viernes, 10 de octubre de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN REMEDIO, PATRONA DE LA ORDEN TRINITARIA, 8 DE OCTUBRE

Nuestra Señora del Buen Remedio,
 Patrona de la Orden Trinitaria
Octubre 8

La palabra Remedio viene del latín: “Remedium”, que etimológicamente significa “medicina, medio de curar y sanar”, lo que restablece la salud; y en sentido figurado indica cuanto sirve para las enfermedades del alma. La advocación de Nuestra Señora del Remedio, conserva y retiene ese doble significado.

Según el religioso trinitario fr. Bonifacio Porres, la advocación del Remedio no es unitaria, y pudo comenzar a la vez e independientemente en diferentes lugares, las cuales coinciden solo en título, pero en muchos casos narran historias y leyendas propias, como sucedió con otras advocaciones marianas. Pero cuando se habla de la Patrona de la Orden Trinitaria y de los lugares a donde tradicionalmente ha llegado esta devoción por el apostolado de los religiosos de dicha Orden o de los fieles o cofradías relacionadas con ellos, se le puede encontrar ya sea en singular: “del Remedio” (Como en Cataluña), en plural: de “los Remedios” (Algunos lugares de España) o acompañado de adjetivo: “del Buen Remedio” (como en Francia e Italia).

Es menester aclarar que en otros lugares, especialmente en España, se han "trinitarizado" muchas imágenes de la Virgen del Remedio (o de los Remedios), cuyo origen no guarda relación alguna con la Orden de la Santísima Trinidad.

HISTORIA:
Los datos propiamente históricos más antiguos que se tienen sobre éste título son del siglo XV, pero posiblemente el nacimiento del mismo se ubica un siglo antes. Es muy corriente que imágenes antiguas de la Virgen María, sin título especial, lo recibieran en tiempos más modernos.

No se tienen noticias históricas específicas de la devoción a la Virgen del Remedio en los primeros tiempos de la Orden, pero se sabe que desde muy antiguo los trinitarios han expresado una predilección hacia la misma.

Según una tradición de la Orden, posiblemente producto de la piedad popular de los trinitarios del siglo XVI y del deseo de comprobar que desde los orígenes se ha venerado a la Virgen con el título del “Remedio”; en un momento en que san Juan de Mata se encontraba haciendo una redención, no podía rescatar a todos los cristianos, pues le hacía falta dinero. Se encomendó a la Madre de Dios y ella misma, se le apareció en persona y le entregó una bolsa de monedas con las que pudo comprar a todos los esclavos y luego darles la libertad en tierras cristianas.

Una leyenda más tardía, asegura que fue la misma Virgen quien le ofreció a san Juan de Mata y a san Feliz de Valois el escapulario de la Orden de la Santa Trinidad.

Independientemente de lo subjetivas que puedan llegar a ser estas leyendas, han sido ellas las que han marcado en gran parte la iconografía de la Virgen del Remedio. 

Cuando comenzó la batalla de Lepanto, en muchos santuarios y varias advocaciones fue invocada la Virgen María para que intercediese ante Dios en favor de la Cristiandad amenazada por los turcos, la más popular de todas es la de Nuestra Señora del Rosario, cuya celebración es el 7 de octubre. Obviamente los trinitarios valencianos y sus amigos y bienhechores, se encomendaron a su patrona: la Virgen del Remedio.
Don Juan de Austria, general de las tropas cristianas, el día 7 de octubre de 1571, momentos antes de dar la batalla a los turcos en el golfo de Lepanto, y por indicación de Miguel de Moncada, virrey de Valencia y patrón del convento trinitario, invocó a la Virgen del Remedio. Al obtener la victoria, agradeció a la Virgen, donando 200 doblas de oros y una riquísima aljuba turca al convento de los trinitarios. El papa Gregorio XIII el 3 de septiembre de 1575, concedió a esa iglesia la celebración para el 7 de octubre.

DEVOCIÓN Y EXPANSIÓN:
Antes de 1571 había en la Orden cinco conventos conocidos bajo el título de Nuestra Señora del Remedio o de los Remedios, tres de los cuales fueron fundados en ermitas ya dedicadas a esta advocación: Valencia, Ronda y Fuensanta, y los otros (Cuenca y la Rambla) cambiaron su precedente título por el del Remedio. Existían también una capilla en Salamanca y otra en Barcelona y cofradías en Jaén, Sagunto y Zaragoza, que llevaban el título.

Después de la victoria de Lepanto, se aumentó el entusiasmo por la advocación del Remedio. Por influencia, especialmente del convento de Valencia, se fueron multiplicando las capillas y cofradías en las iglesias de la Orden.

Con el tiempo, la devoción se afianzó y tomó cuerpo en la Orden. Desde 1620, a la cofradía que normalmente se llamaba de la SS. Trinidad se le añadió: y del Buen Remedio. Comienzan a redactarse devocionales, manuales, novenas e historias de la advocación. Es en este contexto donde nacen las leyendas sobre la aparición de la Virgen a san Juan y san Felix.

En el capítulo general de Roma del 18 de mayo de 1688, el nuevo ministro general fr. Antonio Pegueroles (hasta entonces provincial de Aragón), definió a la Virgen del Remedio como Patrona de la Orden Trinitaria. A su vez se convirtió en patrona de la Provincia de Aragón.

Con fecha del 12 de julio de 1727, alcanzaron los trinitarios calzados de la S. Congregación de Ritos, facultad para rezar el oficio de Nuestra Señora de las Nieves en honor de la Virgen del Remedio el segundo domingo de octubre. Aunque por un pleito con los Mercedarios, se revocó el documento que daba tal autorización, los trinitarios siguieron celebrando la fiesta en sus conventos, de manera particular el 7 o el segundo domingo de octubre.

Los trinitarios se encargaron de transmitir la devoción fuera de los propios conventos, e implantaron su culto en muchos lugares, por medio de la cofradía de la SS. Trinidad y de la Virgen del Buen Remedio, llegándose a venerar en Bélgica, Aragón, Italia, Andalucía, Castilla y Francia.

Los Trinitarios descalzos y la Virgen del Remedio
Recordemos que a partir de 1599, la historia de la Orden se divide entre los trinitarios de la antigua observancia (calzados) y los trinitarios descalzos (de san Juan Bautista de la Concepción en España). Los trinitarios descalzos veneraban a Nuestra Señora de Gracia, en vez de la Virgen del Remedio, que se había popularizado entre los calzados.

Cuando se unieron a la descalzos españoles, los conventos de Livorno y Turín, en Italia, y el Foucon en Francia, pertenecientes hasta entonces a los descalzos franceses, se encargaron de transmitir al resto de los conventos descalzos (en Italia) el culto de la Virgen del Remedio que ellos ya veneraban fervorosamente, anteponiéndole el adjetivo Buen (hacia el siglo XVII).

Con la restauración de la Orden en Italia, se va tomando como cosa propia esta devoción a la virgen del Remedio, especialmente a partir de 1920. En España curiosamente comenzó un proceso de fusión entre las dos advocaciones, llamándola indistintamente, Nuestra Señora de Gracia y del Remedio.

Patrona de la Orden de la Santa Trinidad 
Luego de tanto esfuerzo por conseguir su patrocinio de la Sede Apostólica, Nuestra Señora del Remedio ha sido declarada Patrona Principal de la Orden, junto con Santa Inés, virgen y mártir, por el papa Juan XXIII en 1961, accediendo a una petición que había hecho el Capítulo General de 1959.

En la actualidad los trinitarios celebran la Fiesta de Nuestra Señora del Remedio con rango de Solemnidad el día 8 de octubre y el No 52 de nuestras Constituciones dice ...”honren a la Virgen María con afecto filial y con verdadera devoción, fomenten su culto, venerándola, según una antiquísima tradición de la Orden, bajo el título de bienaventurada Virgen María del Buen Remedio, Patrona principal de nuestra Orden, rezando el rosario mariano y celebrando la misa votiva y la Liturgia de las Horas el sábado, según las rúbricas”.
Finalmente, las representaciones más comunes (existiendo muchas y variadas) de la Virgen del Remedio son aquellas en las que se encuentra vestida con el hábito trinitario, con una de sus manos sostiene una bolsa de monedas, mientras con la otra carga al Niño quien tiene en sus manos el escapulario trinitario. Si la imagen se representa sin el niño, suele ser la Virgen quien lleva los escapularios.




NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL BUEN REMEDIO



Novena a Nuestra Señora
del Buen Remedio

Oh Reina del Cielo y de la Tierra, Santísima Virgen, nosotros te veneramos, Vos sois la Hija Bien Amada del Dios Altísimo, la Madre elegida por el Verbo Encarnado, la Inmaculada Esposa del Espíritu Santo, el Sagrado Vaso de la Altísima Trinidad. Oh Madre del Divino Redentor, que, bajo el titulo de Nuestra Señora del Buen Remedio vienes en ayuda de todos los que te llaman, extended a nosotros vuestra protección maternal. Dependemos de Vos, Oh querida Madre, como hijos sin ayuda y necesitados dependen de madre tierna y cuidadosa.


Ave María…

Nuestra Señora del Buen Remedio, fuente de ayuda inefable, permitid que podamos retirar de vuestro tesoro de gracias, en nuestro tiempo de necesidad, todo lo que necesitamos.
Tocad los corazones de los pecadores, a fin de que puedan buscar la reconciliación y el perdón. Confortad a los afligidos y a los solitarios, ayudad a los pobres y a los que perdieron la esperanza; ayudad a los enfermos y a los que sufren. Puedan ellos ser curados del cuerpo y alma, y fortalecidos en espíritu para soportar sus sufrimientos con paciente resignación y fortaleza cristiana.


Ave María…

Querida Señora del Buen Remedio, fuente de ayuda infalible, vuestro Corazón compasivo conoce el remedio para toda aflicción y miseria que encontramos en la vida.
Ayudadnos con vuestras oraciones e intersección a encontrar remedio para nuestros problemas y necesidades, especialmente para… (Colocar aquí la intención).


De Nuestra parte, Oh amorosa Madre, nosotros nos comprometemos a un estilo de vida más intensamente cristiano, a una observancia más cuidadosa de las leyes de Dios, a ser más concientes en cumplir las obligaciones de nuestro estado de vida, y a esforzarnos para ser instrumentos de salvación en este mundo arruinado. Querida Señora del Buen Remedio, estéis siempre presente junto a nosotros, y a través de vuestra intersección, podamos gozar de salud de cuerpo, de paz de espíritu y crecer en la Fe y en el amor a vuestro Hijo Jesús.

Ave María…

Rogad por nosotros, Oh Madre del Buen Remedio
Para que podamos profundizar nuestra dedicación a vuestro Hijo, y reavivar en el mundo su Espíritu.

miércoles, 8 de octubre de 2014

IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DE LA APARECIDA































NUESTRA SEÑORA DEL PILAR, 12 DE OCTUBRE


NUESTRA SEÑORA DEL PILAR



Se celebra el 12 de Octubre, día de la Hispanidad. Rezamos en el himno de Laudes de esta fiesta: "Santa María del Pilar, escucha nuestra plegaria, al celebrar tu fiesta, Madre de Dios y Madre de los hombres, Reina y Señora. Tú, la alegría y el honor del pueblo, eres dulzura y esperanza nuestra: desde tu trono, miras, guardas, velas, Madre de España. Árbol de vida, que nos diste a Cristo, fruto bendito de tu seno virgen, ven con nosotros hasta que lleguemos, contigo al puerto".

Y el himno de Vísperas resume los anhelos que todos los cristianos españoles y de todo el mundo, que hoy celebran la fiesta de Nuestra Señora del Pilar, debieran procurar vivir a lo largo de toda su vida:

"Esa columna, sobre la que posa, leve sus plantas tu pequeña imagen, sube hasta el cielo: puente, escala, guía, de peregrinos. Cantan tus glorias las generaciones, todas te llaman bienaventurada, la roca firme, junto al Ebro enhiesta, gastan a besos. Abre tus brazos virginales, madre, vuelve tus ojos misericordiosos, tiende tu manto, que nos acogemos, bajo tu amparo".

Lo cierto es que desde muy antiguo se la venera a la Virgen María del Pilar en este lugar de Zaragoza (España) y que desde muy antiguo también se levantó en su honor una sencilla capilla que con el tiempo fue dando lugar al suntuoso templo mariano donde hoy recibe visitas de todos los cristianos venidos de todas partes del mundo. Y no hay duda de que es el Templo de la raza, el que marca los hitos por los que se mueve la fe en España y en los pueblos que de los españoles recibieron la fe de Jesucristo y el amor hacia su Madre.



La Virgen María, allá por el año cuarenta, cuando todavía vivía en carne mortal, al despedirse el Apóstol Santiago a predicar la fe de Jesucristo, le prometió la Virgen que en aquel lugar donde más se convirtieran a su Hijo se le manifestaría ella. Al llegar a las riberas del Ebro en Cesaraugusta -la actual Zaragoza- "se convirtieron siete hombres para la fe de Cristo". La Virgen María cumplió su promesa y se le apareció trayendo una columna y rogándole que edificaran una capilla donde fuera adorado su Hijo Jesucristo por todos los siglos y le prometió "milagros admirables sobre todos los que imploren, en sus necesidades, mi auxilio. Este pilar quedará aquí hasta el fin de los tiempos, para que nunca le falten adoradores a Jesucristo".

La Sagrada Escritura habla de la columna que guiaba al pueblo de Dios durante el destierro hacia la tierra prometida. Esa columna debe ser para nosotros este Pilar de Zaragoza, que ha recibido a través de los siglos, la fe de nuestros padres y que ha amparado a cuantos a ella, a María, se han dirigido.

Siempre tiene gentes, venidas de todas las partes de España y aún más allá, para venerar este sagrado lugar donde reside María, la Madre, la Señora, siempre con los brazos y el corazón abiertos para bendecir, amparar, y consolar. No sólo el día 12 de octubre, que se celebra su fiesta, sino cada día miles de corazones se postran ante ella en este privilegiado lugar de oración, de recepción de sacramentos, de vivencia de nuestra fe.

Bombas sin explotar de la basílica de la Virgen del PilarEntre los grandes prodigios obrados por su medio sólo recordamos esos dos: El acaecido el 1637 con Miguel Pellicer, vecino de Calanda (España) a quien le devolvió la pierna sana después de que la tuviera tres años y cinco meses enterrada. Otro prodigio es más reciente: El 3 de agosto de 1936 los enemigos de la fe en España arrojaron tres bombas sobre el templo. Una cayó en frente de la Basílica que no causó desperfecto alguno y las otras dos sobre la misma Santa Capilla, sin explotar.

A continuación, os presento parte de un texto escrito por el religioso marianista Padre José María Salaverri:

"¡Qué pequeña eres, pero qué influencia tan grande tienes!" dijo Juan Pablo II en una de sus visitas a la Virgen de la columna. Y así es efectivamente. Los 38 cm. de la imagen de la Virgen del Pilar, sobre una columna de jaspe de 1.77 m., parecen la viva expresión material del Magnificat: "Ha mirado la pequeñez de su sierva… Ha hecho grandes cosas por mi".

En la liturgia del 12 de octubre puede leerse como primera lectura de la misa los versículos 12-14 del capítulo 1 de los Hechos de los apóstoles. Después de enumerar a los once apóstoles, Lucas nos dice que estaban en oración con "María, la madre de Jesús". Presencia aparentemente discreta, de segundo plano. María, sencilla, como perdida entre apóstoles, discípulos y discípulas, pero ¡qué fuerza emana de esas palabras! Como semilla que germina y da fruto abundante. Dice Juan Pablo II: 

"Doy fervientes gracias a Dios por la presencia singular de María en esta tierra española donde tantos frutos ha producido."

    Y el evangelio es también corto y significativo: una mujer que levanta la voz declarando dichosos el vientre y los pechos de la madre de Jesús. Y el mismo Jesús que replica: "Mejor: ¡dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!" Elogio que se aplica en primer lugar y plenamente a María, la "dichosa por haber creído"; pero que se siente más dichosa todavía al poder "dar" a todos ese Jesús concebido en su vientre y alimentado a sus pechos. 

    María del Pilar, en su fiesta del 12 de octubre de 1492, se convierte en proa de nave misionera. Es ella quien parece regalar a su hijo un nuevo mundo, a través de Colón y sus marineros, a bordo de tres carabelas, cuya capitana se llama la Santa María. Por eso Juan Pablo II, hace un alto en Zaragoza el 10 de octubre de 1984, camino de Santo Domingo para inaugurar la novena de años que van a preparar la celebración de la llegada del cristianismo a tierras americanas. Dice el Papa:

"Brilla aquí en la tradición firme y antiquísima del Pilar la dimensión apostólica de la Iglesia en todo su esplendor (…) La fe que los misioneros españoles llevaron a Hispanoamérica es una fe apostólica heredada de la fe de los apóstoles, según venerable tradición que aquí junto al Pilar tiene su asiento".

La columna sobre la que se mantiene, firme y erguida, la frágil imagen de la Virgen, está cargado de simbolismo. Evoca la columna de fuego que, de noche, guiaba a los israelitas por el desierto. "Faro esplendente", la llama el himno a la Virgen del Pilar, es decir, la que, en las noches oscuras de los cristianos, mantiene viva la luz de la fe. La columna evoca también la solidez del edificio de la Iglesia, siempre perseguida, pero siempre en pie, manteniendo la esperanza del que, como dice también el himno, "se abraza a tu Pilar", Virgen María. El himno nos dice también que ese pilar ha sido un "rico presente de caridad" del amor de Dios, que nunca desampara a su pueblo en los momentos difíciles.

La oración colecta de la fiesta de Nuestra Señora del Pilar es una obra maestra de síntesis: rico contenido teológico y sencilla plegaria:

Dios todopoderoso y eterno,
que en la gloriosa Madre de tu Hijo
has concedido un amparo celestial
a cuantos la invocan con la secular advocación del Pilar,
concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe,
seguridad en la esperanza y constancia en el amor.



Innumerables han sido los que han recibido, de María del Pilar, fortaleza en la fe. A imitación de la virgen Engracia y sus 18 compañeros mártires, fuertes en la fe en la persecución de Diocleciano, en el año 304, sufriendo con entereza los más atroces suplicios para mantener intacta la fe de su bautismo.

Innumerables han sido los que han recibido, de María del Pilar, la seguridad en la esperanza. Como aquel desterrado de la revolución francesa, el beato Guillermo José Chaminade, que pasa tres años a los pies del Pilar de 1797 a 1800, seguro en la esperanza de un renacimiento cristiano en su patria. Para asegurarla, la Virgen del Pilar le inspira sus fundaciones marianistas para renovar la fe de la juventud de su patria y del mundo. Y sus hijos e hijas, agradecidos, han llevado a todo el mundo su nombre, su imagen y su devoción.
Innumerables han sido los que han recibido, de María del Pilar, la constancia en el amor. Como aquella joven mujer de 23 años, María Rafols, que llega a Zaragoza en 1804, dispuesta a atender con un grupo de compañeras a los pobres y enfermos: las Hijas de la caridad de Santa Ana. Durante los dos sitios de Zaragoza, en plena guerra de la Independencia, merecerá que la ciudad de Zaragoza la declare "heroína de la caridad".


Fe, esperanza y amor reparte la Virgen desde su Pilar, desde su atalaya zaragozana. Con razón, el Papa Juan Pablo terminaba su oración a la Virgen:

"Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad… Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres. Y asiste maternalmente, oh María, a cuantos te invocan como patrona de la Hispanidad."

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL PILAR

IMÁGENES DE LA VIRGEN DEL PILAR



















martes, 7 de octubre de 2014

IMÁGENES CON MENSAJES DE LA VIRGEN MARÍA







NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO, ADVOCACIÓN MARIANA, 7 DE OCTUBRE


Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid 
Nuestra Señora del Rosario
Advocación Mariana, 7 de octubre

 Nuestra Señora del Rosario
Fiesta

Martirologio Romano: Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios.

Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a la imagen.

En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.

El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. Más hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

LAS QUINCE PROMESAS DE LA VIRGEN MARÍA A QUIENES RECEN EL ROSARIO


Las Quince Promesas de la Virgen María a quienes recen el Rosario

1. Aquellos que recen con enorme fé el Rosario recibirán gracias especiales.

2. Prometo mi protección y las gracias mas grandes a aquellos que recen el Rosario.

3. El Rosario es una arma poderosa para no ir al infierno: destruye los vicios, disminuye los pecados y nos defiende de las herejías.

4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su dedeo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.

5. El alma que se encomiende a mi en el Rosario no perecerá.

6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.

9. Libraré del purgatorio a aquienes recen el Rosario devotamente.

10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.

12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.

13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mi al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.

14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesus Cristo.

15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO - 7 DE OCTUBRE










lunes, 6 de octubre de 2014

HISTORIA DEL SANTO ROSARIO - OCTUBRE, MES DEL ROSARIO


LA HISTORIA DEL SANTO ROSARIO 
Octubre mes del Rosario
Entre las devociones a la santísima Virgen María, con el paso de los años, una se destaca claramente: el Santo Rosario



El pueblo cristiano siempre ha sentido la necesidad de la mediación de María, Omnipotencia suplicante, canal de la gracia: se multiplican así a lo largo de los siglos las devociones marianas, tanto litúrgicas coma populares. Sin embargo, entre las devociones a María, con el paso de los años, una se destaca claramente: el Santo Rosario, el ejercicio piadoso por excelencia en honor de la Santísima Virgen María, Madre de Dios. Se compone, en su forma típica y plenaria, de quince decenas de Avemarías, intercaladas por el rezo del Padrenuestro y del Gloria y añadiéndose al final las invocaciones de las letanías lauretanas. A la oración vocal se une la meditación de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.



ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra rosario significa “corona de rosas”. Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.



ORIGEN Y DESARROLLO

En la Edad Media, se saluda a la Virgen María con el título de rosa, símbolo de la alegría. El bienaventurado Hermann le dirá: «Alégrate, Tú, la misma belleza. / Yo te digo: Rosa, Rosa», y en un manuscrito francés medieval se lee: «cuando la bella rosa María comienza a florecer, el invierno de nuestras tribulaciones se desvanece y el verano de la eterna alegría comienza a brillar». Se adornan las imágenes de la Virgen con una «corona de rosas» y se canta a María como «jardín de rosas» (en latín medieval rosarium); así se explica la etimología del nombre que ha llegado a nuestros días.

En esa época, los que no sabían recitar los 150 salmos del Oficio divino los sustituían por 150 Avemarías, acompañadas de genuflexiones, sirviéndose para contarlas de granos enhebrados por decenas o de nudos hechos en una cuerda. A la vez se meditaba y se predicaba la vida de la Virgen. En el s. XIII, en Inglaterra, el abad cisterciense Étienne de Sallai escribe unas meditaciones en donde aparecen 15 gozos de Nuestra Señora, terminando cada una de ellas con un Avemaría.

Sin entrar en una discusión crítico-histórica pormenorizada sobre los detalles del origen último del Rosario en su estructura actual, podemos afirmar que es, sin duda, Santo Domingo de Guzmán el hombre que en su época más contribuyó a la formación del Rosario y a su propagación, no sin inspiración de Santa María Virgen. Motivo fue el extenderse la herejía albigense, a la que combatió, «no con la fuerza de las armas, sino con la más acendrada fe en la devoción del Santo Rosario, que fue el primero en propagar, y que personalmente y por sus hijos llevó a los cuatro ángulos del mundo…» (León XIII, Enc. Supremi apostolatus, 1 sept. 1883).

A finales del s. XV los dominicos Alain de la Rochelle en Flandes, Santiago de Sprenger y Félix Fabre en Colonia, dan al Rosario una estructura similar a la de hoy: se rezan cinco o quince misterios, cada uno compuesto por diez Avemarías. Se estructura la contemplación de los misterios, que se dividen en gozosos, dolorosos y gloriosos, repasando así en el ciclo semanal los hechos centrales de la vida de Jesús y de María, como en un compendio del año litúrgico y de todo el Evangelio. Por último se fija el rezo de las letanías, cuyo origen en la Iglesia es muy antiguo.

La devoción al Rosario adquirió un notable impulso en tiempos de León XIII añadiéndose a las letanías lauretanas la invocación «Reina del Santísimo Rosario».

En los últimos tiempos ha contribuido de manera especial a la fundamentación y propagación de esta devoción mariana los hechos milagrosos de Lourdes y Fátima: «la misma Santísima Virgen, en nuestros tiempos, quiso recomendar con insistencia esta práctica cuando se apareció en la gruta de Lourdes y enseñó a aquella joven la manera de rezar el Rosario.


ESTRUCTURA

La forma típica y plenaria del rezo del Rosario, con 150 Avemarías, se ha distribuido en tres ciclos de misterios, gozosos, dolorosos y gloriosos a lo largo de la semana, dando lugar a la forma habitual del rezo de cinco decenas de Avemarías, contemplando cinco misterios -diarios (la costumbre suele asignar al domingo, miércoles y sábado los gloriosos; los gozosos al lunes y jueves y los dolorosos al martes y viernes), rezándose al final de los cinco misterios las letanías lauretanas.

Los tres grupos de misterios nos recuerdan los tres grandes misterios de la salvación. El misterio de la Encarnación nos lo evocan los gozos de la Anunciación, de la Visitación, de la Natividad del Señor, su Presentación en el templo y la Purificación de su Madre y, por último, su encuentro entre los doctores en el Templo. El misterio de la Redención está representado por los diversos momentos de la Pasión: la oración y agonía en el huerto de Getsemaní, la flagelación, la coronación de espinas, el camino del Calvario con la Cruz a cuestas y la crucifixión. El misterio de la vida eterna nos lo evoca la Resurrección del Señor, su Ascensión, Pentecostés, la Asunción de María y su Coronación como Reina. «Todo el Credo pasa, pues, ante nuestros ojos, no de una manera abstracta, con fórmulas dogmáticas, sino de una manera concreta en la vida de Cristo, que desciende a nosotros y sube a su Padre para conducirnos a Él. Es todo el dogma cristiano, en toda su profundidad y esplendor, para que podamos de esta manera y todos los días, comprenderlo, saborearlo y alimentar nuestra alma con él» (R. Garrigou-Lagrange, La Madre del Salvador y nuestra vida interior, 3 ed. Buenos Aires 1954, 261).



INSTITUCIÓN DE LA FIESTA DEL SANTO ROSARIO

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los musulmanes  turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota.

Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.



Fuente: J. FERRER SERRATE , M. GARCIA MIRALLES (GER)

IMÁGENES VARIADAS DE LA VIRGEN MARÍA



















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