lunes, 12 de diciembre de 2016

INTERPRETACIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE


Interpretación de la Imagen de la Virgen de Guadalupe


Los pueblos mesoamericanos desde tiempos remotos ya veneraban en el cerro del tepeyac a una deidad llamada Tonantzin (que quiere decir Nuestra Madrecita), por esta razón, fue más fácil la asimilación el mensaje traído por la Virgen María como verdadera Madre de Dios y Madre nuestra.

El nombre de “SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA DE GUADALUPE” ella misma lo dio a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuando se le apareció para sanarle de sus enfermedades.

Cabello: Lleva el cabello suelto, lo que entre los aztecas es señal de virginidad. Es Virgen y Madre.

Rostro: Su rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante es dulce, fresco, amable, refleja amor y ternura, además de una gran fortaleza.

Manos: Sus manos están juntas en señal de recogimiento, en profunda oración. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.

Embarazo: Su gravidez se constata por la forma aumentada del abdomen, donde se destaca una mayor prominencia vertical que transversal, corresponde a un embarazo casi en su última etapa.

Edad: Representa a una joven que su edad aproximada es de 18 a 20 años.

Estatura: La estatura de la Virgen en el ayate es de 1.43 centímetros.

El cinto: El cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo.

Los rayos: La Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje transmitido es: ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México de nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.

La luna: La Virgen de Guadalupe está de pie en medio de la luna, y no es casual que la palabra México en nátuahl son “Metz – xic – co” que significan “en el centro de la luna”. También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los hilos de la fertilidad femenina y terrestre.

La flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, es el máximo símbolo nátuahl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del especio y del tiempo. En la imagen presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Nuestro Señor Jesucristo en su vientre.

El ángel: Un ángel está a los pies de la Guadalupana con ademán de quien acaba de volar. Las alas son como de águila, asimétricas y muy coloridas, los tonos son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que Juan Diego recordó, anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe. Sus manos sostienen el extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del manto.

ORACIONES A LA VIRGEN DE GUADALUPE


Oraciones a la Virgen de Guadalupe

Oración I

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Oración II

Dios de poder y de misericordia, bendeciste las Américas en el Tepeyac con la presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas.

Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración III

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.

Oración IV

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: "Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado," cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.

Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.

Oración V

Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las familias... Que desde esta tu Imagen manifiestes siempre tu clemencia, tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración VI

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria. Aquí nos tienes humildemente postrados ante tu prodigiosa imagen. En Ti ponemos toda nuestra esperanza. Tú eres nuestra vida y consuelo. Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo, nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena e intercede por nosotros ante tu Divino Hijo en el momento de la muerte, para que alcancemos la eterna salvación del alma. Amén.

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Oración de San Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe


¡Oh Virgen de Inmaculada,
Madre del verdadero Dios y Madre de Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
De una plena fidelidad a Jesucristo a su Iglesia:
No nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos
Los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios
y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias,
Para que estén muy unidas, y bendice a la educación de nuestros hijos.

Esperanza nuestra, míranos con compasión,
Enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a Él, mediante la confesión de nuestra culpas
y pecados en el sacramento de la Penitencia,
que trae sosiego al alma.

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos, 
Que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
Con nuestros corazones libres de mal y de odios,
Podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén

Juan Pablo II

México, enero de 1979

ADVIENTO: ESPERANZA, ORACIÓN Y ALEGRÍA


Adviento: esperanza, oración, alegría
Adviento es la visita de Dios, es nuestra espera y nuestra esperanza activa, es oración y es alegría.


Por: Ramiro Pellitero | Fuente: iglesiaynuevaevangelizacion.blogspot.it 





El comienzo del adviento me ha traído a la memoria, una vez más, este cuento bien conocido.

     "Martín era un humilde zapatero de un pequeño pueblo de montaña. Vivía solo. Hacía años que había enviudado y sus hijos habían marchado a la ciudad en busca de trabajo.

     Martín, cada noche, antes de ir a dormir leía un trozo de los evangelios frente al fuego del hogar. Aquella noche se despertó sobresaltado. Había oído claramente una voz que le decía. ‘Martín, mañana Dios vendrá a verte’. Se levantó, pero no había nadie en la casa, ni fuera, claro está, a esas horas de la fría noche...

    Se levantó muy temprano y barrió y adecentó su taller de zapatería. Dios debía encontrarlo todo perfecto. Y se puso a trabajar delante de la ventana, para ver quién pasaba por la calle. Al cabo de un rato vio pasar un vagabundo vestido de harapos y descalzo. Compadecido, se levantó inmediatamente, lo hizo entrar en su casa para que se calentara un rato junto al fuego. Le dio una taza de leche caliente y le preparó un paquete con pan, queso y fruta, para el camino y le regaló unos zapatos.

     Llevaba otro rato trabajando cuando vio pasar a una joven viuda con su pequeño, muertos de frío. También los hizo pasar. Como ya era mediodía, los sentó a la mesa y sacó el puchero de la sopa excelente que había preparado por si Dios se quería quedar a comer. Además fue a buscar un abrigo de su mujer y otro de unos de sus hijos y se los dio para que no pasaran más frío.

    Pasó la tarde y Martín se entristeció, porque Dios no aparecía. Sonó la campana de la puerta y se giró alegre creyendo que era Dios. La puerta se abrió con algo de violencia y entró dando tumbos el borracho del pueblo.

    – ¡Sólo faltaba este! Mira, que si ahora llega Dios...– se dijo el zapatero.

    – Tengo sed –exclamó el borracho.

    Y Martín acomodándolo en la mesa le sacó una jarra de agua y puso delante de él un plato con los restos de la sopa del mediodía.

    Cuando el borracho marchó ya era muy de noche. Y Martín estaba muy triste. Dios no había venido. Se sentó ante el fuego del hogar. Tomó los evangelios y aquel día los abrió al azar. Y leyó:

    – ‘Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estaba desnudo y me vestistes...Cada vez que lo hiciste con uno de mis pequeños, a mí me lo hicistes...’

    Se le iluminó el rostro al pobre zapatero. ¡Claro que Dios le había visitado! ¡No una vez, sino tres veces! Y Martín, aquella noche, se durmió pensando que era el hombre más feliz del mundo...".

    Adviento, esperanza de la venida de Dios que de muchas formas nos visita.

*     *     *


La visita de Dios

     En el comienzo del adviento de 2009, Benedicto XVI se detenía en el uso de la palabra “adviento” (parousia en griego) por San Pablo, cuando invita a los cristianos a preparar “la venida (adventus) del Señor nuestro Jesucristo” (1 Ts 5, 23). Adviento es la visita de Dios, es nuestra espera y nuestra esperanza activa, es oración y es alegría.

     1. Adviento: la visita de Dios. En el lenguaje antiguo, explicaba el Papa, ese término indicaba la llegada de un funcionario, la visita del rey o del emperador a una provincia. También podría indicar la visita de la divinidad que se manifiesta con poder, o a la que se celebra en el culto.

    Pues bien, señala Benedicto XVI: “Los cristianos adoptaron la palabra "Adviento" para expresar su relación con Jesucristo: Jesús es el Rey, que ha entrado en esta pobre "provincia" denominada tierra para visitar a todos; invita a participar en la fiesta de su Adviento a todos los que creen en él, a todos los que creen en su presencia en la asamblea litúrgica”.

      De esta manera, con esa palabra, “adviento”, se quería decir: “Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no podamos verlo o tocarlo, como sucede con las realidades sensibles, él está aquí y viene a visitarnos de múltiples maneras”.

     Se trata, prosigue el Papa, nada menos que de la visita de Dios: “Él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí”. 


Vencer la tiranía del activismo con la presencia de Dios

     “En la vida cotidiana –observa– todos experimentamos que tenemos poco tiempo para el Señor y también poco tiempo para nosotros. Acabamos dejándonos absorber por el ‘hacer’. ¿No es verdad que con frecuencia es precisamente la actividad lo que nos domina, la sociedad con sus múltiples intereses lo que monopoliza nuestra atención? ¿No es verdad que se dedica mucho tiempo al ocio y a todo tipo de diversiones? A veces las cosas nos ‘arrollan”.

     El Adviento –continúa– es una ocasión para detenernos y darnos cuenta de la presencia de Dios en nuestra vida. “Es una invitación a comprender que los acontecimientos de cada día son gestos que Dios nos dirige, signos de su atención por cada uno de nosotros. ¡Cuán a menudo nos hace percibir Dios un poco de su amor!”. Y añade: “Escribir —por decirlo así— un ‘diario interior’ de este amor sería una tarea hermosa y saludable para nuestra vida”.

     ¿Qué pasaría –cabría cuestionarse– si tuviéramos más presente al Señor?

     “La certeza de su presencia –se pregunta Benedicto XVI– ¿no debería ayudarnos a ver el mundo de otra manera? ¿No debería ayudarnos a considerar toda nuestra existencia como ‘visita’, como un modo en que Él puede venir a nosotros y estar cerca de nosotros, en cualquier situación?”

    Y es que, en la perspectiva realista del cristianismo, nuestra vida es una visita de Dios, un encuentro con Él cada día.


El Adviento es espera

     2. En segundo lugar, otro elemento del Adviento, es la espera, “una espera –señala el Papa– que es al mismo tiempo esperanza”. Notemos por tanto que no se trata de esperar sin más, con los brazos cruzados, a que suceda algo; es más bien una espera activa, tratando de percibir lo que sucede y de colaborar en lo que podamos con la acción divina. Así lo explica Benedicto XVI:

     “El Adviento nos impulsa a entender el sentido del tiempo y de la historia como "kairós", como ocasión propicia para nuestra salvación”. Continúa señalando cómo “Jesús explicó esta realidad misteriosa en muchas parábolas: en la narración de los siervos invitados a esperar el regreso de su dueño; en la parábola de las vírgenes que esperan al esposo; o en las de la siembra y la siega”.

     La espera de algo que ha de acontecer es experiencia de todos: “En la vida, el hombre está constantemente a la espera: cuando es niño quiere crecer; cuando es adulto busca la realización y el éxito; cuando es de edad avanzada aspira al merecido descanso”.

    “Pero –advierte el Papa– llega el momento en que descubre que ha esperado demasiado poco si, fuera de la profesión o de la posición social, no le queda nada más que esperar”. Es, diríamos, como si alcanzada esa meta, o llegado el tiempo en que debería haberse alcanzado, no tuviera respuesta para esta pregunta: ¿Y ahora, qué? 

     Para los cristianos la esperanza está animada por una certeza: “El Señor está presente a lo largo de nuestra vida, nos acompaña y un día enjugará también nuestras lágrimas. Un día, no lejano, todo encontrará su cumplimiento en el reino de Dios, reino de justicia y de paz”.


Una espera que es esperanza

     3. Añade Benedicto XVI que hay muchas maneras de esperar. Y es muy diferente el caso de que no se tenga nada de lo que se espera, del caso en que haya algo, aunque no sea pleno: “Si el tiempo no está lleno de un presente cargado de sentido, la espera puede resultar insoportable; si se espera algo, pero en este momento no hay nada, es decir, si el presente está vacío, cada instante que pasa parece exageradamente largo, y la espera se transforma en un peso demasiado grande, porque el futuro es del todo incierto. En cambio, cuando el tiempo está cargado de sentido, y en cada instante percibimos algo específico y positivo, entonces la alegría de la espera hace más valioso el presente”.

     Por eso, porque los cristianos ya tenemos al Señor en los dones que nos da (la fe, los sacramentos, la vida cristiana personal y en la Iglesia), aunque aún no nos hayamos unido a Él de modo pleno, podemos darnos cuenta de que Dios está con nosotros y llenarnos de esperanza en que se nos dará más plenamente aún.

     “Queridos hermanos y hermanas, vivamos intensamente el presente, donde ya nos alcanzan los dones del Señor, vivámoslo proyectados hacia el futuro, un futuro lleno de esperanza”.

     Y así, “el Adviento cristiano es una ocasión para despertar de nuevo en nosotros el sentido verdadero de la espera, volviendo al corazón de nuestra fe, que es el misterio de Cristo, el Mesías esperado durante muchos siglos y que nació en la pobreza de Belén. Al venir entre nosotros, nos trajo y sigue ofreciéndonos el don de su amor y de su salvación. Presente entre nosotros, nos habla de muchas maneras: en la Sagrada Escritura, en el año litúrgico, en los santos, en los acontecimientos de la vida cotidiana, en toda la creación, que cambia de aspecto si detrás de ella se encuentra Él o si está ofuscada por la niebla de un origen y un futuro inciertos”.


Tiempo de oración y de alegría

     4. Dios está presente; se nos da de tantas maneras; ¿pero qué podemos hacer nosotros? He aquí la propuesta, que pasa necesariamente por la oración:

    “Nosotros podemos dirigirle la palabra, presentarle los sufrimientos que nos entristecen, la impaciencia y las preguntas que brotan de nuestro corazón. Estamos seguros de que nos escucha siempre. Y si Jesús está presente, ya no existe un tiempo sin sentido y vacío. Si él está presente, podemos seguir esperando incluso cuando los demás ya no pueden asegurarnos ningún apoyo, incluso cuando el presente está lleno de dificultades.

     “El Adviento es –concluye el Papa– el tiempo de la presencia y de la espera de lo eterno”. Y añade: “Precisamente por esta razón es, de modo especial, el tiempo de la alegría, de una alegría interiorizada, que ningún sufrimiento puede eliminar. La alegría por el hecho de que Dios se ha hecho niño. Esta alegría, invisiblemente presente en nosotros, nos alienta a caminar confiados”. En todo esto nos sostiene María, y nos obtiene la gracia de vivir este tiempo litúrgico “vigilantes y activos en la espera”.

LA FE ES GARANTÍA DE LO QUE SE ESPERA


La fe es garantía de lo que se espera
Sin la fe no podríamos subsistir, somos lo que creemos, el poder sin límites está en nuestra fe, cuando hay confianza mostramos lo que verdaderamente somos.


Por: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: es.catholic.net 




Un hombre estaba sentado en el comedor de su casa; a su izquierda había un vaso de agua y a su derecha un plato de comida. Inseguro de si era hambre o sed lo que padecía, dudaba entre tomar la comida o beber el agua. Y al persistir la incertidumbre, murió sin probar alimento ni saciar su sed.

Para la Biblia, la fe es la fuente de toda la vida religiosa. A Dios debe responderle el ser humano con la fe. Siguiendo las huellas de Abrahán, padre de todos los creyentes (Rm 4, 11), personajes ejemplares del Antiguo Testamento vivieron y murieron en la fe (Hb 11), que Jesús lleva a su perfección (Hb 12, 2). Los discípulos de Cristo son los que han creído (Hch 2, 44) en Él.

El que ha creído en la Palabra, introducido en la Iglesia por el bautismo, participa en la enseñanza, en el espíritu, en la liturgia de la Iglesia (Hch 7, 55-60), en una confianza absoluta en Aquel en quien ha creído (2 Tm 1, 12; 4, 17s.) Se llega a la fe por la entrega, por la confianza en Dios, por la aceptación de su Palabra. El corazón tiene razones que la razón no comprende… Es el corazón el que siente a Dios, no la razón. Y eso es precisamente la fe: Dios sensible al corazón, no a la razón (Pascal).

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hb 11, 1). La fe mueve montañas. Sólo las personas de fe pueden realizar grandes empresas y sacar fuerzas de todas las contrariedades que salen al paso. La fe ayuda, la fe es tabla de salvación. La fe te ayuda mucho. Cuando no hay fe, falta la vida.

Sin la fe no podríamos subsistir. El hombre es lo que cree. Somos lo que creemos que somos. A. Chejov y J. Suart Mill afirman que la persona que tiene fe posee más fuerza que otras noventa y nueve que sólo tengan intereses. Cuando uno cree que algo es verdadero, se pone en un estado como si lo fuese. Fe es cualquier principio, guía, aforismo, convicción o pasión que pueda suministrar sentido y orientación a la vida (A. Robbins).

El poder sin límites está en nuestra fe, pues ya lo expresaba muy bien Virgilio: Pueden porque creen que pueden. Hay que aprovechar cualquier cosa que ofrezca a un ser humano un rayo de fe y de esperanza y lo pueda cambiar. Somos lo que creemos. Nuestro sistema de creencias se basa en nuestras experiencias pasadas, las cuales revivimos constantemente en el presente, temiendo que el futuro vaya a ser igual que el pasado.

Sólo en el ahora podemos rectificar nuestras percepciones erróneas, y eso sólo se puede lograr eliminando de nuestra mente todo lo que creemos que otros nos han hecho y lo que nosotros creemos haberles hecho a otros.

La duda y la indecisión nos llevan a la muerte. No podemos vivir sin fe, sin confianza. Las dudas son nuestros traidores, decía Shakespeare. Y es cierto, porque basta con que penetre una duda en nuestra mente para acabar con toda la confianza y seguridad del mundo. La duda forma parte del sistema de nuestras creencias.
Al dudar de nuestros logros potenciales, proclamamos con certeza lo que es y lo que no es posible. Nadie se puede permitir el lujo de albergar dudas y admitir en su mente frases como: No tengo el talento suficiente, Eso no se puede hacer, sé realista.

Si hay confianza al pedir, también la hay al expresarse en cualquier tipo de conversación. Cuando hay confianza nos movemos a gusto, nos mostramos como somos, abrimos la mente, el corazón y todo el ser.

En 1982, la Corporación Forum, de Boston Massachussets, estudió a 341 vendedores de distintas compañías, en cinco industrias, para determinar a qué se debía la diferencia entre los más altos productores y los productores término medio. De éstos, 173 eran vendedores del más alto nivel, y 168 eran vendedores término medio.

Cuando se terminó el estudio, era claro que la diferencia entre los dos grupos no podía atribuirse a destrezas, conocimientos o habilidad. La Corporación Forum encontró que la diferencia ¡se debía a la honradez! Las personas que alcanzaban el más alto nivel en ventas eran más productivas porque los clientes tenían confianza en ellas. Y como les creían, les compraban a ellas.

En Jeremías (17,5-8) se ponen en claro dos actitudes, la del que confía en el ser humano y la del que pone toda su confianza en el Señor. Por eso dice maldito, es decir, infeliz, a quien pone su propia estabilidad, el fundamento de todo el edificio de su existencia, en sí mismo y en la caducidad humana: maldito el hombre que confía en otra persona (Jr 17,5); y declara bendito, es decir, lleno de vida, al que pone toda su existencia en la fidelidad de la palabra de Dios: bendito el hombre que confía en el Señor (Jr 17,7). Al ser humano se le presentan dos opciones fundamentales en su vida, o poner su confianza en Dios, en la vida, adherirse a él, o vivir alejado de Dios y poner su confianza en los ídolos que llevan a la muerte.

En Lc 6,20-26 se nos ofrece la proclamación fundamental de Jesús condensada en las bienaventuranzas, dirigida a los pobres e infelices, y en los ayes, que tienen como destinatarios a los ricos de este mundo. En los salmos se declara a una persona bienaventurada o feliz porque cumple con la ley del Señor: ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue su camino! (Sal 128,1).

Las maldiciones, o ayes, son dirigidos a aquellos que se han apartado de Dios y viven en la muerte. ¡Ay de los que disimulan sus planes para ocultarlos al Señor! (Is 29,15).

Jesús dirige las bienaventuranzas simplemente a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran, a los perseguidos, como declaración de felicidad. Los pobres, los perseguidos, los mansos, son felices porque, son ya desde ahora los seguros y privilegiados destinatarios de la misericordia de Dios.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 12 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 12



Sabemos que toda la ley consiste en amar de veras a Dios y a los hombres; lo demás son medios para conseguir este amor.
No hay cosa tan difícil de hacer y no hay cosa que tan fácilmente estemos persuadidos de cumplir.
Si se nos pregunta si amamos a Dios, respondemos "indudablemente". Si se nos interroga si amamos a los prójimos, igualmente sin hesitaciones diremos "¡ciertamente!".
Sin embargo, debemos recordar que el amor no consiste en decir "te amo" sino en hacer "obras de amor". El amor no será jamás un sentimiento, sino un gesto concreto.
En consecuencia, para saber si amo a Dios y si amo a los hombres, he de preguntarme si "hago" algo por Dios y por los hombres. Solamente esa concreción del amor es la que me podrá persuadir  de un modo cierto de que mi amor es auténtico y no falso.
“Si antes entregaron sus miembros, haciéndolos esclavos de la impureza y del desorden hasta llegar a sus excesos, pónganlos ahora al servicio de la justicia para alcanzar la santidad” (Rom 6,19). Santo no es tanto el que no peca cuanto el que ama, a no ser que no peque precisamente porque ama.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ LUNES!!!!


domingo, 11 de diciembre de 2016

HOY 11 DE DICIEMBRE 2016 SE CELEBRA EL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO


Hoy 11 de diciembre se celebra el Tercer Domingo de Adviento, el domingo de la alegría o de Gaudete


 (ACI).- El tercer domingo de Adviento es llamado “domingo de gaudete”, o de la alegría, por la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete, es decir, regocíjense.

En esta fecha se permite la vestimenta color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela rosada. 

Evangelio: Mateo 11,2-11


¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!"

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."

Domingos de “gaudete” y “laudete”

Hay dos domingos en el año que se permite usar el color rosa en la vestimenta y estos son el cuarto domingo de Cuaresma (laetare) y el tercer domingo de Adviento (gaudete) porque en medio de la “espera”, se recuerda que ya está próxima la alegría de la Pascua o de la Navidad, respectivamente.

En la corona de Adviento también se suele encender una vela rosada.

LA MURALLA DE NIEVE


LA MURALLA DE NIEVE



Cuando comenzó el año 1814, las tropas de suecos, cosacos, alemanes y rusos estaban a media hora de marcha de la ciudad de Sleswick. Cada día, llegaban noticias terribles desde el campo sobre el comportamiento de los soldados. Se pensaba que el ataque final llegaría la medianoche del 5 de enero, que se acercaba.

En las afueras de la ciudad, en el lado por donde venían los enemigos, había una casa solitaria, y en ella había una anciana creyente, que estaba orando seriamente con las palabras de un antiguo himno, para que Dios levantase una muralla alrededor de ellos, de forma que el enemigo no pudiera atacarles. En esa misma casa vivían su hija, viuda, y su nieto, un joven de 20 años. Él oyó la oración de su abuela, y no pudo evitar decir que no comprendía cómo ella podía pedir algo tan imposible como que un muro se construyera alrededor de la casa para librarlos del enemigo. La anciana añadió:
- "Sin embargo, ¿piensas que si fuera la voluntad de Dios construir una muralla alrededor de nosotros, sería imposible para Él?

Llegó la terrible noche del 5 de enero y a la medianoche, los soldados empezaron a entrar en todos lados. La casa de la que hablábamos estaba cerca de la carretera, y era mayor que las casas que estaban cerca, que eran solo casas muy pequeñas. Sus habitantes miraban con ansias o temor cómo los soldados entraban en una y otra casa para pedir lo que quisieran; pero todos pasaron de largo de su casa.

Durante todo el día había habido una terrible nevada (la primera del invierno) y hacia la noche la tormenta se hizo tan violenta que apenas se reconocía con otros años.

Al final cuatro partidas de cosacos llegaron, porque la nieve no los dejaba entrar antes en la ciudad por otro camino. Esta parte de las afueras estaba un poco lejos de la ciudad misma. Las casas cercanas a donde vivía la anciana se vieron así llenas con 50 o 60 de estos hombres salvajes. Fue una noche terrible para los que vivían en esa parte de la ciudad, llena a rebosar con tropas enemigas. Pero ni un solo soldado entró en la casa de la abuela; y en medio de los gritos de alrededor ni siquiera se oyó un golpe en la puerta para asombro de la familia.

A la mañana siguiente, cuando salió el sol, vieron la causa. La tormenta había descargado una cantidad tal de nieve entre la carretera y la casa que no se podía llegar allí.

- "¿Ves ahora, hijo mío," -dijo la anciana- "que fue posible para Dios levantar una muralla alrededor de nosotros?".

LAS SIETE REGLAS DEL GALLO


LAS 7 REGLAS DEL GALLO



Muchas veces nos sentimos incapaces de realizar ciertas actividades o desarrollar proyectos por creer que somos poca cosa. Sin embargo, nunca debemos pensar que no servimos, pues para Dios todos servimos (aunque no todos para lo mismo). Si Dios pudo utilizar un simple gallo para recuperar a un apóstol como Pedro, también puede apoyarse en ti para muchas cosas.

Tan sólo debes de seguir las 7 reglas del gallo:

1- El gallo se levanta temprano e inmediatamente emprende su tarea (que Dios le ha confiado).

2- El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores. Hace lo que puede, lo mejor que sabe.

3- El gallo sigue cantando aunque nadie lo anime ni se lo agradezca. En realidad, no espera que nadie lo haga.

4- El gallo despierta a los que duermen. Su tarea es impopular, pero necesaria.

5- El gallo proclama buenas noticias: Acaba de amanecer. Ante ti tienes por estrenar un nuevo día, lleno de magníficas oportunidades.

6- El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Se puede contar con él. No falla nunca. Es un excelente centinela.

7- El gallo nunca se queja de tener que hacer siempre lo mismo, de que nadie le felicite o de que a nadie le importe su cometido.

DIOS PADRE ESCOGIÓ LA OBEDIENCIA PARA SU HIJO


Dios Padre escogió la obediencia para su Hijo
Qué misterio y qué lección para este mundo que ha confundido libertad con el libertinaje.


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net 




El hombre de hoy está orgulloso de su autonomía. Se siente libre, pero habría que poner en tela de juicio este concepto de libertad. La mayor parte de las veces la libertad humana es tragada por el libertinaje. El hombre moderno dice: “Soy libre para hacer lo que quiero”.

Pero el libertinaje lleva a remolque la verdadera libertad y el hombre termina en la peor esclavitud, la de ser prisionero de si mismo.

También aquí hay que contemplar quién es el que obedece: es el Hijo Amado del Padre, es el Verbo Eterno por quien todo se hizo, es aquel cuyo hablar nos supera, es, como el Padre, el Omnipotente, el Omnisciente, el Eterno, el Santo. Verdaderamente, ¡qué misterio y qué lección para este mundo que ha confundido libertad con el libertinaje, que se agarra a su soberbia como a su principio creador, que ha convertido el egoísmo en inspiración de sus actos, que ha canonizado el orgullo y la autosuficiencia, que sigue apegado al pecado con tal de no someterse a la providencia de Dios!

El hombre debe someterse a la autoridad, no como un esclavo que obedece a su señor porque no hay más remedio, sino como un hijo de Dios que obedece a su Padre. El Catecismo nos recuerda este origen divino de la autoridad en el n.2238:

Los que están sometidos a la autoridad deben mirar a sus superiores como representantes de Dios que los ha instituido ministros de sus dones.

El Catecismo a continuación cita a San Pablo:

Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana... Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretexto de maldad, sino como siervos de Dios. (Rom 13, 1-2)

En la encarnación, Dios Padre escogió los tres “consejos evangélicos”, pobreza, castidad y obediencia, para su Hijo como la mejor manera de redimir a la humanidad. Tal vez corramos el peligro de aplicar estos consejos únicamente a los religiosos, dado que son ellos quienes los profesan oficialmente. Sin embargo, estos consejos evangélicos son para todos los cristianos. Ciertamente cada uno tiene que practicarlos según su estado y condición de vida.

FELIZ DOMINGO!!


sábado, 10 de diciembre de 2016

APRENDER A AMAR


Aprender a amar



El hombre, para ser feliz, ha de encontrar respuesta a las grandes cuestiones de la vida. Entre esas cuestiones que afectan al hombre de todo tiempo y lugar, que apelan a su corazón, que es donde se desarrolla la más esencial trama de su historia, está, incuestionablemente, la sexualidad.

Por eso es preciso encontrar respuesta a preguntas capitales como: ¿qué debo hacer para educar mi sexualidad, para ser dueño de ella?, pues el cuerpo de la otra persona se presenta a la vez como reflejo de esa persona y también como ocasión para dar rienda suelta a un deseo de autosatisfacción egoísta.

¿Consideras entonces la sexualidad un asunto muy importante?

El gobierno más importante es el de uno mismo. Y si una persona no adquiere el necesario dominio sobre su sexualidad, vive con un tirano dentro.

La sexualidad es un impulso genérico entre cualquier macho y cualquier hembra. El amor entre un hombre y una mujer, en cambio, busca la máxima individualización.

Y para que el cuerpo sea expresión e instrumento de ese amor individualizado, es necesario dominar el cuerpo de modo que no quede subyugado por el placer inmediato y egoísta, sino que actúe al servicio del amor.

Porque, si no se educa bien la propia afectividad, es fácil que, en el momento en que tendría que brotar un amor limpio, se imponga la fuerza del egoísmo sexual. En el momento en que la sexualidad deja de estar bajo control, comienza su tiranía. Chesterton decía que pensar en una desinhibición sexual simpática y desdramatizada, en la que el sexo se convierte en un pasatiempo hermoso e inofensivo como un árbol o una flor, sería una fantasía utópica o un triste desconocimiento de la naturaleza y la psicología humanas.


© Alfonso Aguiló

PAPA FRANCISCO REVELA CUÁL ES LA TENTACIÓN MÁS PELIGROSA PARA LOS SEMINARISTAS


El Papa Francisco revela cuál es “la tentación más peligrosa” para los seminaristas
Por Miguel Pérez Pichel




VATICANO, 10 Dic. 16 / 08:02 am (ACI).- El Papa Francisco advirtió a los seminaristas que el gran obstáculo que deberán esquivar durante su formación para el sacerdocio es el narcisismo, pensar solo en uno mismo, “la tentación más peligrosa”.

En un discurso dirigido en el Palacio Apostólico a la Comunidad del Pontificio Seminario Regional de Puglia “Pío XI”, el Papa describió el ministerio sacerdotal como una vocación que se realiza a través de una triple pertenencia: “al Señor, a la Iglesia y al Reino”.

“Esa pertenencia –explicó el Santo Padre–, naturalmente, no se improvisa, ni nace después de la ordenación, sino antes”.

El Pontífice explicó que “la palabra ‘pertenencia’ implica el sentirse parte de un todo. Solo si nos sentimos parte de Cristo, de la Iglesia y del Reino, caminaremos bien en los años del Seminario”.


Francisco advirtió a los seminaristas que “no todo comienza y termina conmigo. Puedo y debo mirar más allá de mí mismo, con el fin de acogerme a la belleza y a la profundidad del misterio que me rodea, de la vida que me supera, de la fe en Dios que sostiene cada cosa y a cada persona, incluso a mí”.

“¿Cómo puedo acogerme a Cristo si solo pienso en mí mismo?”, se preguntó el Papa. “¿Cómo puedo disfrutar de la belleza de la Iglesia, si mi única preocupación es salvarme, protegerme y salir indemne de cada circunstancia? ¿Cómo puedo entusiasmarme con la aventura de la construcción del Reino de Dios si cada entusiasmo queda frenado por el miedo a perder alguna cosa mía?”

En este tiempo litúrgico de Adviento, dijo, “estamos invitados a vigilar el riesgo real de ser narcisistas, porque sin esta vigilancia ningún camino vocacional es realmente posible”.

Por lo tanto, hay prepararse para pertenecer “a Cristo, a los hermanos con los que compartimos el ministerio y la fe, a todas las personas que encontramos en la vida. ¡Y es en el seminario donde se empieza a aprender a relacionarse bien!”.

“No se puede pretender caminar hacia el sacerdocio sin haber tomado esta decisión en el corazón: quiero ser un hombre que se relacione”.


El Obispo de Roma invitó a los presentes a no sentirse “diferentes de sus coetáneos. No traten de ser mejores que otros jóvenes. Aprendan a estar con todos, no tengan miedo de ensuciarse las manos”.

“Si mañana van a ser sacerdotes que vivan en medio del pueblo santo de Dios, hoy deben comenzar a ser jóvenes que sepan estar con todos, que sepan aprender de cada persona que se encuentran en el camino, con humildad y con inteligencia”.

Sin embargo, precisó, esa relación con los demás debe fundamentarse en el Señor. “Que la base de toda relación sea la relación con Cristo”, señaló, e indicó que “el lugar en el que crece la relación con Cristo es la oración, y el fruto más maduro de la oración siempre es la caridad”.

YA CASI ESTÁ TODO LISTO PARA NAVIDAD... Y NUESTROS CAMINOS?


Ya casi está todo listo para Navidad ... ¿y nuestros caminos?
Estamos corriendo, para que no se nos olviden las hasta hemos hecho una lista para que no se nos olviden las "cosas" que tenemos que hacer.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




¡YA TE FALTA POCO PARA NACER.... OH, SEÑOR DE LA HISTORIA!

Al final del Adviento... ¿Cómo estás nuestros caminos?

Todos sabemos que falta poco para que llegue la Navidad....y ahí andamos corriendo, hasta hemos hecho una lista para que no se nos olviden las "cosas" que tenemos que hacer, regalos, alimentos para la cena de Nochebuena o la comida de Navidad.... ¡y los turrones!, ah, eso si no nos pueden faltar y los vinos....otra cosa importante para brindar....

Cada quién, según sus posibilidades, trataremos que esa noche o día, se pueda celebrar lo mejor posible y sobre todo, si es que llega a ser en nuestra casa, quedar con el mejor de los éxitos....

Todo esto está muy bien, pero.... ¿Cómo están nuestros caminos? Los "caminos" de nuestro interior, los "caminos" de nuestro corazón....

Hace muchísimos años, Juan, comenzó a predicar la penitencia, un bautismo para el perdón de los pecados y su arrepentimiento, es tiempo de mortificación por eso vemos que los sacerdotes visten de color morado al celebrar la misa, y todavía muchos miles de años antes, podemos leer al profeta Isaías: "Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios".

Es ahora cuando ha llegado nuestro tiempo... ¿Cómo preparamos esos "caminos"... sin allanar las crestas de nuestra soberbia, de nuestra altanería... sin poner rectos nuestros deseos de ambición cambiándolos por generosidad, sin suavizar esa aspereza pidiendo perdón o dándolo con un gesto de amor....?

Es el momento de pensar, de "bucear" en nuestro interior para ver si nos hace falta cambiar nuestro modo de ser, cambiar nuestra vida... para poder ofrecer "algo", para poder "regalarle" algo al Hijo de Dios que ya no tarda en llegar, que ya no tarda en aparecer en nuestra Historia, siendo El el Señor y Dueño de la misma, y sin embargo
lo vamos a ver naciendo en la más profunda humildad y solo ý únicamente por amor.

Es tiempo de regalar. y de recibir regalos..., todo está bien.

Pero El solo vino a buscar mi corazón para que lo ame.... ¿se lo daré?......

JESUCRISTO SE FORMÓ EN MARÍA


Jesucristo se formó en María
Nosotros debemos formarnos a semejanza de Jesucristo en María.


Por: marianistas.org | Fuente: marianistas.org 




Una persona realmente cristiana no puede ni debe vivir más que de la vida de Nuestro Señor Jesucristo.

Esta vida divina debe ser el principio de todos sus pensamientos, de todas sus palabras y de todas sus acciones.

Jesucristo fue concebido en el seno de la augusta María por obra del Espíritu Santo. Jesucristo nació del seno virginal de María. Concebido por obra del Espíritu Santo, nacido de María Virgen.

El bautismo y la fe hacen que empiece en nosotros la vida de Jesucristo. Por eso, somos como concebidos por obra del Espíritu Santo. Pero debemos, como el Salvador, nacer de la Virgen María.

Jesucristo quiso formarse a nuestra semejanza en el seno virginal de María. También nosotros debemos formarnos a semejanza de Jesucristo en el seno de María, conformar nuestra conducta con su conducta, nuestras inclinaciones con sus inclinaciones, nuestra vida con su vida.

Todo lo que María lleva en su seno, o no puede ser más que Jesucristo mismo, o no puede vivir más que de la vida de Jesucristo. María, con un amor inimaginable, nos lleva siempre en sus castas entrañas como hijos pequeños, hasta tanto que, habiendo formado en nosotros los primeros rasgos de su hijo, nos dé a luz como a él.

María nos repite incesantemente estas hermosas palabras de san Pablo: Hijitos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo se forme en vosotros (Gál 4,19). Hijitos míos, que yo quisiera dar a luz cuando Jesucristo se haya formado perfectamente en vosotros.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 10 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 10



"No juzguen y no serán juzgados"

Esta afirmación que leemos en el Evangelio es de suma importancia para nuestra vida de relación con los que nos rodean.
Debemos respetar con amor todas las vidas que se cruzan por nuestro camino; ellas también tienen derecho a ser "ellas" y no tienen por qué aspirar a ser "nosotros"; así como nosotros deberemos mantenernos "nosotros", sin ansiar llegar a ser "ellos"
Esa ancianita que a diario entra en un templo, molestando a todos con su inoportuna tos de pecho cansado, puede ser toda una maravilla de gracia en su interior.
Esa pobre mujer que te atiende detrás del mostrador, debajo de sus toscas maneras y tras sus manos agrietadas puede esconder una nobleza desconocida para muchos otros que presentan exteriores más atractivos.
Si no se conoce el interior de las personas, no se las puede juzgar; nadie tiene derecho a penetrar la intimidad personal de nadie; esa intimidad es un templo, reservado solamente a Dios.
“No juzguen, y no serán juzgados” (Mt 7,1). Sólo Dios es el que puede juzgar, pues solamente Él es el que tiene todos los elementos de juicio; a nosotros se nos escapan muchos de esos elementos; ahora bien, juzgar sin tener conocimiento cumplido del pro y del contra, es terrible imprudencia que cometemos.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SÁBADO!!!



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