jueves, 21 de julio de 2016

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA







POR QUÉ NOS CUESTA ABRIR EL CORAZÓN A DIOS?


¿Por qué nos cuesta abrir el corazón a Dios?
¿Por qué existo? ¿Por qué yo soy quien soy, y no otro? 


Por: Pablo Augusto Perazzo | Fuente: CEC 




13 julio, 2016 

Más allá de querer o no, tener presente a Dios en nuestras vidas; que abramos o no, las puertas de nuestro corazón; que nos esforcemos o no, para que Dios sea más o menos importante para nosotros, la verdad –aceptemos o no– es que su huella está profundamente inscrita en nuestro interior. Negar esa realidad es negarnos a nosotros mismos. Es negar el origen y fundamento de lo que somos. De cómo aceptemos o vivamos esta realidad dependerá nuestra realización personal.

Preguntémonos: ¿Por qué existo? ¿Por qué yo soy quien soy, y no otro? No somos dueños de nuestras vidas. No somos nosotros quien elegimos existir, y mucho menos ser quienes somos. Decir que existimos y somos quién somos gracias a nuestros padres y ancestros no es equivocado, pero quedarnos solamente con esa dimensión de la realidad sería empobrecer nuestras existencias. Nuestros padres nos conceden la existencia genética y biológica, nos educan, nos forman, etc… además de las características, riquezas y deficiencias que podemos tener de por sí, mucho de lo que somos depende también de lo que aprendemos a lo largo de nuestra vida, en los distintos lugares dónde nos desenvolvemos. Pero aun así, hay algo en nuestro interior que define quienes somos. Eso es nuestro espíritu. Nuestro interior. Nuestra consciencia. Nuestro “corazón”. Es decir, nuestro “mundo interior”. Es algo muy distinto en cada persona. Esa diferencia interior, del corazón, espiritual, no lo recibimos de los padres, ni tampoco es algo que la sociedad poco a poco va determinando. Tampoco somos nosotros quien lo elegimos. Así nacemos. Así lo ha querido Dios. Querámoslo o no.

¿Qué tan profundo es nuestro mundo interior? ¿Nos sentimos satisfechos con lo que el mundo puede ofrecernos? No hablo sólo en términos negativos. Efectivamente, hay muchas cosas valiosas como nuestro trabajo, estudios, la familia, nuestros hijos, etc… realidades de nuestra vida que son fundamentales y realmente llenan de felicidad nuestro mundo interior. Pero todas ellas son finitas, en algún momento terminan. Entonces brota la pregunta: ¿Todo eso llena y satisface plenamente nuestro interior? O acaso ¿no buscamos alguien que nos ofrezca una felicidad sin límites? Todos buscamos siempre lo infinito.

Por lo tanto, si sabemos que sólo Dios es esa persona infinita que puede saciar nuestra “hambre” interior ¿por qué nos cuesta abrir el corazón a Dios? Dejar que el amor de Dios llene de sentido nuestra vida. La respuesta no es fácil. Implica muchas variables. Cada uno tiene sus propias razones para abrir o no el corazón a Dios. Qué tipo de educación y formación recibimos en la familia, cuánto influenciaron nuestras amistades o el mundo con sus falsas propuestas, la educación que recibimos en las escuelas y universidad, las corrientes de pensamiento vigentes de la determinada circunstancia cultural en la que vivimos. Experiencias problemáticas o traumáticas que llevaron a que cerrásemos nuestros corazones, no sólo a Dios, sino a los demás.


Esas experiencias difíciles o traumáticas pueden generar problemas de índole psicológica que distorsionan la manera como nos acercamos a la realidad. También las experiencias de sufrimiento y dolor que podemos atravesar en la vida, pueden, en muchos casos, llevar a renegar de Dios. Cómo si Dios fuera el culpable de todo lo malo que sucede en la vida. Por otro lado, están los que creen que Dios nunca los escucha, los que no saben cómo hablar o relacionarse con Él. Los que están tan encerrados en sí mismos, que no son capaces de percibir la acción de Dios en sus vidas. También están aquellos que sencillamente no conocen a Dios. Por distintas razones nadie les habló de Dios, ni tampoco les ayudaron a acercarse a Él. Finalmente, están nuestros propios pecados personales, que objetivamente nos alejan de Dios, que nos hacen creer que ya no somos dignos de acercarnos a Él. Nos desesperanzamos. Creemos que no hay salida para nuestra postración. Estas son algunas razones por las que se hace difícil que Dios entre en nuestros corazones. Cada persona tiene sus propias dificultades. Sino superamos esas dificultades terminaremos alejándonos cada vez más de Él.

Sin embargo, Dios nunca se cansa de salir a nuestro encuentro. Conoce nuestros corazones. Nos conoce mucho mejor que nosotros mismos. Apuesta por nosotros. Desde el comienzo, luego del pecado original, promete un Mesías, un Salvador, que vendría a liberarnos del pecado, que vendría a iluminar la oscuridad en la que vivimos. A lo largo de toda la historia del pueblo de Israel, Dios se fue manifestando progresivamente a través de los Patriarcas, profetas, reyes… y, finalmente, envío su propio hijo, que siendo Dios, nació de la Virgen María y se hizo hombre. El todopoderoso se hizo pequeño como un bebe. El Eterno se hizo finito y mortal. Se alegró, se entristeció y lloró. Asumió el peso de nuestros pecados. Apostó tanto por nosotros, se involucró tanto, nos ama tanto, que llegó al punto de entregar su Hijo único a que muriera en la cruz, por nuestros pecados.

¿Qué debemos hacer? Si percibo algo de eso en mi vida, ¿qué tengo que cambiar? El camino, más que preguntarnos ¿qué hacer? ¿Qué cambiar? es descubrir en Dios una persona real con quien puedo relacionarme. Puedo tener muchos y distintos problemas, pero se trata de crecer y fomentar una relación personal. El hecho humano de la relación personal es algo que vivimos cotidianamente. Nos relacionamos con nuestros familiares, amigos, colegas de trabajo, etc… A partir de la relación personal con Dios, aprenderemos a abrir nuestro corazón. Además ¿qué vamos a perder? ¿Por qué tenerle miedo? No hay ninguna razón para temerle. Él es Dios. Nos creó por amor. Entregó su Hijo único para morir en la Cruz por amor. ¿Qué más podemos pedirle a Él que nos muestre cuánto nos ama? Él nos da la verdadera felicidad. A fin de cuentas, el punto es: ¿dónde quiero poner mi corazón? ¿Dónde está mi tesoro? Pues ahí donde descubro el tesoro para mi vida es dónde pondré mi corazón. ¿Qué quiere y necesita mi corazón? Abrir el corazón no es fácil, pero está en juego nuestra felicidad.

PLEGARIA PARA OBTENER SERENIDAD


Plegaria para obtener serenidad.


Niño Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.

Tú eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí debe mejorar.

Tú eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante cómo debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas. Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

SIETE COSAS QUE NO SABÍAS SOBRE LA DEVOCIÓN AL DIVINO NIÑO JESÚS


7 cosas que no sabías sobre la devoción al Divino Niño
Por Diego López Marina



 (ACI).- Si bien la Iglesia Universal celebra la Fiesta del Divino Niño en el mes de septiembre, este 20 de julio Colombia celebra a lo grande esta querida devoción cuya historia se remonta a los tiempos del mismo Cristo.

Aquí 7 cosas que quizás no conocías sobre la Devoción al Divino Niño

1. La confianza hacia el Divino Niño está fundada en la Biblia

Esta devoción tiene por objetivo transformarnos para ser cada vez más como Jesús, reconocer nuestra pequeñez y depender de Dios como niños:

“Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”.  (Mateo 18,3)

La confianza puesta en Jesús se fundamenta en Sus propias palabras:

“Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. (Juan 14,13)

2. La devoción al Divino Niño es muy antigua entre los católicos

Antiguos narradores cuentan que la devoción al Divino Niño empezó en el Monte Carmelo, en Israel. La tradición cuenta que a este monte, cercano a Nazaret, iba frecuentemente el Divino Niño acompañado de sus padres José y María y de sus abuelos San Joaquín y Santa Ana, a pasear y a rezar,


Los hombres que allí se reunían para orar le fueron tomando gran aprecio y cariño.

Después de que el Redentor subió al cielo, los religiosos moradores del Monte Carmelo siguieron recordando con gran cariño y devoción al Niño Jesús.

Luego cuando los Carmelitas se extendieron por Europa llevaron esta devoción a todo el mundo.

3. Varios santos difundieron la devoción

En el año 1200 San Antonio de Padua, y en el año 1500 San Cayetano, le tuvieron mucha devoción al Niño Jesús, y por eso en los cuadros se pinta a cada uno de estos dos santos, llevando en sus manos al Divino Niño.

San Antonio de Padua también fue un devoto entusiasta del Niño Jesús que según las imágenes que de él se conservan, mereció que el Divino Niño se le apareciera en una ocasión.

Otros santos que contribuyeron grandemente a difundir la devoción al Niño de Belén fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

4. “Por los méritos de la infancia de Jesús, nada te será negado”

En el año 1636 Jesús le hizo una promesa a una monja carmelita del convento de Beaune en Francia, conocida como la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento.

Cristo le dijo: “Todo lo que quieras pedir, pídemelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”.

La monja, que falleció a los 29 años, recibió la misión de propagar especialmente la devoción a la divina infancia de Cristo.

5. Existen varias representaciones del Niño en el mundo entero

Desde hace unos 300 años la devoción al Niño Jesús se extendió rápidamente por Europa, América, Asia, África y Oceanía.

Entre las representaciones más conocidas se encuentran: El Niño Jesús de Praga, en Checoslovaquia; el Santo Niño de Atocha, en México; el Divino Niño de Arenzano, en Italia y el milagroso Niño Jesús de Bogotá en Colombia.

6. El P. Juan del Rizzo difundió esta devoción en Colombia

El sacerdote salesiano P. Juan del Rizzo llegó a Barranquilla (Colombia) en 1914 y con gran esfuerzo se dedicó a recaudar fondos para la construcción de un templo, aunque sin éxito. Fue entonces que tuvo la inspiración de pedir al Señor por los méritos de su infancia.

Desde entonces el éxito del sacerdote fue extraordinario y se convirtió en un gran devoto del Divino Niño, dedicando su vida a la propagación de la devoción.

En 1935 el P. del Rizzo fue trasladado a Bogotá, donde providencialmente se encontró con una preciosa imagen del Divino Niño; luego se la llevó a los campos de la obra juvenil salesiana en el barrio 20 de Julio.

De esta manera los fieles empezaron a venerar la imagen como el Divino Niño y son muchos los que hasta ahora dicen que al acogerse a esta advocación, han obtenido muchos milagros y conversiones.

7. El P. del Rizzo dio a conocer 4 condiciones para obtener favores del Divino Niño

En primer lugar ofrecer la Santa Misa durante Nueve Domingos, confesarse y comulgar al menos en uno de ellos.

2do. Dar una libra de chocolate (o equivalente en dinero o en comida) a los pobres.

3ro. Si la persona puede, que done víveres, o su equivalente en dinero, a las familias pobres.

4to. Propagar la devoción al Divino Niño narrando a otros los milagros que Él hace a sus devotos, repartiendo novenas, estampas y almanaques.

FELIZ JUEVES!!


domingo, 17 de julio de 2016

EL CABRITO Y EL LOBO


El cabrito y el lobo


La concentración en tus propósitos es fundamental para llegar a las metas que deseas. En la medida en que dispersas tu atención, se retardan o se pierden los objetivos anhelados. La concentración es una disciplina de la mente y voluntad para hacer efectivos los deseos profundos del corazón. Una curiosa fábula ilustra bien este principio de la conducta humana.

Un cabrito cansado se quedó atrás del rebaño y fue alcanzado por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y le dijo: —Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez. Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban lejos, oyeron el sonido de la flauta y enseguida corrieron a perseguir al lobo. Viendo frustrada su comida, se dijo el lobo: —Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista (Esopo).

San Pablo les recordaba a los corintios que “los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible”. Entre todos los objetivos que tenemos hay uno importantísimo: alcanzar la corona de gloria en la vida eterna con Cristo. Que tengas la disciplina necesaria para no olvidarlo.


* Enviado por el P. Natalio

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Consagración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén

LA VIRGEN DEL CARMEN Y SU PROFUNDA RELACIÓN CON LA ESTRELLA DEL MAR


La Virgen del Carmen y su profunda relación con la Estrella del Mar
Por Abel Camasca


(ACI).- El Carmelo es una cadena montañosa situada en Palestina con una altitud aproximada de 600 metros y próxima a la costa mediterránea. Se alza como un referente para los navíos y es considerado un lugar sagrado por las tres religiones monoteístas (judíos, cristianos y musulmanes), relacionado con el profeta Elías del Antiguo Testamento.

Cuenta la tradición que por el siglo XIII los carmelitas tuvieron que abandonar el Monte Carmelo debido a la invasión de los musulmanes y los que se quedaron fueron masacrados. Antes de que partieran, mientras cantaban el Salve Regina, se les apareció la Virgen María y les prometió ser para ellos su Estrella del Mar.

Por el 1241 el Barón de Grey de Inglaterra regresó de las Cruzadas en Palestina llevando un grupo de religiosos del Monte Carmelo, a los que les regaló una mansión en Aylesford. En ese lugar ocurriría tiempo después un hecho mariano especial.


Cierto día San Simón Stock, superior de los carmelitas, imploraba por una intervención divina en defensa de los diversos ataques que recibía la orden. En su oración suplicante llamó a la Madre de Dios como “la flor del Carmelo” y la “Estrella del Mar”. La Virgen fue en su auxilio y se le apareció con el escapulario para los carmelitas.

A medida que los religiosos carmelitas se fueron expandiendo, se propagó la devoción a la Virgen del Carmen, también conocida como la Estrella del Mar, y se produjeron hechos milagrosos.

En 1845 el barco inglés “Rey del Océano” se encontraba en medio de una gran tormenta. Las olas azotaban sin piedad y parecía que se acercaba el fin de la embarcación. Un ministro protestante llamado Fisher subió a la cubierta con su esposa, hijos y otros para suplicar a Dios misericordia y perdón.

Un joven irlandés, John McAuliffe, al mirar la gravedad de la situación, abrió su camisa, se sacó el escapulario y, haciendo con el objeto la Señal de la Cruz sobre las olas furiosas, lo lanzó al océano. En aquel instante el viento se calmó, pero llegó una ola hasta la cubierta y el escapulario regresó a los pies del muchacho.

Al interrogar a John, los presentes se informaron sobre la Santísima Virgen y su escapulario. De esta manera, el Sr. Fisher y su familia  decidieron ingresar a la Iglesia Católica y disfrutar de la protección de la Virgen del Carmen.

BUENAS NOCHES!!


sábado, 16 de julio de 2016

LA VIRGEN DE ITATÍ Y LA VIRGEN DE CAACUPÉ: ARGENTINA Y PARAGUAY UNIDOS HOY POR MARÍA


La Virgen de Itatí y la Virgen de Caacupé: Argentina y Paraguay unidos hoy por María
Por Abel Camasca



BUENOS AIRES, 16 Jul. 16  (ACI).- Cada 16 de julio los argentinos y paraguayos realizan procesiones náuticas sobre el río Paraná con dos imágenes de la Madre de Dios: la Virgen de Itatí (Argentina) y la Virgen de Caacupé (Paraguay).

Esto se realiza por la coronación pontificia de la Virgen de Itatí, que este año cumple 116 años desde que el Papa León XIII en 1900 decidiera otorgarle ese honor a esta advocación mariana.


Como es tradición, la celebración congrega a muchos fieles de ambos países, quienes sacan en procesión a la Virgen de Itatí y Caacupé, las cuales se dan el encuentro en las aguas del Paraná. Luego se realiza una solemne Eucaristía en el pueblo de Itatí con autoridades del clero argentino y paraguayo.

En el 2015 la festividad también coincidió con los 400 años de fundación de esta localidad argentina, denominada “Itatí, tierra de María”. Por ello Mons. Andrés Stanovnik, Arzobispo de Corrientes, resaltó en una homilía que “en esta tierra se gestó un pueblo de hijos y de hermanos bajo la mirada tierna de nuestra Madre”.

“Contemplamos agradecidos cómo Dios, por intercesión de la Virgen, nos cuidó y acompañó a lo largo de estos siglos. Con ella nos sentimos un pueblo de hijos y de hermanos, con una enorme diversidad que nos enriquece para construir la unidad”.

“Por eso cada uno de nosotros ha venido hasta aquí, no aislado de los otros, sino como pueblo de Dios, para agradecer y renovar la fe y la confianza en Dios. Por todo eso, ¡bendito seas Señor! ¡Gracias, Madrecita querida!”

Para manifestar el amor y devoción a la Virgen de Itatí, el Prelado consideró necesario “comprometerse a tener siempre una palabra amable, una sonrisa, o cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad en el matrimonio y en la familia, en la calle y en el trabajo, en todos los ambientes y con todas las personas con las que nos encontramos”.

HOY 16 DE JULIO CELEBRAMOS A LA VIRGEN DEL CARMEN


Hoy celebramos a la Virgen del Carmen, la más bella flor del jardín de Dios
Por Abel Camasca





 16 Jul. 16 /  (ACI).- Según la tradición, un 16 de julio de 1251, San Simón Stock, superior en ese entonces de los Carmelitas, se encontraba en profunda oración rogando por sus religiosos perseguidos cuando la Virgen se le apareció con el hábito de la Orden en la mano y le entregó el escapulario.

Tiempo después la devoción a la Virgen del Carmen fue floreciendo y la espiritualidad carmelita se extendió por varios lugares del mundo.

La Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, que se celebra cada 16 de julio, es además símbolo del encuentro entre la Antigua y la Nueva Alianza porque fue en el monte Carmelo (que en vocablo hebreo significa jardín) donde el profeta Elías defendió la fe del pueblo escogido contra los paganos.

Se dice que Elías y Eliseo permanecieron en el Monte Carmelo y con sus discípulos vivieron de manera contemplativa, como eremitas en oración. A mediados del siglo XII de nuestra era, San Bertolo fundó la ermita de la Orden del Carmelo y varios sacerdotes latinos fueron a vivir al Carmelo como eremitas.

Por el 1205 San Alberto, patriarca de Jerusalén, entregó a los eremitas del Carmelo una regla de vida, que fue aprobada por el Papa Honorio III en 1226. Ellos tenían la misión de vivir en la forma de Elías y de María Santísima, a quien veneraban como la Virgen del Carmen.

En el Siglo XIII, el Papa Inocencio IV concedió a los carmelitas el privilegio de ser incluidos entre las órdenes mendicantes junto con los franciscanos y dominicos. Los carmelitas han pasado por algunas reformas, siendo la más grande la que hicieran Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. A través de los siglos esta espiritualidad ha dado muchos santos a la Iglesia.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 16 DE JULIO, VIRGEN DEL CARMEN


Texto del Evangelio (Mt 12,46-50): 

En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte». Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

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Fray Valentí SERRA i Fornell 
(Barcelona, España)


Hoy recordamos a la Virgen bajo la popular advocación del Carmen. La Sagrada Escritura celebra la belleza de la montaña del Carmelo donde el profeta Elías defendió la pureza de la fe. En el fragmento evangélico de esta jornada, Jesús —el Señor— elogia indirectamente la pureza de la fe de su Madre Santísima la cual, de manera perfecta, cumplió la voluntad del Padre del cielo (cf. Mt 12,50), tanto que Ella ha llegado a ser para todas las generaciones de discípulos el modelo más perfecto de cómo escuchar y vivir fructuosamente la Palabra divina.

Esta Palabra no puede permanecer escondida, sino que ha de resplandecer e iluminar a todo el mundo. Por esto, los cristianos hemos de ser una suerte de “portalámparas” del Evangelio a través del cumplimiento fiel y asiduo de la voluntad del Padre celestial, tal como diariamente nos lo enseña a hacer nuestra Madre Santísima, quien, de modo semejante a nosotros, también tuvo que «peregrinar por los caminos de la fe» (Concilio Vaticano II).

A propósito de la fe de María y de su docilidad en el cumplimiento de la voluntad del Padre, el beato Pablo VI, en una alocución de mayo de 1967, manifestó que María «tenía la fe que suponía no la evidencia directa del conocimiento, sino la aceptación de la verdad por la Palabra de Dios que la revela». En el Reino de Dios, que Jesús ha inaugurado, el motivo de gloria o de pertenencia, no se ha de poner en el parentesco según la sangre, ya que se trata de un reino espiritual donde las relaciones de parentesco con Jesús se forjan a partir de la obediencia a su Palabra, lo cual ha de conducirnos a amar y servir a los hermanos. 

¡Que Ella, María, nos confirme en nuestra vocación cristiana y nos aumente el gusto para saborear las cosas espirituales y, que bajo su guía y protección, podamos ascender a las cimas más elevadas de la montaña que es Cristo, su Hijo!

LA ORDEN CARMELITA


La orden Carmelita


Aquellos primeros monjes instalados en el valle del Wadi-es-Siah del Monte Carmelo, convivieron bajo una primera regla que obtuvo en 1226 la aprobación del patriarca de Jerusalén, que se llamaba Alberto, y del Papa Honorio III. La regla subrayaba vigorosamente el carácter de soledad y de huída del mundo del modelo de vida monástica: los monjes debían vivir en celdas separadas, bajo obediencia, castidad y pobreza, en silencio, oración, ayuno ... Un planteamiento que se ha mantenido en los rasgos fundamentales de la espiritualidad de la orden.

En el mismo siglo XIII muchos monjes huyeron a Chipre, Sicilia, Francia e Inglaterra a causa de los crecientes peligros de la invasión musulmana, mientras otros, intentaban sobrevivir en Tierra Santa.

Sin embargo, muy pronto, se formó una corriente en Inglaterra y en otras partes de Occidente que deseaba adaptar la orden a la realidad occidental, siguiendo el modelo de otras congregaciones religiosas como los franciscanos y los dominicos. De esta forma, se pretendía que los carmelitas pudieran abrir conventos en las ciudades y realizar trabajos pastorales.

En 1247 el Papa Inocencio IV aprobó este cambio de estilo de vida, aunque se abstenían de comer carne y continuaban guardando silencio, llevando un estilo de pobreza y sobretodo, una gran devoción a la Virgen María. Este amor mariano les valió a los carmelitas el aprecio de todos los pueblos donde estaban instalados y el reconocimiento oficial de la Iglesia Católica en 1286 por el Papa Honorio IV.

En el mismo siglo XIII, uno de los monjes carmelitas, San Simón Stock, recibe de manos de la mismísima Virgen María el escapulario, el símbolo de dicha congregación. Es a partir de entonces cuando nace la imagen de la advocación de Nuestra Señora del Carmen: el Niño y la Madre aguantando el escapulario, la figura típica de dicha devoción mariana.

En los años 1434-1435, la regla sufrió una serie de cambios que fueron aprobados por el Papa Eugenio IV y que no gustaron a ciertos sectores de la orden. Para ellos, la nueva regla suavizaba la observancia más antigua y forzó a que en el siglo XV, Juan Sorteh (1451-1471) empezara a movilizar un nuevo movimiento que llevaría en 1593 a la ruptura de la orden carmelitana en dos bandos.

Los principales miembros de esta reforma en España fueron Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y San Juan de la Cruz (1542-1591), dos de los más grandes ejemplos de la mística cristiana. Para constituir su regla, se apoyaron básicamente en la que ya fuera aprobada en 1247 sin incluir las posteriores atenuaciones de 1434-1435. A esta nueva congregación se la llamó Orden de los Carmelitas Descalzos, mientras que los anteriores, fueron conocidos por la Orden de los Carmelitas Calzados o de la Antigua Observancia.

Desde siempre, los hermanos carmelitas, "calzados o sin calzar" han estado al servicio de la sociedad desde los más diversos servicios caritativos, pastorales y misioneros junto a su dimensión espiritual y contemplativa. Visten hábito marrón con el escapulario y capucha y, en ocasiones solemnes, capa y capucha de color blanco.

Según el libro "La Vida Religiosa de la A a la Z" de George Schwaiger publicado por Editorial San Pablo en 1998, la situación en 1996 era la siguiente: los Carmelitas Calzados tenían 361 conventos en todo el mundo con 2.197 miembros, 1434 de ellos sacerdotes, mientras que los Carmelitas Descalzos poseían 525 conventos con 3.809 miembros, 2.422 de los cuales eran sacerdotes.

La orden femenina

No podemos olvidar aquí la rama femenina: las carmelitas. La orden nació en los siglos XIII y XIV, pero no se organizaron como comunidad hasta el 1450 cuando fundaron en Florencia (Italia) el Monasterio de Santa María de los Ángeles.

Santa Teresa de Jesús impulsó en España una reforma en la congregación para llevar a cabo una vida de clausura estricta y de oración profunda.

El 7 de febrero de 1562, la santa obtuvo autorización para la erección del Monasterio de San José de Ávila, que se abrió el 24 de agosto de 1562. En él, se siguió la observancia de la regla que ella consideraba "primitiva" y que fue aprobada por Inocencio IV en 1247. En la obra "Camino", escrita por Santa Teresa de Jesús, se destaca la forma de vivir de estas monjas:

"Deben ser capaces de vivir en soledad y estar abiertas a la intimidad con Cristo, buscando en la oración y en la mortificación", como participación activa en su pasión redentora".

Santa Teresa fundó 16 monasterios: Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Salamanca y Alba de Tormes de entre otros. A parte de San Juan de la Cruz, el Padre Gracián fue junto a Santa Teresa los impulsores de esta reforma femenina conocida también bajo el nombre de "carmelitas descalzas". El espíritu de Santa Teresa fue difundido fuera de España y se abrieron muchos conventos en diferentes países de Europa. De entre muchas monjas que formaron parte de las carmelitas descalzas cabe señalar a Santa Teresa del Niño Jesús, también conocida como Teresa de Lisieux (1873-1897) y a Santa Edith Stein (1891-1942).

En 1996, existían 64 conventos con 823 monjas de la antigua observancia de la orden (carmelitas calzadas), mientras que la fundada por Santa Teresa (carmelitas descalzas) contaba con 877 conventos y 12.278 monjas.

Otras congregaciones: hay un gran repertorio en todo el mundo de grupos religiosos que siguen el espíritu carmelitano que realizan diferentes servicios en los pueblos donde residen, casi todo ellos dedicados a la educación, a los enfermos y a los marginados. Todas estas órdenes fueron fundadas por monjas, sacerdotes o religiosos.

Aquí están: Carmelitas de la Caridad (conocidas también como "las Vedrunas" porqué las fundó Santa Joaquina de Vedruna), Carmelitas Misioneras Teresianas, Carmelitas Terciarios Misioneros, Carmelitas de San José, Carmelitas Teresas de San José, Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo y Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús.

El escudo carmelitano

El Escudo Carmelitano es un emblema verdaderamente bello por su sencillez, celebre por su antigüedad y sagrado significado.

Esta compuesto de fondo blanco en la parte superior y marrón la inferior, representa el vestido que la Stma. Virgen llevo en vida y el habito de los carmelitas.

Así mismo la parte inferior marrón indica el Monte Carmelo donde vivió la Stma. Virgen durante su vida mortal, la Cruz fue agregada por San Juan de la Cruz en la época de la reforma, representado a Nuestro Señor Jesucristo.

En el centro de color marrón (Monte Carmelo), se encuentra una estrella plateada, que representa a la Stma. Virgen María.
El fondo blanco de la parte superior significa que el profeta Elias contemplo a la Stma. Virgen María en una nubecilla blanca, en el mismo fondo se posan dos estrellas, doradas las cuales representan a dos grandes profetas N.N.P.P. Elias y Elíseo.

En la parte superior del escudo se encuentran doce estrellas las cuales significan la corona de la Stma. Virgen María, simbolizan los doce grandes favores y gracias que concedió a su orden y de manera especial, los doce privilegios y gracias singulares con el que el Señor ensalzo a María.

De la corona que se encuentra en la parte superior del Escudo sale un brazo que sujeta una espada, se le atribuye al Santo Patriarca Elias, termina en un punta en llama de fuego con esta dio muerte a los falsos profetas de Baal en el Torrente de Gison, por la honra de Nuestro Señor Dios Padre.

A la vuelta de la espada hay una inscripción en latín que dice: ZELO ZELATUS SUM PRO DOMINO DEO EXERCITUUM, me abrazo, me consumo de celo por el Señor Dios de los Ejércitos.


Fuente: Aciprensa

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN


Consagración a la Virgen del Carmen



El devoto de la Virgen del Carmen procurará cada día -cuando mejor pueda- hacer esta consagración a su Madre:

"! Oh, María, Reina y Madre del Carmelo! Vengo hoy a consagrarme a Ti, pues toda mi vida es como un pequeño tributo por tantas gracias y beneficios como he recibido de Dios a través de tus manos.

Y porque Tú miras con ojos de particular benevolencia a los que visten tu escapulario, te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente y aumentes en mi la fe, la esperanza y la caridad, para que cada día pueda rendirle el tributo de mi humilde homenaje.

El santo escapulario atraiga sobre mí tus miradas misericordiosas, sea para mi prenda de tu particular protección en luchas de cada día y constantemente me recuerdes el deber de pensar en Ti y revestirme de tus virtudes.

De hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesús por tu medio y convertir mi vida en imagen de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración.

¡Oh, Madre amabilísima! Sosténme con tu amor indefectible, a fin de que a mí, pecador indigno, me sea concedido un día cambiar tu escapulario por el eterno vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el reino de tu Hijo". Amén

ORACIONES A LA VIRGEN DEL CARMEN


Oraciones a la Virgen del Carmen




SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES

"Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."


ACCIÓN DE GRACIAS Y OFRECIMIENTO

¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y toda nuestra vida, que queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo Escapulario, y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amen.


GOZOS A LA VIRGEN DEL CARMEN

Prodigioso y admirable
Imán de nuestro desvelo;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.Salve, Reina de los, cielos,
De misericordia Madre,
Vida y dulzura divina;
Esperanza nuestra, Salve;
Nubecilla etc.Dios te Salve, Templo hermoso
Del divino Verbo en carne,
Sálvete Dios, Madre Virgen,
Pues eres Virgen y Madre;
Nubecilla etc.Volvednos, Madre piadosa,
Vuestros ojos admirables,
Y mirad por vuestros hijos,
Pues que sois piadosa Madre;
Nubecilla etc.Socorrednos, pues escucha
Que en las penas y combates
A ti suspiramos todos
En este lloroso valle;
Nubecilla etc.Mostradnos a vuestro Hijo
De Josafat en el Valle,
Piadoso, pues que nació
De ese cristal admirable;
Nubecilla etc.Rogad por vuestros devotos
A la bondad inefable;
Pues murió para salvarnos,
Por su clemencia nos salve;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.

V. Ruega por nos, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.


ORACIÓN

Oh Dios, que adornaste a la Orden de la Beatísima siempre Virgen y Madre tuya María con el singular título del Carmelo: concede propicio que escudados con los auxilios de aquella cuya conmemoración celebramos, seamos dignos de llegar a los gozos eternos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Así sea.

Concluir cada día con tres avemarías.




Fuente: Aciprensa
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