sábado, 26 de abril de 2014

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO, ADVOCACIÓN MARIANA, 26 DE ABRIL


Nuestra Señora del Buen Consejo
Advocación Mariana
Abril 26

A poca distancia de Roma (a 60 kilómetros al sur de la ciudad) se encuentra Genazzano, cuya iglesia está dedicada a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Consejo, advocación que la dio el papa san Marcos en el siglo IV, y es una de las advocaciones marianas más antiguas, aunque su inclusión en las letanías corresponde al papa León XIII en 1903. Desde el s. XIV su difusión y devoción está bajo el cuidado de la Orden Agustina, que la celebra el 26 de abril de cada año.


HISTORIA:
Mucho antes de la venida de Cristo, el pequeño pueblo de Genazzano, construyó un  templo a Venus. Allí se le ofrecía culto y  celebraban grandes fiestas en su honor. En el siglo IV de nuestra era, cuando el cristianismo había sido públicamente reconocido en el Imperio Romano, el Papa san Marcos (336 d.C.) mandó construir una iglesia en una colina sobre el pueblo, no muy lejos de las ruinas del antiguo templo pagano. La iglesia, firme y fuerte pero pequeña y sencilla, fue dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo.

A través de los siglos, Nuestra Señora fue honrada de manera especial en la pequeña iglesia de la colina, la cual se puso a cargo de los frailes de la Orden de San Agustín en 1356. Con el tiempo, el uso y los desgarros comenzaron a afectar al anciano templo. Para el siglo XV, la iglesia se había venido desvencijando tanto que algunos temían su total colapso. Pocos, sin embargo, parecían tener interés en repararla.

Para la restauración del templo antiguo tomó un papel importante la terciaria agustina Petruccia de Nocera, viuda y dedicada a la oración y a servicios en el Templo. Pidió permiso a los frailes para dar en patrimonio al templo su herencia con la que se restablecería nuevamente la estructura deteriorada. Confiando en Nuestra Señora, Petruccia contrató trabajadores y constructores, compró también los materiales. Sus vecinos la observaron por un tiempo en silencio, luego comenzaron a burlarse de ella, especialmente cuando les pedía ayuda.

Petruccia no podía comprender la actitud que sus vecinos y pensaba que su amor a Nuestra Señora los inspiraría a ofrecer ayuda. Pero los corazones no estaban para eso. Ellos sabían que construir una iglesia grande y bonita era un gran proyecto y que Petruccia tenía dinero, pero no lo suficiente. Percibían la obra como un acto de orgullo y presunción por parte de Petruccia y la criticaban. Cuando la obra tuvo que detenerse por falta de fondos, las paredes sin terminar fueron nombradas "la locura de Petruccia". Ella no dejó dominar por los obstáculos; estaba determinada a hacer todo lo que pudiese para ver la iglesia completada. Sentía que Nuestra Señora había inspirado el trabajo y que Ella lo apoyaría cuando fuese su tiempo. Decía que algún día "una gran Señora vendría a tomar posesión de ella". Petruccia entonces recurrió a sacrificios y oraciones más fervorosas.

Un poco después, durante la fiesta del pueblo, el 25 de abril de 1467, muchas personas estaban congregadas en la plaza del mercado pasando un buen rato- festejando, bailando y cantando. En medio de las fiestas, alguien vio una nube encopada flotando bien bajo a través del claro cielo azul. El asombro paralizó el baile y el canto. Toda la atención fue puesta en la nube que bajaba despacio y que finalmente se detuvo en un borde angosto de las paredes sin terminar de la iglesia de Petruccia. La nube se abrió gradualmente, y en su centro apareció una bellísima pintura de Nuestra Señora con el Niño Jesús. Todas las campanas del pueblo comenzaron a sonar sin la ayuda de manos humanas.

Atraídos por el inesperado y fuerte repicar de las campanas, la gente de las villas aledañas se apresuraron a Genazzano para averiguar la causa. Mientras tanto, al escuchar del milagro, Petruccia, que estaba orando en casa, se apresuró a la iglesia para arrodillarse ante la pintura. Llena de alegría dijo que ella sabía que Nuestra Señora vendría a tomar posesión de su iglesia. Toda la gente se le unió en las alabanzas a Nuestra Señora. 

Nadie conocía la procedencia de la pintura ni la había visto antes. Pronto una maravillosa lluvia de gracias y milagrosas curaciones comenzaron a suceder. En solo cuatro meses, 171 milagros fueron archivados. La gente comenzó a llamar a la imagen "Nuestra Señora del Paraíso" porque creían que había sido traída a Genazzano por manos de los ángeles ocultos en la nube encopada. Otros, por los numerosos milagros, la llamaban "Nuestra Señora de los Milagros". 

Durante este tiempo, dos extranjeros procedentes de Scutari, Albania, llegaron a Genazzano buscando la milagrosa pintura de la Virgen. Ellos contaron su testimonio. Scutari fue la última ciudad tomada por los Turcos en su invasión de Albania. Cuando comprendieron que ya no podian resistir mas, le pidieron consejo a la Virgen sobre que hacer para mantener su fe católica en aquellas circunstancias.  Esa noche, ante el asombre de los dos albaneses la imagen de la Virgen se desprendió de la pared y elevándose por los cielos se comenzó a trasladar lentamente hacia el oeste.  Así pudieron seguirla, cruzar el mar adriático que separa Albania de Italia, hasta que llegaron a Genazzano. Así decidieron quedarse en Genazzano para vivir cerca de su Señora, que también se había refugiado.

Cuando el Papa Pablo II en Roma escuchó acerca de la pintura y de sus muchos milagros, mandó a dos obispos como comisionados a examinar y estudiar los acontecimientos extraordinarios. Después de una cuidadosa investigación, el Papa y los comisionados quedaron convencidos de que la pintura era verdaderamente Nuestra Señora del Buen Consejo, que había sido venerada por siglos en el pequeño pueblo de Scutari. El espacio vacío con las dimensiones exactas donde había estado la pintura en la iglesia fue evidente para todos. La imagen- del espesor de cáscara de huevo- había sido pintada sobre el yeso de la pared. Ninguna habilidad humana podría haber tomado con éxito la pintura de la pared sin romperla. Ninguna mano humana podría haberla traído a través del mar Adriático y colocarla en el borde angosto de la iglesia sin sujetarla.

Naturalmente, la iglesia de Petruccia fue completada. Más bien, hubieron tantas donaciones y fue ofrecida tanta ayuda que se convirtió en una bella basílica. La pintura fue puesta en un relicario maravilloso con un marco de oro adornado con piedras preciosas. Mas tarde dos coronas de oro enviadas por el Vaticano fueron colocadas en las cabezas de la Madre y el Niño. La pintura aún está en la iglesia, "la locura de Petruccia". Los monjes Agustinos son los guardianes especiales de la iglesia y de la pintura milagrosa. 

Algunos papas de la Iglesia católica le han rendido homenajes a esta advocación. Pio V como exvoto envió un corazón de oro; Urbano VII, en 1630 fue en peregrinación para pedir la ayuda durante una plaga; Inocencio XI, coronó a la imagen. Benedicto XIV aprobó la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Consejo, siendo su primer miembro. Pio XII la escogió como la patrona de su pontificado. Muchos santos y beatos le han rendido mucha veneración.

La basílica ha sido afectada por los siglos. Sufrió particularmente por la Segunda Guerra Mundial ya que para arrestar el avance de los aliados, los alemanes no dudaron en bombardear las iglesias. En Genazzano, el santuario de Nuestra Señora no se libró. Una bomba explotó en el con toda fuerza. El altar mayor fue completamente destruido, todas las pinturas y las estatuas en las paredes alrededor se vinieron abajo, pero la milagrosa pintura de Nuestra Señora del Buen Consejo, se mantuvo perfectamente intacta, tan bella como cuando Petruccia la vio por primera vez.

En los últimos cuatro siglos innumerables peregrinaciones y muchos milagros han ocurrido en el santuario de Nuestra Señora, Madre Amorosa que es para todos un tesoro de la gracia divina. Acude a ella con tus pequeños problemas; ve a ella con tus grandes problemas; confía en su guía. Ella es verdaderamente Nuestra Señora del Buen Consejo.

Las palabras "Madre del Buen Consejo" fueron insertadas por Pío IX a las letanías de la Virgen María.

ORACIÓN OFICIAL A SAN JUAN PABLO II

jueves, 24 de abril de 2014

ANÉCDOTAS DEL MES DE LA VIRGEN MARÍA


Anécdotas del mes de María
Autor: Claudio De Castro




En mi familia, la Virgen siempre ha estado presente. Nunca nos han faltado su consuelo y Auxilio.

¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?

En mi país, mayo es el mes María.

El 1ro de mayo, día de San José obrero, se inicia este mes maravilloso que tenemos para honrar a nuestra bella Madre del cielo, como ella se merece. Hay tantos hijos suyos que no se acercan confiados, no saben los grandes favores que podemos obtener de su corazón de Madre.

Me levanté temprano con gran alegría, para saludarla y honrarla. Hice algunas oraciones marianas, le dije que la quería, me encomendé a su corazón misericordioso, y como San Alfonso con esta oración, le dije que deseaba ser suyo: “Tú eres Reina del universo y yo quiero ser tu súbdito”.

¿Qué puedes hacer para tener contenta a nuestra Madre Celestial? Haz una buena confesión, arrepentido y con deseos de enmendarte; participa con fervor de la Santa Misa, pide la gracia de no caer en pecado mortal, anhela la santidad y vívela en lo cotidiano de cada día. Que al final de mayo puedas ofrecer a la Virgen Santísima un alma pura y limpia, como la de un niño pequeño, para que ella se la muestre ilusionada a su hijo Jesús.

En mi familia, la Virgen siempre ha estado presente. Nunca nos han faltado su consuelo y Auxilio. Te contaré dos anécdotas simpáticas que me ha contado mi mamá, sobre lo detallista que es María con nosotros, sus hijos amadísimos:

“En el año 1980 viajaba con mi esposo en un avión hacia Panamá, con escala en Guatemala. Llegando a Guatemala, nos cogió la cola de una tormenta y no pudimos aterrizar. Desviaron el avión hacia Nicaragua, para cargar combustible y alimentos. En Nicaragua era la primera vez que un avión tan grande aterrizaba en su aeropuerto y tuvimos la presencia de la Prensa y televisión.
Al rato dieron la orden de sentarse todos en sus puestos porque el avión despegaría nuevamente, para ir a Guatemala.
Me volví hacia mi esposo preocupada y le dije en voz alta:
“Yo no voy a Guatemala, ni nadie de los que están sentados en este avión. Todos vamos rumbo a Panamá”.
Entonces tomé mi Rosario en las manos y exclamé:
¡María Auxilio de los cristianos, nunca me has fallado... corre, yo no sé a quién, pero tú sí... da la contraorden y nos llevas a Panamá!”.
Cogieron el micrófono y el Capitán anunció:
-Ha habido un cambio de rumbo. No salimos hacia Guatemala, sino hacia Panamá.
Mi esposo me miró y movió la cabeza como diciendo: “es increíble”.
Una guatemalteca que iba sentada al lado mío me miró disgustada y exclamó:
-¡Se salió con la suya!

Nunca he viajado con tanta tranquilidad, sabiendo que estábamos bajo el amparo y protección de la Virgen".

***

“Hace algunos años viajamos a Europa con una pareja de amigos. En París resolvimos ir un lunes por nuestra cuenta a visitar el Palacio de Versalles, sin saber que estaba cerrado. El taxi que tomamos, nos dejó y no nos dijo nada. Entonces cayó un gran aguacero. Nos refugiamos en el techito de una puerta del Palacio. Y allí estábamos, solos, con esa lluvia que no nos permitía regresar al hotel. Cuando empezó a obscurecer yo me angustié y como siempre confío en la Virgen le dije:
-María Auxilio de los Cristianos, ponnos un paraguas y sácanos de aquí.
¿Qué iba a hacer ella? No lo sabía. Pero sí estaba segura que nos sacaría de ese aprieto.
Al momento cesó la tormenta, el agua desapareció y se atravesó un arco iris en el cielo.
Todos quedamos admirados, sobre todo la pareja de amigos que no eran católicos.
Teníamos que recorrer un trayecto largo, porque el Palacio queda muy adentro. Cuando llegamos afuera, el esposo de mi amiga, me miró sonriendo, y me dijo jocosamente:
-Bueno... y ahora pide el taxi”. 

MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA



Autor: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 
Mayo mes de María

La devoción a la Virgen María en el alma del cristiano va unida a nuestra fe ya que María es la Madre de Dios y Madre nuestra.


En el mes de mayo, es el mes que la tradición católica consagra a la Virgen María. 

La devoción a la Virgen María en el alma del cristiano va unida a nuestra fe ya que María no solamente es la Madre de Dios sino también Madre nuestra.

La Virgen María ocupa un lugar intermedio entre Dios y los Santos, que da origen a un culto del todo propio y especial, muy inferior al de Dios pero superior al de los Santos. 

Como nos explica Royo Marín O. P..- A Dios se le venera con culto de adoración o de Latría, en virtud de su excelencia infinita. Este culto de Latría es de tal manera propio y exclusivo de Dios que, tributado a cualquier criatura, constituye, cuando se comete conscientemente uno de los más graves pecados que se pueden cometer: la idolatría.

A los Santos les corresponde el culto de dulía o de simple veneración (sin adoración) por lo que tienen de Dios. En este sentido no solo es lícito invocarlos y reverenciarlos, sino que es muy útil y conveniente.

A la Virgen María por su singular dignidad de Madre Dios, se le da el culto de hiperdulía o de veneración muy superior a la de los Santos, pero muy inferior al culto de latría, que se le debe exclusivamente Dios.

Hay un abismo infinito entre ambas especies de cultos.

María tiene el motivo de su singular dignidad de madre de Dios y esta dignidad la coloca en un orden aparte- el orden hipostático relativo - que está mil veces por encima y es específicamente distinto del orden de la gracia y de la gloria en el que se encuentran todos los Santos. De manera que al hablar de la devoción a la Virgen María, hay que entenderla siempre en el orden del culto de hiperdulía, que es el que corresponde a Ella sola específicamente.

En ese sentido caen por su base toda las objeciones de los protestantes y muchas "sectas" contra el culto a María que profesamos los católicos.

La fórmula ideal que resume y condensa el pensamiento católico sobre la devoción mariana es esta : A JESÚS POR MARÍA. 

Y que reconfortante es, en este mundo en que poco a poco las tradiciones se van perdiendo, se van quedando atrás como perdidas en la niebla del pasado, como algo que ya " no toca", que "no va"... ver como las mamás jóvenes, especialmente en la Provincia, llevan a sus pequeños vestidos de blanco y con una flor en la mano a la Iglesia 

Para cantarle a la Virgen, a rezarle y poner a sus pies esa sencilla flor que tiene todo el inmenso valor del candor de un alma infantil.

Esas tardes ante la Virgen, esas canciones van a echar raíces que permanecerán ya por siempre en el alma de esos niños y cuando llegue la adolescencia, la juventud arreciando contra ellos vientos de tormenta, sabrán volver sus ojos y su corazón a esa Madre que aprendieron a amar siendo niños y encontrarán en Ella el faro bendito que los llevará a puerto seguro y no les permitirá perder el camino que va hacia Dios.


LA MÁS BELLA ORACIÓN FRENTE A JESÚS EUCARISTÍA


LA MÁS BELLA ORACIÓN FRENTE
 A JESÚS EUCARISTÍA


- Dios, dame el día de hoy fe para seguir adelante.
- Dame grandeza de espíritu para perdonar.
- Dame paciencia para comprender y esperar.
- Dame voluntad para no caer.
- Dame fuerza para levantarme si caído estoy.
- Dame amor para dar.
- Dame lo que necesito y no lo que quiero.
- Dame elocuencia para decir lo que debo decir.
- Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos.
- Haz que yo sea el mejor amigo de mis amigos.
- Haz de mi un instrumento de tu voluntad.
- Hazme fuerte para recibir los golpes que me da la vida.
- Déjame saber que es lo que tu quieres de mí.
- Déjame tu paz para que la comparta con quien no la tenga.
- Por último, anda conmigo y déjame saber que así es.

Amén.

¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO! - PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: vativan.va
¡Verdaderamente ha resucitado!
Dejemos que el estupor gozoso de la Resurrección,se irradie en los pensamientos, las miradas, las actitudes, los gestos y en las palabras.
 
¡Verdaderamente ha resucitado!

Palabras previas del Papa Francisco al rezo del Regina Coeli en el Lunes del Ángel, 21 de Abril 2014

Queridos hermanos y hermanas,

¡Felices Pascuas! Cristòs anèsti! – Alethòs anèsti!, ¡Cristo ha resucitado! –

¡Verdaderamente ha resucitado!

¡Está entre nosotros aquí!

En esta semana podemos seguir intercambiándonos la felicitación pascual, como si fuera un único día. Es el gran día que hizo el Señor.

El sentimiento dominante que transluce de los relatos evangélicos de la Resurrección es la alegría llena de estupor; pero un estupor grande, pero la alegría que viene desde adentro; y en la Liturgia nosotros revivimos el estado de ánimo de los discípulos por la noticia que las mujeres habían dado: ¡Jesús ha resucitado! Nosotros lo hemos visto.

Dejemos que esta experiencia, impresa en el Evangelio, se imprima también en nuestros corazones y se vea en nuestra vida. Dejemos que el estupor gozoso del Domingo de Pascua se irradie en los pensamientos, en las miradas, en las actitudes, en los gestos y en las palabras... ojalá seamos así luminosos.

¡Pero esto no es un maquillaje! Viene desde dentro, de un corazón inmerso en la fuente de esta alegría, como el de María Magdalena, que lloró por la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos viéndolo resucitado.

Quien hace esta experiencia se convierte en testigo de la Resurrección, porque en cierto sentido ha resucitado él mismo, ha resucitado ella misma. Entonces es capaz de llevar un "rayo" de la luz del Resucitado en las diversas situaciones: en las felices, haciéndolas más bellas y preservándolas del egoísmo; y en las dolorosas, llevando serenidad y esperanza.

En esta semana, nos hará bien tomar el libro del Evangelio y leer aquellos capítulos que hablan de la resurrección de Jesús; nos hará tanto bien tomar el libro y buscar los capítulos y leer aquello.

También nos hará bien, esta semana, pensar en la alegría de María, la Madre de Jesús. Así como su dolor fue tan íntimo, tanto que le traspasó su alma, del mismo modo su alegría fue íntima y profunda, y de ella los discípulos podían tomar. Habiendo pasado, a través de la experiencia de la muerte y de la resurrección de su Hijo, viste, en la fe, como la expresión suprema del amor de Dios, y el corazón de María se ha convertido en una fuente de paz, de consuelo, de esperanza y de misericordia.

Todas las prerrogativas de nuestra Madre derivan de aquí, de su participación en la Pascua de Jesús. Desde la mañana del viernes hasta la mañana del domingo, Ella no perdió la esperanza: la hemos contemplado como Madre de los dolores, pero, al mismo tiempo, como Madre llena de esperanza. Ella, la Madre de todos los discípulos, la Madre de la Iglesia y Madre de esperanza.

A Ella, testigo silencioso de la muerte y de la resurrección de Jesús, le pedimos que nos introduzca en la alegría pascual. Lo haremos con el rezo del Regina Coeli, que en el tiempo pascual sustituye la oración del Ángelus. 

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 24 DE ABRIL DEL 2014

Autor: H. Jesús Aguilera | Fuente: Catholic.net
Lo reconocieron al partir el pan
Lucas 24, 35-48. Jueves de Pascua. Los discípulos lo reconocieron en la fracción del Pan. En cada Eucarístía me encuentro realmente con Dios.
 
Lo reconocieron al partir el pan
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48 

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: «¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo». Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?». Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: «Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos». Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: Así está escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.

Oración introductoria

Señor, en esto días hemos meditado profundamente en tu vida, tu muerte, tu resurrección. Dame la gracia de vivir con mayor conciencia mis compromisos cristianos, pues no quiero pasar indiferente ante tu amor. Ilumina mi mente y mi corazón con un rayo de tu luz para que te busque en todo momento y te dé el primer lugar en mi vida.

Petición

Señor, dame una fe sencilla que me lleve a encontrarte personalmente en la Eucaristía. Aumenta mi confianza para acercarme, como un niño, a tu Sagrario. Concédeme un amor vigoroso a la Sagrada Eucarística.

Meditación de SS Francisco

¿Cuál es la paz que Francisco acogió y vivió y nos transmite? La de Cristo, que pasa a través del amor más grande, el de la Cruz. Es la paz que Jesús resucitado dio a los discípulos cuando se apareció en medio de ellos.
La paz franciscana no es un sentimiento almibarado. Por favor: ¡ese san Francisco no existe! Y ni siquiera es una especie de armonía panteísta con las energías del cosmos… Tampoco esto es franciscano, tampoco esto es franciscano, sino una idea que algunos han construido. La paz de san Francisco es la de Cristo, y la encuentra el que "carga" con su "yugo", es decir su mandamiento: Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Y este yugo no se puede llevar con arrogancia, con presunción, con soberbia, sino sólo se puede llevar con mansedumbre y humildad de corazón.
Nos dirigimos a ti, Francisco, y te pedimos: enséñanos a ser "instrumentos de la paz", de la paz que tiene su fuente en Dios, la paz que nos ha traído el Señor Jesús. (S.S. Francisco, 4 de octubre de 2013).

Reflexión 

¿Qué sería de nuestra vida de cristianos sin la Eucaristía? La Eucaristía es la herencia perpetua y viva que nos dejó el Señor en el sacramento de su Cuerpo y su Sangre, en el que debemos reflexionar y profundizar constantemente. Los discípulos reconocieron al Señor en la fracción del Pan. En cada celebración Eucarística me acerco con el deseo de encontrarme, realmente, con Dios.

Propósito

Me esforzaré por vivir cada Eucaristía con fe y con el deseo sincero de acercarme más a Dios.

Diálogo

Jesucristo, gracias por el don de tu Eucaristía. Te has quedado conmigo en el Sagrario para ser mi refugio, mi consuelo, mi fortaleza y mi alegría. Regálame una fe viva en la Eucaristía que me lleve a valorar con profundidad tu amor y tu amistad.

Que también nuestra existencia se convierta en un canto de alabanza a Dios, a ejemplo de Jesús, adorado con fe en el misterio eucarístico y servido con generosidad en nuestro prójimo.
(Benedicto XVI, Homilía, 26 de abril de 2009).


  • Preguntas o comentarios al autor
  • Jesús Aguilera 

    IMAGEN DE SAN JOSÉ OBRERO PARA COLOREAR




    sábado, 19 de abril de 2014

    EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 20 DE ABRIL DEL 2014

    EL EVANGELIO DE HOY:
     DOMINGO 20 DE ABRIL DEL 2014
    DOMINGO DE RESURRECCIÓN


    Primera lectura
    Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

    En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»


    Palabra de Dios
    Salmo
    Sal 117,1-2.16ab-17.22-23

    R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
    sea nuestra alegría y nuestro gozo

    Dad gracias al Señor porque es bueno, 
    porque es eterna su misericordia. 
    Diga la casa de Israel: 
    eterna es su misericordia. R/.

    La diestra del Señor es poderosa, 
    la diestra del Señor es excelsa. 
    No he de morir, viviré 
    para contar las hazañas del Señor. R/.

    La piedra que desecharon los arquitectos 
    es ahora la piedra angular. 
    Es el Señor quien lo ha hecho, 
    ha sido un milagro patente. R/.


    Secuencia

    Ofrezcan los cristianos
    ofrendas de alabanza
    a gloria de la Víctima
    propicia de la Pascua.

    Cordero sin pecado
    que a las ovejas salva,
    a Dios y a los culpables
    unió con nueva alianza.

    Lucharon vida y muerte
    en singular batalla,
    y, muerto el que es la Vida,
    triunfante se levanta.

    «¿Qué has visto de camino,
    María, en la mañana?»
    «A mi Señor glorioso,
    la tumba abandonada,

    los ángeles testigos,
    sudarios y mortaja.
    ¡Resucitó de veras
    mi amor y mi esperanza!

    Venid a Galilea,
    allí el Señor aguarda;
    allí veréis los suyos
    la gloria de la Pascua.»

    Primicia de los muertos,
    sabemos por tu gracia 
    que estás resucitado;
    la muerte en ti no manda.

    Rey vencedor, apiádate
    de la miseria humana
    y da a tus fieles parte
    en tu victoria santa.


    Segunda lectura
    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

    Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

    Palabra de Dios



    Evangelio
    Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

    El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 
    Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
    Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

    Palabra del Señor

    viernes, 18 de abril de 2014

    LOS SIETE DOLORES EN HONOR A LA MADRE DOLOROSA, LA VIRGEN MARÍA



    Los siete dolores en honor a la Madre Dolorosa
    Acudamos a nuestra Madre en los momentos de dolor. Son siete Gracias que la Virgen Maria concede a las almas que la honren diariamente, considerando sus lágrimas y dolores con siete Avemarías.

    GRACIAS: “ Pondré paz en sus familias. Serán iluminados en los Divinos Misterios. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos. Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la salvación de sus almas. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida. Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte. Verán el rostro de su Madre. Los que propaguen esta devoción sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su eterna consolación y alegría.”

    1º DOLOR. LA PROFECÍA DE SIMEON:
    Madre nuestra Santísima, por el dolor que tuviste al escuchar la profecía de Simeón, y porque viviste con el temor de Madre de aquella hora, ten compasión de nosotros y haz que escuchemos siempre la voz de Dios en nuestras almas y no la desoigamos jamás. Avemaría.

    2º DOLOR. LA HUIDA A EGIPTO:
    Madre Santísima, por el dolor que tuviste al huir a Egipto, viviendo en el destierro y la extrema pobreza ten compasión de nosotros y haz que huyamos de todo pecado. Avemaría.

    3º DOLOR. EL NIÑO PERDIDO:
    Madre Santísima por el dolor que tuviste cuando se perdió el Divino Niño Jesús, ten compasión de nosotros y no permitas que perdamos la amistad de Dios cometiendo voluntariamente un pecado mortal. Avemaría.

    4º DOLOR. EL ENCUENTRO DE MARIA CON CRISTO EN EL CAMINO DEL CALVARIO:
    Madre nuestra Santísima, por el tremendo dolor que padeciste en la Calle de la Amargura, viendo a tu Hijo destrozado por los azotes y las espinas, el rostro mas bello cubierto de sangre, ten compasión de nosotros y haz que encontremos a Jesús propicio en la hora de nuestra muerte. Avemaría.

    5º DOLOR. LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS :
    Madre nuestra Santísima, por la espada que atravesó tu Inmaculado Corazón cuando tu Hijo inocente y puro fue desnudado y crucificado, ten compasión de nosotros y haz que podamos crucificar nuestros vicios y apetitos desordenados. Avemaría.

    6º DOLOR. JESÚS ES DESCENDIDO DE LA CRUZ Y DESCANSA EN EL REGAZO DE SU MADRE:
    Madre nuestra Santísima, por la pena que sentiste al recibir el cadáver de Jesús en tu regazo y examinar sus Santas Llagas, ten compasión de nosotros pecadores con quien El sufrió tanto y haz que lo recibamos cada día con mayor amor en la Sagrada Comunión. Avemaría.

    7º DOLOR. LA SOLEDAD DE LA VIRGEN MARIA DESPUÉS DE DEJAR EL SEPULCRO:
    Madre nuestra Santísima, por el dolor que tuviste al depositar apresuradamente el cuerpo inerte de Jesús en el sepulcro, dejándolo en la oscuridad y en el silencio, ten compasión de nosotros Madre de Misericordia y no nos abandones en la hora de nuestra muerte. Avemaría.

    ORACIÓN:
    Madre Santísima, por tus lágrimas vertidas con tanto dolor al pie de la Cruz, ten piedad de nosotros y alcánzanos un vivo dolor de nuestros pecados, la gracia de morir en brazos de tu Hijo Jesús y la gloria con El en el Paraíso. Amen.

    LA VIRGEN DE LA SOLEDAD - VIERNES SANTO



    La Virgen de la Soledad (Viernes Santo)

    Bajo el título de la Virgen de la Soledad, Virgen de los Dolores o Virgen de la Piedad se venera a María en muchos lugares y se celebra el viernes santo.

    El Viernes Santo se acompaña a María en la experiencia de recibir en brazos a su Hijo muerto con un sentido de condolencia. Se dice que se le va a dar el pésame a la Virgen, cuya imagen se viste de negro ese día, como señal de luto.

    Acompañamos a María en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. Ha presenciado la muerte más atroz e injusta que se haya realizado jamás, pero al mismo tiempo le alienta una gran esperanza sostenida por la fe. María vio a su hijo abandonado por los apóstoles temerosos, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.

    María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no lo comprendamos.

    Es Ella quien con su compañía, su fortaleza y su fe nos da fuerza en los momentos del dolor, en los sufrimientos diarios y pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de ella y comprendamos que en el dolor, somos más parecidos a Cristo y capaces de amarlo con mayor intensidad.

    La imagen de la Virgen dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontremos en Ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos.

    Se le puede cantar a la Virgen la siguiente canción:
    .
    En el sufrimiento
    supiste callar,
    y junto a tu hijo
    enseñas a amar.
    Un Viernes Santo, con gran dolor,
    sufre en silencio junto al redentor;
    desde esa hora, hora de cruz,
    es nuestra Madre, nos la dio Jesús.

    Sugerencias para vivir la fiesta:
    * Realizar un Via Crucis.
    * Rezar el Rosario frente a la Virgen Dolorosa.
    * Llevar flores a la Virgen para consolarla.
    * Hacer oración en familia, en voz alta frente a la Virgen para consolarla.
    * Rezar Los siete dolores en honor a la Madre Dolorosa


    LA VIRGEN MARÍA EN ORACIÓN - VIERNES SANTO



    Virgen orante
    Vicente Taroncher Mora, Capuchino 


    No cabe duda que el verdadero modelo de oración para el cristiano es Jesús, el Hijo de Dios. Él permanecía unido al Padre y a Él acudía en las momentos más trascendentales de su misión salvadora. Se retiró al desierto al inicio de su vida pública. Y, deshecho en lágrimas y sudor de sangre, puso toda su confianza en el Padre ante el tremendo drama de su pasión. 

    El mismo Jesús recomienda a sus discípulos el espíritu y el ejercicio de la oración: "Vigilad y orad” (Mt 26, 41), “Es preciso orar en todo tiempo y no desfallecer" (Lc 18, 1), "Pedid y recibiréis” (Mt 7, 7). 

    Sin perder de vista la perspectiva de Cristo, Pablo VI propone como modelo de oración para la Iglesia a María “la Virgen Orante". 

    Meditando y orando se encontraba María el día de la Anunciación. Mientras duró la embajada celestial, María reflexionaba y se preguntaba cual era el plan de Dios sobre Ella. Estaba absorta en Dios y dispuesta a cumplir su voluntad. Oraba intensamente. Y en medio de su oración concibió en su seno al Hijo del Altísimo por obra del Espíritu Santo. 

    Es más, la que engendró al Hijo de Dios estando en oración, también dio origen a la Iglesia naciente como Madre espiritual, estando en oración. "Los apóstoles perseveraban unánimes en la oración, juntamente con María la Madre de Jesús (Hchos 1, 14). Y en plena oración, por obra del Espíritu Santo nació la Iglesia. 

    Pero la oración por excelencia de María, que ha llegado hasta nosotros en el evangelio de San Lucas (Lc 1, 34-37) es el Magnificat que, como afirma Pablo VI, “al difundirse se ha convertido en la oración de toda la Iglesia de todos los tiempos". 

    De la oración de María el Papa resalta lo que pertenece a la esencia de la misma, esto es, sus expresiones de glorificación al Señor y su espíritu de humildad, de fe y de esperanza. Sin estas virtudes no puede haber verdadera oración. 

    A lo largo de su vida María acude a su Hijo, rogando por las necesidades de sus otros hijos. El ejemplo más claro es el de Caná de Galilea donde obtiene de Jesús que convierta el agua en vino, para socorrer las necesidades de unos recién casados. Y con sus ruegos logró que Jesús adelantase la hora de manifestarse al mundo como salvador y que sus discípulos creyeran en Él. Y lo más consolador para nosotros es que esa oración de intercesión la sigue ejerciendo desde el cielo, porque "Ella -como afirma Pablo VI- no ha abandonado su misión de intercesión y salvación". 

    El primer y principal fin de la oración, de nuestra oración, es, como diría San Francisco, “tributar toda alabanza, gloria, honor y bendición a Dios, sumo y total bien". Glorificar al Padre es lo que hacía Jesús en el abatimiento de su pasión (Jn 17, 1) Y esta es la actitud de María cuando recibe el saludo de santa Isabel: “mi alma glorifica al Señor...” 

    La humildad estaba en la base de la oración de María. “Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes” (1 Pe 5, 5). Por eso “fijó sus ojos en la pequeñez de su esclava” (Lc 1, 47). La oración del humilde, como el publicano de la parábola, le justifica ante el Señor; mientras que el fariseo soberbio, que oraba junto al altar, merece el rechazo divino (Lc 18, 9). 

    La Iglesia es también, debe serlo, “Virgen orante”, comunidad de oración, que llena de fe y esperanza “cada día presenta al Padre las necesidades de sus hijos” y, como afirma el Vat. II, “alaba incesantemente al Señor e intercede por la salvación del mundo”. 

    Fuente: El Propagador, Capuchinos, Valencia, España

    LA VIRGEN MARÍA JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS - VIERNES SANTO


    Junto a la Cruz, con María

    Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre y, junto a ella, al discípulo que él tanto quería, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dijo al discípulo: “Ahí
    tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la acogió como suya (Cfr. Jn 19, 25–27).



    Dame, Señor,
    la alegría de descubrir a tu madre
    y tomarla como mía.
    Dame, Señor,
    la alegría de estar a la espera de tu palabra.
    como lo estuvo ella.
    Dame, Señor,
    la finura de acoger y hacer vida tu palabra
    como tu madre la acogió y vivió.
    Dame, Señor,
    ojos de sorpresa para contemplar
    y descubrir tu presencia
    en la debilidad de la vida.
    Dame, Señor,
    fe para conocerte y servirte
    en la gente que me rodea.
    Dame, Señor,
    manos para acogerte y tratarte
    en mis amigos y amigas
    como María te acogió
    y te abrazó a Ti.

    EL SILENCIO DE LA VIRGEN MARÍA EN VIERNES SANTO


    miércoles, 16 de abril de 2014

    ABORRECER EL PECADO



    Aborrecer el pecado

      . El esfuerzo de conversión personal que nos pide el Señor debemos ejercitarlo todos los días de nuestra vida, pero en determinada épocas y situaciones –como es la Cuaresma- recibimos especiales gracias que debemos aprovechar.



    I. La liturgia de estos días nos acerca poco a poco al misterio central de la Redención. El Señor vino a traer la luz al mundo, enviado por el Padre: vino a su casa y los suyos no le recibieron (Juan 1, 11)... Así hicieron con el Señor: lo sacaron fuera de la ciudad y lo crucificaron. Los pecados de los hombres han sido la causa de la muerte de Jesucristo. Todo pecado está relacionado íntima y misteriosamente con la Pasión de Jesús. Sólo reconoceremos la maldad del pecado si, con la ayuda de la gracia, sabemos relacionarlo con el misterio de la Redención. Sólo así podremos purificar de verdad el alma y crecer en contrición de nuestras faltas y pecados. La conversión que nos pide el Señor, particularmente en esta Cuaresma, debe partir de un rechazo firme de todo pecado y de toda circunstancia que nos ponga en peligro de ofender a Dios. Y así lo haremos, por la misericordia divina, con la ayuda de la gracia.

    II. El esfuerzo de conversión personal que nos pide el Señor debemos ejercitarlo todos los días de nuestra vida, pero en determinada épocas y situaciones –como es la Cuaresma- recibimos especiales gracias que debemos aprovechar. Para comprender mejor la malicia del pecado debemos contemplar lo que Jesucristo sufrió por los nuestros. El Señor nos ha llamado a la santidad, a amar con obras, y de la postura que se adopte ante el pecado venial deliberado depende el progreso de nuestra vida interior, pues los pecados veniales, cuando no se lucha por evitarlos o no hay contrición después de cometerlos, producen un gran daño en el alma, volviéndola insensible a las mociones del Espíritu Santo. Debilitan la vida de la gracia, hacen más difícil el ejercicio de las virtudes, y disponen al pecado mortal. En la lucha decidida contra todo pecado demostraremos nuestro amor al Señor. Le pedimos a Nuestra Madre su ayuda.

    III. Para afrontar decididamente la lucha contra el pecado venial es preciso reconocerlo como tal, como ofensa a Dios que retrasa la unión con Él. Es preciso llamarlo por su nombre. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos ayude a reconocer con sinceridad nuestras faltas y pecados, a tener una conciencia delicada, que pide perdón y no justifica sus errores. Fomentemos un sincero arrepentimiento de nuestros pecados y luchemos por quitar toda rutina al acercarnos al sacramento de la Misericordia divina. La Virgen, refugio de los pecadores nos ayudará a tener una conciencia delicada para amar a su Hijo y a todos los hombres, a ser sinceros en la Confesión y a arrepentirnos de nuestras pecados con prontitud.


    Fuente: Colección "Hablar con Dios" por Francisco Fernández Carvajal, Ediciones Palabra.
    Resumido por Tere Correa de Valdés Chabre

    EL AMOR Y LOS DETALLES

    El amor y los detalles
    Autor:  Padre Justo López Melús


    El amor se manifiesta sobre todo en los pequeños detalles. Y es que cuando hay amor hay detalles, y cuando no hay detalles es que no hay amor. Un corazón sensible no admite extravagancias ni faltas de respeto. Un caballero, por ejemplo, no permite que se burlen de su madre, y no tiene reparos humanos en mostrarle cariño.

    Cuenta el cardenal Suenens que en una ocasión acompañaba al rey Balduino por una carretera secundaria. Conducía el rey, él era el único pasajero. De repente dio un brusco frenazo. Al pasar cerca de un pueblo vio una imagen de la Virgen sobre un pedestal, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco militar. El rey se bajó del coche, quitó el casco y lo tiró a una zanja. Luego cogió el volante y arrancó sin comentarios, como la cosa más natural del mundo.

    IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA EN SEMANA SANTA




    ¿QUÉ ES EL CIRIO PASCUAL?


    ¿QUÉ ES EL CIRIO PASCUAL?


    Este es el único objeto litúrgico que puede ser visto apenas por cuarenta días. Surge al inicio de la Vigilia Pascual y en el día de la Ascensión desaparece. El Cirio Pascual es símbolo de la Resurrección de Nuestro Señor. Es la evocación de Cristo glorioso, vencedor de la muerte.

    Es el símbolo más destacado del Tiempo Pascual. La palabra "cirio" viene del latín "cereus", de cera. El producto de las abejas. El cirio más importante es el que se enciende en la vigilia Pascual como símbolo de cristo – Luz, y que se sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado.



    Originalmente el Cirio tenía la altura de un hombre, simbolizando Cristo-luz que brilla entre las tinieblas. Los teólogos francos y galicanos lo enriquecieron con elementos simbólicos.

    Un acólito trae al celebrante el Cirio Pascual, que graba en el mismo las siguientes inscripciones (En itálico colocamos las palabras que el sacerdote pronuncia al colocar cada uno de los símbolos en el Cirio):

    1º – Una cruz. Diciendo: "Cristo ayer y hoy. Principio y fin".

    2º – Las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego. Eso quiere significar que Dios es "el principio y el fin de todo", que todo proviene de Dios, subsiste por causa de Él y va hacia Él: "Alfa y Omega".





    3º – Los dígitos son colocados entre los brazos de la Cruz, marcando las cifras del año corriente. Eso es hecho para expresar que Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es el principio y el fin de todo, el Señor del tiempo, es el centro de la Historia y a Él compete el tiempo, la eternidad, la gloria y el poder por los siglos, a Él ofrecemos este año y todo lo que en él hicimos; "A Él el tiempo y la eternidad, la gloria y el poder por los siglos sin fin. Amén".


    4º – Cinco granos de incienso en forma de clavos, en las cinco cavidades previamente hechas en el medio del Cirio, dispuestas en forma de Cruz. Ese ceremonial simboliza las cinco llagas de Nuestro Señor en las cuales penetraron los aromas y perfumes llevados por Santa María Magdalena y las santas mujeres al sepulcro. El incienso es una substancia aromática que quemamos en alabanza a Dios, su humo, subiendo, simboliza nuestro deseo de permanente unión a Él y de que nuestra vida, nuestras acciones y nuestras oraciones sean agradables al Señor. Representa también, nuestra oración que deseamos llegue a Dios, como suave perfume de amor. Esos granos simbolizan todavía las cinco llagas gloriosas de Cristo Resucitado que le posibilitaron amarnos totalmente, conforme Él mismo dijera: "No hay mayor amor que dar la vida por los amigos" (Jn 15, 13):"Por sus santas llagas, sus llagas gloriosas, Cristo Señor nos proteja y nos guarde. Amén".

    El sacerdote enciende después el cirio, con el fuego nuevo por él bendecido. El cirio servirá para dar luz a las demás velas y a la lamparita del Sangrario.

    Por Emilio Portugal Coutinho
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