miércoles, 8 de febrero de 2017

PAPA FRANCISCO: UN CRISTIANO NUNCA RESPONDE A UNA OFENSA


Un cristiano nunca responde a una ofensa con un “me la pagarás”, dice Papa Francisco
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa





VATICANO, 08 Feb. 17 / 05:13 am (ACI).- La caridad con los débiles, los pobres, los marginados, en definitiva, la caridad con los últimos de la sociedad, es lo que sostiene la esperanza cristiana. Así lo indicó el Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles en el Aula Pablo VI.

Esa caridad implica perdonar toda ofensa, responder con el perdón a todo agravio porque, según afirmó: “el cristiano nunca puede decir, ‘me la pagarás’. ¡Nunca! Ese no es un gesto cristiano. La ofensa se vence con el perdón”.


El Papa se refirió a la Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses, donde “exhorta a permanecer radicados en la esperanza de la resurrección. En ese mismo contexto, el Apóstol muestra que la esperanza cristiana no es solo un aliento individual, sino comunitario, eclesial”.

El Pontífice explicó que aquellos, dentro de la comunidad cristiana, a los que se les han encargado la responsabilidad y la dirección pastoral, “son los primeros en estar llamados a alimentar la esperanza, y esto no porque sean mejores que los demás, sino en virtud de un ministerio divino que va más allá de sus fuerzas”.


“Por ese motivo, tienen más que nadie necesidad del respeto, la comprensión y la ayuda benévola de todos”.

En su carta, continuó el Santo Padre, San Pablo centra la atención también “en los hermanos que están en mayor riesgo de perder la esperanza, de caer en la desesperación. Se refiere a los que están desanimados, a los débiles, a los que se sienten derribados por el peso de la vida y de sus pecados, y que ya no son capaces de levantarse".

"En esos casos, la cercanía y el calor de toda la Iglesia deben ser incluso más intensos, y deben asumir la forma más exquisita de la compasión, del reconforto y de la consolación”.

En este sentido, el Santo Padre resaltó que “la compasión no es solo ‘piedad’. La compasión es sufrir con el otro, acercarme a aquellos que sufren. Una palabra, una caricia que procede del corazón”.

“La esperanza cristiana no puede prescindir de la caridad concreta y genuina”, recordó. Además, se refirió a la obligación de los cristianos de ofrecerse a los más necesitados para aliviar sus cargas sin esperar nada a cambio.

“El mismo Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Romanos, afirma con la mano en el corazón: ‘Nosotros, que somos fuertes, tenemos el deber de portar la enfermedad de los débiles, sin compadecernos de nosotros mismos’".

"Este testimonio no puede permanecer cerrado dentro de los confines de la comunidad cristiana: resuena con todo su vigor también fuera, en el contexto social y civil, como llamado a no construir muros, sino puentes, a no combatir el mal con el mal, a vencer el mal con el bien, la ofensa con el perdón, a vivir en paz con todos. ¡Esa es la Iglesia! Y en eso consiste la esperanza cristiana cuando asume los rasgos de fortaleza, y al mismo tiempo tiernos, del amor”.


De esta manera, el Obispo de Roma subrayó que “no se aprende a tener esperanza solo. No es posible. La esperanza, para que se alimente, tiene necesariamente necesidad de un ‘cuerpo’, en el cual, los diferentes miembros, se sostienen y se reavivan entre sí".

"Así pues, esto quiere decir que, si esperamos, es porque muchos de nuestros hermanos y hermanas nos han enseñado a esperar y han mantenido viva nuestra esperanza. Y entre ellos se distinguen los pequeños, los pobres, los simples y los marginados. Porque quien se encierra en su propio bienestar, no conoce la esperanza”.

Aquellos que “experimentan cada día la prueba, la precariedad, sus propios límites”, son los que nos ofrecen “un testimonio más hermoso, más fuerte, porque se mantienen firmes en la confianza en el Señor, sabiendo que, más allá de la tristeza, de la opresión y de la inevitabilidad de la muerte, la última Palabra será del Señor, y será una palabra de misericordia, vida y paz”.

CORAZÓN SIMPLE


Corazón simple


Sólo aceptar, orar, adorar al Señor, y disfrutar de los pequeños detalles que El nos permite ver, de Su maravilloso Reino.


Por: www.reinadelcielo.org | Fuente: reina del cielo 






Siempre llamó mi atención aquella gente con un corazón sencillo, aquellos que hacen de lo complejo, de lo sofisticado, algo cotidiano, entendible por todos. Gente que quizás habla de cosas importantes, pero tiene en su forma de expresarse una capacidad de llegar al fondo de su mensaje de inmediato. Sea cual fuere el tema del que esas personas hablan, llegan al corazón, el alma se siente atraída. Gente muy sencilla, que quizás sólo nos sirve o ayuda en determinado punto de nuestras vidas. Rostros sonrientes, dispuestos a ayudarnos, adaptarse y comprender.

¡Dan ganas de sentarse a hablar con esa gente, a saber de su vida!. Ellos no buscan complejidades, no desconfían más de la cuenta, hablan de modo abierto y claro, tienden a creer y a confiar, ven en la gente lo bueno. La simpleza de corazón se opone a esa otra postura, la de buscar siempre los motivos para no creer, la de dudar de todo, la de complicar las cosas, la de plantear siempre obstáculos y objeciones, la de esperar que finalmente algo nos de la excusa para descalificar.

Esta actitud frente a la vida, la de hacer lo complejo algo sencillo, la de creer, confiar, de poner una sonrisa y un deseo de hacerse entender y querer por el prójimo, es una parte importante del amor. Porque el amor es simple y Dios es simple, El hace las cosas de Su Reino sencillas para nosotros. Pero también pone un velo entre Sus misterios y nuestro entendimiento. Es por este motivo que es tan importante no querer ver o saber más allá de lo que Dios quiera que veamos. ¡Sólo creer en El!.

Esta actitud, la de creer, proviene de un corazón sencillo. Creer, con un alma abierta a las cosas del Reino, más allá de que la mente, nuestro intelecto, no alcance a comprender lo que percibe. Es muy difícil tener fe en Dios si queremos procesar todo a través de nuestra razón. La soberbia, origen de todo pecado porque proviene de quien quiso ser como Dios en los inicios de los tiempos, nos arrastra a querer ver donde no debemos, a querer comprender donde no podemos, y finalmente a creer sólo si nuestra razón comprende. ¡Sólo Dios puede comprender Sus cosas!.

Cuando veo tanta gente sencilla en los lugares donde se expresa la fe en Jesús y en María, Santos y Angeles, en el Reino de la Santísima Trinidad en pleno, no puedo dejar de admirarme de la sencillez de esos corazones que creen, no preguntan, no se hacen planteos más allá de la fe o las enseñanzas que Jesús nos dejó a través de Su Palabra. ¡Benditos esos corazones plenos de sencillez y fe, bienaventurados los sencillos y humildes de Corazón!.

Y que difícil es la prueba cuando Dios da la gracia de tener una mente desarrollada, una educación elevada. El propio don que Dios da se puede transformar en el motor de nuestra soberbia: vaya, si somos gente inteligente, ¿como podemos creer en estos tiempos en estas cosas, inexplicables para la ciencia del hombre?. Cuanta soberbia se esconde en esta pregunta, pero cuan a menudo se la escucha, o se la piensa. El mundo moderno ha desarrollado tal soberbia, que ha dejado poco espacio para las cosas del Señor, que son por supuesto inexplicables, porque pertenecen a un nivel de pensamiento, el Pensamiento Divino, al que el hombre jamás podrá llegar.

Es por este motivo que da gran alegría ver gente con dones intelectuales y buena educación, que también tiene un corazón sencillo, y cree en las cosas de Dios sin preguntarse. Esos hermanos han pasado una prueba importante, han llegado a rozar la verdadera sabiduría, la de hacerse pequeños y aceptar la Omnipotencia Divina sin preguntar ni por qué, ni cómo, ni cuando, ni donde. Sólo aceptar, orar, adorar al Señor, y disfrutar de los pequeños detalles que El nos permite ver, de Su maravilloso Reino.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 8 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 8


La oración de alabanza y la oración de acción de gracias fueron empleadas continuamente por la Virgen de Nazaret con el rezo de los salmos que a diario brotaban de sus labios procedentes de su Corazón.

¡Qué bueno sería que también nosotros alabemos y demos gracia de continuo a nuestro Padre!

Ofrezcamos nuestra alabanza a Dios uno y trino, con los ángeles que en el cielo entonan “¡Santo, Santo, santo!”, y con la creación entera que “canta la gloria de Dios” (Sal 19).

Y démosle gracias cada día por tantos y tantos beneficios recibidos de su infinita bondad.

María, te veneramos por ser la Madre de Jesús y de todos los redimidos; todos los fieles expresamos nuestro amor y ternura de hijos.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MIÉRCOLES


martes, 7 de febrero de 2017

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA CON MENSAJES























DISTINTOS LLAMADOS DE DIOS


Distintos llamados de Dios



Los llamados de Dios son distintos para cada uno. Y no faltan las veces en las que el llamado se presenta bajo la apariencia de un error.

Un día del año 1588, un joven napolitano llamado Ascanio Caracciolo recibe por error una carta de Agostino Adorno, pidiéndole consejo acerca de la idea de fundar una nueva comunidad religiosa y proponiendo su colaboración. En realidad, la carta estaba dirigida a otra persona, que tenía idéntico nombre y apellido, pero él, al leerla, encontró que eso era precisamente lo que había deseado por muchos años. Fue a entregarla a su destinatario, estuvo charlando con él, y decidió formar parte de esa nueva institución, los Clérigos Regulares Menores, de la que fue prácticamente su cofundador. Dios se sirvió de aquel error humano para dar a conocer su vocación a aquel joven, que acabaría siendo San Francesco Caracciolo.

Dios habla a cada alma con un lenguaje distinto, personal. Tiene una llave distinta para el alma de cada uno. Y evoca recuerdos y situaciones que solo cobran sentido para cada uno. A Natanael le dijo: «Antes que Felipe te llamase, te vi yo, cuando estabas debajo de la higuera». Nunca sabremos qué sucedió exactamente en su interior, pero aquello fue lo que le movió a seguir al Señor.


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO: CUARESMA ES FUERTE LLAMADO A LA CONVERSIÓN


Papa Francisco: Cuaresma es fuerte llamado a la conversión y apertura a los demás
Por Miguel Pérez Pichel



VATICANO, 07 Feb. 17 / 07:18 am (ACI).- La Cuaresma es una época propicia para la conversión, para renovarse por medio de los sacramentos, para reconocerse pecadores, buscar el perdón de Dios y comenzar de nuevo el camino hacia la Pascua, “la victoria de Cristo sobre la muerte”.

Así lo señala el Papa Francisco en su mensaje con motivo de la Cuaresma de 2017 que, con el título de “La Palabra es un don. El otro es un don”, se ha hecho público este martes.


Francisco explica que, mediante el ayuno, la oración y la limosna, la Cuaresma es el tiempo más adecuado “para intensificar la vida del espíritu”.

En el mensaje, el Pontífice afirma que “la Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte”.

"En este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios 'de todo corazón', a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor", afirma el Santo Padre.

El mensaje del Papa se articula en torno a la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro. A partir de esa parábola, el Pontífice establece tres puntos temáticos: “El otro es un don”, “El pecado nos ciega”, y “La Palabra es un don”.

1.- El otro es un don

El Papa Francisco indica que, en esta parábola, “Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido”.


En este sentido, invita a “abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor”.

2.- El pecado nos ciega

En su reflexión a partir de esta parábola, el Papa llama la atención sobre cómo “la riqueza de este hombre era excesiva”, y cómo “la exhibía de manera habitual todos los días”.

En esa actitud del rico “se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia”.

El Santo Padre insiste una vez más en los peligros de lo material: “el dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico”.

“En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz”, advierte.

En cuanto a la vanidad, ilustra en su mensaje cómo “la codicia del rico lo hace vanidoso”. “Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia”.

Luego está la soberbia, “el peldaño más bajo de esta decadencia moral”. “El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal. Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención”.

3.- La Palabra es un don

El verdadero problema del rico, la raíz de sus males, “está en no prestar oído a la Palabra de Dios”, indica el Santo Padre. “Esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios”.

El Pontífice alertó: “cerrar el corazón  al don de Dios que habla, tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano”.

Abrir el corazón


La Sala de Prensa de la Santa Sede presentó el mensaje del Papa en una conferencia ofrecida por el Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y de Chiara Amirante, fundadora de la Comunidad Nuevos Horizontes: una organización internacional que tiene como objetivo llevar alegría a quien ha perdido la esperanza mediante acciones solidarias con personas que se encuentran en grave dificultad.

El Cardenal Turkson subrayó que “la clave del mensaje es cómo la persona se relaciona con el otro”. Explicó que Jesús condena al rico, no por ser rico, “sino por tener el corazón cerrado al otro”.

Recordó que la actitud de un cristiano no debe ser cerrarse en sí mismo, sino “ser una persona que se abra al otro”.

En su intervención, Chiara Amirante destacó la necesidad, apuntada por el Papa Francisco, de “abrir el corazón” a los demás. Insistió también en el don de Dios presente en su Palabra, “un don que te lleva a cambiar la vida, a convertirte”.

Ese don se concreta en “el privilegio de encontrar al pobre”. Amirante explicó que “hay muchas nuevas formas de pobreza”, y en concreto señaló la situación en la que viven muchos jóvenes y menores, “víctimas del abuso de las drogas, del abuso alcohol, del abuso de la sexualidad…, jóvenes que son víctimas de violencia, jóvenes que sufren depresión”.

Ante ello, hizo un llamado a desarrollar “la civilización del amor, basada en la fuerza de la caridad, de la solidaridad, de la fraternidad”.

En su análisis del mensaje pontificio destacó tres conceptos que, según aseguró, “me parece que afectan al hombre de hoy: el apego al dinero, la vanidad y la soberbia”.

“El veneno del consumismo, que ha entrado en el ámbito de las relaciones entre personas, nos lleva a problemas como el hedonismo, el relativismo o el narcisismo, que nos impide relacionarnos con los demás”, resaltó.

VIVIMOS NUESTRA FE CATÓLICA?


¿Vivimos nuestra fe católica?
La fe no es una simple teoría. Es un compromiso que llega al corazón, a las acciones, los principios, las decisiones, al pensamiento y a la vida.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: es.catholic.net 




La fe no es una simple teoría. Es un compromiso que llega al corazón y a las acciones, a los principios y a las decisiones, al pensamiento y a la vida.

Vivimos nuestra fe cuando dejamos a Dios el primer lugar en nuestras almas. Cuando el domingo es un día para la misa, para la oración, para el servicio, para la esperanza y el amor. Cuando entre semana buscamos momentos para rezar, para leer el Evangelio, para dejar que Dios ilumine nuestras ideas y decisiones.

Vivimos nuestra fe cuando no permitimos que el dinero sea el centro de gravedad del propio corazón. Cuando lo usamos como medio para las necesidades de la familia y de quienes sufren por la pobreza, el hambre, la injusticia. Cuando sabemos ayudar a la parroquia y a tantas iniciativas que sirven para enseñar la doctrina católica.

Vivimos nuestra fe cuando controlamos los apetitos de la carne, cuando no comemos más de lo necesario, cuando no nos preocupamos del vestido, cuando huimos de cualquier vanidad, cuando cultivamos la verdadera modestia, cuando huimos de todo exceso: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias” (Rm 13,13).

Vivimos nuestra fe cuando el prójimo ocupa el primer lugar en nuestros proyectos. Cuando visitamos a los ancianos y a los enfermos. Cuando nos preocupamos de los presos y de sus familias. Cuando atendemos a las víctimas de las mil injusticias que afligen nuestro mundo.

Vivimos nuestra fe cuando tenemos más tiempo para buenas lecturas que para pasatiempos vanos. Cuando leemos antes la Biblia que una novela de última hora. Cuando conocer cómo va el fútbol es mucho menos importante que saber qué enseñan el Papa y los obispos.

Vivimos nuestra fe cuando no despreciamos a ningún hermano débil, pecador, caído. Cuando tendemos la mano al que más lo necesita. Cuando defendemos la fama de quien es calumniado o difamado injustamente. Cuando cerramos la boca antes de decir una palabra vana o una crítica que parece ingeniosa pero puede hacer mucho daño. Cuando promovemos esa alabanza sana y contagiosa que nace de los corazones buenos.

Vivimos nuestra fe cuando los pensamientos más sencillos, los pensamientos más íntimos, los pensamientos más normales, están siempre iluminados por la luz del Espíritu Santo. Porque nos hemos dejado empapar de Evangelio, porque habitamos en el mundo de la gracia, porque queremos vivir a fondo cada enseñanza del Maestro.

Vivimos nuestra fe cuando sabemos levantarnos del pecado. Cuando pedimos perdón a Dios y a la Iglesia en el Sacramento de la confesión. Cuando pedimos perdón y perdonamos al hermano, aunque tengamos que hacerlo setenta veces siete.

Vivimos nuestra fe cuando estamos en comunión alegre y profunda con la Virgen María y con los santos. Cuando nos preocupa lo que ocurre en cada corazón cristiano. Cuando sabemos imitar mil ejemplos magníficos de hermanos que toman su fe en serio y brillan como luces en la marcha misteriosa de la historia humana.

Vivimos nuestra fe cuando nos dejamos, simplemente, alegremente, plenamente, amar por un Dios que nos ha hablado por el Hijo y desea que le llamemos con un nombre magnífico, sublime, familiar, íntimo: nuestro Padre de los cielos.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 7 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 7


El niño débil, consciente de su debilidad y de sus pocas fuerzas, acude a su padre y a su madre en demanda de auxilio.

Como niños pequeños, carentes de fuerzas en nuestro espíritu, debemos acudir a nuestro Padre Dios y a nuestra Madre del cielo, pidiéndoles fuerza para permanecer siempre fieles al amor de Dios y a nuestros principios de fe y de vida.

La oración a María, la plegaria filial y confiada a su Corazón maternal, nos alcanzará la protección liberadora, que nos alejará del pecado y nos hará permanecer fieles a nuestra conciencia, fieles a nuestro Dios.

María, Madre del amor hermoso, alienta en nosotros el amor de tu Hijo, y permítenos crecer en fidelidad a su mensaje.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ MARTES


lunes, 6 de febrero de 2017

JESÚS ES LUZ PARA NOSOTROS



JESÚS ES LUZ PARA NOSOTROS



Jesús es luz para nosotros, ilumina nuestra vida porque su manera de vivir es luminosa, convincente.

La luz de Jesús, no simplemente sus palabras, su mensaje, sino todo Jesús, su manera de actuar, su entrega, su coherencia, todo Jesús es Luz.

Se ha iluminado nuestra vida porque vemos vivir a Jesús: ésa es la primera y mejor revelación de Dios. Y por tanto, la luz que ofrecemos no es ante todo un mensaje de palabras sino una manera de vivir que convence, que salva, que es capaz de mostrar a todos el sabor de la vida.

Jesús sí que es para nosotros cirio encendido que se quema para iluminar.

Jesús sí que es para nosotros la sal que da sabor a todo, a vivir, a trabajar, descansar, triunfar, fracasar, estar sano y enfermo, morir… a todo: toda nuestra vida tiene sabor a Jesús, nuestra sal.



José Enrique Ruiz de Galarreta

SÉ LUZ EN EL MUNDO


Sé luz en el mundo



El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y con la palabra. Jesús te anima a hacer brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ti (Mateo 5,13-15). Cada uno tiene posibilidades distintas, pero no menos importantes. Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas.

Si puedes ser una estrella en el cielo,
sé una estrella en el cielo.
Si no puedes ser una estrella en el cielo,
sé una hoguera en la montaña.
Si no puedes ser una hoguera en la montaña,
sé una lámpara en tu casa.

Esto me hace recordar un aviso para cierta celebración, cuya ambigüedad hizo sonreír a todos los presentes: “El párroco encenderá su vela en la del altar. El diácono encenderá la suya en la del párroco, y luego encenderá uno por uno a todos los fieles de la primera fila”. Ojalá que todos fuéramos antorchas vivientes de Cristo Jesús “luz del mundo”, para iluminar a tantos que todavía “yacen en tinieblas y sombras de muerte”. Que Dios, que “es luz y en quien no hay tiniebla alguna”, te bendiga e impulse a tu misión


* Enviado por el P. Natalio

QUÉ HACER ANTE UN HIJO CAPRICHOSO?



¿Qué hacer ante un hijo caprichoso?
Autoridad y Disciplina



La importancia vivir la autoridad familiar en forma de normas, límites, valores


Fuente: LaFamilia.info 



El objetivo del ejercicio de la autoridad, es formar el carácter y la voluntad de los hijos, de modo que cuando crezcan puedan afrontar de la mejor manera los desafíos de la vida. Por eso hay que prestarle atención cuando un niño presenta actitudes caprichosas con frecuencia, pues quiere decir que hay fallas en la autoridad paterna y es necesario hacer correctivos.
¿Qué hace a los hijos caprichosos?
En realidad nadie nace caprichoso, es la educación recibida la que permite o motiva de algún modo, a que los hijos desarrollen este tipo de comportamientos. Concretamente las siguientes actitudes de los padres conducen a que los hijos se vuelvan caprichosos: la sobreprotección, impedir o resolverles la mayoría de los problemas, evitarles cualquier esfuerzo o responsabilidad y ser demasiado complaciente con sus deseos.
De igual manera, Francisco Gras desde su blog Escuela de Padres agrega lo siguiente: “Las actitudes egoístas, perezosas, pasivas y poco colaboradoras de algunos hijos, que solamente hacen lo que les gusta o les apetece, pueden ser la consecuencia de tener o haber tenido todo y más que lo necesario, sin haber hecho nada para conseguirlo. No han debido entender, que quien quiere algo debe esforzarse para conseguirlo, para no crecer como personas infantiles, egocéntricas y caprichosas.”
Señales de un niño caprichoso


Los autores Ma Ángeles Pérez y Francisco Javier Rodríguez, describen a continuación algunas de las conductas caprichosas y perezosas que deben atenderse a tiempo:
  • - El niño o joven intenta salirse con la suya y se queja con frecuencia. Usa expresiones como: es una injusticia, no hay derecho, no es culpa mía...
  • - Sólo come algunas cosas que le gustan, y en ocasiones abusa de ellas.
  • - No tiene en cuenta las normas de convivencia y de educación.
  • - No obedece si no es en última instancia, y con frecuencia por temor a consecuencias mayores.
  • - No hace sus tareas escolares con esmero, incluso procura eludirlas.
  • - Ante sus pertenencias y las de los demás, muestra descuido y desorden.
  • - Suele ser impuntual tanto para empezar como para finalizar. Al hacerlo así actúa de forma desconsiderada con los que le esperan.
  • - No tiene en cuenta a los demás, sino que su conducta se rige por la atracción que supone lo que esté haciendo o la repulsa que le suponga lo que va a hacer.
¿Qué hacer ante un hijo caprichoso?
Lo primero y más importante: darse cuenta de que el hijo es caprichoso, y que algunas actitudes propias han incitado a que esto ocurra. Reconocer que ha fallado, no lo convierte en un mal padre, todo lo contrario, de los errores salen grandes aprendizajes y versiones mejoradas.
El paso a seguir sería preguntarse y analizar: “cuándo, dónde, cómo, cuánto, por qué y para qué los hijos son caprichosos. Sus respuestas les servirán para encontrar soluciones que ayuden a modificar el comportamiento caprichoso de los hijos” recomienda Francisco Gras.
Un niño caprichoso será un adulto con muchas dificultades. Es importante atender estas señales y tomar correctivos. Una intervención a tiempo puede cambiar el rumbo de todo. En los siguientes artículos brindamos pautas concretas a realizar dependiendo de la causa del capricho:
Los padres con niños consentidos, producen adolescentes agresivos.Ambos se convierten en víctimas: Como formar a los hijos sin tener que consentirlos de una manera que los lleve a ser agresivos teniendo una educación contraproducente.
Claves para corregir a un niño desobediente: Aunque el aprender a obedecer parece un valor a inculcar solamente en los niños, toda persona puede, y debe, procurar su desarrollo.
10 Ocasiones para inculcar, fomentar y practicar el “minuto heroico”. Sus valores y virtudes: El minuto heroico es una forma de fomentar las virtudes humanas y controlar la personalidad de cada uno, normalmente en beneficio propio o de terceras personas.
La templanza y la fortaleza: La fortaleza nace en la cabeza y vive a partir de un centro medular de ideas y convicciones sostenidas por la fe.

CINCO MINUTOS DE MARÍA, 6 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 6



Una de las bellísimas invocaciones de las letanías con la que invocamos a la dulce Virgen María es “Reina de la paz”.

No solamente porque la paz social nos va a venir por la intercesión de la Virgen María, según ella misma nos prometió en sus apariciones de Fátima, sino porque la Virgen nos da la paz del alma. Ella gozó de una auténtica y profunda paz en su alma, porque siempre estuvo habitada por el amor de Dios: la intimidad del alma de María fue tranquila y serena, mansa y pacífica, su Corazón no conoció turbulencia ni agitación.

¿Quién no quiere gozar de paz? ¿Quién no busca la paz exterior e interior? Pero no podremos gozar de paz exterior si no la conquistamos primero interiormente. Si no vivimos en paz con nosotros mismos mal podemos vivir en paz con los demás.

Que como la Sagrada Familia de Nazaret, sepamos crecer en unión, trabajo y amor al servicio del Reino.


* P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO: QUIERES SER LIBRE? SÉ ENTONCES ESCLAVO DEL AMOR


Papa Francisco: ¿Quieres ser libre? 
Sé entonces esclavo del amor
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 06 Feb. 17 / 05:27 am (ACI).- El Salmo 103 fue en esta ocasión protagonista de la homilía del Papa Francisco en la Misa que ofició, como cada mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Allí el Pontífice invitó a ser esclavo del amor pues de esta manera uno es totalmente libre.

“Qué grande eres Señor”, es “un canto de alabanza”, dijo el Papa. “El Padre trabaja para hacer esta maravilla de la creación y para hacer con el Hijo esta maravilla de la recreación”, explicó.


Francisco se preguntó por qué Dios ha creado el mundo y señaló que “simplemente para compartir su plenitud, para tener alguno al que dar y con el que compartir su plenitud”. Y en la recreación hace “de lo feo algo bonito, del error algo cierto, de lo malo algo bueno”.

“Cuando Jesús dice: ‘El Padre siempre obra, también yo obro siempre’, los doctores de la ley se escandalizaron y querían matarlo por esto. ¿Por qué? Porque no sabían recibir las cosas de Dios como un don. Solo como justicia: ‘Estos son los mandamientos. Pero son pocos, nosotros hacemos más’. Y en lugar de abrir el corazón al don, se han escondido, han buscado refugio en la rigidez de los mandamientos, que ellos habían multiplicado hasta 500 o más. No sabían recibir el don. Y el don solo se recibe con libertad. Y estos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da; tenían miedo del amor”.

Francisco continuó: “por esto hoy hemos dicho ‘Señor eres grande’. ‘Te quiero mucho, porque me has dado este don. Me has salvado, me has creado’”.

“Esta es la oración de alabanza, la oración de alegría, la oración que nos da alegría en la vida cristiana. Y no esa oración cerrada, triste de la persona que nunca sabe recibir un don porque tiene miedo de la libertad que siempre lleva consigo un don. Solo sabe hacer el ‘deber’, pero el deber cerrado. Esclavos del deber, pero no del amor. ¡Cuando uno es esclavo del amor es libre! Es una bella esclavitud esta, pero ellos no lo entendían”.

Para el Papa hay 2 “maravillas del Señor”: “la maravilla de la creación y la maravilla de la redención, de la recreación”. “¿Cómo recibo yo esto que Dios me ha dado –la creación– como un don? Y si lo recibo como un don, ¿amo la creación, la cuido?”.

“¿Cómo recibo la redención, el perdón que Dios me ha dado, el hacerme hijo con su Hijo, con amor, con ternura, con libertad o me escondo en la rigidez de los mandamientos cerrados, que siempre son más ‘seguros’ pero no te dan alegría, porque no te hacen libre?”, se preguntó.

“Cada uno de nosotros puede preguntarse cómo vive estas dos maravillas, la maravilla de la creación y más todavía la maravilla de la recreación. Y que el Señor nos haga entender esto que es tan grande, y nos haga entender lo que Él hacía antes de crear el mundo: ¡amaba! Que nos haga entender este amor hacia nosotros y que podamos decir –como hemos dicho hoy– ‘¡Eres tan grande Señor!, ¡Gracias, gracias!'”.


Salmo responsorial comentado por el Papa:

Salmo 104:1-2, 5-6, 10, 12, 24, 35

1 ¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad,
2 arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
5 Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.
6 Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas;
10 Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan;
12 sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda.
24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.
35 ¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!

FELIZ SEMANA!!!


domingo, 5 de febrero de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 5 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 5



Momento a momento la Virgen María se fue dando a Dios y se nos fue dando a nosotros, pues la razón de ser de María, el porqué de su existencia, fue el ser Madre de Dios, pero precisamente Madre de un Dios Redentor.

Ella pensaba a cada momento en la donación de sí misma para nuestra salvación, porque ella con su Hijo Jesús se entregó por nosotros y cooperó con nuestra salvación.

Señor, que llamaste a María desde toda la eternidad para ser tu Madre, alienta la gracia de nuestro bautismo que nos hace hijos de Dios.


* P. Alfonso Milagro
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