sábado, 19 de agosto de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 19 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 19




Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor te ha escogido para darnos su amor.

Dios te salve María, de tu carne ha nacido la Palabra del Padre, ha nacido el Señor.

Dios te salve María, Santa Madre de Dios, eres madre del Pueblo que en Jesús floreció.

Dios te salve María, nuestros labios te invocan, nuestros ojos esperan que los llene la luz.

Virgen en quien Dios pensó desde toda la eternidad, desde la aurora de todos los tiempos, ayúdame a vivir según la Palabra del Padre.



* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!!




viernes, 18 de agosto de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 18



Cristo quiere hacernos vivir plenamente su propia vida. Tal como lo dice San Pablo, estamos invitados a alcanzar la plenitud -la adultez- de Cristo.

Y Cristo también quiere que nosotros experimentemos su piedad filial para con María, a fin de que lleguemos a amar a su Madre, y Madre nuestra, como Él la amó.

No te contentes con amar a María con tu corazón; ám
ala con el Corazón de su Hijo Jesús, con sus mismos sentimientos.
Virgen María, servidora del Señor, quiero ser tu esclavo y serlo por amor.



* P. Alfonso Milagro

BUENAS TARDES



jueves, 17 de agosto de 2017

LAS PERSONAS QUE NOS RODEAN


Las personas que nos rodean




El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de una línea aérea tuvo lugar el siguiente suceso:

A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra.

La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase para ver si podría encontrar algún lugar libre.

Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto. No sólo por el hecho en sí, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase. El pobre hombre se sintió incómodo y cohibido por la reacción de su vecina de asiento, pero tuvo la educación de no hacer un escándalo.

El clima en la cabina era de total tensión, pero la señora se mostraba feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.

Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora:

- "Discúlpeme señora, pero todo el vuelo está lleno. Afortunadamente, encontré un lugar vacío en primera clase... Me demoré unos instantes porque, para poder hacer este tipo de cambios tuve que pedir autorización al capitán. Él me indicó que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable y que me autorizaba el cambio."

Los pasajeros no podían creer lo que escuchaban, pero ya la señora, con cara de triunfo, empezó a levantarse de su asiento. En ese momento, la azafata se volteó y le dijo al hombre de raza negra:

- "Señor, ¿sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento en primera clase? El capitán, en nombre de la Compañía, le ofrece sus disculpas personales por el hecho de haber tenido que soportar a una persona tan desagradable a su lado."

Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la tripulación. Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados y, gracias a esa actitud, la empresa se dio cuenta de que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente. La empresa hizo cambios de inmediato.

Desde ese momento, en todas las oficinas de esa línea aérea y a la vista del personal, se lee el siguiente mensaje: “Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, las personas pueden olvidar lo que les hiciste, pero las personas nunca olvidarán cómo las hiciste sentir”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 17 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 17



María refrendó su vocación de Madre servidora con su “Hágase”, el día de la encarnación.

Más tarde, aun huyendo hacia Egipto, contemplando a su Hijo coronado de espinas, azotado y crucificado, su Corazón permanecería comprometido a aquella palabra…

Toda nuestra vida, especialmente sus tragos amargos, también debería ser un “hágase” a la voluntad de Dios.

Virgen, que recibiste del ángel el anuncio del gran misterio de Dios-Hombre, que yo encarne en mi vida la Palabra de Dios.


* P. Alfonso Milagro

PENSAMIENTOS CRISTIANOS EN IMÁGENES









miércoles, 16 de agosto de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 16 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 16




Desde los primeros siglos de la Iglesia, al nombre de María se añadió el calificativo de Virgen.

Tan característico es el privilegio de la virginidad en María, que el Pueblo de Dios la llama sencillamente “la Virgen”. Cuando un católico oye esa expresión, sabe que no se refiere sino a la Virgen, Madre de Dios y expresa que la vida se formó en su seno por iniciativa del amor de Dios.

Virgen María, mujer del sí a Dios y a sus planes, enséñanos a estar disponibles para que Dios tome nuestra vida y nos lleve a manifestar su amor entre los hombres.


* P. Alfonso Milagro

LA CORRECCIÓN FRATERNA


La corrección fraterna
El Evangelio, con sus mandatos y sus consejos, nos advierte continuamente de que la vida es el tiempo de la acción


Por: Salvador Canals | Fuente: Del libro Ascica Meditada 




"Cuando veáis una desviación en un hermano vuestro, un error que pueda significar un peligro para su alma o una rémora para su eficacia, habladle con claridad. Y os lo agradecerá."
San Josemaría Escrivá, 29-IX-1957.

Una cuestión de leal caridad 

Hay un fragmento del Evangelio de San Mateo (18, 15), el que se refiere a la obligación de la corrección fraterna, que no se puede leer sin experimentar una cierta sensación como de sorpresa y de pena. Pues oímos allí, en efecto, cómo la voz amable de Cristo nos impone un deber que muy rara vez se cumple en nuestros días, que tan ávidos están, sin embargo, de franqueza y de sinceridad, y que incluso parecen deseosos de asumir la franqueza y la sinceridad como características suyas, propias e inconfundibles. Y no es que el deber de la corrección fraterna alcance su fuerza y ahonde sus raíces en la virtud de la sinceridad; sino que, aun cuando la virtud de la sinceridad, como la de la honestidad, contribuye con algo propio a la práctica de dicho precepto evangélico, éste se funda directamente sobre la caridad.

Pues, precisamente a la luz de la caridad, llega la voz de Cristo a sernos perfectamente comprensible, y dicho precepto evangélico se nos aparece en toda su grandeza. Es menester amar al prójimo y quererle bien, querer su bien, sobre todo su bien eterno: por esto no permanecemos indiferentes, ni nos encogemos de hombros ante alguien que está en peligro, que no haya tomado el camino justo o que no sea como debería y como podría ser; también por esto, por ejemplo, nos guardamos bien de «dejarlo correr» cuando vemos que alguien, en el círculo de nuestros familiares o conocidos, está a punto de romper, o quizá ha roto ya el orden y la armonía de la caridad. En ésta, como en tantas ocasiones semejantes, es precisamente la palabra de Cristo la que nos obliga a no "dejarlo correr". Pues El, en efecto, nos dice. "...Ve y corrígelo a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano." Y su mandato tiene la profundidad de las cosas sencillas, la fresca inmediatez de los programas concretos.

Hay que actuar con diligencia

Las páginas de la Sagrada Escritura nos enseñan que antaño Dios se servía de los profetas, almas llenas de fortaleza y de caridad, para advertir a los hombres, incluso a los soberanos, de que estaban fuera de su camino. ¡Y con cuánta fidelidad y caridad supieron los profetas vivir y cumplir el deber de la corrección fraterna! Piensa: en nuestros tiempos, ¿es quizá obra menos urgente de misericordia espiritual el advertir al que se equivoca, el enseñar al hermano que no sabe? Casi parece como si esas palabras del Señor: "Ve y corrígelo", ni siquiera rozasen hoy la conciencia del que vislumbra a su alrededor, a su lado, el mal, un mal que podría ser evitado. Pues para muchos de nosotros, hoy -¿lo ves?- el "vecino" no es ya el prójimo y "el otro" no es todavía el hermano.

Y, sin embargo, tú lo sabes, cuando encuentra un corazón fiel y deseoso del bien propio y del ajeno, la palabra de Cristo penetra en el alma como una espada que pide ser empuñada, que requiere y exige poderosamente la acción. "Ve y corrígelo": el Evangelio, con sus mandatos y sus consejos, nos advierte continuamente de que la vida es el tiempo de la acción -tempus agendi-, y nos invita a no poner tiempo por medio (ese tiempo que concedemos a nuestra pereza y a nuestro egoísmo) entre la idea serenamente madurada en nuestro juicio y nuestro propósito, y la acción que ha de cumplirla.

No se trata de un problema personal

Puede suceder que ese precepto de Cristo, a alguno, le suene a ofensa, por esa exquisita y a veces excesiva sensibilidad hacia la libertad y hacia la dignidad de nuestros semejantes que el espíritu de la época ha contribuido a formar en las conciencias de los cristianos. Pues, efectivamente, el Señor, al instruirnos sobre el deber de la corrección fraterna, nos manda corregir, o sea decir cara a cara a una persona algo que viene haciendo y que no está bien hacer. Y decírselo no como quien, teniendo que cumplir un encargo desagradable, se escuda graciosamente tras la amable expresión de que ambasciator non porta pena, y con toda su actitud pide excusa y comprensión, y casi compasion; sino con sentido de personal responsabilidad asumiendo como propias todas las responsabilidades y también todas las contrariedades que de la corrección puedan derivar para sí y para el otro. Ya por esta simple consideración podemos darnos cuenta de que el cumplimiento de tal precepto evangélico supera en mucho lo que es el plano del espíritu del mundo, de las convenciones sociales y de la misma amistad que esté fundada sobre criterios exclusivamente humanos.

Y es obvio que no se trata -porque entonces no habríamos superado ese plano, sino que estaríamos precisamente por debajo de él- de agredir a alguien con malas palabras y con peores modales, porque, pongamos, por ejemplo, haya hecho o dicho algo que nos ha molestado, o simplemente haya lesionado lo que nosotros llamamos "nuestros intereses", esos intereses enmascarados otras veces bajo la ambiciosa expresión de nuestro "buen nombre". No se trata de esto, evidentemente: obrar así no es practicar el deber evangélico de la correcclón fraterna, sino alentar las querellas del amor propio, autorizar el espíritu de venganza, y faltar por lo general, más o menos gravemente, a la caridad.

El miedo a no contristar 

Quien vive con espíritu cristiano el precepto de la corrección fraterna, no piensa en aquel momento en sí mismo, sino en el otro que se ha convertido para él, por eso mismo, en hermano. En ese momento, no tiene presentes sus intereses personales o su buen nombre, sino los verdaderos intereses y el buen nombre del otro. En aquel instante, ha dejado, ciertamente, a un lado muchas cosas, pero ante todo su amor propio. Ha dejado de pensar en sí para estar totalmente absorbido por la preocupacion del otro y por la del camino que el otro ha de recorrer hasta unirse con el Señor. Si nos fuese dado ver el alma de aquel que, siguiendo la palabra de Cristo, cumple el deber de la corrección fraterna, quedaríamos conquistados por la grandeza y por la armonía de los sentimientos que en aquel momento ocupan su corazón, cuando se dispone a satisfacer el dulce mandato de la caridad fraterna. En aquel alma podríamos leer la firme delicadeza de la caridad, la limpia profundidad de una amistad que no retrocede ante un deber que ha de cumplirse, y la fortaleza cristiana, que es sólida virtud cardinal.

El deber de la corrección fraterna nos recuerda que no siempre el miedo de desagradar a los demás es cosa buena. Por desgracia, es grande el número de los que, por no desagradar o por no impresionar a alguien que está viviendo sus últimos días y los últimos momentos de su existencia terrena, le callan su estado real, haciéndole así un mal de incalculables dimensiones. Pero todavía es más elevado el número de los que ven a sus amigos en el error o en el pecado, o a punto de caer en uno o en otro, y permanecen mudos, y no mueven un dedo para evitarles estos males. ¿Concederíamos a quienes de tal modo se portasen con nosotros, el título de amigos? Ciertamente, no. Y, sin embargo, suelen hacerlo para no desagradarnos. "Por no desagradar" se pueden ocasionar así a los amigos -a nuestro próimo- auténticos males; podemos hacernos responsables de graves culpas, a las cuales convendría en muchas ocasiones el nombre de complicidad. Y esto, por no hablar ya del hecho de que, a menudo, cuando nos "dispensamos" de la corrección por creer que los otros -nuestros amigos- se disgustarían al sentirse hacer por nosotros, honrada y delicadamente, una sincera advertencia, formulamos sobre ellos un juicio que ciertamente no les honra, y que, por lo común, no es un juicio cristiano.

La discreción que no debe faltar 

La obligación de la corrección fraterna se ha de cumplir en determinadas formas y circunstancias. El Señor, en efecto, nos manda: "Ve y corrígelo", pero concreta luego que "a solas". Es fascinante este aviso, esta invitación a la delicadeza, al tacto, a la amistad. Trae inmediatamente a nuestra mente muchas virtudes cristianas: ante todo la caridad, que es la que nos mueve a hablar, la virtud que desata o frena las lenguas, según las circunstancias; luego, la prudencia cristiana, que ha sido justamente llamada, con imagen moderna y eficaz, el "consejo de administración de la caridad"; la humildad, que enseña, quizá más que cualquier otra virtud, a encontrar la palabra justa y el modo que no ofende, al recordarnos que también nosotros necesitaremos de muchas advertencias; la fortaleza de ánimo y la honestidad, por las cuales se reconoce al hombre verdadero y al cristiano auténtico. "A solas", he ahí un secreto para el bien, una prueba de amistad sincera, un seguro de fidelidad y de lealtad.

Hablar es una cosa, murmurar otra. Murmurar, es decir, hablar mal de una persona con otros, o contar a otros el mal que, a nuestro juicio, hace una determinada persona, es faltar a la caridad y, a menudo, a la justicia. Pero hacer notar a esa persona el mal que hace, advertir delicadamente a aquel hermano nuestro para que se corrija, es observar el precepto del Señor y cumplir un acto de caridad, ofreciendo una prueba de amistad verdadera y cristiana. Cuando estemos a punto de murmurar de alguien, tratemos, con la gracia de Dios, de contenernos, formulando el propósito de advertir a aquella persona, si es verdaderamente el caso, conforme a los criterios que deben presidir siempre la moralidad de nuestras acciones.

Es necesario a la vez saber escuchar 

Pero al deber de hablar corresponde, naturalmente, la obligación de escuchar. Quien no escucha se priva voluntariamente de esta ayuda, deja caducar un derecho suyo determinado: es decir, el derecho, fundado sobre la caridad, de ser advertido, de ser corregido, de ser, en definitiva, eficazmente ayudado. ¡Qué triste es no escuchar, y ser conocidos de todos como personas a las cuales nada se puede decir, como cristianos -de nombre, tan sólo- que rechazan con soberbia toda ayuda de los demás! El amor propio nos separa, nos distancia de los demás; nos establece en la soledad. Nos reduce a aquella trágica condición, tan tristemente deplorada por las Escrituras: Vae soli, qui cum ceiderit non habet sublevantem se; ¡infeliz del que está solo, porque cuando caiga no encontrará quien lo levante!

He aquí por qué el Señor, después de haber sancionado como obligatoria la corrección fraterna, añade: "Si te escucha, habrás ganado a tu hermano." Pues, en efecto, es muy cierto que del escuchar en estas circunstaneias surge siempre una viva y cristiana amistad, o se consolida y se hace todavía más profunda y auténtica la amistad ya existente. Las advertencias escuchadas, aceptadas y agradecidas son siempre vínculos de unión para toda amistad que se levante al nivel de la amistad cristiana. Ganar y ser ganados de este modo por los demás significa hacer sentir el soplo del espíritu evangélico en nuestras relaciones y en nuestras amistades.

Pregunta para el examen 

Si escuchamos a los demás cuando vengan a nosotros movidos por ese espíritu evangelico, por esa caridad cristiana, ejercitaremos, sobre todo, la virtud de la humildad, pues ninguna otra virtud dispone la mente como ésta para conocer la verdad y el corazón para recibir la paz. Y con la verdad y con la paz nos será más fácil enderezar, con la ayuda de Dios, nuestros senderos, y allanar el camino de nuestra vida moral. De tales disposiciones interiores aflorará muy pronto un sentimiento de viva gratitud hacia aquel hermano nuestro que toma tan a pecho nuestros problemas y la rectitud de nuestra vida; con lo que surgirán nuevos vínculos para una nueva amistad, hecha de leal sinceridad y de gratitud cordial.

Añadamos, pues, a la lista de las preguntas que acostumbremos a dirigirnos a la hora de nuestro cotidiano examen de conciencia, una que nos interrogue sobre el deber de la corrección fraterna. Y pongamos nuestras amistades, para que sean siempre más verdaderas y cristianas, al cobijo de este dulce mandato del Señor.

FELIZ MIÉRCOLES!!!




martes, 15 de agosto de 2017

LAS DOS CORONAS


Las dos coronas 



San Maximiliano Kolbe, desde pequeño, tuvo una gran devoción a la Virgen María. San Luis María Grignon de Monfort afirma: “Cuando el Espíritu Santo encuentra a María en un alma, se siente atraído irresistiblemente hacia ella y en ella hace su morada. A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María”. Una anécdota significativa del P. Kolbe.

Una vez que Maximiliano hizo una travesura, su madre lo reprochó con severidad: “Niño mío, ¡quién sabe lo que será de ti!”. Después, ella no pensó más, pero observó que el hijo había cambiado por completo. A menudo se retiraba ante un altarcito escondido en un rincón y rezaba llorando. Esto la preocupó: “¿Te pasa algo?, le preguntó. ¡Has de contar todo a tu mamita!”. Muy emocionado le dijo: "Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mí. Entonces se me apareció llevando dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería las dos coronas. La blanca significaba la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba... Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció".

Atestigua la madre del P. Kolbe: “El cambio extraordinario en la conducta del niño fue para mí una clara señal de que todo era verdad. Él tenía plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante, indicaba la deseada muerte de mártir”. Este fascinante encuentro de Maximiliano con la Virgen María fue el manantial de su santidad y apostolado. No olvides que los santos son obras maestras de Dios. ¿Por qué no lees una vida por año?

* Enviado por el P. Natalio

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS


Asunción de la Virgen María



La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, se celebra en toda la Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo.

“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 15 AGOSTO, LA ASUNCIÓN DE MARÍA



Los cinco minutos de María
Agosto 15



Coros celestes cantan y alaban a nuestra Señora que sube a los cielos.

La vi tan bella como la aurora, cual sol luciendo en medio del cielo.

La vi tan bella, la vi tan radiante, Reina en el cielo, cerca de Dios.

Virgen María, Reina del cielo, llena de gracia, ruega por mí.

Que por los siglos, Virgen María, todos alaben a nuestro Dios.

María, que nos precediste en la resurrección y en tu gloriosa asunción, que tu Corazón nos señale siempre el camino a la gloria de Dios.


* P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA, 15 AGOSTO 2017


Lecturas de hoy Asunción de la Virgen María
Hoy, martes, 15 de agosto de 2017




Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (11,19a;12,1.3-6a.10ab):

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios.
Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 44,10bc.11-12ab.16

R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir

Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir. R/.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor. R/.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real. R/.



Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,20-27a):

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor




«Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador»



Hoy celebramos la solemnidad de la Asunción de Santa María en cuerpo y alma a los cielos. «Hoy —dice san Bernardo— sube al cielo la Virgen llena de gloria, y colma de gozo a los ciudadanos celestes». Y añadirá estas preciosas palabras: «¡Qué regalo más hermoso envía hoy nuestra tierra al cielo! Con este gesto maravilloso de amistad —que es dar y recibir— se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, lo humilde y lo sublime. El fruto más granado de la tierra está allí, de donde proceden los mejores regalos y los dones de más valor. Encumbrada a las alturas, la Virgen Santa prodigará sus dones a los hombres».

El primer don que te prodiga es la Palabra, que Ella supo guardar con tanta fidelidad en el corazón, y hacerla fructificar desde su profundo silencio acogedor. Con esta Palabra en su espacio interior, engendrando la Vida para los hombres en su vientre, «se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,39-40). La presencia de María expande la alegría: «Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno» (Lc 1,44), exclama Isabel.

Sobre todo, nos hace el don de su alabanza, su misma alegría hecha canto, su Magníficat: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador...» (Lc 1,46-47). ¡Qué regalo más hermoso nos devuelve hoy el cielo con el canto de María, hecho Palabra de Dios! En este canto hallamos los indicios para aprender cómo se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, y llegar a responder como Ella al regalo que nos hace Dios en su Hijo, a través de su Santa Madre: para ser un regalo de Dios para el mundo, y mañana un regalo de nuestra humanidad a Dios, siguiendo el ejemplo de María, que nos precede en esta glorificación a la que estamos destinados.


P. Abad Dom Josep ALEGRE Abad de Santa Mª de Poblet 
(Tarragona, España)

BUENOS DÍAS!!!





lunes, 14 de agosto de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 14 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María 
Agosto 14




María Santísima, desde el momento de la Anunciación, tuvo la resolución profunda, permanente y eficaz de consagrar su vida a la persona y a la obra de su Hijo y cooperar con amor a la salvación de los hombres.

Su voluntad estuvo siempre unida a la de Dios y la llama de su fervor ardía en presencia de Jesucristo, como la llama de un candelabro delante de un sagrario.

Así fue el Corazón de María y así debe ser tu corazón.
Virgen feliz porque creíste que en ti se cumpliría la Palabra de Dios, haz que no desee yo otra cosa que hacer Su voluntad.


* P. Alfonso Milagro

13 DE AGOSTO, HACE 100 AÑOS RAPTARON A PASTORCITOS Y NO VIERON A LA VIRGEN DE FÁTIMA


13 de agosto: Hace 100 años raptaron a pastorcitos y no vieron a la Virgen de Fátima
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa





ROMA, 13 Ago. 17 / 01:59 pm (ACI).- Hace 100 años, el 13 de agosto de 1917, los pastorcitos debían ser testigos de una nueva aparición de la Virgen pero el encuentro no se pudo concretar ya que los tres niños fueron raptados por una autoridad local que intentó a la fuerza que revelaran el secreto que les había confiado la Madre de Dios.

Bajo el pretexto de ayudarlos con un automóvil para que pudieran trasladarse seguros en medio de la multitud, el administrador de Ourem, Arturo de Oliveira Santos, se ofreció a llevarlos para ver al párroco, indicando que el sacerdote quería verlos en Cova de Iría.

En la casa parroquial, el administrador dejó la treta y llevó a los pastorcitos a la Vila Nova de Ourem. Allí trató de comprarlos, los amenazó de muerte y los encerró en una celda con criminales para que revelaran el secreto. Todo esto sin ningún resultado.

A pesar de su corta edad, los videntes no cedieron nunca. Después de las amenazas y artimañas que intentó, Oliveira Santos liberó a los niños el 15 de agosto.

El 13 de agosto se había oído en Cova da Iría un trueno, al que siguió un relámpago, habiendo notado los presentes una pequeña nube blanca que se posó algunos minutos sobre la encina donde se aparecía la Virgen.

Se observó también algunos fenómenos cromáticos. Eran los signos de la aparición de la Virgen que ese día no encontró a los videntes.

La aparición ocurrió 6 días después, el 19 de agosto, alrededor de las 4:00 p.m. en el lugar llamado Valinhos.

Lucía, que estaba con Francisco, presintió algo sobrenatural y llamó a Jacinta, que llegó a tiempo para ver a la Virgen aparecerse sobre una encina un poco más grande que la de Cova da Iría. Allí se dio el siguiente diálogo:

Lucía: ¿Qué quiere Vuestra Merced de mí?

Virgen de Fátima: Quiero que sigan yendo a Cova da Iría el día 13 y que sigan rezando el rosario todos los días. El último mes haré el milagro para que todos crean.

Lucía: ¿Qué desea que hagamos con las ofrendas que deja la gente en Cova da Iría?

Virgen de Fátima: Que hagan dos andas. Una la llevas tú con Jacinta y otras dos niñas vestidas de blanco, y la otra que la lleve Francisco y otros tres niños. Las andas son para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. El dinero que sobre es para ayudar a construir una capilla.

Lucía: Quería pedirle la curación de algunos enfermos.

Virgen de Fátima: Sí, a algunos curaré durante el año (…). Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores, que muchas almas se van al infierno por no haber quién se sacrifique y pida por ellas.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN INMACULADA


Consagración a la Inmaculada, compuesta por S. Maximiliano Kolbe


"OH Inmaculada, reina del cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo....... pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.

A ti, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva,
para cumplir lo que de ti ha sido dicho:

"Ella te aplastará la cabeza" (Gen 3:15), y también:
"Tú has derrotado todas las herejías en el mundo".
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria
en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo,
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.

Donde tú entras oh Inmaculada, obtienes la gracia
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos".

Ayúdame a alabarte, OH Virgen Santa
y dame fuerza contra tus enemigos."



Fuente: www.corazones.org

BUENOS DÍAS!!!




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