domingo, 18 de diciembre de 2016

MARÍA, LA MUJER DEL ADVIENTO



María, la mujer del Adviento



Poco margen tenemos, en el presente año, entre el IV Domingo de Adviento y la Natividad del Señor. Pero, incluso en ese corto espacio, María emerge como la gran figura de esta liturgia que nos llevará, mañana ya, a la Solemne Misa del Gallo.

No podía faltar, María Madre de Dios, como aquella que nos trae al Salvador en este tiempo de Adviento que es periodo de espera y de esperanza.

Y, con María, llegó la expectación. ¡Todo está a punto de cumplirse! El “sí” de aquella mañana en Nazaret, nos traerá en las próximas horas al Dios con nosotros. Creyó, esperó y se brindó a todo lo que Dios le pidió. ¿Se puede aguardar más de una mujer que fue un cheque en blanco para el Señor?

María, la mujer que se vació totalmente para Dios, está llena a rebosar del Espíritu. Colmada de las promesas que nuestros antiguos confiaban en ver. Seremos nosotros los que en el día de Navidad, contemplemos cara a cara lo que ha germinado en el interior de una Virgen.

A Ella, y no lo olvidemos, le debemos la primera Navidad. ¿Cómo celebrar cristianamente estos próximos días? ¿En dónde poner el acento? ¿Cómo conseguir que Dios siga naciendo en nosotros?

No lo dudemos, en María, tenemos la respuesta. Sus actitudes, su forma de ser, su personalidad y su figura, nos dan el tono para desarrollar la melodía que a Dios más le gusta.

No lo dudemos, en María, se dan una serie de virtudes y de gracias que, al imitarlas, a la fuerza damos con el secreto y en el clavo para complacer a Dios y para hacer el Evangelio realidad.

¡Sí! Con María llegó la esperanza. No podemos dejar de lado a ninguna de las dos: ni a Maria, porque es fuente de esperanza, ni a la esperanza, porque es la mejor radiografía de una mujer que amó en su corazón y con locura a Dios, mucho antes que recibirlo en sus propias entrañas.

¡Qué gran pórtico el de la Navidad! ¡María Virgen! Celebremos con gozo santo estos próximos días. Dejémonos guiar por esta estrella que ilumina los senderos que conducen a Belén. Miremos a esta mujer que, siendo pequeña, es grande y confidente en cuanto que nos enseña a renovar nuestras personas para que Dios pueda también en nosotros nacer.

Miremos hacia el cielo ¿No la veis? ¿Quién ha dicho que solo aparecerá una estrella en el amplio universo? Hoy, en este cuarto domingo de Adviento, María es también un destello que marca los compases del caminante que quiere marchar sin detenerse hacia Belén.

Que apuremos estas últimas horas. Preparemos, por supuesto, el encuentro familiar: la mesa, los dulces, el calor, el belén o el árbol. Pero, que entre todo ello, no olvidemos lo más importante. Dios para nacer necesita de un corazón bien dispuesto. Que cuando llegue en las próximas horas encuentre también una oración en nuestras casas. Que los villancicos sean un distintivo musical de estas jornadas, que además de familiares, son días de fe. En definitiva, ya que Dios sale a nuestro encuentro en un Niño que se mueve en los fondos de Santa María, que salgamos también nosotros alegres, llenos de fe, preparados, convertidos y dispuestos a que sean unas navidades santas y cristianas.


© Padre Javier Leoz

PAPA FRANCISCO: ACOGEREMOS AL SEÑOR EN NAVIDAD O LO RECHAZAREMOS?


Papa Francisco: ¿Acogeremos al Señor en Navidad o lo rechazaremos?
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano.



 (ACI).- Ante la proximidad de la celebración del nacimiento de Jesús, al presidir el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco cuestionó: “nosotros, ¿qué es lo que hacemos? ¿Acogemos al Señor, le dejamos que se nos acerque, o en cambio lo rechazamos?”.

El Santo Padre explicó que María se nos presenta en el Evangelio a la luz de la profecía que anuncia que “una virgen concebirá y dará a luz un hijo”. Francisco señaló que “el evangelista Mateo reconoce que esa profecía se ha cumplido en María, la cual concibió a Jesús por medio del Espíritu Santo, sin intervención de José. El Hijo de Dios ‘viene’ en su seno para hacerse hombre y él lo acoge. De esta forma, de un modo único, Dios se acerca al ser humano tomando la carne de una mujer”.

“También a nosotros, de una forma diferente, Dios se nos acerca con su gracia para entrar en nuestra vida y nos ofrece el don de su Hijo”, subrayó.

Por lo tanto, María se convierte en ejemplo, en modelo a seguir por toda la humanidad: “Como María, que se ofreció libremente a sí misma al Señor de la historia, le ha permitido cambiar el destino de la humanidad, también nosotros, acogiendo a Jesús y tratando de seguirlo cada día, podemos cooperar a su diseño de salvación de nosotros mismos y del mundo”.


El Pontífice indicó que “María se nos presenta como modelo de servicio a seguir, que nos puede ayudar en nuestra búsqueda de Dios y en nuestro compromiso de construir la civilización del amor”.

Francisco señaló que “el otro protagonista del Evangelio de hoy es San José. El evangelista pone en evidencia que José por sí mismo no puede dar una explicación al evento que se producirá ante sus ojos, el embarazo de María”.

El Santo Padre destacó la figura de San José, que “frente al extraordinario evento, que ciertamente suscita en su corazón tantas preguntas, se fía totalmente de Dios y, siguiendo su invitación, no repudia a su prometida y la acoge con él”.

“Acogiendo a María, José acoge con conocimiento y con amor a Aquel que en ella ha sido concebido por obra admirable de Dios, para quien nada es imposible. José, hombre humilde y justo, nos enseña a fiarnos siempre de Dios, a dejarnos guiar por Él con voluntaria obediencia”.

El Papa señaló que “estas dos figuras, María y José, que por primera vez han acogido a Jesús mediante la fe, nos introducen en el misterio de la Navidad. María nos ayuda a ponernos en actitud de disponibilidad para acoger al Hijo de Dios en nuestra vida concreta, en nuestra carne”.


“José nos anima a buscar siempre la voluntad de Dios y a seguirlo con confianza plena”.

Al finalizar, Francisco recordó que “es Dios que se acerca a nosotros. ¿Le abro la puerta al Señor cuando siento una inspiración interior, cuando siento que me pide hacer alguna cosa en favor de los demás, cuando me llama a la oración? Dios con nosotros, Dios que se acerca a nosotros”.

TRABAJAR LA CARIDAD EN ADVIENTO


Trabajar la caridad en Adviento



1)  Para saber
El Papa Francisco nos propone tres actitudes para este tiempo de Adviento: “Vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición”.
Reflexionemos sobre la segunda: la caridad. Si tratamos al Señor en la oración, una consecuencia será que nos infundirá su Amor, y ese amor lo demos a los demás.

2) Para pensar
No suele estar en nuestras manos resolver problemas mundiales, pero basta con poner amor en cada momento. Un relato nos lo muestra.
Un día, en un pueblo pequeño, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar sus estudios universitarios de medicina, se encontró sin dinero y tenía hambre.
Desesperado decidió pedir comida. Tocó a una casa humilde, y sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En vez de comida pidió un vaso de agua. Ella notó que tenía hambre, así que le trajo un gran vaso de leche. Lo bebió despacio, y le preguntó: “¿Cuánto le debo?” Ella contestó: “No me debes nada. Mi madre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad”
El joven le dijo: “Entonces, te lo agradezco de todo corazón”.
Cuando Howard Kelly se retiró, se sintió más fuerte; estaba por rendirse y dejar todo, y ahora su fe en Dios y en los hombres era más fuerte.
Muchos años después esa mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos y la enviaron a la gran ciudad.
Ella viajó. Llamaron al mejor doctor, Howard Kelly, para consultarle. Cuando este oyó el nombre del pueblo de donde venía, una extraña luz llenó sus ojos. Inmediatamente subió al cuarto. Vestido con su bata entró y la reconoció enseguida. Se propuso hacer lo mejor posible para salvar su vida. Desde ese día le prestó la mejor atención. Después de una larga lucha, ella ganó la batalla. ¡Estaba totalmente recuperada!
El Dr. Kelly pidió a la administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. El la revisó y firmó, escribiendo algo en el borde de la factura y la envió a la paciente.
La cuenta le llegó a la mujer, pero temía abrirla. Sabía que le tomaría el resto de su vida poder pagar todos los gastos.
Finalmente la abrió, y algo llamó su atención: En el borde de la factura leyó estas palabras: “Pagado por completo hace muchos años con un gran vaso de leche”. Firmado Dr. Howard Kelly.
Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: “Gracias, Dios. Porque tu amor se ha manifestado en las manos y los corazones humanos”.
El Dr. Howard sí existió y fue un muy prestigioso médico y cofundador de un reconocido hospital en los Estados Unidos.

3) Para vivir
Para cumplir el propósito de vivir la caridad este Adviento, como nos dice el Papa, hace falta mirar más a nuestro alrededor, descubrir que los demás están más necesitados que uno, y saber encontrar el rostro de Cristo en ellos, recordando sus palabras: “Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estuve enfermo y me visitaron…” (cfr. Mt 25, 36).
Si logramos hacerle pasar un momento agradable a una persona enferma o sola, estos días navideños, estarán impregnados de espíritu cristiano.


© Pbro. José Martínez Colín

SANTA MARÍA DE LA O, LA VIRGEN DE LA ESPERA, 18 DE DICIEMBRE


Hoy 18 de diciembre tradicionalmente se celebra a Santa María de la “O”, la Virgen de la espera


 (ACI).- Según la tradición, desde muy antiguo en las vísperas del 17 de diciembre hasta las vísperas del 23, la Iglesia reza en la Liturgia de las Horas, antes del Magníficat, unas antífonas que comienzan con la palabra “Oh”.

“Oh Sabiduría… Oh Adonai… Oh renuevo del tronco de Jesé… Oh llave de David”, son algunas invocaciones con que empiezan estas invocaciones y que expresan la actitud de maravilla, expectativa y esperanza que tuvo la Virgen ante la llegada del Mesías y que la Iglesia renueva con alegría cerca de la Navidad.

De esta manera surgió la advocación mariana de Santa María de la “O” que se celebra cada 18 de este mes.

Por otro lado, se dice que ya en los primeros siglos del cristianismo los fieles querían celebrar la dulce espera de la Virgen María. Es así que en el 656, durante el décimo concilio de Toledo en España, se instituyó la fiesta mariana de la “espera o expectación del parto” y que fue fijada para el 18 de diciembre.

Es así que en esta fecha se festeja a la Madre de Dios como Santa María de la O, la Virgen de la expectación del parto y Virgen de la esperanza.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 18 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 18



Alguien escribió que si los hombres nos acostumbrásemos a sonreír con más frecuencia, y a ser más sencillos, la humanidad se sentiría mejor y más feliz.
Y es que la sonrisa es una característica propia del hombre; solamente el hombre es capaz de sonreír. Por eso otro afirmó, quizá con poca delicadeza, pero con indudable veracidad, que cuanto más el hombre sonría es más hombre; por el contrario, cuanto menos sonría, es más animal que hombre.
Sonreír siempre y sonreír a todos; porque todos esperan nuestra sonrisa y todos necesitan de ella; nosotros somos los primeros en necesitar nuestra propia sonrisa, para sentirnos mejores y más optimistas, más tiernos de corazón.
Sonreír al niño travieso y molesto, sonreír al anciano solitario y pesado, sonreír al amigo inoportuno, sonreír al vecino cargoso, sonreír al cartero, al verdulero, al diariero... sonreír a todos, para hacerlos a todos mejores y ser mejores.
“Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo” (Mt 5,12). Cuando pensamos que somos hijos de Dios, el corazón se nos llena de profunda alegría y nada hay en el mundo que pueda separarnos de la caridad de Cristo, como dice de sí mismo el apóstol Pablo (Rom 8,35).


* P. Alfonso Milagro

FELIZ DOMINGO!!!


sábado, 17 de diciembre de 2016

UN JUICIO MUY ESPECIAL


Un juicio muy especial


Hoy te llevo conmigo a presenciar un juicio para que aprecies la calidad de un juez que resuelve un caso penoso con suma habilidad, con generosidad, y es capaz de involucrar a los curiosos, para que salgan de la audiencia con una memorable lección de ética.

En un despiadado día de invierno, un anciano tembloroso fue llevado ante los tribunales. Se le acusaba de haber robado un pan. Al ser interrogado, el hombre explicó al juez que lo había hecho porque su familia estaba muriéndose de hambre. —La ley exige que sea usted castigado —declaró el juez—. Tengo que exigirle una multa de 50 pesos. Al mismo tiempo metió la mano en su bolsillo y dijo: —Aquí tiene usted el dinero para pagar su multa. Y además —prosiguió el juez—, impongo una multa de 10 pesos a cada uno de los presentes en esta sala, por vivir en una ciudad donde un hombre necesita robar para poder sobrevivir. Pasaron una bandeja por el público, y el hombre, totalmente asombrado, abandonó la sala con 500 pesos en su bolsillo. 

Hay un deber de solidaridad que nos toca a todos. Jesús planteó esta situación en la parábola del buen samaritano. San Pedro lo recordaba a los cristianos: “Vivan todos unidos, compartan las preocupaciones de los demás, ámense como hermanos, sean misericordiosos y humildes”. Que estos sentimientos te vuelvan activo en la caridad.


* Enviado por el P. Natalio

DIEZ HERMOSOS VILLANCICOS DE NAVIDAD

10 hermosos villancicos
Una selección de algunos de los villancicos más lindos y tradicionales que hay


Por: n/a | Fuente: Catholic-link.com 



A medida que se aproxima la Navidad crece la expectativa, la emoción y la alegría, y es que todo a nuestro alrededor apunta a esta gran celebración: las decoraciones, los pesebres, las luces y desde luego, la música, pues ¿quién podría imaginar una navidad sin un buen villancico? 
Los hay en todos los géneros, ritmos, e idiomas y de todas partes del mundo, pero en esencia los villancicos proclaman el júbilo por la venida de nuestro amado Emmanuel, el Rey de la Paz, en quien se cumple la promesa redentora de Dios.  Como dice Benedicto XVI:
“La alegría del canto y de la música son…una invitación constante para los creyentes y los hombres de buena voluntad a comprometerse para dar a la humanidad un porvenir lleno de esperanza”.
Los villancicos nos invitan a adentrarnos en esa alegría expectante, llenando nuestros corazones de vivos sentimientos de alabanza, paz y gozo por la venida del Salvador
Hemos hecho una selección de algunos de los villancicos más lindos y tradicionales que hay.


El Tamborilero

Noche de Paz

Yo soy un Pastorcillo

Gloria in excelsis Deo

Adeste Fideles

Campana sobre campana

Ay del chiquirritín

Dulce Jesús mío

Joy to the World

White Christmas

Finalmente un tema un tema menos espiritual, pero no por ello menos popular y emotivo, además que así aprovechamos apra deciles:

¡Feliz Navidad!


Texto de artículo originalmente publicado en Catholic-link
Lista de villancicos fue ligeramente modificada por nuestro editor.

UN TIERNO SILENCIO DE NAVIDAD


Un tierno silencio de Navidad
Adviento es el tiempo de la humilde espera del Salvador, de la plena alegría por su nacimiento.


Por: Guillaume Derville | Fuente: http://www.opusdei.org 




“El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura”[1]: el papa Francisco muestra que, en el misterio de Cristo, los signos manifiestan la ternura de Dios. Y san Ignacio de Antioquía dice que al Señor se le conoce en su silencio. 

El tiempo de Navidad está anunciado por un Adviento donde la moderación y el relativo silencio de los instrumentos musicales en la liturgia son signos de la humilde espera del Salvador, de la plena alegría de su nacimiento[2]. 

El Verbo se hace carne y lo contemplamos niño: “infans”, en latín, lo que significa literalmente “que no habla”. La Palabra no sabe hablar. El silencio de Dios invita a la contemplación, a la admiración, a la adoración. El Verbo se ha abreviado, dicen los Padres de la Iglesia: el Hijo de Dios se ha hecho pequeño para que la Palabra esté a nuestro alcance, signo silencioso y tierno que pide amor.

La liturgia extiende ese silencio a la naturaleza entera. “Cuando un sereno silencio lo envolvía todo y la noche estaba a la mitad de su curso”, reza el libro de la Sabiduría, bajó a la tierra “desde el Cielo tu omnipotente Palabra” (Sb 18, 14-15). La aplicación de ese texto al nacimiento de Jesús se remonta probablemente al judeocristianismo, es decir en los primeros tiempos de la Iglesia[3].

La Palabra no sabe hablar. El silencio de Dios invita a la contemplación, a la admiración, a la adoración.
El rezo del Ángelus vespertino nació de la creencia de que en aquella hora, cuando cae el silencio de la noche, la Virgen María recibió el saludo angélico. Poco a poco, se extendió la práctica de recitar esa oración a mediodía, pidiendo entonces, en el siglo XV, por la paz de la Iglesia[4].



María, y José, el silencioso, volverán a Nazaret: treinta años de silencio de Jesús, amaba subrayar san Josemaría[5]. Vendrá la vida pública, e incluso un día Cristo callará ante Herodes “con un divino silencio”[6].Isaías había profetizado: “En el silencio y en la esperanza residirá vuestra fortaleza”; san Josemaría lo aplicaba también a la adversidad: “Callar y confiar”[7]; pues, como decía Benedicto XVI, “las circunstancias adversas son misteriosamente «abrazadas» por la ternura de Dios”[8]. En palabras de Francisco, “poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias: «[…] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm 3,26)”[9].

Un poeta francés dice que los pensamientos son pájaros que cantan solo cuando están en el árbol del silencio. El cristiano piensa y reza: “Días de silencio y de gracia intensa... Oración cara a cara con Dios...”[10]. 

En la pluma de san Josemaría, la palabra “silencio” es frecuentemente usada con los adjetivos fecundo, alegre, amable[11]. El trabajo callado es elocuente, el esfuerzo silencioso da frutos[12]… 

El silencio respira paz, humildad, descanso, serenidad, e incluso eficacia; permite el recogimiento. Elías escuchó a Dios en “un susurro de brisa suave”, literalmente en “la voz de un fino silencio” (1R 19,12), que expresaba la intimidad de una conversación[13].

Hacen falta tiempos de “silencio interior”, constata san Josemaría[14]. Como dice la beata Madre Teresa de Calcuta, “Dios habla en el silencio del corazón. […] El fruto de ese silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la paz. Porque la paz proviene de quien siembra el amor transformándolo en acción”[15].

Da paz buscar un cierto silencio en el trabajo, en la familia y en la sociedad. Según una bella tradición cristiana, se puede tender al silencio cuando empieza la tarde, en memoria de la pasión del Señor, y guardarlo durante la noche, para descansar en Él. Después de la muerte en la cruz vendrá el silencio del sepulcro, hasta la gloria de la resurrección. El gran silencio de los cartujos y de tantos religiosos acompaña y sostiene la oración de toda la Iglesia.

El silencio lleva a ser atento con los demás y refuerza la fraternidad. El Evangelio pide, como recuerda el papa Francisco, “un ejercicio perenne de empatía, de escucha del sufrimiento y de la esperanza del otro”[16]. La ternura de Dios hace nuestro corazón sensible, cercano. Nos abre a los demás y descubrimos, en palabras de san Josemaría, “personas que necesitan ayuda, caridad y cariño”[17]. En un tiempo donde parece que tenemos que llenar todo nuestro día de iniciativas, de actividades, de ruido, es bueno hacer silencio fuera y dentro de nosotros para poder escuchar la voz de Dios y la del prójimo.

Cada Adviento evoca la espera gozosa de la segunda venida del Señor. Cuando se abre el séptimo sello del Apocalipsis, se hace un silencio en el cielo (Ap 8, 1) que nos prepara al misterio trinitario. Calla el cielo porque reza, en humilde espera de la manifestación de Dios. Como dice el Pseudo-Dionisio, veneramos en respetuoso silencio lo inefable de Dios: adoramos[18]. 

El Concilio Vaticano II recomienda en la santa liturgia el “silencio sagrado” ante Dios[19]. Así, durante la celebración eucarística, señala Francisco, “los creyentes hacen silencio y lo dejan hablar a Él”[20]. El Prelado del Opus Dei recuerda como los tiempos de silencio invitan a la asamblea reunida en la caridad a “escuchar las sugerencias íntimas” del Espíritu Santo[21]. 

La ternura de Dios se manifiesta en los signos… Según una bella expresión de los Padres, aprendamos a leer esos «modos de ser» de Dios, que se nos revela en Jesucristo. Acompañemos el silencio de María y José. “Caía la tarde, con un silencio denso... Notaste muy viva la presencia de Dios... Y, con esa realidad, ¡qué paz!”[22].

Guillaume Derville

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[1] Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 24 de noviembre de 2013, 88.

[2] Cf. Ordenación general del Misal Romano, 313.

[3] Cf. Jean Daniélou, Théologie du judéo-christianisme. Histoire des doctrines chrétiennes avant Nicée, 1, Desclée-Cerf, Paris 19912, p. 276.

[4] Cf. Mario Righetti, Historia de la liturgia I, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1955, p. 206-207.

[5] Cf. san Josemaría, Surco, 485; Es Cristo que pasa, 38; Amigos de Dios, 281, 284.

[6] San Josemaría, Es Cristo que pasa, 72; cf. Surco, 485; cf. Via Crucis, 1, 4. Cf. Mt 26, 62.

[7] San Josemaría, Forja, 799. Cf. Is 30, 15.

[8] Benedicto XVI, Exhortación apostólica Verbum Domini, 30 de septiembre de 2010, 106.

[9] Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 6.

[10] San Josemaría, Surco, 179.

[11] Cf. San Josemaría, Camino, 447, 645, 672;

[12] Cf. San Josemaría, Surco 300, 530.

[13] En hebreo, es la fórmula enigmática: “qol demama daqqa”, que Francisco glosa en su homilía en Santa Marta, cf. Osservatore Romano, 13 de diciembre de 2013, p. 8.

[14] San Josemaría, Surco, 670.

[15] Beata Teresa de Calcuta, Entrevista concedida en 1987 al periodista R. Farina, y publicada en el seminario italiano Il Sabato, cit. en J.L. Illanes, Tratado de Teología espiritual, EUNSA, Pamplona 2007, p. 394-395.

[16] Francisco, Mensaje para la celebración de la XLVII Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2014), 8 de diciembre de 2013, 10.

[17] San Josemaría, Conversaciones, 96.

[18] Cf. Pseudo-Dionisio, De divinis nominibus, c. I, n. 11, cit. en Fernando Ocáriz, Sobre Dios, la Iglesia y el mundo, Rialp, Madrid 2013, p. 70.

[19] Concilio Vaticano II, Const. Sacrosanctum Concilium, 30.

[20] Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 143.

[21] Javier Echevarría, Vivir la Santa Misa, Rialp, Madrid3, p. 70; cf. también p. 25, 106, 186. Cf. Ordenación general del Misal Romano, 45, 55-56. Cf. Benedicto XVI, Exhortación apostólica Verbum Domini, 66.

[22] San Josemaría, Surco, 857.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 17 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 17


En la Biblia encontramos este consejo de vida práctica: "Aléjate del mal y haz el bien".
¡Y es tan fácil hacer el bien! No es preciso soñar con cosas muy llamativas, que en pocas ocasiones se nos pueden presentar.
Dejar margen para que los demás hablen de sus cosas, guardando silencio de las nuestras; no perder la paciencia en instantes de prisa y aceleramiento; saberse apagar uno, para que los demás ofrezcan su luz; plegarse al gusto de los demás, renunciando al nuestro; ser amable con la visita que nos estropea el plan que teníamos para esa tarde; todo esto y muchas cosas así nos salen al paso a diario.
Seguir con atención el ritmo de una conversación pesada que no nos interesa; hacer con esmero un trabajo cuya responsabilidad recae sobre todos y sobre nadie; sorber una lágrima sin que los demás se den cuenta; estar siempre dispuesto a decir que sí....
Esto es "hacer el bien" que nos recomienda la Biblia.
“No imites lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien pertenece a Dios; pero el que hace el mal no ha visto a Dios” (3 Jn 11).  En ti, no todo es bueno; y eso que tienes buena voluntad. ¿Por qué debes extrañarte de que en tu prójimo también descubras algunas cosas no tan buenas, y eso que también ellos poseen magnífica voluntad?


* P. Alfonso Milagro

FELIZ 80 CUMPLEAÑOS PAPA FRANCISCO!!!


¡Feliz Cumpleaños 80 Papa Francisco!
Por Diego López Marina
/ Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 16 Dic. 16 / 06:00 pm (ACI).- Ya son las 00:00 horas del 17 de diciembre en Roma y el Papa Francisco cumple 80 años de vida. Millones de fieles se alegran en todo el mundo por el cumpleaños del Pontífice nacido en la Argentina y que siempre pide que se acuerden de rezar por él.

Este año 2016 ha sido de grandes momentos para el Santo Padre. Poco antes de que comenzara, más precisamente el 8 de diciembre de 2015 en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco inauguró el Jubileo o Año Santo de la Misericordia al abrir, acompañado de Benedicto XVI, la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro.

Ya en 2016, en el mes de febrero, fueron enviados a todo el mundo más de mil misioneros de la misericordia, es decir, sacerdotes que tenían como misión perdonar los pecados reservados como el del aborto, que ordinariamente solo podían absolver obispos y algunos presbíteros; una facultad que el Papa acaba de extender de manera indefinida a todos los sacerdotes a través de la Carta Apostólica “Misericordia et misera”.

Después, entre el 12 al 18 de febrero el Papa realizó un histórico viaje a México, donde además del Distrito Federal, visitó cuatro lugares donde nunca antes estuvo un Pontífice: Ecatepec, San Cristóbal de las Casas, Morelia y Ciudad Juárez en la frontera con Estados Unidos.

En el mes de junio Francisco visitó Armenia, primer país cristiano del mundo, del viernes 24 al domingo 26 y rindió homenaje a las víctimas del genocidio –entre millón y medio y dos millones de personas asesinadas– a manos de los turcos que gobernaron el Imperio Otomano de 1915 a 1923.

Más adelante, el 27 de julio el Pontífice arribó a Polonia, concretamente a Cracovia, donde presidió la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la segunda de su pontificado luego de la realizada en Río de Janeiro en 2013 donde más de tres millones de jóvenes celebraron la fe con el Santo Padre.

También pudo visitar el campo de concentración de Auschwitz, como hizo Benedicto XVI en 2006, y el Santuario Mariano de Czestochowa.


Al término de este encuentro mundial, el Pontífice anunció que la siguiente edición de la JMJ se llevará a cabo en Panamá en el 2019.

Luego, en una multitudinaria Misa celebrada el 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, a la que se calcula asistieron unas 120 mil personas, el Papa Francisco canonizó a Santa Teresa de Calcuta.

El penúltimo viaje del año se llevó a cabo entre el 30 de septiembre al 2 de octubre, en el que Francisco visitó los países Georgia y Azerbaiyán, dos países limítrofes con Rusia donde se encontró con las pequeñas comunidades católicas, así como con la mayoría ortodoxa y musulmana respectivamente.

El 16 de octubre el Papa Francisco canonizó a siete nuevos santos en el Vaticano, entre ellos el niño mexicano José Sánchez del Río, mártir de la guerra cristera, y el sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero, el “Cura Brochero”.

A finales de octubre se llevó a cabo el último viaje apostólico del año en el que el Santo Padre visitó Suecia del 31 de octubre al 1 de noviembre, con motivo de los 500 años de la reforma protestante y los 50 años del diálogo entre los luteranos y los católicos.

Finalmente, concluyendo el año litúrgico y previo a la Misa por la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el domingo 13 de noviembre se cerraron las Puertas Santas en todo el mundo y el día 20 el Papa Francisco puso fin al Año de la Misericordia con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.

Biografía

Jorge Mario Bergoglio nació en el seno de una familia católica el 17 de diciembre de 1936, en el barrio porteño de Flores, siendo el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Mario José Bergoglio y Regina María Sívori, inmigrantes italianos.


Fue bautizado el día de Navidad de 1936 en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos del barrio de Almagro en Buenos Aires.

Durante su infancia fue alumno del Colegio Salesiano Wilfrid Barón de los Santos Ángeles y estudió en la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 27 Hipólito Yrigoyen en la que se graduó como técnico químico. Luego trabajó en el laboratorio Hickethier-Bachmann.

Durante su juventud, sufrió una enfermedad a los pulmones por lo que fue sometido a una operación quirúrgica en la que le fue extirpada una porción de pulmón, lo que no le impidió desarrollar sus actividades con normalidad.

El 11 de marzo de 1958 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en el Seminario de Villa Devoto.  Como novicio de la Compañía de Jesús terminó sus estudios en el Seminario Jesuita de Santiago de Chile.


Entre 1967 y 1070 cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, casi a los 33 años de edad.

Continuó sus estudios de 1970 a 1971 en la Universidad de Alcalá Henares (España) y el 22 de abril de 1973 realizó su profesión de jesuita. De regreso a Argentina fue maestro de novicios en la Villa Barilari; profesor en la Facultad de Teología de San Miguel; consultor provincial de la Compañía de Jesús, cargo que ocupó hasta 1979; y rector del Colegio Máximo de la Facultad.

Fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires por el Papa Juan Pablo IIel 20 de mayo de 1992. Cuando la salud del entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Antonio Quarracino, empezó a debilitarse, Mons. Bergoglio fue designado Arzobispo Coadjutor el 3 de junio de 1997. Al fallecer el Cardenal Quarracino lo sucedió en el cargo de Arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998.

Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el Papa Juan Pablo II lo creó Cardenal. Como Purpurado formó parte de la Comisión para América Latina; la Congregación para el Clero; el Pontificio Consejo para la Familia; la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos y la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Fue Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, en dos períodos consecutivos desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011. Integró también el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

El Cardenal Bergoglio siempre tuvo un estilo de vida sencillo y austero. Vivía en un apartamento pequeño en vez de la residencia episcopal, renunció a su limosina y a su chofer, se movilizaba en transporte público y preparaba su comida.

El Cardenal Bergoglio disfrutaba de la ópera, el tango y el fútbol, cuya pasión aún disfruta al ser socio activo del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.

PAPA FRANCISCO: EN SU CUMPLEAÑOS 80, RECEN POR MÍ


Papa Francisco en su 80 cumpleaños: Recen por mí para que mi vejez sea feliz
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.




VATICANO, 17 Dic. 16 / 07:02 am (ACI).- Tras la misa concelebrada en la Capilla Paulina del Palacio Vaticano para celebrar su cumpleaños, el Papa Francisco reflexionó ante los presentes sobre la “vejez”, y pidió oraciones para que la suya sea “tranquila, religiosa y fecunda y también feliz”.

El Santo Padre indicó que “vejez” es “una palabra que desde hace algunos días me viene a la mente y que parece fea. Asusta un poco”.


El Papa comentó divertido cómo el día anterior le regalaron la obra “Sobre la vejez”, de Cicerón. “Una gota más”, dijo sonriendo.

Sin embargo, el Pontífice recordó sus propias palabras: “La vejez es sabiduría”. “Esperemos que también lo sea para mí”, expresó.

Francisco recordó también algunos versos sobre la vejez que le resultan inspiradores. “‘Con paso silencioso, de golpe llega la vejez’, decía Plinio, un poema que recuerdo cuando pensó en cómo ha llegado tan rápido la vejez”.

El Papa también insistió en vivir con alegría esta etapa de la vida. “Cuando uno lo piensa como una etapa que es para dar alegría, sabiduría, esperanza, uno comienza a vivir”. Y recordó otro poema: “‘la vejez es tranquila y es religiosa’. Recen por mí para que mi vejez sea así, tranquila, religiosa y fecunda, y también feliz”.

REZA ESTA ORACIÓN POR EL PAPA FRANCISCO EN SU CUMPLEAÑOS


Reza esta oración por el Papa Francisco en su cumpleaños
Por Abel Camasca



 (ACI).- Cada 17 de diciembre, desde hace 80 años, se celebra el cumpleaños del Papa Francisco y en esta ocasión les compartimos una breve oración que se puede rezar en familia, grupo, comunidad o de manera personal para pedir por el Santo Padre.


Oración

Dios Padre, te doy gracias por nuestro hermano Jorge Mario Bergoglio, actual Papa Francisco, y de manera especial en este día que le has permitido cumplir un año más de vida junto a tu Iglesia peregrina. Te pido que le des más años junto a nosotros, según sea tu voluntad, para que pueda seguir compartiendo tu amor en el mundo y así cumplir fielmente con la importante misión que le has encomendado al servicio de tu pueblo. Derrama sobre él tu Espíritu Santo y concédele aquellos dones que necesita para que sea tu mensajero de paz y de concordia entre las naciones. Guíalo donde quiera que se encuentre y consuélalo cuando se sienta desanimado o triste. Haz que crezca en santidad en el misericordioso Sagrado Corazón de tu Hijo Jesús y que la Virgen María lo auxilie cada día con su manto protector. Amén.

FELIZ CUMPLEAÑOS PAPA FRANCISCO!!


viernes, 16 de diciembre de 2016

EL CAMINO REAL DE LA CRUZ


El camino real de la cruz



“Si de buena gana llevas la cruz, ella te llevará a ti y te guiará al puerto deseado donde será el fin de todo padecimiento que aquí nunca termina. Si la llevas contra tu voluntad, te echas encima una nueva carga, la haces más pesada y de todos modos, tendrás que cargar con ella. Al rechazar una cruz sin duda encontrarás otra y, tal vez, más pesada.

¿Por qué temes tomar la cruz que conduce al Reino?  En la cruz está la salvación, en la cruz está la defensa contra los enemigos, en la cruz hay una infusión de suavidad sobrenatural, en la cruz está la fortaleza del alma, en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz está el compendio de toda virtud y en la cruz está la perfección de la santidad. Sólo en la cruz hay salvación para el alma y esperanza de vida eterna. Toma tu cruz; sigue la perfección de Jesús y llegarás a la vida eterna. Él fue delante, llevando su cruz  (Jn 19.17), y murió en la cruz por ti, para que tú también lleves la tuya y en ella desees morir. Porque si mueres con él, también con el vivirás, y si eres compañero de las penas, también lo serás de su gloria.

¡Ojalá fueses digno de padecer algo por el nombre de Jesús!  ¡Cuán grande sería tu gloria! ¡Qué alegría para todos los santos! ¡Y qué edificación para el prójimo! Todos recomiendan la paciencia, pero pocos son los que quieren padecer. ¿No deberías tú, con generosidad, sufrir algo por Cristo, sabiendo que hay muchos que soportan mayores trabajos por el mundo?” Tomás Kempis, “La imitación de Cristo”.


* Enviado por el P. Natalio

ACTITUDES DE ADVIENTO


Actitudes de Adviento



1. Actitud de espera
El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la buena nueva. El Adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.

2. El retorno a Dios
La experiencia de frustración, de contingencia, de ambigüedad, de cautividad, de pérdida de la libertad exterior e interior de los hombres de hoy, puede suscitar la sed de Dios, y la necesidad de «subir a Jerusalén» como lugar de la morada de Dios, según los salmos de este tiempo. La infidelidad a Dios destruye al pueblo. Su fidelidad hace su verdadera historia e identidad. El Adviento nos ayuda a conocer mejor a Dios y su amor al mundo. Nos da conocimiento interno de Cristo, que siendo rico por nosotros se hace pobre.

3. La conversión
Con Cristo, el reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del Adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios...» (Is 40,3-5). El Adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.

4. Jesús es el Mesías
Será el liberador del hombre entero. Luchará contra todo el mal y lo vencerá no por la violencia, sino por el camino de una victimización de amor. La salvación pasa por el encuentro personal con Cristo.

5. Gozo y alegría
El reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El Adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.

6. Meditación
Alzad la vista, restregaos los ojos, otead el horizonte. Daos cuenta del momento. Aguzad el oído. Captad los gritos y susurros, el viento, la vida... Estamos en el Adviento, y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, la Navidad. Una Navidad sosegada, íntima, pacífica, fraternal, solidaria, encarnada, también superficial, desgarrada, violenta...; más siempre esposada con la esperanza.
Es Adviento esa niña esperanza que todos llevamos, sin saber cómo, en las entrañas; una llama temblorosa, imposible de apagar, que atraviesa el espesor de los tiempos; un camino de solidaridad bien recorrido; la alegría contenida en cada trayecto; unas huellas que no engañan; una gestación llena de vida; anuncio contenido de buena nueva; una ternura que se desborda... Estad alerta y escuchad.
Lleno de esperanza grita Isaías: "Caminemos a la luz del Señor".
Con esperanza pregona Juan Bautista: "Convertíos, porque ya llega el reino de Dios".
Con la esperanza de todos los pobres de Israel, de todos los pobres del mundo, susurra María su palabra de acogida: "Hágase en mí según tu palabra".
Alegraos, saltad de júbilo. Poneos vuestro mejor traje. Perfumaos con perfumes caros. ¡Que se note!
Viene Dios. Avivad alegría, paz y esperanza. Preparad el camino. Ya llega nuestro Salvador. Viene Dios... y está a la puerta. ¡Despertad a la vida!


© Ulibarri, Fl

MARÍA, QUIÉN ERES?


María ... ¿Quién eres?
María era humilde y pura; que era decidida y valiente para enfrentar la vida; que era capaz de callar cuando no entendía y de reflexionar y meditar; que se preocupaba de los demás y que era servicial y caritativa; que tenía fortaleza moral; que era franca


Por: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe 




¿Quién es María?

María nació en Nazaret, Galilea, 15 ó 20 años antes del nacimiento de Cristo. Sus padres, según la tradición, fueron Joaquín y Ana. María era judía. Fue educada en la lectura de los libros santos y en la obediencia a la ley de Dios. Hizo voto de virginidad. Se desposó con José estando ambos de acuerdo en permanecer vírgenes por amor a Dios. Un ángel del Señor se le apareció y le comunicó que el Espíritu Santo descendería sobre ella, y que de ella nacería el Hijo de Dios (Lc. 1, 35). María aceptó tan maravilloso destino con estas palabras: «Hágase en mí según tu Palabra», y en aquel instante Jesús fue concebido en su seno. El nacimiento del Niño fue en Belén de Judea y fue acompañado de diversas circunstancias, que refieren los Evangelios de Mateo y de Lucas.

¿Qué se sabe acerca de María después del nacimiento de Jesús?

Al cabo de algún tiempo, vemos a María, a José y al Niño instalados en Nazaret. Allí hay un solo episodio notorio: la pérdida y hallazgo del Niño, a los 12 años, en Jerusalén. Fue el tiempo que llamamos de la «vida oculta» de Jesús, su vida de hogar, de familia, de trabajo. Jesús empieza su vida «pública», su vida apostólica y misionera, hacia los 30 años. María lo acompaña, a veces de cerca, a veces más lejos. El Evangelio nos la muestra en Cana asistiendo a un matrimonio, y al pie de la cruz en que Jesús está muriendo. También en varias otras oportunidades. El libro de los Hechos la menciona en el Cenáculo junto a los apóstoles, después de la Resurrección del Señor. La Tradición sugiere que murió en Efeso -en el Asia Menor- en casa de Juan el Evangelista.

¿Cómo era María? 

Del Evangelio se desprende que María era humilde y pura; que era decidida y valiente para enfrentar la vida; que era capaz de callar cuando no entendía y de reflexionar y meditar; que se preocupaba de los demás y que era servicial y caritativa; que tenía fortaleza moral; que era franca y sincera; que era leal y fiel. María es, como mujer, un modelo para las mujeres. Es también para los hombres el tipo ideal de mujer.

¿En qué consiste principalmente la grandeza de María? 

En ser madre de Dios. Algunos han dicho que María es madre de Jesús «en cuanto hombre», pero no de Jesús «en cuanto Dios». Esta distinción es artificial y, de hecho, nunca la hacemos. Una madre es madre de su hijo tal cual es o llega a ser. No decimos que la madre de un presidente, por ejemplo, ha sido la madre de él como niño pero no como presidente o que nuestra mamá sea madre de nuestro cuerpo solamente, pero no de nuestra alma que es infundida por Dios. Nunca hacemos esta distinción; decimos simplemente que es nuestra madre. María es Madre de Jesús. Jesús es Dios. Luego, podemos decir que María es Madre de Dios y en eso consiste fundamentalmente su grandeza.

¿Tiene María alguna relación especial con la Santísima Trinidad?

Sin duda. Es la hija predilecta del Padre. Se lo dice el ángel el día de la Anunciación: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc. 1, 28). Tiene también con el Espíritu Santo una relación que se ha comparado a la de la esposa con el esposo. Lo dice el ángel: «El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño que nacerá de ti será llamado Santo e Hijo de Dios» (Lc. 1, 35). «No temas María porque has encontrado gracia delante de Dios» (Lc. 1, 30).

¿Qué dice la Biblia?

Vamos por parte: Es cierto que esos privilegios no están contenidos «explícitamente» en la Biblia. La Biblia, por ejemplo, no habla de la Inmaculada Concepción ni de la Asunción. Pero están contenidos implícitamente en la Biblia. Por ejemplo, en una semilla de rosal no está la rosa. No se ve la rosa, pero ahí está en germen y poco a poco con la savia que viene de la tierra húmeda y con el calor del sol brotará el rosal y en él florecerá la rosa.

Así también todo lo que la Iglesia enseña de María ha brotado de la semilla del Evangelio, al calor del Espíritu Santo, que sigue iluminando al Pueblo de Dios y lo lleva a descubrir de a poco toda la riqueza que El mismo ha colocado, como en un germen, en la Escritura inspirada por El.
Todo lo que la Iglesia enseña acerca de María es coherente con la imagen de María que nos formamos al leer el Evangelio, con humildad y con espíritu de fe.

¿Qué dicen los evangelios acerca de las hermanas y hermanos de Jesús?

El idioma que usaba Jesús y sus discípulos no tiene muchas palabras para distinguir los distintos grados de parentesco. Para todo se usaba la palabra «hermano» y así lo vemos en Génesis 13, 8 y en Mt. 13, 55. Las palabras originales que traducimos en castellano por «hermanos» y «hermanas» significan no sólo los hermanos carnales sino también los primos y otros parientes cercanos. La Virgen María no tuvo otros hijos. Jesús es el «único hijo» de María. Esto se muestra claramente por el hecho de que al morir, Jesús entregó su madre a Juan (Jn. 19, 27).

San Pablo dice que Jesucristo es el único Redentor y ¿por qué dice la Iglesia católica que María es corredentora?

Así es. Jesús es el único Redentor, pero San Pablo enseña también que nosotros colaboramos a la redención uniendo nuestros sufrimientos a los de Cristo. «Me alegro por lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo» (Col. 1, 24). María sufrió durante la pasión de su Hijo como nadie jamás ha sufrido, porque tenía, más que nadie, horror al pecado, porque amaba a su Hijo más que nadie; porque amaba a los hombres por quienes su Hijo sufría y moría. Por eso ha participado tan íntimamente en la redención. No es ella la redentora; hay un solo Redentor, Jesucristo. Pero se la puede llamar corredentora con toda propiedad explicando bien el alcance de este término.

Algunos dicen que los católicos adoran a María como si fuera Dios, o creen en María más que en Dios ¿es cierto esto?

Adorar a María sería una idolatría, un pecado contra el primer mandamiento de la Ley de Dios. «Sólo a Dios adorarás» (Lc. 4, 8). Jamás la Iglesia ha enseñado cosa semejante. María es una mujer, una creatura, la más santa de todas las creaturas, pero solamente una creatura.
A María la queremos, la veneramos, conversamos con ella en la oración, le damos culto no de adoración que está reservado sólo a Dios, sino un culto de veneración como se lo damos a los santos que, como ella, son seres humanos, simples creaturas; y le pedimos que nos haga conocer, amar y seguir a Jesús como ella lo conoció, lo amó y lo siguió.

¿No será que el culto a María distrae del culto a Cristo? 

No distrae de él, sino que conduce a él. María presintió el culto que le sería dado a lo largo de los siglos, cuando exclamó: «Desde ahora me proclamarán bienaventurada todas las generaciones» (Lc. 1, 42). Ya Isabel, su prima, se lo había anunciado: «Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (Lc. 1, 48). Los millares de iglesias dedicadas a María, las multitudes de personas que acuden a sus santuarios, los millones de Avemarías que se rezan diariamente en el mundo, han confirmado ese presentimiento y ese anuncio. El que conoce a María la ama, y se esfuerza por darla a conocer y por conocer y amar a Cristo. Se alimenta de su Palabra. Se integra en la vida de la Iglesia, cumple los mandamientos y participa de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía.

¿Cual será la relación de María con Cristo?

María es madre. Es también discípula, su más perfecta discípula, su primera y fidelísima seguidora y su inseparable colaboradora. María es un reflejo de la santidad de su Hijo Jesús. Se la ha comparado a la luna que nos ilumina de noche con una luz más suave que la del día y que no es sino un reflejo de la luz deslumbrante del sol.
11. ¿Cuál es la relación de María con la Iglesia?
Siendo madre «de Cristo» y, siendo nosotros por adopción, hermanos de Cristo, María es también Madre «nuestra». Así lo dijo también expresamente Cristo en la cruz cuando le dijo a Juan: «He ahí a tu madre» (Jn. 19, 27). María, siendo discípula y seguidora de Cristo, es nuestro modelo, la que va delante en nuestra peregrinación hacia Cristo, la que nos muestra el camino y nos anima a seguirlo: modelo de fe, de esperanza y de amor. Estando María ahora en el cielo, intercediendo por nosotros, nos encomendamos a ella para que nos ayude a vivir aquí en la tierra como cristianos y alcanzar nuestro destino final que es el cielo.

Los títulos de la Virgen
¿Por qué hablan algunos de la Virgen «del Carmen» y otros de la Virgen «de la Tirana» o de «Lourdes»? ¿Por qué hay tantas imágenes y advocaciones distintas de la Virgen? ¿Son acaso muchas las Vírgenes?

La Virgen María es una sola. La que conocemos en el Evangelio, con la fe de la Iglesia, es María de Nazaret, la Madre de Jesús. Los diversos nombres y las distintas imágenes aluden a las circunstancias o misterios de su vida. La Mater Dolorosa al pie de la cruz es una mujer madura, traspasada de dolor. La Virgen del Tránsito o de la Asunción es una mujer transfigurada, entrando en la gloria.

Otros nombres se refieren a los distintos lugares en que se celebra su culto: Virgen de Lourdes, de Guadalupe... Pero la Santísima Virgen es una sola. Los miles de artistas que han querido pintarla y esculpirla se la han imaginado cada cual a su manera, buscando, sin embargo, su inspiración en el Evangelio y en la fe de la Iglesia.

¿Qué se debe entender por apariciones de la Virgen? 

La Santísima Virgen puede, si quiere, intervenir desde el cielo en asuntos humanos por amor a los hombres. Puede «aparecerse» a tal o cual persona, habitualmente a niños o personas humildes, y entregarles un mensaje para que los hombres se conviertan y vuelvan a Dios.

¿Cree la Iglesia, así no más, a cualquiera que dice que se le apareció la Virgen?

La Iglesia tiene mucha prudencia y sabiduría y es muy lenta en reconocer una aparición. Primero estudia, averigua y comprueba, a fin de no inducir a nadie a engaño. Y hechas las averiguaciones y después de varios años se pronuncia y reconoce con su autoridad si la aparición es real o ficticia. En algún caso la Iglesia se ha convencido de la autenticidad de una aparición por la santidad de vida del vidente, por la pureza del mensaje entregado o por los hechos ocurridos en el lugar de la aparición: curaciones, conversiones, etc. Esto es lo que ocurrió en Lourdes, Francia, en 1858 y en Fátima, Portugal, en el año 1917. En otros casos la Iglesia ha rechazado las supuestas apariciones o simplemente no se pronuncia esperando que el tiempo establezca la verdad.

¿Cuál es la mejor manera de orar a la Santísima Virgen?

La oración principal es la del Ave María que consta de dos partes: la primera parte está tomada del Evangelio, del relato de la Anunciación y de la Visitación: «Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo» (Lc. 1, 28). «Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (Lc. 1, 42).

La segunda parte ha sido agregada por la Iglesia: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».

¿Qué es el santo rosario?

Es una manera de unirnos a la Santísima Virgen María rezando cinco veces un Padre nuestro, diez Avemarías y un gloria, y recordando cada vez un misterio de la vida del Señor. Hay 5 misterios gozosos, que se rezan los lunes y sábado, 5 misterios dolorosos, que se rezan los martes y viernes, 5 misterios luminosos que se rezan los jueves y 5 misterios gloriosos que se rezan los miércoles y domingos. Otras hermosas oraciones a la Virgen son la «Dios te salve Reina y Madre»; el «Bendita sea tu pureza», etc.

Cuestionario

¿Qué sabemos de María? ¿Dónde radica su grandeza? ¿Podemos llamar a María «Madre de Dios»? ¿Por qué? ¿De qué nos acusan algunas sectas? ¿Adoramos los católicos a María? ¿Qué significa que le damos culto de veneración? ¿Qué anunció María en lo referente a su memoria? ¿Cómo la recuerda la historia a través de los siglos? ¿Se ha aparecido la Virgen María? ¿Dónde y cuándo? ¿Cuál ha sido su mensaje. ¿Qué es el Santo Rosario? ¿Es bíblica?
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