viernes, 29 de noviembre de 2013

IMITAR A MARÍA, IMITAR A JESUCRISTO


Imitar a María, imitar a Jesucristo


Jesucristo está con nosotros. No sólo se ha hecho nuestro modelo para enseñarnos el camino que lleva a la vida, sino que, además, se ha convertido en nuestro alimento, para comunicarnos su fuerza infinita a fin de que podamos caminar tras sus huellas. Además, está en nosotros por la fe, para orar y obrar con nosotros. Por otra parte, ha confiado especialmente a María, porque Ella es madre, la misión de dirigir nuestra educación cristiana, como le dirigió a Él durante su infancia, para elevarnos, así, a la altura de nuestra vocación.

María se esfuerza constantemente en revestirnos de la semejanza de Jesús, procurando que nos identifiquemos con sus pensamientos y sentimientos, para que sea una realidad en nosotros el nombre de cristiano, es decir, discípulo e imitador de Jesucristo. Para ello se sirve de dos medios.

El primer medio de que se sirve María es la voz dulce y poderosa de sus ejemplos. Su vida es una predicación sencilla, elocuente y al alcance de todos. Desde ese punto de vista, después de la santa humanidad del Salvador es el don más preciado que hemos recibido del cielo.

Todas las dificultades desaparecen en presencia de María. Retrato fiel de su hijo, ha reproducido exactamente todas sus virtudes y sentimientos. De esa manera vemos cómo alcanza la semejanza divina una simple criatura, hija de Adán como nosotros, exenta, eso sí, de la mancha original y de sus horribles consecuencias, pero que, aun siendo más privilegiada y perfecta, no es de naturaleza distinta de la nuestra. Así pues, si Ella, que es pura criatura, ha podido, en grado tan inefable y sublime, hacerse conforme a Jesucristo y modelo de todos los elegidos, también nosotros lo podremos, en una medida adecuada a nuestra debilidad, con tal de que queramos ser fieles.

Por tanto, María se nos presenta como la copia del divino modelo, copia que debemos reproducir en nosotros mismos. De ahí se deduce que el mejor medio de imitar a Jesús es esforzarse por imitar a María, y que sólo se parecerá al hijo el que se parezca a la madre. Por consiguiente, sólo se salvará quien haya imitado a María en la medida de la perfección querida por la justicia divina. Así se comprende lo fácil que resulta para el hombre de buena voluntad la imitación de Jesucristo. Efectivamente, caminando tras las huellas de María, realiza en sí mismo la semejanza con el Salvador.

El segundo medio que emplea María para llevarnos a la vida de Jesucristo conforme a la voluntad del Padre eterno es su mediación. La Iglesia, los Santos Padres y toda la tradición nos presentan a la augusta Virgen como nuestra abogada y mediadora. Siempre se ha aplicado a Jesús el ejemplo del gran Salomón cuando, en el esplendor de su gloria y sabiduría, confió a su afortunada madre el ejercicio de la autoridad real (1 Re 2,19 ss.). Por ello los cristianos de todos los tiempos han coincidido en considerar a María su reina, su auxilio, su vida y su esperanza. Pero hay un detalle que a veces pasa inadvertido y que, sin embargo, se debe subrayar, y es que esta mediación es necesaria para la salvación; no en el mismo grado ni el mismo rango que la de Jesucristo, pero sí de un modo real, porque la Providencia así lo ha dispuesto.

IMÁGENES DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA - 8 DE DICIEMBRE


















ORACIÓN A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


EL ADVIENTO, PREPARACIÓN PARA LA NAVIDAD

Autor: Tere Fernández del Castillo | Fuente: Catholic.net
El Adviento, preparación para la Navidad
Tiempo para prepararse y estar en gracia para vivir correctamente la Navidad
 
El Adviento, preparación para la Navidad
El Adviento, preparación para la Navidad

Significado del Adviento

La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.



- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.

Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.
Algunas ideas para vivir el Adviento
La Corona de Adviento

Algo que no debes olvidar

El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.
En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.

Cuida tu fe

Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.

Visita nuestro Especial de Navidad

jueves, 28 de noviembre de 2013

EL LÁPIZ DE MARÍA INMACULADA



EL LÁPIZ DE MARIA INMACULADA
 P. Javier Leoz


Estaba Jesús mirando cómo, María, escribía una carta. Movido por la curiosidad, le preguntó a su madre:
-¿María; qué estás escribiendo? ¿Tal vez algo sobre los dos? ¿Pensamientos sobre Dios o sobre mí?

La Virgen dejó de escribir, sonrió, cogió en su regazo a Jesús y le contestó:
-Estoy escribiendo sobre ti, sobre José, sobre Dios, sobre el mundo y hasta de mí misma. Sin embargo, más importante que las letras, es el lápiz que estoy utilizando. Me gustaría que, el cristiano, fuese como él en distintos momentos de la vida.
Jesús miró al lápiz intrigado, y no vio nada de especial en él, y preguntó de nuevo a María:
-¿Qué tiene de especial ese lápiz?

María le respondió:
-Todo depende del modo con que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigue el cristiano mantenerlas, harán siempre de ellos personas con paz en el mundo.

Primera cualidad
Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus  pasos. A esta mano, yo, la llamo Dios.
 Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Doy gracias a Dios, porque fui escogida por El, pero –sobre todo-
 porque me dejé guiar por su certera mano.

Segunda cualidad
De vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y utilizar el sacapuntas. Ello hace que el lápiz sufra un poco, pero al final, estará más afilado. 
Por lo tanto, hay que ser capaces de soportar. 
Los dolores, a uno, le hacen situarse en la vida y hasta madurar.
Engrandezco a Dios porque, a pesar de las dificultades, nunca me eché atrás.
 Fui afinada con la el sacapuntas del Espíritu Santo.
  
Tercera cualidad
El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar lo que está mal.  
Corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante y necesario para mantenernos en el camino de la justicia. 


Dios no quiso que, como sierva suya,  conociese el pecado. Gracias a eso, y a la inspiración de Dios, en mi ser Inmaculada pisé la serpiente del mal.

Cuarta cualidad
Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro.
 Por lo tanto, cuidemos siempre lo que sucede en nuestro interior.
Tal vez, a Dios, eso dicen de mí…se interesó por la belleza interior de mi corazón. Ojala sepáis cuidar, valorar y gustar lo que yo reservé para Dios y lo que Dios descubrió en mis entrañas: la riqueza espiritual

Quinta cualidad
El lápiz siempre deja una marca. De la misma manera, habéis de saber que todo lo que hagáis en la vida, dejará trazos. Por eso intentad ser conscientes de cada acción.

Su figura y su presencia, en nuestros pueblos y ciudades, en nuestra vida cristiana, eclesial y hasta en el nombre, que miles de personas llevan, sigue dejando una huella imborrable que, ni el viento secularizador, ha logrado eclipsar: su sencillez, su obediencia, su sí, su ternura,  su fe, su esperanza, su amor y su calor de Madre.

¿Qué tal si comenzamos a utilizar el lápiz de María Inmaculada ?

EL ARQUITECTO DE LA VIRGEN MARÍA


EL ARQUITECTO DE LA VIRGEN MARÍA


A un arquitecto le pidieron construir un templo cuyo titular fuese la Virgen. 

El día de la inauguración los cientos de fieles que asistieron a la celebración, incluso el Obispo, se quedaron sorprendidos y, en cierto modo, decepcionados: la imagen de María no ocupaba ningún retablo. No se encontraba en el centro del altar. Mucho menos cerca del sagrario. 

La estatua de la Virgen, el arquitecto, la diseñó e ideó para ponerla y colocarla sentada en el primer banco.

Ante las protestas de los asistentes, la explicación del arquitecto fue la siguiente: “La Virgen no está para que la contemplemos y admiremos, sino  para que la imitemos. Es la primera, el modelo y nosotros vamos detrás, la seguimos. Su postura ante Dios y los hombres la debemos hacer nuestra. Caminando tras sus huellas llegaremos hasta Jesucristo. Ella, y por eso la he puesto en el primer banco, es la primera oyente de la Palabra de Dios para saber cómo tiene que responder ante El”.

Reflexión:
¿Para qué está la Virgen?
Para llevarnos al encuentro con Jesús. Sin ese horizonte, nuestra devoción hacia Ella, puede convertirse en una contradicción. En algo sin sentido.

¿Para qué está la Virgen?
Para abrir nuestros oídos, como lo hizo Ella, a la Palabra de Dios. Mirar a la Virgen es saber que, es grande, porque cumplió la voluntad del Señor.

¿Para qué está la Virgen?
Para que tomemos ejemplo, nítido y sencillo, de una mujer que –sin grandes riquezas- tuvo el mayor tesoro en su alma: CRISTO
¿Dónde poner a la Virgen?
En el llano (sin adulterarla) y en lo alto (sin perderla). En el término medio está la virtud. 

¿Dónde colocar a la Virgen? 
Cerca de Dios. Ella, recoge nuestras súplicas, nuestros deseos y, como Madre, las susurra al oído del Padre. Luego, sus manos abiertas, nos harán llegar las GRACIAS que vienen del Padre.


J. Leoz

¡EL DOMINGO YA EMPIEZA EL ADVIENTO!


Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
¡El domingo ya empieza el Adviento!


¡El domingo ya empieza el Adviento!
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad.. 

Este domingo es el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra. 

Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos. 

La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor. 

Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo. 

Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos. 

Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo. 

A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra. 

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación. por "nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados" (1Co 15,3) y en su Resurrección "para nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24). 

Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos.... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre. 


ESTO ES EL ADVIENTO. PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE. 

ACRÓSTICO EN ADVIENTO


NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES DE KIBEHO (RUANDA), ADVOCACIÓN MARIANA, 28 DE NOVIEMBRE

Autor: Padre Jordi Rivero | Fuente: Corazones.org
Nuestra Señora de los Dolores de Kibeho (Ruanda)
Advocación Mariana, 28 de noviembre
 
Nuestra Señora de los Dolores de Kibeho (Ruanda)
Nuestra Señora de los Dolores de Kibeho (Ruanda)

APARICIONES EN KIBEHO, (RWANDA, AFRICA) 1981-1989

Madre del Verbo

Las apariciones comenzaron el 28 de Noviembre de 1981. Anticiparon el genocidio que ocurrió en 1994. Esta aparición fue aprobada formalmente en el 2001.

Las 3 videntes
La primera en tener las apariciones fue Alphonsine Mumureke, de 16 años. Estas ocurrían en la escuela y los maestros y estudiantes no le creían y muchos se burlaban de ella. Pero mas tarde otras dos muchachas empezaron a ver también a la Virgen. Alphonsine fue filmada durante algunas apariciones. Un doctor de la comisión de investigación de la Iglesia examinó a la joven durante la aparición.

La segunda joven fue Nathalie Mukamazimpaka, 17 años, que comenzó a ver a la Virgen en enero 1982. Vió la Virgen casi 2 años.

La tercera fue Marie Claire Mukamgango, de 21 años. Vió a la Virgen de marzo a septiembre del 1982. Antes no creía en las apariciones. La Virgen le dió la misión de difundir el Rosario de los Siete Dolores de María. (Ella murió en la masacre que relataremos después).

Otros cuatro jóvenes videntes no fueron incluidos en la aprobación eclesiástica
Cuatro jóvenes de Kibeho dijeron que también veían a la Virgen en diferentes ocasiones, pero solo han recibido aprobación oficial las apariciones a los tres arriba mencionados.

Entre las muchachas que reportaron ver la Virgen había una joven musulmana que se convirtió y bautizó. También un joven pagano llamado Sagstashe, quien después de las apariciones se convirtió tomando el nombre Emmanuel. A Emmanuel, Jesús se le apareció en el campo en julio del 1982 y le enseñó el Padre Nuestro y el catecismo. El nunca antes de las apariciones había estado en una iglesia.

Las apariciones terminaron para seis de los videntes en 1983 y solo Alphonsine continuó teniendo apariciones, una vez al año el 28 de noviembre. La última fue en 1989 de esa fecha.

Para ver más sobre los mensajes de la Virgen en Kibeho haz "click" AQUI

miércoles, 27 de noviembre de 2013

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA , ADVOCACIÓN MARIANA, 27 DE NOVIEMBRE





NUESTRA SEÑORA  DE LA MEDALLA MILAGROSA
27 DE NOVIEMBRE 

El mensaje principal de estas apariciones ocurridas el 18 de julio y el 27 de noviembre de dicho año fue presentar al mundo una medalla en que la Virgen aparece como Inmaculada, Reina, Corredentora y Medianera de las gracias.

La Santísima Virgen en persona presentó a Sor Catalina el modelo de esta medalla:


"Haz acuñar una medalla conforme a este modelo. Las personas que la llevan con confianza recibirán abundantes gracias".

Miremos la Medalla y descubramos en sus dos caras que se complementan el Mensaje esencial del Misterio de la salvación.


ANVERSO DE LA MEDALLA

María Inmaculada, Madre de los hombres.
María, mensajera, de la ternura de Dios, se muestra en pie.
Viene hacia nosotros con las manos abiertas y en actitud de acogida.
María es la sin pecado. Por eso aplasta la cabeza de la serpiente.
Se lee una oración "Oh María sin pecado concebida rogad por nosotros que recurrimos a vos".
Nos da a conocer que es la Inmaculada Concepción.



REVERSO DE LA MEDALLA

El proyecto de amor de Dios hacia los hombres.

La M coronada por la cruz: María esta íntimamente unida al misterio de la Pasión y de la Cruz de su Hijo, desde el Pesebre hasta el Calvario.

Dos corazones: el de Jesús y el de María. Representan la fuerza del amor que llega hasta la entrega total. María entró plenamente en ese Misterio de Amor de nuestra redención.

Doce estrellas: Jesús estableció su Iglesia sobre el fundamento de Pedro y sus Apóstoles.


María Estrella de la Evangelización.
Los fieles la llaman "Medalla Milagrosa" proclamando así que es un signo, el signo de la protección maternal de María.

CORONILLA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


CORONILLA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

En las cuentas del Rosario (utilizar un rosario común de 5 decenas):

En las cuentas grandes:

Corazón ardiente, Corazón herido en la cruz, Corazón que sangra en la Hostia. Me ofrezco voluntariamente para sufrir y para consolar al Corazón de Jesús en el sufrimiento de mis hermanos.
En las cuentas pequeñas (10 veces)

V/ Corazón Inmaculado de María, holocausto perfecto del Divino Amor.
R/ Haz que me hieran las heridas de tu Hijo, que me embriague de su Cruz y de su Sangre.

Al final de la coronilla, repetir 3 veces:
Madre del Corazón doloroso, termina en mi cuerpo lo que falta a la pasión de tu Hijo. Amén.

AFECTOS DE AMOR AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA


AFECTOS DE AMOR AL
 CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

¡Oh María!, Madre mía amabilísima, recibid, os suplico, los desahogos de mi alma herida de vuestro amor, que reconociendo en Vos al ser más amable después de Dios, os dice fervorosa:

Augusta Madre de Dios, os amo con todo mi corazón.

Dulcísima Madre mía, os amo con todo mi corazón.

Reina y Señora mía, os amo con todo mi corazón.

Vida, Dulzura y Esperanza mía, os amo con todo mi corazón.

Corredentora mía, os amo con todo mi corazón.

Protectora y Abogada mía, os amo con todo mi corazón.

Pastora y Maestra mía, os amo con todo mi corazón.

Alegría y gozo de mi alma, os amo con todo mi corazón.

Todo mi Tesoro después de Jesucristo, os amo con todo mi corazón.

Corazón mío y alma mía, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan santa, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan buena, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan bella y agraciada, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan amable y compasiva, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan clemente y piadosa, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan grande y humilde, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan sabia y poderosa, os amo con todo mi corazón.

Porque Dios os hizo tan perfecta en todas vuestras virtudes, os amo con todo mi corazón.

Por los infieles que no os conocen, os amo con todo mi corazón.

Por los herejes que han sido siempre vuestros enemigos, os amo con todo mi corazón.

Por los malos cristianos que han perdido vuestra devoción, os amo con todo mi corazón.

Por los infelices réprobos, condenados a no amaros nunca, os amo con todo mi corazón.

Por vuestra eterna predestinación me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por vuestra Inmaculada Concepción y por los privilegios admirables con que en ella fuisteis enriquecida, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por vuestra absoluta preservación de todo pecado, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por vuestra íntegra y perpetua virginidad, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por vuestra divina maternidad, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por la resurrección de vuestro cuerpo y Asunción en cuerpo y alma al Cielo, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por la gloria que gozáis, sólo inferior a la de Jesús, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por el amor que os tienen todos los buenos cristianos en la tierra, y todos los Ángeles y Santos en el Cielo, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por las alabanzas que en el Cielo y en la tierra resuenan en honor vuestro, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por los milagros que Dios hace para glorificar vuestras imágenes y confirmar vuestro culto, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Por las excelencias de vuestro Corazón que no alcanzan las inteligencias humanas ni angélicas, me gozo y os felicito, dulcísima Madre mía.

Que me alcancéis amaros mucho, os suplico, dulcísima Madre mía.

Que me alcancéis amaros siempre, os suplico, dulcísima Madre mía.

Que me alcancéis imitaros para ser mejor hijo de vuestro Corazón, os suplico, dulcísima Madre mía.

Que me alcancéis ganar muchos corazones para vuestro amor, os suplico, dulcísima Madre mía.

Que me alcancéis morir con vuestro nombre en los labios y vuestro amor en el corazón, os suplico, dulcísima Madre mía.

Que me alcancéis estar muy cerca de Vos en el Cielo, os suplico, dulcísima Madre mía. 

Oh Jesús, que hicisteis tan amable a María y que en la persona de San Juan nos la disteis por Madre, conceded a los que nos gloriamos de ser sus hijos, que la amemos tierna y fervorosamente, para llegar así con más eficacia y prontitud a amaros a Vos, que con el Padre y el Espíritu Santo vivís y reináis por los siglos. Amén.

CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Consagración de las familias al Inmaculado Corazón de María


Oración
Inmaculado Corazón de María, Madre de Dios y Madre nuestra; entrad hoy en esta familia que desea consagrarse para siempre a Vos. ¡Oh la más tierna de las Madres! Al recibiros en nuestra casa, os decimos que queremos ser los más leales, los más obedientes, los más fervorosos de vuestros hijos. Ya que venís a formar parte de esta familia, socorrednos en todas nuestras necesidades, espirituales y corporales; rogad siempre por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Oh María!, mostrad que sois nuestra Madre. ¡Oh Madre!, aquí tenéis a vuestros hijos.


Acto de consagración
¡Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra! La familia aquí reunida se consagra hoy a vuestro Inmaculado Corazón, para que reinéis en nuestra casa, con la presencia entre nosotros de vuestra sagrada imagen, con vuestra protección maternal en los días de alegría y dolor, y siempre con vuestro espíritu, modelo de todas las virtudes.

Te consagramos nuestro ser y nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestro hogar y nuestra familia, cuanto amamos y cuanto tenemos. Deseamos que todo lo que nos rodea pertenezca a Vos y participe de vuestras maternales bendiciones.

Y para que esta Consagración sea eficaz y duradera, renovamos a vuestros pies las Promesas del Bautismo, y nos comprometemos a profesar siempre las verdades de la fe, a vivir como católicos verdaderos, observando los Mandamientos de Dios y de la Iglesia y a santificar nuestra vida con las prácticas de la religión cristiana, especialmente con la frecuente recepción de los Santos Sacramentos.

Dígnate, ¡oh tierna Madre nuestra!, tomar plena posesión de este hogar; estableced en él el reinado de vuestro Inmaculado Corazón, a fin de acelerar y asegurar el reinado del Corazón de vuestro adorable Hijo Jesús. Amén.

ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA, 27 DE NOVIEMBRE





martes, 26 de noviembre de 2013

IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA












SIGNIFICADO DE LA MEDALLA MILAGROSA


SIGNIFICADO DE LA MEDALLA MILAGROSA
Aparición del 27 de noviembre del 1830

La tarde el 27 de Nov. de 1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla, estaba Sor Catalina haciendo su meditación, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hace recordar la aparición anterior.

Aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y no mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.

Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.

El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.


La Medalla Milagrosa:

En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti"

Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .

Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".

La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.

En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".

Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".

Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:

En el Anverso:

-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

-Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

-Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

En el reverso:

-La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

-La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

-Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

Nombre:

La Medalla se llamaba originalmente: "de la Inmaculada Concepción", pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA


Oración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y Protectora ante la majestad de Dios.

Yo os prometo, Virgen Purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro Amor.
Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA, 27 DE NOVIEMBRE


Nuestra Señora  de la Medalla Milagrosa
27 de Noviembre - Advocación Mariana

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:

"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".

Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estas viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

El Arzobispo de París permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

lunes, 25 de noviembre de 2013

EL CREDO MARIANO



EL CREDO MARIANO
San Alfonso María Ligorio

Cuando un parecer es de algún modo honroso para la Virgen Santísima, y tiene algún fundamento, y no está en pugna con las verdades de fe y los decretos de la Iglesia, ni con la verdad ciertamente conocida, el no aceptarla o impugnarla, denota poca devoción a la Madre de Dios.


   1.- Creo que la Santísima Virgen fue predestinada desde la eternidad, no a la gracia y a la gloria principalmente, como los demás hombres, sino que fue predestinada principalmente para ser la Madre del Redentor y Corredentora del género humano.

2.- Creo, por consiguiente, que se ha de decir de la Santísima Virgen lo que se dice de Jesucristo, aunque en menor grado y con subordinación a El.

3.- Creo, con San Bernardo, que «por María fueron inspiradas las Sagradas Escrituras y de María nos hablan todas ellas; que por María fue creado el mundo, y porque María fue llena de gracia, por Ella bajó del cielo la majestad de Dios y por Ella es exaltado el hombre hasta los cielos».

4.- Creo que María es verdadera y propiamente Madre de Dios, dignidad infinita en su género, porque no cabe otra más excelente en pura criatura.

 5.- Creo que fue concebida sin mancha de pecado original, ni tuvo jamás pecado personal alguno, ni aun sombra de pecado.

6.- Creo que fue siempre Virgen, antes del parto, en el parto y después del parto.

 7.- Creo en su gloriosa Asunción a los cielos en cuerpo y alma.

8.- Creo que la Virgen Santísima redimió al genero humano en colaboración esencial con su Hijo, por lo que merece con toda verdad y propiedad el título de Corredentora.

9.- Creo que, por esta su colaboración a la Redención, fue constituida por Dios Tesorera y Dispensadora de todas las gracias que se dispensarán a los hombres hasta el fin de los siglos.

10.- Creo, por tanto, que la gracia de la perseverancia final o buena muerte, como las demás, nos viene por las manos de la Santísima Virgen.

11.- Creo que la devoción a la Santísima Virgen es moralmente necesaria para salvarnos.

12.- Creo que no sólo el ser devoto de la Santísima Virgen es señal de predestinación, sino que «haber recibido, a lo menos, la gracia de pensar con frecuencia y con dulzura en María es una gran señal de merecer el cielo».

 13.- Creo que María es nuestra Madre, porque de su libre consentimiento dependió la Encarnación y la muerte de su Hijo, nuestra Vida.

 14.- Creo que la Santísima Virgen nos ama a todos y a cada uno con amor inmenso, del que no es ni sombra el amor de todas las madres juntas a sus hijos.

15.- Creo que la Santísima Virgen es la Reina del Universo, a cuya voluntad obedecen todos y todo en los cielos, en la tierra y en los abismos.

16.- Creo que la Santísima Virgen es abogada y refugio y única esperanza de los pecadores.

17.- Creo que no hay pecador tan lleno de crímenes que si a Ella se encomienda, no alcance el perdón y el cielo.

 18.- Creo que la Santísima Virgen se ofende, no sólo de los que la injurian, sino de los que no se encomiendan a Ella y confían totalmente en su patrocinio.

19.- Creo que es tan benigna y poderosa que "aun al diablo sacaría del infierno y llevaría de nuevo a la gloria si, humillándose, pidiera perdón a Dios e implorase la ayuda de María", lo que, sin embargo, por Soberbia no hará jamás.

 20. Creo, con San Alfonso de Ligorio, que "sólo con que tengamos la dicha de morir delante de una imagen de María pronunciando su nombre o pidiéndole misericordia, iremos ciertamente al cielo".

21.- Creo que la verdadera devoción a la Santísima Virgen consiste en imitar sus virtudes y ejemplos.

 22.- Creo, sin embargo, que aun la devoción imperfecta del pecador que la honra constantemente con algún obsequio, aunque sea pequeño, no se perderá eternamente.

 23.- Creo que, siendo Ella nuestra vida y el camino seguro para ir a Cristo, quien no profesa una devoción singular a María carece de vida espiritual.

24.- Creo que no hay pecador o impío por obstinado que se halle, que si pronuncia con respeto y devoción el nombre de María, no alcance la gracia de la conversión.

25.- Creo que delante de Dios tiene más eficacia un suspiro de la Santísima Virgen que todas las oraciones de los ángeles, bienaventurados y hombres juntos.

 26.- Creo, en fin, que la Santísima Virgen alivia y favorece de modo especial en el purgatorio a las almas que le fueron en esta vida particularmente devotas.
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