viernes, 27 de junio de 2014

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 27 DE JUNIO DEL 2014 - EL EVANGELIO DE HOY



Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús 
Viernes 27 de Junio del 2014

Antífona de Entrada
Los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad, para librar las vidas de sus fieles de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.

Se dice "Gloria".

Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, al celebrar hoy la solemnidad del Corazón de Jesús recordamos el inmenso amor de tu Hijo para con nosotros; concédenos alcanzar de esa fuente divina la abundancia inagotable de tu gracia.

Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.



Primera Lectura
El Señor te he elegido por el amor que te tiene

Lectura del libro del Deuteronomio 7, 6-11

En aquel tiempo, dijo Moisés al pueblo:

"Eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios; él te eligió para que fueras pueblo suyo entre todos los pueblos de la tierra.

El Señor se ha comprometido contigo y te ha elegido, no por ser tú el más numeroso de todos los pueblos, ya que al contrario, eres el menos numeroso; más bien te ha elegido por el amor que te tiene y para cumplir el juramento hecho a tus padres. Por eso, el Señor, con mano firme, te sacó de la esclavitud y del poder del faraón, rey de Egipto.

Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero y fiel. él guarda su alianza y su misericordia hasta mil generaciones para los que lo aman y cumplen sus mandamientos; pero castiga a quienes lo odian, y los hace perecer sin demora.

Guarda, pues, los mandamientos, preceptos y leyes que yo te mando hoy poner en práctica".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.



Salmo Responsorial
Del salmo 102

El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor hace justicia y le da razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad y sus prodigios al pueblo de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados.

El Señor es compasivo y misericordioso.


Segunda Lectura
Dios nos amó

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16

Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama

ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo para que vivamos por él.

El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.

Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.

En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.

Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.

Aleluya.



Evangelio
Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús exclamó:

"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Oración introductoria 

Dios mío, Tú eres rico en misericordia, al punto tal de entregarnos a tu Hijo Jesús, para librarnos del pecado. Me reconozco pecador, indigno y débil, humildemente imploro me acojas en esta oración porque quiero permanecer en tu rebaño. 

Petición 

Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por mis pecados, ten piedad y misericordia. 

Meditación del Papa Francisco 

En los Evangelios encontramos diversas referencias al Corazón de Jesús, por ejemplo en el pasaje donde Cristo mismo dice: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". Es fundamental, luego, el relato de la muerte de Cristo según san Juan. Este evangelista, en efecto, testimonia lo que vio en el Calvario, es decir, que un soldado, cuando Jesús ya estaba muerto, le atravesó el costado con la lanza y de la herida brotaron sangre y agua. Juan reconoce en ese signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado en la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres. (S.S. Francisco, 9 de junio de 2013). 

Reflexión 

En un estanque vivía una colonia de ranas. Y el sapo más viejo se creía también el más grande y el más fuerte de toda la especie. Cada mañana se posaba a la orilla del estanque y comenzaba a hincharse para atraer la atención de sus vecinas y para presumir su tamaño y su fuerza. Un buen día se acercó un buey a beber; y el sapo, viendo que éste era más grande que él, comenzó a hincharse e hincharse, más que en otras ocasiones, tratando de igualarse al buey. Y tanto se infló que reventó. Así sucede también a muchos hombres que, por su ambición, su soberbia y prepotencia tratan de igualarse a otro buey (y también se podría escribir con "g"). Ya muy bien lo decía san Agustín: "La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano". 

Feuerbach y Nietzsche -dos filósofos ateos del siglo pasado- lanzaron sus teorías del "super-hombre" y del dominio del más fuerte. Ideas tan tristes que desembocaron en la prepotencia nazi, en un racismo aberrante y en todas las formas de totalitarismo ateo que perseguía todo tipo de religión, especialmente la católica; esas ideas fueron las causantes de la Segunda guerra mundial y originaron un abismo de inhumanidad que ni siquiera excluyeron los terribles campos de concentración y de exterminio. Esa triste "ley del más fuerte" impone muchas veces el criterio de comportamiento entre los hombres, ¡tan penosa y de tan lamentables consecuencias para la convivencia humana! Y es que el poder, la ambición desenfrenada y la soberbia prepotente pudre el corazón de los hombres y crea verdaderos infiernos. 

Y, sin embargo, Jesucristo nuestro Señor nos viene a hablar hoy de humildad, de mansedumbre y de servicio: "Tomen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas"... ¿No es un mensaje ya trasnochado y pasado de moda? ¿Acaso el que triunfa, hoy en día, no es el hombre "fuerte", el "grande", el poderoso? 

El pequeño, el débil y el humilde ni siquiera es tomado en cuenta; más aún, muchas veces es ridiculizado y emarginado. El mismo Nietzsche se mofaba de la humildad, diciendo que era "un vicio servil y un comportamiento de esclavos". 

En el Evangelio de la fiesta del Sagrado Corazón, se nos presenta Jesús en oración bendiciendo a su Padre: "Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado los misterios del Reino a los sabios y a los poderosos, y se los has revelado a los pequeños". ¡Qué contraste tan abismal! Pensamos que las gentes felices del mundo son los ricos, los poderosos, los grandes, los fuertes y los sabios. Y, sin embargo, nuestro 

Señor llamó "dichosos" precisamente a los de la parte opuesta: "Bienaventurados los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los misericordiosos, los pacíficos, los que padecen persecución... porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 1-12). Y hoy, Jesús nos sale con otra de las "suyas", invitándonos a la humildad. ¿Es que Jesús está loco? 

¡Con razón nadie le hace caso! Parece que Él va siempre "en sentido contrario", contra corriente. Pero, no nos viene mal preguntarnos quién es el verdadero loco. A Nietzsche, al final de su vida, "se le saltaron la tuercas" y acabó suicidándose. 

Jesús siempre se presentó así: manso y humilde. Después de la multiplicación de los panes, cuando la muchedumbre quería arrebatarlo para hacerlo rey, Él se les esconde y se va solo, a la montaña, a orar. Y cuando curó al leproso de su enfermedad inmunda o devolvió la vista al ciego de nacimiento; cuando hizo caminar al paralítico, curó a la hemorroísa,resucitó a Lázaro o a la hija de Jairo, no se dedicó a tocar la trompeta para que todo el mundo se enterara... Y, finalmente, cuando se decide a entrar triunfalmente en Jerusalén, no lo hace sobre un alazán blanco o sobre un caballazo prieto azabache, rodeado de un ejército de vencedor, sino montado en un pobre burrito, que era señal de humildad y de paz. 

¡Definitivamente, Jesús no hacía milagros para "ganar votos" para las elecciones, ni se aprovechó de su popularidad entre la gente para hacerse propaganda política y ocupar los mejores puestos, como muchos de nuestros gobernantes! Él no era un populista o un demagogo como los que abundan hoy en nuestras plazas y manifestaciones públicas. Él no conocía, sin duda, esa "picardía" y oportunismo interesado, ni sabía mucho de eso que nosotros llamamos "técnicas de publicidad y de imagen"... 

"Aprendan de mí -nos dice- que soy manso y humilde de corazón". Sí. Él había dicho durante su vida pública que "no había venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos" (Mc 10,45) y lo cumple al pie de la letra. ¡Aquí está la verdadera grandeza: no la del poder, sino la grandeza de la humildad, de la mansedumbre y del servicio! 

Si seguimos su ejemplo, Él nos asegura los frutos que obtendremos: "Encontrarán descanso para sus almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera". La persona humilde goza de una paz muy profunda porque su corazón está sosegado. Ese yugo y esa carga se refieren a la cruz que tenemos que llevar todos los seres humanos. Pero Cristo nos llena de paz y de felicidad en medio del dolor porque su presencia y su compañía nos bastan y nos sacian. Él es nuestra paz. Y no importa que nos lluevan las persecuciones, las calumnias, las injurias y todo tipo de mentiras. 

Diálogo con Cristo 

No importan las persecuciones. Tu nos llena de paz porque tu yugo es llevadero y tu carga ligera. Nos advertiste que seríamos perseguidos porque también te persiguieron a Ti y te condenaron a muerte por calumnias. Llamaste "bienaventurados a los perseguidos", y contigo tenemos asegurada la victoria y el triunfo definitivo. 

Propósito 

Poner en en el Corazón de Jesús todas mis preocupaciones y confiarme a Él. 



jueves, 26 de junio de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, JUNIO 27 DEL 2014 - ADVOCACIÓN MARIANA



Autor: . | Fuente: www.corazones.org
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Advocación Mariana, 27 de junio

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití

El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. 

El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza. 

Historia 

En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte. 

Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma. 

Cae la pintura en manos de una familia 

Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. 

Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen. 

Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían. 

La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas. 

Accede la viuda a entregar la pintura 

Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol. 

La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias. 

En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro. 

Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada. 

Hallazgo de un sacerdote Redentorista 

Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su sede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. 

Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones: La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir: "Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides". El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego. 

Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia. 

Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen. 

Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia. Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición. 

El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada. Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán. También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes. 

Aparece y se venera, por fin, el cuadro de Nuestra Señora 

Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria. 

A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa. 

La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios 

A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias. 

Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes. 

Patrona de Haití 

Teniendo esta advocación mariana como patrona de su congregación, los Padres Redentoristas la llevaron a sus misiones en Haití. Allí se le edificó un santuario en Béle-Aire, cerca de Puerto Príncipe. 

En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país. Los devotos acudieron a la Virgen del Perpetuo Socorro y le hicieron una novena. La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país. 

En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona. El Papa Juan Pablo II visitó Haití para esta celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro. 


Los Haitianos también tienen gran devoción a la Virgen de la Asunción. 

Signos de la imagen de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro 
(conocida en el Oriente bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión) 

Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad. 

Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: owu significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto. 

Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre. 

Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar. 

Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías. 

En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra. 

miércoles, 25 de junio de 2014

PENSAMIENTO MARIANO 51


AHORA CRISTO ES MÁS MÍO

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Ahora Cristo es más mío
Porque no viniste a buscar a los justos, sino a los pecadores. Ahora es cuando más necesito el bálsamo de tu misericordia y la dulzura de tu Amor.
 
Ahora Cristo es más mío

El corazón nos reprocha el egoísmo, la avaricia, la pereza, los grandes y pequeños pecados de cada día.

Sentimos pena por tanta miseria, sentimos dolor por haber negado a Dios, sentimos amargura por haber abandonado al hermano.

Pero sabemos que Dios es mucho más grande que nuestros corazones. No quiere acusarnos, porque no vino para juzgar, sino para salvar (cf. Jn 12,47).

Desea, casi suplica, que escuche sus palabras, que guarde sus mandamientos, que confíe en su Amor, que acoja su misericordia en mi vida y en la vida de cada ser humano. Me pide que invoque, humildemente, perdón.

No es Dios quien acusa, pues vino para buscar a quienes vivíamos lejos por culpa del pecado. “¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún, el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?” (Rm 8,34).

Necesito recordarlo, para aprender a vivir en el mundo de la bondad divina. “Clemente y compasivo es Yahveh, tardo a la cólera y lleno de amor; no se querella eternamente, ni para siempre guarda su rencor; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas” (Sal 103,8-10).
Si alguna vez vuelvo a ser herido por el pecado, si alguna vez el mal muerde mi corazón, es el momento para mirar a Jesús y decirle, desde lo más profundo de mi alma:

“Ahora eres más mío. Porque no viniste a buscar a los justos, sino a los pecadores. Ahora es cuando más necesito el bálsamo de tu misericordia y la dulzura de tu Amor. Ahora es cuando puedo dejarte tomarme entre tus brazos y llevarme al redil, a la fiesta que inicia cada vez que regresa a casa un hijo pobre, débil, herido, muy necesitado de la medicina de tu perdón”.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC 

    RECUPERAR LA CALMA


    Recuperar la calma

    Un día, un padre dio a su hijo una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa. El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca, el segundo clavó 22... Pero poco a poco fue calmándose, porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca. Finalmente, llegó el día en que el muchacho no perdió la calma para nada... y se lo dijo a su padre.

    Entonces el padre le sugirió que, por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca. Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás y le dijo: "Mira hijo, has hecho bien; pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Ya la cerca nunca podrá ser la misma de antes. "Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca. Es como meterle un cuchillo a alguien; aunque lo vuelvas a sacar la herida ya quedó hecha... No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida está ahí. Una herida física es igual de grave que una herida verbal. Los amigos son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte. Demuéstrales a tus amigos cuánto los quieres. 

    Cada pequeño saludo, cada pequeña sonrisa, cada mano que damos para ayudar salva a un corazón herido. Con este mensaje te quiero decir que tú eres especial.

    MÁS QUE UN ANILLO DE COMPROMISO


    Más que un anillo de compromiso


    Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuviera. El joyero le presentó uno. La hermosa piedra, solitaria, brillaba como un diminuto sol resplandeciente.

    El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo. ¿Se va usted a casar pronto? - Le preguntó el joyero. No - respondió el muchacho - Ni siquiera tengo novia. La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.

    Es para mi mamá -dijo el muchacho - Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que me matara antes de que naciera, así se evitaría problemas; pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas. Muchos.

    Fue padre y madre para mí. Fue mi amiga, mi hermana y mi maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizá después entregue otro anillo de compromiso, pero será el segundo.

    El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacía nada más que a los clientes importantes.

    REFLEXIÓN

    Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas.

    Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.

    Tenemos más medicinas, pero menos salud.

    Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero hemos reducido nuestros valores.

    Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.

    Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.

    Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.

    Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.

    Estos son tiempos con mas libertad, pero menos alegría.

    Con más comida, pero menos nutrición.

    Son días en los que quizás llegan dos sueldos, pero entran los divorcios.

    Son tiempos de casas más bonitas, pero más hogares rotos.

    No guardes nada "para una ocasión especial", porque cada día que vives es una ocasión especial.

    Lee más, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas.

    Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos.

    Come tu comida preferida y visita los sitios que te encantan..

    La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es sólo para sobrevivir.

    Usa tus copas de cristal; no guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que te den ganas de hacerlo. Las frases "Uno de estos días", "algún día", quítalas de tu vocabulario. Escribamos aquella carta que pensábamos escribir "uno de estos días".

    Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos.

    Por eso no retardes nada que agregue risa y alegría en tu vida. Cada día, hora, minuto, es especial.

    NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍAS 22, 23, 24 Y 25 DE JUNIO DEL 2014





    Nardo del 22 de Junio
    ¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!

    Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido...¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
    Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.

    Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.





    Nardo del 23 de Junio
    ¡Oh Sagrado Corazón, abundancia de Amor!

    Meditación: ¡Oh Señor!. Quién pudiera conocerte verdaderamente a Vos, Señor que te hiciste Hombre y pescador, para enseñarnos a trabajar en el Amor. ¡Oh Señor!, que a todos buscas. Tú, el Rey, te sentabas en una barca y desde el lago de Galilea enseñabas Tu Palabra. Tú, que a los leprosos curabas y sanabas las almas. Tu mirada era sólo Amor y ofrenda del dolor que causaba el hedor de las almas putrefactas. Tú, Señor, que conoces todos nuestros pecados pero a pesar de eso nos sigues amando. Tú, que por nosotros te sigues dando, para que volvamos a Tu lado. Tú, Señor, que por gran Misterio nos quieres dar un corazón nuevo para nacer a Vos y vivir en unión con Nuestro Creador. Señor, que nos regalas la esperanza de habitar algún día en eterna alabanza en la Morada Santa, permite a este siervo Tuyo tirar las redes para llevar a mis hermanos hacia Tus Benditas Manos.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Pidamos al Señor, en humilde oración, que podamos ayudar a la conversión de nuestros hermanos.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.



    Nardo del 24 de Junio
    ¡Oh Sagrado Corazón, que te hiciste mi hermano!

    Meditación: Pobre, mi Jesús, que con dulzura nos quieres llevar a la Tierra Prometida. ¿Sabes, Señor, qué pienso cuando aún te miro clavado en el Madero...cuando veo Tu Corazón sangrar?. Con un suspiro lleno de dolor quisiera bajarte de la Cruz, sacarte esos clavos, borrar de Tu Frente todos los pecados que desfiguraron Tu Amado Rostro Santo. Y Tú, con esa Mirada pides amor en un mundo que se olvidó de Dios, que sólo busca el placer, la vanidad, no pensar en los demás para vivir en el yo. Señor, qué lejos de Tus enseñanzas Tú nos viniste a liberar, a mostrar que teníamos que morir a nosotros mismos para vivir en Cristo. Señor, darse por los demás hasta morir. Sí, Tú me lo viniste a decir y yo lo olvidé, el mundo me hizo sordo de corazón y dejé de oír Tu Voz. Creí que yo solo podía, que triunfaría y viviría la buena vida. ¿Qué vida, Señor, si así yo moría, y a pesar de que todo tenía me encontraba con el alma vacía?. Jesús, mi amado, Jesús, mi hermano que todo nos has dado, hazme escuchar Tu hermosa Voz como mi hermano mayor que me miras y me guías, y eres fuente de verdadera alegría. Porque sabes, mi Señor, aún cuando todo me sacaras, si aun tengo Tu Mirada. destella mi alma porque sé que Tú me amas.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Seamos sencillos y regalemos sonrisas y consuelo a todos los que están sufriendo, aún cuando nosotros estemos en el huerto.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.




    Nardo del 25 de Junio
    !Oh Sagrado Corazón, fuente de unión!

    Meditación: ¿Señor, me dejas espiar por una rendija en Tu vida...?. Te veo caminando por la pequeña Nazaret, pero no pareces un rey...tampoco un juez. Te ves esbelto, fuerte, de rostro hermoso. Tu mirada es profunda...miras los corazones de todos los hombres. Junto a Ti algunos discípulos van caminando, creo que son Pedro, Santiago y Juan...los escucho hablar de otros hermanos que han encontrado, y dicen que no tienen un corazón sano. De repente los miras y con imponente voz interrumpes su conversación. Se Te escucha decir: "no os quiero ver juzgar, sino sólo amar y predicar para cambiar lo que está mal...". Los discípulos hacen silencio, pues ha hablado el Maestro. 

    Y ahora me imagino, Señor, verte caminar aquí...a mi lado, y que yo también voy hablando de mis hermanos. Señor, Tú me dirías lo mismo y me recordarais Tus enseñanzas: "...así como juzguéis seréis juzgados...", o aquella otra: "...el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra...". Señor, creo que no soportaría Tu Mirada, pues cómo verías mi alma, la verías manchada. Señor, yo también voy a hacer silencio, para sacar de mi corazón todo lo que no es bueno y poder seguir así las enseñanzas de mi Maestro. Señor, no permitas que yo ponga discordia, porque conozco Tu gran Misericordia. Haz que busque la unión como símbolo de amor, para ser Uno como lo sos Vos con el Creador y el Espíritu de Santificación.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Oremos para que descienda el Espíritu Santo sobre nosotros, y que por Su intermedio nos sigamos purificando, conociendo todo aquello en lo que a Dios no agradamos.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

    lunes, 23 de junio de 2014

    EL CORAZÓN DE CRISTO HABLA AL MUNDO DE HOY

    El Corazón de Cristo habla al mundo de hoy

    ¡Queridos Hermanos y Hermanas!

    Celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Corazón que hace dos mil años comenzó a latir en el seno de María Santísima y que trajo al mundo el fuego del Amor de Dios.

    El Corazón de Cristo encierra un mensaje para todo hombre; habla también al mundo de hoy. En una sociedad, en la que la técnica y la informática se desarrollan a un ritmo creciente y la gente se siente atraída por una infinidad de intereses, a menudo contrastantes, el hombre corre el riesgo de perder su centro, el centro de sí mismo. Al mostrarnos su Corazón, Jesús nos recuerda ante todo que allí, en la intimidad de la persona, es donde se decide el destino de cada uno, la muerte o la vida en sentido definitivo. Él mismo nos da en abundancia la vida, que permite a nuestro corazón, endurecido a veces por la indiferencia y el egoísmo, abrirse a una forma de vida más elevada.

    El Corazón de Cristo Crucificado y Resucitado es la Fuente inagotable de gracia donde todo hombre puede encontrar siempre Amor, Verdad y Misericordia.

    La Sangre de Cristo nos ha redimido. ¡Cuánta sangre se ha derramado injustamente en el mundo! ¡Cuánta violencia, cuánto desprecio por la vida humana!

    Esta humanidad, a menudo herida por el odio y la violencia, necesita experimentar, hoy más que nunca, la eficacia de la Sangre Redentora de Cristo. La Sangre que no fue derramada en vano, sino que contiene en Sí toda la fuerza del Amor de Dios y es prenda de esperanza, de rescate y de reconciliación. Pero, para sacar de esta Fuente, es necesario volver a la Cruz de Cristo, fijar la mirada en el Hijo de Dios, en Su Corazón traspasado, en Su Sangre derramada.

    Al pie de la Cruz estaba María, co-partícipe de la Pasión de Su Hijo. Ella ofrece su Corazón de Madre como refugio a todo el que busca perdón, esperanza y paz, como nos lo ha recordado la fiesta de su Corazón Inmaculado. María enjugó la Sangre de su Hijo Crucificado. A Ella le encomendamos la sangre de las víctimas de la violencia, para que sea rescatada por la que Jesús derramó para la salvación del mundo.

    Juan Pablo II

    ¿CÓMO CONTEMPLAR EL CORAZÓN DE JESÚS Y EL CORAZÓN DE MARÍA?


    Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com
    ¿Cómo contemplar el Corazón de Jesús y el Corazón de María?
    El corazón es un signo sencillo que encierra un gran misterio. Es asequible, concreto y profundo. Dice más de lo que es, mucho más.




    El corazón es un signo sencillo que encierra un gran misterio. Es asequible, concreto y profundo. Dice más de lo que es, mucho más. Está cargado de afectos. Referirse al corazón es un modo sintético de considerar el gran misterio de la entrega en el amor. Los enamorados pintan corazones en los árboles y en las iglesias.
    El Sagrado Corazón no es sólo una representación sensible, ni su devoción se queda en un conjunto de prácticas religiosas. La devoción al Sagrado Corazón evoca el amor del Hijo de Dios que se encarnó por amor y que entregó su cuerpo en la cruz mediante un acto de amor. Esta devoción ayuda a centrar la vida espiritual en el amor de Jesús, rico en misericordia.

    Si alguien tiene sed que venga a mí y beba (Jn 17, 37)

    El buscador de Dios encuentra en la oración una respuesta. La meditación diaria es un momento de gracia en que el Espíritu Santo viene con Su poder y nos cubre con Su sombra (cf Lc 1,35). Allí, el amor se convierte para el sediento en la única ocupación.

    Desde el día en que el soldado traspasó el costado de Jesús con su lanza (Jn 19,34), la Iglesia es regada por esa fuente de la que mana la Vida. Por eso ayuda mucho contemplar en la oración la herida en el costado de Jesús. Junto a María, al pie de la cruz, ver cómo brotan el agua y la sangre, figuras del bautismo y de la eucaristía. Es un continuo fluir de la misericordia divina que nos lava y nos nutre y sacia nuestra sed a través de los sacramentos. El costado traspasado de Jesús nos baña con su infinita misericordia que brota del manantial del amor: el Sagrado Corazón.

    Un modo de contemplar el amor de Jesús es, pues, a través del costado traspasado. Les comparto tres consideraciones delante de la herida del costado de Jesús que me han ayudado en la oración:

    1. Dios nos ama con un corazón humano

    Una dificultad frecuente en la vida de oración consiste en que se ve el mundo espiritual demasiado lejano a nuestra realidad cotidiana. Me gusta imaginar a un bebé buscando desde el suelo la mirada de su padre sin poder alcanzarlo. De pronto el padre se tumba en el suelo, se pone a su nivel y le sonríe. Luego lo carga y lo levanta. Nosotros no alcanzamos a Dios y, de pronto, Él desciende hasta nosotros y nos eleva a Sí.

    En Cristo, Dios se hace asequible. (cf Jn 1,14) El Corazón de Jesús representa la humanidad de Cristo; lo vemos como uno de los nuestros. Dios se encarnó para amarnos con un corazón humano. Así nos permitió vivir la comunión de vida con Él. Y cuando vemos a Dios amándonos así, con un corazón como el nuestro, nos brota espontáneo decirle: ¡Así te necesito, de carne, sangre y hueso!

    Si el amor de Dios nos parece demasiado espiritual para estar a nuestro alcance es que aún no conocemos a Jesús de Nazareth, el que nació en Belén y murió en Jerusalén por amor a nosotros.

    2. Contemplar para escuchar

    Otra dificultad que se plantea continuamente en la dirección espiritual y en los cursos de oración cuando se explica que orar es sobre todo escuchar, es la pregunta ¿Y qué significa escuchar en la oración? ¿Cómo se hace para escuchar a Dios? Mi respuesta suele ser: si quieres escuchar, contempla.

    Contémplalo en la cueva de Belén, contémplalo en la cruz, contémplalo en la creación, contémplalo en el Sagrario, contempla los corazones traspasados de Jesús y de María…. y escucharás que te dice que te ama. 

    Contemplar los misterios de la vida de Cristo es comprobar la abundancia del amor de Dios a nosotros. "Mirarán al que traspasaron" (Jn 19, 37; Zac 12, 10). Mirarle con los ojos interiores, mirarle sobre todo cuando estamos dolidos y arrepentidos y escuchar que nos dice una y otra vez: “No pasó nada, te sigo amando igual”.

    Así se lo dijo a Sor Faustina:

    “Has de saber hija mía, que mi corazón es la Misericordia misma. Desde este mar de Misericordia las Gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí ha partido sin haber sido consolada. Cada miseria se hunde en mi Misericordia y de este manantial brota toda Gracia salvadora y santificante..." (Diario de Sor Faustina # 1777, p. 626)

    3. Dejarse amar

    ¿Quién entiende la pasión de Cristo? ¿Quién entiende la Eucaristía? No tratemos de entender, son misterios que más bien es preciso contemplar y agradecer.

    El icono de este artículo que se encuentra en la parte superior, apareció en el siglo XII en Oriente es fuente de fecunda inspiración.

    Centra la mirada en las manos de Jesús. No están atadas con cuerdas. Las cuerdas que le atan debe descubrirlas el corazón contemplativo: son las cuerdas del amor a la Iglesia. Se encuentran libres, pero Jesús  libremente se somete y se ofrece como manso cordero.
    “Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente” (Jn 10,18) “Su no-violencia es la fuerza del amor” (Jean Corbon)

    Después de resucitado quiere quedarse con las manos voluntariamente atadas, preso en el Sagrario, para que vaya a visitarle y allí encontrar yo mi descanso: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo  os aliviaré” (Mt 11, 28). Él es el preso y sin embargo, cuando voy a acompañarle, soy yo el que sale consolado.

    Para mí, éste icono, llamado “Del esposo”, es el icono de los Corazones traspasados de Jesús y de María. Mira los rostros de Jesús y de María.

    Jesús reclina su cabeza sobre la Madre, significando aceptación. Y María, representándonos a todos nosotros, se une a Jesús llena de compasión (en este contexto puedes leer con provecho el artículo ¿Cómo sé si rezo bien el rosario?). Ese diálogo contemplativo de la mirada de María, nos hace comprender que el quehacer en la oración es dejarse amar y amar. El rostro de Cristo Redentor: manso y misericordioso. En sus ojos cerrados repasa la historia de tu vida y de la suya, deja que te invada de paz y junto con San Pablo concluye sin decir palabra: “Me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20)

    Y una vez que has experimentado el grande amor que Dios te tiene: dale amor. El camino nos lo indican las dos manos de María. ¿Hacia dónde están orientadas? Hacia el costado traspasado: así nos muestra ella el camino de la interioridad y la conversión. Conocer el amor, vivir el amor, compartir el amor.

    Este icono me dice que la oración, más que actos y técnicas es un tiempo para estar juntos, sin preocuparnos de pasos y de métodos, sino de estar en su presencia, contemplando el rostro de Cristo. Estarse allí, como María: dándole amor, gustando su amor, compartiendo su amor.

    Una sugerencia para la meditación personal en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

    En la solemnidad del Sagrado Corazón haré mi oración de esta manera, tal vez alguno quiera hacer lo mismo: trayendo a la memoria el icono de los Corazones traspasados estaré rumiando esta expresión de San Agustín que me hace tanto bien en el momento presente de mi vida:

    “El pasado ponlo en las manos de la Divina Misericordia. 
    El futuro en manos de la Divina Providencia. 
    El presente en manos del Divino Amor.” 
    ¡Sagrado Corazón de Jesús! En ti confío

    domingo, 22 de junio de 2014

    LA DEVOCIÓN A LA IMAGEN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

    LA DEVOCIÓN A LA IMAGEN
     DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


    El que ama se consuela en algún modo de la ausencia de su amigo considerando su retrato al cual lleva consigo, lo besa con ternura, y lo mira con frecuencia. Otro tanto nos aconseja hacer el devoto Lausperge con respecto a las imágenes del Corazón de Jesús. Tengan, dice, para conservar su devoción, alguna imagen de este Corazón adorable; colóquenla en algún lugar donde puedan verla a menudo, con el fin de que su vista excite en ustedes el fuego del amor divino. Bésenla con la misma devoción con que besarían al Corazón mismo de Jesucristo; entren en espíritu hasta ese Corazón divinizado, imprimiendo el suyo en él con una ardorosa fuerza, sepultando en él su alma entera y esforzándose por atraer hacia ustedes el amor que reina en el Corazón de Jesús, sus gracias, sus virtudes; en una palabra, todo lo que encierra este Corazón Sagrado, pues es el manantial inagotable de todos los bienes.

    Además, si esta práctica no fuera provechosa, ¿enseñaría la Iglesia el culto de las santas imágenes? Santa Teresa dice en su vida con esa admirable sencillez que la caracteriza: “No siéndome muy fácil recordar, a menudo, los objetos, me gustaban en extremo las imágenes”.

    ¡Ah! Desgraciados de los que pierden por su culpa los socorros que podían sacar de ellas. Tales personas demuestran bastante que no aman a nuestro seño; porque si lo amasen, se regocijarían al ver su imagen, así como los hombres se alegran mucho al mirar el retrato de la persona amada. Pero nada debe excitar tanto en ustedes esta veneración hacia las imágenes del Corazón de Jesús, como el placer que él experimenta cuando lo honramos.
    He aquí lo que dice Santa Margarita María: “un día, que era el de San Juan Evangelista, después de la sagrada comunión, se me presentó el Corazón de Jesús como en un trono de fuego cuyas llamas más brillantes que el sol esparcían su luz por todos lados. La llaga que recibió sobre la cruz se percibió se percibió en el visiblemente; estaba además coronado  de espinas y ornado de una cruz. MI divino Salvador me hizo conocer que estos instrumentos de la pasión significaban que el amor inmenso de su Corazón para con los hombres había sido el principio de todos sus sufrimientos; que desde el primer instante de su encarnación había tenido presentes todos aquellos tormentos y ultrajes; que desde aquel momento, la cruz fue plantada en su Corazón, por decirlo así; que desde entonces aceptó todos los dolores y humillaciones que su santa humanidad había de sufrir durante el curso de su vida mortal, como también todos los agravios a que había de exponerle su amor por los hombres, permaneciendo con ellos en el Santísimo Sacramento hasta el fin de los siglos.

    “Mi Salvador, añade ella, me ha asegurado que le complacía mucho ver los sentimientos interiores de su Corazón y de su amor honrados bajo la figura de este Corazón de carne, tal cual me había sido manifestado, rodeado de llamas, coronado de espinas y colocado debajo de una cruz, y que era su voluntad que una tal imagen de ese Sagrado Corazón fuese presentada al público, con el fin, añadió mi amable Redentor, de enternecer el corazón insensible de los hombres; al mismo tiempo, me prometió que derramaría con profusión los tesoros de gracia, que su Corazón posee en un grado inmenso, sobre los que le tributasen este honor y que, donde quiera que esta santa imagen fuese colocada para honrarla especialmente, atraería los favores del cielo”.

    Refiérese que los habitantes de Antioquia detuvieron un terremoto escribiendo en las puertas de sus casas: Jesucristo está con nosotros, detente.

    Llevemos sobre nuestro Corazón la imagen del Corazón de Jesús, y entonces, desafiando con valor al enemigo  de nuestra salvación, en todas nuestras tentaciones podremos decirle: El Corazón de Jesús está conmigo, detente.

    Obsequio: Llevar consigo una imagen o medalla del Corazón de Jesús; tener una en su oratorio, procurando, en cuanto sea posible, que haya una capillita dedicada especialmente a su culto en la parroquia del lugar en que uno vive.

    Jaculatoria. Vamos con confianza al trono de la gracia, al Corazón de Jesús, a fin de experimentar los efectos de su misericordia y hallar en él la gracia en la necesidad.


    Transcrito por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
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