martes, 10 de febrero de 2015

NUESTRA SEÑORA DE LOURDES, 11 DE FEBRERO


Nuestra Señora de Lourdes
Se celebra el 11 de Febrero





El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como queriendo indicar que el cielo ratificaba lo que había hecho en la tierra el Vicario de Jesucristo, el 11 de febrero de cuatro años después (1858), la Virgen María se aparecía a la niña Bernardita Soubirous.

 Y lo hizo dieciocho veces en total... En la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver". Vale la pena escuchar a ella misma relatar, con su gran ingenuidad, lo que allí pasó:

"Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. (..) "  

"Entonces se me ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez, se elevó un poco y desapareció. (..) Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez... 

Vale la pena recordemos un poco a Santa Bernardita Soubirous. Nació el 1844 y fue la mayor de seis hermanos. Era una chica sencilla, sin apenas preparación ni cultura pues sus padres, sumamente pobres,  no pudieron enviarla a hacer estudios especiales. En la tercera aparición le dijo la Virgen María: "No te haré feliz en este mundo sino en el otro". Y se cumplió. No fue en su vida ni seglar ni religiosa llevada en palmitas como se podría suponer.


El día once de febrero de aquel año 1858 cayó en jueves. Era un día crudo de invierno. Bernardita acompañada de su hermana Toneta y su amiguita Juana, marchan para ver si encuentran leña para calentarse en la lumbre. Su madre le había encargado a Bernardita que, como gozaba de poca salud y se constipaba enseguida, procurase no mojarse los pies. Su hermana y Juana cruzaron el riachuelo. Ella se quedó sola y es entonces cuando llegó la aparición que ya hemos visto relatada de su pluma...
Cuando volvieron Toneta y Juana les preguntó Bernardita: ¿"Habéis visto algo?" Bernardita estaba radiante, y ellas, todo curiosas, le preguntaron: ¿"Y tú, qué has visto?"... Con gran sigilo, y no sin antes hacerles prometer que a nadie lo dirían, les refirió la visión que había tenido... Pero... llegadas a casa todo se descubrió. El calvario que esperaba a la pobre Bernardita no es fácil describirlo en pocas líneas. Le prohibieron volver a la gruta, pero impulsada por una fuerza interior, allí acudió y allí vio a la Virgen dieciocho veces. En la sexta, el 21 de febrero, "dirigió un momento la mirada por encima de mi cabeza, para recorrer el mundo. Después, volviéndola llena de dolor sobre mí, me dijo: "Ruega a Dios por los pecadores". Igualmente, varias veces, después: Penitencia, penitencia. En la undécima, este encargo: Vete a decir a los sacerdotes que hagan construir aquí una capilla,
Y dos días más tarde: Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo "viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció".

Santuario de Lourdes (Francia)Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se hizo famoso en todo el mundo. Empezaron a acudir peregrinos venidos de todas partes, hasta ser un lugar de Peregrinación para Europa y otras partes del mundo. No hay duda de que es uno de los Santuarios más visitados y más venerados de todos los continentes. Allí han ido descreídos y han encontrado la fe. Enfermos de cuerpo y de alma, y han hallado la salud para ambas cosas o para una de los dos. Allí se respira una gran devoción, la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias. Quien la visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más veces para poder experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira. Son muchos los milagros que desde la Gruta de Massabielle obra la Virgen María a cuantos acuden a Ella. 

Cuando ocurre una curación de forma incomprensible, el médico responsable de la peregrinación, da cuenta de ello al doctor encargado de la oficina médica de Lourdes. Si el proceso indagatorio es positivo, el caso es elevado al Comité Internacional de Lourdes, con sede en París, compuesto por unos 30 facultativos de todas las especialidades y pertenecientes a diversas razas, ideologías, nacionalidades y creencias, incluso agnósticos. Y finalmente entra en juego la autoridad eclesiástica. El estudio en cada caso es minucioso, y para admitir el posible milagro, exige cuatro requisitos:

a) Dolencia incurable o curable sólo excepcionalmente.
b) Total ineficacia de los remedios empleados en su tratamiento.
c) Que haya sobrevenido de manera instantánea o casi instantánea.
d) Que haya sido absoluta.

El penúltimo milagro reconocido en Lourdes es el de la religiosa salesiana Luigina Traverso, ocurrida en 1965. Se trata del milagro nº 68 registrado en este santuario del sur de Francia atribuido a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes. El milagro, agregó la nota del Santuario, fue declarado tal por el obispo italiano Alceste Catella, de la diócesis de Casale Monferrato, donde vive la hermana sanada. Cuando visitó Lourdes en 1965, sor Luigina Traverso sufría una "ciática paralizante en meningocele", grave, paralizante y dolorosa enfermedad por la que había sido operada sin éxito en múltiples ocasiones. Su curación inexplicable, completa y permanente fue presentada en julio de 2010 ante la Oficina de Constataciones Médicas que examina las supuestas curaciones que se declaran tras la visita al santuario mariano, informaron medios católicos. La religiosa, que en 1965 viajó en camilla a Lourdes y volvió a Italia por su propio pie, dijo haber sentido un "fuerte calor" en el cuerpo y el deseo de levantarse cuando pasó el celebrante con la hostia consagrada. 

El último milagro reconocido, el nº 69, es el de Danila Castelli, italiana, esposa y madre de familia, quien comenzó a sufrir de "graves crisis hipertensivas espontáneas" en 1980, a los 34 años.  En 1989, durante una peregrinación a Lourdes, Danila salió de las piscinas del santuario sintiendo "un extraordinario bienestar". 

Unos meses más tarde, la italiana dio parte de su curación a la Oficina de Constataciones Médicas del santuario. Pasaron los años y se constató que la curación era realmente duradera, con 5 reuniones en la Oficina en 1989 y en 2010. 

Ese año la Oficina concluyó que "la señora Castelli estaba curada, de manera total y duradera, desde su peregrinación a Lourdes en 1989, de la enfermedad de la que sufría, y esto sin que tenga relación alguna con las cirugías o los tratamientos".

Su recuperación fue certificada como "inexplicable en el estado actual de los conocimientos científicos."

Entre las más de 7.000 curaciones que han tenido lugar en Lourdes en más de siglo y medio, sólo 69 se han reconocido oficialmente hasta 2014. 



ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS A LA VIRGEN DE LOURDES


ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS
A LA VIRGEN DE LOURDES



¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.

Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré como vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo…(dígase el nombre del enfermo/a). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.



Virgen de Lourdes, ¡ rogad por nosotros !.
Consuelo de los afligidos, ¡ rogad por nosotros !.
Salud de los enfermos, ¡ rogad por nosotros !.
Rezar tres Avemarías.

lunes, 9 de febrero de 2015

MARÍA PROTECTORA

María Protectora
Francisco Palau y Quer



Del alumno que os implora
sed maestra, sed salud.
Sed, María, Protectora
de esta Escuela de virtud.

La Fe nos ha de salvar,
que es la virtud muy sublime,
haced que ella nos anime
para creer sin dudar:
todo se puede lograr,
siendo vos la mediadora.
Sed, María, protectora

Esperanza duradera
tendremos hasta morir;
todos queremos seguir
la ley santa y verdadera;
y, pues todo el mundo espera
salvarse por vos, Señora.
Sed, María, protectora.

Me manda la Caridad
socorrer al indigente
y aun asistir al doliente
con solícita bondad;
del alma la enfermedad
curad sabia preceptora.
Sed, María, protectora.

Para obrar bien la Prudencia
es infalible camino:
sed nuestro norte divino
y continua providencia;
del alma toda dolencia
remediadnos ya desde ahora.
Sed, María, protectora.

¡Oh gran Reina celestial!
teneros siempre propicia
anhelamos, y Justicia
tributar a cada cual:
del vil pecado mortal
libradnos Divina Pastora.
Sed, María, protectora.

Infundidnos Fortaleza
para obrar según debemos,
y así al fin alcanzaremos
de Dios la suma belleza
si nuestra alma la pureza
para siempre condecora.
Sed, María, protectora.

Son las fogosas pasiones
del alma el fiero enemigo,
la Templanza su castigo,
el remedio vuestros dones;
encended los corazones
en vuestro amor que enamora.
Sed, María, protectora.

El don de Sabiduría
del Espíritu increado
por vos sea enviado
a toda esta compañía,
siendo nuestro norte y guía,
brillante y celeste Aurora.
Sed, María, protectora.

Apartad mi entendimiento
de todo lo mundanal
y sólo en lo celestial
halle nuestra alma contento:
conservadnos un asiento
donde el Ser Supremo mora.
Sed, María, protectora.

¡Qué dichosa criatura
la que toma buen consejo!
y se mira en el espejo
vuestro, divina hermosura
El tal salvación segura
obtendrá en la postrer hora.
Sed, María, protectora.

Fortaleza hasta vencer
los escollos de este mundo,
en el cual todo es inmundo,
siempre hemos de menester;
líbrenos de Lucifer
vuestra gracia bienhechora.
Sed, María, protectora.

Dadnos, Virgen pura, Ciencia
para seguir lo que es cierto
y apartarnos de lo incierto.
Sin duda tendrá indulgencia
si siempre en vuestra obediencia
permanece el que a vos ora.
Sed, María, protectora.

Dios es mi padre amoroso
la Piedad dispone amarle,
sobre todo venerarle
del modo más respetuoso:
un galardón venturoso
tendrá el que sus faltas llora.
Sed, María, protectora.

Aborrecer el pecado
prescribe el temor de Dios:
por lo tanto espero en vos,
¡oh Cordero inmaculado!
Debe ser mi alma un dechado
y de virtud poseedora.
Sed, María, protectora.

Sed nuestra gran defensora
ahora y en la senectud,
sed, María, protectora
de esta Escuela de Virtud.

MARÍA ES...

María es...

Padre José  Luis Riquelme  


María es como un ángel, 
porque recibió un mensaje de Dios 
y nos lo entregó hecho vida. 

María es virgen, 
porque su espíritu es limpio y sencillo 
y de ella se prendó el Señor. 

María es como un profeta,
porque supo anunciar las grandezas
y adivinó el destino de los hombres.

María es misionera,
porque se puso en camino a la Verdad 
y sintió la alegría de llevar la Palabra.

María es como una ofrenda,
porque supo presentarnos al Hijo
y en esa donación también estaba ella.

María es un pesebre,
porque dio a luz en la pobreza 
y en un vientre pobre se formó la nobleza.

María es como una fiesta,
porque celebramos y no falta el vino 
y al conocer a su Hijo nos lo entrega.

María es un bautismo,
porque de ella nace la vida
y en ella se recreó la gracia del Espíritu.

María es un discípulo,
porque siguió los pasos del Mesías
y conservó con amor lo que El decía.

María es como una parábola,
porque con ella se nos enseña
y es ejemplo en el camino de salvación.

María es una pena,
porque estuvo clavada en el ser humano
y espera doliente el cuerpo del Hijo amado.

María es como una luz,
porque se adelanta a la mañana
y goza en la resurrección del Redentor.

María es un corazón
porque en ella caven todos los corazones
y en sus entrañas nos encontramos.

María es como una Fuente Santa
porque allí vamos a beber los cristianos
y consuela nuestra sequedad caminando.

PENSAMIENTOS DEL PAPA FRANCISCO EN IMÁGENES



IMÁGENES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS





sábado, 7 de febrero de 2015

MARÍA, DICHOSA LA QUE HA CREÍDO


María, dichosa la que ha creído
Ella nos enseña que creer es sencillo aunque ser fiel a la fe comporta una espada que traspasa el alma.


Por: P. Pedro Barrajón, L.C. | Fuente: la-oracion.com



La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia en la fe", nos dice el Catecismo de la Iglesia (n. 148). Muchos cristianos encuentran difícil el ejercicio de la fe. El Espíritu Santo nos ha dejado en María un modelo cercano para vivir la fe. Ella nos invita a abandonarnos en Dios, como lo hizo en el momento en que el ángel le anunció el plan que el Señor tenía para Ella. Juan Pablo II habla del "claro oscuro" de la fe de la Virgen María y de una peregrinación en la fe. Cuando pensamos en la fe de los grandes personajes del Antiguo Testamento, de María, de José quizás tenemos en mente la fe de unos "gigantes", que, en comparación con nosotros, hombres y mujeres de poca fe, son muy superiores a nosotros.


Es cierto que ellos vivieron de fe, pero su fe, fue como la nuestra sometida a la prueba. No fue una fe fácil, sino siempre en camino, siempre abierta a las grandes sorpresas de Dios. María, a quien el ángel Gabriel llamó "llena de gracia" y llena de la presencia del Espíritu Santo, una vez que el mensajero celeste la dejó, se quedó sola con la carga de misterio que llevaba en su corazón y en su cuerpo. Muchas preguntas se haría dentro de su alma y muchas preguntas le podrían poner los otros a las que Ella no sabría responder. Vivió toda su vida con el misterio y lo aceptó abandonándose en manos del Padre. Por ello, Isabel al saludarla la llama dichosa porque ha creído (Lc 1, 45).

Isabel, quizás sin saberlo, nos está dando la clave de la felicidad, de la dicha, que tanto buscamos los hombres y tan difícil nos es acercarnos a ella y poseerla en plenitud. Isabel pone en relación la felicidad, con la fe. En la medida en que tenemos más fe, somos más dichosos. A veces pensamos lo contrario, que la fe nos hace infelices, que nos obliga a someternos a una serie de reglas insoportables, que nos encierra en una prisión llena de preceptos, que no nos deja disfrutar de la vida. Y no es así. La fe nos da la verdadera dimensión del ser humano que es la dimensión espiritual. Es cierto que tenemos un cuerpo, pero este mismo cuerpo está como permeado por el alma. Y la fe nos abre a la dimensión del espíritu que, junto con el cuerpo, constituye la unidad el ser humano en su ser personal.

María fue una mujer libre y liberadora porque vivió de fe. Fue dichosa en la fe. Abrió horizontes nuevos a su vida gracias a la fe. Ella nos enseña que creer es sencillo aunque ser fiel a la fe comporta una espada que traspasa el alma, "para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2, 35).

El cristiano es, como María, hombre de fe y por eso es dichoso. "Santo triste, triste santo", decía la gran santa de Ávila. La fe nos da la clave de la felicidad, de esa plenitud de una existencia de quien se sabe amado por un Amor infinito que nunca fallará. María llevó en su corazón y en su cuerpo ese Amor, el Emmanuel, el Dios con nosotros que nos acompaña en cada instante. Ella lo dio al mundo y nos lo da a cada uno de nosotros para que, acogiéndolo en la fe, se nos abran, también a nosotros, las puertas de la felicidad.

LOS PRIMEROS VIERNES DE CADA MES


Los Primeros Viernes
Una bendición que no pasa de moda
Aquella herejía jansenista quiso apartar a las almas de la Sagrada Comunión, pero Jesús le ganó la partida...
Por: Pedro García Cmf | Fuente: www.riial.org




Corrían los últimos años del siglo diecisiete y se había echado sobre toda Europa dentro de la Iglesia una herejía verdaderamente mala, maldita, nacida del mismo infierno. Se le llamó Jansenismo. ¿En qué consistía?

Tenía las apariencias de algo muy justo, como era el respeto grande a Dios. Decían aquellos herejes, que se confesaban muy católicos: Como Dios es tan grande, tan santo, tan santísimo, solamente nos podemos acercar a El con un alma purísima, con una conciencia inmaculada, con una santidad digna de Dios. Esto es lo que decían ellos.

Pero, como nadie se veía con una limpieza de alma tan exquisita, ¿qué ocurría? Pues que las almas, en vez de acercarse confiadamente a Dios, huían de El por miedo. Sobre todo, se alejaron de la Sagrada Comunión. No se atrevían a comulgar porque nadie era digno de recibir al Señor. Total, que el Sacramento de los Sacramentos no servía para otra cosa sino para caer de rodillas ante él en adoración profunda, llena de temor, y para nada más.

El mal era muy grave. Pero fue el mismo Jesús quien puso remedio. Se aparece a Margarita María —precisamente en la octava del Corpus—, le muestra el Corazón sobre su pecho, y le dice unas palabras que han pasado a la historia de la piedad cristiana moderna:

- Este es el Corazón que tanto ha amado a los hombres, que no ha ahorrado nada hasta entregarse del todo por ellos, y, sin embargo, no recibo de ellos más que ingratitud y menosprecios. Encarga a Margarita María que propague la devoción al Corazón de Jesús, y le hace la gran promesa:

- Yo prometo la salvación a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos como una reparación a mi Corazón divino. ¿Cuál fue el resultado? Las almas, antes tan miedosas de acercarse a comulgar, perdieron el temor. Empezaron a comulgar los Primeros Viernes, seguían comulgando los demás días, y después se convirtió la Sagrada Comunión —como lo fue desde el principio en la Iglesia— en el alimento normal del cristiano cara a la vida eterna. Jesús había conseguido con aquella aparición y aquella promesa lo que El pretendía: hacer de la Eucaristía el centro de la vida cristiana.

La verdad es que vale la pena conservar la costumbre de la Sagrada Comunión en los Primeros Viernes. Indiscutiblemente, que trae muchas bendiciones y gracias sobre toda la Iglesia.

En la evangelización primera de muchas Misiones modernas, la práctica de los Primeros Viernes ha jugado un gran papel y ha metido hondamente la costumbre de recibir al Señor en el Sacramento.

Se hizo célebre el caso de un indio piel roja en Norteamérica. El jefe de la tribu, llamado Ciprá, se hace un corte en la mano al trabajar. Ante el peligro de infección, el Padre Misionero le obliga a emprender un largo viaje en busca del médico, el cual, ante la gravedad del caso, le manda quedarse unos días para hacerle una cura radical, antes de que se extienda la gangrena. Y el indio:

- No puedo detenerme. Mañana es Primer Viernes y tengo que ir con los demás de mi tribu a la Misión a recibir la Comunión del “vestidura negra”. Ya volveré después.

- Pero después ya será demasiado tarde, y habré de cortarte la mano.

- No importa. Me cortarás la mano. Pero Ciprá no faltará a la Comunión del Primer Viernes con los demás de la tribu. No hubo manera de convencer a aquel indio cabezón. Marchó, recibió la Comunión de manos del “vestidura negra” —como llamaban al Padre con sotana—, y, al volver, la cosa ya no temía remedio.

- Ya te lo dije... Ahora es necesario amputarte tres dedos al menos. Y el cacique, simpático: - Pues, corta los tres dedos, que no valen lo que una Comunión.

En fin, dejemos al indio piel roja con su mano maltrecha, para preguntarnos ahora nosotros: ¿qué queda de aquella práctica tan bella de la Comunión en los Primeros Viernes? ¿Ha pasado de moda? No, afortunadamente. No ha pasado de moda, aunque hoy ya no tenga la fuerza que tuvo en años pasados. Son muchas las iglesias que se ven muy concurridas en los Primeros Viernes de mes, muchas las confesiones y muy nutridas las filas de los comulgantes. Quizá ya no se mira hoy tanto eso de la promesa de la salvación, que, al fin y al cabo, es una promesa de una revelación privada, en la cual nadie está obligado a creer.

El gran fruto de la práctica de los Primeros Viernes es que ahora se comulga para obsequiar al Corazón de Jesús, para desagraviarle por los pecados del mundo, para rogar por la salvación de todos. Y más que en la promesa a Margarita María, se mira a la gran promesa de Jesús en el Evangelio, que nos dice:

- Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día (Juan 6,57)

Por estas palabras de Jesús en el Evangelio de Juan, sabemos que es imposible se pierda quien ha hecho de la Comunión el alimento ordinario de su vida cristiana. Más que de los Primeros Viernes, hacemos caso de la Comunión en la Misa dominical. Y, lo que es mucho mejor, de la Misa de cada día. Porque son muchos los trabajadores que, después de las labores de la jornada, se meten en la Iglesia para no perder su Comunión diaria. Este, éste ha sido el gran fruto de esa práctica tan devota, que ha conseguido hacer de todos los días otros tantos Primeros Viernes de mes.

Aquella herejía jansenista quiso apartar a las almas de la Sagrada Comunión, pero Jesús le ganó la partida. Por nuestra parte, le decimos al Señor que sí, que cuente con nosotros cuando nos llama al comulgatorio. ¿Por qué no vamos a comulgar, si con la Comunión le damos al Corazón de Jesucristo la mayor de las alegrías?...

viernes, 6 de febrero de 2015

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA












INVOCA A LA VIRGEN MARÍA


INVOCA A MARÍA



Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María.

Si te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María.

Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María.

Si turbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la desesperación, piensa en María.

En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en ella piensas.

Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu guía; llegarás felizmente al puerto si Ella te ampara

San Bernardo.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA, SALUD DE LOS ENFERMOS


ORACIÓN NUESTRA SEÑORA, 
SALUD DE LOS ENFERMOS 



María, Madre amadísima, te invoco confiadamente como salud de los enfermos. Eres Madre de bondad, especialmente para quienes están bendecidos con la Cruz, en particular la enfermedad. Humildemente te pido esta gracia 

(Mencione el favor que desea).


 Madre del Perpetuo Socorro, te ruego que presentes mi petición a tu Divino Hijo. No será rechazada si te dignas rogar por mí, porque tu intercesión es poderosa ante Dios. Con la confianza de un niño, me abandono a la santa voluntad de Dios. El cuidará de mis deseos. 

Madre de Misericordia, yo te amo; en ti pongo mi confianza. Por tus manos ofrezco a Dios todos los sacrificios que haya de soportar con todo el amor de mi corazón. Que todas mis penas se conviertan en un acto de amor a Dios, de reparación por mis pecados, y mérito por la salvación de las almas, en particular la mía. Enséñame a tener paciencia y conformidad con la voluntad de Dios, imitándote a ti, Madre Dolorosa. 

V. Ruega por nosotros, Señora Nuestra, salud de los enfermos.

 R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. 

0remos: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que nos bendigas a nosotros tus siervos, con salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, Salud de los enfermos, seamos libres de las tristezas presentes y disfrutemos de las alegrías eternas. Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL REFUGIO CONTRA SATANÁS


ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL REFUGIO
 (contra Satanás) 



¡Augusta Reina de los cielos y Soberana de los Ángeles!, Vos que habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás, os lo pedimos humildemente, enviad las legiones celestiales para que bajo vuestras órdenes, persigan a los demonios, los combatan en todas partes, repriman su audacia y los lancen al abismo.

¿Quién como Dios?
¡Oh buena y tierna Madre!, seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza.
¡Oh, Divina Madre!, enviad a los Santos Ángeles para defendernos y arrojar lejos de nosotros al cruel enemigo.
Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos, guardadnos. AMÉN

jueves, 5 de febrero de 2015

VAYAMOS A LA VIRGEN MARÍA


Unidos a María



Vayamos a María con todos nuestros pecados y miserias, que Ella sabrá convertirnos de pecadores en santos, puesto que María todo lo puede por gracia de Dios, y los más grandes pecadores se pueden convertir en grandes santos si acuden a su auxilio.

 No desesperemos nunca. Aunque estemos con un pie en el Infierno y parezca que ya no tenemos salvación y estamos perdidos para siempre, todavía queda una esperanza: María Santísima.

 Si la invocamos, los demonios huirán al fondo del abismo y nos dejarán tranquilos y en paz y podremos hacer una sincera confesión y seremos envueltos por la Misericordia de Dios, y así no solo nos salvaremos sino que llegaremos a ser grandes santos y apóstoles de Dios y de la Virgen.

TESTIMONIOS MARIANOS


Unidos a María



Del 15 de enero al 2 de marzo de 1933, la Virgen María apareció ocho veces a una niña de 11 años, Mariette Béco, en Bélgica, en Banneux, ciudad ubicada a 20 km de Lieja.

El domingo 15 de enero de 1933, a las 7 de la tarde, Mariette estaba sentada en frente a la ventana, en casa de sus padres. Afuera, nevaba. Estaba helando a -12 grados. Mariette levanta la cortina. 
Con asombro, vio una “luz” en el jardín, luego percibió une “bella señora”. La Virgen la llamó y Mariette le siguió… En cada aparición, Mariette salió fuera, en el frío, y siguió la bella Señora.
El 19 de enero de 1933: - “¿Quién es Ud. mi bella Señora?” – “Yo soy la Virgen de los pobres”. La Virgen condujo a la niña al manantial, un manantial “para todas las naciones…, para los enfermos”.

El 15 de febrero de 1933, la Virgen le dijo “Creed en mí, yo creeré en vosotros […] Rezad mucho”. El 2 de marzo de 1933: “Yo soy la madre del Salvador, Madre de Dios, rezad mucho”. (El año 1933 es el momento de la accesión de Hitler al poder). El 22 de agosto de 1949, el obispo diocesano reconoció oficialmente las apariciones de Banneux.

ORACIÓN DE SAN BUENAVENTURA A LA VIRGEN MARÍA


miércoles, 4 de febrero de 2015

ORACIÓN A MARÍA INMACULADA POR LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS


Oración a María Inmaculada por la Unión de los Cristianos
 P. Tondini 



Llenos de confianza en Ti, Madre de Dios, siempre Virgen, junto a nuestros hermanos separados, veneramos en tu

Inmaculada Concepción el fundamento de la salvación, la base de la gracia, el sostén de nuestra esperanza.

Escucha oh María la plegaria que te dirigimos por estos hermanos que, a una con nosotros, te llaman Toda Santa, Árbitro de los dones de Dios y Dispensadora de todos los dones.

Haz que, comprendiendo la divina autoridad de Pedro, fundamento de la Iglesia, fundamento supremo de los Apóstoles, Custodio del Reino de los Cielos, base inquebrantable de la fe, reconozcan finalmente la autoridad del Sumo Pontífice y lo llamen también ellos su Pastor, Heredero del trono y del primado de Pedro y Cabeza de la Iglesia. Así sea.

martes, 3 de febrero de 2015

LUZ DE LA VIRGEN MARÍA


Luz de María
Rafael Ángel Marañón 




En el profundo de tu amor sagrado,
Bebo corrientes de divino gozo,
Pues muestras a Jesús siendo el embozo
Que tu dulce ilusión nos ha mostrado.

Eres la dulce luz que al apocado,
Enciende misteriosa en su sollozo,
La llama que prendió al que en un pozo
Te rinde su piedad, a ti, el dechado.

Nunca hubo ni habrá con tal brocado,
En luciente arco iris de los santos, 
Pastora como tú, tan fiel cayado.

Nos muestras a Jesús, el hijo amado,
Y enseñas la obediencia con que tantos,
La luz del mundo, habían anunciado.

FLORES A LA VIRGEN MARÍA


Las flores a María
Blanca María Alonso Rodríguez





Rosal engalanado y bendecido,
aroma de virtudes olorosas,
arcádico vergel, dulce, florido
de savia virginal que emana rosas.

Rosal, el más temprano amanecido,
divina fue la mano plantadora,
capricho celestial que buscó nido
a la naciente vida, tierna aurora.

Bondad hay en tus pétalos amantes,
amor en tus corolas doloridas,
pesar en tus espinas suspirantes.

Divina creación, Gracia de flores,
quisiera en tu dosel posar mis rosas,
para libar de Ti bellos colores.

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE LOURDES








lunes, 2 de febrero de 2015

NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA - 2 DE FEBRERO

Nuestra Señora de la Candelaria

 
Esta bella devoción esta profundamente arraigada en toda América. Se sabe que Hernán Cortés portaba en el cuello una medalla de Nuestra Señora de la Candelaria. En Colombia, se conoce también como la patrona de la ciudad de Medellín y se encuentra coronando el escudo de armas de la ciudad.

El 2 de Febrero día de la Candelaria es la fiesta de la Purificación de la Virgen María y la Presentación de Nuestro Señor en el templo. La tradición mosaica ordenaba no sólo purificarse sino también ofrecer a Dios al primogénito. Nuestra Señora obediente fue al templo de Jerusalén para cumplir este precepto. Nosotros también debemos desear hacer la voluntad de Dios, cumplir su ley y, con humildad, purificarnos con espíritu de penitencia.

Historia de Nuestra Señora de la Candelaria

Se estima que para el año 1400 apareció la imagen de la Virgen María en las Islas Canarias a dos hombres que estaban pastando su ganado, el cual se espantó rehusándose a caminar, uno de los hombres se acercó y vió la imagen sobre una peña; queriendo hacerla huir tomó una piedra y sintió que en el acto su brazo se paralizó; el otro compañero viendo lo que sucedía, reaccionó y tomando un cuchillo trató de cortar un dedo a la mujer pero, sorprendido, percibió que su propio dedo le sangraba.

Asustados los dos, fueron ante su rey quien decidió ver personalmente lo sucedido. Su sorpresa fue mayor al ver que aquella Imagen irradiaba una hermosa luz.

Propusieron entonces llevársela consigo, pero ninguno osaba tocarla. Es por eso que el rey decide que los dos pastores quienes la habían tocado, la tomen y la lleven. Ellos, al momento de tomar contacto quedan sanados Jubilosos y llenos de alegría celebran lo sucedido.

Existe también la tradición de una aparición de la Virgen de la Candelaria en Cartagena de Indias (Colombia), la cual cuenta que a comienzos del año 1607 el sacerdote español Alfonso García Pared recorría las calles del sector amurallado en busca de una imagen similar a la Virgen de la Candelaria, para ubicarla en el templo construido por la Orden Agustina, en el Cerro de La Popa donde tenía su convento.

No había recorrido mucho cuando en las Calle de las Damas, una señora asomada desde lo alto de un balcón, le preguntó: “Qué busca padre?”, “estoy buscando una imagen de la Virgen de la Candelaria”, le respondió el sacerdote, “venga en tres días y la tendrá, si no estoy, empuje la puerta”, le dijo la mujer y desapareció.

En efecto el padre agustino volvió y llamó pero nadie contestó, empujó la puerta y ésta se abrió, encontró la casa completamente vacía y sola en un rincón, como iluminada por el cielo, estaba la imagen hermosa e imponente de la Virgen de la Candelaria, que luego fue llevada hasta el convento en el Cerro de la Popa, donde cada año miles de cartageneros desfilan de día y de noche para venerar la patrona de esta ciudad.

Es costumbre, desde que lo ordenó el Papa Sergio I en el siglo VII, que en esta fiesta se bendigan las candelas de los presentes fuera de la de la iglesia, luego el sacerdote y los fieles se dirigen en procesión hasta el altar para la Santa Misa. Las velas representan la Luz de Cristo que, como lo dijo Simeón, es “Luz para alumbrar a las naciones y gloria de Israel”.

Sabemos también que las velas son un sacramental utilizado en la liturgia y en la religiosidad popular, un signo de la luz que disipa las tinieblas, de Dios el dador de la vida y luz del mundo. Nuestro señor Jesucristo dijo: “ Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas” (Juan 12-46). Las tinieblas detestan a la luz (Jn. III, 19-21), por eso, en medio de las dificultades de este mundo en que vivimos, con sus tentaciones, seducciones y problemas relativos a la fe, nuestro camino será siempre esta luz. La Virgen de la Candelaria nos trajo esa Luz, su Divino Hijo.
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