miércoles, 7 de diciembre de 2016

VENERACIÓN DE LAS IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA



Veneración de las imágenes de la Virgen

La Iglesia Católica venera a los santos pero no las adora. Adorar algo o alguien fuera de Dios es idolatría.


Por: corazones.org | Fuente: www.corazones.org 



Muchos se preguntan por qué los católicos veneramos imágenes. La repuesta a tal cuestión nos la da Santo Tomás de Aquino en su Summa Teológica:

"El culto de la religión no se dirige a las imágenes en sí mismas como realidades, sino que las mira bajo su aspecto propio de imágenes que nos conducen a Dios encarnado. Ahora bien, el movimiento que se dirige a la imágen en cuanto tal, no se detiene en ella, sino que tiende a la realidad de la que es imagen." (Summa theologiae, II-II, 81, 3, ad 3.)

El hombre siempre ha usado pintura, figuras, dibujos, esculturas, etc., para darse a entender o explicar algo. Estos medios sirven para ayudarnos a visualizar lo invisible; para explicar lo que no se puede explicar con palabras.

Cuando el hombre cayó por el pecado y perdió la intimidad con Dios, comenzó a confundir a Dios con otras cosas y a darles culto como si fueran dioses. Este culto se representaba frecuentemente con esculturas o imágenes idolátricas. La prohibición del Decálogo contra las imágenes se explica por la función de tales representaciones.


¿La Biblia prohíbe las imágenes?

El Primer Mandamiento: Puesto que no visteis figura alguna el día en que el Señor os habló en el Horeb de en medio del fuego, no vayáis a prevaricar y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea... (Dt 4:15-16) (cf. Catecismo de la Iglesia Católica #2129s.)

Los Israelitas eran una minoría rodeada por pueblos idólatras. Dios quiso protegerlos de esas prácticas pero ellos frecuentemente caían. Los profetas, especialmente Oseas, Jeremías y Ezequiel hablaron en nombre de Dios para prohibir la idolatría y se llevaron a cabo muchas reformas para purificar las malas prácticas (cf. 2 R 23: 4-14).

Dos ejemplos: la serpiente de bronce (cf. Nm 21: 4-9; Sb 16:5-14; Jn 3: 14-15), El Arca de la Alianza y los querubines:

Ex 25, 18-20: "Harás, además, dos querubines de oro macizo; los harás en los dos extremos del propiciatorio: haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarán un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio."


Las imágenes y los cristianos.

Las primeras comunidades cristianas representaban al Salvador del mundo con imágenes del Buen Pastor; mas adelante aparecen las del Cordero Pascual y otros iconos representando la vida de Cristo. Las imágenes han sido siempre un medio para dar a conocer y transmitir la fe en Cristo y la veneración y amor a la Santísima Virgen y a los Santos. Testigo de todo esto son las catacumbas donde aun se conservan imágenes hechas por los primeros cristianos. La que ves a la derecha es de la catacumba de Santa Priscila.
Fue pintada en la primera mitad del siglo 3

El Hijo de Dios, al encarnarse, inauguró una nueva economía de las imágenes.

Algunos objetan que la Iglesia cambió la enseñanza del Antiguo Testamento. No es cierto. Mas bien es Jesucristo mismo quien tomó lo antiguo y le dio una interpretación mas perfecta en su propia Persona.

Mientras antes de Cristo nadie podía ver el rostro de Dios, en Cristo, Dios se hizo visible. Antes de Jesús las imágenes con frecuencia representaban a ídolos, se usaban para la idolatría. En la plenitud de los tiempos, el verdadero Dios quiso tomar imágen humana. Jesucristo es la IMAGEN visible del Padre.

Nos dice el Catecismo, en el número 476:

"Como el Verbo se hizo carne asumiendo una verdadera humanidad, el cuerpo de Cristo era limitado" (cf. Cc. de Letrán en el año 649: DS 504). Por eso se puede "pintar" la faz humana de Jesús (Ga 3,2). En el séptimo Concilio Ecuménico (Cc de Nicea II, en el año 787:DS 600-603) la Iglesia reconoció que es legítima su representación en imágenes sagradas.

Juan 14:9 "Le dice Jesús: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?"

El uso cristiano de las imágenes no es contrario al Primer Mandamiento que proscribe los ídolos. En efecto, el honor dado a una imagen se remonta al modelo original. El que venera una imagen venera en ella la persona que en ella está representada. El honor tributado a las imágenes sagradas es una veneración respetuosa, no una adoración, que sólo le corresponde a Dios.

Fundándose en el misterio del Verbo Encarnado, el séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en Nicea en 787, permitió la institución de imágenes (Este concilio no instauró el uso de las imágenes, que como vimos se remonta al comienzo del cristianismo, mas bien afirmó la práctica)


Las imágenes de la Virgen Santísima y de los santos.

La Iglesia Católica venera a los santos pero no las adora. Adorar algo o alguien fuera de Dios es idolatría. Hay que saber distinguir entre adorar y venerar. San Pablo enseña la necesidad de recordar con especial estima a nuestros precursores en la fe. Ellos no han desaparecido en la nada sino que nuestra fe nos da la certeza del cielo donde los que murieron en la fe están ya victoriosos EN CRISTO.

La Iglesia respeta las imágenes de igual forma que se respeta y venera la fotografía de un ser querido. Todos sabemos que no es lo mismo contemplar la fotografía que contemplar la misma persona de carne y hueso. No está, pues, la tradición Católica contra la Biblia. La Iglesia es fiel a la auténtica interpretación cristiana desde sus orígenes.

No es sorprendente que algunos persistan en acusar a la Iglesia sin querer entender razones. Ya ocurrió así con los fariseos hace 2000 años. Acusan a Jesús y sus discípulos por sus prácticas sin querer ver la realidad. Acudían a El con muchas preguntas torcidas, acusándolo de romper la ley, hasta de ser del demonio (Cf. Jn 8). Las explicaciones de arriba solo servirán para los hermanos que sinceramente preguntan porque tienen dudas y quieren entender. Con gusto les podemos explicar lo que los cristianos siempre hemos creído y practicado


Sobre la veneración.

Catequesis de SS Juan Pablo II:


1. Después de haberme dedicado en las anteriores catequesis a profundizar la identidad y la misión de la Iglesia, siento ahora la necesidad de dirigir la mirada hacia la santísima Virgen, que vivió perfectamente la santidad y constituye su modelo.

Es lo mismo que hicieron los padres del Concilio Vaticano II: después de haber expuesto la doctrina sobre la realidad histórico-salvífica del pueblo de Dios, quisieron completarla con la ilustración del papel de María en la obra de la salvación. En efecto, el capítulo VIII de la constitución conciliar Lumen gentium tiene como finalidad no sólo subrayar el valor eclesiológico de la doctrina mariana, sino también iluminar la contribución que la figura de la santísima Virgen ofrece a la comprensión del misterio de la Iglesia.

2. Antes de exponer el itinerario mariano del Concilio, deseo dirigir una mirada contemplativa a María, tal como, en el origen de la Iglesia, la describen los Hechos de los Apóstoles. San Lucas, al comienzo de este escrito neotestamentario que presenta la vida de la primera comunidad cristiana, después de haber recordado uno por uno los nombres de los Apóstoles (Hch 1, 13), afirma: "Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos" (Hch 1, 14).

En este cuadro destaca la persona de María, la única a quien se recuerda con su propio nombre, además de los Apóstoles. Ella representa un rostro de la Iglesia diferente y complementario con respecto al ministerial o jerárquico.

3. En efecto, la frase de Lucas se refiere a la presencia, en el cenáculo, de algunas mujeres, manifestando así la importancia de la contribución femenina en la vida de la Iglesia, ya desde los primeros tiempos. Esta presencia se pone en relación directa con la perseverancia de la comunidad en la oración y con la concordia. Estos rasgos expresan perfectamente dos aspectos fundamentales de la contribución específica de las mujeres a la vida eclesial. Los hombres, más propensos a la actividad externa, necesitan la ayuda de las mujeres para volver a las relaciones personales y progresar en la unión de los corazones.

"Bendita tú entre las mujeres" (Lc 1, 42), María cumple de modo eminente esta misión femenina. ¿Quién, mejor que María, impulsa en todos los creyentes la perseverancia en la oración? ¿Quién promueve, mejor que ella, la concordia y el amor?

Reconociendo la misión pastoral que Jesús había confiado a los Once, las mujeres del cenáculo, con María en medio de ellas, se unen a su oración y, al mismo tiempo, testimonian la presencia en la Iglesia de personas que, aunque no hayan recibido esa misión, son igualmente miembros, con pleno título, de la comunidad congregada en la fe en Cristo.

4. La presencia de María en la comunidad, que orando espera la efusión del Espíritu (cf. Hch l, 14), evocan el papel que desempeñó en la encarnación del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo (Lc 1, 35). El papel de la Virgen en esa fase inicial y el que desempeña ahora, en la manifestación de la Iglesia en Pentecostés, están íntimamente vinculados.

La presencia de María en los primeros momentos de vida de la Iglesia contrasta de modo singular con la participación bastante discreta que tuvo antes, durante la vida pública de Jesús. Cuando el Hijo comienza su misión, María permanece en Nazaret, aunque esa separación no excluye algunos contactos significativos, como en Caná, y, sobre todo, no le impide participar en el sacrificio del Calvario.

Por el contrario, en la primera comunidad el papel de María cobra notable importancia. Después de la Ascensión y en espera de Pentecostés, la Madre de Jesús está presente personalmente en los primeros pasos de la obra comenzada por el Hijo.

5. Los Hechos de los Apóstoles ponen de relieve, que María se encontraba en el cenáculo "con los hermanos de Jesús" (Hch 1, 14), es decir, con sus parientes, como ha interpretado siempre la tradición eclesial. No se trata de una reunión de familia, sino del hecho de que bajo la guía de María, la familia natural de Jesús pasó a formar parte de la familia espiritual de Cristo: "Quien cumpla la voluntad de Dios, --había dicho Jesús--, ése es mi hermano, mi hermana, y mi madre» (Mc 3, 34).

En esa misma circunstancia, Lucas, define explícitamente a María "la madre de Jesús" (Hch 1, 14), como queriendo sugerir que algo de la presencia de su Hijo elevado al cielo permanece en la presencia de la madre. Ella recuerda a los discípulos el rostro de Jesús y es, con su presencia en medio de la comunidad, el signo de la fidelidad de la Iglesia a Cristo Señor.

El título de Madre, en este contexto, anuncia la actitud de diligente cercanía con la que la Virgen seguirá la vida de la Iglesia, María le abrirá su corazón para manifestarle las maravillas que Dios omnipotente y misericordioso obró en ella.

Ya desde el principio María desempeña su papel de Madre de la Iglesia: su acción favorece la comprensión entre los Apóstoles, a quienes Lucas presenta con un mismo espíritu y muy lejanos de las disputas que a veces habían surgido entre ellos.

Por último, María ejerce su maternidad con respecto a la comunidad de creyentes no sólo orando para obtener a la Iglesia los dones del Espíritu Santo, necesario para su formación y su futuro, sino también educando a los discípulos del Señor en la comunión constante con Dios.

Así, se convierte en educadora del pueblo cristiano en la oración y en el encuentro con Dios, elemento central e indispensable para que la obra de los pastores y los fieles tenga siempre en el Señor su comienzo y su motivación profunda.

6. Estas breves consideraciones muestran claramente que la relación entre María y la Iglesia constituye una relación fascinante entre dos madres. Ese hecho nos revela nítidamente la misión materna de María y compromete a la Iglesia a buscar siempre su verdadera identidad en la contemplación del rostro de la Theotókos.

ES POSIBLE ENCONTRAR A DIOS EN EL DOLOR?


¿Es posible encontrar a Dios en el dolor?
Todo ser humano necesita encontrar un sentido para el dolor, que inevitablemente llega


Fuente: LaFamilia.info 




Resulta complejo para el ser humano la comprensión del dolor y el sufrimiento. Por desgracia, quien resulta en el banquillo de los acusados es Dios, a sabiendas que Él en su amor infinito, siempre quiere lo mejor para sus hijos.

Todo ser humano necesita encontrar un sentido para el dolor, que inevitablemente llega. Para los cristianos es más fácil encontrar este significado.

¿A quién le gusta sufrir? Se supone que a nadie, pero lo cierto es que la vida, en su camino hacia la felicidad, se encuentra colmada de tropiezos inesperados, algunos determinados por nuestro actuar como otros ajenos a nuestra voluntad. Este recorrido, a ciencia cierta, se hace más llevadero si el Señor acompaña cada paso del andar, puesto que la fe todo lo puede.

Juicios no justos

Nada más apropiado al tema, que el pensamiento del Papa Juan Pablo II acerca del dolor humano, expresado en la Carta apostólica Salvifici Doloris:

“Dentro de cada sufrimiento experimentado por el hombre, y también en lo profundo del mundo del sufrimiento, aparece inevitablemente la pregunta: ¿por qué? Es una pregunta acerca de la causa, la razón; una pregunta acerca de la finalidad (para qué); en definitiva, acerca del sentido. Esta no sólo acompaña el sufrimiento humano, sino que parece determinar incluso el contenido humano, eso por lo que el sufrimiento es propiamente sufrimiento humano. (…) Y es bien sabido que en la línea de esta pregunta se llega no sólo a múltiples frustraciones y conflictos en la relación del hombre con Dios, sino que sucede incluso que se llega a la negación misma de Dios.”

En igual orden, el escritor Jesús David Muñoz de Virtudes y Valores anota:

“Es normal hacernos la pregunta: ¿por qué Dios no quitó el sufrimiento del mundo? ¿Por qué dejó algo que nos molesta tanto?... Sin embargo, esta posición de la criatura que juzga al creador no es en nada justa. Decirle a Dios lo que debe hacer y lo que no debe hacer suena a broma, pero es muchas veces la manera en la que reaccionamos. Nuestra actitud ante el dolor no debe ser la de juzgar a Dios y darle consejos de cómo ser Dios, sino más bien la de buscar encontrar lo qué quiere enseñarnos, las lecciones que quiere que saquemos. ¡Se puede sacar tanto bien de las situaciones adversas y de los sufrimientos!”



El amor le gana al dolor

El sufrimiento en sí mismo, no se puede definir como algo bueno, pues es difícil disfrutar de algo tormentoso, no obstante, lo que hace la diferencia es la actitud del ser humano frente a éste, el provecho, el aprendizaje y los hallazgos que se presenten a través del dolor, en definitiva, el alimento espiritual a través del amor de Dios.

Un ejemplo claro que ilustra lo anterior: “la Madre Teresa de Calcuta no se sentó a contar cuántos pobres había en la India y a suspirar por esta triste situación. No, ella se puso a trabajar y aprendió a amar. (…) Ante la realidad del dolor podemos vivir amargados, renegando o incluso odiando a Dios toda la vida o puede convertirse en una oportunidad para ejercitarnos en el amor.”

Dios es bueno, pero esto no significa que no exista el sufrimiento y el dolor. Dios es tan bueno, que incluso de lo malo puede sacar un bien mayor. Incluso del mal, del dolor más atroz, Dios puede sacar algo mejor. Es cuestión de estar atentos a descubrirlo.”

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 7 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 7



Hay quienes dudan de la existencia de Dios, o simplemente la niegan; nosotros quizá nos esforzamos por convencerlos de que Dios existe; quizá no lo logramos.
¿Por qué no lo logramos? ¿Por qué Dios no existe o por qué nosotros no sabemos demostrar su existencia?
Al mundo hay que decirle que Dios existe, no tanto con argumentos, cuanto con obras; hay que presentar un Dios vivo y vivificante; al fin y al cabo, como Él es.
En todo cuanto toquemos, pongamos la marca de Dios; en todo lo que digamos, transparentemos a Dios; en todo cuanto hagamos, vivamos nosotros a Dios... y pronto los demás verán esas marcas de Dios, oirán esos sonidos de Dios, sentirán esa presencia de Dios.
Y sobrarán los argumentos; como el niño no necesita argumentos para amar a su madre, el hombre no debe necesitarlos para creer en Dios ni para amarlo.
“¿Cómo invocarlo sin creer en Él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oír hablar de Él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía?” (Rom 10,14-15). Eres tú el que estás enviado por Dios para dar a conocer su existencia y su bondad a todos cuantos lo ignoran; si tú le fallas, ¿cómo van ellos a llegar al conocimiento del verdadero Dios?


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 6 de diciembre de 2016

CÓMO NACIÓ EL PESEBRE



Cómo “nació” el pesebre



El pesebre lo creó o fue una idea de San Francisco de Asís, el santo de la humildad y de la pobreza, en la Navidad de 1223, hace muchos años ya, en el pueblecito de Greccio, en Italia.

Francisco estaba débil y enfermo, y pensando que tal vez aquella sería su última Navidad en la tierra, quiso celebrarla de una manera distinta y muy especial.

Un amigo de Francisco, el señor Juan Velita, era dueño de un pequeño bosque en las montañas de Greccio, y en el bosque había una gruta que a Francisco se le parecía mucho a la cuevita donde nació Jesús, en los campos de Belén, y que él había conocido hacía poco en su viaje a Tierra Santa.

Francisco habló con su amigo, le contó su idea de hacer allí un “pesebre vivo”, y juntos lo prepararon todo, en secreto, para que fuera una sorpresa para los habitantes del pueblo, niños y grandes.

Entre la gente del pueblo, Francisco y Juan escogieron algunas personas para que representaran a María, a José, y a los pastores; les hicieron prometer que no dirían nada a nadie antes de la Navidad, y, siguiendo el relato del Evangelio de San Lucas, prepararon la escena del nacimiento. ¡Hasta consiguieron un hermoso bebé para que representara a Jesús!

La noche de Navidad, cuando todas las familias estaban reunidas en sus casas, las campanas de la iglesia empezaron a tocar solas…  ¡Tocaban y tocaban como si hubiera una celebración especial!… Pero nadie sabía qué estaba pasando… El Párroco del pueblo no había dicho que fuera a celebrar la  Misa del Gallo… la Misa de Medianoche….

Sorprendidos y asustados a la vez, todos los habitantes de Greccio salieron de sus casas para ver qué estaba sucediendo… Entonces vieron a Francisco que desde la montaña los llamaba, y les indicaba que subieran donde él estaba.

Alumbrándose con antorchas, porque la noche estaba muy oscura y hacía mucho frío, todos se dirigieron al lugar indicado, y cuando llegaron quedaron tan admirados, que cayeron de rodillas, porque estaban viendo algo que nunca habían pensado poder ver. Era como si el tiempo hubiera retrocedido muchos, muchos años, y se encontraran en Belén, celebrando la primera Navidad de la historia: María tenía a Jesús en sus brazos, y José, muy entusiasmado, conversaba con un grupo de pastores y pastoras, que no se cansaban de admirar al niño que había acabado de nacer…

Después, cuando todos se calmaron, el sacerdote, que había sido cómplice de Francisco y de Juan Velita en aquel secreto, celebró la Santa Misa, y Jesús se hizo presente en el Pan y el Vino consagrados, como pasa siempre que se celebra una Misa en cualquier lugar del mundo.

Terminada la Eucaristía, Francisco, lleno de amor y de alegría, les contó a todos los presentes, con lujo de detalles, la hermosa historia de la Navidad, y Jesús, “luz del mundo”, llenó sus corazones de paz y de amor.

Tres años más tarde, Francisco de Asís murió, dejándonos esta hermosa costumbre de hacer el pesebre todos los años, que a todos nos gusta tanto

DE SAN NICOLÁS A SANTA CLAUS



De San Nicolás a Santa Claus
Su legendaria caridad es el origen del personaje conocido universalmente como Santa Claus o Papá Noel 


Por: P. Jordi Rivero | Fuente: Catholic.net 




Poco se sabe con certeza de San Nicolás más allá de los siguientes datos: nació en Parara de Licia, una antigua provincia del Asia Menor; en su juventud hizo una peregrinación a Egipto y Palestina. Poco tiempo después de su regreso fue nombrado obispo de Mira, capital de Licia, junto al mar Mediterráneo; echado en prisión durante la persecución de Diocleciano por confesar su fe, fue liberado al subir al trono el emperador Constantino.

Posiblemente San Nicolás participó en el Concilio de Nicea en el año 325, donde se condenó la herejía arriana que ponía en duda la divinidad de Jesucristo y se instituyó el credo Nicenciano, el cual es una fuente para el credo posterior que se reza en las misas dominicales. Por otra parte, su nombre no aparece en las antiguas listas de los obispos que participaron en el concilio.

San Metodio afirma que "gracias a las enseñanzas de Nicolás, la metrópolis de Mira fue la única que no se contaminó con la herejía arriana y la rechazó firmemente, como si fuese un veneno mortal". San Nicolás tomó también medidas severas contra el paganismo y lo combatió incansablemente. Su celo por la justicia es legendario. Cuando el gobernador Eustacio había sido sobornado para condenar a tres inocentes, Nicolás se presentó en el momento de la ejecución, detuvo al verdugo y puso en libertad a los prisioneros. Reprendió entonces a Eustacio, hasta que éste reconoció su crimen y se arrepintió. En esa ocasión habían presentes tres oficiales que más tarde, al verse ellos mismos en peligro de muerte le rezaron a San Nicolás. Esa misma noche el santo se apareció en sueños a Constantino y le ordenó que pusiese en libertad a los tres inocentes. Constantino interrogó a los tres y al darse cuenta por ellos de que habían invocado a San Nicolás, los envió libres al santo obispo con una carta en la que le rogaba que orase por la paz del mundo.

Durante mucho tiempo ese fue el milagro mas famoso de San Nicolás, y prácticamente lo único que se sabía de él en la época de San Metodio quién murió en el 847. Devoción a San Nicolás Después de su muerte el 6 de diciembre, de 345 o 352, creció su devoción y aumentaron los reportes de sus milagros. Se convirtió en el patrón de los niños y marineros.

En el siglo VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla en su honor. Su popularidad en esa ciudad (hoy día Estambul) se propagó por todo el Cristianismo. Fue nombrado patrono de Rusia y, gracias a los zares, su devoción aumentó hasta tener mas iglesias dedicadas a su nombre en Rusia que ningún otro santo fuera de la Virgen María.

Es interesante que San Nicolás es popular en Rusia siglos antes de que fuera conocido en el continente Americano. En Alemania la devoción a San Nicolás comenzó bajo Otto II, posiblemente por su esposa Theophano, quien era griega. El obispo Reginald de Eichstaedt (991) escribió "Vita S. Nicholai." El 9 de mayo, de 1087 sus huesos fueron rescatados de Mira que había caído bajo la invasión musulmana. Se llevaron a Bari, en la costa adriática de Italia. Fue posiblemente en ese tiempo en que se propagó su devoción en Italia donde se le conoce como San Nicolás de Bari. Sus reliquias todavía se preservan en la Iglesia de San Nicola de Bari, Italia. En Mira, se decía que "el venerable cuerpo del obispo, embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los enfermos, para gloria de aquél que había glorificado a Jesucristo, nuestro verdadero Dios". El fenómeno no se interrumpió con la translación de los restos; según se dice, un aceite conocido como el Manna di S. Nicola, sigue brotando de su cuerpo.

San Nicolás es honrado como patrón en los siguientes lugares: Rusia; Nápoles y Sicilia, Italia; Campen, Holanda; Freiburg en Suiza; Lorena; la Diócesis de Liège; también en ciudades de Alemania, Austria y Bélgica. En diferentes lugares es patrón de marineros, mercantes, panaderos, niños y viajeros. Los marineros del mar Egeo y los del Jónico, siguiendo la costumbre del oriente, tienen una "estrella de San Nicolás" y se desean buen viaje con estas palabras: "que San Nicolás lleve tu timón".

Su imagen se representa en el arte en diferentes formas según sus milagros. En Demre (Turquía), la Basílica de San Nicolás está ahora en ruinas y hay dudas sobre cual es su tumba original. Ya no quedan cristianos en la ciudad, pero los negociantes musulmanes han fundado una organización caritativa en su honor que cada año da un premio de paz.

Tratándose de un santo muy popular no faltaron las maravillosas historias que se acumularon a través de los siglos...



Leyenda de los marineros

Durante una hambruna, el santo pidió que se organizara una flota para llevar grano a un pueblo que sufría hambre.

La flota sobrevivió una terrible tormenta gracias a la bendición del obispo. En otra ocasión, San Nicolás convenció a unos mercaderes para que entregasen todos los alimentos que tuviesen en su barca. Al llegar a su destino, estos encontraron todos los alimentos en su lugar original.


Leyenda de las tres doncellas 

Se cuenta que en la diócesis de Mira un un vecino de San Nicolás se encontraba en tal pobreza que se decidió a exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para sacar de ese vil mercado el sustento para él y para ellas.... Sin dinero no podían pagar la dote de una, por lo que ninguna se podía casar. Para evitar aquel inhumano lenocinio, San Nicolás tomó una bolsa con monedas de oro y, al amparo de la oscuridad de la noche, la arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre. Con el dinero se casó la hija mayor. San Nicolás hizo lo mismo para favorecer a las otras dos hermanas. En la segunda ocasión, tras ser tirada la bolsa sobre la pared del patio de la casa del pobre, esta se enredó en la ropa que se tendía para secar... El padre se puso al acecho en la ventana, descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.

Se narra también que San Nicolás resucitó a tres niños que habían sido asesinados y desechados en un barril de sal.

Las antiguas leyendas de los niños y los regalos por la chimenea y las medias dieron lugar en Alemania, Suiza y los Países Bajos a la leyenda del "niño obispo" y sobre todo a la costumbre de que San Nicolás trae secretamente regalos para los niños el 6 de diciembre, día en que la Iglesia celebra su fiesta. Dicha costumbre fue popularizada en los Estados Unidos por los protestantes holandeses de Nueva Amsterdam, que convirtieron al santo "papista" en un mago nórdico.

Su nombre fue abreviado, no solo a San Nic, sino también a Sint Klaes o Santa Claus. Lamentablemente el Santa Claus moderno ha sido paganizado. La mitra de obispo fue remplazada por el hoy famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció por completo.

Se mudó de Turquía al Polo Norte, de donde viene por la nieve con venados. El Santa Claus pagano cautivó la imaginación de agentes publicitarios en el occidente.

Como San Nicolás era obispo, se le representa vestido en rojo. Hoy día, "Santa Claus" se utiliza para vender toda clase de cosas y casi nadie recuerda su verdadera historia. Es hora que los cristianos recuperemos a nuestro santo y le enseñemos a nuestros niños que la Navidad es la celebración del Nacimiento de Dios hecho niño. Recordemos pues que San Nicolás fue un santo obispo que se preocupaba por los pobres, especialmente los niños y se hizo famoso por su caridad.

SAN NICOLAS de Mira, también llamado San Nicolás de Bari, murió el 6 de diciembre, del 345 o 352. Su legendaria caridad es el origen del personaje conocido universalmente como "Santa Claus" o "Papá Noel". Cinco papas han llevado el nombre de Nicolás, pero el santo de nuestra historia no fue papa sino obispo. Su fiesta es el 6 de diciembre. 

IMÁGENES Y GIFS DE SAN NICOLÁS DE BARI
























































SAN NICOLÁS DE BARI, 6 DE DICIEMBRE



San Nicolás, patrono de los niños, marineros y viajeros
6 de diciembre 


 (ACI).- “Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos da tanto”, solía decir San Nicolás, patrono de los niños, los marineros, los viajeros y de Rusia, Grecia y Turquía. Un aceite milagroso brota de sus restos, que ha servido para la curación de los enfermos. Su fiesta se celebra cada 6 de diciembre.

Al tratarse de un santo de los primeros siglos, poco se sabe con certeza de él, salvo que nació en Licia (actual Turquía), y en una familia muy rica. Tenía un tío Obispo que lo ordenó sacerdote.

Sus padres murieron atendiendo a los enfermos de una epidemia y dejaron a San Nicolás una fortuna. sin embargo, el joven decidió repartirla entre los pobres e ingresar a un monasterio como monje. Más adelante peregrinó a Egipto y Palestina, donde conoció Tierra Santa.

A su regreso, llegó a la ciudad de Mira, en Turquía, donde los obispos y sacerdotes discutían en el templo sobre quién debía ser elegido como nuevo Obispo de la ciudad. Al final decidieron que sería el próximo sacerdote que ingresara al recinto. En ese momento entró San Nicolás y fue elegido como Prelado por aclamación de todos.

Sin embargo, se desató una persecución contra los cristianos y es encerrado en una prisión, de la que es liberado por el emperador Constantino, cuando éste subió al trono.

"Gracias a las enseñanzas de Nicolás, la metrópolis de Mira fue la única que no se contaminó con la herejía arriana la cual rechazó firmemente, como si fuese un veneno mortal", decía San Metodio. El arrianismo negaba la divinidad de Jesucristo. Así mismo San Nicolás combatió incansablemente el paganismo.


Defensor de la justicia, salvó a tres jóvenes de ser ejecutados, víctimas de un soborno del gobernador Eustacio, quien luego se arrepintió al ser reprendido por San Nicolás.

Tres oficiales fueron testigos de estos hechos y posteriormente, cuando estaban en peligro de muerte, rezaron a San Nicolás. El Santo se le apareció en sueños a Constantino y le ordenó que los liberase porque eran inocentes.

El emperador, luego de que los soldados le dijeran que ellos habían invocado a San Nicolás, los envió libres y con una carta al Santo Obispo, en la que le pedía que orase por la paz en el mundo.

Es patrono de los marineros porque en medio de una tempestad unos marineros empezaron a  clamar: “Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos”. En ese momento, se cuenta, apareció San Nicolás sobre el barco, bendijo el mar y este se calmó. Luego el Obispo desapareció.

Según la costumbre de oriente, los marineros del mar Egeo y del Jónico tienen una “estrella de San Nicolás” y se desean buen viaje diciendo: “Que San Nicolás lleve tu timón”.

Se narra también que tres niños fueron asesinados y arrojados en un barril de sal. Sin embargo, por la oración de San Nicolás los infantes volvieron a la vida. Por ello es patrono de los niños y se le suele representar con tres pequeños a su costado.

Otra leyenda narra que en la Diócesis de Mira había un vecino en extrema pobreza que decidió exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para que todos ellos puedan subsistir.

San Nicolás, buscando evitar que esto sucediera y en la oscuridad de la noche, arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre una bolsa con monedas de oro. Con el dinero se casó la hija mayor.


Quiso el Santo hacer lo mismo en bien de las otras dos, pero en la segunda ocasión, después de tirar la bolsa sobre la pared del patio de la casa, San Nicolás se enredó con la ropa que estaba tendida para secar y el padre descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.

San Nicolás partió a la Casa del Padre un 6 de diciembre, pero no sabe con exactitud si fue en el año 345 o en el 352. Más adelante su devoción aumentó y se reportaron numerosos milagros.

En el S. VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla (hoy Estambul) en su honor, y se hizo popular en todo el cristianismo. San Nicolás es patrono de Rusia, Grecia y Turquía. Además es honrado en ciudades de Italia, Holanda, Suiza, Alemania, Austria y Bélgica.

En 1087 sus huesos fueron rescatados de Mira, que había caído bajo invasión musulmana, y se llevaron a Bari, en la costa adriática de Italia. Por esto es llamado San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari. Sus reliquias reposan en la Iglesia de “San Nicola de Bari”.

De sus restos brota un aceite conocido como el “Manna di S. Nicola”. En Mira, se decía que "el venerable cuerpo del obispo, embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los enfermos, para gloria de aquél que había glorificado a Jesucristo, nuestro verdadero Dios".

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Biografía de San Nicolás de Bari

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños. De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de Constantinopla, San Metodio.

Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio.

Según la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros que concedió a los fieles.

En la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira.

El santo murió el 6 de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.

En esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 6 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 6



Dios no puede ser más bondadoso con el hombre: le otorga tantos beneficios, le concede tantas gracias; realmente, Dios ya no puede hacer más por el hombre.

En cambio, el hombre ¡qué desagradecido suele ser con Dios! No solamente no le agradece lo que recibe de Él, sino que incluso emplea los mismos dones de Dios para revelarse contra Él.

Dios no puede hacer más; el hombre no pudo hacer menos.

Dios no pudo dar más; el hombre no pudo responder menos.

Dios no pudo ofrecer más; el hombre no pudo rebajarse menos.

Pero Dios está empeñado en sacar luz de las tinieblas, vida de la muerte, generosidad de la negociación; ojalá ahora Dios salga con la suya, y nosotros no salgamos con la nuestra.

“El que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente. Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría” (2 Cor 9,6-7). La medida de tu generosidad la tiene que dar tu corazón, tu amor a Dios; es regla de proporción directa; a mayor amor, mayor generosidad.


* P. Alfonso Milagro

BUENAS TARDES


lunes, 5 de diciembre de 2016

EL PAN DE CADA DÍA


El pan de cada día


La Biblia contiene la palabra sagrada escrita por autores elegidos e inspirados por Dios. Sabía él muy bien en medio de qué tinieblas se encontrarían sus hijos en los años venideros, y por amor a cada uno de nosotros asistió con dones especiales a los escritores del libro santo para que escribieran todo y solo lo que él les inspiraba. Son cartas de amor de Dios a nosotros.

Cuentan que el emperador romano había prohibido con la amenaza de severos castigos a los cristianos que tuvieran una Biblia en su casa. Pero muchos cristianos la guardaban a pesar de todo y la leían a escondidas. Un día entró al pueblo un contingente de policías para revisar casa por casa. Una mujer que los veía llegar tuvo una idea ingeniosa. Ya que estaba justo preparando la masa para hornear el pan para la semana tomó la Biblia la envolvió en la masa y la introdujo en el horno. Cuando entraron los policías a la casa no encontraron Biblia alguna en la casa. Vieron nada más que pan horneándose. Al día siguiente la madre sacó el pan del horno para servirlo a la familia. En medio del pan la Biblia estaba perfectamente conservada.

Vigorízate cada día con el pan de la Palabra. Te sugiero que pongas en un lugar visible el libro sagrado. Elige un rinconcito de Dios en tu casa. En una mesita con algunas imágenes o estatuas de Jesús, María y tus santos patronos, que esté también la Biblia adornada con flores, velas, o ikebanas… Y que de día en día crezcas en amor y vivencia de la Palabra de Dios.


* Enviado por el P. Natalio 

EL REGALO


El regalo



“Hace algunos años, cuando visitaba una provincia de jesuitas en América Latina, fui invitado a celebrar la Misa en un suburbio, en una favela, en uno de los lugares más pobres de la zona. Unas cien mil personas vivían allí en medio del barro, porque este suburbio estaba construido en una depresión que se inundaba cada vez que llovía…

La Misa tuvo lugar bajo una especie de techumbre en mal estado, sin puerta, con perros y gatos que entraban libremente. El resultado me pareció, con todo, maravilloso. El canto repetía: “Amar es darse… ¡Qué bello es vivir para amar y qué grande tener para dar!”

A medida que el canto avanzaba, sentí que se me hacía un gran nudo en la garganta. Tenía que hacer un verdadero esfuerzo para continuar la Misa. Aquellas gentes, que parecían no tener nada, estaban dispuestas a darse a sí mismas para comunicar a los demás la alegría, la felicidad.

Cuando en la consagración elevé la hostia, percibí, en medio del tremendo silencio, la alegría del Señor que se encuentra entre los que ama. Como dice Jesús: “Me ha enviado a predicar la Buena Noticia a los pobres”, y “felices los pobres”…

Al dar la comunión, me fijé en que en aquellos rostros secos, duros, quemados por el sol, había lágrimas que rodaban como perlas. Acababan de encontrarse con Jesús, que era su único consuelo. Mis manos temblaban.

Mi homilía fue corta. Fue sobre todo un diálogo. Me contaron cosas que no suelen escucharse en los discursos importantes, cosas sencillas, pero profundas y sublimes…

Al terminar la eucaristía un tipo corpulento, con aspecto de delincuente y que casi daba miedo, me dijo: “Venga a mi casa. Tengo un regalo para usted”. Yo, indeciso, dudaba si debería aceptarlo, pero el jesuita que me acompañaba me dijo: “Acepte, padre, son muy buena gente”.

Así que fui con él a su casa, que era una barraca medio destruida, y me invitó a sentarme en una silla desvencijada. Desde mi sitio yo podía contemplar la puesta de sol. El grandullón me dijo: “Mire, Señor, ¡qué hermosura!”. Nos quedamos en silencio durante algunos minutos. El sol desapareció. El hombre exclamó: “No sabía cómo agradecerle todo lo que hacen por nosotros. No tengo nada que darle. Pero pensé que le gustaría ver esta puesta de sol. ¿A qué le ha gustado?”. Y me dio la mano.”


P. Pedro Arrupe

NAVIDAD, SÍMBOLO Y SIGNIFICADO


Navidad, símbolo y significado
Cada uno de estos elementos esconde tras de sí un significado profundo cuyo conocimiento nos ayudará a vivir una buena Navidad.


Por: Rodrigo Martínez Murillo | Fuente: Virtudes y valores 




La Navidad es el período más feliz del año. La gente sonríe con más facilidad. Da gusto ir caminando por las calles y ver tiendas llenas de regalos, anuncios felicitándonos por la Navidad y el año Nuevo, adornos, luces, estrellas, árboles de Navidad, Santa Claus, nacimientos o belenes… Todos encuentran motivo para sentirse más hermanos, para reunirse en familia y dejar los problemas para después. Cada uno de los símbolos que tanto ambiente crean y tanto regocijo nos dan tiene un significado muy profundo. Muchos lo desconocen y se quedan sólo en el adorno, sin llegar a la rico significado que hay detrás de él.

Por ejemplo, la historia del popular árbol de Navidad. Los antiguos pueblos nórdicos europeos tenían la costumbre de adornar ciertos árboles de hojas perennes durante los últimos días de diciembre, durante el invierno, cuando toda la naturaleza parece muerta y fría. Su verde perenne era símbolo de la inmortalidad. Al convertirse al Cristianismo, los primeros cristianos, que eran muchas veces provenientes de la cultura pagana, conservaron la tradición, pero cambiaron totalmente el significado, refiriéndolo a Cristo como “Nuevo árbol de Jesé (Is. 11, 1-3).

San Bonifacio (680-754; obispo y mártir), patrón y evangelizador de Alemania, llegó a la ciudad de Geismar la víspera de la Navidad y cortó de raíz una encina considerada sagrada. En su lugar, al día siguiente, día de Navidad, plantó un pinito verde, y lo señaló como símbolo del nacimiento del Hijo de Dios. A partir de entonces un árbol verde adornado con objetos brillantes alumbra las casas, símbolo de la vida eterna que Cristo nos trajo al mundo, la perpetua primavera de la gracia. Del norte de Europa la tradición se extendió a los Estados Unidos y de ahí, al mundo entero.

El famoso Santa Claus es en su origen san Nicolás de Mira. Vivió en el siglo IV en Mira (la actual Turquía). Existen numerosas leyendas sobre su persona y la fama de su nobleza y generosidad. Por ejemplo, cuando era joven, arrojó por la chimenea una cuantiosa suma de dinero a un padre que no podía casar a sus hijas porque no tenía dinero para la dote. Su cuerpo fue trasladado a Bari, (sur de Italia) en 1087. Su fama de extendió por toda Europa, hasta llegar a Rusia de donde es copatrono junto con san Andrés. Los holandeses levantaron muchos altares en su honor y se cree que fueron colonizadores neerlandeses los que llevaron la devoción del santo a los Estados Unidos donde se difundió la fama de Santa Claus (este nombre es la deformación del original San Nikolaus).

La gran generosidad de la que hizo gala toda su vida le valió ser el simpático personaje que regala juguetes a los niños. Al inicio se le representaba con traje de obispo, como era en la realidad. La imaginación popular y la mercadotecnia han añadido el rubicundo anciano de barba larga y blanca, con un costal lleno de regalos a la espalda, la tronante y alegre risa, y el trineo volátil tirado por renos.
Es más evidente y en sí inmediato el significado religioso de los Nacimientos (en América Latina) o Belenes (en España). San Francisco de Asís fue el que instituyó esta costumbre. En la víspera de Navidad del 1223, movido por el deseo de revivir el nacimiento del Señor en el establo, montó el primer Nacimiento del que se tenga noticia en una cueva del bosque de Greccio (aldea italiana en la región toscana) con personas y animales reales.



La misma fecha de Navidad, el 25 de diciembre, tiene un origen peculiar. En la Roma pagana, anterior al Cristianismo, se celebraba la fiesta del nacimiento del sol invicto: natalis solis invicti en latín. Esta fecha era celebrada también por los celtas, germanos y otros pueblos antiguos. La fiesta tenía un significado religioso y psicológico. El 25 de diciembre coincide con el solsticio de invierno, el momento en el que el sol alumbra menos, pero empieza a su vez la prolongación de su imperio.

El astro de la luz había descendido en ese momento a su punto más débil, lo cual infundía al hombre primitivo terror de que las tinieblas pudieran apagarlo. Sin embargo, a partir del solsticio, el sol volvía a crecer en luz y calor, invicto e invencible. Celebrar ese resurgimiento tenía el significado de contraponer la luz a las sombras, la vida a la muerte. Los primeros cristianos vivían en la cultura romana, y conocían esos ritos.

El Cristianismo, que respeta lo que de positivo hay en las culturas, tomó el aspecto positivo de la fiesta. Jesús mismo se definió la “Luz del mundo”. Además, la misma posición del sol ayudó a cristianizar la celebración. Los paganos veían el oriente como el origen de la luz y de la vida, lux ex oriente, decían los latinos.

El Cristianismo, nacido en oriente respecto al antiguo mundo clásico aprovechó estos elementos de cultura y religiosidad para anunciar más fácilmente el mensaje cristiano. A partir de ahora el “sol” que nace será Cristo, y con Él la luz que ilumina nuestras almas en el camino a la salvación. Este mismo significado de la luz lo tienen las innumerables velas y luces que bellamente adornan el entorno navideño.

El mismo nombre de la celebración, Navidad, es la deformación castellana del latín nativitas, que propiamente significa nacimiento, nacimiento del Salvador. Hemos visto cómo muchas de las tradiciones han venido de ambiente pagano y se han cristianizado, pero el proceso que se verifica ahora es justo el contrario: tradiciones cristianas que se paganizan. El sentido de la Navidad ha desaparecido frente a las grandes ofertas navideñas. La gente prepara con semanas de antelación sus vacaciones navideñas, pero pocos saben lo que se celebra.

No es malo disfrutar de un buen descanso durante este período, que se goce de una buena cena, de unos buenos regalos y de la compañía de los seres queridos. Como cristianos, no somos ni materialistas ni maniqueos. Cristo vino a redimir al hombre entero, en su cuerpo y en su alma. Todos estos bienes materiales y sensibles son buenos y legítimos. Pero lo que no podemos aceptar es que el sentido de la Navidad se reduzca a ello. Hay tanta felicidad en el período navideño porque hay Uno que vino a salvarnos y esta es la fuente de la alegría y la celebración.

Dios quiera que esta Navidad sea diferente a las demás. Cuando veamos el árbol navideño, las luces, el Santa Claus, los belenes o nacimientos, que no nos quedemos en qué bonita decoración o qué bien se ve, sino que penetremos en el rico significado que quieren darnos: Jesucristo nace para darnos la luz y la vida inmortales.

Un período navideño vivido así, nos traerá más prosperidad y sosiego que los simples regalos y vacaciones. A la celebración material añadamos la celebración espiritual y tendremos un período plenamente feliz. Que al centro de las celebraciones, esté el celebrado y que no nos olvidemos del festejado en su fiesta. Si toda la fiesta la centramos en su significado espiritual, tendremos las navidades más felices y fecundas de nuestra vida.

LA FE NOS SALVA


La fe nos salva
La fe es un don y una tarea, nos da vida y nos mantiene con vida aquí y en la eternidad.


Por: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: es.catholic.net 




Somos lo que pensamos y lo que creemos. Según pensamos en positivo o negativo, vivimos en el cielo o en el infierno. Todo es posible para el que cree, pues si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros? Dios camina con nosotros y no tenemos que temer, sino apoyarnos en Él y saber que de derrota en derrota se ha logrado llegar a la victoria final (Churchill). Estamos en las manos de Dios.

 La fe es don y tarea, es misterio, exige compromiso. El cristiano tiene una gran tarea y una gran ocasión en la sociedad de la incredulidad funcional y de la incredulidad de los hombres ávidos de sentido: se trata de ser testigos de la profundidad en medio de la profanidad (J. M. Mardones).

La fe nos da la seguridad de que Dios camina con nosotros, de que para Él y con Él todo es posible, de que con su presencia tenemos todo: sol, luz, paz, bien, vida. Si falta Él, no tenemos nada. Lord Byron tiene estas significativas palabras: Cuando nos acercamos a casa, es dulce oír cómo ladra el perrito al sentir nuestra presencia, como si quisiera darnos la bienvenida. También nosotros marcharemos un día a la casa del Padre, y es consolador pensar que Cristo nos espera en ella con una dulce sonrisa. Sin fe, estamos perdidos.

La fe nos salva, nos mantiene vivos, nos da la vida aquí, y la eterna.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 5 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 5



No hace mucho oí decir que una persona se tenía como un florero que adornaba algo en la vida, pero que un día ese florero se rompió o, mejor, que ella se sintió desde entonces como un florero roto.
Y yo pensé: "¡Qué triste debe ser considerarse a sí mismo algo así como un florero roto que ya no sirve para nada!"
De todos modos, creo que los que rompemos nuestros floreros somos nosotros mismos; cuando pones esa cara tristona frente a los sucesos de la vida, te estás rompiendo; cuando no tienes sino palabras de desaliento y de crítica, te estás rompiendo; cuando no se cae de tus labios esa fea palabra "¡No!", te estás rompiendo; cuando piensas que ya no sirves para nada ni para nadie, te estás resquebrajando; cuando pierdes los entusiasmos para la acción o te dejas arrastrar por el desaliento, ya estás roto.
¡Y qué triste, te repito, debe ser sentirse roto y presentarse ante los demás resquebrajado!
¡Qué triste no servir ya para sostener la rosa que alegra, sino mostrar solamente la rajadura mortal!
“Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes” (Mt 25,30). Nada más triste que una vida inútil; nada que deje en el fondo del alma una sensación de tanto desagrado como sentirse inútil; pero tú puedes ser muy útil para Dios y para tus prójimos; son muchos los que algo esperan de ti; es mucho lo que Dios espera de ti.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ INICIO DE SEMANA!!!


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