jueves, 11 de agosto de 2016

NO TENER CONFIANZA ES NO TENER PAZ


No tener confianza es no tener paz
No queremos hablar con nadie ni contarle a nadie nuestra pena, ¡nos han engañado! y hemos perdido la confianza. 


Por: Ma. Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




No tener confianza, desconfiar, es perder la calma, es no tener paz. Hoy en día los hombres y las mujeres desconfiamos de todo y por lo tanto no tenemos paz. Vivimos recelando, pensando en que todos nos pueden engañar.

Tal vez sea porque tampoco nosotros somos auténticos, tal vez sea por eso. Lo cierto es que vivimos en un mundo de engaño. Engaño en los negocios, engaño en los artículos que consumimos, comida, cremas, accesorios, contratos, etcétera; engaño en el amor y en la amistad. Y cuando somos sinceros, honestos, ¡cuánto nos duele que alguien nos traicione!

Creer en nuestros semejantes, en nuestros seres queridos, es necesidad vital para poder vivir. Creer plenamente, sin sombra de duda en el ser amado es condición necesaria para sublimarnos en toda nuestra integridad moral como el que alguien nos diga: - ¡Creo en ti!. Pero los seres humanos nos fallamos unos a otros y es ahí cuando aparece el dolor, los celos, la desconfianza.

Tal vez hoy tengamos eso, dolor, decepción, estamos heridos, nos han engañado... Tal vez aquel puesto de trabajo que nos prometieron fue un engaño, tal vez aquel juramento de amor no fue sincero, tal vez aquella amistad nos clavó un puñal por la espalda... Traición, mentira, desilusión, elementos y sensaciones que nos hacen estar tristes, muy tristes. No queremos hablar con nadie, no queremos contarle a nadie nuestra pena, ¡nos han engañado! y hemos perdido la confianza.

Por ese dolor, de la índole que sea, no nos dejemos aniquilar. Dios es nuestro Padre y nos está cuidando, un Padre todo amor y en El si podemos confiar. Fijémonos en los niños cuando juegan en el Parque. Andan corriendo un poco lejos de su madre, pero si tropiezan y caen, o algo los asusta, corren a refugiarse en los brazos de ella que los acoge solícita y el niño con un suspiro de llanto apoya su cabecita en el regazo materno porque allí se siente seguro y CONFIADO. Eso es lo que necesitamos cuando las cosas nos hacen sufrir, tener confianza en nuestro PADRE Dios pero también en los hombres. El niño no solo cuando cae o tiene miedo, sino cuando encuentra una florerilla corre gozoso a mostrársela al ser querido. Así nosotros en nuestras penas, pero también en nuestros acontecimientos gratos, en nuestros triunfos y alegrías vayamos a Él para mostrarle y agradecerle todo aquello que nos llena de dicha.

La falsedad, aunque en estos tiempos parece acosarnos para donde miremos, no es un mal de hoy. Ya lo podemos ver en el texto de (Jeremías, IX, 3 y 55) "Nada de fidelidad, solo el fraude predomina en la tierra. Amontonan iniquidad sobre iniquidad... recelan uno del otro, nadie confía en nadie todos engañan, todos difaman... no hay en ellos palabras de verdad. Tan avezadas están sus lenguas a la mentira, que ya no pueden sino mentir".

Nos engañamos, nos mentimos unos a otros porque no somos auténticos. Hemos de vivir nuestra existencia con autenticidad para poder confiar y dar confianza a nuestros semejantes.

Estamos llamados a hacer un mundo nuevo. Un mundo mejor. Un mundo verdad. Y LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES. Para eso tenemos que vivir nuestra propia vida con auténtica verdad. Una auténtica renovación en nuestras vidas, empezando por confiar en la Humanidad.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 11 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 11



Los niños merecen todo nuestro respeto y nuestro amor.  No estará de más que examinemos si hemos faltado al respeto al niño; no solamente los niños pueden faltar el respeto a los mayores; la falta de respeto al niño, por parte de los adultos, es mucho más grave. Y examinemos si nuestro amor a los niños ha sido siempre sincero, grande y puro.

Y finalmente, analizar, con entera honestidad ante la propia conciencia, si la mirada de los niños, que todo lo descubre, pudo ver siempre en nosotros a Dios.

Los niños son como diamantes en bruto, que hay que trabajar y pulir; son una línea de puntos suspensivos, sin saber que encierran en su suspenso.  Quizás de nosotros dependa el que algunos de esos puntos suspensivos se resuelvan en magníficas afirmaciones de fidelidad al deber, de  generosidad y de entrega.

“El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar” (Mt 18,5-6). Cuida de tus niños y cuida de los niños en general; su integridad es lo más hermoso que existe sobre la tierra.


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS QUERIDO GRUPO!!!

miércoles, 10 de agosto de 2016

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA POR LOS DIÁCONOS PERMANENTES


Oración a la Santísima Virgen María por los
 Diáconos Permanentes


MARÍA,

Maestra de fe, que con tu obediencia a la Palabra de Dios, has colaborado de modo eximio en la obra de la Redención, haz fructuoso el ministerio de los diáconos, enseñándoles a escuchar y anunciar con la fe de la Palabra.

MARÍA, 

Maestra de caridad, que con tu plena disponibilidad al llamado de Dios, has cooperado al nacimiento de los fieles en la Iglesia, haz fecundo el ministerio y la vida de los diáconos, enseñándoles a donarse en el servicio del Pueblo de Dios.

MARÍA, 

Maestra de oración, que con tu materna intercesión, has sostenido y ayudado a la Iglesia naciente, haz que los diáconos estén siempre atentos a las necesidades de los fieles, enseñándoles a descubrir el valor de la oración.

MARÍA,

Maestra de humildad, que por tu profunda conciencia de ser la Sierva del Señor has sido llena del Espíritu Santo, haz que los diáconos sean dóciles instrumentos de la redención de Cristo, enseñándoles la grandeza de hacerse pequeños.

MARÍA, 

Maestra del servicio oculto, que con tu vida normal y ordinaria llena de amor, has sabido secundar de manera ejemplar el plan salvífico de Dios, haz que los diáconos sean siervos buenos y fieles, enseñándoles la alegría de servir en la Iglesia con ardiente amor.

AMÉN.

EL SANTO ROSARIO, MÁS PODEROSO QUE LA BOMBA ATÓMICA

El Santo Rosario: Mas poderoso que la bomba atómica
Una invitación a vivir más profundamente el mensaje recibido en Fátima


Por: Catholic.net | Fuente: Varios 



Durante la Segunda Guerra Mundial dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki. En estos días Se ha cumplido un aniverario más del lanzamiento de dichas bombas.

En Hiroshima

El 6 de agosto de 1945, fiesta de la Transfiguración, a solamente ocho cuadras (aprox. 1Km) de donde cayó la bomba “Little Boy”, cuatro sacerdotes jesuitas alemanes sobrevivieron a la catástrofe, y la radiación -que mató a miles en los meses siguientes- no tuvo efecto en ellos. Esta historia, documentada por historiadores y médicos, es conocida como el Milagro de Hiroshima.
Los jesuitas Hugo Lassalle, superior en Japón, Hubert Schiffer, Wilhelm Kleinsorge y Hubert Cieslik, se encontraban en la casa parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los pocos edificios que resistió a la bomba. En el momento de la explosión, uno de ellos se encontraba celebrando la Eucaristía, otro desayunaba y el resto en las dependencias de la parroquia.
Según escribió el propio P. Hubert Cieslik en un diario, únicamente sufrieron daños menores producto de cristales rotos, pero ninguno a consecuencia de la energía atómica liberada.
Los médicos que les atendieron tiempo después les advirtieron que la radiación recibida les produciría lesiones graves, así como enfermedades e incluso una muerte prematura.
El pronóstico nunca se cumplió. No desarrollaron ningún trastorno y en 1976, 31 años después del lanzamiento de la bomba, el P. Schiffer acudió al Congreso Eucarístico de Filadelfia y relató su historia, confirmando que los cuatro jesuitas estaban aún vivos y sin ninguna dolencia. Fueron examinados por decenas de doctores unas 200 veces a lo largo de los años posteriores, sin que se hallase en sus cuerpos rastro alguno de la radiación.
Los cuatro religiosos nunca dudaron de que habían gozado de la protección divina, y en particular de la Virgen: “Vivíamos el mensaje de Fátima y rezábamos juntos el Rosario todos los días”, explicaron.

En Nagaaki

Apenas tres días después, el 9 de agosto, una segunda bomba atómica fue arrojada por Estados Unidos, esta vez sobre Nagasaki; ciudad japonesa que ya para entonces contaba con una rica historia de mártires cristianos del siglo XVI y XVII. El día del lanzamiento de “Fat Man” –nombre del proyectil–, la pequeña comunidad católica japonesa perdió en Nagasaki dos tercios de sus miembros.
En ese entonces Nagasaki tenía unos 240 mil habitantes. Un error de cálculo de los aviadores estadounidenses hizo que la bomba no cayera en el centro de la ciudad; pero el efecto igual fue devastador y asesinó de manera inmediata a unas 75 mil personas. En los días siguientes murió un número similar a causa de heridas y enfermedades ocasionadas por la radiación.
En esta ciudad San Maximiliano Kolbe había establecido -antes de la guerra- un convento franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos gracias a la protección de la Virgen. Allí ellos también rezaban diariamente el santo rosario.
"La Virgen Bombardeada"
"La Virgen Bombardeada"Cuando la bomba atómica estadounidense "Fat Boy" destruyó Nagasaki, uno de los edificios quemados fue la catedral de Santa María, también conocida como la catedral de Urakami, pero la cabeza de la estatua de madera de la Virgen María que había en este templo resistió a la deflagración, lo que los japoneses católicos calificaron como un milagro. La onda expansiva ardiente de la deflagración que devastó la ciudad pulverizó las vidrieras y los muros del  edificio, carbonizó el altar y fundió la campana.

Pero la cabeza de la estatua de madera de la Virgen María sobrevivió a esa hoguera, y fue encontrada entre la columnas derrumbadas y los restos de la  iglesia romana.
El ícono conservó el estigma de la guerra: los ojos se quemaron, dejando las cuencas negras, la mejilla derecha ennegrecida y una fisura que corre a lo  largo del rostro como una lágrima.
Cuando la volví a ver por primera vez, pensé que la Virgen estaba llorando”, confió Shigemi Fukahori, un parroquiano de 79 años que conocía bien la estatua antes de la explosión.
“Era como si nos advirtiese contra los horrores de la guerra sacrificándose”, agregó con una mirada hacia la estatua cargada de emoción. “Es un símbolo importante de paz que debe preservarse siempre”, añadió.
Al finalizar la Audiencia General del 21 de abril de 2010 -en la Plaza de San Pedro- el Papa Benedicto XVI bendijo esta imagen.

Conclusión

Probablemente en estos tristes acontecimientos existe un mensaje para todos nosotros: debemos vivir el mensaje recibido en Fátima, mucho más hoy en día, en un mundo en que cada día nacen más conflictos contra la paz, por lo que vivimos en constante amenaza de guerra.
Fuentes:
ACIprensa.com
Corazones.org
radiocristiandad.wordpress.com

QUÉ PEDIMOS EN LA ORACIÓN?


¿Qué pedimos en la oración?
Pedimos la gracia más importante: la conversión de los corazones, la victoria sobre el pecado, el crecimiento en el amo


Por: ¿Qué pedimos en la oración? | Fuente: es.catholic.net 




Las oraciones surgen desde la fe: creemos en Dios y confiamos en su Amor providente. Entre esas oraciones, muchas tienen como meta una petición.

¿Qué pedimos en la oración? Pedimos la gracia más importante: la conversión de los corazones, la victoria sobre el pecado, el crecimiento en el amor.

Pedimos también por necesidades concretas: que haya comida en la mesa, que haya trabajo para todos, que haya serenidad en la familia.

Pedimos por la paz: la paz interior, que permite convivir como hermanos. La paz exterior, que nace de la justicia, de buenas leyes y de gobernantes honestos.

Pedimos por la lluvia y por el tiempo favorable a las cosechas, por el aire limpio y por un poco menos de calor (o de frío).


Pedimos por los que están encadenados por la tibieza y la apatía, por la desgana y por la cobardía, por el miedo y por el respeto humano.

Pedimos por quienes sufren a causa de las tentaciones de la carne, de la avaricia, de la envidia, de la soberbia, del rencor.

Pedimos por los pobres y los enfermos, por los abandonados y los excluidos, por los perseguidos y los discriminados, por los huérfanos y las viudas.

Pedimos por los niños, los jóvenes, los adultos y los ancianos. También por los hijos antes de nacer y por las madres en dificultad.

Pedimos tantas cosas. La lista parece interminable. Llevamos nuestras súplicas al Padre, en el nombre de su Hijo Jesucristo, por el Espíritu Santo.

Las acompañamos con la intercesión de la Virgen María y de los santos. Las unimos a tantos monasterios donde, sin cesar, mujeres y hombres contemplativos elevan a Dios una oración de súplica llena de esperanza.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 10 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 10



Vivir es obrar; obrar es luchar; luchar es vibrar y hacer vibrar a los demás.

La mayoría de los hombres vive en una perpetua prórroga, dejando para un mañana hipotético, cuya aurora se obstina en no brillar jamás, las reformas, las ejecuciones decisivas.

Y no es otra cosa que perder el tiempo; no emplearlo. Al tiempo perdido se le llama solamente existencia. Como existe la piedra; aunque la piedra "existiendo" llena su misión. En cambio, al tiempo empleado se le llama vida; como vive todo el que desgasta sus fuerzas en el perfeccionamiento propio o ajeno.

¿Existes o vives?  ¿Empleas el tiempo para ti, para perfeccionarte, para superarte?  ¿Lo empleas para los demás?  ¿Sientes que tu vida está llena con un ideal, o la sufres vacía y hueca?  ¿Tienes ansias de vivir, o ya estás poco menos que cansado de la vida?
Centra tu vida en Dios y te sentirás feliz.

“Cristo, por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa ascensión… destruyó nuestra muerte; y con su resurrección restauró nuestra vida” (SC 5). Nuestra vida, por Cristo, es otra vida, con dimensiones distintas; recuerda qué era tu vida antes de tu encuentro con Cristo y qué es ahora. Y qué deseas que llegue a ser.


* P. Alfonso Milagro

ANDREA BOCELLI HARÁ CONCIERTO GRATUITO EN SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA APARECIDA


Andrea Bocelli hará concierto gratuito en Santuario de la Virgen de Aparecida


 (ACI).- En el marco de las celebraciones por los 300 años de la Patrona de Brasil, el famoso tenor italiano Andrea Bocelli ofrecerá un concierto gratuito en el Santuario de la Virgen de Aparecida el próximo 15 de octubre.

El administrador-ecónomo del Santuario, P. Daniel Antonio, explicó que “las conmemoraciones del jubileo por los 300 años del encuentro de la imagen se inician oficialmente con la novena y la fiesta de la Patrona en (octubre de) 2016 y se prolongan hasta el año 2017, cuando celebraremos una gran fiesta por el 300 aniversario”.

El espectáculo se llama “Primavera Musical en el valle” y comenzará a las 7:00 p.m., en el que participaran diversos invitados especiales.

Junto con el tenor estarán el Coro y la Orquesta Joven del Estado de Sao Paulo; y tiene el apoyo del Ministerio de Cultura y la Secretaría de Estado de Cultura.

El sacerdote afirma que “estamos muy felices por la presencia del tenor en el suelo de la Madre Aparecida, por el trabajo que realiza, por la proximidad religiosa que tiene y por el lindo material que trae”.

A unos cuantos kilómetros de Guaratinguetá, en el estado de Sao Paulo, se encuentra el pueblo de Aparecida, que debe su nombre y origen al Santuario de la Virgen que fue levantado en 1743.

La historia se remonta a 1717. En esa época el gobernador de Sao Paulo paseaba por la zona y los pescadores querían atenderlo muy bien, por lo que lanzaron sus redes al río Paraíba, pero con escasa fortuna. Volvieron a lanzar las redes y sacaron una imagen de la Virgen pero sin cabeza.

En el tercer intento lograron atrapar la cabeza de la imagen y luego obtuvieron una pesca muy abundante.

La imagen fue coronada canónicamente en 1904 y en 1930 el Papa Pío XII la nombró Patrona de Brasil.

BUENOS DÍAS!!!

lunes, 8 de agosto de 2016

DIOS TE SALVE...


La Salve



Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues,
Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA CON MENSAJES

















CAMBIAR EL MUNDO


"Cambiar al mundo"
La clave de nuestra capacidad de hacer cambiar a los demás está siempre ligada a nuestra capacidad de cambiarnos a nosotros mismos


Por: Alfonso Aguiló Pastrana | Fuente: interrogantes.net 




-Cuando era joven y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo.

-Según fui haciéndome mayor, pensé que no había modo de cambiar el mundo, así que me propuse un objetivo más modesto e intenté cambiar sólo mi país.

-Pero, con el tiempo, me pareció también imposible. Cuando llegué a la vejez, me conformé con intentar cambiar a mi familia, a los más cercanos a mí.

-Pero tampoco conseguí casi nada. Ahora, en mi lecho de muerte, de repente he comprendido una cosa: si hubiera empezado por intentar cambiarme a mí mismo, tal vez mi familia habría seguido mi ejemplo y habría cambiado, y con su inspiración y aliento quizá habría sido capaz de cambiar mi país y —quien sabe— tal vez incluso hubiera podido cambiar el mundo.-

Este viejo relato, recogido en una lápida de la Abadía de Westminster, puede servirnos como una interesante reflexión acerca del sentido crítico y el deseo de cambio que todos tenemos en nuestro interior. Normalmente, la crítica se tiñe del ánimo o la disposición interior que hay tras ella, y de la que muchas veces procede. También sabemos que hay disposiciones mejores y peores, positivas y negativas, optimistas y pesimistas, y eso debemos tenerlo presente, y saber reconocerlo, pues resulta decisivo para comprobar la rectitud de nuestros juicios y la fiabilidad de nuestra capacidad de valoración y de crítica.



Si damos entrada a la envidia, al orgullo, la ira, la ambición, o a cualquiera de las múltiples formas en que la soberbia se manifiesta en todos los hombres, ese ánimo o predisposición con que observamos a los demás condicionará todo lo que observamos. Y entonces perderemos objetividad en nuestros análisis y eficacia en nuestros empeños por mejorar el mundo que nos rodea.

Solamente si hay una buena disposición, si se ve a los demás con el necesario afecto, deseando su bien, sólo entonces la crítica reúne las condiciones que requiere para ser una crítica útil y constructiva. Y sólo entonces es un acto de virtud para quien la practica y una verdadera ayuda para quien la recibe.

Y para entender y realizar así la crítica, es preciso ensayarla primero con uno mismo, como advirtió al final de su vida el protagonista de aquella reflexión. Sólo cuando se sabe lo que cuesta mejorar, lo difícil que resulta y, al tiempo, lo importante y liberador que es, sólo entonces se puede observar a los demás con cierta objetividad y ayudarles realmente. El que sabe decirse las cosas claras a sí mismo, sabe cómo y cuándo decírselas a los demás, y sabe también escucharlas con buena disposición.

Saber recibir y aceptar la crítica es prueba de profunda sabiduría. Dejarse decir las cosas es signo cierto de grandeza espiritual y de inteligencia clara. Aprender de la crítica es decisivo para hacer rendir los propios talentos. En cambio, quien no soporta que se le critique nada, e incluso ataca a quien ha tenido la atención y el desvelo de hacerle una crítica honesta y buena, o incluso se ensaña con el mensajero, esa persona difícilmente saldrá de sus errores, que con seguridad serán numerosos.

No se trata de vivir siempre pendiente de la crítica, bailando al son de lo que se diga o se deje de decir sobre lo que hacemos o somos, porque esa preocupación acabaría siendo patológica. El que no hace nada no suele recibir críticas, pero el que hace mucho suele ser criticado por todos: lo critican los que no hacen nada, porque ven su vida y su trabajo como una acusación; lo critican los que obran de modo contrario, porque lo consideran un enemigo; y lo critican a veces también los que hacen las mismas o parecidas cosas, porque se ponen celosos. Tiene que hacerse perdonar por los que apenas hacen nada y por los que no conciben que se pueda hacer nada bueno sin contar con ellos.

En todo caso, y como también advirtió con lucidez aquel hombre al final de sus días, la clave de nuestra capacidad de hacer cambiar a los demás está siempre ligada a nuestra capacidad de cambiarnos a nosotros mismos.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 8 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 8



Se dice que todo pasa, es verdad. Pero, ¿te parece que todo pasa del todo? Yo creo que no.

Es verdad que todo pasa y que todos pasamos; pero nosotros, al menos, no pasamos del todo; hay algo que queda detrás de nosotros, como un rastro, como una semilla, como un germen, que a su debido tiempo deberá desarrollarse.

El poeta Núñez de Arce cantó:
“¿Qué es nuestra vida?
El sueño de un momento;
onda que pasa, sombra que se aleja;
ave tímida y muda que no deja
ni el rastro de sus alas en el viento”

¿Y las buenas obras?  ¿Y las malas obras?  ¿No dejan rastros que perduran?  ¿No quieres que tu vida deje huellas?  ¿Te satisface vivir unos pocos años y luego pasar al vacío infinito y al total olvido? No creo que ningún corazón humano quede satisfecho con esa perspectiva.

“Recuerda que mi vida es un soplo” (Job 7,7). Es una necedad poner la meta solo en esta vida, que es pasajera, que no es la definitiva, que ha de ser superada por aquella que es la verdadera Vida. El caminante no se fija tanto en el camino, cuanto en el término al que debe arribar; tu camino es esta vida. Tu meta, la eternidad.


* P. Alfonso Milagro

LA FE ES GARANTÍA DE LO QUE SE ESPERA


La fe es garantía de lo que se espera
Sin la fe no podríamos subsistir, somos lo que creemos, el poder sin límites está en nuestra fe, cuando hay confianza mostramos lo que verdaderamente somos.


Por: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: es.catholic.net 




Un hombre estaba sentado en el comedor de su casa; a su izquierda había un vaso de agua y a su derecha un plato de comida. Inseguro de si era hambre o sed lo que padecía, dudaba entre tomar la comida o beber el agua. Y al persistir la incertidumbre, murió sin probar alimento ni saciar su sed.

Para la Biblia, la fe es la fuente de toda la vida religiosa. A Dios debe responderle el ser humano con la fe. Siguiendo las huellas de Abrahán, padre de todos los creyentes (Rm 4, 11), personajes ejemplares del Antiguo Testamento vivieron y murieron en la fe (Hb 11), que Jesús lleva a su perfección (Hb 12, 2). Los discípulos de Cristo son los que han creído (Hch 2, 44) en Él.

El que ha creído en la Palabra, introducido en la Iglesia por el bautismo, participa en la enseñanza, en el espíritu, en la liturgia de la Iglesia (Hch 7, 55-60), en una confianza absoluta en Aquel en quien ha creído (2 Tm 1, 12; 4, 17s.) Se llega a la fe por la entrega, por la confianza en Dios, por la aceptación de su Palabra. El corazón tiene razones que la razón no comprende… Es el corazón el que siente a Dios, no la razón. Y eso es precisamente la fe: Dios sensible al corazón, no a la razón (Pascal).

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hb 11, 1). La fe mueve montañas. Sólo las personas de fe pueden realizar grandes empresas y sacar fuerzas de todas las contrariedades que salen al paso. La fe ayuda, la fe es tabla de salvación. La fe te ayuda mucho. Cuando no hay fe, falta la vida.

Sin la fe no podríamos subsistir. El hombre es lo que cree. Somos lo que creemos que somos. A. Chejov y J. Suart Mill afirman que la persona que tiene fe posee más fuerza que otras noventa y nueve que sólo tengan intereses. Cuando uno cree que algo es verdadero, se pone en un estado como si lo fuese. Fe es cualquier principio, guía, aforismo, convicción o pasión que pueda suministrar sentido y orientación a la vida (A. Robbins).

El poder sin límites está en nuestra fe, pues ya lo expresaba muy bien Virgilio: Pueden porque creen que pueden. Hay que aprovechar cualquier cosa que ofrezca a un ser humano un rayo de fe y de esperanza y lo pueda cambiar. Somos lo que creemos. Nuestro sistema de creencias se basa en nuestras experiencias pasadas, las cuales revivimos constantemente en el presente, temiendo que el futuro vaya a ser igual que el pasado.

Sólo en el ahora podemos rectificar nuestras percepciones erróneas, y eso sólo se puede lograr eliminando de nuestra mente todo lo que creemos que otros nos han hecho y lo que nosotros creemos haberles hecho a otros.

La duda y la indecisión nos llevan a la muerte. No podemos vivir sin fe, sin confianza. Las dudas son nuestros traidores, decía Shakespeare. Y es cierto, porque basta con que penetre una duda en nuestra mente para acabar con toda la confianza y seguridad del mundo. La duda forma parte del sistema de nuestras creencias.
Al dudar de nuestros logros potenciales, proclamamos con certeza lo que es y lo que no es posible. Nadie se puede permitir el lujo de albergar dudas y admitir en su mente frases como: No tengo el talento suficiente, Eso no se puede hacer, sé realista.

Si hay confianza al pedir, también la hay al expresarse en cualquier tipo de conversación. Cuando hay confianza nos movemos a gusto, nos mostramos como somos, abrimos la mente, el corazón y todo el ser.

En 1982, la Corporación Forum, de Boston Massachussets, estudió a 341 vendedores de distintas compañías, en cinco industrias, para determinar a qué se debía la diferencia entre los más altos productores y los productores término medio. De éstos, 173 eran vendedores del más alto nivel, y 168 eran vendedores término medio.

Cuando se terminó el estudio, era claro que la diferencia entre los dos grupos no podía atribuirse a destrezas, conocimientos o habilidad. La Corporación Forum encontró que la diferencia ¡se debía a la honradez! Las personas que alcanzaban el más alto nivel en ventas eran más productivas porque los clientes tenían confianza en ellas. Y como les creían, les compraban a ellas.

En Jeremías (17,5-8) se ponen en claro dos actitudes, la del que confía en el ser humano y la del que pone toda su confianza en el Señor. Por eso dice maldito, es decir, infeliz, a quien pone su propia estabilidad, el fundamento de todo el edificio de su existencia, en sí mismo y en la caducidad humana: maldito el hombre que confía en otra persona (Jr 17,5); y declara bendito, es decir, lleno de vida, al que pone toda su existencia en la fidelidad de la palabra de Dios: bendito el hombre que confía en el Señor (Jr 17,7). Al ser humano se le presentan dos opciones fundamentales en su vida, o poner su confianza en Dios, en la vida, adherirse a él, o vivir alejado de Dios y poner su confianza en los ídolos que llevan a la muerte.

En Lc 6,20-26 se nos ofrece la proclamación fundamental de Jesús condensada en las bienaventuranzas, dirigida a los pobres e infelices, y en los ayes, que tienen como destinatarios a los ricos de este mundo. En los salmos se declara a una persona bienaventurada o feliz porque cumple con la ley del Señor: ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue su camino! (Sal 128,1).

Las maldiciones, o ayes, son dirigidos a aquellos que se han apartado de Dios y viven en la muerte. ¡Ay de los que disimulan sus planes para ocultarlos al Señor! (Is 29,15).

Jesús dirige las bienaventuranzas simplemente a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran, a los perseguidos, como declaración de felicidad. Los pobres, los perseguidos, los mansos, son felices porque, son ya desde ahora los seguros y privilegiados destinatarios de la misericordia de Dios.

FELIZ SEMANA!!!


domingo, 7 de agosto de 2016

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; 
en lo rudo del trabajo, ayúdame; 
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; 
en las tentaciones y peligros, defiéndeme; 
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.

AMOR Y ENTREGA


Amor y entrega



Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “disculpar, soportar y esperar sin límites”…

“¡Queridos hijos! Mi deseo es acercarlos cada vez más a Jesús y a su corazón traspasado, para que ustedes sean capaces de comprender el inmenso amor con el que él se ha entregado por cada uno de ustedes. Por eso, queridos hijos, oren para que de sus corazones pueda brotar una fuente de amor hacia cada persona, incluso hacia quienes los odian y los desprecian. Así ustedes serán capaces de vencer, con el amor de Jesús, todas las miserias de este mundo lleno de sufrimientos, que está sin esperanza para aquellos que no conocen a Jesús. Yo estoy con ustedes y los amo con el amor inmenso de Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Hijos de un Dios que es amor, sólo podremos realizar y dignificar nuestra vida ejercitándonos en el amor, porque el examen final será precisamente sobre el amor, y nuestra eternidad feliz consistirá en vivir con plenitud el amor a Dios y a los hermanos. Que el mensaje de la Reina de la Paz te ayude a crecer en esta dimensión básica del Evangelio de Jesús. 


* Enviado por el P. Natalio

DECÁLOGO PARA SABER ENVEJECER


Decálogo para saber envejecer
Acaso lo más interesante, y además, gran verdad, sea pensar que 


Por: Antonio Gil | Fuente: http://www.religionenlibertad.com 




El verano y las vacaciones son, sin duda, una época propicia para rejuvenecer, para mostrar nuestra mejor silueta, para considerarnos más en forma.

Todo el mundo quiere ser joven y parecerlo. Incluso las personas de edad más avanzada. Quizás porque, como decía alguien, "nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos". Por eso, lo mejor será pensar que aún somos jóvenes.

Como suele decir Manuel Alcántara, con su fino humor: "Y dentro de cien años, cuando todos seamos jóvenes...". Pues, eso. Acaso lo más interesante, y además, gran verdad, sea pensar que "toda edad tiene sus propios frutos; hace falta saberlos recoger". Para quien quiera conocer los secretos de "saber envejecer", valga este decálogo fácil y sencillo.

1. "Cuidarás tu presentación cada día". Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! Que al verte se alegren los ojos de los demás.

2. "No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación". Saldrás a la calle y al campo de paseo: "El agua estancada se pudre".

3. "Amarás el ejercicio físico". Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono.

4. "Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado". La cabeza gacha, la espalda encorvada, la mirada perdida, no favorecen nada. Que la gente diga un piropo cuando pasas: "¡Qué recto va el señor! ¡Qué guapa la señora!".

5. "¡No hablarás de tu edad, ni te quejarás de tus achaques reales o imaginarios!". Acabarás por creerte más viejo y más enfermo de lo que eres. A la gente no le gusta oír historias de hospital. Cuando te pregunten cómo estás, dirás que. ¡muy bien!

6. "Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas". Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo y`de buen humor. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón no envejece.

7. "Tratarás de ser útil a los demás". Ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio. No te coloques el cartel de "inservible".

8. "Trabajarás con tus manos y con tu mente". Haz lo que puedas. El trabajo es la terapia infalible.

9. "Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas". Desde luego, las que se anudan en el hogar, integrándote a todos los miembros de tu familia.

10. "No pensarás que todo el tiempo pasado fue mejor". Deja de estar condenando tu mundo y maldiciendo tu momento.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 7 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 7



La vida humana, fuera de pocas excepciones, se encierra en dos cifras solas. La vida del mundo se expresará quizás en cinco cifras.
¿Y la eternidad? ¿Cuántas cifras representa? Váyanse añadiendo cifras desde aquí a la estrella más alejada... léase, si es posible, esa cantidad... y aún entonces, ¡qué poco nos habremos acercado a la eternidad! ¡La eternidad no tiene cifras!

La vida no es más que el prólogo del libro de la eternidad; no interesa tanto el prólogo, cuanto el libro.

Pero es cierto que el prólogo ya nos puede adelantar la idea del libro; de ahí la importancia de una vida honesta y santa.

La vida nos ha sido dada para buscar a Dios. La muerte para encontrarlo. La eternidad, para poseerlo.

Si logro alcanzar eso, mi vida habrá sido digna de ser vivida; de otra forma la habré malgastado, la habré perdido.

“Alégrense los que en ti se refugian, y canten siempre jubilosos, tú proteges a los que aman tu Nombre” (Sal 5,12). Ciertamente ha de ser motivo de alegría para ti el saber que amas el Nombre del Señor y que Él te espera, a fin de recompensarte para siempre, por toda la eternidad.


* P. Alfonso Milagro

CINCO PELIGROS CONTRA EL AMOR DE DIOS


Cinco peligros contra el amor de Dios
Estos peligros que nos apartan de Dios, enferman y paralizan el buen funcionamiento de nuestro corazón.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




San Francisco de Sales sabía que nuestro corazón, cuando funciona bien, late, vive, suspira, trabaja, para Dios. Pero también sabía que existen cinco peligros que nos apartan de Dios, que enferman y paralizan el buen funcionamiento de nuestro corazón.

¿Cuáles son esos peligros? He aquí la lista, según el santo obispo de Ginebra:

1. El pecado, que nos aleja de Dios;
2. El afecto a las riquezas;
3. Los placeres sensuales;
4. El orgullo y la vanidad;
5. El amor propio, con la multitud de las pasiones desordenadas que engendra, las cuales son en nosotros una pesada carga que nos aplasta” (San Francisco de Sales, “Tratado del amor de Dios”).

Si esos son los peligros, entonces ¿cómo reiniciar la marcha hacia Dios, hacia el amor de nuestra alma, hacia Aquel por quien empezamos a existir, hacia Aquel que nos busca y nos ama con cuerdas humanas y con lazos de amor (Oseas 11, 4)?

El camino es sencillo y arduo: hay que remover con decisión, desde la ayuda de Dios y desde una sana vigilancia, esos enemigos.

En primer lugar, hay que luchar contra el pecado en todas sus formas. Es el peor enemigo, el que nos aparta de Dios y del hermano, el que destruye el amor, el que apaga la gracia.

En segundo lugar, hay que romper con cualquier apego a las riquezas para empezar a vivir en una confianza plena, filial, en la providencia de nuestro Padre Dios (Mateo 6,19-34).

En tercer lugar, hay que renunciar a los placeres sensuales que nos atan al mundo, para revestirnos de Cristo y de su Evangelio (Romanos 13,13-14).

En cuarto lugar, hay que dejar de lado orgullos y vanidades que nos hacen buscar los primeros puestos y la autocomplacencia, para vivir con la sencillez del niño que confía plenamente en su Padre (Mateo 18,1-4; Lucas 14,7-11).

Por último, hay que acabar con el amor propio, con ese afán continuo de buscar lo que nos satisface y nos gusta, para aprender la ley de la fecundidad: el que renuncia a su propia vida la encuentra (Mateo 16,24-26), porque “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto” (Juan 12,24).

Sí, es un camino arduo, pero la meta es maravillosa: el encuentro con Dios como Padre misericordioso, la fecundidad gozosa, la vida plena, el amor hacia los hermanos. Así podremos empezar a vivir aquí en la tierra un poco como se vive, en plenitud, en el cielo.

FELIZ DOMINGO!!!

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