domingo, 26 de junio de 2016

ESTAMPAS DEL SANTO ROSARIO, LOS MISTERIOS GLORIOSOS



















YO QUISIERA SER


Yo quisiera ser



Yo quisiera ser plato de sopa caliente para el mendigo,
sonrisa joven para el anciano,
mano blanca que estrecha la del hermano de color,
voz que tranquiliza en el miedo de la noche,
palabra de consuelo para secar una lágrima,
palabra de amor que desarma,
brisa marina en la frente del drogadicto,
un barrote de menos para el prisionero,
humilde flor en una choza,
viento cálido en la tundra,
lluvia fina en el desierto,
y, para quien desee ascender al Cielo,
querría ser escalera. 


Javier López

NO DIGAS NUNCA....


No digas nunca…



Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente entusiasta y decidida logra realizar.  “El entusiasmo es el brillo en nuestros ojos, la vivacidad en nuestro andar, la fuerza en nuestras manos, el ímpetu irresistible de nuestra voluntad y de nuestras energías que nos lleva a realizar nuestras ideas. El entusiasmo es la levadura que hace crecer nuestras esperanzas hasta alcanzar las estrellas”.

No digas nunca: "Es imposible". Propón soluciones concretas. Tampoco digas: "No soy capaz de lograrlo". Busca cómo dar pequeños pasos. No te excuses, diciendo: "No me acompaña la suerte". La suerte la haces tú, no ella a ti. No te acostumbres a decir: "Lo dejaré para mañana". Recuerda que el hoy es lo que importa. No digas nunca: "No me van a comprender". Explica lo que quieres una y otra vez. No te encierres en el: "No me servirá de nada". Te sorprenderás de lo mucho que sirve. No te excuses: "Lo he intentado muchas veces". Te falta la siguiente y la definitiva. No digas nunca: "Nadie me apoya". Cuenta tú con ti mismo y los demás te ayudarán. No digas nunca: "Ya no puedo más". Tú puedes si quieres: rebaja y revisa las metas.

“Los entusiastas son los triunfadores. Ellos tienen fortaleza, tienen tenacidad. El entusiasmo es la base de todo progreso. Con él se consigue crear. Sin él, todo son excusas”. El entusiasta tiene una gran confianza en Dios, que es también sana confianza en sí mismo, en los demás y en la vida. Sentimiento poderoso que disipa los fantasmas nefastos de los temores.


* Enviado por el P. Natalio

FELIZ DOMINGO!!!


sábado, 25 de junio de 2016

ESTAMPAS CON ORACIONES AL CORAZÓN DE MARÍA



MARÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA


María, causa de nuestra alegría
Si queremos vivir alegres, en un ambiente de tristeza, ¿por qué no contamos más con María?


Por: Pedro García, misionero claretiano | Fuente: Catholic.net 




Se ha observado muchas veces dentro de nuestro entorno religioso que las almas amantes de la Virgen María gozan y esparcen una alegría especial. Es un hecho comprobado y que nadie puede negar. La Virgen arrastra a multitudes hacia sus santuarios. Ante su imagen se congregan las gentes con flores, con velas, y rezan y cantan con fervor y entusiasmo inigualable. Y sobre ese ambiente flota un aire de paz y de alegría que no se da en otras partes. ¿Por qué será?... Una respuesta nos sale espontánea de los labios, y no nos equivocamos: ¡Pues, porque están con la Madre!...

Si esta es la razón más poderosa. Entonces, si queremos vivir alegres, y ser además apóstoles de la alegría para desterrar de las almas la tristeza, ¿por qué no contamos más con María?...

Partamos de la realidad familiar. Se trata de un hogar bien constituido. La madre ha sido siempre el corazón de ese hogar y los hijos se han visto siempre también amparados por el calor del corazón más bello que existe. ¿Puede haber allí tristeza?...
Aún podemos avanzar un poco más en nuestra pregunta, y plantear la cuestión de otra manera diferente.

Se trata de un hijo que viene con un fracaso espantoso, del orden que sea. No sabe dónde refugiarse. Pero llega a la casa y se encuentra con la madre que le está esperando. ¿Cabrá allí la desesperación? ¿Dejarán de secarse las lágrimas de los ojos? ¿Volverán los labios a sonreír?...

Todas estas cuestiones están de más. Sabemos de sobra que el amor de una madre no falla nunca. Y al no fallar su amor, al lado de ella la tristeza se hace un imposible.
Esto que nos pasa a todos en el seno del hogar cuando contamos con la bendición de una madre, es también la realidad que se vive en la Iglesia. Dios ha querido que en su Iglesia no falte la madre, para que en esa casa y en ese hogar del cristiano, como es la Iglesia, no sea posible la tristeza, pues se contará en ella con el ser querido que es siempre causa de alegría.

Por eso Cristo, moribundo en la Cruz, declaró la maternidad espiritual de María, nos la dio por Madre, y nosotros la aclamamos gozosos: ¡Madre de la Iglesia!.
Por eso el pueblo cristiano, con ese instinto tan certero que tiene --como que está guiado por el Espíritu Santo-- llama a María Causa de nuestra alegría.

Unos jóvenes ingeniosos, humoristas y cristianos fervientes, hicieron suyo un eslogan publicitario, que aplicaron a María y lo cantaban con ardor:
- Y sonría, sonría, con la protección de la Virgen cada día.
Habían cambiado el nombre de una pasta dentífrica por el nombre más hermoso, el de la Virgen. ¡Bien por la imaginación de nuestros simpáticos muchachos!...

Esos jóvenes cantaban de este modo su ideal y pregonaban por doquier, de todos modos y a cuantos quisieran oírles, su amor a la más bella de las mujeres.

Amar a la Virgen es tener el alma llena de juventud, de ilusiones, de alegría. Un amar que lleva a esparcir siempre en derredor ese optimismo que necesita el mundo.

Amar y hacer amar a la Virgen alegra forzosamente la vida. La mujer es el símbolo más significativo del amor, el ser más querido del amor, el difusor más potente del amor.

Y mujer como María no hay, la mujer más bella salida de la mano de Dios.
María, al dar amor, llenará de alegría, de canciones y de flores el mundo; porque, donde existe el amor, no mueren ni menguan nunca la felicidad, la belleza, el cantar...

Alegría y cantar de los que el mundo moderno está tan necesitado.
Alegría la más sana. Cantar el más puro a la más pura de las mujeres.
Con María, las caras aparecen radiantes, con la sonrisa siempre a flor de labios, como un rayo primaveral.
Ser apóstol de María es ser apóstol de la felicidad.

Llevemos María al que sufre soledad, y le haremos sonreír.
Llevemos María al tímido, y lo convertiremos en decidido y emprendedor.
Llevemos María al triste, y el que padece comenzará a disfrutar.
Llevemos María al anciano, y lo veremos volver a los años felices de la juventud.
Llevemos María al pecador, y veremos cómo el culpable vuelve muy pronto a su Dios.
Llevemos María a nuestro propio hogar, y veremos lo que será nuestra familia con dos madres juntas, que no son rivales celosas, sino dos amigas inseparables.
Llevemos María a nuestros amigos, ¡y sabremos lo que es amarnos con una mujer como Ella en medio del grupo!...

Hemos dicho antes que la piedad cristiana, siempre conducida por el Espíritu Santo, llama a la Virgen: Causa de nuestra alegría.
No puede ser de otra manera. Porque María nos trae y nos da siempre a Jesús, el que es el gozo del Padre, el pasmo de los Angeles, la dicha colmada de los Santos.

Como los jóvenes aquellos, junto con la plegaria, tenemos siempre en los labios el nombre de María, y sabemos decirnos:
- Sonría, sonría, con la protección de la Virgen cada día....

BIENVENIDOS!!!


viernes, 24 de junio de 2016

LA PUREZA


La pureza



Hoy el mundo se burla de esta virtud, porque por todos los medios de comunicación social, especialmente la televisión, exalta y promueve toda clase de impureza. Pero el sexto mandamiento no ha sido abolido por Dios, sigue en vigencia, y los que no lo cumplen pecan gravemente y, si mueren en ese estado, se condenan para siempre al infierno.

El demonio de la lujuria ha sabido introducirse en todas partes y ya todas las naciones se han embriagado con su copa. La moda, cada vez más provocativa y escandalosa, ya no tiene reparos en nada, y así se hace cada día más difícil mantenerse en pie en este pantano que es el mundo actual. Hoy más que nunca este mundo está en poder del Príncipe de las tinieblas, de Satanás, que reina casi sin oposición.

Pero dice el Apocalipsis que en este tiempo aparece en el cielo un gran signo, una Mujer vestida de Sol. Es la Virgen, que viene en ayuda de sus hijos y a combatir al demonio y todos sus secuaces. Ahora, el que quiera conservarse puro y casto debe, necesariamente, cobijarse bajo su manto, porque Ella es la Virgen Pura que transmite su pureza inmaculada a sus hijos y devotos.

Ya dice el Señor en el Evangelio que si nuestro ojo está malo, todo nuestro ser estará en tinieblas, y es por el sentido de la vista que entra el pecado. Por eso, para preservarnos de este mal, es necesario que acostumbremos a los ojos a las miradas puras y honestas, evitando todo espectáculo o imagen obscena o peligrosa para la conservación de esta virtud.

No descendamos al abismo con la mayoría, pues hoy la mayor parte de la humanidad desciende más bajo que los brutos y una mínima parte es la que sube hacia Dios. No hay términos medios: o se sube o se baja, nunca en la vida espiritual se queda uno estancado, sino que o avanza o retrocede. Ya lo dice Jesús en el Apocalipsis: Que el santo se santifique más, y que el pecador peque más aún, vengo pronto.

¡Ave María purísima!  ¡Sin pecado concebida!
* Sitio Santísima Virgen

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; 
en lo rudo del trabajo, ayúdame; 
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; 
en las tentaciones y peligros, defiéndeme; 
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.
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