domingo, 8 de enero de 2017

UN NIÑO QUE DARÁ QUE HABLAR


Un niño que dará que hablar



Han pasado las navidades, y con el Bautismo del Señor, se inicia su andadura y su misión. ¿Qué andadura? ¿Qué misión?

Ni más ni menos que aquello, que nosotros los cristianos, olvidamos con frecuencia: ser discípulo de Jesús es ser conocedor de su vida, entusiasta de Dios y orientar nuestra vida desde el Evangelio. ¿Lo hacemos?

Este Niño, al que visitaron humildemente los pastores; al que reverenciaron los magos para abrir su historia y su nombre a todos los pueblos de la tierra, inicia con su bautismo personal aquello para lo que ha nacido: ha venido para estar junto a nosotros, para enseñarnos el camino de la vida y del amor de Dios, y sobre todo, para dignificar nuestra existencia, divinizarla y darle otro color.

Se involucra de lleno en aquello que Dios le pide. Se abre el cielo, una vez más, no para entrar en el seno virginal de María, y sí para caminar por las entrañas de la tierra ofreciendo esperanza e ilusión a todo aquel que la ha perdido.

Aquel Niño que nació en una noche estrellada y silenciosa, hablará con fuerza sobre el amor y la justicia. Nos dirá que, el perdón, es distintivo de aquellos que se dicen amigos suyos y, sobre todo, nos invitará a ser testigos de lo que, Él, dice, forja y enseña.

El Bautismo del Señor es el punto de salida de una tarea que, además, sacude nuestras conciencias y nos ofrece muchas posibilidades.

-Sacude nuestras conciencias. Nos invita a plantearnos varios interrogantes. ¿Es nuestra fe operativa, profunda, convencida, creativa y activa? ¿No la tenemos demasiado dormida y arrinconada por vicisitudes o por vergüenza a exhibirla? ¿Por qué tanta bravura para hablar de lo superfluo, de aquello que pasa, y tanto miramiento o timidez para expresar aquello que decimos creer y sentir?

-Nos da muchas posibilidades. El Bautismo del Señor nos abre, nuevamente, el cielo. Escuchamos, una vez más, que somos hijos preferidos por parte de Dios, que nos ama pero, que hemos de intentar practicar aquello que Jesús nos dice. Y que, su misión, es nuestra misión. Que su locura, ha de ser nuestra locura. Que su fin, ha de ser nuestro fin. Que su camino, ha de ser el nuestro.

El Bautismo del Señor es descubrir el sentido de nuestro propio bautismo. No se construye una casa para nunca habitarla. Ni, tampoco, se descorcha una botella de buen vino para desperdiciar su contenido. Ni, mucho menos, compramos un artículo de belleza para nunca lucirlo. De igual manera, el Bautismo del Señor, empuja y sazona el nuestro, con la luz de una gran verdad: hemos de ser sus testigos cumpliendo la voluntad de Dios allá donde nos encontremos.

Si Jesús, desde el día de su nacimiento, comparte nuestra condición humana, ahora, con su Bautismo carga con nuestras deficiencias y pecados, se compromete de lleno en un intento de recuperarnos y de llevarnos a Dios.

¿Qué ser cristiano no es cómodo ni fácil? ¡Por supuesto! ¡Nunca lo ha sido! Pero, Jesús, no se conformó con descender al Jordán para hacer el numerito. No cumplió el rito por simple tradición o presión social. En su ascenso, a la tierra llana y dura, comprobó enseguida que su mensaje era causa de tensión. ¡No dejaba indiferente a nadie! Fue un Niño que, siendo joven, no dejó frío a nadie.

A una con el Señor, renovemos en el inicio de este año nuestro deseo de que la presencia de Dios en nuestra vida sea algo real, vivo, visible y testimonial.


© Padre Javier Leoz

POR QUÉ SE HIZO BAUTIZAR JESÚS?


¿Por qué se hizo bautizar Jesús?
En el gesto de Jesús descubrimos su solidaridad redentora. Se hace uno de los nuestros, para compartir hasta el fondo nuestra suerte y así poder transformarla.


Por: P. Guillermo Juan Morado | Fuente: Infocatolica 




Jesús no tenía necesidad de ser bautizado. Juan Bautista acertaba plenamente al decir: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias" (cf Mc 1,7-11). El bautismo de Juan, que no es todavía el sacramento cristiano del bautismo, era un bautismo de penitencia, que expresaba el deseo de ser purificado de los pecados. Ningún pecado había en Jesús. Él es el Santo, el Inocente, el Hijo de Dios.

¿Por qué, entonces, quiso Jesús ser contado entre los pecadores y, como algunos de ellos, dejarse bautizar por Juan? En el gesto de Jesús descubrimos su solidaridad redentora. Se hace uno de los nuestros, para compartir hasta el fondo nuestra suerte y así poder transformarla. En realidad, no es el agua del Jordán la que purifica a Jesús, sino que es Él, dejándose sumergir en el agua, quien confiere al agua el poder de santificar.

La inmersión de Jesús en el Jordán prefigura su inmersión en la muerte. El Señor no sólo se dejó contar entre los pecadores, sino se apropió de todo el pecado de los hombres y asumió la consecuencia de ese pecado, la muerte. Haciendo suya la muerte la destruyó desde dentro, trasformándola en vida, al igual que convirtió el agua del Jordán en agua de vida.

El Señor, que posee el Espíritu en plenitud, puede comunicarlo a los suyos por medio de un Bautismo que ya no es, como el de Juan, un mero signo de penitencia, sino una participación sacramental en su Pascua. Al recibir el sacramento del Bautismo por el agua y el Espíritu Santo somos verdaderamente regenerados; morimos al hombre viejo, al pecado, y renacemos como hombres nuevos, como hijos adoptivos de Dios por la gracia, como miembros de la Iglesia.

El evangelio dice que apenas salió Jesús del agua se "rasgó el cielo". Los cielos se abrieron, comenta Santo Tomás de Aquino, para mostrar los elementos que pertenecen a la eficacia de nuestro Bautismo. Una eficacia que proviene, no de las fuerzas humanas, sino de la virtud del cielo. Una eficacia relacionada con la fe del que se bautiza y con la fe de la Iglesia, mediante la cual "contemplamos las cosas del cielo, que superan los sentidos y la razón humanos". Y, además, "se abrieron los cielos, para manifestar que el camino del cielo queda abierto para los bautizados" (STh III 39 5).

Debemos perseverar en la oración para que este nuevo nacimiento, que ha tenido lugar en nuestro Bautismo, llegue a su plenitud, a su cumplimiento, que no es otro que el cielo; la amistad con Dios, la comunión con Él y con todos los bienaventurados.

EUCARISTÍA, AMOR DE CRISTO HASTA EL EXTREMO


Eucaristía, amor de Cristo hasta el extremo
Cristo se ha quedado solo para ti en la Eucaristía, como si tú solo lo visitaras, allí esta a todas horas, solo para ti.


Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 




Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el extremo. Los suyos entonces eran los que le veían: Juan y Pedro y los demás compañeros. Hoy los suyos somos tú y yo, todos nosotros; por lo tanto: “Habiendo amado a los suyos, es decir, a los que hoy están en el mundo, los ama hasta el extremo.

Esto es la Eucaristía: el amor de Cristo hasta el extremo para ti, para mí, durante toda la vida. Porque la Eucaristía es poner a tu disposición toda la omnipotencia, bondad, amor y misericordia de Dios, todos los días y todas las horas de tu vida. En cada sagrario del mundo Cristo está para ti todos los días de tu vida. Según sus mismas palabras: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Al decir con vosotros, es decir contigo, conmigo.

El sol no te alumbra o calienta menos a ti cuando alumbra o calienta a muchos. Si tú solo disfrutas del sol, o hay millones de gentes bajo sus rayos, el sol te calienta lo mismo... te calienta con toda su fuerza.

Así, Cristo se ha quedado solo para ti en la Eucaristía, como si tú solo lo visitaras, tú solo comulgaras, tú solo asistieras a la misa. Allí esta, pues, Cristo, medicina de tus males; pero pide como el leproso: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Pide como Bartimeo: ”Hijo de David, ten compasión de mí”. Pide como el ladrón: “ Señor, acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino”. Allí esta a todas horas, solo para ti, el único bien verdadero, el único bien perdurable, el único amigo sincero, el único amigo fiel; el único que nos tiende la mano y nos ayuda y nos ama en la juventud, en la edad madura, en la la vejez, en la tumba y en la eternidad. Cada uno tiene sus problemas, fallos, miedos, soberbia... tráelos aquí; verás cómo se solucionan. Cristo tiene soluciones.

¿Quieres, necesitas consuelo, fortaleza, santidad, alguna gracia en especial? Sólo pídela con fe, y no tengas miedo de pedir milagros, porque todo es posible para el que cree.

Jesús ha querido quedarse en el Sagrario para darnos una ayuda permanente.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 8 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 8


Si somos compañeros de lucha de Cristo, también seremos sus compañeros de victoria; si vamos de la mano de María, no nos desviaremos del camino del bien, del camino del cielo; si caminamos prendidos de sus manos, no caeremos, pues ella nos sostendrá y, si por desgracia llegáramos a caer, ella pronto nos levantará.

Por eso nadie hay tan sereno, tan seguro, tan feliz, como el que vive el amor a la Virgen Santísima.

María, que a lo largo del camino de la vida nunca perdamos el rumbo por habernos soltado de tu mano.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ DOMINGO


sábado, 7 de enero de 2017

UN RINCONCITO DE CIELO BASTA


Un rinconcito de Cielo basta



Para la persona de fe, todo sucede porque lo quiere o lo permite Dios. Y él es experto en sacar bien del mal. Imagínate el río de bendiciones que bajó del Calvario donde murió Jesús en la cruz. También él tiene proyectos de salvación para cada una de tus contradicciones aceptadas en paz.

Un día el novel sacerdote Juan Bosco preguntó a san Benito Cottolengo: ¿Qué remedio hay para las personas aburridas de la vida, desesperadas y llenas de mal genio por la pobreza, las enfermedades o por el mal trato que reciben? Mira, querido Bosco -respondió Cottolengo. Estos males espirituales son los más comunes. Para combatirlos, Dios da un remedio excelente: pensar en el Cielo que nos espera. Recuérdales que un rinconcito de cielo lo arregla todo.
Se fue Don Bosco a practicar el consejo y pronto notó maravillosos resultados. Acudía a él gente malhumorada, personas tristes y angustiadas. Don Bosco les hablaba de cómo hay que vivir con la alegría del cielo que nos espera, porque es breve el penar y eterno el gozar. Aquellas personas cambiaban de semblante. Parecían renacer de nuevo…

Hay una oración muy buena para rezar si nos suceden esas cosas desagradables que no tienen más solución: “Señor, concédeme fortaleza para solucionar lo que tiene solución; pero, valor para aceptar lo que ya no tiene solución; y sabiduría para reconocer la diferencia”. Es una sabia lección que se resume así: “Aceptar, olvidar, y seguir adelante”.


* Enviado por el P. Natalio

COMO FLORES EN PRIMAVERA


Como flores en primavera


Tanto la fiesta de Navidad como la de los Reyes Magos se caracterizan por los regalos que se hacen. En Navidad cuelgan del arbolito y se sortean o distribuyen entre los presentes. El seis de enero aparecen en los zapatitos de los niños. Es una ocasión para reflexionar en la bondad de Dios cuyos regalos disfrutamos cada día y agradecerlos de todo corazón. Un mensaje de la Reina de la Paz.

“¡Queridos hijos! En estos días, el Señor les está concediendo grandes favores. Que esta semana sea para ustedes una semana de acción de gracias a Dios por todas las bendiciones que Él les ha concedido. Abran sus corazones a Dios, como se abren las flores en primavera en busca del sol. Yo soy su Mamá y deseo que siempre estén cerca del Padre, a fin de que Él conceda cada día abundantes dones a sus corazones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”.

Has iniciado un nuevo año agradeciendo al Señor, ¿verdad? Dar gracias a Dios te ayudará a ser positivo, optimista, lleno de esperanza. ¿Por qué no lo practicas a lo largo de este primer mes del año? Se trata de descubrir cada día todo lo que te da alegría, satisfacción y contento, y agradecerlo de corazón a Dios. Que vivas dando gracias al Señor en toda ocasión.


* Enviado por el P. Natalio

COMPAÑEROS DE VIAJE


Compañeros de viaje
Todos, lejanos o cercanos, vamos hacia adelante, nos acercamos, inexorablemente, a una meta común: el cielo.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




En tren, en autobús, en coche, en avión o en barco, viajamos juntos.

Desde que cruzamos la puerta, comenzamos a ser compañeros de viaje. Quizá solo por unas horas, en ocasiones durante varios días. Luego, cada uno seguirá su camino, hasta alcanzar la meta que esperaba.

Mientras dura el viaje, estamos juntos. Tal vez en silencio, por respeto a los pensamientos del otro. Tal vez en una conversación intrascendente, hablando del tiempo, del fútbol o del mal estado de las carreteras. Tal vez, en un diálogo profundo, porque logramos conectar en un interés común.

El tiempo no perdona. Llega la hora de separarnos. Si el viaje ha permitido un encuentro feliz y fecundo, queda en el corazón algo de tristeza. Quizá nos volveremos a ver más adelante, en una de esas misteriosas casualidades de la vida. O tal vez hemos intercambiado teléfonos y mails, deseosos de seguir nuestro diálogo.

¿Qué significó ese encuentro casual? ¿Fuimos simplemente dos extraños que estaban juntos durante el viaje? ¿Había algo dentro de cada uno que nos permitía compartir intereses, ideales, sueños, temores y esperanzas?



Si alargamos la mirada, seremos capaces de reconocer que somos compañeros de camino de cada ser humano. Algunos están lejos, a miles de kilómetros de distancia. Otros están muy cerca, en el piso de arriba o de abajo, aunque en ocasiones no sabemos sus nombres...

Todos, lejanos o cercanos, vamos hacia adelante, nos acercamos, inexorablemente, a una meta común: la que inicia tras la muerte.

El camino hacia esa meta definitiva parece largo. Para algunos, el final llega de modo inesperado. Para otros, se retrasa más de lo que desearían. Para todos, esa meta nos une misteriosamente: al otro lado de esa frontera descubriremos que en cada uno había un alma llamada a lo eterno, hermanada, profundamente, con los demás seres humanos.

El viaje continúa, en este tren tranquilo o en ese camión que nos marea con sus curvas. Tú y yo estamos de camino. Somos compañeros, y es hermoso cuando logramos sintonizar en temas que deciden el presente y el futuro: Dios, el amor, la verdad, la justicia, la misericordia, la belleza de lo eterno...

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 7 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 7



El amor es el motor de las acciones del cristiano, pero es también la brújula que orienta y al mismo tiempo la meta del esfuerzo que pone en seguir el camino. Así, el amor es la explicación de la vida del cristiano, como lo fue de la vida de la Virgen María, que podría sintetizarse como la vivencia plena y sin restricciones del amor a Dios y del amor al prójimo.
La piedad la invoca como “Madre del amor hermoso”; pidámosle entonces, que nos enseñe a amar como ella amó, a quienes ella amó, y por los mismos motivos que ella los amó.
María, eres la síntesis perfecta del amor a Dios y al prójimo, enséñanos a amar de verdad.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SÁBADO!!


viernes, 6 de enero de 2017

7 COSAS SOBRE LA EPIFANÍA Y LOS REYES MAGOS


7 cosas que tal vez no sabías de la Epifanía y los famosos Reyes Magos




(ACI).- “Al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra”, dice San Mateo (2,1-18) en el pasaje que se refiere a los tres magos. Aquí 7 cosas que tal vez no sabías de los sabios de oriente y la Epifanía.

1. La Iglesia celebra tres Epifanías

La fiesta de los reyes magos o “bajada de reyes” es comúnmente llamada Epifanía, palabra que en griego significa manifestación, en el sentido de que Dios se revela y se da a conocer.

No obstante, la Iglesia celebra como Epifanías tres manifestaciones de la vida de Jesús: la Epifanía ante los magos de oriente (manifestación a los paganos), Epifanía del Bautismo del Señor (manifestación a los judíos) y la Epifanía de las bodas de Caná (manifestación a sus discípulos).

2. Es la segunda fiesta más antigua

La Fiesta de la Epifanía es una de las más antiguas de los cristianos, muy probablemente la segunda después de la Santa Pascua. Se inició en oriente y luego pasó a occidente por el siglo cuarto.

Se dice que en un principio los cristianos conmemoraban las tres epifanías en una misma fecha. En algunas iglesias orientales incluso le dieron a esta fiesta un carácter celebrativo del nacimiento de Cristo, pero este sentido se fue aminorando cuando se insertó la festividad romana de la Navidad por el siglo cuarto.

En la Edad Media la Epifanía poco a poco pasó a conocerse más como la fiesta de los Reyes Magos. Actualmente la Iglesia Católica celebra las tres epifanías en diferentes tiempos del calendario litúrgico.

3. Un santo definió la fecha

Estudios sostienen que la Epifanía se fijó para el 6 de enero debido a que en este día se celebraba el nacimiento de Aión, dios patrono de la metrópoli de Alejandría, que al parecer estaba relacionado con el dios sol. Asimismo, también porque desde tiempos antiguos en Egipto, se celebraba el solsticio de invierno el 6 de enero.

San Eusebio de Cesarea y San Jerónimo en el siglo cuarto, al igual que San Epifanio en el siglo sexto dicen que los reyes arribaron a ver al Niño antes que Jesús cumpliese los dos años.

Sin embargo, San Agustín (siglos cuarto y quinto) en sus sermones de la Epifanía afirmó que llegaron el día 13 después del nacimiento del Señor. Es decir, el 6 de enero del calendario actual.

4. Reyes por tradición

San Mateo, el único que habla de los magos en la Biblia, explica que fueron de “oriente”, una zona que para los judíos eran los territorios de Arabia, Persia o Caldea. Por otro lado, los orientales llamaban “magos” a los doctores.

“Mago” en lengua persa significaba “sacerdote” y justamente los magos (“magoi” en griego) eran una casta de sacerdotes persas o babilonios. Ellos no conocían la revelación divina como los judíos, pero estudiaban las estrellas en su deseo de buscar a Dios.

La tradición les llamó “reyes” a los magos en referencia al Salmo 72 (10 -11) que dice: “Los reyes de occidente y de las islas le pagarán tributo. Los reyes de Arabia y de Etiopía le ofrecerán regalos. Ante él se postrarán todos los reyes y le servirán todas las naciones”.

5. Pudieron ser más de tres

San León Magno y San Máximo de Turín, siglos cuarto y quinto respectivamente, hablan de tres magos probablemente no por basarse en alguna tradición, sino tal vez por los tres regalos que describe el evangelista.

En los primeros siglos hay representaciones pictóricas en los que aparecen dos, cuatro, seis y hasta ocho magos. No obstante, el fresco más antiguo de la adoración de los magos data del siglo segundo y se encuentra en un arco de la capilla griega de las catacumbas romanas de Priscila y allí aparecen tres.

6. El origen de sus nombres, fisonomías y regalos

Los nombres de los magos no aparecen en las Sagradas Escrituras, pero la tradición les ha dado ciertos nombres. En un manuscrito de París a fines del siglo siete aparece que se llamaban Bitisarea, Melchor y Gataspa, pero en el siglo nueve se empezó a propagar que eran Gaspar, Melchor y Baltazar.

Melchor es graficado generalmente como un anciano blanco con barba en representación de la zona Europea y ofrece al Niño el oro por la realeza de Cristo. Gaspar representa a la zona asiática y porta el incienso por la divinidad de Jesús. Mientras que Baltazar es negro por los provenientes de África y regala al Salvador la mirra, sustancia que se utilizaba para embalsamar cadáveres y símbolo de la humanidad del Señor.

En la época que se les empezó a pintar con estas características no se tenía conocimiento de América. Además, los tres hacen referencia a las edades del ser humano: juventud (Gaspar), madurez (Baltazar) y vejez (Melchor).

7. La estrella habría sido una conjunción de planetas

Sobre la estrella de Belén que vieron los Reyes Magos se han construido varias hipótesis. Antes se decía que fue un cometa, pero estudios astronómicos indican que al parecer se debió a la conjunción de los planetas Saturno y Júpiter en la constelación de Piscis.

En este sentido, los Reyes Magos posiblemente deciden viajar en busca del Mesías porque, en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo; la constelación de Piscis, como el signo del final de los tiempos; y el planeta Saturno en Oriente, como la estrella de Palestina.

En suma, se presume que los “sabios de Oriente” entendieron que el Señor del final de los tiempos se aparecería ese año en Palestina.

Es probable que los Reyes Magos supieran algunas profecías mesiánicas de los judíos y por eso llegaron a Jerusalén, al palacio de Herodes, preguntando por el rey de los judíos.

ORACIÓN PARA CELEBRAR EN FAMILIA LA EPIFANÍA DEL SEÑOR


Oración para celebrar en familia la Epifanía del Señor


 (ACI).- En el marco de la Fiesta de la Epifanía del Señor que se celebra el 6 de enero en Roma y muchas diócesis del mundo, aquí una oración para rezar en familia, comunidad, grupo o de manera personal.

Todos alrededor del pesebre o nacimiento dicen: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.


Himno
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.

No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.


Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.

Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.


Lectura Bíblica: Mt. 2, 1-12

“Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino".

Si se desea, en este momento tres miembros de la familia colocan las imágenes de los reyes magos en el pesebre junto al Niño Jesús.


Reflexión de San Juan Pablo II

“En esta fiesta de la Epifanía del Señor, el evangelio de san Mateo habla de una misteriosa estrella, que guió a los Magos primero hasta Jerusalén y después hasta Belén, donde adoraron al Niño Jesús (cf. Mt 2, 2. 7. 9. 10).

La estrella que conduce a los Magos hacia Cristo evoca la rica simbología de la luz, muy presente en la Navidad. Dios es luz, y el Verbo hecho hombre es "luz del mundo" (Jn 8, 12), luz que guía el camino de las gentes”.


Oración
Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente
vayamos también nosotros frecuentemente
a adorarte en tu Casa que es el Templo
y no vayamos jamás con las manos vacías.

Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,
el incienso de nuestra oración fervorosa,
y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti,
y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,
a quien queremos honrar y venerar siempre
como Madre Tuya y Madre nuestra.
Amén.

Se pueden añadir también algunas peticiones y para concluir se reza un Padrenuestro, un Avemaría y tres veces el Gloria.

Todos concluyen diciendo: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.

LA LUZ QUE SIGUIERON REYES MAGOS DEBE ILUMINAR NUESTRAS VIDAS


El Papa en el Ángelus: La luz que siguieron Reyes Magos debe iluminar nuestras vidas
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 06 Ene. 17 / 07:17 am (ACI).- Finalizada la Misa de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde señaló que la Epifanía es “la manifestación del Señor que brilla como luz para todas las gentes”, y afirmó que la estrella que siguieron los reyes magos hasta Belén “es el símbolo de esa luz que brilla en el mundo y que quiere iluminar la vida de cada uno, la estrella que siguieron los magos hasta Belén”.

Ante los 35.000 fieles reunidos –según información de la Gendarmería Vaticana–, el Pontífice exhortó a aprender a elegir qué “estrellas” seguir en nuestras vidas, y a diferencias cuáles nos llevan a Dios y cuáles no, porque “también en nuestra vida hay varias estrellas, luces que brillan y que nos orientan. De nosotros depende decidir cuál seguimos”.

Advirtió que “están las luces intermitentes que vienen y van, como las pequeñas satisfacciones de la vida: aunque sean buenas, no bastan, porque duran poco y no nos dan la paz que buscamos”. También “están las luces deslumbrantes del dinero y del éxito, que lo prometen todo rápido: son seductoras, pero con su intensidad nos ciegan y nos hacen pasar del sueño de gloria a la oscuridad más profunda”.


“Los magos, en cambio, nos invitan a seguir una luz estable y amable, que no caduca porque no es de este mundo: viene del cielo y brilla en el corazón”.

“Esta luz sincera es la luz del Señor, o mejor dicho: es el Señor”, indicó Francisco. “Él es nuestra luz: una luz que no se apaga, sino que nos acompaña y nos entrega una alegría única. Esta luz es para todos y nos llama a cada uno, de forma que podemos sentir en nosotros la invitación del profeta Isaías: ‘Levántate, revístete de luz’. Al comienzo de cada día podemos acoger esa invitación: ‘Levántate, vístete de luz’, ve detrás de tantas estrellas candentes del mundo, de la estrella luminosa de Jesús. Sigámosla y tendremos alegría, la alegría que sintieron los magos”.

Además, el Papa Francisco destacó la alegría de dejarse iluminar por la luz del Señor, la luz “que disipa las tinieblas”: “Quien ha encontrado a Jesús ha experimentado el milagro de la luz que disipa las tinieblas y conoce esta luz que ilumina y brilla. Quisiera, con gran respeto, invitar a todos a no tener miedo de esta luz y abrirse al Señor. Sobre todo, quisiera decir los que han perdido la fuerza de buscar, a los que, prisioneros de la oscuridad de la vida, han perdido el deseo: ‘Coraje, la luz de Jesús vence las tinieblas más oscuras’”.

“¿Cómo podemos encontrar esta luz divina?”, se preguntó el Santo Padre. “Sigamos el ejemplo de los magos, a los que el Evangelio describe como siempre en movimiento –se contestó–, Quien quiere la luz, de hecho, sale de sí mismo y la busca, no se cierra en su interior, no se detiene a ver qué sucede su alrededor: pone en juego su vida”.

“La vida cristiana –continuó– es un camino continuo, hecho de esperanza y de búsqueda, un camino que, como aquel que siguieron los magos, prosigue también cuando la estrella desaparece momentáneamente de la vista”.

Sin embargo, el Papa Francisco advirtió de los riesgos, “las trampas”, que se encuentran a lo largo del camino: “En este camino hay también trampas que se deben evitar: las charlas superficiales y mundanas, que frenan el paso; los caprichos paralizantes del egoísmo; los agujeros del pesimismo que bloquean la esperanza. Estos obstáculos bloquearon a los escribas, de los que habla el Evangelio de hoy. Sabían dónde se encontraba la luz, pero no se movieron. Su conocimiento era vano: no basta con saber que Dios ha nacido si no se hace con Él la Navidad en el corazón”.

“Los magos lo hicieron: encontraron al Niño, ‘se postraros y lo adoraron’. No se limitaron a mirarlo, no dijeron una oración de circunstancia, sino que lo adoraron: entraron en una comunión personal de amor con Jesús. Después le entregaron oro, incienso y mirra, sus bienes más preciosos. Aprendamos de los magos a no dedicar a Jesús sólo nuestro tiempo libre, o algo de nuestro pensamiento de vez en cuando, de lo contrario no tendremos su luz. Al igual que los magos, pongámonos en camino, revistámonos de luz siguiendo la estrella de Jesús y adoremos al Señor con todo nuestro ser”.

PAPA FRANCISCO: REYES MAGOS EXPRESAN LA NOSTALGIA DE DIOS QUE HAY EN TODO CREYENTE


Papa Francisco: Reyes Magos expresan la nostalgia de Dios que hay en todo creyente
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



VATICANO, 06 Ene. 17 / 06:19 am (ACI).- El motivo de la larga travesía de los reyes magos hasta Belén es “adorar al rey nacido. Ver y adorar, dos acciones que se destacan en el relato evangélico: vimos una estrella y queremos adorar”, afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, y en la que señaló que estos sabios venidos de Oriente expresan así “la nostalgia de Dios” que tiene todo hombre.

Desde la Basílica de San Pedro, el Pontífice dijo que los magos, de este modo, “expresan el retrato del hombre creyente, del hombre que tiene nostalgia de Dios; del que añora su casa, la patria celeste. Reflejan la imagen de todos los hombres que en su vida no han dejado que se les anestesie el corazón”.

El Pontífice explicó que fue esa nostalgia “la que empujó al anciano Simeón a ir todos los días al templo, con la certeza de saber que su vida no terminaría sin poder acunar al Salvador. Fue esta nostalgia la que empujó al hijo pródigo a salir de una actitud de derrota y buscar los brazos de su padre. Fue esta nostalgia la que el pastor sintió en su corazón cuando dejó a las noventa y nueve ovejas en busca de la que estaba perdida, y fue también la que experimentó María Magdalena la mañana del domingo para salir corriendo al sepulcro y encontrar a su Maestro resucitado”.

“La nostalgia de Dios nos saca de nuestros encierros deterministas, esos que nos llevan a pensar que nada puede cambiar”, subrayó.

Francisco destacó el papel de la estrella de Belén en todos los acontecimientos que se iban a desencadenar.

“Estos hombres vieron una estrella que los puso en movimiento. El descubrimiento de algo inusual que sucedió en el cielo logró desencadenar un sinfín de acontecimientos. No era una estrella que brilló de manera exclusiva para ellos, ni tampoco tenían un ADN especial para descubrirla. Como bien supo decir un padre de la Iglesia, ‘los magos no se pusieron en camino porque hubieran visto la estrella, sino que vieron la estrella porque se habían puesto en camino’”, señaló.

Estos hombres, añadió el Papa, “tenían el corazón abierto al horizonte y lograron ver lo que el cielo les mostraba porque había en ellos una inquietud que los empujaba: estaban abiertos a una novedad”.

"En los reyes magos, como en otros creyentes, surgió la nostalgia de Dios, esa “santa nostalgia de Dios brota en el corazón creyente pues sabe que el Evangelio no es un acontecimiento del pasado sino del presente. La santa nostalgia de Dios nos permite tener los ojos abiertos frente a todos los intentos reductivos y empobrecedores de la vida. La santa nostalgia de Dios es la memoria creyente que se rebela frente a tantos profetas de desventura. Esa nostalgia es la que mantiene viva la esperanza de la comunidad creyente la cual, semana a semana, implora diciendo: ‘Ven, Señor Jesús’”.

“La nostalgia de Dios es la actitud que rompe aburridos conformismos e impulsa a comprometernos por ese cambio que anhelamos y necesitamos. La nostalgia de Dios tiene su raíz en el pasado pero no se queda allí: va en busca del futuro”.

Al igual que los magos, “el creyente ‘nostalgioso’ busca a Dios, empujado por su fe, en los lugares más recónditos de la historia, porque sabe en su corazón que allí lo espera su Señor”, y va a los sitios no evangelizados para poder encontrarse con Cristo, no con una postura de superioridad, sino “como un mendicante que no puede ignorar los ojos de aquel para el cual la Buena Nueva es todavía un terreno a explorar”.

El Santo Padre puso en contraposición la actitud abierta de los reyes magos con la actitud cerrada del rey Herodes, quien a pesar de encontrarse a una poca distancia de Belén, no fue capaz de ver lo que estaba ocurriendo.

“Los hombres de Oriente fueron a adorar, y fueron a hacerlo al lugar propio de un rey: el Palacio. Allí llegaron ellos con su búsqueda, era el lugar indicado: pues es propio de un rey nacer en un palacio, y tener su corte y súbditos”, indicó Francisco.


“Y fue precisamente ahí donde comenzó el camino más largo que tuvieron que andar esos hombres venidos de lejos. Ahí comenzó la osadía más difícil y complicada. Descubrir que lo que ellos buscaban no estaba en el palacio sino que se encontraba en otro lugar, no sólo geográfico sino existencial. Allí no veían la estrella que los conducía a descubrir un Dios que quiere ser amado, y eso sólo es posible bajo el signo de la libertad y no de la tiranía; descubrir que la mirada de este Rey desconocido –pero deseado– no humilla, no esclaviza, no encierra”.

“Descubrir que la mirada de Dios levanta, perdona, sana. Descubrir que Dios ha querido nacer allí donde no lo esperamos, donde quizá no lo queremos. O donde tantas veces lo negamos. Descubrir que en la mirada de Dios hay espacio para los heridos, los cansados, los maltratados y abandonados: que su fuerza y su poder se llama misericordia. Qué lejos se encuentra, para algunos, Jerusalén de Belén”.

El Papa señaló que “Herodes no puede adorar porque no quiso”, porque se rendía culto a sí mismo y buscaba que lo adorasen. “Los sacerdotes tampoco pudieron adorar porque sabían mucho, conocían las profecías, pero no estaban dispuestos ni a caminar ni a cambiar”, añadió.

Finamente, dijo que en Belén “había promesa de novedad” y los reyes magos “pudieron adorar porque se animaron a caminar y postrándose ante el pequeño, postrándose ante el pobre, postrándose ante el indefenso, postrándose ante el extraño y desconocido Niño de Belén descubrieron la Gloria de Dios”.

PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque, y en ella a los herederos de su vocación y de su espíritu, los Hijos de los Sagrados Corazones:

“No encontrarás, hija mía, un padre que, lleno de amor por su hijo único, le haya dado las pruebas de cariño que Yo te he dado a ti del mío…Tú serás un dichoso compuesto de mi amor y de mis misericordias, pues te he elegido como un paraíso de descanso en la tierra…!Oh, no imaginas cuánto gozo en sentirme Señor de tu alma y Soberano de tu corazón. El mío divino, al apoderarse del tuyo, te dará una paz que nadie podrá arrebatarte.”




ORACIÓN
Ofrecimiento del alma al Divino Corazón de Jesús.


¡Oh Corazón Sagrado¡, yo me entrego a Ti y te consagro mi entendimiento, memoria y voluntad, deseando que todo cuanto haga y padezca sea por tu gloria; que todo cuanto vea y oiga me lleve a amarte; que todas mis palabras sean otros tantos actos de adoración y de alabanza; te suplico, Corazón adorable, me concedas que en todas las aspiraciones te llame a Ti y te atraiga a mi conciencia enferma, y que en cada respiración te ofrezca como divina ofrenda al Eterno Padre, para darle gracias por todo lo que debo a su largueza.

¡Oh Corazón lleno de bondad, a quien pertenezco, de quien dependo y por quien vivo¡ Abrásame, poséeme, transfórmame en Ti; haz que todos mis movimientos y esfuerzos sean para estrecharte más y más contigo, y protesto que prefiero sufrir mil muerte antes que separarme de Ti o herirte con la menor infidelidad.

(Santa Margarita María de Alacoque)


PRIMERA PROMESA:
“A los amantes de mi Sagrado Corazón les daré abundantes gracias, propias de su estado”.

En homenaje de gratitud por esta promesa, y para pedir su realización en nosotros, recitamos las letanías al Sagrado Corazón de Jesús.

LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

(A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”)


Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.

Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.

Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.



Una Palabra de Santa Margarita María de Alacoque a sus asociados: Entrad en el Corazón Divino de Jesús como en un horno de caridad, para purificarte ahí de todas las manchas, y para morir, en ese altar, a vuestra vida imperfecta y de pecado... Su gracia te hará revivir y su amor te transformará en Jesús, pero acercate íntimamente a su Corazón.

ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.


LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 6 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 6



El Espíritu de Dios condujo a María a través de las promesas del Antiguo Testamento, a la realidad de la redención. La iluminó para comprender, desde la fe, la historia y las profecías del pueblo de Israel. Proclamó y celebró, en el Magníficat, la misericordia de Dios hacia los humildes y los pobres y exaltó la fidelidad de Dios a las promesas hechas a los Patriarcas. Por eso la Iglesia la llama “Reina de los profetas”.
Como María, el cristiano que se deja conducir por las mociones del Espíritu Santo y dirigir por sus luces llegará a una eminente santidad y la luz de la fe lo iluminará para conocer las cosas de Dios y gustar de ellas.
El Espíritu Santo obró en María la mayor obra humana y divina: la encarnación del Hijo de Dios. También en nosotros, por medio de María, obra la maravilla de nuestra santificación.
No hay alabanza digna de ti, Virgen inmaculada, porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ VIERNES!!!


jueves, 5 de enero de 2017

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA
SAN ALFONSO Mª LIGORIO



Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en este iglesia.

Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.

DECIDIERON ILUMINADOS POR LA FE


Decidieron iluminados por la fe


Jesús en la Eucaristía se une a mí para que dé abundantes frutos, es fuente de vida, de gracia y santidad, me da fuerza para llevar la cruz de cada día, viene a reforzar mi voluntad de servicio humilde a los hermanos, ilumina las tinieblas de mi corazón, me comunica su paz y alegría, se pone a mi lado en el camino de la vida. Con Jesús en el corazón, toma tus decisiones.

Monseñor José Mani, obispo auxiliar de Roma, en una carta pastoral sobre la familia, escribía: Conozco dos esposos a quienes he casado yo mismo. Jamás imaginaron que  deberían escoger entre el aborto o la muerte de la esposa. Era el tercer embarazo y el ginecólogo les había hablado del riesgo de muerte. Consultados otros ginecólogos, llegaron a la misma conclusión. Familiares y amigos presionaban para que se decidieran por el aborto. Ellos decidieron confesarse y comulgar antes de decidir. Y después de comulgar la esposa le dijo al esposo: “Yo confío en Dios, no voy a abortar”. Y decidieron comulgar cada día para recibir fuerza. Felizmente, Dios quiso que el tercer hijo llegara sano y que la mamá siguiera viva para la alegría de todos.

Cuando recibes dignamente a Jesús en la comunión, él se entrega a ti con todo su ser divino y humano y se produce una unión tan real como se unen dos trozos de cera cuando ambos se derriten al fuego. Así es de íntima la unión entre Jesucristo y el que comulga el pan eucarístico, aseguran los padres de la Iglesia.  Aprovecha con fervor esos momentos de gracia.


* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 5 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 5


No se nos dice en el Evangelio que María fuera personalmente perseguida, pero María recibía como destinado a sí misma todo cuanto se dirigía contra su Hijo amado; por eso ella también se sintió molestada, perseguida, calumniada.

Pasó por esos amagos momentos y nos entiende a nosotros, sus hijos, cuando nos vemos en similares circunstancias.

Es difícil seguir el camino del Maestro. Por eso es difícil ser verdadero cristiano; pero, yendo de las manos de María, todo resulta más fácil y sale mejor.

María, que caminaste en la senda de tu Hijo Salvador, ven con nosotros a caminar y alivia nuestras dificultades.


* P. Alfonso Milagro
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...