jueves, 7 de noviembre de 2013

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE LOURDES














ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES POR LA SALUD DE UN ENFERMO


ORACIÓN PARA PEDIR 
LA SALUD DE LOS ENFERMOS
 A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.

Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré con vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos.¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo… Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero  mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.

Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.

Rezar tres Avemarías.

ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS


ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
 POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario
y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo,
participando íntimamente de sus dolores,
acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,
para que las semillas esparcidas durante el Jubileo
sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros.

Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.
Alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento
de la prueba y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro "sí",
seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande.

Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar
sean para nosotros y para nuestros seres queridos,
prenda de un renovado empuje en la vida cristiana,
para que en la contemplación del Rostro de Cristo Resucitado
encontremos la abundancia de la misericordia de Dios
y la alegría sin fin del Cielo.
Amén!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

CON LA VIRGEN MARÍA, HASTA EL FIN



Con la Virgen María, hasta el fin

Los que me honran,
obtendrán la vida eterna. 
Eclo 24, 31.

La verdadera devoción a María que, según el Vaticano II, consiste en «conocer, amar e imitar sus virtudes», constituye una de las mayores señales de predestinación que pueden encontrarse en una determinada persona; entre otros motivos porque:

1º. Dios ha dispuesto que todas las gracias que han de concederse a los hombres pasen por María, como Mediadora y Dispensadora universal de todas ellas. Por lo mismo, el verdadero devoto de María entra en el plan salvífico de Dios, que lo ha dispuesto libremente así. Y, por el contrario, el que se aparta voluntariamente de María, se aparta, por lo mismo, del plan divino de salvación.

2º. La devoción a María es necesaria para la salvación de todos los que conocen la existencia de María y saben que es obligatoria la devoción a Ella. Ahora bien, el verdadero devoto de María cumple esta obligación y muestra, por lo mismo, que está en camino de salvación, a la que llegará infaliblemente si no abandona esta devoción salvadora. Por el contrario, como dice Juan XXIII, «quien, agitado por las borrascas de este mundo, rehúsa asirse a la mano auxiliadora de María, pone en peligro su salvación».

Y el Rosario es, sin discusión alguna, la más excelente de las devociones marianas, como consta por el testimonio de la misma Virgen, el Magisterio de la Iglesia y su contenido teológico.



CONSAGRACIÓN DEL MUNDO A LA VIRGEN MARÍA

Consagración del mundo a la Virgen María 
SS. Juan Pablo II


1) "¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!" (Jn 19, 26).

Mientras se acerca el final de este Año Jubilar,
en el que tú, Madre, nos ha ofrecido de nuevo a Jesús, el fruto bendito de tu purísimo vientre,
el Verbo hecho carne, el Redentor del mundo,
resuena con especial dulzura para nosotros esta palabra suya que nos conduce hacia ti, al hacerte Madre nuestra:

"¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!".

Al encomendarte al Apóstol Juan, y con él a los hijos de la Iglesia, más aún a todos los hombres,
Cristo no atenuaba, sino que confirmaba,
su papel exclusivo como Salvador del mundo.

Tú eres esplendor que no ensombrece la luz de Cristo, porque vives en Él y para Él.
Todo en ti es "fiat": Tú eres la Inmaculada, eres transparencia y plenitud de gracia.
Aquí estamos, pues, tus hijos, reunidos en torno a ti
en el alba del nuevo Milenio.

Hoy la Iglesia, con la voz del Sucesor de Pedro,
a la que se unen tantos Pastores provenientes de todas las partes del mundo, busca amparo bajo tu materna protección e implora confiada tu intercesión
ante los desafíos ocultos del futuro.

2. Son muchos los que, en este año de gracia,
han vivido y están viviendo la alegría desbordante de la misericordia que el Padre nos ha dado en Cristo.

En las Iglesias particulares esparcidas por el mundo
y, aún más, en este centro del cristianismo,
muchas clases de personas han acogido este don.
Aquí ha vibrado el entusiasmo de los jóvenes,
aquí se ha elevado la súplica de los enfermos.
Por aquí han pasado sacerdotes y religiosos,
artistas y periodistas, hombres del trabajo y de la ciencia, niños y adultos, y todos ellos han reconocido en tu amado Hijo al Verbo de Dios, encarnado en tu seno.

Haz, Madre, con tu intercesión, que los frutos de este Año no se disipen, y que las semillas de gracia se desarrollen hasta alcanzar plenamente la santidad,
a la que todos estamos llamados.

3. Hoy queremos confiarte el futuro que nos espera,
rogándote que nos acompañes en nuestro camino.
Somos hombres y mujeres de una época extraordinaria, tan apasionante como rica de contradicciones.
La humanidad posee hoy instrumentos de potencia inaudita.
Puede hacer de este mundo un jardín o reducirlo a un cúmulo de escombros.
Ha logrado una extraordinaria capacidad de intervenir en las fuentes mismas de la vida:

Puede usarlas para el bien, dentro del marco de la ley moral, o ceder al orgullo miope de una ciencia que no acepta límites, llegando incluso a pisotear
el respeto debido a cada ser humano.

Hoy, como nunca en el pasado, la humanidad está en una encrucijada.
Y, una vez más, la salvación está sólo y enteramente,
oh Virgen Santa, en tu hijo Jesús.

4. Por esto, Madre, como el Apóstol Juan,
nosotros queremos acogerte en nuestra casa (cf. Jn 19, 27), para aprender de ti a ser como tu Hijo.

"¡Mujer, aquí tienes a tus hijos!"
Estamos aquí, ante ti, para confiar a tus cuidados maternosa nosotros mismos, a la Iglesia y al mundo entero.
Ruega por nosotros a tu querido Hijo, para que nos dé con abundancia el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que es fuente de vida.
Acógelo por nosotros y con nosotros, como en la primera comunidad de Jerusalén, reunida en torno a ti el día de Pentecostés (cf. Hch 1, 14).

Que el Espíritu abra los corazones a la justicia y al amor, guíe a las personas y las naciones hacia una comprensión recíproca y hacia un firme deseo de paz.

Te encomendamos a todos los hombres,
comenzando por los más débiles: a los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido, a las personas que no tienen trabajo
y a las que padecen hambre o enfermedad.
Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza.

5. Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que, por el esfuerzo de todos,
las tinieblas no prevalezcan sobre la luz.

A ti, aurora de la salvación, confiamos nuestro camino en el nuevo Milenio, para que bajo tu guía
todos los hombres descubran a Cristo, luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. 

Amén.

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA DOLOROSA
















martes, 5 de noviembre de 2013

IMAGENES DE LA VIRGEN MARÍA Y SANTA ISABEL















EL MAGNIFICAT


EL MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.

Amen.

domingo, 3 de noviembre de 2013

42.- REINA DE LA PAZ


42.- Reina de la paz

Tan necesaria en nuestros tiempos. Si invocáramos más a María, si rezáramos el rosario con más frecuencia y devoción se acabarían las guerras, todas las guerras. Está prometido. Pero no lo creemos. Seguimos tercamente empeñados en pelear con nuestras piedras, flechas, espadas, cañones y bombas.
A su Hijo se le llama entre otras cosas, Príncipe de la paz. Pues bien, este príncipe, cansado de que no le hagamos caso, nos ha dicho insistentemente: “ Si quieren la paz, hagan lo que Ella les diga”. Él nos ha pedido que recemos el rosario. Dios mismo ha prometido paz a cambio de rosarios.

María es una Reina bellísima, muy poderosa. María es una Madre amorosísima, la mejor de todas. María es la delicia de Dios. María es la flor más bella que ha producido la tierra. Su nombre es dulzura, es miel de colmena. Dios la hizo en molde de diamantes y rubíes, y luego rompió el molde. Le salió hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial. Y, cuando moría en la cruz, nos la regaló. Esa mujer es mi madre bendita...

41.- REINA DE LAS FAMILIAS


41.- Reina de las familias

Es un título que faltaba en las letanías y que Juan Pablo II se encargo de añadir. Las familias tenían necesidad de una Reina. Y una Reina fuerte, que fuera parte de una familia, abogada y defensora contra un enemigo abiertamente declarado contra las familias, el Demonio. Hoy tiene el maléfico pensamiento de destruir la familia. Y ya ha hecho bastante mal. Pero se le enfrenta su eterna rival, María Santísima. Todos somos miembros de una familia y todos queremos que las familias se sostengan en el amor y en la unidad. Invoquemos a la Reina de la Familia.

40.- REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO



40.- Reina del Santísimo Rosario

Es una Madre que nos pide rezar el Rosario. Es Ella y no algún fraile disgustado. Porque Dios mismo ha prometido gracias realmente excelentes. Si rezando el rosario todos los días se obtiene el cielo, díganme si vale la pena rezarlo. Desapreciar esta oración es despreciar a María y despreciar a Dios. Una de las mejores cosas que se pueden hacer es, precisamente, rezar el rosario y hacer que otros lo recen. El Papa instituyó un año del rosario. Nos consta que lo reza diariamente. Todos los grandes santos han sido devotos de María y han tenido un gran aprecio por la oración que más le gusta a la Madre de Dios.

39.- REINA ELEVADA AL CIELO


39.- Reina elevada al cielo

Esto está defendido en un dogma, el de la Asunción. Alguien de nuestra raza, alguien muy especial ya está en el cielo en cuerpo y alma. Nuestra Madre nos dice que es verdad lo de los nombres escritos en el cielo; nos dice que vale la pena sufrir todo con tal de ganar el cielo. Nos anima, nos ayuda a conseguirlo. Puedes estar seguro de que para conseguir que tú vayas al cielo María Santísima hará todo lo que está en su mano para lograrlo, lo está haciendo. Déjala hacer, deja que te lleve al cielo, no la estorbes con tu ingratitud.

¡Qué alegría tan profunda y tan pura nos da el saber que nuestra Madre está ya para siempre en el cielo, eternamente feliz..! Solo faltamos nosotros. Ella lo sabe y ruega a diario para lograrlo. Suplica a su Hijo que tenga misericordia. En fin que, si bien fue Jesús el que me mereció la redención, será mi Madre la que al fin lo obtenga. ¡Gracias infinitas, Madre!

38.- REINA CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL



38.- Reina concebida sin pecado original

El privilegio de la Inmaculada Concepción. Estamos muy de acuerdo con que Dios hiciera una excepción con su Madre, que también es nuestra Madre. Nuestra Madre nació igual a nosotros en todos menos en el pecado original. ¡Bendita Tú, que no pasaste por la amargura del pecado! Así, no manchada por nada, puedes ayudar más eficazmente a los manchados con todos los pecados. Vemos que los doctores y enfermeras se ponen guantes y tapabocas para no contagiarse y poder curar mejor. María no necesita de eso. No necesita antivirus. Más bien los virus mueren en el acto en su presencia. A veces podría uno pensar que, como uno es pecador, si intenta tocar o dar un beso o una flor a María la contamina. No es cierto. Ella no se contagia de nuestra basura, sino que nosotros nos contagiamos de su pureza y de su santidad.
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