miércoles, 29 de enero de 2014

EL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN EN LA IGLESIA


El culto a la Santísima Virgen en la Iglesia 
Camilo Valverde Mudarra 


A la Virgen María, se le ha de dar el culto debido, el que ella se merece, sin exageraciones devocionales y sin tacañerías secularizadoras. Es tan perjudicial el maximalismo como el minimalismo mariano. Hay que evitar caer en una "mariolatría endiosadora", y, a la vez, huir del negativismo iconoclasta. Así lo enseña el Magisterio Pontificio, la Tradición y los documentos eclesiales. La Constitución “Lumen gentium”, en su capítulo VIII, asienta con rigor los fundamentos ortodoxos y las directrices católicas de tales actos cultuales.

“María, ensalzada por gracia de Dios, después de su Hijo, por encima de todos los ángeles, y de todos los hombres, por ser Madre santísima de Dios, que tomó parte en los misterios de Cristo, es justamente honrada por la Iglesia con un culto especial. Y, ciertamente, desde los tiempos más antiguos, 1a Santísima Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades. Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de Éfeso, ha crecido maravillosamente el culto del Pueblo de Dios hacia María en veneración y en amor, en la invocación e imitación, de acuerdo con sus proféticas palabras: Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso (Lc 1,48_49). Este culto, tal como existió siempre en la Iglesia, a pesar de ser enteramente singular, se distingue esencialmente del culto de adoración tributado al Verbo Encarnado, lo mismo que a1 Padre y al Espíritu Santo, y lo favorece eficazmente, ya que las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa, de acuerdo con las condiciones de tiempos y lugares y teniendo en cuenta e1 temperamento y manera de ser de los fieles, hacen que, a1 ser honrada la Madre, el Hijo, por razón del cual son todas las cosas (cf. Col 1,15-16) y en el que plugo al Padre eterno que habitase toda la plenitud (Col 1,19), sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos” (LG 66).

El pensamiento conciliar reconoce y exhorta al culto especialísimo de María, por ser la Madre Santísima de Dios, porque fue ensalzada por la gracia divina y participó en los misterios de Jesucristo; su culto se sustenta en la más antigua tradición que la viene venerando con su amor filial; ya, desde el Concilio de Éfeso, no ha hecho más que crecer en la veneración hacia María, y en la innovación de formas con que los fieles desean imitar su amor y sus virtudes.

El culto a María, que ha sido siempre singular en la Iglesia, se diferencia del tributado a la Santísima Trinidad, pues las distintas clases de piedad a la Madre, aprobadas según la doctrina sana y ortodoxa, suscitan, en la honra de la Madre, el conocimiento y la glorificación de su Hijo y un mejor cumplimiento de sus palabras y mandatos de amor. El culto a María no puede separarse del único culto cristiano propiamente dicho: "El culto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, o, como se dice en la liturgia, al Padre por Cristo en el Espíritu"; tiene, como último fin, el culto a la Trinidad Augusta que la llenó de gracia y santidad. La razón de ser de la Virgen que está indisolublemente unida a su Hijo, se produce siempre en y con Jesucristo; su culto tiene, por tanto, un sentido esencialmente cristológico, en el que debe reflejarse el plan salvífico de Dios llevado a cabo por su Hijo que nació de Santa María Virgen.

“El santo Concilio enseña de propósito esta doctrina católica y amonesta a la vez a todos los hijos de la Iglesia que fomenten con generosidad el culto a la Santísima Virgen, particularmente el litúrgico; que estimen en mucho las prácticas y los ejercicios de piedad hacia ella recomendados por el Magisterio en el curso de los siglos y que observen escrupulosamente cuanto en los tiempos pasados fue decretado acerca del culto a las imágenes de Cristo, de 1a Santísima Virgen y de los santos. Y exhorta encarecidamente a los teólogos y a los predicadores de la palabra divina a que se abstengan, con cuidado tanto de toda falsa exageración cuanto de una excesiva mezquindad de alma al tratar de la singular dignidad de la Madre de Dios. Cultivando el estudio de 1a Sagrada Escritura, de los Santos Padres y Doctores y de las liturgias de la Iglesia bajo la dirección del Magisterio, expliquen rectamente los oficios y los privilegios de la Santísima Virgen, que siempre tienen por fin a Cristo, origen de toda verdad, santidad y piedad. En las expresiones o en las palabras eviten cuidadosamente todo aquello que pueda inducir a error a los hermanos separados o a cualesquiera otras personas acerca de la verdadera doctrina de la Iglesia. Recuerden, finalmente, los fieles que la verdadera devoción no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia Nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (LG 67)

El Concilio, de acuerdo con la recta doctrina, enseña la razón y la forma de este culto y, al mismo tiempo, insta a los fieles cristianos a fomentar generosamente el culto a María; pide que se dediquen con gusto a los ejercicios piadosos recomendados por el Magisterio y la Tradición que siempre han de ir orientados a Jesucristo, origen de toda verdad, santidad y piedad, enraizadas en la auténtica fe.

E1 mismo Papa Paulo VI, en la exhortación apostólica Marialis Cultus, postula "una renovación y revisión de los ejercicios de piedad a la Virgen, que sean respetuosos, con la sana tradición y abierta a las legítimas aspiraciones de los hombres de nuestro tiempo" (MC', 24). El culto a María tiene que poner de relieve las obras que realizó en ella El Espíritu Santo, no sólo en la Encarnación del Verbo en su seno purísimo, y en su santificación, sino también en su acción constante en la historia de la salvación y en la propia Iglesia. La piedad mariana de los fieles debe tener presente que María "en la Iglesia santa ocupa, después de Cristo, el puesto más alto y más cercano a nosotros" (MC 54). María está unida estrechamente a la Iglesia, y en ella, y con referencia a ella, debe ser honrada.

La devoción a María debe dar prioridad al culto litúrgico, en el cual se manifiesta la doctrina mariana en toda su pureza.



LA DEVOCIÓN POPULAR

La devoción mariana popular, apiñada en torno a muy variadas imágenes y atraída con entusiasmante sentir por innumerables advocaciones, es ancha y amplia en el extenso mundo. 

Ya, el segundo concilio de Nicea (787) aprobaba, contra los iconoclastas la veneración de las imágenes, pero distinguía entre la adoración latréutica, tributada únicamente a Dios, y la veneración honorífica, tributada a los santos y a las imágenes en cuanto a representativas de la persona venerada. A Dios se le reserva la palabra latría, a los santos dulía y a la Virgen hiperdulía.

Las devociones populares a la Virgen son legítimas y merecen ser atendidas e incluso fomentadas, pues manifiestan el "sensus fidelium" en cuanto que son una expresión pública de la fe del pueblo, hondamente sentida; pero han de cumplir y avanzar por una triple vía: a) Que no caerán en la idolatría, en la milagrería y en la superstición. b) Que no desatenderán la moral y el compromiso cristianos, tanto en lo que respecta a Dios, como en lo que respecta al prójimo. c) Que consideren siempre a María, no en sí misma o como figura divina independiente, sino en el lugar que le corresponde en la historia de la salvación en íntima relación con Jesucristo y con la Iglesia y como modelo de todos los creyentes.

Así lo expresa la palabra eclesial: "La religiosidad popular debe ser respetada y cultivada, como una forma de compromiso cristiano con las exigencias fundamentales del mensaje evangélico" (Juan Pablo II en Sevilla en el 1984). "Bien orientada esta religiosidad popular puede ser, para nuestras masas populares, cada vez más un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo" (Pablo VI, Ev. Nun, 48). "La religiosidad popular puede describirse como el modo peculiar que tiene el pueblo, es decir, la gente sencilla, de vivir y expresar su relación con Dios, con la Santísima Virgen y con los santos" (Com. Ep. de Liturgia).

Sin duda, esta religiosidad es sagrada, pues representa la interacción de la lex orandi y la lex credendi.

Al deber ser prioritario el culto litúrgico que expresa pura la doctrina mariana, la Marialis Cultus recomienda, entre estas prácticas devocionales el rezo del Angelus y del Rosario.

A pesar de todo esto, los fieles reclaman otros ejercicios o fórmulas devotas más cercanas y sencillas y, a veces, más apropiadas para los diversos momentos de la vida. Gracias a Dios, y a la misma Virgen Santísima, ya han desaparecido los devocionarios escritos con agua de rosas que sólo servían para alimentar sentimentalismos y adormecer el espíritu. He aquí la oración más antigua dirigida a la Virgen, procedente del siglo III, recitada sin intermisión a través de los siglos y que juntamente con el Angelus y el Rosario debe alimentar cada día la devoción mariana:

"Bajo tu amparo nos refugiamos, 
Santa Madre de Dios.
Nuestras súplicas no las rechaces en la necesidad,
mas líbranos en el peligro,
¡Oh sola casta, Oh sola bendita!".

Es preciso dirigirse a María, signo de esperanza cierta y de consuelo para el pueblo sufriente y que suplicante se cobija bajo su manto. 

martes, 28 de enero de 2014

EL TREN DE LA VIDA



EL TREN DE LA VIDA

Habrás viajado en tren muchas veces, ¿verdad? Fíjate en una cosa. Unos bajan en las primeras estaciones; otros bajan del tren un poco más tarde. Cuando el tren llega a la última estación todos se bajan, y el tren se queda vacío. La vida es como un viaje, que empezamos al nacer y que acabamos al morir.
Unos mueren en los primeros años; otros en la juventud; otros en la vejez.

Pero al fin todos mueren y morirás también tú, aunque seas joven y tengas salud. Un día se acabará también para ti el tiempo de esta vida. Procura hacer buenas obras. ¿No te preparas ahora para tener después un oficio o carrera? Prepárate para ir al Cielo.

lunes, 27 de enero de 2014

EL PENSAMIENTO DEL DÍA


AMA A LOS HOMBRES


Ama a los hombres
Autor: Phil Bosmans


A las cosas puedes tratarlas sin amor. Puedes derribar un árbol, arrancar una mata. Puedes romper un vaso, tumbar una silla...
A las cosas puedes tratarlas de cualquier forma, aunque no te sea del todo indiferente ver pisotear una flor.
A los hombres puedes "manejarlos" solamente con amor.
Si no eres capaz de amar a los hombre, quédate sentado en tu rincón y ocúpate de ti mismo o de cosas fútiles y sin vida.
Pero deja en paz a la gente.
Quizás trabajas en la administración, ves únicamente papeles, formularios o números y nunca se te ocurre pensar en el ser humano que tienes delante. Trabajas en una oficina, en una escuela, en una fábrica o en una tienda y en todo el día no encuentras hombres, sólo máquinas parlantes. 
Detrás de cada rostro busca al hombre. 
Ama al hombre, sea alto o bajo, guapo o feo, alegre o serio, amable o antipático, feliz o desgraciado. 
Tu amor le hará bien. 
Tú también sabes reconocer si alguien se interesa en ti por amor o por otras razones.
Si uno te aprecia, es atento y afectuoso.
Te hace pasar un momento agradable. 
Lo mismo sucede con las personas con las que tú tienes que tratar.

ALLÍ ESTARÉ



Allí estaré


Cuando nadie esté allí para ti, Y pienses que no le importas a nadie...
Cuando el mundo entero esté sobre ti y pienses que estás solo o sola... Allí estaré...
Cuando a la persona que más te importa, no le importes tú...
Cuando aquel al que le hayas entregado tu corazón, lo desprecie...Allí estaré...

Cuando la persona en la que confiaste te traicione...
Cuando la persona con la que has compartido todos tus recuerdos, te hiera... Allí estaré...

Cuando todo lo que necesites sea un amigo que escuche tus lamentos...
Cuando todo lo que necesites sea alguien que enjugue tus lágrimas...Allí estaré...

Cuando tu corazón duela tanto que hasta te cueste respirar...
Cuando quieras desistir y desees morir... Allí estaré...

Cuando comiences a llorar después de haber escuchado esa triste canción...
Cuando las lágrimas no cesen de caer... Allí estaré...

Estaré allí hasta el final. Es una promesa que puedo hacerte
Si alguna vez me necesitas, sólo llámame y... Allí estaré...

LOS PLANES DE DIOS

Autor: Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Los planes de Dios
Nos cuesta descubrir que la vida, con sus sorpresas, rompe nuestros planes
 
Los planes de Dios
Nos gusta vivir con libertad, escoger nuestros pasatiempos, ir con quienes amamos y disfrutar del sol en el verano y de la nieve en el invierno.

Nos cuesta someternos a otros, o descubrir que la vida, con sus sorpresas, rompe nuestros planes.

Un accidente, la enfermedad de un familiar, un despido en el trabajo, nos impiden el vuelo y, tal vez, nos dejan una sensación de frustración, de fracaso, al no poder realizar nuestros sueños.

Las sorpresas de la vida son muchas. A veces parece que hay más sorpresas que "normalidades". Otras veces, las cosas siguen su curso de siempre. Nos hacemos la ilusión de que todo está bajo control y, de repente, lo inesperado salta, y quedamos llenos de angustia, tal vez paralizados, sin saber qué hacer.

Si miramos a fondo, detrás de los imprevistos se escribe una historia que no siempre comprendemos.

Un despido puede convertirse en la ocasión para encontrar un trabajo mejor. Una calumnia nos hace recordar que tal vez nosotros hemos dañado a otros con nuestras palabras. Una reprensión abre los ojos a nuestros defectos y nos permite valorar las cosas con menos egoísmo y con más sencillez.

No siempre es fácil descubrir lo bueno que se esconde en las aventuras de la vida. Lo negro destaca sobre el folio, pero lo blanco domina en muchas superficies.

El mal hace noticia, pero el bien escribe la historia. El dolor nos angustia y nos desconcierta, pero muchos pueden descubrir a Dios en la cama de un hospital.

La traición nos llena de amargura, pero por encima de ella hay quien nos ama y confía en nosotros, a pesar de todo.

Es difícil ponerse en manos de Dios si queremos llevar la vida según nuestros proyectos, como si todo dependiese de nosotros. Es muy fácil, en cambio, confiar en Él si descubrimos que nos ama.

Dios tiene planes que nosotros no podemos comprender. Algún día, cuando se deshaga nuestra tienda mortal, comprenderemos.

Ahora caminamos con la lámpara de la fe. Con ella se iluminan las tinieblas y se suavizan los dolores. Y cada amanecer nos recuerda el cariño de un Dios que viste a las flores silvestres y hace cantar a los jilgueros.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC 

    ORACIÓN A LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO


    ORACIÓN A LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO

    ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!, en cuyos brazos el mismo Niño Jesús parece buscar seguro refugio; ya que ese mismo Dios hecho Hijo tuyo como tierna Madre lo estrechas contra tu pecho y sujetas sus manos con tu diestra, no permitas, Señora, que ese mismo Jesús ofendido por nuestras culpas, descargue sobre el mundo el brazo de su irritada justicia; sé tú nuestra poderosa Medianera y Abogada, y detenga tu maternal socorro los castigos que hemos merecido. En especial, Madre mía, concédeme la gracia que te pido. Amén.

    NOVENA A MARÍA AUXILIADORA, PROPAGADA POR SAN JUAN BOSCO

    NOVENA DE MARÍA AUXILIADORA
    (Propagada por San Juan Bosco)


    1. Rezad durante nueve días seguidos tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias con la jaculatoria "Sea alabado en todo momento el Santísimo Sacramento", y tres salves con la jaculatoria "María Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros".

    El cristiano ora al Señor y también a la que es su Auxiliadora

    2. Recibid los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía.

    El cristiano vive unido a Cristo, a la Auxiliadora de los cristianos y a la Iglesia por los Sacramentos.

    3. Os recomiendo que prometáis vuestro donativo o vuestro trabajo personal para sostener obras de apostolado, preferentemente salesianas.

    El cristiano, siente que la Auxiliadora le anima a ser apóstol y a sostener las obras de apostolado de la Iglesia de Cristo.




    domingo, 26 de enero de 2014

    JACULATORIAS A LA VIRGEN MARÍA


    JACULATORIAS A LA VIRGEN MARÍA 

    Ave María Purísima,
    sin pecado concebida. 

    Oh dulce Corazón de María,
    sed la salvación mia. 

    María, madre mía,
    sé tú mi única guía. 

    Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

    SUPLICAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN


    SUPLICAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN

    Dame tus ojos, Madre, para saber mirar; si miro con tus ojos jamás podré pecar.

    Dame tus labios, Madre para poder rezar, si rezo con tus labios Jesús me escuchara.

    Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar, es tu lengua, paterna de gracia y santidad.

    Dame tus labios, Madre, que quiero trabajar, entonces mi trabajo valdrá una eternidad.

    Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad, cubriendo con tu manto al cielo he de llegar.

    Dame tu cielo, Oh Madre, para poder gozar, ¿si tu me das Cielo, que mas puedo anhelar?.

    Dame Jesús, Oh Madre, para poder amar, esta será mi dicha por una eternidad.

    IMÁGENES DE SANTA BERNARDITA



    HISTORIA DE NUESTRAS SEÑORA DE LOURDES EN FRANCIA, 11 DE FEBRERO


    11 de febrero
    Nuestra Señora de Lourdes


    La Historia - Lourdes, Francia

    El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, una de viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.

    Bernadette al principio se asusto, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.

    El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

    La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.
    Santa BernardetEn la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mando a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.

    En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imito y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.

    El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿Quien eres?, y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

    Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.
    En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

    El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.

    En el lugar se comenzó a construirse un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.
    Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero. 


    El mensaje de la Virgen
    El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:

    1-Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

    2-Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.

    3-Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.

    4-Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos




    Santa Bernardette

    Santa Bernadette Soubirous: nació el 7 de enero, de 1844, en el pueblo de Lourdes, Francia. Su nombre era Marie Bernard, pero la llamaban Bernadette. Su salud era precaria, desde niña fue asmática, tiempo después de las apariciones, fue admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. En julio de 1866 comenzó su noviciado y el 22 de septiembre de 1878 pronunció sus votos, falleció unos meses después, el día 16 de Abril de 1879.

    La vida de Bernadette, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades y humillaciones, soporto muchos dolores, tenia tuberculosis, un tumor en la rodilla, problemas en los oídos.


    En los primeros años con las monjas, la Santa jovencita sufrió mucho, no solo por su mala salud, sino también a causa que la Madre superiora del lugar que no creía en sus enfermedades, inclusive decía que cojeaba de su pierna para llamar la atención. 
    Como religiosa se dedicó a ser asistente de enfermería y más tarde cuando ya estuvo muy mal de salud, fue sacristán. Antes de morir dijo: "Ruega Señora por esta pobre pecadora".

     Santa Bernardita Incorrupta30 años más tarde, su cadáver fue exhumado, y hallado en perfecto estado de conservación, unos años después, poco antes de su Beatificación, efectuada el 12 de Junio de 1925, se realizó un segundo reconocimiento del cuerpo, el cual seguía intacto.

    Bernadette fue Canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Su cuerpo incorrupto todavía puede verse en el Convento de Nevers, dentro de un féretro de cristal. La festividad de la Santa se celebra el 16 de Abril.



    La Piedad de Bernardette vence las pruebas

    Sta BernardetteDos virtudes resaltaban en Bernardette: la piedad y la modestia. Para ser piadoso no es necesario ser sabio. Aún cuando se hizo religiosa, ella misma decía que no sabía como orar y sin embargo pasaba largas horas en oración. Y su oración no era mecánica, sino que le hablaba a Dios y a la Virgen como se habla con una persona cara a cara. Era pues una oración del corazón, intensa, honesta y eficaz.


    Amaba la oración. Ella sabía muy bien como rezar el Santo Rosario el cual siempre llevaba en su bolsillo. Lo tenía en sus manos cuando se le apareció la Virgen. Su primer gesto en momentos de cualquier prueba o dificultad era siempre tomar su rosario y empezar a recitarlo.

    La pequeña escogida por la Virgen tendría mucho que sufrir hasta el día de su muerte, tanto sufrimientos morales como físicos; pero nunca debemos olvidar que Dios guía a esta pequeña niña y que ella era responde con humildad, abandono, fe y coraje. Bernardette poseía además virtudes que serían criticadas durante toda su vida como "defectos". Por este error de la gente se puso en duda también la autenticidad de las apariciones.

    Esta niña de solo 14 años (cumplidos en Enero 7 1858), tuvo que ser sabia, firme, extraordinariamente valiente y saber discernir, para poder enfrentarse con las personas que trataban de disuadirla, entre ellas sacerdotes, obispos, jefes de la policía, procuradores, etc.

    Para tener una idea de la fortaleza interior y la capacidad de su juicio, podemos ver algunas de las frases que dijo durante los interrogatorios a los que tuvo que someterse. Después de que el Procurador Imperial, el señor Dutor, hizo quedarse de pie por mucho tiempo a Bernardette y a su mamá, al fin les dijo condescendientemente:

    -"Ahí hay sillas. Pueden sentarse"

    Bernardette respondió: "No. Pudiéramos ensuciárselas"

    En otra ocasión, cuando le preguntaron sobre el idioma en que le habló la Virgen, Bernardette dijo:
    -"Ella me habló en dialecto"

    -"La Virgen María no pudo haber hablado en dialecto", le respondieron, "Dios y la Virgen no hablan dialecto".

    A lo que ella respondió: "¿Cómo podemos saber nosotros dialecto si ellos no lo hablan?"

    -"Oh, ¿por qué piensa que me habló en Francés? ¿puedo yo hablar en Francés?"

    En la doceava aparición Bernardette le acercó un rosario a la Virgen. Un sacerdote le preguntó después de la aparición: ¿Así que ahora también bendices rosarios?
    Bernardette se rió y dijo: "Yo no uso una estola, ¿o sí?."

    Otro le preguntó: "Así que Bernardette, ahora que la Virgen te ha prometido que irás al cielo, no necesitas preocuparte del cuidado de tu alma".

    Bernardette: "Pero Padre, yo solo iré al cielo si me porto correctamente"

    Sus interrogatorios serían de largas horas, algunas veces días enteros; y sus interrogadores trataban de engañarla para que contradijera sus declaraciones. Pero ella se mantenía alerta, en guardia, sabiendo que ellos no querían la verdad, sino probar que lo había inventado todo.

    Bernardette tuvo que enfrentarse frecuentemente con el párroco de Lourdes, Abbé Peyramale, quién tenía fama por su mal genio. Sin embargo todas las veces que nuestra santa fue a verlo, a pesar del temor que sentía, nunca se echó atrás, sino que siempre vencía su natural miedo. Su voluntad de cumplir con lo que la Virgen le había encargado podía mucho más que el mal genio del sacerdote.

    Y así vemos como Bernardette cumple los deseos de la Virgen a pesar de grandes obstáculos y de sus propias flaquezas. Al final, en el último día de las apariciones, el 25 de marzo de 1858, la Virgen revela su identidad dándole a Bernardette la prueba que tanto pedía su párroco para creerle.

    Las palabras de la Virgen, "Yo Soy la Inmaculada Concepción" , fueron las que derrumbaron de una vez por todas el muro de la incredulidad en el corazón de párroco, quién se convirtió desde ese momento en su más grande defensor y apoyo, usando su mismo temperamento contra los que atacaban a la niña.

    A diferencia de otras apariciones, como La Salette, Pointman, Fátima, Knock, Beuraing, exceptuando la Medalla Milagrosa; Bernardette era la única vidente. No tenía otros que corroborasen el testimonio y le sirviesen de apoyo. Su única fuente de fortaleza era la misma Virgen Santísima. Pero esta era suficiente para ella.

    Llegaría un tiempo donde sus cualidades, su fuerza interior, su rapidez al contestar, todas usadas para defender las Apariciones de la Virgen, se usarían en su contra. Aquellos que la apoyaban sabían entender sus grandes virtudes, pero para los que la criticaban eran sus grandes defectos. A su fortaleza interna le llamaban terquedad; a su rapidez en responder le llamaban insolencia. Una vez en el Convento de San Gildard, en Nevers, cuando fue acusada de tener amor propio, ella dibujó un círculo y puso la marca del dedo en el centro del mismo y dijo: "Que el que no tenga amor propio ponga su dedo aquí" (indicando la marca del centro).

    Las apariciones fueron para Bernardette un regalo inmerecido, un regalo que que en si mismo no la hizo santa. Era un regalo para el mundo, pero que al mismo tiempo por su admirable correspondía a la gracia, la llevaría a la santidad.

    Hemos de tener claro que Santa Bernardita no fue canonizada por haber visto a la Virgen Santísima, sino por haber subido por la escalera de la santidad a través de enormes pruebas y cruces. Para ser santo no es necesario haber tenido grandes experiencias místicas. Es suficiente tener estas dos cosas: humildad y amor. Es en la asidua oración y en la vida de virtud que el amor se expresa a sí mismo.



    Después de las apariciones

    LourdesLa humilde jovencita escogida para tan gran misión, permaneció después de las apariciones como era antes, es decir la Virgen se encargo de conservarla sencilla, humilde y modesta. No le gustaban el bullicio ni la popularidad. 
    Pasaba como una mas, excepto por sus virtudes, por su inocencia, su candor y rectitud en su obrar. Hizo su primera comunión el mismo ano 1858, el 3 de junio, día de Corpus Christi. Nada espectacular sucedió excepto que ella había piadosamente recibido a Jesús.

    Dios seguía visitándola, no con brillantes apariciones, sino por la prueba amarga de los sufrimientos: de la incomprensión, burla, casi siempre estaba enferma, soportaba dolores de toda clase, recogida y resignada con paciencia. Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre, aneurisma, gastralgia, tumor de una rodilla, caries en los huesos, abscesos en los oídos que le ocasionaron sordera, que esta se le quito hasta un poco antes de su muerte.

    La Virgen le dijo a Bernardette: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo". Y estas palabras de la Virgen se cumplieron plenamente en nuestra santa. Mucho tuvo que sufrir durante su vida hasta su muerte a los 35 años. La salud de Bernardette era muy delicada, muchas veces tenía que estar en cama con fiebre; tenía días bien críticos con ataques de asma que muchas veces eran bien dolorosos.

    Muchos encontraban cura en la fuente de Lourdes, pero no Bernardette. Un día le preguntaron: "¿No tomas del agua de la fuente?. Estas aguas han curado a otros, ¿por qué no a ti?. Esta pregunta insidiosa pudo haberse convertido en una tentación para Bernardette en no creer en la aparición, pero ella no se turbó. Le respondió:

    "La Virgen Santísima quizás desea que yo sufra. Lo necesito"

    ¿Porqué tu más que otros?
    -"El buen Dios solo lo sabe".

    ¿Regresas algunas veces a la gruta?
    - "Cuando el Párroco me lo permite".

    ¿Porqué no te lo permite todo el tiempo?
    -"Porque todos me seguirían".

    Antes habías ido aún cuando se te había prohibido.
    - "eso fue porque fui presionada."

    La Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro mundo, así que estas segura de ir al cielo.
    - "Oh no, eso será solo si obro bien".

    ¿Y no te dijo Ella que hacer para ir al cielo?
    -"Nosotros lo sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga".

    Últimos años en Lourdes
    Bernardette no podía recibir en su casa el cuidado que ella necesitaba para su frágil salud y el gran número de visitantes curiosos le causaban fatiga. Viendo esta necesidad, Abbé Peyramale pidió a la Superiora del Hospicio de Lourdes que acogiera a la niña. Le dijo:

    "Es con ustedes que la niña debe estar. Ustedes pueden darle el cuidado que ella necesita en todos los aspectos".

    En el año 1860, las Hermanas de la Caridad de Nevers, que servían el hospital y la escuela, le ofrecieron un asilo titular. Desde aquel día permaneció bajo su techo, con su salud delicada, pero con su consigna de siempre: no llamar la atención de nadie. Aún cuando sus padres ya se habían mudado de la cárcel y vivían en un molino, le dieron permiso sin dificultades de permanecer con las hermanas. Su madre lloró por su partida pero sabía que era por el bienestar de la niña.

    En el hospicio Bernardette fue asignada bajo el cuidado de la Hermana Elizabeth, quien le debía enseñar a leer y escribir mejor. Bernardette tenía 16 años, era julio de 1860. La superiora le dijo a la Hna. Elizabeth: "se dice que ella no es muy inteligente, mira a ver si es posible hacer algo con ella".

    La Hna. Elizabeth al entrar en contacto con Bernardette diría: "Encuentro en ella una inteligencia muy viva, un candor perfecto y un corazón exquisito". Ella diría a la madre superiora: "Mi querida Madre, la han engañado. Bernardette es muy inteligente y asimila muy bien la doctrina que se le da."

    Sin ser brillante, Bernardette adquirió gran cantidad de conocimiento elemental. En su tiempo en el hospicio, permaneció siendo una niña de su edad. Era recta, sincera, piadosa pero traviesa, muy vivaz, a quien le encantaba reír, jugar y bromear. Muchas veces la ponían a cuidar niños más pequeños, como era la costumbre en las escuelas elementales y Bernardette se mostraba tan joven y juguetona como la más pequeña niña.

    Uno de los niños diría mas tarde:

    "Bernardette era tan simple. Cuando le pedían que nos cuidara, lo hacía de una manera tal, que parecía otra niña jugando con nosotros, que no nos hacía pensar tanto en su aventura milagrosa. Criados con este pensamiento de que nuestra compañera había visto a la Virgen, lo considerábamos tan natural como un niño de hoy día que ha visto al presidente de la república".

    Bernardette era completamente natural en su comportamiento diario, sin embargo era muy seria tocante a su vida cristiana.

    Al crecer, Bernardette tuvo como toda joven, sus momentos de vanidad, queriendo estar arreglada y lucir bien. Pero todas estas vanidades pasaron por ella rápidamente y sin dejar ningún rastro en su corazón.

    Decía la Hna. Victorina: "La fiebre pasó rápidamente y no dañó su profunda piedad".

    La comunidad contaba con las oraciones de Bernardette. Un día una religiosa, la Madre Alejandrina, sufrió una torcedura y el médico le mandó a tener reposo. Pero ella era muy activa y le pidió a Bernardette que le pidiera a la Virgen que la curara. Bernardette inmediatamente fue a rezar ante la estatua de la Virgen en la capilla. Oró con todo su corazón. ¿Qué pasó?... no sabemos nada más que al otro día el doctor encontró a la Madre Alejandrina ocupada en su trabajo, como si nada hubiese pasado.




    La vocación religiosa

    La Virgen Santísima le dio una gracia especial al llamarla a la vida religiosa. Parece que nunca Bernardette consideró en serio el matrimonio. A los 19 o 20 años, en 1863, la vocación de ser religiosa se le presentó claramente. Había considerado vagamente ser carmelita, pero no fue difícil hacerle comprender que su salud era muy delicada para enfrentar los rigores del Carmelo.

    Fue el Obispo Forcade de Nevers, que tenía en su diócesis la Casa Madre de las Hermanas de la Caridad del hospicio y la escuela de Lourdes, quien contribuyó definitivamente en su orientación. El le preguntó cuáles eran sus intenciones para el futuro y ella le respondió: "Señor Obispo, todo lo que pido es quedarme en esta casa como una sierva"

    Pero hija mía, ¿no has pensado en llegar a ser una religiosa como las hermanas a las que tan apegada estás?.  
    - "Oh, Señor Obispo, nunca he creído que esto pudiese ser para una ignorante y pobre niña como yo. Usted sabe bien que soy pobre y no tendría la dote necesaria".

    No es la pobreza lo que debe detenerte. Se puede hacer una excepción a la regla y recibir a una joven sin dote, si ella tiene signos claros de vocación".
    - "Señor Obispo, sus palabras me han tocado profundamente, le prometo que pensaré en ellas" .

    Bernardette comprendía que una decisión como esta no se hace sin consideración y reflexión. El Obispo estaba muy complacido con su prudencia y le recomendó que se tomara su tiempo e hiciera su decisión con completa libertad y sin apresuramiento.
    En Agosto de 1864, Bernardette dijo a la Madre Superiora del Hospicio:
    "Madre mía, he orado mucho para saber si estoy llamada a la vida religiosa. Creo que la respuesta es "sí". Yo quisiera entrar en su congregación si soy aceptada. Permítame pedirle que le escriba al Obispo".

    En respuesta la superiora abrazó a Bernardette y sus lágrimas de gozo fueron su afectuosa respuesta.

    Habiendo hecho su elección, más ataques de enfermedad y la necesidad de tratar varios remedios retardaron la puesta en práctica de su promesa.

    En 1866 escribió: "Estoy mas presionada que nunca a dejar el mundo. Ahora he decidido definitivamente y espero dejarlo pronto".

    Por fin llegó el gran día a comienzos de Julio de 1866, tenía 22 años de edad. Por última vez fue a la amada gruta donde su despedida fue de todo corazón. "¿Ven la gruta?, era mi cielo en la tierra". Al día siguiente se despidió de su familia y en Julio 4 1866, Bernardette dejó su pueblo natal para nunca más volver.

    Antes de partir improvisa una oración tomando como pauta el Magnificat: acción de gracias por la pobreza de su esclava. Se dirige directamente a María: "Si, Madre querida, tu te has abajado hasta la tierra para aparecerte a una débil niña..Tu, reina del cielo y la tierra, has querido servirte de lo que había de mas humilde según el mundo".




    La religiosa, la Santa

    Se va para comenzar su noviciado. Llegaron al convento de las Hermanas de la Caridad de Nevers, el 7 de julio de 1866 en la noche. El domingo Bernardette tuvo un ataque de nostalgia que le llevó a estar llorando todo el día.  La animaban diciéndole que este era un buen signo ya que su vida religiosa debía empezar con sacrificio. En los anales de la Casa Madre se lee:

    "Bernardette es en realidad todo lo que de ella hemos oído, humilde en su triunfo sobrenatural; simple y modesta a pesar de que todo se le ha unido para elevarla. Ella ríe y es dulcemente feliz aunque la enfermedad se la está comiendo. Este es el sello de la santidad, sufrimiento unido a gozo celestial."

    Hermana María Bernarda

    Ni la superiora, la hermana Josefina Imbert, ni la maestra de novicias Madre María Teresa Vausou, entendían el tesoro que se les había confiado. Sí, admitían que la Virgen se le apareció, pero la veían tan "ordinaria", que tenían dificultad en ver santidad en ella. Su idea de santidad aparentemente era diferente a la de la Iglesia.
    En el proceso diocesano de Beatificación, el Reverendo P. Peach, profesor de teología dogmática en el seminario de Moulins, les dijo a sus estudiantes:

    "El testimonio llegó a esto, que Bernardette era muy ordinaria. Pero cuando se les preguntó si ella era fiel a las reglas, si tenía que ser corregida por desobediencia o en referencia a la pobreza y castidad, todas se apresuraron a decir: "Oh no, nada de eso".

    ¿Por qué sus superioras la juzgaban tan mal?; solo se puede encontrar respuesta en que era parte de la Providencia Divina para la santificación de Bernardette. De manera particular la Maestra de Novicias, Madre María Teresa Vauzou, quién fue la causante de muchos sufrimientos espirituales de Bernardette durante los 13 años que vivió en el convento. La Madre María, quien era estimada por su ojo agudo y su penetración psicológica, nunca fue capaz de leer en esta alma límpida su íntima unión con Dios, ni tampoco su total abandono a los deseos de su divina voluntad, la cual formaba su vida interior.

    Bernardette, sin haber estudiado sobre la formas de oración, pasaba horas en ella, recitando su rosario con gran fervor. Vivía en unión perpetua con la Virgen Santísima y a través de Ella con Jesucristo.

    "Bernardette estaba totalmente perdida en Dios".
    Al recibir el hábito de postulante, recibió su nombre de religiosa el cual sería su mismo nombre bautismal, Sor María Bernarda.

    Profesión anticipada

    Tres semanas después de haber recibido el hábito, Bernardette enfermó de gravedad con un nuevo ataque de tuberculosis y tuvo que ser puesta en la enfermería.

    Esta crisis de sofocación asmática y de tos fue tan seria que el médico pensaba que su muerte era inminente.

    La Madre Superiora llamó al Obispo y este le administró el Sacramento de Extrema Unción, pero ella no pudo recibir el Viático porque constantemente estaba vomitando sangre. Pensando que Bernardette estaba a punto de morir, la Madre Superiora quiso darle el consuelo de pronunciar sus votos. Habló con el Obispo, y la comunidad dio su aprobación unánime.

    Sabiendo lo que iban a hacer, Bernardette respondió con una sonrisa de agradecimiento. Fue el Obispo Forcade quien presidió la ceremonia. Bernardette dio su consentimiento por medio de signos ya que no podía hablar. Entonces le fue dado el velo de profesa. Se pensaba que estaba a punto de morir, pero Bernardette siempre ponía su salud en las manos de la Virgen.

    La nueva religiosa se durmió y se despertó a la mañana siguiente en un estado de felicidad que ella declaró a su Superiora:  

    "Mi Reverenda Madre, usted me hizo hacer la profesión religiosa porque pensaba que iba a morir. Bueno, mire no voy a morir" .

    La Madre Superiora entonces le respondió: "Tonta, tú sabías que no ibas a morir y no nos lo dijiste. En este caso, si no has muerto para mañana en la mañana, te quitaré el velo".

    Y la hermana María Bernarda, con admirable sumisión heroica, le respondió simplemente:

    "Como usted desee, reverenda Madre". 

    Y a pesar del dolor que esto le causaba, supo aceptar este cáliz que el Señor le enviaba.

    Su madre murió en Diciembre 8, 1866, tenía 45 años y esta fue una de las tristezas más grandes que experimentó. En medio de su dolor dijo al Señor:

    "¡Mi Dios, tú lo has querido! Yo acepto el cáliz que me das. Que tu Nombre sea bendito".

    Durante su noviciado, Bernardette fue tratada más severamente y quizás más cruelmente que las otras novicias. Sus compañeras decían: "No es bueno ser Bernardette". Pero ella lo aceptaba todo y veía en ello la mano de Dios.
    Bernardette profesó el 30 de octubre de 1867 con el nombre de Sor María Bernarda. Tenía 23 años. Sin embargo, la felicidad de ese momento fue teñida por una ruda humillación.

    Cuando llegó el momento de distribuir a las nuevas profesas los trabajos, la Madre Superiora respondió a la pregunta del Obispo: "¿Y la hermana Marie Bernard?, "Oh, Señor Obispo, no sabemos que hacer. Ella no es buena para nada". Y prosiguió: "Si desea, Señor Obispo, podemos tratar de usarla ayudando en la enfermería". A lo cual el Obispo consintió. La hermana Marie Bernard recibió el dolor de esta humillación en su corazón, pero no protestó, ni lloró, simplemente aceptó el cáliz.

    Otro cáliz que pronto tomaría fue la muerte de su padre en 1871, 6 años después que su mamá. Supo de la muerte de su papá, a quien no había visto mas desde que dejó Lourdes, pero sabía que había muerto en la fe.

    Una hermana la encontró llorando a los pies de la estatua de la Virgen y cuando la hermana la iba a consolar ella le dijo:

    "Mi hermana, siempre ten una gran devoción a la agonía de nuestro Salvador. El sábado en la tarde le oré a Jesús en agonía por todos aquellos que morirían en ese momento, y fue precisamente en el mismo momento en que mi padre entró a la eternidad. Que consuelo para mí el quizás haberle ayudado".

    Muchas tribulaciones tuvo que pasar; humillaciones, grandes y pequeñas se apilaban sobre ella y ella decía:

    "Cuando la emoción es demasiado fuerte, recuerdo las palabras de nuestro Señor, "Soy Yo, no tengan miedo". El rechazo y humillaciones de mis Superioras y compañeras inmediatamente agradezco a nuestro Señor por esta gran gracia. Es el amor de este Buen Maestro el que hará desaparecer el árbol del orgullo en sus malas raíces. Mientras más pequeña me hago, más crezco en el Corazón de Jesús."

    A Bernardette se le concedió un gran regalo al comienzo de 1874. Había sido asistente de enfermería, un trabajo que amaba mucho, pero sus fuerzas se diminuían.

    Después de un ataque de bronquitis en el otoño de 1873, por el cual tuvo que ir al hospital, se determinó que estaba muy débil para seguir ayudando en la enfermería y se le dio el trabajo de menos esfuerzo físico en el Convento, el cual era al mismo tiempo el más importante, y el cual ella amó mucho más que el de ayudante de enfermería; la nombraron asistente de sacristán.

    Su nueva posición le daba la oportunidad de pasar mucho tiempo en la capilla, cerca del Santísimo Sacramento. Estaba casi sin supervisión, lo que le permitía hablarle al Señor en el Tabernáculo, sin que nadie pensara que ella era extraña.

    Manejaba todos los artículos sagrados con gran reverencia. El corporal, los purificadores y las albas los trataba consciente que Jesús Encarnado los había tocado durante el Sacrificio de la Eucaristía. Por eso no permitía que nadie le ayudase en este ministerio.

    Pero este regalo no duró por mucho tiempo ya que su salud constantemente empeoraba. A partir de 1877 no es más que una inválida. Se le provee cuidado lo más posible y ella obedece todas las prescripciones.

    Pronunció sus votos perpetuos el 22 de septiembre de 1878, en un tiempo en que se sentía mejor. Pero no duró mucho. Al siguiente 11 de diciembre, retornó a la enfermería, para nunca más salir. Sus últimos meses fueron muy difíciles, haciéndole pasar por la noche oscura del alma. Perdió confianza, la paz del corazón y la certeza del cielo. Fue tentada al desánimo y desesperación. Pensaba que era indigna de la salvación. Este fue su cáliz más amargo y su sufrimiento mayor.

    También sufría mucho físicamente. La cama le causó tener la espalda repleta de llagas. Su pierna tuberculosa se le reventó. Desarrolló abscesos en los oídos, los que la hicieron prácticamente sorda por un tiempo. Si no hubieran sido tan evidentes sus síntomas, nadie se hubiese sospechado que estaba enferma. Su actitud tan serena y gozosa no manifestaba el profundo sufrimiento que padecía. No perdió su fortaleza y su aceptación.

    A una hermana le dijo que iba a orar para que el Señor le mandara consolación, ella le respondió: "No, no, no consolación, solo fortaleza y paciencia" .

    Bernardette padeció su pasión durante la Semana Santa de 1879. El día 16 de Abril de 1879 rogó a las religiosas que la asistían que rezaran el rosario, siguiéndolo ella con gran fervor. Al acabar un Ave María, sonrió como si se encontrara de nuevo con la Virgen de la Gruta y murió. Eran las 3:15 PM.

    Sus últimas palabras fueron la conclusión del Ave María: "Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora....pecadora...".

    Su cuerpo fue puesto en la pequeña Capilla Gótica, situada en el centro del jardín del Convento y la que estaba dedicada a San José. Fue en esta Capilla en la que, después de 30 años, en Septiembre 22, 1909, reconocieron el cuerpo, en vista al proceso de Beatificación diocesano. El cuerpo fue hallado en perfecto estado de preservación. Su piel dura, pero intacta, mantuvo su color. Hubo un segundo reconocimiento en Abril 18, 1925, poco antes de su Beatificación el 12 de Junio de 1925.



    Bernardette fue Canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Y celebramos su fiesta el día en que partió a la casa del Padre, el 16 de abril.

    Lourdes se ha convertido en el santuario Mariano mas visitado de Europa y el segundo en el mundo, después del Santuario de la Virgen de Guadalupe en México. Infinidad de enfermos han sido sanados en las aguas milagrosas de Lourdes, pero el mayor milagro siguen siendo las muchísimas conversiones del corazón.

    Santa Bernardette todavía se puede observar incorrupta en su capilla en Nevers, dentro de un féretro de cristal donde parece estar dormida. Su dulzura y paz aun toca los corazones.

    ¡Santa Bernardette, ruega por nosotros!


    Tomado del Centro Católico de Evangelización SCTJM corazones.org

    A MIS HIJOS


    A mis hijos


    Que sean tus pies y no el camino
    los que te conduzcan a la verdad,
    que tu palabra sea dócil y segura.
    Que tu camino sea el amor
    en el que encontrarás tu salvación.
    Piensa que no muy lejos del mar
    crece una flor pequeña y sencilla
    llamada esperanza.

    Piensa que en algún lugar del mundo
    hay una boca llena de silencios que te llama.
    Piensa que lo mejor que te puede pasar
    es seguir viviendo en el recuerdo
    por haber sido una buena persona.
    Entonces sí serás rico, hijo mío.
    Entonces sí, podrás volar
    con la medida exacta de tus alas.

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