martes, 10 de mayo de 2016

ELLA TAMBIÉN...


Ella También
El rezo del rosario, oración que alegra el corazón de la Santísima Virgen.


Por: Nabor Herrera, L.C. | Fuente: Equipo Gama-Virtudes y Valores 




Doña Paquita y Doña Soledad vivían en la misma vecindad. Doña Paquita siempre criticaba a Doña Soledad porque rezaba todos los días el rosario. "¡Qué tontería! ¡Qué perdida de tiempo! ¡Cincuenta veces lo mismo!" Aunque Doña Soledad conocía el tamaño de la lengua de Doña Paquita no decía nada.

Por fin un día Doña Paquita se acercó entusiasta a Doña Soledad.

"¡Señora Soledad, no me va a creer!"

"¿Qué?"

"¡Mi hijo ya sabe decir mamá! ¡Me lo ha dicho como treinta o cuarenta veces por lo menos!"

"¡Ah... entonces debe estar usted cansada y aburrida de oír lo mismo tantas veces!"

"¡Claro que no! ¿Pero Doña Soledad, cómo se le ocurre semejante disparate!"

Desde aquel día Doña Paquita comprendió por qué Doña Soledad rezaba todos los días el rosario. Pues claro, Doña Soledad repetía cincuenta veces las palabras que más gustan a Nuestra Madre del Cielo.

Como el niño que apenas sabe balbucear arranca una sonrisa del corazón de la madre cuando dice "mamá", así nosotros con el Ave María alegramos a nuestra Madre. El niño dice "mamá", estira sus tiernos brazos y la madre sin dilación lo coge entre los suyos. Así María. El niño fija los ojos en los de su madre y ella lo acerca a su rostro hasta rozar con la nariz la ternura de su piel. Así María nos acerca a su rostro y roza con su belleza nuestra alma.

Como la mamá estrecha al niño entre sus brazos, lo oprime contra su pecho, porque lo ama, así María, apenas escucha el susurro de nuestra oración, corre, nos abraza, nos acerca hasta su pecho porque nos ama.

¿De que sirve el amor de una madre? No es moneda de cambio, no produce, no consigues nada con él, tampoco con el de María. El amor de una madre da seguridad, orienta tu vida; también el amor de María.

El niño dice mamá, espera la respuesta y siempre la halla. María responde cuando elevamos los ojos del alma y esperamos su respuesta. La madre goza cuando el niño le sonríe y susurra al oído "Te quiero" ¿Acaso María no? La madre ve crecer con santo orgullo a su hijo ¿Acaso María no? La madre ha engendrado con dolores ¿Acaso María no?

Una madre no se cansa de amar, de abrazar, de besar a sus hijos. Tampoco María. Una Madre derrama lágrimas de dolor cuando percibe, aún de lejos, que sus hijos andan tomando decisiones erróneas que los alejan de Dios. ¿Acaso María no? No hay peor dolor para María que el constatar que sus hijos viven distanciados de Dios. Ella les espera pacientemente e intercede día y noche por ellos hasta que como ovejitas descarriadas vuelven al redil en hombros de su Pastor. ¿Y si se olvidan de ella? Ciertamente sufre pero como buena Madre sabe perdonar el olvido.

El corazón de María ama por encima de cualquier olvido. Ama aunque el hijo duerma, cubre su cuerpecito, y acaricia la frente del hijo perdido en sueños.

Así nos ama María. ¿Por qué no repetir una y cien veces su Ave María? Para que así surja una sonrisa en su corazón, nos abrace, acaricie y cubra nuestra alma del frío mientras dormimos.

MADRES SANTAS

Madres santas
Una pequeña selección de mujeres, que como madres, sembraron semillas de santidad en sus hijos


Por: . | Fuente: Catholic.net 



Sin duda, una de las más grandes vocaciones ("sublime vocación" la llamaría San Juan XXIII), es la de ser madre. Y es que son muchas cosas las que la hacen ser única y particular: llevar al hijo en el vientre, el parto y sus dolores, la cercanía con los hijos, las continuas manifestaciones de afecto, etcétera. Y la vocación maternal puede ser todavía más sublime, cuando la madre engendra y educa un hijo que después se convierte en un modelo de vida para la Humanidad.
En esta ocasión presentamos una pequeña lista de grupo de mujeres, que que con su ejemplo y vocación, sembraron la fe en Cristo en el corazón de sus hijos.  (Con la clara exepción, en este punto, de la Santísima Virgen María).
Santa Ana, madre de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyo nombre se conserva gracias a la tradición de los cristianos.
La Virgen María, los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como Theotokos (Madre de Dios), porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
El 13 de mayo de 1917, en Portugal. En la localidad de Aljustrel, la contemplación de la que, en el orden de la gracia, es nuestra Madre clementísima, suscita en muchos fieles, no obstante las adversidades, la oración por los pecadores y la profunda conversión de los corazones.
Santa Nona de Nacianzo, esposa de san Gregorio el Viejo y madre de los santos Gregorio el Teólogo, Cesáreo y Gorgona († 374).


Santa Mónica, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios. Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber († 387).
Santa Matilde, esposa fidelísima del rey Enrique I, la cual, conspicua por la humildad y la paciencia, se dedicó a aliviar a los pobres y a fundar hospitales y monasterios. († 968)
Santa Isabel de Hungría, siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco años de edad († 1231).
Beata Margarita Pole, madre de familia y mártir, que, siendo condesa de Salisbury y madre del cardenal Reginaldo, fue decapitada en la cárcel de la Torre de Londres en tiempo del rey Enrique VIII por haber desaprobado su divorcio, encontrando así reposo en la paz de Cristo († 1541)
Beata María de la Encarnación Avrillot, ejemplar madre de familia y mujer sumamente devota, que introdujo el Carmelo en Francia, fundó cinco monasterios y, muerto su esposo, abrazó la vida religiosa. († 1618)
Santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo formó el Instituto de Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl († 1660).
Beata Ana María Taigi, madre de familia, que, víctima de la violencia de su marido, cuidó de él y de sus siete hijos, educándolos convenientemente, y se distinguió, además, por su atención a las necesidades espirituales y materiales de los pobres y de los enfermos († 1837).
Santa Celia Guérin, esposa de Luis Martin y madre de santa Teresa del Niño Jesús, que con su marido son ejemplo de matrimonio cristiano († 1877).
Santa Gianna Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. († 1962) 
 
Enseñarás a volar...pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar...pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir...pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar...pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar...pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...
¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa de Calcuta

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE FÁTIMA












BUENOS DÍAS!!


lunes, 9 de mayo de 2016

IMÁGEN DE VIRGEN DE LA CARIDAD ENTREGADA POR EL PAPA FRANCISCO LLEGARÁ A ERMITA EN MIAMI


Imagen de Virgen de la Caridad entregada por el Papa llegará a Ermita en Miami



 (ACI).- La imagen de la Virgen de la Caridad traída el año pasado desde Cuba por el Papa Francisco llegará el próximo martes 10 de mayo a la Ermita de la Caridad en Miami (Estados Unidos), coincidiendo con la celebración por el centenario de su proclamación como Patrona del pueblo cubano por el Papa Benedicto XV en 1916.

La imagen fue entregada a Francisco en septiembre de 2015 por una familia cubana durante su visita al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba. Los fieles le pidieron que la llevara a Estados Unidos con motivo de su viaje por el Encuentro Mundial de las Familias y la diera al exilio como “signo de unidad de la familia cubana”.

Así, la imagen estará presente en la Misa de acción de gracias por los 100 años de la proclamación de esta advocación mariana como Patrona de Cuba y que será presidida por el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, a las 8:00 p.m.

A esa misma hora habrá también una Misa de agradecimiento en el Santuario de la Virgen de la Caridad en Santiago de Cuba, con la presencia de todos los obispos cubanos junto a la imagen aparecida en 1612.

El P. Juan Rumín Domínguez, Rector de la Ermita de la Caridad, afirmó que la imagen traída por Francisco “con la encomienda de ser llevada como símbolo de amor y unidad a la familia cubana en el exilio, constituye un significativo gesto que muchas personas de fe sabrán apreciar en su justo significado”.

“Se trata, desde la fe, de un claro y decidido signo de inclusión que contrasta claramente con una actitud excluyente que por décadas ha mantenido el régimen frente a los cubanos que han debido abandonar su patria en busca de libertad y progreso”, expresó en un mensaje publicado en la página de Facebook de la Ermita.

En ese sentido, manifestó su deseo de que “este gesto fraterno pueda llegar a los corazones de todas las familias cubanas que se encuentran, como nunca antes, dispersas por el mundo. Quiera Dios que por la intercesión de la Virgen de la Caridad y a pesar de las distancias de todo tipo que nos separan, podamos acoger el mensaje que trae consigo este símbolo de fe y cubanía: ‘La Caridad nos une’".

El Rector de la Ermita recordó que la Virgen Mambisa ha acompañado al pueblo cubano durante toda su historia, “desde su hallazgo hace cuatro siglos en la Bahía de Nipe, pasando por nuestras guerras de independencia y por toda la etapa republicana. Fue la misma que animó a nuestros mambises para soñar y luchar por una Cuba libre, y la que también les motivo a pedirle al Papa, en 1915 que la proclamará como Patrona de Cuba”.

En las últimas décadas, “desde su casa del Cobre es ella quien ha sostenido la fe del pueblo cubano contra todos los embates del ateísmo, y también la que supo amparar a sus hijos en las tristes horas del destierro”.

“Un día de su fiesta, en 1961, llegó a Miami dentro de una maleta, como una refugiada más, y hasta el día de hoy no ha dejado de acompañarles desde su querida Ermita, junto a la Bahía de Biscayne. Ella cuida de sus hijos dondequiera que se encuentren y quiere reunirlos a todos bajo su manto y como un sólo pueblo”, afirmó.

El sacerdote cubano invitó a entender la llegada de esta imagen, desde Cuba a Estados Unidos, como el deseo de la Virgen de “visitar a sus hijos fuera de la patria”.

“Una misión de unidad en la fe que permitirá a nuestros hermanos unirse en oración, dondequiera que estén, y a los pies de nuestra Madre implorar por el presente y sobre todo por ese futuro que todos queremos para Cuba en el que se vean cumplidas las promesas de Dios que María proclama en su conocido cántico: ‘Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos’", afirmó.

El 24 de septiembre de 1915 los veteranos de la guerra de independencia de Cuba firmaron en el Santuario del Cobre la carta donde pidieron a Benedicto XV que proclamara a la Virgen de la Caridad como Patrona del país.

El Pontífice accedió a la petición y el 10 de mayo de 1916 firmó el decreto que proclamó Patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...