que en griego significa “Madre de Dios”. Este título aparece en las catacumbas debajo de la ciudad de Roma y en antiguos monumentos de oriente (Grecia, Turquía, Egipto).
Los Obispos reunidos en el Concilio de Éfeso (431), ciudad donde según la tradición la Virgen pasó sus últimos años antes de ser asunta al cielo, declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".
3.- Creado por la fe
“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios” dice una de las antiguas oraciones marianas de los cristianos de Egipto del siglo III (tercero). Cabe resaltar que ese título de “Madre de Dios” (“Theotokos”) no existía y que fue creado por los cristianos para expresar su fe.
4.- Antigua fiesta mariana
La “Maternidad de María” es una de las primeras fiestas marianas que se dio en la cristiandad. Se dice que por el siglo V (quinto), en Bizancio, había una “memoria de la Madre de Dios” que se celebraba el 26 de diciembre, al día siguiente de la Navidad.
Poco a poco se fue introduciendo en la liturgia romana en un día de la Octava de Navidad y ya por el siglo VIII (octavo) se encuentran para esta conmemoración antifonales con el título de “Natale Sanctae Mariae”, así como oraciones y responsorios con los que se honraba la divina “Maternidad de María”.
5.- Jornada de la Paz
Con el tiempo, esta memoria de la Virgen fue desplazada para conmemorar la “Circuncisión del Señor”, pero se mantendría el acento mariano. En 1931 el Papa Pío XI la reestableció para el 11 de octubre con ocasión del XV centenario del Concilio de Éfeso y le dio una categoría equivalente a la Solemnidad actual.
Años después, en esta fecha, San Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II (1962). Con la reforma litúrgica de 1969, la “Maternidad de María” pasó a celebrarse al 1 de enero, día en que se inicia el “calendario civil”. Un año antes, en 1968, el Beato Pablo VI instituyó para este día la Jornada Mundial de la Paz. Es así que el primer día del año se celebra a María y se ora por la paz.
6.- Fundamento de dogmas marianos
El título “Madre de Dios” es el principal y el más importante dogma sobre la Virgen María y todos los demás dogmas marianos encuentran su sentido en esta verdad de fe. Los otros dogmas marianos son que María tuvo una Inmaculada Concepción, Perpetua Virginidad y que fue llevada en cuerpo y alma al cielo (Asunción).
Asimismo, Nuestra Señora tiene los siguientes títulos: Madre de los hombres, Madre de la Iglesia, Abogada nuestra, Corredentora, Medianera de todas las gracias, Reina y Señora de todo lo creado y todas las alabanzas contenidas en las letanías del Santo Rosario.
7.- Decisión de la Virgen
En noviembre de 1996 San Juan Pablo II explicó que “la expresión ‘Madre de Dios’ nos dirige al Verbo de Dios, que en la Encarnación asumió la humildad de la condición humana para elevar al hombre a la filiación divina”.
“Pero ese título, a la luz de la sublime dignidad concedida a la Virgen de Nazaret, proclama también la nobleza de la mujer y su altísima vocación. En efecto, Dios trata a María como persona libre y responsable y no realiza la encarnación de su Hijo sino después de haber obtenido su consentimiento”, afirmó.
FELIZ SOLEMNIDAD DE MARÍA, MADRE DE DIOS, 1 DE ENERO
¡Feliz Solemnidad de María, Madre de Dios!
Por Abel Camasca
(ACI).- Un nuevo año comienza y la Iglesia, cada 1 de enero, lo inicia celebrando la Solemnidad de “María, Madre de Dios” para pedir la protección de aquella que tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador. Conoce aquí cómo es que surge este título en honor a la Virgen y lo que hicieron los primeros cristianos para defenderlo.
La Fiesta de “María, Madre de Dios” (Theotokos) es la más antigua que se conoce en Occidente. En las Catacumbas o antiquísimos subterráneos de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Santa Misa, se encuentran pinturas con esta inscripción.
Según un antiguo testimonio escrito en el siglo III, los cristianos de Egipto se dirigían a María con la siguiente oración: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita" (Liturgia de las Horas).
En el Siglo IV el término Theotokos se usaba con frecuencia en Oriente y Occidente porque ya había entrado a formar parte del patrimonio de la fe de la Iglesia.
Sin embargo, en el siglo V, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”.
Nestorio había caído en un error debido a su dificultad para admitir la unidad de la persona de Cristo y su interpretación errónea de la distinción entre las dos naturalezas – divina y humana – presentes en Él.
Los obispos, por su parte, reunidos en el Concilio de Éfeso (año 431), afirmaron la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo. A su vez declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".
Luego, acompañados por el pueblo y portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
San Juan Pablo II, en noviembre de 1996, reflexionó sobre las objeciones planteadas por Nestorio para que se comprenda mejor el título “María, Madre de Dios”.
“La expresión Theotokos, que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”, dijo el Pontífice.
“El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”, añadió.
Asimismo, señaló que la maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II.
Para terminar, es importante recordar que María no es sólo Madre de Dios, sino también nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz. Por ello, al comenzar el nuevo año, pidámosle a María que nos ayude a ser cada vez más como su Hijo.
jueves, 31 de diciembre de 2015
ORACIÓN DE FIN DE AÑO 2015
ORACIÓN PARA DESPEDIR EL AÑO 2015
Y EL INICIO DEL AÑO 2016
Se recomienda estar alrededor del nacimiento o pesebre. Juntos comienzan diciendo: “En el nombre del Padre…”
Luego se hace la siguiente oración:
Lector 1: “Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año queremos darte gracias por todo aquello que recibimos de ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrecemos cuanto hicimos en este año, el trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos y lo que con ellas pudimos construir.
Lector 2: Te presentamos a las personas que a lo largo de estos meses quisimos, las amistades nuevas y los antiguos que conocimos, los más cercanos a nosotros y los que estén más lejos, los que nos dieron su mano y aquellos a los que pudimos ayudar, con los que compartimos la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy queremos pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Todos: Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración que poco a poco se fue aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos los olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”
Para terminar, los participantes se agarran de las manos y rezan un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Luego, entre todos, se dan un abrazo diciendo: “La paz sea contigo. ¡Feliz año Nuevo!”
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