domingo, 29 de diciembre de 2013

IMÁGENES DE MARÍA MADRE DE DIOS



















































































MARÍA, MADRE DE DIOS, 01 DE ENERO


Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net

¡María, Madre de Dios!

El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios. María fue la elegida para ser Madre de Cristo


El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios.

María fue la elegida para ser Madre de Cristo y aceptó esta misión al decir “sí” a Dios. Festejamos el tener una Madre en el cielo que nos ayuda y auxilia en nuestras necesidades y nos ama.

Un poco de historia

Todo año que se inicia es “Año del Señor”. Sólo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la eternidad. Este día, como todos los demás días, debemos rezar a Dios con infinita confianza. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por esto hoy, que es el primer día del año, le pedimos a María Santísima que nos ayude a lograrlo.

Este día es día de precepto, hay que ir a misa. La misa está dedicada a honrar a María, Madre de Dios y de la Iglesia.

María Madre de Dios. María era una joven Israelita que vivía en Nazaret de Galilea y, como todos los Israelitas, esperaba que se cumpliera la promesa de Dios de mandar un Salvador al mundo. María no era una mujer como todas, pues desde siempre Dios había pensado en ella y había nacido sin pecado original.

El Papa Juan Pablo II a lo largo de su Pontificado nos recordaba constantemente la grandeza de María. Nos recordaba que estamos bajo la protección de María que es Madre de Dios y Madre Nuestra. Gracias al “sí” de María, Dios se hizo hombre.
Con su respuesta, María cambió el rumbo de la historia. Dijo “sí” aceptando con alegría la voluntad de Dios, entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación.

María fue la elegida para ser la Madre de Dios y ella respondió al llamado “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

La Virgen María nos ayuda a vencer la tentación, conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo.

Si elegimos vivir como hijos de María debemos adoptar varias actitudes:

Abrirle nuestro corazón a su amor:

Es dejarnos querer, abandonarnos a su cuidado con total confianza. Ella no se desanima a pesar de nuestros caprichos y debilidades.

Mirarla como nuestra Madre:

Hablarle de nuestras alegrías y penas, contarle nuestros problemas y pedirle ayuda para superarlos.

Demostrarle nuestro cariño:

Hacer lo que a Ella le gustaría que hicieras, que es lo que Dios quiere de nosotros. Acudir a Ella a lo largo del día nos puede ayudar grandemente.

Confiar plenamente en ella:

Todas las gracias que Jesús nos da pasan por las manos de María, y ella mejor que nadie intercede ante su Hijo por nuestras necesidades.

Imitar sus virtudes:

Es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
Debemos aprovechar esta fiesta para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.

Algunas personas te dirán que María no es especial, que eso de que fue Virgen y tal es cuento. Recuerda que fue Jesús mismo quien nos la dejó como Madre (Jn 19, 25-27). Además, honrar a la Madre es siempre dar gusto al Hijo. A Jesús pues, le agrada cuando decimos cosas bonitas de María, como es el “Ave María” del Rosario.

Oración

Te pido Señor vivir mi vida siempre muy cerca de Ti y de la Santísima Virgen, tu Madre a quien nos encargaste.

¿QUIÉN ES MARÍA?


¿Quién es María?
María, Celestial Capitana. 

María es la Celestial Capitana de los ejércitos de Dios, la que combate a las fuerzas del Mal, y que Ella sola puede vencerlas de una vez, pisando con su pie virginal la cabeza de la serpiente infernal.

Por eso si queremos vencer al Mal en el mundo y en nosotros mismos, necesitamos ser soldados del ejército que capitanea María Santísima, y entregarnos a la Virgen para que Ella nos pueda utilizar como soldados suyos escogidos para misiones arriesgadas, que pueden despertar la furia del enemigo.

Con la Virgen a la cabeza del ejército de Dios, no tenemos nada que temer, porque el Señor concede todas las gracias a su Hija predilecta, y le ha dado su Poder, Sabiduría y Amor para aplastar al mismo Infierno.

A Dios se le llama el “Dios de los Ejércitos”. Y si hay ejércitos, es porque hay guerra, una guerra que se combate desde el principio del tiempo, cuando Lucifer se rebeló y San Miguel Arcángel lo precipitó al abismo. Y cuando el demonio hizo caer a nuestros padres, Adán y Eva, Dios hizo la promesa de enviar una Virgen, una Mujer, que combatiría contra el demonio y le vencería. Esa Mujer es María Santísima, que ha sido puesta por Dios como Capitana de sus Ejércitos.

No creamos entonces que la devoción a la Virgen sea sólo recomendada para niños y mujercillas, sino que es bien viril y combativa, pues María es la Mujer fuerte y guerrera, que combate para Dios y por las almas.

¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¿Quién es María?

María, Celestial Capitana. 

María es la Celestial Capitana de los ejércitos de Dios, la que combate a las fuerzas del Mal, y que Ella sola puede vencerlas de una vez, pisando con su pie virginal la cabeza de la serpiente infernal.

Por eso si queremos vencer al Mal en el mundo y en nosotros mismos, necesitamos ser soldados del ejército que capitanea María Santísima, y entregarnos a la Virgen para que Ella nos pueda utilizar como soldados suyos escogidos para misiones arriesgadas, que pueden despertar la furia del enemigo.

Con la Virgen a la cabeza del ejército de Dios, no tenemos nada que temer, porque el Señor concede todas las gracias a su Hija predilecta, y le ha dado su Poder, Sabiduría y Amor para aplastar al mismo Infierno.

A Dios se le llama el “Dios de los Ejércitos”. Y si hay ejércitos, es porque hay guerra, una guerra que se combate desde el principio del tiempo, cuando Lucifer se rebeló y San Miguel Arcángel lo precipitó al abismo. Y cuando el demonio hizo caer a nuestros padres, Adán y Eva, Dios hizo la promesa de enviar una Virgen, una Mujer, que combatiría contra el demonio y le vencería. Esa Mujer es María Santísima, que ha sido puesta por Dios como Capitana de sus Ejércitos.

No creamos entonces que la devoción a la Virgen sea sólo recomendada para niños y mujercillas, sino que es bien viril y combativa, pues María es la Mujer fuerte y guerrera, que combate para Dios y por las almas.

¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

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